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AÑO 3 SEPTIEMBRE OCTUBRE 2013 ARG $15
NOVEDADES SOBRE LAS ARTES NUESTRAS
LA OLA que quería ser chau Algo huele a los ‘90 y no es la colonia Pibe’s
DANZA STREET Toda una cultura en movimiento
LA TV NO ATACA
TODOS LOS NÚMEROS ANTERIORES SE VENDEN AL PRECIO DE TAPA ACTUAL
Bienvenidos a la era del cinismo
Gabo Ferro Músico. Poeta. Historiador. Un bicho raro.
EDITORIAL
El juego de la representatividad SEPTIEMBRE/OCTUBRE 2013 www.revistanan.blogspot.com.ar revistanan@agencianan.com.ar
STAFF Ailín Bullentini Emmanuel Videla Esteban Vera Nahuel Gomez Nahuel Lag Nicolás Sagaian Sergio Sánchez COLABORADORES Andrés Duprat Hernán Panessi Juan Ignacio Sapia Juan Francisco Ruocco Laura Meradi Liliana Cabrera María José Giovo Pedro Saborido
Juan Cruz González Majo González (Majox) Nahus Pablo Tambuscio FOTOGRAFÍA Antonella Casanova Laura Bernatené Magdalena Nin Ott Natalia Berninzoni Tomás Ballefin Benites ilustración DE CONTRATAPA Damián Scalerandi CUADRITOS Andrés Valenzuela
Foto DE TAPA Mariela Bobba
HISTORIETA Diego Villa
ILUSTRACIÓN Cristian Kocak Ignacio Minaverry
DISEÑO GRÁFICO Victoria Gilles Fernández
NaN permite la reproducción total o parcial de la presente revista, siempre que no sea para fines de explotación comercial. Registro de la propiedad intelectual en trámite. NaN es una publicación bimestral de circulación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y zonas de la provincia de Buenos Aires. Su finalidad es brindar información sobre arte y cultura. PUNTOS DE VENTA CONURBANO BONAERENSE: puesto de diarios en República de Siria, a la entrada de la estación Lomas de Zamora, lado oeste; andén 4 de la estación Lanús; y andén 2 de la estación Monte Grande. CIUDAD DE BUENOS AIRES: puestos de diarios en la estación de subtes Constitución, andén central; estación de subtes Avenida de Mayo, andén hacia Retiro; estación de subtes Diagonal Norte, andén hacia Retiro; puesto de diarios en Callao 397, esquina Avenida Corrientes; Punto de Revistas Culturales, Avenida Corrientes 3307, frente al shopping Abasto. Más en www.revistanan.blogspot.com Si no conseguís la revista en la Ciudad de Buenos Aires, contactate a 4308-1813 o escribí a distribuidorasinfin@gmail.com. El grupo de comunicadores de NaN es también responsable del sitio sobre arte autogestivo y cultura Agencia NAN (www.agencianan. com.ar). Los artículos firmados expresan la opinión de quienes los escriben. NaN no es responsable por el contenido de las páginas web a las que hace referencia en sus artículos o publicidades. El contenido de los avisos publicitarios es exclusiva responsabilidad de los anunciantes. Facebook: http://www.facebook.com/revistanan Twitter: @revistanan
L
a política no habla tu lenguaje, nuestro lenguaje. Habla otro, uno en el que las palabras no significan lo que significan; un lenguaje muñido de gestos escondidos, de vueltas de rosca interminables, de chicanas, aprietes y apuestas a todo o nada, que valen más que los pasos dados por las calles, los pasillos, el pasto y el barro que pisamos todos. El lenguaje del poder, ese único que juega a cambiar las líneas del lápiz que dibuja a este mundo parcial y desigual, brutal y despiadado, las tuerce y luego las vuelve a cambiar; una y mil veces, todas y cuantas veces sea necesario. La lucha, entonces, ¿sería por el lenguaje? El lunes 9 de septiembre, la presidenta Cristina Fernández anunció el traspaso de la sede central de la Secretaría de Cultura, que actualmente funciona en Recoleta, a la Villa 21. Gran paso, gran reconocimiento de aquello que es verdaderamente necesario para poder modificar el curso de la vida de alguien: cultura y, por ende, acceso a la educación, y por ende, acceso al trabajo, y por ende, más herramientas con las que lucharle a la pobreza. Sin embargo, en concreto, significará sólo el traspaso de la oficina del secretario de Cultura, Jorge Coscia, y las labores de algunos de sus asesores. No importa, bien igual. Mucho más necesarias fueron, en cambio, las palabras de la Presidenta entonces: “Hacer cosas, desde la cultura, desde la política, desde el arte, desde el lugar que vos elijas, te aleja de todas las cosas malas y de todas las cosas que tanto nos entristecen ver cuando suceden”. ¿Y cómo se entienden, entonces, las palabras titubeadas por el principal candidato a diputado nacional e intendente de Lomas, Martín Insaurralde, acerca de la necesidad de bajar la edad de imputabilidad como método para aplacar la “inseguridad”? Un slogan, una bala asegurada en la cartuchera de las figuras más a la derecha de la arena política, como Francisco De Narváez, o el nuevo representante de la voz clasemediera, Sergio Massa. El lenguaje de la política banalizada, de la política vacía, la política chimentera, en acción. Días antes de que la jefa de Estado llegara a la 21, en un barrio lindero tan pobre como ese, un nene de 9 años moría en medio de un enfrentamiento entre bandas ajenas a Zavaleta, donde vivía. “Un tiro en la cabeza, en el medio de la pobreza”, bramó la organización La Poderosa, cuyo medio gráfico, La Garganta Poderosa, fue el primero y uno de los pocos en denunciar el asesinato. A una semana de que volcaran en las redes sociales la triste noticia, los integrantes de La Poderosa tuvieron una audiencia con la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, y el apoyo del Centro de Estudios Legales y Sociales. Cinco días después, recibieron la “visita” de la Gendarmería en la propia redacción de la revista, que queda muy cerca de la casa de Kevin, el nene asesinado. ¿El lenguaje de la política? El del poder, seguro. “Decenas de gendarmes armados hasta los dientes, sin identificación y en muchos casos encapuchados, con sus escopetas en mano”, denunciaron. La política del marketing es fáctica. Amanece otra vez la derecha como alternativa política: endurecemos el discurso, enviamos gendarmes, celebramos la videovigilancia y más patrulleros como solución a una problemática social de base. Pero mirémonos al espejo. Cómo una sociedad se va indignar por Kevin si una porción de ella reclama seguridad a los que por intereses no dudan en matar o ser cómplices del negocio delictivo. Ahí está en el espejo el que no es capaz de mover el culo por el pibe que pide en el tren. Pero lector, si no podemos pedir la revolución, acomodémonos a los tiempos. Es nuestra tarea, al menos, informar mejor y pelear por cambiar las lógicas que sostienen a los que aún no lo hacen; conocer, comprender y difundir las palabras de quienes se preocupan por Kevin antes de que muriera. Es su tarea informarse mejor y preocuparse por eso. Quizá, de esa manera, el próximo intendente, empresario o vecino en campaña al que se le ocurra proponer resolver los problemas de la sociedad sólo condenando a los pibes quede fuera del juego de la representatividad como le ocurriría en la actualidad al que pidiera libertad para los represores de la dictadura militar. Menos pibes presos. Más responsables.
VERMÚ
Raúl Lemesoff
Guerrillero de mil historias El tipo era un señorito inglés hasta que un día mandó todo al carajo. Cansado del mundo que lo rodeaba, decidió preocuparse por cosas que realmente valieran la pena y salió a la calle armado hasta los dientes. AILÍN BULLENTINI
Magdalena Nin Ott
“C
uando era pibe luchaba por cambiar el mundo, ahora lucho porque el mundo no me cambie a mí.” En momentos en los que las verdades dichas inundan el aire y las actitudes que las reflejan brillan por su ausencia, existen historias que dignifican esa consigna de “rompamos el mundo y empecemos otro de cero”. Historias con un dejo de locura, aroma a fábulas, pero sobre todo con mucho, pero mucho huevo. Como la de Raúl Lemesoff y su Arma de Instrucción Masiva. Es que, posta, es una historia que empuja a largar todo a la mierda porque quita miedos y espanta pájaros de mal agüero. Se trata, a grandes y egoístas trazos, de un hombrecillo de ojos claros y fantasmas oscuros que está orgulloso de haber creado una herramienta que permite torcer el rumbo del destino al que está confinada la humanidad en este reino del consumismo: un tanque de guerra cubierto de libros con el que recorre las calles —a veces se asoma a las ventanillas de los colectivos— y barrios. Visita bibliotecas, clubes y ferias —un mapa gigante del país le recuerda decenas de lugares esparcidos por todo el territorio pendientes de visita— en donde sorprende a la gente con sus “municiones”: “Yo no espero que la gente se me acerque. Yo les salto a la cabeza, se las rompo, les levanto el brazo, les chanto un libro en el sobaco y se los vuelvo a bajar. Y ahí se van, obnubilados, enloquecidos con este tanque de guerra que dispara historias”. ¡Ahí está! Esa cara pone la gente cuando ve el arma de Raúl.
Hagamos la guerra El tipo quería que una creación suya cambiara la vida de las personas. “O de al menos una. Y el arma cambió mi vida, así que ya está”, decreta sobre su invento “bondadoso”, “increíblemente necesario en esta sociedad, en la que lo único que quiere la gente es quedarse en su casa, tener una tele y un microondas y cerrar bien la puerta para que no la jodan”. Claramente, Raúl no dejó de querer cambiar lo que lo rodea y en ese tren, de casualidad —como la aparición de muchas de las piezas con las que construye el rompecabezas de su existencia actual—, se hizo del instrumento justo para defenderse de todo eso. “Estamos siendo amenazados todo el tiempo. Acá la gente no lee, no imagina, es cómoda. Está mal educada desde que nace para ser parte de una célula que le hace bien a un cuerpo que está enfermo”, le escupe a la realidad. El libro enaltece, el libro es la salvación. “El libro interactúa en la percepción de las personas, juega con los mundos imaginarios de cada uno. Yo puedo leer ‘casa grande’ y me imagino algo; y vos podés leer ‘casa grande’ y te vas a imaginar otra cosa, otras dimensiones. La gente no lee y no ejercita el músculo de la imaginación, lo va perdiendo y así hace mucho más fácil la tarea de esta gente que nos quiere dominar, nos quita opciones, dimensiones, diferencias. Nos han hecho creer que este sistema es el abanico de las mil elecciones. Pero ¡no! No hay elección”. El Arma de Instrucción Masiva dispara alternativas, porque nada es una ver-
Le mandó una carta a Bush para regalarle un Arma de Instrucción Masiva pero en la Casa Blanca no le dieron pelota. dad absoluta en el mundo de los libros. Y nada tampoco lo es en la vida de Raúl. “Se me ocurrió mandarle una carta al expresidente yorshdabliu (George W. Bush) en la que le regalaba un arma de instrucción masiva para exponerla en los jardines de la Casa Blanca y le decía que, si él respetaba la Constitución norteamericana, le donaba una docena más para llevar a Irak y reconstruir ese país que no había sido aún destruido. Por supuesto, no me dieron bola”, ubica el artista el punto de inicio de su escultura móvil. La obra de arte entre sus obras de arte que, según explica, es resultado de la combinación entre la evolución de su creador y un cúmulo de factores externos tan disímiles como concretos y pesados. Pero eso fue ayer, otro contexto, otros impulsos, la misma esencia. Hoy es lo mismo sin serlo. Hoy es eso y, a la vez, otra cosa.
Hoy El “Loco” —el apodo que le calzó toda su vida— y su “proyecto sociocultural artístico” desarrollan su lucha contra el mundo de la desazón en un escenario principal: una porción del terreno en el que funcionó el Patronato de la Infancia y que hoy se debate entre el abandono paupérrimo y la potencialidad de la casa propia para unas 30 familias que actualmente lo ocupan. “31, che. ¿Y yo que soy?”, reprocha el artista a Teresa, una de las jefas de hogar que patea contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por que ese espacio, al fin, sea suyo. “Cuando vine acá era el único. Dormía en una hamaca paraguaya, no tenía ventanas, electricidad ni baños”. Descargó allí su ter-
cer arma —un tanque de guerra que venía acurrucado en un container desde Holanda, adonde viajó invitado a una muestra hace dos años—, cuando el Centro Cultural de España canchereaba a pleno su fastuoso plan de convertir el “abandono” en la pompa culturosa snob porteña. De la canchereada sólo cumplieron con “una canillas, pero saquearon todo” y salieron rajando cuando un grupo de 200 familias acamparon para reclamar las tierras para vivienda. Raúl vio toda la secuencia desde adentro, mientras reconstruía el tanque de libros y convertía la estructura de hormigón y encadenados del año del ñaupa en un espacio habitable. “Armé primero mi habitación en la parte de abajo (de la especie de casa en la que hacemos la entrevista) y empecé a pintar las paredes. Después vine acá arriba”. Allí armó un baño, una habitación de huéspedes y la suya, la única de la planta alta que tiene electricidad, lo que le permite tener un velador y una estufa eléctrica. El ventanal de su cuarto, de esos de vidrio partido estilo caserón chorizo, está pintado del lado de afuera. Por allí no penetra el sol, pero ¿para qué? Es el paño que exhibe algunos testigos de la vida del “Raúl fotógrafo”: toda gente que vive en la calle, como lo fue él hace un par de años, “en una esquina de Palermo”. Los libros inundan los ambientes. Literalmente.
La escalera, inclusive. No hay rincón que no sea territorio de historias de cualquier tipo y lenguaje. Incluso están por el taller de arte, mezclados con fierros, caños, pedazos de cosas que levantó de la calle y un horno de fundición de vidrio —ese sí que es nuevo— en el que transforma botellas vacías en figuras nuevas y se convence de que su alcoholismo también puede volverse otra cosa. Afuera, un calefón a leña le da calor, un lavarropas a pedal —el tambor está montado al piñón de una bicicleta— ropa limpia, y ambos compiten en espacio con su Arma de Instrucción Masiva actual y aquella que la precedió, cuya mística lo es todo: un Falcon verde.
Ayer Raúl era “un señorito inglés” antes. Lo fue varias etapas de su vida, pero como nunca se sintió cómodo con la comodidad, de tanto en tanto estallaba. Nació en Paraná. Admiró a su abuelo materno no por médico —era médico— sino por loco. “‘Loco Leiva’ le decían a mi abuelo, que en realidad era un inventor”, recuerda. Él también se piensa inventor: “A mí me gusta investigar y hacer cosas que pongan a la gente a pensar. Todas mis obras provocan reflexionar qué hacés vos con tus días. Esa es mi misión en este mundo”, dispara. Durante
su primera juventud se escapó a Estados Unidos, en donde se conectó con el mundo del arte exclusivo, ese que vive en galerías. Diez años de ilegal pasó en yanquilandia, los últimos coincidieron con la invasión a Irak, y entonces, se le ocurrió algo para poner a pensar al mismísimo presidente invasor de Medio Oriente. Entonces nació el primer Arma de Instrucción Masiva, sobre un tanque de guerra que “casi ni se movía”. Volvió a Argentina, que por un tiempo lo encorsetó nuevamente en la estructura del sistema: “Tuve mi empresita, compraba antigüedades, tenía mi licencia de importador exportador, cuatro empleados, una secretaria, un contador y un abogado”, reseñó, pero aclaró rápido: “Me di cuenta de que no era yo el que hacía la plata ni el que la gastaba. Decidí preocuparme por cosas que realmente valieran la pena: tener menos, pero preocuparse menos y hacer cosas que realmente sean significantes en nuestro viaje por este planeta, por esto que se llama vida”. Se fue a Santa Fe y compró un Ford Falcon verde a un hombre que “confesó que lo había adquirido en un remate de los militares”. “Tenía que salvarme un poco la cabeza, así que empecé la segunda arma de instrucción masiva arriba de un Falcon que había pertenecido a la dictadura: era épico, cerraba por todos lados”.
