Museos.VE #02

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número 2. año 1. Septiembre de 2011 Edita: Sistema Nacional de Museos de Venezuela contacto: Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio www.museos.iartes.gob.ve sistnac.museos@iartes.gob.ve sistemanac.museos@gmail.com

Coordinación General: Rebeca Guerra y Nany Goncalves.

Comité Editorial: Rebeca Guerra, Nany Goncalves y Vivian Rivas / Diseño: Maryury Rojas / Corrección: Rebeca Guerra y Nany Goncalves Colaboraron en este número: Mónica Santander, Teresa Quilez, Emirto Alonzo, Lishay Vargas, Katherine Chacón, Gabriel Bracho B.

Fotografías: David Fuenmayor, Mónica Santander, Rebeca Guerra, Carmen Ángel, Museo de Arte Coro, Archivo Sistema Nacional de Museos Agradecimientos: Antonio García, Museo de Arte Coro, Museo Comunitario Monseñor Jáuregui Moreno Versión Digital: www.museos.iartes.gob.ve Depósito Legal: ppi20112DC3881 ISSN: en trámite


PRESENTACIÓN La dimensión social que el museo ha adquirido a lo largo del tiempo se ha visto reafirmada en la contemporaneidad por modelos de gestión patrimonial basados en valores democráticos y en procesos participativos en los que la comunidad posee un rol activo. Son parte fundamental de estos procesos la organización y el consenso colectivo; el proyecto común, autónomo y sostenible; el fortalecimiento de la cultura y la identidad en el reconocimiento de lo propio y lo diverso; y la generación espontánea de espacios para el diálogo y el encuentro. Estos espacios constituyen en sí mismos lugares experimentales en los que se gestan nuevos modelos de gestión patrimonial. El segundo número de la Revista Museos.ve reúne algunos ejemplos que pueden ser considerados representativos de la nueva institucionalidad museística como lo son el proceso exitoso de consolidación de museos comunitarios en Venezuela, la iniciativa de un artista y su familia para crear una Casa-Museo, o los programas educativos que nacen de la inquietud de la propia comunidad.


E comuse o de la cer谩 m ica chorot ega, Cost a R ica

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A

PROXIMACIONES Y PUNTES al movimiento de museos comunitarios EN VENEZUELA

M贸n i ca Sa n t a n d er Fotog ra f 铆as:M贸n ica Sa nt a nder


5 Un modelo de gestión patrimonial de carácter democrático y participativo, constituido sobre una sólida y auténtica base social, es el de los Museos Comunitarios. El Movimiento de museos comunitarios, es un proyecto compartido durante décadas por comunidades organizadas de Venezuela y América Latina, en un proceso común, sostenible, de largo plazo, con un objetivo medular: el beneficio de la comunidad.

Asa mblea i nt er naciona l de la Re d de Museo Comu n it a r ios de las A mér icas 2 010, Cost a R ica

En comunidad, entendida cómo conjunto orgánico de sujetos que comparten un origen, una historia, una memoria y una perspectiva, es políticamente posible la suma de lo diverso, sobre la base del consenso, principio que hace posible la participación de todos a partir del respeto mutuo y por un fin común. Es así cómo surge un Museo Comunitario, no legitimado desde lo externo o desde lo otro que concibe a la comunidad cómo el objeto, sino a lo interno de ese conjunto de sujetos, desde su autonomía. Pero ¿qué es un Museo Comunitario? Es un proceso colectivo en el cual un conjunto social se reconoce y se reafirma en sus rasgos culturales, sus creencias, su sistema de valores, sus tradiciones; reconstruye su pasado con una perspectiva que lo impulsa hacia el futuro, preservando y retransmitiendo su identidad. Conocemos diversidad de visiones, posturas, intereses o intentos de aproximación (técnica, teórica, política, gubernamental, académica o institucional) a la noción de Museo Comunitario. Sin embargo, el Museo Comunitario representa otra forma de ejercer el poder, desde la base, por la base y para la base; y es en la interacción con esta diversidad de posiciones que políticamente pueden construir alianzas, dónde la comunidad se ve fortalecida cómo entidad autónoma.

