Crónica la 13 siembra su memoria

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La 13 siembra su memoria En La Escombrera, organizaciones sociales y familiares de víctimas de desapariciones forzadas siembran plantas como símbolo de resistencia y memoria.

Bajo el inclemente sol de la mañana del 9 de octubre y mientras los zarpazos de las retroexcavadoras aruñaban la tierra del Polígono Uno en La Escombrera, 180 plantas se sembraron para ser la memoria viva de los desaparecidos en la Comuna 13. Esa mañana al campamento de Mujeres Caminando por la Verdad, un grupo de familiares de víctimas de desapariciones forzadas que custodia desde la distancia la excavación, arribó un pequeño camión repleto de vasijas y macetas con rosas, hortensias, palmas, plantas de ruda, brevos, aves del paraíso y otras especies. A su mando Agroarte, un grupo de muchachos que hace frente a la violencia por medio de la agricultura, el arte y el hip hop. Ellos son los mismos que el año pasado sembraron decenas de personas en la tierra en los jardines del Parque Biblioteca de San Javier, en un performance artístico llamado Cuerpos Gramaticales para conmemorar el aniversario de la Operación Orión, y adornaron con jardines verticales el cementerio de La América, para manifestarse por los hechos de violencia de la comuna 13. Su propósito: hacer de las plantas la memoria viva de las víctimas, como lo expresa El AKA, un rapero elocuente, experto en siembras agrícolas. “De la tierra somos, de ahí venimos, es nuestro polo a tierra. Un pueblo que habla, siembra. Por eso las plantas nacen para decirnos que somos memoria”, dice El AKA mientras explica las bondades medicinales, aromáticas, ornamentales y místicas de las plantas que las mujeres del campamento ahora cultivan.


El campamento Para llegar al Polígono Uno, ubicado en el sector conocido como La Arenera, hay que entrar por el portón de la empresa Agregados San Javier, en la vía que lleva de San Javier a La Loma, en el Occidente de Medellín. Allí desde hace muchos años opera una gran cantera, donde se calculan hay más de cinco millones de toneladas en desechos y escombros. Este vertedero es una montaña árida y desoladora, un paisaje dominado por terrenos irregulares y el paso matutino de volquetas y maquinaria pesada. Según testimonios de habitantes y víctimas del conflicto después de la Operación Orión en 2002, la más grande intervención militar en una zona urbana de Colombia, por estas laderas veían subir a jóvenes con las manos sujetadas a su espalda, arrastrados por hombres armados del Bloque Cacique Nutibara de la AUC, que convirtieron la comuna 13 en teatro de guerra durante estos años. “Las flores y el follaje del jardín le ha dado un nuevo aire al campamento”, manifiesta una de las mujeres, que contempla silenciosa el lugar donde las máquinas remueven 24 mil metros cúbicos de tierra para buscar los desaparecidos. “Es como más fresquito. Y cuando crezcan nos pueden dar más sombra”, menciona. La instalación del campamento – en realidad una carpa y un pequeño ´container´- se logró por las exigencias de las víctimas al Estado, que tardó 13 años para iniciar la búsqueda a pesar de las denuncias de defensores de derechos humanos. Desde el 5 de agosto de 2015, cuando se inició oficialmente la inspección arqueológica, están allí presentes bajo el sol y el agua. “De diez a doce mujeres llegan a diario al campamento. Todos los días preparamos café, hacemos una oración y una reflexión. Hacemos actividades con el apoyo sicosocial donde abordamos temas como la familia, las emociones, el cuidado del cuerpo, la memoria”, señala Luz Elena Galeano, vocera de Mujeres Caminando por la Verdad, organización que desde hace 13 años lucha por “escarbar la verdad y desenterrar la justicia”, como rezan los carteles del campamento. Plantas de memoria Las manos de María Gloria Holguín, madre de Carlos Emilio (29 de noviembre de 2002), recogieron puñados de tierra de abono para depositarlos en una maceta donde sembró una espigada rosa. “Es la planta que más me gusta”, manifiesta con los ojos puestos en la montaña de escombros que tiene al frente. “Es la flor, la siembro en honor a él”, expresa con solemnidad. A su lado María Teresa Gómez, la mamá de Herney (18 de diciembre de 2002), también rinde un homenaje. Con el pincel pinta de verde la maceta “porque me recuerda el amor de mi hijo por el Atlético Nacional”. Amparo Cano escribe el nombre de sus desaparecidos en los recipientes de las plantas. Las nombra Hernando de Jesús Balbín (26 de octubre 2002) y Adonis Balbín (5 marzo de 2006). “Estas flores son para verlas crecer, como la esperanza que tenemos todas nosotras”, señala. Por su parte Luz Elena Galeano, quien está sentada en el piso de arena, ha sembrado una palma. Dibuja una huella en homenaje a Mujeres Caminando por la Verdad. “La siembra significa mucho, porque es hacer memoria a ese ser querido que ya no está con nosotros. Y ver ese día a día con el


cuidado que van creciendo las planticas, es también la esperanza de que sí vamos a encontrar a ese ser querido en este lugar”, dice. Cada una de ellas lleva un recuerdo en su memoria, que plasma en cada una de las plantas. En el campamento nombrar a uno es nombrar a todos los desaparecidos. “No solo estamos luchando por los desaparecidos de la comuna 13. En otros lugares de la ciudad y el país hay enterramientos de personas. Estamos luchando por la verdad, la justicia y las garantías de no repetición, eso quiere decir por todos los desaparecidos de Colombia”, concluye Luz Elena consciente de que la desaparición forzada es uno de los mayores crímenes del país. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica se registran más de 25 mil casos asociados al conflicto armado. Pie de fotos: La inspección arqueológica en La Escombrera, que adelanta la Fiscalía General de la Nación, se da gracias al esfuerzo de las organizaciones sociales y al compromiso de la Alcaldía de Medellín por desenterrar la verdad y esclarecer los hechos de la comuna 13. Al proceso de búsqueda y exhumación, se integran la atención psicosocial al grupo de mujeres del campamento, por parte de un grupo de sicólogos. Y las acciones de memoria, que hace parte del componente de memoria histórica, apoyado por el Museo Casa de la Memoria.




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