“Yo no espero que la gente se me acerque. Yo les salto a la cabeza, se las rompo, les levanto el brazo, les chanto un libro en el sobaco y se los vuelvo a bajar.”
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ESPECIAL
A 62 años de la primera transmisión de televisión en Argentina
LA TV NO ATACA Mientras Tinelli está en Miami y Susana rueda barranca abajo, la pantalla chica cambia de paradigma bajo un nuevo orden. La era del panelismo reina y la opinología manda, incluso en los intersticios del periodismo militante. Ahí es donde asoman la cabeza Fantino y Rial, que marcan el pulso de la agenda donde no hay nada para entender y todo es para ver. Se sabe, el cholulismo y el espectáculo garpan, por eso la política se cuelga del furgón del tren. HERNÁN PANESSI
CRISTIAN KOCAK
Si a un griego del siglo de oro le mostráramos la televisación de una entrevista, se sorprendería menos de la existencia de un aparato capaz de transmitir las imágenes, que de la insólita conversación entre dos personas que se conducen como si estuvieran solas, aun cuando saben que son vistas y oídas por muchedumbres. Alejandro Dolina en “El contestador de reportajes” del libro Crónicas del Ángel Gris
ON. Con las patas en la fuente, se conoce al 17 de octubre como el Día de la Lealtad Peronista. Y esa misma fecha, de un conmocionado año 1951 —iniciando una tendencia que se profundizaría con los años teniendo al peronismo como Doctrina Nacional—, pasó a la historia por ser la primera transmisión de TV en Argentina. Fue un acto en vivo. De Aristóteles a Perón, sin solución de continuidad: La única verdad es la realidad. *** ¿Quién construye el show business? ¿Existe la figura del “imprescindible”? ¿Quién la tiene más larga? ¿Qué pasa con las teorías de comunicación? ¿Cómo se forma un líder de opinión en televisión? ¿Son funcionales a qué intereses? ¿Cuál es el rol de la política? Como fenómeno universal y desde las visiones más apocalípticas, los medios masivos de comunicación trabajan sistemáticamente para estupidizar a las personas. Y el poder, a través de los medios, intenta colonizar la subjetividad de los sujetos. Aparece —psicología social mediante— la figura del sujeto sujetado. El tedio cotidiano es acompañado por la pavada, esa que distrae e impide pensar en profundidad. Obnubilándose, disipando las opiniones propias. Aquí no hay nada para entender, todo es para ver. Y así, hasta el fin. *** En el ostracismo (¿voluntario?) de Marcelo Tinelli en Miami está uno de los principales cambios de paradigma de la televisión argentina. Sus programas larvarios se adaptaron o perecieron. Y mientras Susana Giménez rueda barranca abajo y Mirtha Legrand volvió con balas de cebita, el mundo del entretenimiento nacional y popular cambió de piel. Se instauró otro modelo de pensamiento: la opinión (blanda o dura, por blandos o duros) sobre todo (que es nada y todo) y para todos (que son todos y es ninguno). Emerge la era del panelismo reinante. De 6,7,8 a Duro de Domar, de Santiago del Moro a Beto Casella. Y en el medio, dos figuras que se cortaron con la tijera del éxito: Alejandro Fantino y Jorge Rial. Dos clase A que, ahora, mueven prácticamente solitos el pulso de la (nueva, nueva, nueva) televisión local. *** Un culo concentra la atención de todos. Un par de tetas se mueven como un Tiki-Taka al ritmo de un hit de la vieja escuela. Un futbolista cuenta cómo era no tener plata. Alguien de la noche narra la forma de ganarse
a tal o cual mujer. Y Alejandro Fantino, entre dimes y diretes, reúne, en una alquimia natural, información blanda con mensajes —subrepticios— profundos. Pese a que se baña en inocencia, es un gran entrevistador. Hábil para el manejo de grupos, débil con la repregunta, Fantino tiene un poder: es un hechicero de la empatía. El público consume “lo que se parece a él”. Se empata con él. Y así, desde Mar de Fondo hasta Animales Sueltos, forjó un estilo. Y además: el fútbol. Su conocimiento de fútbol lo acerca al público, lo hace popular. Y la televisión es el relato de lo popular. ¿Y qué puede ser más popular que un carismático relator de fútbol devenido anfitrión de programa de entrevistas nocturnas?
“El político actual parece haber comprendido bien esto de la espectacularización de la escena pública. No se pregunta si está bien o mal, participa de ese espectáculo porque quiere hacer política. No percibe que sean cosas distintas.” ALFON *** En el prólogo de Polvo de Estrellas: Inconfesables secretos de la farándula, la política y el deporte, la versión local de Hollywood Babylon de Kenneth Anger, el periodista Jorge Rial escribe: “En la farándula criolla existe una especie de pacto de silencio —algo similar a la célebre ormeta de la mafia siciliana— que impide hablar demasiado de sus vaporosos integrantes”. Pero él se animó. Rial se animó a cruzar todos los umbrales hasta convertirse en una voz autorizada del periodismo de espectáculos. “Soy periodista, el espectáculo es un accidente, es como ser periodista deportivo o político”, le dijo a Juan Pablo Varsky en El Péndulo, el notable programa de entrevistas del Canal (á). Y desde hace un tiempo, también, es un referente a la hora de fijar temas de agenda en asuntos políticos. ¿Su público? En su mayoría, amas de casa. Muchas. Cantidades infinitas de mujeres a la vera de los rayos catódicos esputados a la hora de la siesta. Y Rial, a su vez, mezcla una extraña dosis de credibilidad con otra tanta de popularidad. Uno de sus tantos certificados: es dueño de una de las diez cuentas de Twitter con más seguidores en la Argentina. Su mejor arma: la información. “Rial es pueblo”, rezaba una curiosa bandera en uno
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de los tantos cacerolazos del 2001. Lo dicho: tiene una pata metida en el mundo del espectáculo y otra en el mundo de la política. Y eso, por alguna imperfecta sinergia, su auditorio lo respeta. Por aquello se empata con él, lo percibe cercano, lo tiene como un referente. *** Es tiempo de las “campañas cholulas”: los candidatos se pasean por televisión pegoteando frases hechas. Atrás quedaron debates profundos como aquel de John F. Kennedy y Richard Nixon para unos cincuenta millones de televidentes al calor de la TV norteamericana. En la prehistoria de nuestro país, los políticos mostraban su mejor perfil almorazando con Mirtha Legrand. Desde la vanguardia, Moria Casán los acostaba en su cama. Hoy, los principales candidatos de la provincia de Buenos Aires se pasean en programas desacartonados de la televisión abierta. Desaparecieron las polémicas. ¿La razón? Los programas políticos empujan a contestar preguntas rebuscadas. Y así, el mundo del espectáculo fagocita las dialécticas profundas en frágiles preguntarespuesta que pintan —con una sola mano y utilizando tempera— las personalidades de los hombres que dirigirán el destino de la Argentina. Se develan los “costados humanos” y emergen sus “lados más bromistas”. Otra: cada punto de rating equivale a unas 100.000 personas. El escritor, ensayista y docente de la UNLP, Fernando Alfón, apunta: “No hay política sin espectáculo. Un resabio iluminista nos impide aceptar el espectáculo como parte de la política. Creemos que, hecha exclusivamente de razones y realidades empíricas, todo lo que sea fantasía y teatralidad es una ‘degradación’ de la política, una ‘banalización’. Quizá sea esto lo banal: excluir la ficcionalización de la vida pública”. Y el escenario líquido le dio un F5 a su propia existencia. La realidad se anuncia simplificada, dicotómica. “Los gobiernos, los empresarios y los políticos viven su lucha por la información como si fuese el centro de la democracia y el poder. Mientras tanto, la gente de a pie, pasa de la información, le importa cero estar informado, igual ya sabe que todos dicen mentiras y hablan de mundos inexistentes. Entonces, la gente huye feliz en el entretenimiento y las ficciones, y por eso, ahora, los políticos deciden ir allí, porque es ahí donde está el rating, los votos y las querencias. La información ya no importa”, señala Omar Rincón, crítico de televisión colombiano, autor de una decena de libros dedicados a los medios de comunicación. “El político actual parece haber compren-
dido bien esto de la espectacularización de la escena pública. No se pregunta si está bien o mal, participa de ese espectáculo porque quiere hacer política. No percibe que sean cosas distintas”, completa Alfón. Los puentes entre los políticos en campaña y el público terminaron siendo los programas de Alejandro Fantino y Jorge Rial. La propuesta de ambos se ajusta a las pretensiones de los políticos 2.0. *** —A mí no me llamó Zannini. No lo conozco. Es más, ¿querés mandar a revisar mi teléfono? —dice, presumiblemente enojado, el Jorge de América. —No seas boludo, mirá si voy a hacer eso —responde, reculando, el Jorge de Canal 13. —No tengo drama. Lo único que te pido es que desmientas lo que dijiste —retruca. —Lo estás haciendo vos en este momento y yo te estoy diciendo que está todo bien. Te creo que no tuviste ningún llamado de Zannini —acepta. Zannini: actual secretario Legal y Técnico de la Presidencia de la Nación. Y aquel diálogo corresponde a dos periodistas entronizados en un caso de faranduralización de la política. El “Jorge de América” es Rial. El de “Canal 13”, Lanata. Y el Fariña Gate —aquel escándalo de acusaciones por un supuesto caso de lavado de dinero, con actuaciones estelares de Ileana Calabró, Karina Jelinek y compañía, ¿se acuerdan?— la rompió toda. “Me interesa pensar el caso Lanata, que es donde se operó más intensamente la fusión entre espectáculo y política. Lanata no pretende mostrar lo real, porque la realidad sólo le interesa como insumo de la ficción, a la que sí parece conocer mejor y saber los réditos que le depara”, dice Alfón. Y sostiene: “Creo que, repensar el vínculo entre política y espectáculo debería redundar en una neutralización de la farándula”. Por su parte, Rincón postula que “la política siempre ha sido fiesta, espectáculo, entretenimiento y farándula. O mejor: farsándula. Pero ahora es más evidente, más obvia, más burda. Todo se ha convertido en farsa: la política, los medios, el poder, la democracia. Por eso, todo se faranduliza”. El poder entremezclado con el espectáculo como novedosa forma de labor. Y el público siguiendo el caso como una novela. No importa si es de Agatha Christie o de Corín Tellado o de Adrián Suar. Lo importante es consumir, estar sujetado.
“La política siempre ha sido fiesta, espectáculo, entretenimiento y farándula. O mejor: farsándula. Pero ahora es más evidente, más obvia, más burda.” RINCÓN
*** La realidad argentina —como cualquier otra— es múltiple y polimorfa. “La dicotomía es una forma muy popular de pensamiento. Sabemos que la realidad no es dicotómica, sino compleja, pero no se la puede presentar con toda su complejidad en todos los lugares y en todas las instancias. A menudo, esa complejidad precisa ser presentada en forma antagónica”, señala Alfón. Y en esa tónica, panelistas eyaculan verdades que son defendidas a capa y espada. Opinólogos jurisprudentes que se ponen de un lado de una línea. O de otra. “Las dicotomías evitan pensar, sólo basta con creer. Y para creer sólo se necesita de la emoción de la fe”, expresa Rincón. Profesionales que, delante de los rayos catódicos, instalan discursos en el vaivén del juramento hipocrático de la profesión: aquel que trata la salud mental de la población. Y el periodismo militante tiene un doble rol: el verbo y el sustantivo. Como verbo, “militar” puede resultar interesante. Como sustantivo, polémico. Alfón: “La expresión ‘periodismo militante’ no hace más que restituir la materialidad del sujeto: enfatiza el lugar del enunciador y expone abiertamente el deseo”. Rincón: “Que haya periodismo militante no es malo, lo que es perverso y nefasto es que lo haya y lo disfracen de ‘verdad’, ‘objetividad’, ‘calidad’. Para mí, todo periodismo debería ser transparente y decir públicamente en qué milita para con eso todos sabemos desde dónde habla, enuncia, escribe, opina”. Y desde allí se desprende el concepto de transparencia enunciativa. ¿Cómo funciona? Lo responde Rincón: “Sería muy bueno ver cada noche algo así como ‘bienvenidos a la información anti-K’, ‘buenas noches a las noticias en perspectiva K’. Ese tipo de periodismo militante obliga a la existencia de la transparencia enunciativa”.
El convoy de adolescentes de Una Tarde Cualquiera, conducido por Bahiano, o las opiniones viperinas de Yanina Latorre terminan moldeando una nueva forma de hacer televisión: la opinión de la opinión de la opinión. Ahí mismo, programas como Implacables o Infama degluten la no–noticia para convertirla en ciento veinte minutos de pura doxa. ¿Y la episteme? A eso se aproximan ciertas voces autorizadas de 6,7,8 —donde han pasado desde Ignacio Ramonet hasta Estela de Carlotto— o, en menor medida, las de Duro de Domar —por su formato, más propenso a la humorada, pero siempre dispuesto al tratamiento periodístico de las noticias, fundamentalmente en boca de Mariano Hamilton y Mauro Federico—. Aunque, es cierto, muchas veces muestra las grietas del periodismo militante. Como verbo. Como sustantivo. *** La única verdad es la realidad. Y, entonces, la revolución para volver a ganar la libertad subjetiva tendrá una única acción: apagar los televisores. OFF.
MEDIOS
M.A.F.I.A.
