Revista Predica! 1 STBM

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“que prediques la Palabra...” 2 Timoteo 4:2

ÓRGANO FORMATIVO E INFORMATIVO DEL SEMINARIO TEOLÓGICO BAUTISTA MEXICANO OCTUBRE / 2011

La tarea central del Pastor

Contextualizando el Evangelio Hoy

Espiritualidad y Misión


ÓRGANO FORMATIVO E INFORMATIVO DEL SEMINARIO TEOLÓGICO BAUTISTA MEXICANO OCTUBRE / 2011

“que prediques la Palabra...” 2 Timoteo 4:2

“Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”. Hechos 26:15-18

DIRECTORIO Director: Misael Pascual López Editora: Dinorah B. Méndez Ortiz Diseño Editorial: Adán R. Fuentes Barrera nadaida@gmail.com Distribución y Publicidad: Edgar A. López De la Paz Lizbeth J. Azcorra Robledo

DIRECTORIO DEL S.T.B.M. Presidente de la C.N.B.M.: José Trinidad Bonilla Morales Vicepresidente de Educación Teológica: Elías Salvador Ramírez López Presidente de CoEducate: Susana Irene Blake de Ramírez Director: Daniel Jiménez Torija Decano Académico: Misael Pascual López Administrador: Fernando Hernández Zepeda


EDITORIAL

Por Misael Pascual

Hermanos y amigos: En ocasión del CX Aniversario de nuestra Alma Mater y conjugado con otros elementos de celebración, emprendemos la edición de nuestra Revista Predica!

contar esta historia dada la realidad multicultural de nuestro mundo y la dinámica cambiante de la historia.

El nombre en imperativo pretende ser una extensión de nuestro texto lema que se encuentra en 2 Timoteo 4:2, “Que prediques la Palabra”, donde el apóstol impele a su discípulo a ser un audaz proclamador de la verdad de Dios en todo tiempo y circunstancia. Su instrumentalización tiene al menos dos objetivos. El primero se relaciona con nuestra convicción de responsabilidad de promover la educación teológica en todas las formas posibles, y creemos que ésta es una de ellas. Los materiales a publicar provendrán primordialmente de la reflexión bíblico-teológica de profesores y conferenciantes que han sido parte de nuestra vida como institución. El segundo objetivo parte de nuestra necesidad de establecer un vínculo con las Iglesias, sus ministros y los miembros cuyas vidas han experimentado el toque de Dios para servirle a través de la predicación y enseñanza de su Palabra mediando la preparación teológica. A través de Predica! queremos, pues, ser un recordatorio permanente de la necesidad de considerar en serio la preparación teológica con miras a un servicio más eficaz a nuestro Dios. Abrimos nuestro primer número con tres artículos que llaman la atención sobre nuestra teología y nuestra práctica. Dean Flemming, en el interesante artículo de él traducido por Dinorah Méndez, desde una perspectiva antropológica, o más propiamente, etnográfica, aborda la realidad de que sólo hay una manera de hacer teología: la teología contextual. Ello implica que la una y única historia del evangelio tiene diversas expresiones teológicas; que no hay una manera exclusiva de

Misael Pascual López es Licenciado en Teología con Idiomas del STBM donde también obtuvo la Maestría en Ministerios Pastorales y Consejería. Actualmente se desempeña como Decano y profesor de misma institución, y pastorea la Iglesia Cristiana Bautista “Remanente de Agua Viva” en Tlalnepantla, Edo. de México.

Abraham Banda, por su parte, llevándonos al terreno de la espiritualidad y el papel del discípulo ante escenarios siempre nuevos y con frecuencia peligrosos, nos recuerda la necesidad insoslayable de una sana interpretación de las Escrituras por parte del ministro, una disciplina personal intachable emanada de esa consideración y una disposición a enseñar la correcta doctrina. Todo esto con la actitud de un discipulado radical. Finalmente, Ricardo Garrett al reflexionar acerca de la tarea del pastor, ubica la centralidad de ésta en encontrar a Dios y llevar al creyente a esta misma experiencia. Cumplir con dicho cometido demanda de él convertirse en un buen mayordomo, especialmente de su tiempo, para dar suficiente espacio del mismo a los que están a su cuidado. Deberá ser también un asiduo lector de la Biblia a fin de transmitir, no ideas producto de la sabiduría humana, sino del consejo de Dios que es su más alta prioridad. Este último elemento le convierte en un pastor subversivo, puesto que tal participación en la vida del creyente desestabilizará su vida para provocar cambios bajo el influjo de la Palabra de Dios. Así, con el sincero deseo de contribuir a la reflexión personal de los lectores, ofrecemos a través de Predica! nuestra modesta contribución.

Ve y Predica!




Tomado del libro:

MODELOS PARA LA TEOLOGÍA Y LA MISIÓN Dean Flemming

(Capítulo 10, Traducido por Dinorah B. Méndez)

“… con tu sangre compraste para Dios, gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.” Apocalipsis 5:9 El evangelio es un canto rico e inspirador que se puede entonar con diversas variantes y en diferentes tonos. Cualquier intento de reducirlo a un conjunto de formulaciones prefabricadas que pueden ser transportadas y desempacadas en cualquier situación, va en contra tanto del espíritu del Nuevo Testamento (NT) como de la naturaleza de la misión cristiana. Además, los escritos del NT evidencian que producen más que simplemente darnos un producto teológico terminado. También son un modelo para nosotros de cómo hacer teología contextual, de compromiso con sus culturas y de ofrecer a sus audiencias una articulación fresca y pertinente de las buenas nuevas. A la vez que debemos reconocer el carácter distintivo y autoritativo de la tarea teológica del Nuevo Testamento como expresión de la revelación divina, la Iglesia de hoy sigue siendo llamada a la misma y esencial tarea teológica. La Iglesia contemporánea debe por lo tanto, ser moldeada no sólo por lo que el NT dice (el mensaje), sino también por lo que hace (el proceso de hacer teología). Esto no significa que podemos imitar la actividad contextualizadora de los apóstoles y teólogos del NT de un modo idéntico. Ellos articularon las buenas nuevas en circunstancias históricas y socioculturales específicas que son muy diferentes de las nuestras. Más bien, los precedentes del NT funcionan para nosotros primariamente en un sentido análogo y ejemplificador. Es claro que tales recursos bíblicos son vitales para nuestro tiempo. Este capítulo final busca construir sobre lo ya estudiado de los modelos de contextualización del NT y aplicar ese entendimiento a la tarea teológica de la Iglesia en los inicios del siglo XXI. Primero, reflexionaremos sobre cómo la Escritura modela para nosotros la necesidad de dar diversas expresiones teológicas a la una y única historia del evangelio, así como proveer límites y precauciones para la innovación teológica. Luego examinaremos cuáles recursos podría ofrecernos el NT para aproximarnos a temas tan complejos como la globalización, la posmodernidad, y cómo el evangelio se involucra con nuestras diversas culturas. Finalmente, consideraremos el rol clave de la Iglesia como agente para la encarnación del evangelio en los múltiples y desafiantes contextos de hoy.


“...entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. (2 Pedro 1:20-21)

Cantando la historia en diversos tonos Existe una maravillosa diversidad en el NT. Todos sus escritos, de un modo u otro testifican de la transformadora historia del amor autosacrificial de Dios, revelado sobre todo en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Pero ese evangelio está demasiado lleno de significado para confinarlo a un simple conjunto de términos o imágenes, o a una sola manera de contar la historia. Los cuatro evangelios nos dan cuatro diferentes versiones de la historia, cada una con su propia interpretación teológica de la narrativa del evangelio para una determinada audiencia. El libro de los Hechos narra cómo esa decisiva historia sigue recontándose y reapropiándose al ir cruzando nuevas barreras sociales y culturales. El resto de los escritos del NT interpretan y expanden la historia del evangelio al describir sus implicaciones teológicas y éticas para diferentes audiencias y comunidades de creyentes. Los escritores del NT expresaron las buenas nuevas en maneras distintivas, con sus propios estilos, géneros literarios, vocabularios, perspectivas y estrategias persuasivas. Incluso un solo autor como Pablo es capaz de ajustar su reflexión teológica a las circunstancias y necesidades pastorales de Iglesias particulares, de modo que en cada caso llega a ser un mensaje apropiado para su audiencia. Aunque este libro se ha concentrado en escritos representativos más que en el NT como un todo, creo que el mismo modelo de contextualización del evangelio podría ser demostrado en las porciones restantes. Cuando escuchamos el testimonio del NT sobre Cristo, lo que oímos no es un sonido teológico monótono, sino un coro de diferentes voces, o como David Hesselgrave y Edward Rommen lo expresan, “son 'contextualizaciones' inspiradas por el Espíritu Santo.” (1) Estas permiten que el uno y único evangelio sea expresado y aplicado en una variedad de maneras, usando lenguaje, imágenes e ideas que tengan sentido para la audiencia. Este modelo de teologizar siendo sensitivos al contexto legitima –incluso obligadiversidad teológica apropiada en nuestro propio tiempo. La historia del evangelio de múltiples texturas debe ser dicha y vivida en formas flexibles conforme se va incorporando a nuevos contextos. De otro modo, nunca será verdaderamente entendida e incorporada. Ciertamente, la contextualización siempre involucra un riesgo. Cuando los teólogos del NT como Pablo y Juan encarnaron el evangelio para gente en el mundo helenista, algunas veces usaron “lenguaje nuevo y peligroso.”(2) Términos como “misterio” (mystêrion), “transformación” (metamorphôsis) o “palabra o verbo” (logos) tenían asociaciones largamente sostenidas con la religión y la filosofía griegas; esto conllevaba el riesgo de ser confundidas con su significado pagano. Aún más, el proceso de hacer teología en la Iglesia temprana, a veces era todo un lío. Hubo grupos de cristianos que estuvieron en desacuerdo sobre una gran variedad de asuntos, tales como la circuncisión o sobre la comida sacrificada a los ídolos, o si debían o no ser vegetarianos, lo cual resultó en interpretaciones del evangelio en competencia y en sus ramificaciones.

