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de Carter hacia la presidencia MUNDO

en almirante en algún puesto naval remoto, pero nunca en comandante en jefe.

Fraude Electoral

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Carter buscó un cargo electo por primera vez en 1962, “algo quijotescamente”, recordó. Su oponente demócrata en las primarias del Senado estatal fue un comprador de maní llamado Homer Moore. Pero la verdadera barrera era Joe Hurst, el jefe político de un condado vecino.

El día de las elecciones, Carter y sus aliados atraparon a Hurst presionando a los votantes y descartando las boletas emitidas por Carter. Los resultados del condado de Quitman mostraron a Moore con más votos que los registros registrados en total. Carter cuestionó los resultados con el partido.

Después de peleas en la corte, Carter terminó en la boleta electoral de las elecciones generales y prevaleció. Fue necesaria una disputa posterior en el Senado antes de que finalmente prestara juramento.

La Elecci N De 1966

A Carter no le gustaban mucho las formas de palmadas en la espalda de la legislatura. En 1966, decidió postularse para el Congreso contra un titular de peso pesado, Bo Callaway. Luego, Ernest Vandiver, un exgobernador de Georgia, abandonó la carrera por la gobernación, lo que permitió que Callaway ocupara su lugar contra el archi-segregacionista Lester Maddox.

Con el cambio de Callaway, Carter se dirigía a Washington. Pero al joven senador estatal le molestaba que los georgianos tuvieran que elegir entre Callaway y Maddox. (En esta era, el candidato demócrata estaba virtualmente asegurado un vi de noviembre).

Carter trató de reclutar a un demócrata moderado para competir contra ellos, pero no tuvo éxito. Entonces, recordó, “decidí renunciar a mi asiento asegurado en el Congreso de los Estados Unidos y postularme para gobernador”.

Perdió con Maddox. Pero la decisión fue el comienzo de una campaña de cuatro años que resultó en su victoria como gobernador en 1970.

Sin Grandes Planes

La historia a menudo revela casualidad en la vida de cada presidente. Carter incluso eligió “Punto de inflexión” como título de su libro sobre las elecciones al Senado estatal de 1962 que cambiaron la trayectoria de su carrera. Lyndon Baines Johnson ganó una disputada carrera por el Congreso.

Bill Clinton perdió su primera candidatura a la reelección como un joven gobernador de Arkansas y requirió una victoria de se- guimiento de rehabilitación antes de llegar al escenario nacional una década más tarde en 1992.

George W. Bush ganó por poco las elecciones para gobernador de Texas en 1994, la misma noche que su hermano Jeb perdió la carrera por la gubernatura de Florida como favorito.

El tejano sería presidente seis años después. Floridan Jeb, alguna vez considerado como el mimado político en esa generación de la dinastía Bush, probablemente nunca lo será.

Sin embargo, los Bush eran una familia política de sangre azul ya anclada en el establecimiento nacional. Johnson y Clinton no tenían derechos políticos de nacimiento, pero partieron desde muy jóvenes para llegar al cargo más alto de la nación.

Cuando era un joven congresista, Johnson incluso se autodenominó “LBJ”, inspirado en el apodo de Franklin Delano Roosevelt, “FDR”. Para Carter, la ambición era una fuerza impulsora en general. Pero no estaba singularmente enfocado.

Carter cumpliría sólo un mandato. Sus luchas para controlar la inflación, aliviar la escasez de energía y liberar rápidamente a los rehenes estadounidenses en Irán eclipsaron los logros en el país y en el extranjero.

Firmó una legislación notable sobre el medio ambiente, la educación y la atención de la salud mental, y comenzó la desregulación de industrias clave, incluidas las aerolíneas. En el extranjero, firmó un acuerdo de paz entre Egipto e Israel, normalizó las relaciones con China y negoció tratados para entregar el control del Canal de Panamá.

Carter diría más tarde que nunca se centró en ganar un segundo mandato, para su propio riesgo político, al igual que no tenía un gran diseño para ganar el primero.

Esos cuatro años en la Casa Blanca “fueron el pináculo de mi vida política”, recordó alrededor de su 90 cumpleaños, pero “nunca hubo un camino ordenado o planificado para llegar allí durante mis primeros años de vida”.■

• Alonso González Bañuelas agonzales@mundonow.com

Isabella Castillo regresa en ‘El Señor de los Cielos 8’, en su personaje de Diana Ahumada, donde se reencontrará con Aurelio Casillas, y también con alguien que le moverá el piso.

En esta temporada, el personaje de Isabella Castillo tendrá menos balas y enfrentamientos, y más sensualidad y amor, pues aparecerá un personaje tan oscuro como cautivador que la hará caer en sus redes.

Esta octava temporada marca el regreso de Rafael Amaya en el personaje de Aurelio Casillas, con quien Isabella no grababa desde hacía 4 años.

Ahora la actriz, cantautora, presentadora y modelo cubana-estadounidense habla en exclusiva para MundoNOW sobre su participación en esta nueva temporada.

Cabe recordar que la serie de ‘El Señor de los Cielos 8’ la puedes disfrutar todas las noches por Telemundo en Estados Unidos, y muy pronto por Netflix en el resto del mundo.

¿Cómo ha sido este regreso a El Señor de los Cielos?

“Estoy muy feliz, no solamente yo, sino todo el elenco, le pusimos mucho empeño, mucho amor. En esta octava temporada todos pensábamos que no iba a haber una 8.ª temporada y nos dio mucho gusto reencontrarnos, porque somos como una familia en la vida rea”.

“Y que regresará nada más y nada menos que El Señor de los cielos, fue un sueño hecho realidad tener a Rafa y que estuviera tan bien, tan profesional, tan hermoso por dentro y por fuera, y que el público, que es lo más importante que

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