LOS INNOMBRABLES El Movimiento Argentino de Fotógrafxs Autoconvocadxs apunta a desmembrar la información a través de una mirada deconstructiva del registro fotográfico. Antonella Casanova
Emmanuel Videla
C
el Hospital Borda, la resistencia y el desalojo de la Sala Alberdi. Los lick. El obturador acaba de congelar un momento, un modo de cacerolazos, para este grupo, son como una postal que marca el ver, una parte de la realidad. ¿Quién tenía la réflex? Imposible surgimiento de este movimiento. Hay más y más flashes en acción. saberlo. Pero de algo no hay dudas: el fotógrafo se identifica: La tragedia de Rosario. Los medios informaron sobre número de “Somos M.A.F.I.A.”. A ver, no es que se trate del surgimiento de un muertes allí. Se hicieron coberturas generales sobre el siniestro. modus operandi de la Cosa Nostra desde un encuadre artístico-fotoMelodrama. La fotografía de M.A.F.I.A., en cambio, se posicionó en gráfico, sino que para este colectivo desligarse de la firma suma, inotro lado, porque “el punto de vista en la fotografía es tomar una tegra y los constituye. “Sacar fotos es lúdico, nos divertimos. Por algo decisión política”, argumentan. lo hacemos y elegimos hacerlo”, define el espíritu del Movimiento “¿Por qué ir a Rosario después de tantos días de cobertura?”, se Argentino de Fotógrafxs Autoconvocadxs uno de sus integrantes. pregunta uno de ellos. “La idea es buscarle un volumen al regis“Si firmamos como un colectivo es porque tratamos de construir tro sobre un acontecimiento”, completa otra. Momento de reposo. un paradigma diferente para ver de otra forma una profesión tan Y continúan: “Nosotros queremos personalizar a los actores, a las individualista, tan individualizada —explica una de las fotógrafas —. personas que participan. ¿Quiénes son los que están? ¿Cómo se No hay pérdida de identidad en esa decisión de no firmar, al conllaman?”. En cambio, la noticia puede tratar todo sin relevancia. trario, cada uno se enriquece.” Click otra vez y una retrospectiva se Un poco más de zoom. El ojo carga en el discurso: “Pensar no mira esa parte humana que que la identidad se puede perbusca tomar como objetivo lo der en lo colectivo es bastante “Estamos aportando para que no te comas la espectacular de un hecho. No necio. Vivimos en un país donde manzana de la realidad.” es el escenario montado el que hubo 400 pibes apropiados y a atacan. “Siempre es más vermuchos de ellos se les restitudad lo que está fuera del esceyó su identidad”. Así, “por más nario, que está armado”, se defiende uno fotógrafo. “El escenario torturas, secuestros o educación de padres apropiadores la identilos tienen todos, es el lado A. Nosotros queremos captar particuladad es una sola”, insiste otra de las fotógrafas. ridades de las 30 mil personas que están detrás de un escenario: no Y hasta ahora parece todo parte de una mafia. Oscuridad. No las diez que están sobre él”, ejemplifica. Así, no hay foto que no sea sabemos quiénes son ni dónde surgieron. ¿Quién tocó el primer política. “A medida de que aportamos una foto diferente, estamos obturador? Luz. Y la anécdota del nacimiento. ¡Ojo! Fue allá en el aportando para que no te comas la manzana de la realidad”. cacerolazo previo al 8N, cuando una fotógrafa fue censurada y amePero, ¿desde dónde se mira el registro de estos lunáticos de las nazada en Facebook por publicar un retrato que había hecho a un réflexs? No es el papel. Las redes sociales, claro. El mismo mecacerolero. En ese momento, espontáneo y movilizador, en repudio, dio que los vio nacer y seguir haciendo. “Podés ver una foto de todos salieron a fotografiar. Los reunió una juntada post-marcha M.A.F.I.A., una de La Nación, otra de Reuters (NdR: la agencia de noti8N y desde ahí enfocaron lo que hoy es su lema: “Mostramos lo que cias inglesa) y estarán en el mismo eje informativo, pero indefectivivimos, no lo que pasa como si fuese la realidad”. blemente se construye nuevas formas de comunicar”. M.A.F.I.A. no La agenda mediática no se escapa a las capturas que puedan loquiere “descubrir la pólvora de la comunicación”. Click. grar. La mirada pasó por la represión de la Policía Metropolitana en
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ESOS RAROS SONIDOS NUEVOS
La Ola Que Quería Ser Chau
ADOLESCENCIA ININTERRUMPIDA
La Ola tiene una identidad bastante compleja de encasillar: posee un sonido propio y a la vez reconocible como hija de varias vertientes de la cultura pop. Editado en formato cassette –sí, leyó bien, en cassette–, el primer larga duración de la banda, La fuerza del cariño, es generoso en guitarras, efectos sonoros, voces y coros. Nahuel Gomez
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n su decimonoveno cumpleaños, Migue recibió un regalo muy importante para su carrera. Por entonces empezaba el CBC de Psicología y a sus padres les pareció conveniente obsequiarle su primera PC, para que pudiera buscar información y hacer trabajos prácticos en Word. De inmediato, la academia quedó de lado y Migue le dio a la computadora un uso más vinculado con lo que lo que realmente le apasionaba. Empezó a grabar su música, a bajar aplicaciones con instrumentos programados, y con el tiempo fue editando y compilando canciones con el pseudónimo “Los Migues”; que no es más que él tocando varios instrumentos, con participaciones esporádicas de amigos. Una decena de EPs, varios singles, fotos y videos que se pueden encontrar en http://losmigues.tumblr.com son el resultado de esa experiencia. Pero lo de ser productor y músico de entrecasa nunca
Tomás Ballefin Benites
le cerró del todo. En paralelo daba sus primeros pasos en la banda Maldito Maniquí, un grupo de noise de corta vida, que le dejaría algunos amigos con los que cranearía nuevos proyectos. Lorelei — exbaterista de MM—y Nico Bandido, acompañarían a Migue (José Miguel Del Pópolo, según el DNI) en la primera formación estable de La Ola Que Quería Ser Chau, con quienes grabó además los EPs Entre un ladrón y una beba de seis meses y Películas caseras, ambos de 2010. Aparte de ser el primer larga duración, La fuerza del cariño (2012) es el disco (o más bien, el cassette, si nos remitimos al formato físico en el que fue editado) que lleva a La Ola Que Quería Ser Chau hacia un público más amplio. El ruido adolescente, con las letras aniñadas y a la vez irónicas que tenían en las anteriores ediciones, se vuelca a un trabajo bastante más pulido, producido y mucho me-
Tu estilo es un free-pass A pesar de que ni siquiera son de La Plata, a algunos le gusta meterlos en la bolsa de la escena “indie” de la ciudad de las calles sin nombre. Quizá también le encuentren el espíritu alterno de El Otro Yo. O los vinculen con el new wave. Mucho más seguido aparecen los que enloquecen con las guitarras al estilo Sonic Youth. La alegría adolescente y retro de los Nerdkids también es percibida por el público. Lo cierto es que, sin caer en el absurdo de la hibridez por la hibridez, La Ola tiene una identidad bastante compleja de encasillar: poseen un sonido propio, inconfundible y a la vez reconocible como hija de varias vertientes de la cultura pop. “A mí me encantan esas bandas. Tuve la suerte de ver en vivo a grupos como Nerdkids, El Otro Yo y Boom Boom Kid, que tienen eso tan especial; transmiten una energía que siempre me sirvió de influencia. Después de escuchar esas bandas me convertí en alguien difícil de conformar, con mi música tenía que hacer algo que esté a lo sumo un poco por debajo de eso, pero no mucho”, reconoce Migue. “Feche”, sin embargo, prefiere diferenciarse: “Hay bandas como Nerdkids que no están entre mis influencias, pero entiendo que ellos escuchaban música que yo también escucho”. Migue posa ante la cámara con un muñeco de Mickey algo deteriorado. Viste una camiseta de entrenamiento de la Selección Argentina de fútbol del año ’94. Sus pantalones tienen agujeros en las rodillas. De más
que comparte el grupo es “la no credibilidad en las cosas”. ¿Sirve al arte jugar con la mentira, entonces? “La mentira se convierte en mentira cuando vos creés que hay una verdad. Depende de cuantos ‘Me gusta‘ haya en la página de la verdad para que la gente crea en la mentira que venga después. Eso a nosotros no nos determina”, reflexiona el cantante. La música de La Ola podrá tener mucho noise, pero no escapa a la canción pop. Por miedo a perder la cabeza, Migue prefirió no caer en la tentación de las guitarras desenfrenadas y cargadas de delays. En cambio, decidió encarar su búsqueda en canciones con versos y estribillos definidos. Que tuvieran arreglos y diferentes texturas sonoras, sí, pero que éstos no se comieran el tema. “Soy un persona bastante abstracta de pensamiento, y si artísticamente me volcaba para ese lado me iba a volver loco de verdad, iba a perder mi juicio. Como no puedo tener una vida estructurada, intento que esa estructura sí esté en las canciones”. En el último disco, de hecho, los músicos cumplen con la premisa: de las doce canciones, sólo en “Plastic Ono” se desmonta el orden de la canción tradicional, para apostar por una pieza bastante más caótica. El formato, ¿importa? No se puede hablar de la cultura de fin de siglo pasado sin mencionar a los cassettes. No tan bellos como los vinilos, menos eficientes que los CDs, los cassettes son hoy
La Ola es una banda que remite, con mayor o menor conciencia por parte de sus integrantes, a la etapa en la que se podía hacer rewind con lapiceras. nos crudo que el de las grabaciones caseras de otras épocas: infinidad de guitarras, efectos sonoros, mucha presencia de voces y coros, que dotan al disco de un sonido “pop cortado a cuchillo” (como lo definen). “Desde chico siempre quise grabar algo así, con buena calidad. Este disco tiene esa pretensión: sobre-grabaciones, muchas voces, muchas guitarras. Siempre apuntábamos a esa calidad pero nunca llegábamos. La fuerza del cariño es imposible de tocar en vivo, por ejemplo”, revela Migue. El disco fue realizado en gran parte por Migue (guitarra, bajo, voces, teclados, estilofón y batería programada) y Rocío Marques (bajos, voces y teclados), pero tuvo la colaboración de Santiago Nerone en metalofón, trompeta y coros. Hoy, la banda está integrada por Migue en voz y guitarra, Santiago Nerone en bajo, “Feche” Juárez en batería, Joaquín Cañardo en guitarra y melódica y Agustina Gutiérrez en coros. Los dos últimos cumplieron el sueño rockero de integrarse a la banda de la que eran fanáticos, después de conocer al resto en un recital en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde cursaban el secundario.
está decir que el disco La fuerza del cariño usa como portada una foto de Kurt Cobain en plena niñez. Para quien escribe estas líneas, hay algo que huele a los ’90 y no es la colonia Pibe’s. “No es algo consciente, sólo trato de que mi adolescencia no se pudra, entonces quizás mantengo esas cosas como una referencia de cuando era chico. Me parece que son elementos que están vivos y se van resignificando: Mickey está vivo, aunque ahora lo hacen más feo”, dice el líder de La Ola, quien prefiere desligarse de cualquier tipo de búsqueda “noventosa”. Lo que sí reconocen como común al grupo es la estrecha vinculación que tiene su música y estética con el absurdo. “Superman me contó/ que vos ibas con él al colegio/ y además me confesó que además de tenerle miedo a la kriptonita/ te tenía miedo a vos”, se escucha en “Kriptonita”, del EP Películas Caseras. Migue es consciente de que hace tiempo ya no se toma las cosas en serio: “A partir de los 16 años decidí dejar de creer en casi todo y me propuse hacer entrar mucha energía absurda a mi cabeza”. Joaquín adhiere a la idea y agrega que si hay algo
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una marca de época, pero también algo que hasta hace un tiempo ni los más nostálgicos querían conservar. La Ola es una banda que remite, con mayor o menor conciencia por parte de sus integrantes, a esa etapa en la que se podía hacer rewind con lapiceras, pero la elección por ese formato tiene más que ver con las condiciones materiales de cualquier banda emergente que con una intención estilística. “No lo podíamos editar en CD porque era muy caro. 300 cassettes nos salieron bastante más económicos. Para nosotros eso o un CD es medio lo mismo. Por más que haya menos cassetteras en los hogares, la gente tampoco le da bola a los CDs, escuchan todo por Internet”, reconoce Migue, sin embargo, demuestra acuerdo en que la dificultad económica también generó una situación propia del espíritu de la banda: “Para mí el cassette es una broma. Nadie escucha música en formatos físicos. Es jugar a que algo tiene sentido cuando en realidad no lo tiene. Que no tenga sentido lo resignifica. Es un formato del pasado que está a tono con la realidad: ya ni siquiera importa el formato”.