La teología contextualizada no es sólo deseable; es la única manera en que se puede hacer teología.

Todavía existe el mismo riesgo de que al intentar hacer teología contextual resulte en algo diferente a una representación genuina del evangelio. Ciertamente, podría ser “más seguro” resistir toda diversidad –para simplemente memorizar y reciclar-formulaciones específicas de doctrina cristiana que fueron desarrolladas para otro tiempo y lugar. Incluso, podríamos ser tentados a pensar que nuestras probadas y verdaderas maneras de decir la historia son expresiones atemporales del evangelio “puro.” Pero sólo nos auto engañaríamos. Toda teología es teología contextual, desde los credos de la Iglesia primitiva hasta las modernas “cuatro leyes espirituales.” Toda tarea teológica es realizada partiendo de una perspectiva y ubicación particular, tanto si se es consciente de ello o no. La teología contextualizada no es sólo deseable; es la única manera en que se puede hacer teología. Este discernimiento debe hacernos considerar que, no obstante los ricos dones que la Iglesia ha recibido de expresiones históricas particulares de teología (por ejemplo, el entendimiento de “la justificación por fe” de Martín Lutero, o los aportes en cuanto a la santificación de Juan Wesley, o el interés por la justicia socio-económica de la teología de la liberación), no podemos simplemente importar estas interpretaciones de la Escritura dentro de un nuevo escenario cultural sin analizar su posible necesidad de ser re-contextualizadas. (1) David J. Hesselgrave and Edward Rommen, Contextualization: Meanings, Methods, and Models (Grand Rapids, Mich.: Baker, 1989), p. 236. (2) Brian D. McLaren, “The Method, the Message, and the Ongoing Story,” in The Church in Emerging Culture: Five Perspectives, ed. Leonard Sweet (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 2003), p. 209.


“Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”. (Esdras 7:10)

Tenemos mucho que aprender de las maneras en que Mateo, Lucas y Pablo se apropiaron de conceptos e imágenes de su mundo a fin de moldear sus audiencias. Parte de su lenguaje era bíblico y tradicional, el cual reformularon para circunstancias nuevas. Otras imágenes fueron extraídas creativamente de las realidades diarias en su mundo cultural. Ambas formas de apropiación son necesarias hoy. Primero, las reflexiones teológicas de los escritores del NT, como Escritura, continúa siendo de significancia fundacional para nuestro propio quehacer teológico. Ciertas metáforas e ideas, sin embargo, podrían hablar más claramente que otras, en un determinado escenario. Así, la imagen en los evangelios sinópticos de Jesús como exorcista y el énfasis en la victoria de Cristo sobre los poderes espirituales de Colosenses y Efesios, serán especialmente relevantes entre pueblos tradicionalmente animistas, para quienes el asunto de la liberación de las fuerzas espirituales malignas es de supremo interés. Por otro lado, una metáfora bíblica como la reconciliación, que se enfoca en la restauración de relaciones quebrantadas, se conecta con la experiencia de un amplio rango de personas. Habla con clara y penetrante voz al cada vez más posmoderno contexto europeo, donde la gente tiene un profundo anhelo de comunión y relaciones auténticas…. Segundo, como cristianos buscan un lenguaje para comunicar la historia de salvación en contextos específicos, se necesita encontrar imágenes frescas que puedan relacionar el evangelio a la vida, como la gente la conoce. Estos esfuerzos para encontrar formas aptas de contar las buenas nuevas que provengan de la vida diaria de la gente pueden ser retomados para cada cultura, grupo generacional y comunidad lingüística alrededor del mundo. La manera dinámica y enfocada a cada contexto específico que Jesús y los apóstoles hicieron teología, debiera alentarnos al ver que la diversidad en la manera en que pensamos acerca de y practicamos el evangelio no es un problema que debe evitarse, sino un don para la Iglesia. Tales diversidades “son un estímulo y ayudan a descubrir más profundamente el misterio y el poder inextinguibles del evangelio.”(3) Cuando escuchamos el evangelio cantado en variadas armonías, podemos discernir más completamente la riqueza del canto. La diversidad teológica también hace que surjan preguntas importantes: Primero, ¿no hay peligro de que la teología cristiana se diluya en miles piezas diferentes? ¿Qué mantiene estas reflexiones teológicas variadas, unidas? Segundo, ¿cómo sabemos cuáles expresiones contextuales son auténticas y cuáles han distorsionado el evangelio? (3) “On Intercultural Hermeneutics: Report of a WCC Consultation, Jerusalem, 5-12 December 1995,” IRM 85 (1996), p. 244.

