EDITORIAL 3
Bailando bajo la lluvia
C
on cualquiera que hablemos en estos momentos sobre el futuro más inmediato de sus empresas y del sector obtenemos la misma res-
puesta: “no sabemos qué pasará”. En este sentido, los problemas de la cadena de suministro, el alza de precios de la energía y los fletes de transporte, la inflación disparada, la guerra de Ucrania o el riesgo de una recesión económica mundial añaden los ingredientes suficientes como para que el futuro no esté muy claro. Y cuando hay niebla, lo lógico y normal es moderar la velocidad, algo que ya está pasando y que probablemente se acentuará pasado el verano. En este contexto, la incertidumbre es inevitable y el riesgo de parálisis puede ser fatal. Por eso, como hemos hablado en otras ocasiones, el papel de las empresas ha de ser el de procurar adaptarse a la nueva realidad inestable y cambiante. Con resiliencia y flexibilidad. Seguir haciendo, buscando fórmulas de pensar y actuar alternativas. No vale dejar de salir porque esté lloviendo. Hay que seguir, mojarse y aprender a seguir bailando bajo la lluvia. Haciendo frente a los miedos, unos miedos que han de convertirse en retos que, a su vez, darán lugar a aprendizajes y a éxitos. Todo, menos paralizarse, porque ello puede suponer el fin. En este camino de la incertidumbre y de aprender a mejorar e incluso a disfrutar bajo el chaparrón, existen compañeros de viaje dispuestos a colaborar, convenci-
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los mejores paraguas posible.
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ración empresarial, no hay que olvidar nunca a la innovación como uno de
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dos de que 2+2 puede ser igual a 5. Y, junto al ”chubasquero” de la colabo-