LA CHANCA
Un barrio en imรกgenes
LA CHANCA
Un barrio en imágenes JUAN MANUEL MARTÍN ROBLES Comisario de la exposición
Milenario barrio citado por vez primera en la literatura almeriense en
1699, cuando Pascual y Orbaneja, en Vida de san Indalecio y Almería ilustrada, hiciese inventario de las ermitas de devoción entonces existentes en la ciudad y refiriese la de san Roque, localizada «en la situación que llaman la Chanca, a la entrada de la Judería», La Chanca se convirtió a lo largo del siglo XX en un espacio de especial atracción para artistas, fotógrafos y escritores. Un lugar que inspiraría imágenes y descripciones –realistas, edulcoradas o cercanas a lo mítico– que, como si de un poso cultural inalterable se tratase, han permanecido en el tiempo, al igual que el poder persuasivo del barrio, en el imaginario colectivo. Complejo entramado urbano y social situado por José Ángel Valente al otro lado de la frontera “no visible” que alejaba al barrio «de la Almería del enriquecimiento o la abundancia» [El País, 1996]; «periferia productiva», en palabras de Lorenzo Cara, cuyo nombre es sinónimo de los vínculos de sus habitantes con el mar y sus actividades –como en 1935 recordaba Castro Guisasola en La Independencia–; y sobre el cual Goytisolo llamase la atención, destacando los distintos posicionamientos que ante el barrio se podían adoptar, al señalar que su belleza y miseria «han atraído siempre la mirada ya puramente estética, ya compasiva o indignada del contemplador» [El País, 2015], si bien desde la última década del siglo XIX contamos con testimonios fotográficos de La Chanca –como las vistas que hacia 1890 capturase J. E. Puig o las imágenes reproducidas en publicaciones como La Ilustración (1890) o Panorama Nacional (1896)–, no sería hasta la década de 1930 cuando el barrio, con su singular estructura urbana y arquitectura –fruto de las condiciones orográficas del barrio, el desarrollo histórico-social del mismo y el orgulloso sentimiento de pertenencia de sus habitantes–, comenzó a ser objeto de atención real por parte de los artistas.
Un hecho en torno al cual se ha debatido en diferentes ocasiones, especialmente en el ámbito local, con el objeto de dilucidar quién fue el primer artista que “subió” al barrio para convertir aquel inexplorado paisaje urbano en motivo de atención estética. Una cuestión sobre la cual ofrecen luz las entrevistas que, mediados los años setenta del pasado siglo, realizase Fausto Romero-Miura a los indalianos. Aquel grupo de pintores almerienses que en 1947 llevaron por primera vez al Museo Nacional de Arte Moderno de Madrid el paisaje luminoso, cubista y a la par costumbrista –a pesar de su modernidad– de La Chanca. Unas entrevistas en las que se deja entrever que los primeros pintores que se adentraron en el barrio para captar aquel horizonte esencial y colorista fueron José Gómez Abad, quien pintase chancas durante su etapa como «pintor de domingos y días de fiesta», antes del inicio de la Guerra Civil española (1936-1939); Miguel Rueda, quien tras la Guerra coincidió allí pintando con Gómez Abad; y Jesús de Perceval, de quien, opiniones al margen, existe constancia gráfica de chancas firmadas en 1937. Sea como fuese, lo cierto es que ya en la década de 1930, y especialmente tras la irrupción de lo indaliano en el panorama artístico de los cuarenta, La Chanca se convirtió, por su singularidad y novedad, en uno de esos espacios referenciales al que pintores, fotógrafos, escritores y cronistas se acercaron una y otra vez hasta convertirla en parte fundamental de su producción artística, como queda manifiesto en las obras de Perceval, Cantón Checa, Miguel Martínez y Pérez Siquier aquí compiladas, y unos textos entre los que destacará, especialmente, el descarnado realismo social de Goytisolo. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA GOYTISOLO, Juan. «Luces y sombras de La Chanca». El País, 23/04/2015 | PASCUAL Y ORBANEJA, Gabriel. Vida de san Indalecio y Almería ilustrada en su antigüedad, origen y grandeza (Almería, 1699) | TAPIA GARRIDO, José Ángel. Almería piedra a piedra. Biografía de la ciudad (Almería, 1970) | VALENTE, José Ángel. «Almería, La Chanca y la memoria». El País, 15/05/1996 | CARA BARRIONUEVO, Lorenzo. La Chanca, una aproximación histórica (Almería, 2008) | TORRES LÓPEZ, Ramón de. «Plan Especial de Reforma Interior de La Chanca». Informes de la Construcción, 475 (2001) | ROMERO-MIURA GIMÉNEZ, Fausto. Los indalianos (Almería, 2016) | I Exposición homenaje de Madrid a Jesús de Perceval (Madrid, 1986) | Museo Nacional de Arte Moderno. Exposición de los pintores indalianos (Almería, 1947).
LA CHANCA
Imagenes literarias (selección de textos)
La rambla [de La Chanca], gloriosamente resplandeciente de sol,
sin demasiado polvo, pues está tan seca que piedras, arenas e inmundicias se cubren de una costra pétrea surcada de cuadradas torres de rojizo adobe y de fragmentos de muralla desmochada, restos decrépitos de un Islam que fue espléndido. A la derecha, un cerro de pendiente rápida que prolonga orgullosamente la masa de la Alcazaba; a su pie, escalonadas, diez o doce filas de casas de una sola planta, ventanas enrejadas, tejado plano, aglomeradas como pueblos mineros, construidas en serie con el utilitario propósito de alojar la creciente población, pero que la fantasía andaluza colorea violentamente de azul, rosa, ocre, verde, castaño, gris, etc. A la izquierda, enfrente, el mismo impresionante abigarramiento, pero esta vez además con centenares de cuevas malolientes, que en más de cien metros de desnivel, horadan la marga y la toba. Se pasa entre las aguas sucias por innumerables senderos ante las puertas blanqueadas, por encima de chimeneas, resbalando sobre las basuras. Como en cualquier ciudad mora de África, huele a la vez a cabra, a tomillo, a humo picante, a plantas del monte, a mugre y a hombre. Todo ello en un fascinante desorden de líneas y de tonos. Jean Sermet (1953)
La Chanca es un prodigio. La máquina fotográfica encuentra
el milagro del contraluz en cualquier esquina. Por aquí muchas mañanas viene Perceval con su “rolly” al hombro y su trípode bajo el brazo. También cualquiera de los artistas indalianos, que han bebido en estas fuentes de espléndido color, han enraizado aquí sus más populares y definitivas creaciones.
Pueblo (Madrid), 26/10/1961
El barrio de La Chanca se agazapa a sus pies [de la Alcazaba], luminoso y blanco, como una invención de los sentidos. En lo hondo de la hoya las casucas parecen un juego de dados, arrojado allí caprichosamente. La violencia geológica, la desnudez del paisaje son sobrecogedoras. Diminutas, rectangulares, las chozas trepan por la pendiente y se engastan en la geografía quebrada del monte, talladas como carbunclos. Juan Goytisolo (La Chanca, 1962)
Desde la orilla de la mar, desde el lecho mismo de la rambla, convertida en la avenida más bonita de la ciudad, arrancan las calles en ordenadas hileras de casas humildes; pronto comienzan a torcerse, adaptándose al terrerno para acabar desflecándose en grupos sueltos, en casas aisladas, por las barrancas y los cerrillos desprendidos de la sierra, hasta alcanzar las cornisas más altas y festonearlas de cuevas. Parece el lienzo de revuelto de un pintor loco, que hubiera mezclado miles de cubos de quebradas esquinas con los colores más vivos de su imaginación. Jose Ángel Tapia (Almería piedra a piedra, 1970)
La Chanca es una lección de forma, de volúmenes. Nada más. De volúmenes coloreados sobre un plano ocre, dispuestos a la manera de un ajedrezado de colores; de volúmenes que, al recibir la luz del sol, proyectan una serie de sombras que permiten al pintor estudiar las formas; es como un modelo vivo, un modelo que se mueve con la luz del sol y un modelo, además, con una coloración maravillosa: sobre ese fondo dorado del monte, todos esos planos, esos cubos. La Chanca es una lección de pintura que nos hace comprender la enorme importancia de la aportación de Picasso a la Pintura, la enorme importancia del Cubismo. Ahora bien, el pintor no puede ver sólo este factor externo, epidérmico de La Chanca, pues muchas veces La Chanca tiene unas puertas oscuras, de miedo, de terror, de hueco, por las que parece que se va a colar la muerte. Tal vez sea La Chanca un sepulcro blanqueado, eso de blanco por fuera y lleno de carroña por dentro […] Pero a pesar de todo es de una belleza inmensa. Jesús de Perceval (circa 1973)
En aquellos años, La Chanca era un reclamo de turistas y pinto-
res incipientes, pero para mí, como fotógrafo, consideré el barrio como algo excepcional, auténtico, de personas humildes de oficios varios, pequeños artesanos, gitanos honorables, que mantenían su honor […] yo lo que quería era una introspección de sus vidas cotidianas, no como denuncia de sus continuadas carencias sino de su dignidad a la hora de enfrentarse a eso, de la alegría de los niños y del primor de sus madres, de la artesanal arquitectura de sus casas. Carlos Pérez Siquier (2007)
C A T Á L O G O D E O B R A S
JESÚS DE PERCEVAL (Almería, 1915 – 1985) LA CHANCA, ALMERÍA (1947) Óleo sobre tabla 104,5x74,5 cm Col. Pérez Martínez Cuadro presentado por Perceval en la exposición indaliana de 1947 en el Museo Nacional de Arte Moderno de Madrid.
JESÚS DE PERCEVAL (Almería, 1915 – 1985) LA CHANCA, ALMERÍA (circa 1956) Fotografía b/n Col. Museo Ibáñez, Olula del Río (Almería) Fotografía que fue portada del número 4 de la revista AFAL
JESÚS DE PERCEVAL (Almería, 1915 – 1985) NIÑA DE LA CHANCA (circa 1956) Fotografía b/n Col. Museo Ibáñez, Olula del Río (Almería)
MIGUEL CANTÓN CHECA (Almería, 1928 – 2004) LA CHANCA, ALMERÍA (circa 1970) Óleo sobre tabla. 46,5x39 cm Legado Bartolomé Marín (Museo Ibáñez)
MIGUEL CANTÓN CHECA (Almería, 1928 – 2004) LA CHANCA, ALMERÍA (1950) Óleo sobre tabla | 46,5x56 cm Col. Aranda Ibáñez
CARLOS PÉREZ SIQUIER (Almería, 1930) LA CHANCA, ALMERÍA (1959) Fotografía b/n Col. Museo Ibáñez, Olula del Río (Almería)
CARLOS PÉREZ SIQUIER (Almería, 1930) LA CHANCA, ALMERÍA (1960) Fotografía b/n Col. Museo Ibáñez, Olula del Río (Almería)
MIGUEL MARTÍNEZ (Almería, 1920 – 2003) CASAS DE LA CHANCA, ALMERÍA (circa 1980) Óleo sobre tabla | 24x30 cm. Col. Martín Moreno
MIGUEL MARTÍNEZ (Almería, 1920 – 2003) LA CHANCA, ALMERÍA (circa 1980) Óleo sobre tabla | 115x80 cm. Col. Francisco Salmerón
Editan: Ayuntamiento de Almería | Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Colabora: Diputación Provincial de Almería Texto y selección de textos: © Juan Manuel Martín Robles Dirección de Arte: Juan Manuel Martín Robles Diseño y maquetación: © Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Impresión digital: Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Depósito Legal: AL 3056-2019