Tenemos mucho que aprender de las maneras en que Mateo, Lucas y Pablo se apropiaron de conceptos e imágenes de su mundo a fin de moldear sus audiencias. Parte de su lenguaje era bíblico y tradicional, el cual reformularon para circunstancias nuevas. Otras imágenes fueron extraídas creativamente de las realidades diarias en su mundo cultural. Ambas formas de apropiación son necesarias hoy. Dinorah Méndez Ortiz es graduada del STBM en la Licenciatura en Historia y Teología. Obtuvo la Maestría en Divinidades con Idiomas en el Southwestern Baptist Theological Seminary en Fort Worth, Texas. Se doctoró en Filosofía (Teología) en el Oxford Center for Mission Studies/University of Wales, Oxford, Inglaterra. Actualmente es profesora de Historia y Teología del STBM y escritora.


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DEL DISCÍPULO EN LOS NUEVOS CONTEXTOS

Abraham Banda Robles

(2)

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Lo que tiene realmente importancia, es vivir nuestra vida en todas sus relaciones, posibilidades y capacidades.(3) Francis A. Schaeffer

La presente conferencia tiene como propósito destacar la importancia de la espiritualidad cristiana al enfrentar como ministros – discípulos los nuevos escenarios que van apareciendo día a día y que van contra los propósitos establecidos por Dios; así como destacar la manera en que hemos de vivir nuestro discipulado para enfrentar los retos de estos escenarios.

I. La espiritualidad cristiana en los nuevos contextos A.

Enfrentando nuevos contextos

Encontramos en las cartas de Pablo a Timoteo la descripción de nuevos escenarios en donde van apareciendo actores que afectan la vida, obra y pensamiento de los creyentes en Cristo. Se enseñaban doctrinas falsas y algunos se habían desviado de la conducta que se desprende de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera (1 Timoteo 1:3-7). Pablo recomienda a Timoteo que se aleje de todos aquellos que se involucran en discusiones profanas y que evidencian que han desviado de la verdad, pues lo único que estas personas muestran es que habían profesado fe en Jesucristo, pero ahora actuaban contra los cristianos. Pablo nos deja ver que el problema de fondo es que esas personas habían dejado de practicar la piedad. De este asunto se desprende todo el problema que distinguía ese nuevo contexto. (1) Conferencia presentada el viernes 5 de septiembre de 2008 en la Capilla del Seminario Teológico Bautista Mexicano, Cd. de México. (2) Pastor de la Misión Bautista Casa Blanca, en San Nicolás de los Garza, N.L. (3) Schaeffer, F. (s/f) La verdadera espiritualidad.


“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16-17)

El apóstol señala que el Espíritu ha hablado y ha dicho que en los últimos tiempos algunos creyentes abandonarán la fe para ir tras cuestiones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Timoteo 4:1-5); y en su segunda carta presenta algunas características del carácter de las personas que no practicarán la piedad verdadera: “Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos. Arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad” (2 Timoteo 3:1-5). Estas personas no tolerarán la sana doctrina, sino que se volverán a los mitos (2 Timoteo 4:3-4). De manera similar, la espiritualidad que nosotros enfrentamos en el tiempo actual, es una espiritualidad desvirtuada que se caracteriza por ser subjetiva, emocional, tribal, ecuménica, sincretista.(4) La posmodernidad es una cultura lúdica, es una cultura de ostentación, hedonismo y competencia.(5) Estos rasgos distintivos de la posmodernidad son un reto a la piedad y a la ética de la iglesia del Señor Jesucristo, pues atentan contra la sana doctrina de las Escrituras, y lamentablemente están presentes en congregaciones evangélicas.

