Isabela vive en el campo y es la dueña de una hermosa oveja blanca, tan blanca como el algodón y también es dueña de los colores mágicos del arcoíris, ¡pero ella no lo sabe! Cada mañana se levanta y se pone uno de sus vestidos de colores; lo primero que hace es buscar a su oveja en el redil y juntas van a dar un paseo, de pronto el mundo se transforma, ¡pero ella no lo sabe! Cuando Isabela se pone su vestido rojo, su oveja va cambiando el color de su lana y se convierte en un hermoso coral rojo de mar, juntas se las ve llenas de energía, entusiasmo, listas para iniciar arriesgadas aventuras, jugando sin parar hasta el anochecer.
Cuando Isabela se pone su vestido azul, la oveja se transforma en un ovillo de lana lista para tejer un hermoso abrigo del color del mar, caminan y reciben el viento fresco, disfrutan de un día tranquilo y sereno, luego se acuestan sobre el pasto a mirar el hermoso cielo. Si Isabela se pone su vestido amarillo, el sol sale con todas sus fuerzas y transforma a la pequeña oveja en una mota de algodón dorado que corre por las praderas dejando una estela de luz y de alegría. Es que los vestidos de Isabela tienen magia, ¡pero ella no lo sabe! El vestido verde es el de la primavera, de la frescura y de la vida, es el color preferido de la oveja de Isabela que ahora se ha transformado en un pequeño arbusto que tiene cuatro patas, y el cual camina por las montañas entre los árboles. Cuando ella se pone el vestido anaranjado, su oveja se convierte en una enorme naranja dulce, que siente un deseo inmenso de comer ricas zanahorias y ver los maravillosos atardeceres. Ríen sin motivo, son felices. Su vestido color violeta es el que le da poder sobre su oveja y sobre el mundo, sin que ella se dé cuenta la oveja blanca, blanca, ha tomado ese color. Y su vestido color añil, es el vestido del silencio. Ella y su oveja se esEs que los vestidos de Isabela tienen magia y pueden hacer que el mundo cambie sin que ella se dé cuenta, porque Isabela es la dueña de una oveja que tiene todos los colores del arcoíris, ¡pero ella no lo sabe!