CRÓNICA
Vivir en el encierro
Hablando de la libertad A pocos días de salir de la cárcel, la poeta Liliana Cabrera cronicó para NaN retazos de su vida en un mundo en el que el control sobre el orden y el tiempo “es de otros”. Penurias, insistencia y perseverancia son parte de su historia dentro del infierno de Ezeiza, en donde –a pesar de que es “tan difícil” para las autoridades “imaginar a una interna teniendo su propio emprendimiento”– logró fundar la primera editorial cartonera adentro de un penal de mujeres. Liliana Cabrera
Tomás Ballefin Benites
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l jueves 6 de septiembre me levanté, como todos los jueves, vás que para obtener buenas calificaciones, como en el colegio, y a las siete y media de la mañana, un poco antes del recuen- salir, tenés que esforzarte. Pasé cinco años trabajando en la biblioto. Preparé mis cosas para la salida de estudio al Taller de teca de la unidad en la que en todo momento tuve que defender Periodismo en el Centro Cultural de la Cooperación. Desde julio la autonomía que ellos mismos me otorgaron. Personal de otras del año pasado que tengo salidas transitorias. A partir de entonces áreas ajenas a Educación cuestionaban que una interna se ocupapude solicitar asistir a dos talleres de periodismo: los miércoles ra del orden de los libros, el orden que ellos mismos parecen tener voy a la Asociación Civil Yo No Fui y los jueves mi profesora es Ma- comprado. En este lugar, el orden debe ser de ellos al igual que el ría Daniela Yaccar, periodista de Página/12. Mi horario de salida es tiempo. Y te lo hacen saber, porque vos sacás una audiencia —la a las diez y media de la mañana. Junto a las horas del taller tam- audiencia es un pedazo de papel en el que solicitás con el mayor bién viene la autorización de las horas plus: tiempo que insume el respeto que la persona y el cargo merecen que por favor te atientrayecto de viaje. Suelen ser cuatro horas de Ezeiza a Capital; dos dan—, y por más urgencia que tengas, te pueden atender a última de ida y dos de vuelta. hora o nunca si no reclamás. Uno llega a la etapa de las salidas transitorias después de haber Y sí, el tiempo fue pasando. Era necesario, por el cambio de fase pasado por muchas penurias: la mitad de la condena, habiendo y también por mi persona, trabajar en otro lado. Quedarse estanalcanzado una calificación en conducta y concepto ejemplar según cado aquí no es bueno. Por eso empecé a ser parte del grupo de la ley 24.660. Se deben cumplir los objetivos de estudiar y trabajar, Jardinería. Aprendí a cortar el pasto con la bordeadora, también tener una buena convivencia con los pares. El artículo 105 de esa a pintar paredes y techos en muchos espacios en la unidad. Fue ley denominado “Recompensas” habilita al interno merecedor a un trabajo que disfruté mucho, es un trabajo duro. En un principio obtener un beneficio. Según la situación, se le puede otorgar un día me dio muchas satisfacciones, porque al demostrar mi voluntad de visita, una llamada telefónica o, siendo autorizado por el juez, pude acceder a otros beneficios, como sumar puntaje para obtener una salida transitoria extra. En mi caso, solicité permiso para po- el artículo 105. Pero como toda actividad en la que te exprimen der ingresar una computadora de mi propiedad con el fin de poder hasta que no queda más jugo, también llegó el hartazgo. Entonces utilizarla en la tarea que yo realizo. Pude fundar mi propia editorial pedí la computadora. Recuerdo que la subdirectora de entonces, dentro de este penal de mujeres. Sí. Desde hace varios años puedo al plantarle la situación, los fundamentos de mi pedido —yo le hadecir que he encontrado mi vocación: escribo poesía. Me edito y bía contado que escribía y sobre todo para qué quería la dichosa publico yo misma. Por eso el resultante de todo esto fue solicitar computadora—me miró y me dijo: “Te voy a llamar a la reunión autorización para ingresar una PC y una impresora que me per- de la Junta porque los otros jefes no entienden qué querés”. Tan mitieran tipear, editar, colocar difícil era para ellos imaginar a imágenes e imprimir los textos una interna teniendo su propio de mi autoría así como también “Lo que dice la ley, o lo que debería ser el lema emprendimiento que cuando de aquellos autores amigos de del Servicio Penitenciario, solamente es una asistí todos me miraron como mi proyecto que me permitieran a un bicho raro. Tampoco emiapariencia. Cuando empezás a indagar, todo se publicarlos. tieron sonido cuando volví a Por lo general, siempre me desmorona como una pared mal pintada.” explicar los motivos por los que pareció que la institución debía solicitaba el beneficio: el perapoyar a las personas que tiemiso para ingresar todo tipo de nen inquietudes y ayudarlas, dentro de las posibilidades, a concre- herramientas y artefactos inherentes a la edición de los libros. En tar emprendimientos que permitan poder continuarse en libertad. ese grupo entró la computadora y la impresora. Una futura fuente de empleo es todo un presente de inspiración. Tuve que solicitar ayuda, a su vez, al jefe de Trabajo porque luego Pero lo que dice la ley, o lo que debería ser el lema del Servicio resultó que alguien se tenía que hacer cargo, alguien que no estuPenitenciario, solamente es una apariencia. Cuando empezás a viera preso como yo, de los aparatos. Educación no se hacía cargo, indagar, todo se desmorona como una pared mal pintada. cuando podría haber estado englobado mi proyecto allí. Seguridad Como dije antes, los jueves salgo diez y media de la mañana interna tampoco, porque yo aún estaba en los pabellones y no me rumbo al centro. Ese día me encontraba hablando por teléfono dejaban tenerlos en mi celda. Por eso tuve suerte de encontrar una con mi padre cuando abrieron la puerta de golpe y una jefa gritó: buena voluntad en medio de tantas piedras. La computadora fue “¡Señoras, requisa!”. Somos cinco personas viviendo en esta casa alojada en el taller de Costura y entre la mala predisposición del de pre-egreso. Son cuatro casas ocupadas y oscila su cantidad de personal y los pocos horarios para acceder, a los ponchazos pude alojadas según se van yendo en libertad. Ese día, cada una de- editar mis dos primeros libros y uno de cuentos de una compañera bía estar parada en la puerta de su habitación para luego pasar con mucho talento. al baño en donde se encontraba una celadora con la médica de El tiempo otra vez pasó y cuando tuve salidas transitorias me guardia para constatar que no tuviéramos lesiones. Nos realizan mudaron a las casas de pre-egreso. Allí también luché para poder la requisa personal y posteriormente debemos dirigirnos al SUM, tener la PC conmigo. Mientras tanto, fui preparando mi tercer liSalón de Usos Múltiples del área de pre-egreso, que como lo dice bro, que este año vio la luz después de tanta pelea. Siempre fui de su nombre es utilizado para varios destinos. Allí se realizan las decir lo que pensaba, de no callarme y de apoyar reclamos que me clases de gimnasia, se recibe a las visitas, se lo utiliza para las parecían justos. Por eso, todo aquí dentro me costó el doble y las actividades de educación, entre otras tantas. En este caso servía pocas voluntades que ganaba se iban perdiendo dentro de la falsede sala de espera mientras, aparentemente, revisaban si no tenía- dad. Acá no podés aspirar a más; todos te miran diciendo “¿de qué mos elementos o sustancias de ingreso prohibido. Todo dentro del se la da, si es una triste presa?”. Triste es descubrir que aquellas aparente decoro y civilidad. personas que aparentemente te tratan con respeto, cuando creen Últimamente, tengo que decir, el maquillaje de respeto por los que no los escuchás, dicen cosas como “hay que depositar a los derechos humanos se venía corriendo del rostro visible del Servi- chanchos”, refiriéndose a las personas que van en tránsito a un cio Penitenciario Federal. Mi experiencia de todos los días a partir juzgado. O “¿cuántos chasquis tenés?”, cuando hacen un recuento. de los hechos ocurridos lo confirman. Pasé esos 45 minutos sin O una de las cosas más terribles que escuché, cuando en referensaber si mi salida sería respetada. Cuando se acercó el horario, fui cia a una persona que estaba perdiendo un bebé, alguien dijo entre a reclamar. Me hicieron demorar un rato, pero me fueron a buscar, risas: “Decíles que se fijen si no se le quedó atascada una tiza”. mientras veíamos pasar la incesante caravana de celadoras con Por eso, cuando al observar, después de un reclamo que higuantes de látex. cimos en conjunto con varias compañeras de las casitas a una Durante todo este tiempo en la unidad he pasado por diferentes asesora de dirección nacional de la administración de Víctor etapas en mi relación con el Servicio Penitenciario. Cuando una Hortel con respecto a situaciones irregulares e incluso denillega, primero te invade el estupor. Después, con el tiempo, obser- grantes durante el tiempo transcurrido aquí durante los ingre-
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sos y egresos de las salidas transitorias, no me sorprendió, entre otras cosas, tener problemas para entrar los insumos de la editorial. Para el último libro utilicé madera para confeccionar las tapas. Las cubro con tela pañolenci y para pegarlas utilizo pegamento de contacto. Habiendo solicitado autorización, me retuvieron todo. Aún pasándolo por el scanner. El colmo fue que también pasaron las maderas. Tuve que llegar al límite de presentar un recurso de amparo para que me lo devolvieran. Una semana más tarde, no me quisieron reconocer las horas de trabajo: querían pagarme solamente 18 horas, cuando había trabajando lo mismo que el mes pasado, y tenía justificadas mis horas de estudio. Entonces tuve que presentar el segundo hábeas corpus en dos semanas. “Es inevitable”, como dice una compañera: ellos te pegan donde más te duele. Sobre todo en el bolsillo, cuando vivís de tu peculio. De una u otra manera, se la cobran. Recuerdo que una vez me tocó escuchar como una jefa le contaba a otra autoridad que una compañera enferma “no estaba tan grave porque si no, no tendría ni ganas de comer” luego de haberla sorprendido cenando. Mientras yo realizaba mi trabajo de fajinera, que es la limpieza de las oficinas, tengo que admitir que me hubiera gustado entrar munida de mi secador, como si fuera el sable corvo de San Martín y pedirle que lo dijera delante de mí, si era capaz de ser tan cruel, tan déspota, como lo suele ser a escondidas de las internas, como las
“Acá no podés aspirar a más; todos te miran diciendo ‘¿de qué se la da, si es una triste presa?’.” ratas en las alcantarillas. A 28 días de mi libertad condicional, a estas alturas no me sorprende nada. Sobre todo después de haber encontrado cuatro cables cortados dentro del procesador de mi PC y su panel frontal forzado a la vuelta de mi transitoria por estudio después de la requisa, el 6 de septiembre. Ahora, como en los procesos penales, me encuentro en plena tarea de probar que fueron ellas. Todos saben que el día anterior mi computadora funcionaba, mis compañeras me vieron imprimiendo libros dentro de una habitación de la que, ese jueves, solo me dejaron sacar la campera y el bolso y que luego cerraron con llave. No fue ninguna de mis compañeras. Las únicas que tuvieron acceso fueron ellas, el personal. Siete años después de haber entrado a este lugar, a 28 días de mi libertad, me encuentro armando las piezas de la vida que dejé afuera y no dejando que los sinsabores me destruyan, a pesar de todo.
Las imágenes pertenecen a un ensayo fotográfico de Tomás Ballefín sobre la cárcel de Caseros.
RESEÑAS
LAST PAMPERITO, Facundo Galli SERGIO SÁNCHEZ
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acido en Mar del Plata pero afincado en Lomas de Zamora, Galli se da a conocer en el mundo de la canción con un disco delicado, nostálgico, bien cantado y con preciosos arreglos y sutilezas sonoras. Un disco redondito que avizora un futuro prometedor. Sus canciones parecen convivir entre la urbanidad y cierto paisaje pampeano y folklórico. No hay premura en sus canciones. Co-producido por Sergio Quinto, hay varios momentos altos en el disco: “Casi real”, “Danza del fuego”, “Soy de papel” (sobre el final, Julio Cortázar irrumpe con su voz y su relato sublime “Aplastamiento de las gotas”), “La tarde” y “Cuervito”, una pieza con aires de hit. En cuanto a lo sonoro, hay varios efectos (fragmentos de películas, por ejemplo) y una amplia instrumentación: Ignus Ignustio (baterías y percusión), Guille Stankep (violín y flauta traversa), Quinto (bajo, coros y programación), Pablo Húngaro (charango, guitarra criolla, guitarra doce cuerdas y mandolina), Anto Valese (coros) y Galli (guitarras, sintetizadores y sampleos). Hay, también, un link a las formas compositivas de Lisandro Aristimuño (¿ya un referente para las nuevas generaciones?). Aunque se consigue en formato físico, fue liberado en facundogalli.bandcamp.com.
MOTIVOS PARTICULARES, Ana Ojeda
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esulta difícil clasificar los textos que conforman Motivos particulares (Pánico el Pánico): se ubican entre la crónica lírica de lo cotidiano, las aguafuertes con voz femenina y el diario íntimo. Desde su “burbuja insonora de imaginación prepotente”, Ana Ojeda (Buenos Aires, 1979) desmenuza con precisión y elegancia los “deportes nacionales”: la queja, las interminables colas, la milanga, el mate, el viaje prieto en el transporte público. El otro valor de la ecuación con la que se presenta el libro (mujer + lenguaje + deriva ciudadana) es lo femenino. La escritora explora el lugar de la mujer, pero desde la extrañeza. De esta manera, la depilación, la maternidad, la dieta, se nos aparecen no dentro de los cánones y la lógica habitual, sino reformulados. Por supuesto, esta interrogación se extiende y abarca también lo masculino: cuando Ojeda escribe sobre los sexos prosaicos y brillantes impresos en revistas y exhibidos en los puestos de diarios, está interpelando tanto a mujeres como a hombres. La autora plantea el libro como un experimento de escritura: la narrativa se va desovillando con el desparpajo de los pensamientos, y toma material cotidiano, pero lo devuelve con formas poéticas (“soy una libélula encerrada en las formas de un moscardón”).
Juan Ignacio Sapia
LOS ESPÍRITUS, Los Espíritus Sergio Sánchez
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o será éste el disco que cambie la historia del rock, pero, sin dudas, ocupará un lugar importante en las bateas del género (under) local. El grupo, comandado por la voz embriagada de Maxi Prietto, hace su debut con un disco al que le sobra soltura y riesgo. Y no es poca cosa. Se nota que los muchachos disfrutan lo que hacen y no se preocupan por seguir el pulso del mercado. Si bien construyen a partir de una tradición rockera ―y sus códigos―, los motoriza una búsqueda desprejuiciada, espontánea y, por momentos, experimental. A lo largo de diez canciones, la banda compuesta por Prietto (toca también guitarra eléctrica), Santiago Moraes (guitarra acústica, voz y coros), Martín Batmalle (bajo), Pipe Correa (batería y semillas), Miguel Mactas (guitarra eléctrica) y Fer Barrey (percusiones y coros) abreva en la psicodelia, el blues, el funk y otros subgéneros. Bajo un colchón de guitarras densas e intensas a la vez, se destacan “Jesús rima con cruz”, “Los desamparados”, “Puerto escondido” y la colgada “Lo echaron del bar”. Si hubiera que ponerle un nombre al disco, seguramente incluiría la palabra “noche”. Hay muchos elementos en las letras que remiten a ella. losespiritus.bandcamp.com.
TEMPORADA DE JABALÍES, Gilda Manso
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rquitectura de lo diminuto: en una o dos páginas de extensión promedio, Gilda Manso (Buenos Aires, 1983) despliega ficciones breves pero punzantes y rigurosas en los cuentos de Temporada de Jabalíes (Malas Palabras Bucks). Al igual que en sus dos libros anteriores, Primitivo ramo de orquídeas (2008) y Matrioska (2011), Manso cultiva con perspicacia un imaginario fantástico, que se articula de diferentes maneras. Por ejemplo, a partir de una fauna sobrenatural, crea pelícanos mágicos, unicornios, mariposas gigantes. O sitúa lo fantástico en el propio cuerpo para contar la extrañeza: una mujer que cada día se despierta siendo una distinta, otra que desata un terremoto cada vez que tiene sexo. Así, la narradora utiliza el simbolismo como herramienta para retratar el universo femenino. La otra manera de contar lo sobrenatural se despliega a través de una reescritura de cuentos infantiles clásicos: hay reinterpretaciones en clave noir de“Caperucita Roja” y “El flautista de Hamelin”. Con reminiscencias que van desde Alejandro Dolina hasta los hermanos Grimm, desde Liniers hasta Todorov, Manso demuestra que le bastan sólo unas pocas líneas para crear un universo concreto, hipnótico y profundo.
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Juan Ignacio Sapia
ENSAYO
Videojuegos: Ocio vs. Trabajo
GAM E OVER
¿La profesionalización de los gamer es otra derrota del tiempo libre? ¿Un nuevo triunfo del capital? El director de la revista Velociraptors recuerda sus noches adolescentes, de batallas espaciales eternas y churros para dilucidar el negocio de los e-games a través del fenómeno StarCraft. JUAN FRANCISCO RUOCCO
NAHUS (pág. 38)
Segundo encuentro. Junio de 2002
El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecnos Luca Prodan
Promediando mis 15 años, la gran mayoría de la gente de mi edad salía a bailar. Yo no. Yo usé jogging hasta los 17. Así que mis salidas nocturnas tenían poco y nada de ir a bailar. La novedad para ese año en el barrio era el cyber de Tera. Estaba abierto casi toda la noche. Lo atendía su dueño, Tera, un coreano bastante roñoso que pasaba las 24 horas del día en el local. Se bañaba con una canilla que había en el patio, al aire libre, y vivía en un entrepiso del local cuyo único mobiliario era un colchón hecho mierda. Colchón que usaba para garchar con putas dependiendo el horario de la noche. La primera noche fui con dos amigos. Pagamos cuatro pesos y jugamos dos horas en LAN. Fue la primera vez que jugué al Counter Strike. Aburrido de jugar al counter me puse a charlar con el empleado de Tera. Un esmirriado ser con pinta de Keanu Reeves en Matrix, que se hacía llamar Galford. Le comenté que yo jugaba al SC, él me dijo que jugaba con Tera. Jugamos ocho minutos. Me liquidó. Mientras mi cuerpo aún estaba tibio, Galford me contó que era imposible ganarle a Tera. Ese día me quedé hasta tarde esperando verlo jugar. Era impresionante, casi no usaba el mouse y daba todas las órdenes a las unidades usando el teclado. Los dedos sobre el teclado alcanzaban velocidades grotescas. Parecía que el coreano tenía algún tipo de superioridad biológica para jugar.