B. Afirmaciones teológicas ante los nuevos contextos Ante la configuración de los nuevos escenarios hay verdades eternas que se deben mantener muy en alto, afirmándolas con mucho celo en el Señor. Ante el cisma o aparente derrumbe que se estaba presentado, Pablo dice que el fundamento de Dios es sólido, se mantiene firme, y que el Señor conoce a los suyos (2 Timoteo 2:19). Y siendo que este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos, se debe afirmar que Jesús es el Salvador de los pecadores, que es Rey eterno, inmortal, invisible, único y sabio, y que él merece toda la gloria. (1 Timoteo 4:9; 1:15-17). Si aún los fundamentos del mundo (pensando principalmente en el mundo de las ideas) parecieran desmoronarse, hay un fundamento sólido que sostiene la vida de los discípulos de Cristo, el mismo Jesús nuestro Señor.

C. Encargos ministeriales ante los nuevos contextos La aparición de conflictos que se estaban dando en el seno de la iglesia por la intromisión de maestros engañosos, requería la intervención pastoral del joven Timoteo. Esta intervención requería ordenar a los falsos maestros que dejaran de enseñar doctrinas erróneas y de poner atención a leyendas y genealogías (1 Timoteo 1:3-4); advertirles que dejaran a un lado las discusiones inútiles (2 Timoteo 2:14). Pero se requería también de Timoteo que mantuviera la pelea, la fe y la buena conciencia. (1 Timoteo 1:19); que su carácter también fuera decoroso y que trazara con rectitud la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15-16), y llegará así a cumplir con el siguiente encargo: “Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar” (2 Timoteo 4:2).

(4) Hong, S. “Iglesia y posmodernidad,” en Ética y religiosidad en tiempos posmodernos (Buenos Aires: Ed. Kairós, 2001), pp. 5-32 (5) Piedra, A. “El rostro posmoderno del protestantismo latinoamericano,” en ¿Hacia dónde va el protestantismo? (Buenos Aires: Ed. Kairós, 2003), pp.35-65 (6) Para una discusión mucho más profunda respecto a este asunto, se puede consultar la obra del teólogo menonita John H. Yoder, Jesús y la realidad política (Buenos Aires: Ed. Certeza). Véase también la obra de Stephen Charles Mott, Ética bíblica y cambio social (Buenos Aires: Ed. Nueva Creación). (7) Yoder, J. “La alteridad de la iglesia,” en Iglesia, ética y poder (Buenos Aires: Ed. Kairós, 1998).

D. Disciplinas espirituales para ejercer en el nuevo contexto Ante la nueva situación y la necesidad de mantener ciertas afirmaciones teológicas, así como poder cumplir con los encargos ministeriales que harían frente al nuevo escenario, Timoteo debería ejercitarse principalmente en la disciplina espiritual del estudio de las Escrituras. Le recomienda que se dedique a la lectura pública, la cual requería estudiar las Escrituras, y de ahí se desprendería la tarea de “enseñar, reprender, corregir e instruir en justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17), siempre y cuando la Palabra de Dios haya sido interpretada rectamente (2 Timoteo 2:15).Pablo era un ejemplo para Timoteo en cuanto al ejercicio de esta disciplina espiritual, pues al parecer era un lector asiduo de los textos sagrados (2 Timoteo 4:13).

II.

La misión del discípulo en los nuevos contextos

El nuevo escenario que Timoteo y la iglesia en Éfeso estaban presenciando, solamente podía enfrentarse con el carácter discipular de un verdadero seguidor de Jesucristo. Para abordar este apartado es necesario hacerlo tomando como punto de partida el pensamiento que imperaba en la iglesia antes de la época constantiniana, en donde no había una separación entre lo sagrado y lo secular, antes bien, el Cristo Jesús era reconocido como Señor de (6) todo, y la iglesia cumplía su misión en ese entendimiento. Yoder señala que “Mundo (aion houtes en Pablo, kosmos en Juan) significa en esta conexión, no la creación o naturaleza o el universo, sino las formas caídas de los mismos, ya no en la conformidad con la intención de su creación.(7) Los siguientes pasajes en las cartas de Pablo a Timoteo podrían entonces interpretarse en el sentido que este teólogo propone: (kosmon, 1 Timoteo 1:15) (kosmov, 1 Timoteo 3:16) (nun aivni, 1 Timoteo 6:17) (nun aivna, 2 Timoteo 4:10). Esto parece razonable si se ve a la luz de la idea del tiempo que Pablo menciona en estas dos cartas, en donde solamente cuando dice: “Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo” (2 Timoteo 1:9) habla de cronvs, el tiempo que es medible; sin embargo el resto de las dos cartas habla de tiempo como kairos, es decir un tiempo señalado, tiempo de la ocasión, como el momento oportuno: (kairos idiois, 1 Timoteo 2:5-6), (kairois, 1 Timoteo 4:1), (kairois, 1 Timoteo 6:15), (nun aivni, presente siglo, 1 Timoteo 6:17), (cronvn, 2 Timoteo 1:9-10), (kairoi, 2 Timoteo 4:6), (nun aivna, presente siglo 2 Timoteo 4:10). Entonces, en el mundo de las formas caídas, el mundo que no es conformidad a la intención de su creación, para Pablo ahí se dan los acontecimientos en el tiempo de la ocasión. Entonces podríamos concluir que aivn o kosmos y kairos están bajo el Señorío de Jesucristo, tiempo y espacio están bajo el control divino. Lo anterior tiene implicación para la espiritualidad y misión del discípulo, pues nos abre la puerta a las dimensiones en las cuales la espiritualidad debe manifestarse.


“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,...” (1 Timoteo 2:5)

A. Relación entre el mundo (poderes) y la espiritualidad del discípulo Pablo pide que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias especialmente por los que representan al Estado (1 Timoteo 2:1-2). Siendo que Dios es Señor de todo, entonces es competencia de los discípulos y de la iglesia ejercer una espiritualidad en donde se contemple aquello que después de Constantino había quedado como algo secular que estaba aparte de la autoridad del Señor, el Estado. No se está diciendo que la opción es que los creyentes intervengan en la vida política, sino que la iglesia como pueblo de Dios debe asumir la responsabilidad de velar por toda la creación, aún las formas que están preñadas de pecado.

B.

Lo importante es ser una Iglesia que reconoce la soberanía de Jesucristo, y que por ende se interesa en la misión que le corresponde en el mundo del Señor.

Afirmaciones teológicas en relación al mundo y la misión del discípulo

Debido al señorío de Jesucristo sobre el mundo, hay afirmaciones teológicas que los discípulos y la iglesia deben seguir proclamando, como: “… él (Dios) quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien dio su vida como rescate por todos. Este testimonio Dios lo ha dado a su debido tiempo, y para proclamarlo me ha nombrado heraldo y apóstol. Digo la verdad y no miento: Dios me hizo maestro de los gentiles para enseñarles la verdadera fe” (1 Timoteo 2:3-7). El discípulo ha sido puesto para enseñar la salvación del hombre por medio de Jesucristo, único en medio de la pluralidad que el nuevo escenario religioso está proponiendo. Hay un solo Dios, hay un solo mediador, hay un solo Salvador. En medio de todo el bullicio religioso, político y social en que el discípulo y la iglesia vive, hay que recordar a Jesucristo, quien fue levantado entre los muertos (2 Timoteo 2:8)

C.

Encargos ministeriales en relación al mundo y a la misión del discípulo

No se puede olvidar que todo está bajo el dominio del Señor, aun los poderes culturales y sociales que muchas veces se han visto al margen de los intereses de Dios; así que la recomendación o encargo ministerial que Pablo hace a Timoteo es que en el ejercicio de la piedad de los seguidores de Jesucristo se intercediera por los gobernantes, por todos los que están en eminencia (1 Timoteo 2:12). Esto es un llamado a orar y estar atentos a lo que acontezca en el escenario social, y que la máxima preocupación sea ser verdadera iglesia para el mundo. Es la mejor contribución que se puede hacer y evitar politizarse y tomar partidos inapropiadamente. Lo importante es ser una iglesia que reconoce la soberanía de Jesucristo, y que por ende se interesa en la misión que le corresponde en el mundo del Señor.


“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. (2 Timoteo 2:15)

D.

La misión del discípulo en medio de los poderes de este mundo

El discípulo, a pesar de que ejerce una piedad que se manifiesta en todas las dimensiones posibles de su estructura ontológica, esto no quiere decir que será aceptado en todas las esferas en que se mueva, pues hemos de recordar que en el mundo actúa el príncipe de las tinieblas, el padre de mentira; por lo anterior es que el discípulo y la iglesia encontrarán no solamente oposición, sino aún persecución y muerte. Pablo dice que predica el evangelio, y que por esta razón padecía sufrimientos, pero sabía que quien le había enviado tenía poder para guardarle (2 Timoteo 1:11-12); así también, en lo que él llama su primera defensa, a pesar de haber sido abandonado por sus compañeros, dice lleno de seguridad que el Señor estuvo con él y lo libró de la boca del león, y que lo seguirá preservando para su reino celestial (2 Timoteo 4:16-18). Pablo sabía que estos sufrimientos no podían ser para unos cuantos. Sino que eran para todos aquellos que vivían una espiritualidad comprometida (2 Timoteo 3:10-12), así que le dice a Timoteo que comparta sus sufrimientos como buen soldado de Jesucristo que debía ser (2 Timoteo 2:3). Pablo permitió que las consecuencias del ejercicio de la espiritualidad cristiana llegaran hasta el punto más natural para aquel que es fiel seguidor de Jesucristo, la muerte; pero una muerte llena de esperanza (2 Timoteo 4:6-8). El compromiso de hacer frente a las fuerzas del mal que operan en este mundo, solamente se logra con una búsqueda incesante de Aquel que es Señor del mundo creado, Cristo Jesús.

C.

Disciplinas espirituales para la misión del discípulo entre los poderes de este mundo

En este contexto, para vivir como discípulo de Jesucristo, se requiere hacer frente a las fuerzas demoniacas que han reposado en el mundo creado por Dios. Pablo sostiene que la disciplina espiritual sigue siendo la oración; sin embargo, la oración va precedida por la meditación y la lectura de la Palabra, para poder reflexionar en cuanto a lo que Dios está haciendo en el mundo que Él creó.

Conclusión: Los retos que los nuevos escenarios presentan, y el tipo de discipulado que esos escenarios nos obligan a vivir, solamente se enfrentan desde la trinchera de una vida espiritual profunda que se manifiesta en todas sus dimensiones. Pablo y Timoteo vivieron esto, y si queremos vivir un discipulado radical, es decir, un discipulado que vuelve a las raíces bíblicas, también nosotros lo debemos vivir.

Abraham Banda Robles es graduado del Seminario Teológico Bautista Hispano de San Antonio, Texas, EUA como Asociado en Divinidades. Actualmente se desempeña como pastor de la misión Bautista Casa Blanca en la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, y es profesor visitante del STBM en los programas de Licenciatura y Maestría.

El compromiso de hacer frente a las fuerzas del mal que operan en este mundo, solamente se logra con una búsqueda incesante de Aquel que es Señor del mundo creado, Cristo Jesús.



Ricardo Gárrett Boyd

“...y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia”. Jeremías 3:15 Las actividades del pastor en la actualidad son diversas, y las expectativas acerca de él, de parte de la comunidad y de los miembros de la iglesia, también muestran mucha variedad. El pastor necesita una brújula, un concepto del centro de su responsabilidad para evaluar sus actividades e identificar las más importantes, así como para decidir cuáles expectativas debe satisfacer y cuáles no. Para ser un buen mayordomo, debe dedicar sus recursos de tiempo, energía y capacidad a los fines más importantes . Estimulado por libros de un pastor Presbiteriano, Eugene Peterson sugiero, que la tarea central del pastor es ayudar a sus “clientes a encontrar a Dios.” Hay dos campos donde se ejerce la tarea de encontrar a Dios. Primero, el pastor debe encontrar a Dios y ayudar a otros a encontrar a Dios en la Biblia. Este libro se llama “Palabra de Dios” porque en él Dios se revela y ofrece al lector un encuentro vivo y dinámico con Él. El pastor debe escuchar la voz de Dios en esa palabra escrita, enseñarla y predicarla de tal manera que otros tengan su propio encuentro con Dios. Esta filosofía acerca de la Biblia y del predicador elimina varios tipos de predicación y varias maneras de usar la Biblia. Es obvio que elimina la predicación de las verdades de la sabiduría popular, de la experiencia del predicador o de los clásicos de la herencia literaria de la humanidad. Hay tanto material en la Biblia que no se debe dedicar ni un mensaje a lo que viene de otra fuente. El predicador puede aprovechar otras fuentes como material, siempre y cuando todo sea iluminado por la Biblia y que el propósito no sea añadir al mensaje bíblico, sino aplicar éste a toda la vida. El mensaje central de la predicación debe venir siempre de la Biblia. Por ejemplo, un sermón sobre el éxito puede usar este concepto para introducir la importancia de una relación con Dios pero no es legítimo utilizar el tiempo del sermón para presentar los principios de disciplina, optimismo, planeación, etc., haciendo del éxito el enfoque del mensaje.


