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Introducción
Las Enfermedades Cardiovasculares (ECV) representan la primera causa de muerte en el mundo desde hace más de 15 años; principalmente por enfermedad isquémica del corazón y enfermedad vascular cerebral, la OMS en 2019 reportó 15 millones de muertes por estas causas (27%); siendo la cardiopatía isquémica la causa de mayor aumento de la mortalidad del 2000 al 2019 (de 2 a 8.9 millones de muertes); el 74% de la mortalidad global se atribuye a las enfermedades no trasmisibles (OMS, 2019). La OCDE atribuyó el 31% de las muertes a las enfermedades circulatorias en el 2019 y ha colocado a México desde 2013, como el país con la mayor mortalidad por Infarto Agudo de Miocardio (IAM) en mayores de 45 años en los primeros 30 días (27.2% contra 7.9%), lo cual se incrementó discretamente en 2017 (28% contra 7.5%) y bajo discretamente en el 2019 (27.5% contra 6.9%), en comparación con el promedio de los países miembros (OCDE, 2019). El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2019), por su parte, reportó una muerte cada 2.7 minutos por estas causas, de las cuales el 72.8 % fueron por enfermedades isquémicas del corazón que se manifiesta como un Infarto Agudo de Miocardio (IAM). En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en 2015 las enfermedades cardiovasculares y circulatorias ocuparon la primera causa de años de vida saludable perdidos por muerte prematura y discapacidad (González LM, 2015) y en 2018 fueron el primer motivo de consulta externa (19 millones), tercer motivo de egresos hospitalarios (99 mil) y quinto motivo de consulta (800 mil) en Urgencias (Informe al Ejecutivo, 2018-2019).
La causa predominante en el IAM es la aterosclerosis, que se caracteriza por la obstrucción coronaria debido al acúmulo de lípidos, calcio y restos celulares debido a disfunción endotelial e inflamación progresiva (Taleb S, 2016). Recientemente se ha asociado a las infecciones bacterianas y virales agudas con un incremento en el riesgo de IAM secundario a mecanismos inflamatorios subyacentes (Musher DM, 2019).
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Los factores de riesgo tradicionales o enfermedades crónico-degenerativas predisponentes son: Hipertensión Arterial Sistémica (HAS), Diabetes Mellitus (DM) y dislipidemias; existen otros factores conductuales de riesgo como el tabaquismo, sedentarismo, estrés y mala alimentación. En la población mexicana existen altas prevalencias de estos factores; el primer lugar lo ocupa el sobrepeso / obesidad con 75% de la población mayor de 20 años, 18.4% tiene hipertensión arterial, 19.5% dislipidemia y 10.3% diabetes (ENSANUT, 2018), aunque estas subestiman la prevalencia real. Desafortunadamente estos factores van en incremento e incluso se pueden combinar hasta en un 39.1%, lo cual se conoce como síndrome metabólico (Borrayo G, 2019).
El IAM forma parte de los Síndromes Coronarios Agudos (SICA) por la presencia aterotrombosis coronaria; que ocasiona en algún momento la obstrucción al 100% de la arteria coronaria responsable del IAM y se manifiesta con elevación del segmento ST en el electrocardiograma, por lo que toma el nombre de Infarto Agudo de Miocardio con Elevación del Segmento ST (IAM CEST).