Primer encuentro. Abril de 1999 Cumplo 12 años y un tío me regala el nuevo juego de computadora de moda: Tomb Raider. En la tapa aparece una voluptuosa mujer en mini-shorts sosteniendo dos pistolas de grueso calibre en pose seductora: Lara Croft. Unos años después sería interpretada en el cine por Angelina Jolie en una película realmente horrible. Aprendí a hacer prejuicioso, más bien, a seguir mi propia intuición. La tapa me pareció una mierda, lo que me hacía sospechar que el juego también iba a serlo. Lo instalé. Doble click al ícono en el escritorio. Pantalla negra y después de vuelta al escritorio. No lo podía jugar. La Pentium 166 que el magro sueldo de mi padre pudo comprar en cuotas no tenía la capacidad suficiente para correrlo. Sospecha confirmada: un juego que no se puede jugar es una mierda. Tenía el mismo sentimiento respecto al fútbol. Nací sin la habilidad suficiente para ejecutarlo de una forma al menos decente. Por eso, siempre pensé que el fútbol era una mierda porque no podía jugarlo. Jamás lo dije en voz alta por miedo a ser linchado en un país donde la gente se mata, literalmente, por la pelota. Tomé el CD de Tomb Raider y fui a la casa de videojuegos donde me lo habían comprado a cambiarlo. Un local donde te vendían el Resident Evil, diciéndote: “Este es de marcianos, maestro”. Mirando una carpeta con portadas de juegos de PC elegí uno titulado StarCraft (SC). Por la tapa, obvio. Prejuicio confirmado, otra vez. Esperé a que el chabón del local vaya a buscar el CD trucho y listo. Transacción completa. Llegué a casa. Instalé el juego. Doble click, unos segundos de incertidumbre y ¡pum! la Pentium 166 lo corrió sin problemas. Arrancó con una cinemática de calidad excesiva. Cuasi cinematográfica. Jugué 12 horas de corrido.
Tercer encuentro. Año 2011 Compro la versión online de StarCraft II. Actualizo mi cuenta de Battle.net (la plataforma multi-jugador de Blizzard que permite jugar on-line y es la más grande del mundo), prendo un churro y me dispongo a jugar. Me interesa la opción multiplayer. Quiero medir mis capacidades contra oponentes humanos. Accedo al modo multiplayer con el nickname “JuanPeron”. Juego la primera partida. Pierdo estrepitosamente. Juego la segunda. Vuelvo a perder, escandalosamente. Juego la tercera. Pierdo. La cuarta. Pierdo. La quinta. Pierdo. La sexta. P-A-L-I-Z-A. La séptima. Pierdo. La octava. Pierdo. Me frustro. Prendo el segundo churro de la noche e intento analizar en frío cómo llegué a este estado tan deplorable de angustia existencial. Me consideraba un buen jugador. Aún con el efecto de los psicoactivos trabajando en mis neuronas, le comento frustrado a un conocido, Nacho, que está jugando SC II la experiencia. A la semana siguiente, nos juntamos a jugar al SC II. De ponerla, ni hablar. Pedimos comida china y Nacho me empieza a mostrar cómo jugar en modo Pro. Teclea con una mano frenéticamente y con la otra mueve el mouse para todos los lados. Concentrado. No se distrae ni un segundo. En menos de diez minutos, las bases enemigas están sometidas a un asedio constante. El rival se rinde y concede la partida. Lo mismo otra vez, otra vez y otra vez. Para cuando termina de jugar está fusilado. Bajoneamos lo que queda de Chao-Fan y Nacho se va. No termino de entender bien qué acaba de suceder. Mi modo apacible de juego, de disfrute de cada partida, parece arcaico. Me volví un jugador obsoleto. La repetición constante de los movimientos de los dedos sobre el teclado constituía una nueva forma de jugar. Ya no se trata de disfrutar del juego. Por el modo de ver jugar a Nacho sospecho que esto se volvió algo muy similar a un trabajo. Poco quedaba en pie del goce del juego, del jugar por jugar. Esto era otra cosa. Esto lo había visto alguna vez en Tera. El coreano del cyber jugaba igual.
StarCraft: la perfección del RTS Creado el mismo que año que Zidane vacunó al Brasil de Ronaldo, 1998, por Blizzard Enterteinment (empresa de juegos masivos online), SC es un videogame de estrategia RTS (Real Time Strategy). Ni bien salió le decíamos “de estrategia”, a secas. La diferencia entre un RTS y un juego clásico de estrategia es que estos son por turno, como el T.E.G. o el ajedrez. En los RTS el tiempo de juego es continuo, no se detiene, no hay turnos. SC es un juego de estrategia en el cual hay que hacer, básicamente, tres cosas para lograr el objetivo final: derrotar al contrincante. 1) Juntar recursos. 2) Armar una base. 3) Construir un ejército. En el universo SC tres razas de seres vivos compiten por el territorio: Protoss, Terran y Zerg. La galaxia les queda demasiado chica, entonces deben exterminarse los unos a los otros. Las especies están relacionadas entre sí como una tríada al estilo piedra-papel-tijera. Los tres factores que componen la interrelación son: velocidad, fuerza y costo. Los Terran son más rápidos que los Protoss pero más lentos que los Zerg. Los Terran son más “caros” de producir que los Zerg pero más baratos que los Protoss, y a su vez son más fuertes que los Zerg pero más débiles que los Protoss. Las batallas se dan en determinados escenarios con cantidades limitadas de espacio y recursos, lo cual indica el nivel de dificultad de un mapa específico para jugar y la cantidad de jugadores que ese mapa se banca. El juego se podía jugar contra la inteligencia artificial o en multiplayer.
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Todo es culpa de los coreanos El abismo de diferencia entre lo que fue jugar al SC y SCII es responsabilidad estricta de Corea del Sur. Me explico: por una de esas aleatoriedades de la humanidad, SC se volvió furor en Corea del Sur. Ya desde el año 2000 funcionaba la KeSPA (Korea e-Sports Association), una asociación aprobada por el Ministerio de Cultura y Turismo de Corea del Sur, creada con el fin de promover la naciente industria de los e-sports. Para 2002, los dos principales canales dedicados a e-games (Ongamenet y MBCGame), se asociaron con la KeSPA y crearon dos ligas de SC donde participaría un selecto grupo de jugadores profesionales. Los partidos se transmitirían en vivo y se repartiría dinero en premios para los ganadores. Entre ambas ligas, llegaron a repartir 4.000.000 de dólares en premios hasta el año pasado cuando la dieron de baja para migrar al SC II. El mercado explotó. Se multiplicaron las ligas, los horarios de emisión por televisión y así un simple juego de estrategia hecho en Estados Unidos se convertía en deporte nacional de Corea. Globalización, le dicen. Las finales de una liga llegaron a juntar 50.000 personas para presenciarlas en vivo y fueron vistas por varios millones en todo el país a través de la televisión. Las marcas de tecnología, como Samsung e Intel, y las telefónicas de Corea como SK Telecom y KT no tardaron en apoyar la nueva industria. A cambio del sponsoreo conseguían toneladas de publicidad en los programas coreanos más vistos. De estas ligas saldría una legión de jugadores que llevarían al SC constantemente hacia el límite, actualizando las estrategias de juego y la competitividad de las partidas. Como caso paradigmático podemos señalar a Lim Yo- Hwan, considerado uno de los jugadores más emblemáticos de SC Brood War. Bajo su seudónimo “SlayerS_BoxerS” ganó más de 500 partidos de liga transmitidos por televisión, ganó dos veces el World CiberGame Championship y tiene un ingreso actual de 400.000 dólares anuales más 90.000 dólares extras por auspiciantes según asegura el sitio esportsearnings.com. La gran innovación de los coreanos en el juego fue el hecho de usar en un altísimo porcentaje el teclado para coordinar las acciones del ejército. El juego originalmente se había pensado para jugar con mouse y teclado, pero la mayoría de los seres humanos jugaban casi exclusivamente con el mouse. Los coreanos aprovecharon una función secundaria del juego de manera asombrosa: las hotkey. Una hotkey es un atajo que se puede usar para dar una orden apretando sólo una tecla del teclado en vez de marcar la misma orden con el mouse en la interfaz de juego. Esto les permitió llevar la coordinación a un nivel realmente extremo y desarrollar estilos de juego frenéticos. Por esto, precisamente, el juego se volvió atractivo para una gran audiencia, ya que los tiempos de las partidas se habían acortado considera-
blemente y se volvían mucho más excitantes para que las vieran los espectadores. Para tener una idea de cuán serio se volvió este asunto se creó un parámetro para calcular la cantidad de acciones de cada jugador por minuto. El índice de APM (action per minute). En base a esto se calculó que un jugador principiante tiene un APM de 50 y un jugador profesional de al menos 300. Vale considerar que los APM de los profesionales muchas veces contienen repeticiones de órdenes ya dadas. A esto se lo considera SPAM, acciones no productivas que repiten comandos ya dados. Algo que había nacido como un inocente entretenimiento, estaba alcanzando el status de trabajo.
EN LOS E-GAMES SE JUEGA BAJO UNA LÓGICA PROPIA DEL CAPITAL: UTILIZAR EL TIEMPO LIBRE EN FORMA PRODUCTIVA. La universalización del modelo coreano Casi diez años después del lanzamiento de SC Blizzard anunció el desarrollo de StarCraft II (SCII) el 19 de Mayo de 2007 en el Blizzard Worldwide de Seúl, Corea del Sur. La elección del lugar para anunciarlo no fue inocente. Blizzard intentaría replicar el éxito de SC en Corea, a nivel global. En 2010 Blizzard sacó a la luz la nueva versión del videogame. Fue un éxito, antes de finalizar ese año llevaba vendidas 4.5 millones de unidades. Las modificaciones más importantes en torno al juego se dieron en la experiencia del mismo. No se puede jugar sin conexión a Internet y sin cuenta en Battle.net. La empresa creó servidores especiales para cada continente y uno especial para Corea del Sur. El modo multiplayer ahora consta de un ranking por ligas en la cual todos los jugadores están inmersos. La competencia y los rankings se volvieron parte central del juego. No se puede jugar contra otros jugadores partidas que queden fuera del ranking. Todos los jugadores tienen un registro de sus victorias y derrotas y acorde a eso se los ubica en las ligas correspondientes: bronce, plata, oro, platino y diamante. Esta innovación llevó a los jugadores occidentales a emular el estilo coreano para perfeccionar el propio y no quedar en las ligas más bajas. Para el año 2012 Blizzard realizó por primera vez la liga mundial de SCII la Battle. net World Championship Series. Lo cual convirtió a la competencia de SCII en global, al mejor estilo ATP World Tour.
Algunas conclusiones La anterior exploración sobre el SC nos deja en claro la transformación que tuvo de ser un juego menor hasta convertirse en una expe-
riencia de éxito comercial a nivel mundial. La consecuencia fundamental de la universalización de la experiencia sur-coreana fue la de transformar un juego diseñado originalmente para el entretenimiento en un trabajo. La globalización de los rankings y el foco que se hizo en el modo multi-jugador subsumieron al juego a una dinámica de competencia de alto rendimiento en donde se premia simbólicamente (mediante rankings virtuales) a una gran mayoría y monetariamente (premios por torneos) a una minoría. Minoría a la cual esa gran mayoría aspira a pertenecer. La frontera del juego (libre de todo interés) se borra y se entra en el terreno de la competitividad. Una gran mayoría de los jugadores hoy se enfoca más en perfeccionar su juego que en sencillamente entretenerse. El jugador actual está enfocado en subir de ranking más que en disfrutar. Utiliza gran parte de su tiempo viendo videos de estrategias, leyendo sobre diferentes formas de construir un ejército más eficiente o analizando los mapas en los que más le conviene jugar. Su actitud frente al juego dista mucho de ser la propia del ocio. Parece una actitud más bien cercana a la sentencia con la que arrancaba la canción de apertura de la serie de dibujitos animados Pokémon: “Tengo que ser, siempre el mejor, mejor que nadie más”. Este modo subsume el juego a una lógica más propia del capital, es decir la de utilizar el tiempo libre en forma productiva. Ya no se juega por jugar (el principio del ocio es la acción libre), sino que se juega para aumentar el ranking, para mejorar el promedio entre partidas ganadas y perdidas o para ascender a las ligas mayores. El South-Korean StarCraft way of life. Sin embargo, la paradoja trabajar de jugar persiste en un grupo selecto de jugadores que es premiado (¿o asalariado?) con dinero por jugar. A la vez, funcionan como modelo a seguir para millones de jugadores cuyo único rol frente a la industria es la de consumidores. Pese a la aparente paradoja que esto entraña —que te paguen por jugar— hay algo muy claro: todo lo que produzca plusvalía puede ser un trabajo. Punto. Aquí es donde la paradoja se termina. El capital permite que hagas lo que quieras, mientras eso genere guita.
Epílogo Pese a la globalización de la manera de jugar al StarCraft que se forjó en Corea, los coreanos aún mantienen la hegemonía en el dominio del juego. La última edición del Battle.net World Championship Series la ganó un coreano. Y pareciera que esta hegemonía no corre riesgo alguno. La capacidad de procesar información de esto tipos es virtualmente ilimitada. En un futuro no muy lejano un grupo de jóvenes sur-coreanos a cargo de un ejército de androides Samsung tomarán el mundo, desde sus computadoras. En quince minutos.
ANECDOTARIO
León Ferrari
Socialismo compulsivo Andrés Duprat *
L
MAJOX
Breve biografía
eón Ferrari fue el tercero de seis hijos. Su padre, Augusto, fue artista italiano que realizó frescos en un templo de Turín y reformó la iglesia de San Miguel en la Argentina. León comenzó a pintar en 1946 y en 1955 realizó su primera exhibición individual en Milán. Nueve años después le dio forma su Cuadro escrito, considerado puntapié del arte conceptual internacional. En 1965, le rechazaron en el Premio Di Tella una de sus obras emblema: Civilización occidental y cristiana. La retrospectiva de su obra fue expuesta en el Centro Cultural Recoleta y provocó el rechazo de la Iglesia y sus fieles. Tres años después, recibió el León de Oro en la 52ª Bienal de Arte de Venecia. La obra del miembro fundador del CIHABAPAI (Club de Impíos, Herejes, Apóstatas, Blasfemos, Ateos, Paganos, Agnósticos e Infieles), integra las colecciones de los museos más importantes del mundo.