“El museo comunitario nace de la iniciativa de un colectivo, no para exhibir la realidad del otro sino para defender lo propio. En el museo comunitario las personas inventan una forma de contar sus historias, y de esta manera participan definiendo su propia identidad en vez de consumir identidades impuestas. Crean nuevo conocimiento en vez de conformarse… a la interpretación dominante de la historia nacional, que siempre los excluye y borra del registro... Así, el museo comunitario no responde a decisiones de autoridades centrales, ni en su contenido ni en su operación. Se vincula a las instancias de gobierno local que representan más directamente a la comunidad, pero no depende de instituciones estatales o federales. El grupo que dirige el museo es una instancia organizada de la comunidad… A través del tiempo permite generar habilidades, experiencia y recursos sociales que fortalecen la capacidad para la autonomía. La forma en la que construye fuerzas es en relaciones horizontales, al interior de la comunidad y hacia fuera de ella también.” Teresa Morales Lersch y Cuauhtémoc Camarena Ocampo, Centro INAH Oaxaca Ponencia “El concepto del museo comunitario: ¿Historia viviente o memoria para transformar la historia?” (“Construyendo el Museo Comunitario, Encuentro de Comunidades y Experiencias de Gestión Cultural, Museo Jacobo Borges. Caracas, Noviembre 2007)


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Muse o Comu n it a r io de L a Vela, Est ado Fa lcón

MUSEOS comunitarios en América Latina MUSEOS comunitarios en Venezuela

Ta l ler de Museo Comu n it a r io en Playa Verde, Est ado Va rgas

En América Latina la primera experiencia de Museos Comunitarios se da en México, desarrollada desde los años ochenta por comunidades indígenas de Oaxaca con asesoría de Cuauhtemoc Camarena y Teresa Morales, antropólogos del INAH. Transcurridas más de dos décadas, otras experienciasde Museos Comunitarios han tenido lugar en el continente, entre estas las de Guatemala, Venezuela, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Panamá, Bolivia, Chile, Colombia y Brasil, respaldadas en lo que hoy se conoce como la Red de Museos Comunitarios de las Américas, una red de mutuo apoyo integrada por organizaciones autónomas, de sólida base comunitaria, que han asumido la creación de sus museos comunitarios, sobre procesos democráticos, sostenibles, y en defensa de su cultura e identidad.

En 1997 Venezuela emprende la senda de los Museos Comunitarios. Inspirados en la experiencia de México, un colectivo local con fuerte presencia y arraigo tradicional y familiar, acompañado por la Universidad de los Andes, el Museo de Arte Popular Salvador Valero y asesorado por los Museos Comunitarios de Oaxaca y el INAH, crea el Museo Comunitario de las Tradiciones Monseñor Jáuregui, en la población de Niquitao, estado Trujillo.


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Asa mblea i nt er naciona l de la Re d de Museo Comu n it a r ios de las A mér icas 2 010, Cost a R ica

Esta experiencia emblemática para el país alcanza en la actualidad su consolidación. Durante toda su trayectoria el museo ha mantenido una estre-

cha vinculación con la Red de Museos Comunitarios de las Américas a través de la Sra. Rosa Pérez de Pujol, representante ante la Secretaría del

La experiencia más reciente de consolidación exitosa de un Museo Comunitario es la ocurrida en La Vela, Estado Falcón. Sobre una auténtica base social, pobladores locales y cultores populares asumieron la gestión de su patrimonio simbólico, material e histórico con asesoría metodológica y operativa de María Blanca Kamel, venezolana, habitante del pueblo y facilitadora del proceso, quien recibió capacitación de la Red de Museos Comunitarios de las Américas. La nueva institucionalidad museística venezolana propone la consolidación de lo que Luís Galindo, Antropólogo, Investigador y Director del Museo Nacional de las Culturas,

Consejo Coordinador, actualmente el museo se prepara para inaugurar su sede propia con el apoyo de diversos organismos locales y nacionales,

entre éstos el Museo Nacional de las Culturas, que ha brindado orientaciones técnicas y materiales para el diseño de sus salas de exposición.

ha definido cómo “nuevos museos del “Estado-Comunidad” venezolano”, cuya visión sostiene y describe en dos grandes retos: 1) lograr impulsar nuevas instituciones culturales capaces de incentivar en las grandes mayorías, la preocupación por erigir una sociedad nueva, justa y solidaria; y 2) fundar dentro de un marco compartido de saberes, nuevas relaciones entre el Estado y las comunidades que garanticen a la colectividad su participación, incorporación y liderazgo en las decisiones conceptuales y programáticas para la creación de espacios culturales y museos de nuevo tipo.

