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Domingo. 25 de Abril del 2010. deviaje@reforma.com

Tel. 5628 7294 / Editora: Laura Pardo

chisMógrafo viajEro

Por si las cEnizas...

Han nadado con tiburones en la Polinesia Francesa y con elefantes en un lago de Malasia; han probado guisos hechos de rata o murciélago y han recorrido casi medio mundo. Con ustedes, Montserrat Oliver y Bárbara Coppel. 3

Con estos consejos obtendrás el mejor rincón para dormir en un aeropuerto. 2

Cortesía OCV Acapulco

El sepia no miente: aquel paraíso virgen se fue. Pero sirva el ejercicio para mostrar cómo el encanto del puerto sigue mutando y resistiendo los embates del color.

Tomada del libro Las Brisas historia de un ícono

Matices del ayer

d El primer malecón se terminó en 1943, pero fue en el 49 cuando Miguel Alemán Valdés inaugura el tramo más importante de la hoy avenida costera que lleva su nombre.

d En 1959 el célebre Frank. M. Brandstetter, conocido como

Brandy, se instala como gerente del hotel Las Brisas y revoluciona la vida nocturna y bohemia del puerto.

Tomada del libro Las Brisas historia de un ícono

[ reforma.com/deviaje ]

d Así se veía Caleta a principios de los años 60. La leyenda

cuenta que el suave oleaje de esta playa inspiró la famosa canción de Agustín Lara “María Bonita”.

El clásico resplandece

Acuérdate de Acapulco d Los escenarios de su época dorada cobran nueva vida con ayuda de la nostalgia

Cecilia Núñez Foto: Carlos Figueroa Enviados

A

Bahía cinematográfica Desde los años 30, Acapulco fue inspiración para la industria fílmica nacional e internacional. Entre las cintas memorables aquí filmadas: d Tarzán, el hombre mono (1932). Dirigida por W.S. Van Dyke, con Johnny Weissmüller, quien hizo del puerto su hogar y fue enterrado en el panteón Valle de la Luz, en el puerto. d La dama de Shangai (1947). Dirigida y protagonizada por Orson Welles. También aparece la actriz Rita Hayworth.

Algunas escenas filmadas en Acapulco toman como escenario el yate del actor Errol Flynn. d Diversión en Acapulco (1963). Dirigida por Richard Thorpe, protagonizada por Elvis Presley. d Mil caras tiene el amor (1965). Dirigida por Alexander Singer; con Lana Turner.

CAPULCO, Guerrero.Imposible negarlo. Acapulco está tatuado en el mapa genético de los mexicanos: la emoción de ver a los clavadistas alzar los brazos y lanzarse desde 34 metros de altura en La Quebrada, el sabor de los mariscos frescos en La Cabaña, frente a Caleta, o el helado artesanal de coco en el Club de Yates. “Para muchos de nosotros, éste es el destino de la primera vez”, dice el guía de turistas Manuel Barrera. Su afirmación desencadena un desfile de recuerdos, que pasa por la primera noche de fiesta antes de cumplir la mayoría de edad y por amoríos fugaces que incluyen el beso más recordado. Pero éste Acapulco, el Viejo, es un clásico que atesora sus propios recuerdos: los chalets del hotel Mirador en los acantilados, la pintoresca playa de Caleta y el Hotel Los Flamingos, cuya legendaria historia merece mención aparte. Los Flamingos fue el rincón secreto de celebridades hollywoodenses desde los años 30, hasta que en 1955 fue adquirido por un grupo de actores conocido como La Pandilla de Hollywood, encabezado por Johnny Weissmüller y John Wayne. “Todo comenzó hace más de 70 años. El puerto se convirtió en enclave favorito de viajeros nacionales y extranjeros, y eso nadie nos lo puede arrebatar”. Las palabras son de Piquis Rochin y más vale creerle: además de trabajar actualmente a favor del turismo internacional del puerto, esta mujer presume ser fiel testigo de sus años dorados, a mitad de la década de los 50. Piquis alza la mirada y habla casi para ella misma. Rememora el paisaje verde, el destino virgen para ver y ser visto. Todos comentaban acerca de quiénes paseaban por sus playas: figuras del jet set nacional, como Agustín Lara, María Félix, Dolores Olmedo o Diego Rivera, y actores hollywoodenses que visitaban a sus amigos en Los Flamingos. “Los Kennedy vinieron de luna de miel (1953) y Elizabeth Taylor y Michael Todd se casaron aquí (1957)”, agrega a su avalancha de recuerdos. Pero más allá de los relatos de viva voz, el puerto cuenta su propia historia cuando se recorre a paso lento. Muchas de las postales típicas de aquella época están cobrando nueva vida, ayudadas por los remozamientos de clásicos, como el Boca Chica, que reabrió sus puertas hace un mes conservando su esencia cincuentera. Recuperaciones de rincones legendarios como éste y la pasión de viajeros de todo el mundo por vivir el rostro más tradicional de Acapulco son augurios de que el puerto pronto dejará de ser sólo una imagen en la memoria para resurgir como destino turístico de primer nivel. En los extremos páginas 6 y 7


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