Hace mucho tiempo, cuando los animales hablaban, se reunieron en la profundidad de la selva para elegir al nuevo rey. Por sugerencia de una jirafa se decidieron por nombrar al nuevo monarca por medio de acertijos. Sí, adivinanzas: a quien nadie pudiera adivinar se llevaría la corona. El zorro había dicho: Este es un animal, de tal modo original, que al ponerse cara arriba, ya no se llama igual. Fue el elefante, quien acertó con la respuesta. Es el escarabajo, exclamó con una voz pausada.
Se hizo silencio, porque el elefante inició su intervención con una pequeña fábula del poeta persa Rumi. Algunos hindúes trajeron un elefante para exhibirlo en un cuarto oscuro. Un grupo de personas tocaba y sentía el elefante en la oscuridad y dependiendo de donde lo tocaban, creían qute el elefante era un caño de agua (trompa), un abanico (oreja), un pilar (pata), y un trono (la parte posterior). Esto, explicó el elefante, muestra que aunque tengamos opiniones diferentes podemos vivir en armonía. Por eso, mi propuesta de gobierno es la unión de todos los animales. Los animales convocados asintieron, aunque algunos de soslayo. El elefante iba a decir su adivinanza cuando, a lo lejos, se escuchó un estruendo. Cuando los animales regresaron a mirar lo comprendieron todo. Los dinosaurios habían iniciado su última estampida…