1 minute read

Veinte años a catracho por manosear niñas

Cuánta razón tiene un viejo adagio que rezan por ahí: “mal paga el diablo a quien bien le sirve”, y una familia hispana de Georgia es fiel testigo de ello.

El matrimonio que tiene tres pequeñas niñas decidió como un gesto de misericordia albergar en su casa a un “hermanito” recién llegado a su iglesia que estaba atravesando por un muy mal momento en su vida.

Advertisement

Jadiel Leonardo Ríos Pinot, de 40 años, había llegado repentinamente a la congregación y pidió ayuda espiritual para superar sus problemas con el licor.

Confesó que necesitaba de Dios y mucho apoyo moral y espiritual de gente de fe porque estaba pasando por un terrible proceso legal que

¿ESTÁS

“La Policía del condado de Gwinnett recién lo había agarrado manejando sin contar con una licencia de conducir válida y para colmo borracho, por lo cual el Gobierno estadounidense estaba planeando deportarlo a su tierra natal Honduras”.

Mario Guevara

lo había puesto al borde de la depresión.

No era para menos, la Policía del condado de Gwinnett recién lo había agarrado manejando sin contar con una licencia de conducir válida y para colmo borracho, por lo cual el Gobierno estadounidense estaba planeando deportarlo a su tierra natal Honduras.

Fue así como lo conocieron todos los miembros de la iglesia y una familia se compadeció de él. Decidieron recibirlo en su hogar sin cobrarle un solo

Diagnóstico preciso, tratamiento confortable, haremos lo mejor por usted

Examen, radiografías y limpieza regular centavo por ello, puesto que tenían espacio suficiente para darle una habitación. Le consiguieron trabajo y le daban hasta la comida.

Cualquier persona en el lugar de Jadiel se habría sentido agradecido con Dios por haberles puesto en su camino a una familia generosa, pero no fue así.

Al parecer el centroamericano en el fondo no estaba dispuesto a enmendar su vida como se vendió al principio, pues resultó siendo un verdadero ingrato, ya que poco a poco, comenzó a poner sus ojos de manera indecente en las niñas de la casa.

Las dos más pequeñas incluso llegaron a llamarle ‘tío’ pues de tanta convivencia con él, lo veían ya como parte de su familia.

Pero ni siquiera eso le importó a Jadiel pues se les acercaba de manera indecente, tocándole sus partes íntimas, tratando de besarlas de manera inapropiada o incluso obligándolas a tocarlo a él.

Ellas no decían nada, porque en su inocencia, no sabían que se estaba aprovechando.

Un día Jadiel intentó hacerle lo mismo a la más grande, que ya era una adolescente y esta sí hizo ruido. Fue hasta entonces que sus hermanitas expusieron todo lo que durante meses les

This article is from: