EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO: UNA HERRAMIENTA IMPORTANTE EN EL APRENDIZAJE Diego Villada Osorio PhD. No podemos confundir el concepto “el árbol del conocimiento” como herramienta de aprendizaje con “El árbol del conocimiento: las bases biológicas del entendimiento humano”. Se nota que ambos obedecen a intenciones y utilidades diversas, pero tienen una profunda relación, que no se hace evidente en lo que cada uno representa en su propia perspectiva sino en la profundidad de la esquematización conceptual. En el libro de Humberto Maturana y Francisco Varela, titulado “El árbol del conocimiento las bases biológicas del entendimiento humano”, se observan numerosas representaciones conceptuales, que explicitan no sólo conceptos biológicos sino que actúan como organizadores de los temas tratados. En ambos casos hay intenciones organizadoras y explicativas. El árbol del conocimiento como herramienta de aprendizaje, hace precisamente de organizador y explicitador de conceptos, relaciones y construcciones reticuladas. De otro lado, en el libro de Michael J. Gelb titulado “Inteligencia genial: siete principios claves para desarrollar la inteligencia, inspirados en la vida y obra de Leonardo Davinci”, el autor nos habla de la cartografía mental como aquello que “permite empezar más rápidamente y generar ideas en menos tiempo; además, pensar, trabajar y resolver problemas se vuelve mucho más divertido, todos los planes de trabajo tienden a verse igual, pero cada mapa mental es diferente. Quizás la mejor ventaja de la cartografía mental es que al cultivar su expresión individual y única usted empezará a recorrer el camino que conduce hacia su propia originalidad. La práctica regular de la cartografía mental le ayudará a convertirse en inventor”. Un elemento importante para el desarrollo de representaciones conceptuales es la libre y fluida asociación. También vale la pena mencionar que “todo está conectado con todo lo demás” así lo expresó Leonardo Davinci. Otro caso interesante que vale la pena mencionar es la planteada por Marco Antonio Moreira en su libro “Aprendizaje significativo: teoría y práctica”, en el cual se explica de manera contundente el papel que representan en el aprendizaje significativo los mapas conceptuales y los diagramas en V. Ambos casos corresponden a representaciones conceptuales con intenciones y aportes diversos, esquematizaciones ordenadas, secuenciales, articuladas y dependientes de los conceptos que están siendo puestos en comprensión y posibilidad de aprendizaje. Novak y Gowin (1977, 1981, 1984) plantean que el aprendizaje
significativo subyace a la integración constructiva del pensar, el sentir y el hacer. De la manera como lo expresó (Gowin, 1981) la idea subyacente es que como el conocimiento no es descubierto, sino que es producido por las personas, ello tiene una estructura que puede ser analizada. Al entender cómo se construye el conocimiento, los aprendices pueden darse cuenta de su propia construcción, explica Moreira (2000) las representaciones conceptuales son diversas. Regresando al árbol del conocimiento debemos insistir en algunos aspectos que valen la pena tener o poner en la visibilidad del lector. Como primera medida se trata de una representación de algo real, visible y común que para el lector no representa ningún esfuerzo extraordinario para ser reconocido: “Todos hemos visto, tocado y porqué no trepado a un árbol”. En un segundo término la utilidad en el aprendizaje es un punto de referencia para encontrar, de una manera metacognitiva, diferentes componentes y procesos de la toma de consciencia, el aquí y el ahora, el principio de realidad y el darse cuenta. Un árbol común y corriente, tiene raíces, tallo, ramas y follaje. Cada uno de ellos representa algo en la estructura y el funcionamiento del árbol. En el caso de las raíces, éstas sirven de soporte (mecánico) y vía de absorción (químico) de nutrientes. En términos generales las raíces, salvo algunas excepciones, son invisibles, profundas y ancladas al terreno donde vive el árbol; lo anterior tiene importancia en el aprendizaje: “El terreno donde se construye el aprendizaje debe nutrir y servir de anclaje”. Así es el aprendizaje. El tallo fundamentalmente es visible. En un modelo de árbol convencional el tallo sirve de soporte, anclaje y transportador de nutrientes. El tallo es un símil de eje organizador y distribuidor de sus ramas primarias y secundarias de donde se desprende el follaje. Así es el aprendizaje. Él se ancla en ideas fuertes, primarias, profundas y fundamentales para sacar de allí resultados, extrapolar o construir nuevas ideas a prueba de aprendizaje. Existen tallos delgados, medianos y gruesos, dependiendo de la necesidad o del tamaño del árbol. Es claro que si se pretende tener un árbol frondoso su tallo debe ser igualmente fuerte. Esto debe resistir el demandante follaje. De igual manera sus raíces también deben ser grandes, extendidas y fuertes. Los árboles en lo externo nos dicen qué hay en lo interno: “El follaje es directamente proporcional a sus raíces”. El tallo del árbol tiene diferentes capacidades, su estructura interna, su médula, hasta la corteza que es visible. También posee diferentes conductos de distribución de sus nutrientes, como se ha denominado a la sabia bruta y elaborada. Así también es el aprendizaje, hay momentos poco elaborados y otros de gran claridad y utilidad. No todo en el aprendizaje está claramente resuelto aún
