Esta muestra del Maestro Pedro Figari, que hoy se inaugura, es uno de los más altos homenajes a la rica cultura rioplatense. La cultura comprende, tanto las formas de producción de una determinada época, como los modismos del lenguaje y las costumbres sociales. Cultura es eso que recibimos y continuamos creando, eso que legamos a las generaciones venideras. Es memoria, pero también es porvenir. Tan importante es tomar conciencia de ello que, a Jean Monnet, uno de los padres fundadores de la actual Unión Europea, se le atribuye la famosa frase «si volviera a comenzar, empezaría por la cultura», y no por la economía ni por las fronteras. Es un concepto realmente fuerte, pero muy real y vigente. Las fronteras no son solo líneas que separan, sino también puentes de unión entre los pueblos. Es este el caso de Uruguay y Argentina, países hermanos con un pasado en común, similar origen e identidad, con grandes personajes que a lo largo de la historia han vivido en ambas márgenes del Plata, tejiendo leyendas y aunando tradiciones. Que comparten su cultura al punto de que se desdibujan las sutiles diferencias que se puedan encontrar. Como expresó Jorge Luis Borges en su «Milonga para los Orientales»: «…Milonga para que el tiempo vaya borrando fronteras; por algo tienen los mismos colores las dos banderas». Explicar en estas breves líneas la figura de Pedro Figari no es tarea fácil. Hombre multifacético que supo desempeñarse como abogado, periodista, diplomático, escritor, pintor, nació y vivió en Uruguay durante muchos años, pero fue en Argentina donde también se dedicó de lleno a lo que hoy nos convoca, la pintura. Su obra, donde predomina el color y la falta de líneas, habla de episodios de la vida común, de gente común. Escenarios que podían encontrarse en el Montevideo y en el campo uruguayo de fines del siglo XIX y principios del siguiente, pero que fueron pintados y cautivaron al público de toda Latinoamérica. Que hoy, casi un siglo después de que fijara residencia en Buenos Aires, se esté llevando adelante esta gran muestra, es un acontecimiento histórico. No solo por el honor de que el anfitrión sea el Museo Nacional de Bellas Artes, sino por el enorme trabajo que ambos países realizaron, trabajando coordinadamente para que esto fuera posible. A sus autoridades, a las del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay y al curador de la muestra, Pablo Thiago Rocca, nuestro más sentido agradecimiento. Es así que aplaudo la realización de esta exposición, de gran importancia, no solo para el Uruguay o para la Embajada de Uruguay en Argentina, sino para ambos países, sus instituciones y poblaciones, por constituirse en un ejemplo de auténtica integración a partir de la cultura. Dr. Héctor Lescano Fraschini Embajador de la República Oriental del Uruguay en la República Argentina
8