Málaga hoy JUEVES 7-10-2004
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Gran Málaga
I N S E RC I Ó N L A B O R A L F E M E N I NA
Transporte público. De los 1.400 trabajadores del sector en Málaga, 12 son mujeres. Tan sólo dos de ellas realizan
su jornada laboral en horario nocturno. Afirman que los pasajeros quedan impresionados al verlas al volante
Las mujeres también son taxistas mo conductora de taxi desde principios de año. Pero, según comentan las dos mujeres, la inseguridad se vive tanto durante el día como la noche. “Es casi lo mismo, no hay muchas diferencias. Si te tiene que tocar a ti, te toca”, asegura Purificación, quien opina que tiene menos problemas que un hombre durante la noche. “A los clientes les impresiona cuando se suben al coche y ven una mujer, y se cortan un poco para ciertas cosas”, afirma Purificación. Ella tenía claro que el vehículo que durante “toda la vida” ha conducido su padre podría ser su salida laboral cuando él se jubilara. Sin embargo, una baja prematura le hizo pensárselo mejor y ponerse manos a la obra antes de lo esperado. “Lo hice con un poco de miedo porque no tenía ni idea de cómo podía ser este trabajo”, asegura. Ella estudió Magisterio y se especializó en Educación Infantil: tras aprobar unas oposiciones y quedarse sin plaza, espera una llamada desde la Junta para hacer alguna sustitución, pero desde que co-
EL REPORTAJE
Nacho Sánchez ■ MÁLAGA. Encontrar una mujer al vo-
lante de un taxi no resulta sencillo. De los 1.400 taxistas que hay en Málaga, tan sólo doce son mujeres, un porcentaje muy pequeño. Pero si encontrar una de ellas es prácticamente misión imposible, por la noche aún lo es más: tan solo dos recorren la ciudad en horario nocturno. Es el caso de Purificación Podadera, quien prefiere la noche “porque no hay tráfico, no hace calor y no hay autobuses, por lo que quien quiera que lo lleven tiene que ser en un taxi”, afirma la mujer. Algo que ratifica por su parte Marcelina Santos, su única compañera de trabajo en la madrugada. “Se trabaja con mucho menos estrés y la gente no se enoja con nosotras a causa de los atascos que hay durante el día”, explica ella. A sus 42 años, Marcelina lleva cinco en el mundo del taxi, compartiendo el vehículo con su marido. Reconoce tener “mucho carácter” y no tener miedo a trabajar en
Las dos mujeres se
Ninguna de las dos
encuentran a gusto en el
conductoras teme a la
gremio del taxi por la
noche e incluso la
flexibilidad horaria
prefieren por la ausencia
que tiene su trabajo
de tráfico y atascos horario nocturno, de cinco de la tarde hasta las cuatro o cinco de la mañana. El atraco que sufrió durante la madrugada del pasado martes no le ha hecho cambiar de opinión. “Yo seguiré trabajando por la noche, nadie me va a asustar como para dejar de hacerlo, aunque me pongan otra vez un cuchillo en el cuello como aquella noche”, asegura Marcelina. Aunque reconoce que ya no subirá en su coche a todo el que se lo solicita. “A mí no me da miedo la noche, pero si ves a alguien con muy malas pintas, pues no paras y punto”, subraya la taxista. “Eso es lo mejor, así te evitas muchos problemas”, añade Purificación, quien lleva trabajando co-
VEHÍCULO. Purificación Podadera, que estudió Magisterio, en el asiento delantero.
VICTORIANO MORENO
3 PARADAS Preferencias por una u otra zona para trabajar Los taxistas tienen total libertad a la hora de elegir la parada en la que prefieren realizar su trabajo. Algunos escogen una fija, a la que siempre acuden durante su jornada laboral. Pero Purificación y Marcelina tienen sus propias preferencias. La de Purificación es la zona del centro comercial Plaza Mayor. “Es un sitio
muy concurrido y en el que la gente no dispone de otra forma de desplazarse si no tiene coche”, explica la mujer. Asegura que realiza unos 15 viajes de media cada noche, cifra que dobla los fines de semana. “La noche es el mejor momento, porque la gente sale del cine o de tomar una copa”, sostiene. Por su par-
te, Marcelina prefiere las inmediaciones de la estación de autobuses. “Allí también hay mucha gente y me siento mucho más arropada por el resto de taxistas”, indica. Algo que, además, tranquiliza a su marido. “Aunque a mí no me hace mucha falta, porque puedo solucionar las cosas yo sola”, afirma Marcelina.
menzó en el taxi está muy contenta, por lo que no tiene prisa por que suene el teléfono. Ha encontrado su sitio en este sector porque le permite una flexibilidad de horarios que no ha encontrado en otro sitio. “Trabajo lo que quiero y con un horario que me fijo yo misma”, explica Purificación. “Llevo la casa para adelante muy fácil; cuando puedo, paro para hacer la compra en el supermercado”. Marcelina, que vive con su marido, opina lo mismo. Sus hijos se emanciparon hace tiempo y tiene tiempo para todo. Tanto ella como su pareja aseguran que se reparten las labores de la casa al cincuenta por ciento. “Los dos vamos al mercado, los dos cocinamos y los dos limpiamos”, explica.