después de haber aprendido. No olvidar que el aprendizaje es un proceso que no sabemos donde empezó y menos donde terminará. En el tallo, en su médula encontramos componentes muy profundos (internos) y otros componentes externos que los podríamos visualizar fácilmente y muy cerca de su superficie o corteza. Esto tiene un gran valor en materia de aprendizaje. El eje de soporte del aprendizaje va de aspectos muy superficiales hasta elementos de gran profundidad que no se reconocen completamente y que van y vienen a lo largo del tallo, distribuyendo nutrientes para el resto del follaje. Las ramas que se desprenden del tallo, que nosotros llamamos brazos, grandes ramas o ramas primarias, son el contacto inmediato con el eje del soporte. Desde aquí se desprenden un número indeterminado de ramas que van a dar el tamaño y el follaje. Esto finalmente es lo visible en el árbol para dar sombra, producir frutos y para dar capacidad de producción de nutrientes, transformarlos y generar oxigeno, agua y gas carbónico según el caso. Así es el aprendizaje, de todo el aprovechamiento del eje de soporte, de sus grandes conceptos visibles, se generan importantes resultados, que no necesariamente serán visibles e inmediatos. Lo que es claro, es que de estas ramas primarias saldrán otras ramas que podríamos llamar secundarias y que finalmente darán origen y soporte a las hojas. La hoja es el órgano fotosintetizador más importante, Camero (2003). Las hojas son de diversos tamaños, formas y colores; las hojas son visibles. Éstas pueden almacenar agua y producirla, al igual que nutrientes. No olvidar que nos proveen del oxigeno que nos da la vida. El aprendizaje le da vida a todo aquello que lo hace visible, que permite nutrir lo demás, que lo hace sociable, interactivo, que lo transforma y mantiene la persona en permanente dinámica. Aprendemos durante toda la vida. Cuando esta facultad humana se debilita el ser humano también se hace débil. Las hojas que no hacen fotosíntesis debilitan igualmente la capacidad productiva del árbol; éste finalmente se marchita. La persona que no aprende se marchita. La hojas, los frutos y las flores son producto del metabolismo del árbol, las flores se desarrollan a partir de las yemas del tallo, al igual que las hojas; de hecho, se considera que las flores son hojas modificadas, las que finalmente se transforman en fruto. Esta transformación es el factor decisivo en el papel que el árbol represente como organismo autótrofo y generador de su propio alimento y el de los animales heterótrofos. En el caso del aprendizaje, el árbol del conocimiento sirve de alimento a todo aquello que no es autosuficiente y que requiere del aporte o “alimento” para que en otro momento, bajo otras circunstancias y ante nuevas situaciones el aprendizaje pueda resolver problemas, generar nuevos aprendizajes
y permitir la adaptación y transformación que sea necesaria. En los frutos del árbol del conocimiento están no sólo los productos de un proceso de carácter autosuficiente, sino las semillas para que nazca un nuevo árbol y un nuevo proceso de aprendizaje. De la calidad de la semilla podemos nacer, crecer y producir el nuevo árbol. ¿Qué representa en materia de aprendizaje un árbol del conocimiento? Lo podemos ver no sólo en su conjunto sino en cada una de sus partes. Veamos el conjunto del árbol, no sólo independiente o individualmente sino como un conjunto de árboles, es decir el bosque. Esto nos puede llevar a pensar en la importancia de un solo aprendizaje frente a todo lo que representa y exige el mundo de hoy. Es decir a manera de colofón, cuando aprendemos una sola cosa no es esto sólo lo que aprendemos, también esto tiene implicaciones sobre otras cosas. El bosque no puede impedirnos ver el árbol, porque de esta manera perdemos metacognición, la que nos dice como vamos en el aprendizaje. El bosque representa el conjunto de procesos de desarrollo, cognición, psiquis, mente y personalidad. En estos han contribuido significativamente, unos y otros árboles, con aprendizajes diversos. Éstos están en el aparente, en la visibilidad y en las conductas específicas. Pues la verdadera esencia de estos aprendizajes está en las interconexiones que establecen de manera profunda sus raíces. El árbol del conocimiento sólo representa muy poco dentro del conglomerado que son los procesos de aprendizaje en el ser humano. Luego ésta hará parte de este conjunto. La sombra del árbol representa la capacidad y proyección lograda por el árbol. “Al que a buen árbol se arrima, buen sombra lo cobija”, dice el adagio popular. Éste nos invita precisamente a una importante reflexión: el aprendizaje de amplia cobertura permite de manera extensa y significativa su aprovechamiento y proyección.