“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. (Hechos 20:28)

Si el propósito de la Biblia es provocar un encuentro con Dios, otros usos de la Biblia pasan a un lugar secundario. La Biblia no es principalmente un manual de ética, aunque hay muchos principios éticos en la Biblia. La Biblia no es un libro de historia, aunque relata una historia como medio para estimular encuentros con Dios semejantes a los que se dan en esa historia. No es un manual de usuario para el ser humano, provisto por el fabricante, salvo en esta verdad central acerca del humano: que fue creado para una relación con Dios que implica cierto tipo de relación con el prójimo. El segundo campo para encontrar a Dios es en la vida de cada “oveja” ó “cliente.” Todo ser humano tiene su propia historia y Dios es parte de cada historia. El pastor es el que escucha estas historias, llega a conocer a las personas y les ayuda a descubrir el papel de Dios en su pasado, presente y futuro. El propósito del trato personal, llámese consejería, visitación ó charlas, es ayudar a las personas a tener un encuentro ó un reencuentro con Dios. Esta brújula nos ayuda a identificar aquellas actividades que no deben ser centrales en el ministerio pastoral. También nos impulsa a cuestionar ciertos conceptos del pastorado. El pastor es visto por muchos, y especialmente por sí mismo, como una persona muy ocupada. Nos gusta creer y aún más, nos gusta que otros crean que hay tanto que hacer, que no podemos perder un momento. Peterson, en cambio, presenta el concepto del “pastor desocupado” el pastor que siempre esta disponible para su tarea central, que es percibir la actividad de Dios en su palabra y en las vidas. Por cierto, esta es una tarea que requiere atención y tiempo. Es costumbre entre los pastores decir: “me gustaría predicar un mejor sermón, pero hay tantas ocupaciones que me faltó tiempo para la presentación.” Sentimos que este comentario recalca nuestra importancia, pero la respuesta correcta es: “¿Qué tienes que hacer que sea más importante que abrir la Palabra de Dios ante tu congregación?” Debemos tener (guardar) tiempo suficiente para reposar con nuestro texto, de manera que podamos subir al púlpito con avidez, porque Dios ha hablado y hay que compartir lo que dijo. La otra actividad para la cual el pastor siempre debe tener tiempo es para ayudar a sus amigos a descubrir la actividad de Dios en sus vidas. Para esto, necesita mucho tiempo para escuchar. Conociendo la historia pasada de una persona, su situación presente y sus aspiraciones para el futuro, puede ayudarle a reconocer que Dios está actuando en su vida. Así que el pastor debe dedicar tiempo amplio a la visitación, consejería y conversaciones informales. Este concepto dista mucho del pastor ocupadísimo que con frecuencia corta conversaciones porque hay otros deberes para atender.

Todo ser humano tiene su propia historia y Dios es parte de cada historia. El pastor es el que escucha estas historias, llega a conocer a las personas y les ayuda a descubrir el papel de Dios en su pasado, presente y futuro.

Otro concepto que maneja Peterson es el del “pastor subversivo.” Un encuentro con Dios desestabiliza la vida. Desde luego, el propósito último de esta desestabilización es una reintegración, pero no deja de ser una amenaza. El pastor participa en la vida de su comunidad, pero conoce un secreto: que su verdadera tarea resultaría en una revolución en la comunidad. Cada día tiene contacto con muchas personas que ni entienden ni quieren el cambio que Dios ofrece, pero ellos aceptan al pastor porque lo perciben como parte de las estructuras de estabilidad de la comunidad. El pastor subversivo no insiste en cambiar este concepto de él, sino que sigue proclamando el mensaje. Entiende el poder de este mensaje para traer cambios radicales. Tan grande es que no hace falta una violencia ó un espíritu combativo ó revolucionario de parte del mensajero. El poder de Dios en su Palabra efectuará los cambios. Dios está activo en su mundo. El pastor es una persona que sabe esto y ayuda a otros a reconocerlo a través de la Biblia y sus propias experiencias.

Ricardo Gárrett Boyd es ex-Director del STBM. Actualmente es profesor visitante del mismo Seminario impartiendo algunas materias en los programas de Licenciatura y Maestría, y pastorea la Wheatland Baptist Church en los Estados Unidos.



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