C
onocí a León Ferrari en los años noventa y al poco tiempo nos hicimos amigos. Por entonces yo dirigía el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca, que se caracterizó por promover y dar lugar a las expresiones más experimentales de entonces. En 1999 organicé allí una muestra suya que anticipó, de alguna manera, lo que sucedería años después con su obra. A pesar de que León ya era un artista reconocido, en esos años, ningún museo público se atrevía a montar una exposición suya por temor a la reacción que podía generar su obra que, entre otras cosas, ponía en evidencia las contradicciones, excesos y aberraciones de la Iglesia Católica. Hicimos la muestra y, por supuesto, se armó una gran polémica. En la calle, en los medios, en diversos ámbitos, se discutía con argumentos más o menos falaces: desde si era correcto que el Estado gastase dinero en una exposición que vapuleaba la religión mayoritaria de la Argentina, pasando por fanáticos que proponían cerrar el museo, hasta dos señoronas católicas que luego de tratar de convencerme infructuosamente de que esa muestra era inconveniente y había que levantarla, me propusieron como último recurso: “Muy bien, ésta dejala. Pero ¿por qué no hacés después una muestra contra los judíos?”. En 2004, el Centro Cultural Recoleta le dedicó a León una retrospectiva que produjo gran escándalo. Hubo vigilia de fanáticos que rezaban en la puerta del Centro Cultural, alentados por toda una galería de personajes que, desde los medios, replicaban aquellos mismos argumentos absurdos que yo había escuchado en Bahía Blanca. Al entonces cardenal Bergoglio, unió su voz admonitoria Lilita Carrió. El clímax llegó cuando unos militantes ultracatólicos enardecidos irrumpieron en la sala destruyendo varias obras. La historia es conocida: hubo idas y vueltas, cierres y reaperturas, agravios y desagravios. Todo redundó en que aquella rápidamente se convirtió en una de las muestras más populares de la historia del arte argentino. Ante las largas colas de espectadores, León, con amable ironía, agradecía a la Iglesia católica por la publicidad que le había hecho, y dejaba deslizar que le gustaría contar con ese “apoyo” en sus próximas muestras. Incluso llegó a cambiar el título de las obras despedazadas por el de “Gracias, Bergoglio”. Finalmente, la Justicia condenó a los iconoclastas a indemnizar al artista, y León, en una nueva jugada magistral, solicitó que esa compensación económica fuera entregada por ellos mismos a la CHA (Comunidad Homosexual Argentina). Durante los últimos años frecuenté asiduamente su taller de la calle Pichincha. Era un lugar increíble, una enorme casona repleta de obras y objetos. Al cruzar el hall uno ingresaba al universo Ferrari: vitrinas y estantes atiborrados de santos, cruces, estatuillas, juguetes, plumas, lápices, libros, alambres, botellas: la materia prima de sus trabajos. Las paredes cubiertas de telas, papeles y fotografías, el cielorraso abarrotado de esculturas colgantes de alambre o poliuretano, el piso sembrado de serigrafías amontonadas, catálogos de exposiciones y embalajes hacían de su estudio un lugar fascinante. León, siempre dispuesto a la conversación, solía invitar con una bebida espirituosa que extraía de un mueblecito estratégicamente ubicado junto a su atril: cachaça, whisky, ron, grapa. Un día me contó que por la mañana había ido a un banco cerca de su casa a cobrar un cheque, y al llegar al portal de su edificio, un hombre, que evidentemente lo había seguido, lo asaltó y se llevó todo el dinero. Alarmado por el relato, le pregunté si estaba bien, si quería que lo acompañase al hospital, o a hacer la denuncia policial… León, sonriendo por mi preocupación, negó con la cabeza, y con serenidad me dijo: “Socialismo compulsivo”. Ante mi mirada atónita prosiguió: “Hay pocas cosas y mucha gente. Y no alcanza para todos…” Me miró con ese brillo pícaro y esa expresión de inteligencia tan León Ferrari y brindamos por eso.
* Curador de arte.
ARTIVISMO
A siete años de la desaparición del militante platense
APARICIONES A través de un cúmulo de acciones que fueron variando con el tiempo, el artista Hugo Vidal intenta convertir la ausencia de un hecho en presencia de una lucha: la de no olvidar la doble desaparición de Jorge Julio López, quien falta desde hace siete años. Nahuel Lag Navegar un problema, con la paciencia de la insistencia… (Hugo Vidal, mensaje en botella) *** “Hugo: Buenas tardes, mi nombre es Rodrigo. Me comunico para comentarle que he encontrado hace unos meses una botella en el Río Paraná con su mensaje acerca de Julio López y tal como allí solicitaba le informo sobre el hallazgo. Una tarde de marzo, mientras navegaba con mi kayak vi la botella sobre la costa de la isla frente al Swift de Villa Gobernador Gálvez y me llamó la atención, por eso la agarré. Tardé en responder el mensaje, pero acá estoy.
Hugo Vidal (Pág.20) y télam (pág.21) Espero que sirva para mantener con vida la esperanza de que algún día se haga justicia. Hasta el momento no me había preocupado por informarme acerca de Julio López, pero su carta me motivo a hacerlo, así que le agradezco.” *** “¿Quién es Julio López?” Así comienza el “mensaje en la botella”, que cuenta sobre su detención en un centro clandestino durante la última dictadura cívico-militar y su segunda desaparición tras denunciar en los Juicios de la Verdad realizados en La Plata a sus captores y torturadores —como el genocida de la Policía bonaerense Miguel Etchecolatz, entre varios otros—. El texto, al dorso de un almanaque de casilleros vacíos encabezados por la
Inicialmente, los arrojos se harían desde la costanera del Río de leyenda “¿Cuántos días sin Julio?”, continúa. Desde la segunda desaparición de López, Hugo Vidal centró su La Plata, pero alguien le advirtió que las botellas volverían rápido a obra artística en subrayar y llamar la atención sobre esa herida la orilla y quedarían allí. La segunda opción fue subir a los barcos, abierta desde el 18 de septiembre de 2006. “Una acción artísti- pero le informaron que podía ganarse una multa por “polución” ca no va resolver una cuestión, sino que viene a subrayar, a hacer si Prefectura lo veía arrojando algo al curso de agua. La última evidente, algo que ocurre en la sociedad. El artista trabaja en ese opción de lanzar su propuesta al agua desde costas porteñas fue espacio de libertad que generaron otros. Si no existieran las ac- tomar el catamarán a la isla Martín García. Sabía que el expresiciones artísticas, la función que cumple debería realizarse de otra dente Arturo Frondizi había lanzado desde allí un mensaje que hamanera”, define. Si lo que hace es artivismo o activismo artístico, bía viajado hasta Brasil. Los intentos se frustraron hasta que con lo explica con más detalle Ana Longoni en el texto “Todos somos la ayuda del colectivo Woki-Toki conoció a un pescador de la bajada del río Espinillo en Granadero Baigorria, Santa Fe, que en dos enLópez”, publicado en el libro Topología Conflictivas (Nueva Trilce). La primera acción de Vidal constó en imprimir una tarjeta de cuentros lo terminó de desasnar sobre las corrientes: “La botella tipo personal que él entregaba, en las que se leía el nombre del va a navegar, se va a quedar en una orilla, va a llegar la crecida y va albañil platense y como dato de contacto, la fecha que continúa a volver a navegar hasta que alguien la agarre”. Haber pensando en el Río de La Plata no era un capricho. Allí, alejándonos de su presencia. Luego, llegó Botella de mensaje: el artista elaboró un sello con el lema “Aparición con Vida de Julio” los aviones de la dictadura cívico-militar lanzaron los cuerpos de los detenidos en los “vuelos y lo imprimió sobre las etiquede la muerte”. “Ahora, cuando tas de los envases de vino de lanzo un ‘mensaje en botella’ Bodegas López que encontró “Una acción artística hace evidente algo que ya no hay un cuerpo flotando en cada góndola de supermer- ocurre en la sociedad.” sino un reclamo por recupecado que recorrió. Esa acción rarlo. Utilizo el mismo recurso, estuvo inspirada en la obra del tiro algo al río, pero para recuargentino Hugo Zabala —quien perar esa posibilidad —explica en 1973 presentó en la galería Hugo—. Lo mismo ocurre con Arte Nuevo una serie de veinte las palabras: el ‘proceso’ no botellas vacías con tres usos es sólo Proceso de Reorganiposibles, el tercero: armar una zación Nacional sino ‘proceso’ molotov— y el brasileño Cildo de reconstrucción, ‘proceso’ de Meireles —con sus “insercioaprendizaje”. nes en circuitos ideológicos”—. Los sentidos de la obra no A los sellos le siguieron los radican sólo en lo plástico o lo Calendarios de la ausencia, que performático, ya que las palacada año reedita y pega en las bras son una parte fundamencalles, y ahora también, enrotal. Evoquemos el nombre del llados, lanza al río en Mensaje proyecto artístico: “Promoción en botella. de Julio”. “Muchos me querían “La acción consiste en armar matar cuando presentaba la las botellas, encontrar la genserie bajo ese nombre, pero la te que va a acompañar y arrointención es recuperar la palajar los envases. El mensaje es bra que ha sido apropiada y vaanónimo como cuando pego los ciada. Promoción es promover, almanaques en la calle o re- “Las acciones están a la deriva, como lo está el parto volantes en una marcha, reclamo, la causa y varias cosas alrededor de López.” sacar a alguien de la situación en la que está”, insiste. una marea de gente, porque lo Botella de mensaje. Mensaje en que me interesa no es que me llegue el reporte, que me hablen a mí, sino que dialoguen con la botella. “Botella con mensaje”. Las palabras se encadenan una situación”, explica y asegura que al pensar en las botellas yéndose obra con otra, y hasta juega con anagramas como en el dibujo — con la corriente de agua encontró un concepto que atraviesa todas también postal y sticker— Love López, que retoma la obra “Love” del artista pop Robert Indiana, y agota las posibles combinaciones las acciones: la deriva. “Las acciones están a la deriva, ya sean las botellas en el río o un empezando por “Lo vez?” y siguiendo por el cruce entre las letras almanaque pegado en la pared, que no sabés quién lo va a leer o “p” y “v”: “Viva Perón, Perón vuelve, Perón volvió, Perón vive, Perón qué le van a pegar encima. A la deriva como lo está el reclamo, la visibiliza, Perón viabiliza, Perón victimiza”, enumera. Los llamados de atención se multiplican junto a las acciones causa y varias cosas alrededor de López”, resalta. Pero que la obra parezca no tener rumbo fijo no debilita su senti- —las hechas por los artistas Lucas Di Pascuale, Javier del Olmo, do, sino que lo fortalece: “Esto derriba el primer horizonte del ‘no Chelo Candia son otros que se suman al reclamo estético, como lo pasa nada’ porque algo está pasando: el mensaje está derivando, señala el periodista Pablo Russo en su libro ¿Dónde está Julio Lóestá a la búsqueda y el final es abierto; puede ser que la botella pez? (Tierra del Sur)—. Hugo se prepara para realizar los próximos se hunda, que la encuentren, que navegue hasta Japón o África. El lanzamientos. Uno será en el Delta, otra vez guiado por un pesprimer horizonte, el físico, lo rompe la botella al ir más allá de lo quero artesanal. El otro en La Plata, en la ciudad de Julio, donde que alcanzamos a ver; el más profundo, el de ‘no preguntarte’, lo se embarcará en un velero capitaneado por un ex estudiante de la derriba el mensaje. En base a preguntas, podés llegar a todos los academia naval durante la dictadura y el lanzamiento lo hará el hijo de una víctima de los “vuelos de la muerte”, que volverá al río significados de la causa”. La idea surgió navegando (en la web). Hugo encontró una nota a reclamar por un desaparecido en democracia. “El Mensaje en botella es recurrir a un mensaje romántico. Por sobre una botella lanzada hace doscientos años desde las costas de Escocia. El recipiente contenía una tarjeta con un número de costumbre, la botella la enviaba alguien que estaba en situación de serie y el sello de un antiguo ministerio de transporte. La intención riesgo o extraviado; con la acción eso se invierte: yo no lo estoy y le de los funcionarios escoceses era que a partir de las coordenadas mando un mensaje a alguien extraviado o en riesgo. Se la envío a del reporte podrían comenzar a entender la dirección de las co- él o para que alguien lo recuerde. La envío comido, desde mi bote, rrientes. Vidal también tuvo que aprender sobre las vueltas del río y pudiendo volver a casa. No soy un náufrago. Estoy buscando a alguien naufragado”. antes de lanzar la primera.
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NOTA DE TAPA
Un poeta terriblemente sensible
La venganza del cordero atado
Un día la cabeza le hizo ‘click’ y en medio de un recital de su exbanda Porco, apoyó el micrófono en el suelo, abandonó la sala y dejó la música por completo. Siete años después, luego de cursar historia, un posgrado y un doctorado, volvió a grabar y componer, explorando desde un lugar poético, lejos de los cánones establecidos. Su voz es su arma y no puede hacer como si nada pasara, es un reflejo de los tiempos que corren. El amor, la muerte, el miedo y la vida son parte del universo de Gabo Ferro, cantante popular que busca desculturizarse para vivir “como un animal feliz”.
Sergio Sánchez
Mariela Bobba
L
Acá aparece otra de las razones por las cuales quiero desmalezar de adornos y arreglos las canciones: me interesa que el lenguaje literario de la canción sea como un dardo y que llegue rápida y eficazmente a donde tiene que llegar. En cambio, si adorno mucho la canción va a tardar un poco más”. Dos años después de esa charla, Gabo cita a este cronista nuevamente en su bar preferido, La Academia — “es mi oficina”, dice—, pero las novedades son otras. Acaba de publicar La primera noche del fantasma, su octavo disco, que presentará el sábado 5 de octubre a las 20.30 en el ND/Teatro (Paraguay 918). Si bien el contexto es otro, sus preocupaciones se mantienen intactas. Y el amor, esa “violencia vital” de la que habla y analiza, sigue ocupando un lugar central. Dice Gabo: “En alguno de sus costados sigue en consonancia con los anteriores y en otros no. En consonancia tiene esa cuestión de revisar y profundizar el trabajo en soledad, profundizar los silencios, las tensiones, la composición de las letras, ciertos ruidos, volúmenes, texturas y sonidos. Atiende también el trabajo de composición pivoteando entre lo popular y lo académico.
a voz dolorosamente aguda de Gabo Ferro es una bofetada para despertar del letargo. Su voz es presente, final del camino y memoria histórica. Su canción no pretende extirpar el pasado o enterrarlo bajo tierra. No quiere ni puede hacer como que nada pasó. De eso se trata su música, su canción, su vida. Desde esa perspectiva se para y mira a su entorno. Y esa forma de mirar, no apta para los espíritus acostumbrados, es rupturista y angustiante. “Trato todo el tiempo de sacarme la guitarra de encima pero no puedo”, se lamenta. Gabo Ferro está atrapado, como todos, pero no para de gritar. Y eso lo hace más libre. Charlar con él es movilizante. Hay un antes y un después de sus palabras ¿Cómo entender-analizar-criticar la música después de Gabo Ferro? La aparición de este artista en la escena musical marca un quiebre. O debería hacerlo. Para quienes no quieran que todo se derrumbe, deben rogar que este hombre se calle. Que este hombre no piense más. Callen a Gabo Ferro. ***
En toda su obra, Gabo Ferro se preocupa por poner en tensión temas contemporáneos e “inconvenientes” que no son abordados habitualmente en el campo de la música. Gabo habla del amor a partir de tres tópicos fundamentales: clase, raza y género. Desde ese lugar, el amor tiene un anclaje diferente. El amor del Romanticismo burgués, dice, está cargado de un sentido “naif, inofensivo, redondito, sin punta, blanco, católico, heterosexual”, ajustado al canon. “Trataron de hacer del amor algo totalmente inofensivo y de quitarle todo rasgo de peligrosidad”, analiza. Entonces, su canción se sumerge en la ardua tarea de desmalezar y desagregar esa carga cultural. De liberar al amor de su prisión capitalista. En su primer disco, Canciones que un hombre no debería cantar (2005), ya cuestiona “esa ideita moderna de que se ‘hace’ el amor / Ese verbo de segunda es lengua de explotador / (…) El amor no se hace, no se hace el amor / No podríamos hacerlo entonces si nos falta el capital”. “¿Por qué vinculamos el verbo capitalista “hacer” con el amor?”, se pregunta Gabo. “El amor debería ser un espacio para la libertad absoluta y el imperio de la subjetividad, es decir, donde uno no reciba moldes prefabricados de cómo debe comportarse en ese campo”, sostuvo una vez. Para él, la “música es un problema”, nunca algo liviano. Por eso, cada detalle, cada palabra, cada gesto musical, cada tono, cada registro vocal, cada quiebre, cada silencio no está librado al azar. “Es fundamental serle fiel a la canción: porque la canción es lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos. La canción no es cualquier cosa, entonces no la podés traicionar”, le dijo a este periodista hace dos años. Gabo Ferro siempre piensa su canción en consonancia con su tiempo y lugar histórico. “No me interesa cantar una canción acústica como lo haría alguien en los 60’”, enfatiza. “¿Cuántos años se puede cantar una misma canción? Sobre todo cuando te transformás en otra persona. Hay canciones inclusive de mi primer disco que ya no puedo cantar porque no tienen que ver con el contexto histórico. Fueron escritas para un contexto que no está más. Hoy mis canciones son mucho más peligrosas que las de Porco, que estaban llenas de vuelos líricos, florines y adornos.
