El Techo del Mundo: La Ruta de la Seda en Pakistán Norte y Sur. De los Valles del Himalaya, Karakorum e Hindu Kush a 5.000 Años de Arte e Historia a Orillas del Indo
*EXPEDICIÓN CULTURAL, ETNOGRÁFICA Y PAISAJÍSTICA *DISEÑADA Y GUIADA POR MIKEL GONZÁLEZ RUINAS ARQUEOLÓGICAS DE MOHENJO DARO 1980 TAXILA 1980 FUERTE Y JARDINES DE SHALIMAR EN LAHORE 1981 MONUMENTOS HISTÓRICOS DE THATTA 1981 FUERTE DE ROHTAS 1997
Los magníficos paisajes de montañas y glaciares del norte de Pakistán son sin duda los más hermosos de los Himalayas. Sin embargo, pocos viajeros han tenido la oportunidad de admirarlos. Para descubrirlos, proponemos un viaje excepcional que vertebra la famosa Autopista del Karakorum, cuyo trazado sigue el largo camino de los comerciantes que antiguamente conectaban el Catay –China- con Occidente a través de la Ruta de la Seda. De imponentes bosques a puertos desolados, bordearemos gargantas encajadas en pleno corazón de extensiones desérticas, desvelando picos elevados que enfatizan el horizonte con sus moles nevadas. A oasis opulentos y sus arroyos saltarines responden las aguas cristalinas de los lagos que reflejan los picos del techo del mundo. En estos paisajes desproporcionados, los grupos étnicos viven en pueblos asombrosos, aferrados a la pared rocosa o plácidamente diseminados en los valles. Primero exploraremos el país Kalash, al oeste de la Autopista del Karakorum. Luego nos dirigiremos a la parte oriental del norte de Pakistán. Después de haber tomado también la Autopista del Karakorum y recorrer la región de Hunza, parte del circuito tendrá lugar en los grandiosos paisajes dominados por la propia cordillera Karakorum. Y alcanzaremos el Baltistán, no lejos de la frontera china, a menudo llamado "Pequeño Tíbet", lo que dice mucho sobre su interés geográfico y humano, como podremos apreciar durante las paradas en las aldeas. Por su emplazamiento geográfico, el Pakistán actual que ocupa la cuenca del Indo es un extraordinario crisol de encuentros entre civilizaciones. Todo comenzó en Mohenjo-Daro, la ciudad de la enigmática civilización del Indo del Tercer Milenio a.C., testigo de un urbanismo estrictamente planificado muy cercano al mundo mesopotámico. Después vino Taxila, sometida a las influencias persas, helenísticas y de Asia Central, que fue sede de una universidad budista floreciente donde el arte greco-búdico floreció. La llegada del Islam modificó sensiblemente el tablero y jardines, tumbas y mezquitas maridaron felizmente la tradición persa y mogol. Lahore, Multan y Uch son sus brillantes estandartes, mientras que Thatta y Chaujandi testimonian un arte local fecundo. En Pakistán, las corrientes de la mística sufí son subyacentes, y las abordaremos asistiendo a prácticas devocionales realmente emotivas.