Luis Adrián Galindo C. Museo Nacional de la Diversidad Cultural. Ponencia: Los retos de un museo de nuevo tipo en Venezuela. (“Construyendo el Museo Comunitario, Encuentro de Comunidades y Experiencias de Gestión Cultural”, Museo Jacobo Borges. Caracas, Noviembre 2007)


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Casa Museo GABRIEL BRACHO El museo funciona en la casa del pintor, muralista y vitralista Gabriel Bracho (1915-1995), sitio de su nacimiento y donde pasó los primeros años de su juventud. Reconocido con el Premio Nacional de Artes Plásticas, Bracho fue

G a b r i el Br a cho B.

uno de los artistas venezolanos más comprometido con la idea de un arte social, seguidor de las proposiciones del muralismo mexicano y en particular de la experiencia de David Alfaro Siqueiros a quien conoció en Chile en 1940.


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L os P uer tos y el Pet r贸leo, Mu ra l de 10 0 m 2 ubicado en el pat io cent ra l de la casa Fotog ra f 铆as:David Fuen mayor


10 El museo abrió sus puertas al público en 1977, luego de que por iniciativa del artista y sus familiares la casa fuera rescatada de las ruinas y reconstruida para albergar sus obras. En sus espacios se conservan pinturas, fotografías del artista, muebles y otros objetos, placas de reconocimiento, así como obras de otros pintores amigos y seguidores.

La colección está conformada por obras de arte latinoamericano y obras del Maestro Gabriel Bracho, entre las que destacan Los Puertos y el Petróleo, un mural de 100 Mts2 ubicado en el patio central, reflejo de la historia regional, personajes, fiestas de la localidad y los cambios que produjo la llegada del petróleo a un pueblo agrícola y pesquero.

El museo se encuentra situado en una de las calles coloniales de Los Puertos de Altagracia, Municipio Miranda del Estado Zulia; cuenta con salas de exposición, sala audiovisual y espacios comunes que son utilizados por la comunidad.

3:0

lles 7 y 8, 2 entre ca : Avenida ertos de Altagracia Dirección u Los P ) 321.15.36 0058 (266 cantv.net s: o n fo lé @ Te rielbracho 0m museogab es: 9 :00 am - 12 :3 pm rn e vi a - 1:00 s te am 0 ar :0 M 9 : s: o o Horari doming . Sábado y 0 - 5:00 pm


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APERTURA

MUSEO COMUNITARIO Monseñor Jáuregui Moreno: SIGNADO POR LA ORGANIZACIÓN POPULAR Teres a Qu i l ez

Fotog ra f ías: Ca r men Á ngel - Reb e ca Guer ra


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Bajo sólidos preceptos de identidad y memoria, expresados por el esfuerzo conjunto de la comunidad de Niquitao por rescatar la historia local y cultural, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la Gobernación del estado Trujillo y la Alcaldía de Boconó inauguró el 13 de agosto el Museo Comunitario Monseñor Jáuregui Moreno, en la mencionada región andina. “Lo que está exhibido y representado allí son hilos profundos del alma y la manera de ser de las y los niquitaenses”, así se expresó Pedro Calzadilla, titular del despacho cultural, en ocasión al acto inaugural de esta institución, en el cual también estuvieron presentes otras autoridades regionales como Hugo Cabezas, gobernador del estado Trujillo y representantes de 10 museos comunitarios de todo el país. Así mismo la oportunidad fue propicia para que Calzadilla enfatizara en el perfil de estos museos signados por la organización popular, los cuales a su juicio apuntan hacia un modelo de cultura que impera en las estrategias del Gobierno Bolivariano. “Nosotros consideramos importante esta clase de iniciativas partiendo que un museo de este tipo es un espacio que nace y se sostiene desde la base”. Todo un acucioso y delicado proceso que implicó 17 años de recolección de objetos de la vida cotidiana,

la realización de talleres de museología e investigación, entre otras aristas traduce la organización popular de los niquitaenses para ver cristalizado hoy en día este museo, que ofrece al visitante todo el esplendor cultural de este pueblo andino. En ese sentido, los valores ancestrales, históricos y culturales de este pueblo de Los Andes venezolanos pueden ser apreciados a través de diversas estaciones como “Pulperías del pueblo”, “La maqueta de Niquitao”, “Poblaciones originarias”, “El globero del pueblo”, “El cuentacuentos de Niquitao”, “Búsqueda del niño”, “Lucinda la muñequera”, “El violinista de Niquitao”, entre otras. La colección permanente de este recinto cultural, deleitará al público inmersa en un recorrido donde se podrá explorar por pasajes como los primeros habitantes de Niquitao, pueblos indígenas originarios; la vida y obra de personas reconocidas por la comunidad; fiestas y tradiciones populares, entre otros. El museo comunitario de los niquitaenses, rinde tributo al nombre de Monseñor Jáuregui Moreno, gran humanista, histórico, educador y querido por toda Venezuela en especial por Trujillo y Táchira, considerado emblemático en la integración andina en el tiempo histórico del gran estado de Los Andes.


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PROGRAMA

“Encuentro de los adultos y adultas mayores con el arte y la cultura”

Em i r t o Al on zo / Li sh ay Va r ga s Fotog ra f ías: A rch ivo Muse o de A r t e Coro


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El programa se inició el 15 de Abril de 2005, gracias a la inquietud de un grupo de profesionales de la gerontología. El objetivo era crear un espacio para el encuentro de los adultos y adultas mayores del Estado Falcón con el arte y la cultura, lo cual fue posible con el apoyo de la Fundación Regional de Atención Integral al Anciano del Estado Falcón (FRAINF) y del Museo de Arte Coro. Las actividades iniciales consistieron en visitas guiadas y la proyección de videos, éstas estaban dirigidas en un primer momento a 60 círculos, 8 centros de modalidad de atención abierta y 4 residencias de modalidad de atención cerrada, teniendo una cobertura de 25 círculos, con un promedio de 50 personas cada uno, pertenecientes al municipio Miranda. Posteriormente se realizó una evaluación al programa encontrando un aumento en la demanda de participación de los adultos y adultas mayores, aunada a la necesidad de sumar otras actividades a las que hasta ese momento se venían realizando.

Con esta finalidad se proyectaron las actividades a nivel de la red de museos de Estado Falcón, dando inicio también a diversos talleres de artes manuales, pintura, bisutería, foami, cerámica, trabajo con masa flexible, dibujo y artesanía, entre otros. Así mismo se ofrecieron actividades vinculadas a las artes escénicas, tales como danza, teatro, música y baile; actividades de carácter socio-recreativo y cultural; talleres para elaboración de alimentos como pasapalos y talleres para el manejo de tecnologías y comunicación (TIC). El programa fue creciendo en la medida en que se organizaron y crearon nuevas instituciones gerontológicas en el estado. Es importante resaltar el incremento en 80 círculos, 15 centros de atención gerontológicas abierta y 5 centros de atención gerontológica cerrada, lo cual dio lugar a la necesidad de realizar más actividades que permitieran dar respuesta a la demanda de participación de esta población de personas mayores organizadas en todo el Estado Falcón, distribuidas en los 25 municipios.


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EL PAPEL DE LOS museos EN LAS sociedades Ka t her ine Ch a c贸n Fotog ra f 铆as: A rch ivo Sist ema Naciona l de Museos

Museo de Ciencias Nat u ra les. Ca racas, Venez uela


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Cent ro de A r t e Lía Ber múdez, Ma raca ibo

Como centros que actualizan relatos legitimadores de lo artístico y lo cultural, los museos no han escapado del mega-revisionismo que impregna la cultura contemporánea. Desde mediados del siglo XX han sido notorias las voces que indagan en la función del museo en la sociedad y señalan la necesidad de su renovación. El cada vez más palpable fenómeno de “musealización” de la vida y la cultura no hace sino apuntar hacia una revisión de lo propiamente museístico, entendido como un ámbito que traspasa las paredes del museo, para expandirse, pero también para permitir que lo exterior lo

Casa de la Capit u lación, Ma raca ibo

impregne. Concebidos en un principio como colecciones privadas, los museos nacieron del seno de las sociedades monárquicas, de las manos de una aristocracia que imponía, preservaba y legitimaba objetos seleccionados según sus ideales de buen gusto. Los primeros museos públicos y modernos surgen en el marco de la Revolución Francesa bajo esta premisa. Habiendo sido creados como espacios para la contemplación, eran formados en torno a colecciones preestablecidas, y en las que no se ponía en tela de juicio la naturaleza del objeto coleccionado. Poco a poco se fue toman-

do conciencia sobre la necesidad de educar y hacer partícipe más directamente al público de la experiencia museística, dado que en el contexto de revisión, se hizo evidente el tremendo poder legitimador que el discurso del museo tenía en las diversas audiencias y en el fortalecimiento de ciertas estructuras culturales, también asociadas al millonario mercado del arte. Nuestro continente no escapó de esto. Los primeros museos surgidos en Latinoamérica, siguieron el modelo de los museos europeos, en un afán de emulación de los “adelantos” culturales propios del “progreso” del

Museo Ra fael Urd a net a, Ma raca ibo

llamado primer mundo. Se concretaba así (en cada país) el deseo de consolidar un arte nacional con la estructura de un sistema de las artes sofisticado y complejo, según el modelo europeo. Se recomponía socialmente una clase burguesa con aires aristocráticos y a la vez, se remozaba la ciudad. El museo como institución que visibiliza un orden por medio de estrategias de descontextualización, responde a las exigencias de estas nuevas sociedades: la construcción de la memoria histórica reciente, el registro de la realidad natural y, por supuesto, la representación artística capaz de registrar los nuevos valores sociales.


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Museo de la Est a mpa y del Diseño Ca rlos Cr u z-Diez, Ca racas

Como hemos visto, la apertura cultural que trajo consigo la post guerra, vio surgir las primeras miradas críticas sobre el museo tradicional y su función. Las revisiones postestructuralistas parecían en un momento dejar la museología como un campo baldío, que la teoría crítica se ha preocupado por retomar. Por otra parte, la nueva visión que se tuvo sobre la cultura, entendida ahora como un universo que “el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias” (UNESCO), amplió el espectro de lo que se consideró museable.

LOS MUSEOS y la cultura moderna Andreas Huyssen nos señala cómo en esta “aceleración de la historia y la cultura” que lleva a una obsolescencia cada vez más rápida de objetos y fenómenos (incluyendo movimientos artísticos), el museo surge “como la institución paradigmática que colecciona, salva, preserva, lo que ha sucumbido a las devastaciones de la modernización”. En este sentido su ya famosa frase “la modernidad es inconcebible sin su proyecto museal” resume su idea de que

sólo una sociedad moderna, caracterizada por la creciente aceleración en las innovaciones científicas, tecnológicas y culturales, en la que el “presente” se ha contraído cronológicamente, necesita del museo. Apunta, “no es el sentido de las tradiciones seguras lo que marca los inicios del museo, sino más bien la pérdida de éstas combinada con un deseo multiestratificado de (re-) construcción”. Por otra parte, no debe olvidarse que esta carrera por lo

novedoso actualizada por el sentir moderno, no era sino la cara formal de una ideología progresista que venía de la mano con la industrialización y con el afianzamiento del capitalismo. Paradójicamente el ataque hacia el museo como institución forma parte sustancial del discurso de la cultura moderna. Fueron precisamente las vanguardias históricas, los movimientos que desde principios del siglo XX arremetieron más duramente contra el museo.

En su visión triunfalísticamente futurista, las vanguardias propugnaron la muerte del pasado y la eliminación de todas las formas tradicionales de representación, es decir, el museo parecía encarnar todos aquellos valores burgueses hegemónicos contra los que combatían los modernos. No obstante esta lucha, los productos artísticos de las vanguardias fueron prontamente incluidos dentro del ámbito del museo.


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Muse o de Bel las A r t es. Ca racas

Museo de A r t e Coro, Coro

Museo de A r t e Cont emp orรก neo de Ma racay Ma r io Abreu, Ma racay


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Muse o Ca r melo Fer ná ndez, Sa n Fel ip e

MUSEOS y socialismo Aunque la definición de ecomuseo y la de cultura datan de finales del siglo pasado, es evidente que en los ámbitos tradicionales, se experimenta una resistencia hacia la apertura de estas instituciones a experiencias integrales e integradoras. No podemos negar que el museo es una

Los museos preservan el patrimonio y lo ponen a disposición de la sociedad. Cumplen una importante función social y educativa en el campo artístico, científico y cultural.

institución conservadora por naturaleza y quizás, la labor de educación debe comenzar por quienes laboramos y dirigimos estas instituciones. Sólo a través del estudio y la toma de conciencia sobre las relaciones estrechas de los museos y la sociedad puede lograr el cambio que se de-

be experimentar para poder acceder a una nueva comprensión de los fenómenos culturales y de las funciones que la sociedad reclama al museo. Cada vez se hace más patente el agotamiento del modelo tradicional de exposición, y quizás de los modelos tradicionales

que ha asumido la educación en estos centros, de lo cual la ausencia de público es un síntoma palpable, por lo menos en el ámbito venezolano. Las relaciones del museo con la comunidad se vienen estableciendo en la base de lo que llamo un doble temor: el temor del museo a


21 que los requerimientos de las comunidades vulneren sus exigencias, y el temor de las comunidades a no ser comprendidas por el museo, o a sentirse menospreciadas por sus productos culturales. Aquí es bueno aclarar: si bien la crítica postmoderna intenta superar la idea “del museo como agente legitimador para la modernización capitalista”, no podemos cerrar los ojos ante la realidad de que el museo de arte es también un eslabón de la cadena de circulación de productos culturales actualizada por el capitalismo de última data. Dentro de este circuito el museo se ha establecido como un centro legitimador y detentador del saber-verdadero. En este sentido y a pesar de las constantes revisiones, el museo sigue ejerciendo una hegemonía cultural que se patentiza en las actividades cotidianas o en el modo en que estas son asumidas. En el contexto venezolano, se está discutiendo el contenido de las actividades educativas y, sobre todo, la visión desde la cual éstas son diseñadas. El constante empeño por atender a las comunidades no siempre encuentra un camino respaldado por la reflexión, y muchas veces se cae en el error de pretender “llevar cultura a las comunidades”, ir a “enseñarles” cultura, como si las comunidades no fueran detentadoras de saberes propios.

Museo de Bel las A r t es, Ca racas

Museo Bol iva r ia no, Ca racas

Por su parte, las comunidades tienen que generar estrategias que les permitan deslastrarse del ámbito ideológico de la circulación de cultura establecido y desarticular los mecanismos museales de legitimación, que podrían generar formas demagógicas y espasmódicas de “falsa inclusión”. Creo que para que se dé una

verdadera relación museo-comunidad que permita afianzar una nueva museología que abarque lo artístico sin detrimento de lo humano y lo social, el museo debe abrirse a la comunidad en un diálogo de reflexión honesto (sin menosprecios ni imposiciones de ideas), donde cada instancia participe inclusivamente sin complejos ni temores, don-

de se actualice una verdadera discusión que sin dejar de lado lo estético (en el caso de los museos de arte), incluya los aspectos sociales, políticos, psicológicos, antropológicos y económicos. Hay que entender también a las comunidades en su complejidad y en su diversidad. Trabajando con las comunidades, actuando apenas

como copartícipes en un proceso mutuo de valoración y reconocimiento, se podrían establecer las bases para que el museo trabajara en torno a la utopía de convertirse en “un espejo que la población ofrece a sus huéspedes para hacerse entender mejor, en el respeto de su trabajo, de sus formas de comportamiento y de su intimidad”.


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Muse o de la Est a mpa y del D iseño Ca rlos Cr u z-Diez, Venez uela

Varios autores vienen señalando la necesidad de suprimir los indicadores y la jerga economicista de los estudios culturales. En realidad, toda la labor del museo debería revisarse bajo la perspectiva de que no podemos seguir viéndonos como una cadena de producción. En este sentido, se han esbozado propuestas que apuntan hacia la reducción de las diferencias entre los trabajadores manuales e intelectuales en el museo, todo en base a una labor previa de formación y valorización de las labores de cada grupo. Este trabajo mancomunado busca abolir la perspecti-

va productivista de la labor cultural y por ende sus coqueteos con la cultura del espectáculo, y su concepción de la cultura como servicio, que se mide por su utilidad. A través de esta nueva perspectiva, la cultura podrá reconcentrarse en una mirada contextualizada e histórica. Los museos deben convertirse en entes virulentos y transformadores. Pero esta transformación, para que sea honesta, debe venir desde dentro de las instituciones. Los museos deben sembrar un árbol gigante, que permita desarticular el papel que vienen jugando como entes legitimadores en un proceso

Museo del Tra nsp or t e, Ca racas

de circulación cultural que tenemos como misión cambiar si queremos hablar de una nueva sociedad. No obstante, las perspectivas son optimistas. La museología goza en esta época de inusitado vigor. Las transformaciones que viene planteándose el museo, superan la perspectiva que ve al museo únicamente como un ente hegemónico y a las exposiciones como espacios paralizantes del arte. Las nuevas prácticas curatoriales, así como el surgimiento de estos nuevos espectadores, tienden a convertir el museo en un espacio diferente del de la época modernista. Según

Huyssen: “Hemos de aprender a trabajar con tales cambios y a emplear el museo como un lugar de controversia y negociación culturales. En este proceso, la vieja crítica del museo seguirá teniendo lugar, pero sólo como una palanca para convertir el museo aún más en un terreno discursivo de multiculturalismo que vaya más allá de las limitaciones de una modernidad arrogante y tiránica y que, al mismo tiempo, reflexione sobre los muy reales conflictos que hacen tan difícil lograr el multiculturalismo en el mundo real. Sin embargo, puede ser que este deseo de


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Museo A leja nd ro O t ero, Ca racas

mover el museo más allá de la modernidad dejará ver el museo como lo que siempre pudo haber sido, pero nunca llegó a ser en el ambiente de una modernidad restrictiva: una institución genuinamente moderna, un espacio para que las culturas de este mundo choquen y desplieguen su heterogeneidad, incluso su inconciliabilidad, formen una red, se hibriden y vivan juntos en la contemplación del espectador”. Ese “árbol” que hemos de sembrar para cambiar el museo no lo podemos cuidar nosotros solos, debemos contar con el concurso de todos los ciudadanos. También en procesos

personales y colectivos de transformación en la educación, la consolidación de los valores de la solidaridad, la justicia, la paz, podremos acceder a este museo que será quizás un espejo de nosotros mismos, que servirá para entendernos, para valorarnos, para entrar sin complejos en el diálogo intercultural de un mundo que será cada vez mejor.

revista licado en la b u p lo u 1 c 20 1 Artí Crear # 7. e d a c o R La


GENTE DE MUSEOS 24

Fotog ra f ías: A rch ivo Muse o de A r t e Coro

¿Cuántos años tiene trabajando en el Museo de Arte Coro? Tengo 22 años y 7 meses.

¿Recuerda haber visitado los museos antes de trabajar en uno? Bueno sí, cuando estudiaba los visitaba muy a menudo.

¿Cómo llegó a trabajar en un museo y qué le motivó a quedarse?

Trabaje de vigilante privado en el Banco Hipotecario de Falcón, allí estuve 8 años, luego fui recomendado por la gerente para trabajar en el museo, me gustó el trabajo, me sentí como en familia y eso me motivo a quedarme, además había nacido mi primera hija.

¿Hay algún recuerdo, una experiencia especial?

La exposición “Los Tesoros de China” fue impactante ver esas obras y conocer otras culturas.

¿Una obra de la colección, un espacio, un personaje, una exposición? Una obra de la colección: Claroscuro, de Armando Barrios.

Si quieres contarnos tu historia o la de alguien especial, escríbenos a sistemanac.museos@gmail.com

ANTONIO GARCÍA

Fotog r a f ía s: D Cor t esía del MuseSo EGUR de A r t eIDA Coro

- MU S EO DE A R T E COR O

Un espacio: la biblioteca, muy acogedora. Un personaje: Jesús Soto, fue genial conocerlo. Una exposición: “Jesús Soto: Lo visible y lo posible” y “Los tesoros de China”.

¿Qué piensa que le ha aportado al museo?

Muchas experiencias relacionadas al montaje de exposiciones, manejo y traslado de obras, capacitación educativa y cultural, ha sido una casa de estudio para mí.

¿Qué le ha dado el museo como profesional?

Toda mi juventud, conocimientos y la labor diaria para su preservación.

¿Cómo ha influido el museo en su vida personal y familiar?

Ha tenido mucha influencia, me ha servido de apoyo para la educación de mis hijos, tengo una buena relación con mis compañeros de trabajo, he conocido muchas artistas, personajes políticos y de televisión.

¿Por qué y para qué ir a un museo?

Es necesario visitar los museos para conocer, aprender y valorar el patrimonio, lo que allí se exhibe es parte de toda la historia y cultura de la humanidad.


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PUBLICA CON NOSOTROS


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Figurina antropomorfa. Arcilla. Colección Museo Comunitario Monseñor Doctor Jesús Manuel Jáuregui


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