Para Gabo la “música es un problema”, nunca algo liviano. Por eso, cada detalle, cada palabra, cada gesto musical, cada silencio no está librado al azar. Alguien que escuchó el disco dijo como ofendido: ‘¿Por qué a la introducción no le ponés una línea melódica?’ ¿Y por qué tendría que ponerle una? Si cuando leés la partitura o escuchás cientos de canciones populares no la tienen. La mayoría de las recuperadas por Berio, por ejemplo, son palo y a la bolsa. Tienen dos compases de intro y empieza el cantante. Yo decido seguir esta línea también. La síntesis y lo elemental de la canción”. —¿Y qué lecturas creés que hacen de esa elección estética? —En el prejuicio, en el estándar, esto a veces se lee como una desconsideración. Habrá quienes piensan que no soy capaz de escribir una melodía de introducción. Otros que no soy capaz de grabar o escribir un arreglo, meter unas cuerdas (paradigma en lo popular de un refinamiento mentiroso) o que no soy capaz de meter un baterista entre tanto y tanto. Pero a veces no contemplan que elija desagregar. Que no quiera embellecer o desembellecer desde ahí. Lo que tiene este disco es un tremendo desagregue: austeridad y economía de recursos, tanto sonoros, tímbricos como literarios. Desde ahí empiezan a jugar los timbres que se usaron, los timbres que no, las armonías y melodías en consonancia con los temas de los discos anteriores. Alguien también dijo “este tema se parece a este del disco anterior y también a este del anterior al anterior”. Y repregunté: ¿No podés pensar que en lugar de poner dos acordes diferentes y diferenciarlos se me ocurrió eso para que plantées esa ligazón? ¿Una lectura en consonancia a través de los discos? ¿Un diálogo?” —¿Y en qué se diferencia este disco de los anteriores? —Este hereda la cosa dramatúrgica pero tiene un tema que le es
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propio: el miedo. El miedo al miedo, la falta de distancia de las cosas y de poder transformarse en la propia distancia para intentar fundar un lugar poético muy poderoso. Y en un momento está a los codazos con lo musical, con una literatura, unas palabras que suenan y hasta resuenan para apropiarse del audio de cada canción. El sonido de las palabras pretende arrogarse la música del disco. Tiene muchos gestos secretos y hasta mágicos. El que se queda en la superficie quizás le gustan algunas canciones y ahí se termina el chiste. Pero el que tiene ganas de ponerse a jugar con el disco lo hará desde el momento que lo vea con su contexto —vuelto texto— que subraya con la tapa de Marcia Schvartz y el diseño de Laura Varsky, que construyen la poesía visual de la obra. —Lacan habla del espectro como algo que presenta por fuera del lenguaje ¿El título remite a eso? —Es eso. Mis títulos son clave de escucha. El momento del debut del miedo. Es la inauguración de ese miedo. Con esa sensación me gustaría que se escuche el disco. Se piensa siempre que el fantasma es poderoso. Pero en el momento en el que debuta, ¿cuán poderoso debe ser o debió haber sido? Y esa cosa del miedo y del lenguaje. Y de la fogofobia. Era eso, el miedo al miedo. —Tú música está atravesada por la triada clase, raza y género, ¿Por qué elegís abordar esos temas? —Fui confirmando en este tiempo que incluso eso queda grande. Que un artista puede atravesar toda su producción, toda su vida, con menos temas, con uno nomás. Sería como un prisma además, y en mi caso con el Amor y la Muerte. Hacer un juego prismático entre clase, raza y género y amor- muerte. Poner a la luz todas las formas que se vayan conformando. Cada reflejo es una canción, un libro o un gesto. Porque es lo que me preocupa. El amor y la muerte. Juntos y separados. El amor como artefacto cultural. A uno lo formaron de chiquito cómo “debía ser”, sentirse y cómo debía ser demostrado el amor. Cómo debemos desarrollar ciertas cosas inclusive a nivel elemental: nuestra familia, nuestros contratos sociales, querer, no querer. Hace poco tiempo alguien muy querido le donó un órgano a su novia que hasta hacía un año atrás era una completa desconocida ¿Qué hace que alguien reduzca su nivel de calidad de vida por alguien que hasta hace doce meses era una desconocida? Este, entre tantos, es un lugar crítico para preguntar y pensar la cosa. Y no sólo es el amor erótico. Incluso problematizar cosas que parecen inofensivas pero no lo son: el amor a los objetos, el fetichismo, el amor a los paisajes, a los lugares. Alguien que cuando muere quiere que lo cremen y tiren sus restos en un sitio, “por amor al paisaje”. ¿Ese amor tiene menos valía que el amor tal o cual? La cultura nos apresa y el amor hace dos cosas: acción y reacción. Intenta romper esas estructuras y a su vez puede ser la caricia que hace que
se acomoden mansa y suavemente esas estructuras; porque saben que le son inevitables e inexorables. —¿Y qué te sucede a vos con el amor? —Suelo ser terriblemente sensible. Soy un derroche de amor. Me puedo enamorar muy fácilmente. En una obra que estamos haciendo alguien viene y me dice algo tan bonito que me pierdo. Sé que es fantasía pero me encanta vivir eso porque es como un tobogán. No es un enamoramiento solo de uno a uno. Sino el amor por el cual uno daría la vida. Hay amores que tengo desde años y me chupa un huevo que piensen lo que piensen. Es decir, puedo estar hablando con tal o cual persona y puedo decir “este es uno de los hombres que más amo en el mundo”; y no tiene nada que ver con la genitalia. Y también puedo estar con una mina y puedo decir lo mismo y tampoco tiene que ver con la genitalia. El amor atraviesa eso y lo excede también. A su vez es como un corral. Es tan peligroso poder amar así, porque se involucran muchas cosas en eso. La filiación sanguínea cae inmediatamente. Entonces, ya a los que queremos más no son ni mamá, papá ni los hermanos. Empezás a querer mucho más a extraños y a desconocidos. *** Hijo de un trabajador del frigorífico Lisandro de La Torre (“el peronismo nos atravesó”, dice) y una madre ama de casa, Gabo Ferro vivió toda su vida en Mataderos y lo sigue eligiendo como territorio. En la década del ’90 condensó su grito en Porco, una emblemática banda de hardcore en donde aprendió el oficio de la composición y el canto. La historia dice que un 31 de marzo de 1997, en el tercer tema de un concierto en el Hotel Bauen, Gabo dejó el micrófono en el suelo y se despidió de la música y la distorsión. Al otro día, empezó a cursar el profesorado de historia, convencido de que la música era parte del pasado. Siete años después, su amigo Ariel Minimal fue quien lo empujó a grabar unas canciones que venía componiendo en soledad. “Si no fuera por él yo me cagaría en esto“, dice Gabo. Lo demás, es historia conocida: siete discos en solitario y uno en compañía del escritor Pablo Ramos, El hambre y las ganas de comer (2010). Y un sinfín de proyectos que involucran la danza, el teatro, la plástica y la literatura. “Yo padecí con Porco el colectivo. Y cuando eso se rompió dije: ‘No vuelvo a aglutinarme’ ¿Cómo alguien va a hablar con mi voz? ¿O cómo yo voy a hablar con la voz de alguien? ¿Quién soy yo? ¿Quién es el otro? ¿Qué hace que nos asociemos desde este lugar? Yo desconfío de las asociaciones que te borran el nombre. Me nutro infinitamente trabajando con individuos y puedo decir con su palabra pero no con su voz”. —Más allá de ser un músico que no está pensando en el mercado, ¿qué te pasa con la recepción? —Con algunos no me pasa nada y con
“La cultura nos apresa y el amor hace dos cosas: acción y reacción. Intenta romper esOs esquemas y a su vez puede ser la caricia que hace que se acomoden mansa y suavemente las estructuras.”
Monstruos y degenerados Luego de su salida de Porco, Ferro se alejó de los escenarios y se recibió de profesor de Historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su mirada ahora también se posaba sobre el campo de las ideas y la cultura. Lo suyo, dice, no es la historia de los sucesos sino la historiografía. Desde esa perspectiva, publicó dos ensayos históricos: Barbarie y Civilización. Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas (2008) y Degenerados, anormales y delincuentes. Gestos entre ciencia, política y representaciones en el caso argentino (2010). Actualmente, se
encuentra trabajando en una antología con sus letras y tiene listo un libro sobre los “actores anónimos de la historia argentina” que se llamará 200 años de monstruos y maravillas argentinas, ambos a editarse en 2014. “La génesis del libro se remonta a la celebración del Bicentenario —explica—. Y tomó como disparador esos versos de Brecht de ‘Preguntas de un obrero ante un libro’: ‘Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó? En los libros figuran los nombres de los reyes. ¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?’ ¿Tenía un nombre quien las construyó? ¿Tenía un rostro? Claramente. Revisé entonces los últimos
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200 años de historia argentina y qué actores anónimos la construyeron y, no solo no fueron considerados, sino que además nunca tuvieron un rostro, un retrato para la narración histórica. Además, todos ellos son definidos por la elite que los nombra con términos asociados a lo ‘monstruoso’, a lo ‘degenerado’ o a lo ‘anormal’. De estos 200 años relevé más o menos 50 de estos sujetos. Christian Montenegro, que es un ilustrador tremendo, les dio un rostro y Laura Varsky un diseño gráfico ajustadísimo, poderoso y bello al libro”.
“Quisiera que cada uno rompa sus voces y sus cosas. Que no se trate de buscar referencias a priori como un molde para hacer un budín. Hay que ‘matar’ a los padres. Y en esa pugna resistente se van a hacer mejores discos y mejores canciones.”
Atentados poéticos En los ’90, Gabo Ferro supo formar parte del grupo de agitación poética Los Verbonautas junto a Palo Pandolfo, Karina Cohen y los poetas Osvaldo Vigna, Hernán y Eduardo Nocera y el gran Vicente Federico Luy (Córdoba 1961-Salta 2012). El colectivo le ponía el cuerpo a la poesía: leían en recitales de rock, en la calle, en bares y restaurantes. Fuente inagotable de anécdotas, Gabo recuerda: “Fui el primero en rajar. Era divino mientras eran atentados poéticos. Pero cuando uno dice ‘nos va a editar un poemario la UBA’, los que teníamos más o menos una carrera sabíamos lo que era. ‘¿Me están cargando, no?’, dije. ‘No. Y tenemos que hacer teatros’. Hasta ahí llegué. Y me fui a la mierda. Y después salió un libro editado por el Rojas. ¿En qué quedamos? ¿La idea no era justamente sentir orgullo por no haber pasado por la cátedra de Panesi? Si podemos escribir poesía sin haber pasado por Puán. Parece que no”. De Los Verbonautas, Gabo recuerda a Luy: “Éramos como hermanos, por eso me llamó tanto la atención que después de su muerte salieron tantos fans de Vicente Luy. No entiendo nada, la muerte hace casi siempre esas cosas. Vicente siempre fue el poeta que fue. Tremendo. Siempre fue el individuo que fue. Tremendo. Me acuerdo que cuando me enteré cómo se mató enseguida vi la broma y dije ‘este es Vicente’. Se fue haciendo un chiste, porque se fue a saltar desde un séptimo piso de Salta. Hizo una humorada. Y eso que siempre vivía haciendo chistes. Nos adorábamos”. Cuando Gabo volvió al estudio para grabar su disco debut, el poeta le dio el puntapié inicial con un préstamo para hacer realidad ese LP. Años antes, había pagado de su bolsillo el disco de Flopa-Manza-Minimal. “Era muy generoso”, sentencia el músico.
