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El Downhill cuenta hoy con dos jóvenes que harán historia.

Se han convertido en los dos jóvenes ciclistas con más proyección en el downhill colombiano, un deporte que requiere de demasiada autodisciplina. Ambos comparten historias de vida similares, y anhelan llegar a ser los mejores del mundo.

No recuerdan cuando fue la primera vez que se subieron a la bicicleta, pero ambos coinciden en que estaban tan pequeños que seguramente sucedió en la época de la llamada amnesia infantil… ¡por allá antes de los cinco años! Crecieron siendo montadores de barrio. Las calles en las que todavía viven sus familias, en Manizales y en Caldas Antioquia, podrían contar infinidad de caídas, voladas de las casas, raspones y moratones que a estos dos campeones les sucedieron en su infancia. No recuerdan el específico momento de montarse en una bici pero sí recuerdan como si fuera ayer las características de esas bicicletas con las que crecieron: sin cambios, rígidas, se partían fácil y ni hablar de suspensión. Ambos son dos campeones hechos a pulso.

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No fueron deportistas de club, ni crecieron con entrenador. Juan Fernando recuerda que la técnica la aprendió arriesgándose y eso le causó una fractura de muñeca a los 13 años, en sus primeros juegos departamentales, pero eso no fue impedimento alguno para seguir practicando su pasión. Camilo armaba pistas de downhill con los amigos por las pendientes de Manizales, cuenta que aprovechaban tablas que se encontraban de las obras públicas y las juntaban para ellos mismos armar sus obstáculos. Y entonces, ¿cómo lograban participar en campeonatos si no pertenecían a ningún conglomerado? Apegándose de sus ángeles de la guarda, para Juanfer un amigo del barrio, para Camilo su papá.

Camilo “paquito” Sánchez creció en una familia de deportistas, a su madre le gustaba el basquetbol, a su hermano el fútbol y a su padre la bicicleta. A él le empezó gustando el motocross pero como no contaban con los recursos para comprarle una moto decidió inclinarse por la bici, donde encontró su plan de vida y en el cual su padre le pudo ayudar muchísimo. Le apodan paquito gracias o por culpa de uno de esos amigos del barrio, “tenía un perrito que me seguía a todas partes en la bici, se llamaba paquito, resulta que un día en una curva tuvimos un accidente, yo volé hacia la derecha y paquito hacia la izquierda, mi amigo al vernos solamente gritaba paquito, paquito, preocupado por el perrito, y desde ese día me quedé paquito”.

Juan Fernando creció rodeado de mujeres, su abuela, su hermana y su mamá, las tres asegura, son las adoraciones y el motor de su vida. A ninguna le gustaba el deporte o la bicicleta, “el único loquito de la casa por esto fui yo” pero su madre al ver que el downhill lo hacía tan feliz decidió apoyarlo en lo que podía. “Hay una persona detrás de esto que siempre ha estado ahí como en todo lo que yo necesito que se llama Alejandro, es una persona que dirige el club Valeria montrés. Él me metía a todos lados, yo me dedicaba a montar y él me inscribía a muchos torneos y muchas cosas. Es una persona a la que le tengo que agradecer demasiado” Alejandro es ese amigo de Caldas, Antioquia al que Juanfer atesora como su ángel de la guarda en el deporte.

el único loquito de la casa por esto fui yo

Soñar despiertos

Si algo tienen en común Vélez y Sánchez son las ganas, ninguno creció con todas las comodidades para practicar el deporte y en ambos casos eso se transformó en una ventaja. “Nunca tuve la mejor bicicleta, pero agradezco no haber tenido la mejor bicicleta porque eso fue lo que me ayudó a superarme. Siempre supe que no era la flecha sino el indio y eso me dio muchas ganas de seguir” cuenta Vélez.

A Camilo el papá siempre lo apoyó con lo que más podía, y él vendía dulces en el colegio y en la calle para pagar las inscripciones de las competencias. Cuenta que muchas veces no tenía plata para la inscripción, pero conocía al que organizaba la competencia y le permitían organizar la pista y así participar. “Quedaba de último en las competencias, pero no me importaba lo mío eran las ganas de salir adelante”. Recuerda que para poder tener una bicicleta de cambios su papá dejó de mercar un mes en la casa, “las ganas de salir adelante son las que valen, y el apoyo de mis papás dentro de todo lo que podían”.

Y ahora, después de tanto soñar despiertos, los anhelos van teniendo forma de pista de downhill, con subidas

y bajadas, pero con una meta clara: ser los mejores del mundo. “Tener una bicicleta perfecta, como la que tengo ahora, es algo que siempre había soñado y eso me tiene muy feliz” dice Juanfer, quien todavía no vive del deporte pero está disfrutando de empezar a ser patrocinado, y le sigue los pasos a paquito, al que lo acompaña la frase: paquito por el mundo, porque desde hace ya unos cuantos años puede vivir del deporte y de los patrocinios.

Quedaba de último en las competencias, pero no me importaba lo mío eran las ganas de salir adelante

Autodisciplina 100%

Para ambos sus carreras están iniciando, Vélez tiene 18 años y Sánchez 20, y los días enteros los pasan subidos en la bicicleta. Cuando están en Colombia la rutina inicia a las 6 am en pie, luego dos o tres horas de gimnasio, o trote al aire libre, y mínimo tres horas de bicicleta; almuerzo, y de nuevo toda la tarde “monteando” como comúnmente le llaman a entrenar por las pistas de montaña en las que se practica el deporte. Ninguno tiene una fórmula mágica sobre la alimentación, pero saben que las semanas de competencia, las pastas y las ensaladas se convierten en sus mejores aliadas.

Viven sin excesos, dedicados 100% al deporte, a los viajes y a las competencias. Ahora son amigos y se apoyan en las preparaciones. Saben que si quieren ser los mejores del mundo deben soñarlo despiertos; pero, además trabajar en esa meta sin descanso. Siendo conscientes de que las excusas no queman ni calorías ni saben de saltos y velocidad. Les queda ser muy autocríticos y exigirse al 100 a ellos mismos.

para mí significa más ser persona que ser deportista y eso me lo ha enseñado mi papá

La clave del éxito

Disfrutar del deporte y de la competencia, tanto para Vélez como para Camilo, es la clave del éxito. Además, acota Camilo “para mí significa más ser persona que ser deportista y eso me lo ha enseñado mi papá”, y es el mensaje que sin duda alguna transmiten estos dos jóvenes promesa del downhill colombiano. Convencidos de que siendo mejores personas que deportistas van a llegar mucho más lejos que siendo solamente buenos ciclistas. Han trabajado duro, pero saben que llegar a la cima era el peldaño más fácil, ahora deben sostenerse.

A mediano plazo Camilo quiere estar en un equipo europeo y a largo plazo poder ganar en uno de esos equipos. Juanfer, con pasos un poco mas de principiante, también se ve como campeón del mundo, pero a corto y mediano plazo está enfocado en posicionarse como el mejor de Colombia.

Por: Juliana Gallego Suárez mi TW: @juligalle

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