otros me conmuevo. Lo tomo dependiendo de la subjetividad de quien escucha, como de quien lee o como de quien me ve. Le puede gustar o no. Por supuesto, me hace muy feliz que el otro se conmueva. Si no sucede, no sucedió. Pero no me banco las agresiones, sobre todo en esta etapa digital donde cualquier anónimo pueda agredirte a vos o a tu trabajo hecho a fuerza de laburo y más laburo, sólo porque está al pedo en la oficina, resentido o más solo que una rata enferma. En su mayoría me ponen cosas preciosas. Pero cuando fue lo del homenaje a Spinetta en Gesell, Lito Vitale me propuso cantar “Muchacha ojos de papel”. Y me puse a pensar “¿Qué ‘Muchacha…’ voy a hacer?”. Tuve la fortuna de grabar en 1996 el segundo disco de Porco en La Diosa Salvaje, el estudio de Spinetta. Sé lo que Spinetta sentía con mi voz y lo que pensaba de mí como músico y escritor. Entonces, me sentía confiado y parado sobre mis dos pies. Cuando me puse a pensar qué “Muchacha…” iba a hacer, reflexioné: me formé con la música tradicional y popular, académica, música de barrio, la de mis viejos; también me formé con el punk, el postpunk, el progresivo, el rock, el hardcore, el grunge. Yo voy a cantar “Muchacha…” con todo eso, porque así es como canto mis canciones. Lo hice. Fue un momento epifánico para mí y para mucha gente. Pero cuando eso se cuelga en las redes sociales hay gente que dice cosas hermosas pero alguno escribe: “Este hizo mierda la canción, ¿quién mierda es para cantarla así?”. ¡Como si ser popular (en términos de fama) fuera una valía! Es decir, la fama como un concepto de valor. Si sos famoso valés. No saben que uno trabaja más para escaparle a eso que para buscarlo. Sabía que, con todo el respeto que me merecen ciertos cantantes que cantan con voz neutra, yo no iba a hacer “Muchacha” así. Salió cantada con todos estos gestos estéticos e históricos. —En cuanto a la canción de autor, la canción contemporánea, ¿qué ves que sucede? ¿creés que hay búsquedas interesantes o no? —Creo que se confunde escena con canción, que con la intención de apuntalar un escenario se debilitó la posible riqueza de la diversidad. En la generalidad —hay excepciones— todas las identidades múltiples se subsumieron a una sola canción. Igualita, arregladita, con cositas. No. Yo voy por otro lado. En mis conciertos trato de sacarme la guitarra de encima, pero no puedo. Todo el recital es esa pugna de liberarme de la cultura del instrumento para irme solo a la naturaleza de la voz. Por eso preparo las guitarras, para golpearlas, para estirar sus cuerdas, para dejarlas caer si no puedo sostenerlas más. Yo sé que ese es parte de mi territorio original. Y lo celebro, atiendo, cuido, estudio y trabajo ahí y desde ahí. Quisiera que cada uno rompa —si lo desea, claro— sus voces y sus cosas. Que no se trate de buscar referencias a priori como un molde para hacer un budín o un flan. Hay que
“matar” a los padres. Los “padres” deben ser “matados” —en sentido metafórico— y en esa pugna resistente se van a hacer (de ambos lados de la filiación “padres–hijos”, padrinos-ahijados”) mejores discos y mejores canciones. Si no todo se va para abajo como quien se ahoga. No quiero padrinos así. Quiero pares a quienes admirar así tengan 20, 40, 60 años o hayan fallecido hace cuatro siglos. O los quiero luchando amorosamente, los quiero en crisis. La música es un problema. La canción debería ser un problema, lo performativo debería ser un problema. No un lugar de encuentro social. Para eso está el bar, la noche, el vino, el asado para quienes lo quieran. Eso no es parte del universo de la canción. Puede cantarse perfectamente tras una reunión de amigos, pero con ciertas canciones ahí se acabo la reunión y empezó otra cosa que acabó con el tono anterior. La canción es un problema y un goce, no un entretenimiento. —En tus conciertos, trabajás mucho con el silencio, ¿es una forma de desafiar al canon también? —Hace tiempo en un concierto dejé un silencio intenso y alguien gritó: “Cantaaá”. No se soporta a veces el silencio. Y eso me gusta. Atento, como programa, contra la canción capitalista: ritmo, melodía, introducción, solo, estribillo. No quiero que sea bonito si estoy hablando sobre algo espantoso. Todo tiene que estar al servicio de lo que se está diciendo. ¿Corresponde ser refinado en el contexto social y cultural en el que estamos viviendo? Tiene que haber un aporte que sea justificado. Tenemos la bendición de hacer con nuestros discos lo que se nos cante el culo. ¿Por qué hacer lo que el mercado te pauta como canon de belleza? El canon hay que mirarlo, es como el amor romántico. ¿Quiero seguir ese canon o es tramposo? —Lo que suele pasar con tu canción es que hay gente a la que le súper conmueve y otra, por ejemplo, que no tolera tu timbre de voz. —Mi voz no está dedicada ni trabajada para gustar o no. Es instrumento de lo que dice, y además, expone en primer plano la cuestión de género. Cuando salió mi primer disco se preguntaban algunos si quien cantaba era un varón o una mujer. Después está la cuestión de qué es una voz bella. Hay una mala prensa de lo que la cultura pone en el lugar de lo “feo”. Hay gente a la que le cuesta vivir si no la ven linda, buena o no la quieren. No soportan que digan que lo tuyo es una cagada. A mi no me importa y en un lugar eso me hace libre y poderoso. No hablo de una desconsideración de la palabra del otro pero, ¿porqué lo no-bello debería ocultarse? Adoro militar para la belleza y para la no belleza. La no belleza junto a la belleza es un lugar tan desatendido que cuando abro esa puerta me aparece un campo riquísimo para el trabajo. Con la historia me di cuenta que estaba haciendo lo mismo: trabajando con el detritus. Con los residuos documentales, con los residuos de mi voz, de los instrumentos musicales, pero no haciendo de eso una estética para lo bello, sino dejándolo donde está y en
tensión con lo bello. Todo se ha estetizado demasiado para ser visto u oído y poder entrar al juego del capitalismo. El llanto desgarrado de la realidad no es el de las telenovelas, el sexo cotidiano no es el de la industria de la pornografía y así. Si resulta belleza de eso, genial. Uno tiene la suerte de poder laburar y ser libre. Nos llenamos la boca de la libertad y de la independencia, pero cuando podemos ejercerlas no sé cuán libres nos permitimos ser. La libertad se manifiesta en los actos que desarrollamos, en cómo se muestra y en los efectos de tus hechos. Si hay algo que te encorseta no sos libre una mierda. Además la libertad es un lugar de mucha angustia. ¿Qué hago si puedo hacer lo que quiera en un disco, en un libro, pensando una tapa, en la vida misma? —Te movés entre el ámbito académico y la música, ¿Qué sucede con la crítica en ambos campos? —La academia tiene un código de que, con sus matices, vas a un congreso, cada uno lee su ensayo, y se abre el juego y la discusión. Pero siempre la crítica se agradece, con mayor o menor hinchadura de pelotas. Porque alguien se ha tomado su tiempo para leerte, sugerirte otras lecturas, cosas que vos desatendiste, alguna perspectiva insólita o lo que sea, lo tomes o no. En cambio, en la música todas tienen que ser flores. La mafia del amor. No es bienvenida la crítica. Te ponen en un lugar de enemigo casi. En cuanto a la música celebro los lugares de trabajo, celebro que esto suceda vivamente. El problema, para mí, está en el cómo, en la manera en que elige hacerse. No hay nada personal cuando la crítica es buena. Es mi perspectiva, simplemente. La crítica que hago es desde la buena leche. Se creen que atentás contra el lugar de creación o el lugar de laburo. —Una vez dijiste que no podías “hacer cómo que nada pasó” en la música y en la historia… —No debo hacerlo. Nosotros no empezamos a los veintilargos, empezamos a los diecipocos. A los 18 años ya estaba sobre un escenario en pelotas tocando hardcore. No empecé con la canción. El micrófono iba entonces con el skate, el pelo naranja o de la tintura que pegáramos, el HIV en el aire y en los cuerpos, los libritos de Marosa o Idea Vilariño, gorrita, musculosita y cuadernos Gloria para escribir y dibujar. Ir por todo lo que fueron los primeras noventa, la androginia y esa fiebre. Yo me identificaba con eso. Vi recientemente videos de Porco en donde estoy en culo y no los toco ni permito que los toquen ni los bajen de Internet. Porque siento orgullo de venir de ahí, con el pelo por la cintura y en culo. Porque eso me para hoy desde otro lugar de enunciación. Cuando hago un La menor y canto “Por qué se guardan las cosas”, lo digo desde hoy y desde ese tipo con el pelo hasta la cintura y en culo. Hay que considerar el origen y desde dónde se dice. Yo no empecé anteayer con la guitarra española. Desde ahí y desde acá digo, canto, toco, me muevo, escribo y hago todo lo que hago.
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FUERA DE FOCO
Después del petróleo, ¿qué?
ENERGÍA NEGATIVA La compleja situación del modelo energético se hace carne en sus indicadores: el déficit, la caída de reservas y el descenso en la producción evidencian los límites de un sistema que ahora sueña cambiar su destino a partir de la explotación de los yacimientos de Vaca Muerta. NICOLÁS SAGAIAN
Télam
M
artes 10 de septiembre. El Marriott Plaza Hotel respira un aire pomposo. Poco después del mediodía, el Salón Dorado se llena de trajes negros, tacos altos y copas de champagne. Como todos los meses hay reunión del Club del Petróleo. Los lobbistas y los popes del sector se juntan a almorzar para mantener las buenas formas, pero sobre todo para mover fichas y tirar puntas. Los negocios y la rosca nunca dejan de alimentarse en un mercado tan extenso y poderoso como éste. Ni siquiera cuando el modelo energético dominado por el oro negro camina rumbo al colapso. Sincerémonos. Desde principios de los ’70 se viene anunciando la crisis (terminal) del petróleo a lo largo del planeta entero. Pero recién ahora comienzan a notarse las graves consecuencias de este esquema atado a la base misma del sistema económico global, que para hacer frente al aumento sostenido de la demanda debe recurrir a otro producto agotable más, y a otro más, sin medir sus efectos: ahora es el turno de los hidrocarburos no convencionales; luego se verá. Es decir, reina la lógica del vértigo por el vértigo mismo; el paradigma potenciado desde la Revolución Industrial. “Hoy, el déficit energético en Argentina es grave (…) no podemos darnos el lujo de llorar”, reconoció Miguel Galuccio, CEO de YPF, reforzando el nuevo discurso del Gobierno ante los hombres fuertes del sector durante el banquete en el Marriott Plaza Hotel. Las caras en las mesas no eran de buenos amigos. Acostumbrados a los tiempos de bonanza y a las concesiones fiscales, el empresariado se transformó en un hijo malcriado. Solo responde a sus caprichos —y al vaivén de las reglas del mercado, claro—. Por tanto, indefectiblemente, el modelo necesita algo más que inversiones y apoyos para revertir una situación cada vez más delicada. Veamos los números en frío: según datos de la Secretaría de Energía, desde 2002 hasta 2011, las reservas de crudo cayeron un 18%, mientras las de gas natural se desplomaron un 50%. Los niveles de “producción” también sufrieron. En cifras más actuales, durante el primer semestre, la extracción de petróleo disminuyó un 5,6% (tocó los 10,1 millones en metros cúbicos), poco menos que la de gas que retrocedió un 7,4% (al estancarse en 13.615 millones de metros cúbicos). “Los devaneos de los años ’90 y la política errada y cortoplacista del kirchnerismo empujaron al país a perder el autoabastecimiento y transformarse en un importador neto de energía”, señala Diego Mansilla, especialista en hidrocarburos e integrante del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora. Actualmente, el déficit de la balanza energética llegó a un punto crítico. En la primera parte del año, el rojo creció un 78% y alcanzó un saldo negativo de 3.247 millones de dólares. Para darse una idea de la magnitud del problema, ¡en todo el 2011!, el déficit del sector en la balanza comercial fue menor a los 3.000 millones de dólares. La ecuación con estas variables no cierra por ningún lado. “El modelo extractivista-exportador va a contramano del desarrollo sostenible”, apunta la socióloga e investigadora del Conicet Maristella Svampa. Los costos humanos, ambientales y culturales quedan a un costado. El pulso de la economía es el que manda. En sus análisis, los técnicos del Estado se enfocan celosamente en la necesidad de “encontrar un equilibrio” para detener la salida de divisas y “sostener los altos niveles de consumo”, todo esto en pos de evitar “el agotamiento del proyecto macroeconómico”. En este escenario, se inscribe el acuerdo firmado con la petrolera estadounidense Chevron para explotar los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta. Para el Gobierno, esta formación petrolera contiene los recursos “para cambiar el futuro energético de nuestro país” —y por ende para ampliar la frontera hidrocarburífera—. ¿Por qué tanta expectativa? De acuerdo a un informe de la consultora Ryder Scott difundido por YPF, las reservas potenciales —no probadas— de los yacimientos de Neuquén ascenderían en principio a los 22.807 millones de barriles. De esta forma, como estima un análisis del Departamento de Energía de Estados Unidos, Argentina quedaría tercera en el ranking mundial de recursos no convencionales, detrás de China y Estados Unidos. ¿Pero cuál puede llegar a ser la performance del shale gas y shale oil en el mercado interno? ¿Una vez extraídos estos hidrocarburos, responderían de la misma manera que los convencionales? ¿Hasta
El petróleo es parte sustancial de la base del sistema socio-económico entero. qué punto se pueden seguir absorbiendo los recursos no renovables en los niveles de hoy? Afirma Raúl Parodiz, ingeniero e investigador de la UBA: “No hay que ser alarmista, pero esta matriz energética está sustentada en el aquí y ahora, típico del pragmatismo capitalista del ‘no future’. Algunos pronósticos auguran que para 2025 las reservas del planeta sólo serán capaces de mantener a menos de la mitad de la población mundial. Otros sitúan el cénit más allá. Lo cierto es que tarde o temprano habrá que cambiar de modelo o al menos modificar su médula ósea”. *** Vamos a las bases. La matriz energética de Argentina es fuertemente dependiente de los hidrocarburos: el 86% de la energía producida viene de combustibles fósiles: 51% gas, 1% carbón, 34% petróleo (Balance 2011). Pero no es un comportamiento arbitrario del país, sino que se trata de una tendencia extendida en el globo prácticamente desde la entrada a la edad moderna. Según un relevamiento del Banco Mundial, el promedio de hidrocarburos sobre el total de la energía utilizada en el planeta hoy es del 81%. La apuesta clara es por un recurso barato y fácil de extraer. “Los hidrocarburos son parte sustancial de la base del sistema socio-económico entero”, explica el director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, Víctor Bronstein. “No sólo están presente en el transporte y la generación eléctrica (NdR: los combustibles son parte del 66% de ese proceso, que incluye energía hidráulica —28,4%— y nuclear —4,9%—), sino que están presentes en muchos de los rincones de nuestra vida cotidiana. Hay 10 calorías de hidrocarburos detrás de cada caloría de alimento que consumimos; para arar, irrigar, cosechar, usamos petróleo; los fertilizantes se hacen con gas; los pesticidas, con petróleo. Hay siete galones de petróleo en cada neumático, todo el plástico es petróleo, como vemos es un producto ubicuo”, resalta Bronstein.
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Por condiciones o por necesidad, el crudo se ha posicionado como motor expansivo de la industria capitalista. Lo mismo había ocurrido con el carbón en el siglo XIX. Por eso, estamos ante un recurso no sólo con valor estratégico y económico, sino también con un fuerte valor político. En derredor del petróleo se discute el ritmo, la organización y el eje de la geopolítica a nivel mundial. Entonces, no es sencillo pensar el tema energético sin tomar en cuenta cada uno de estos aspectos. Hoy, la discusión está puesta sobre qué camino tomar ante el anunciado fin de los hidrocarburos. Argentina ha elegido volcarse, como la mayoría del mundo, hacia la explotación de los recursos no convencionales. “La ampliación de la frontera hidrocarburífera no responde a un cambio de modelo, es una nueva etapa que profundiza la explotación neodesarrollista del sector en territorios antes considerados improductivos”, precisa Svampa. Una muestra de ello: la Organización Federal de los Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi) antes estaba integrada sólo por diez provincias (las de tradición petrolera). Desde 2006, todas las provincias restantes adecuaron sus legislaciones para favorecer ciertas concesiones a la explotación de hidrocarburos. Frente a las dificultades en el sector, Argentina desanda un modelo de intensificación productiva. Ahora, veamos: ¿es posible pensar un cambio de régimen energético en este escenario? Responde Bronstein: “Es muy difícil. Las opciones que hay suman, pero no alcanzan a reemplazar todo el entramado de los hidrocarburos. Con su desarrollo tecnológico actual, las energías alternativas renovables no tienen la capacidad de sustentar la enorme demanda de nuestra sociedad de consumo. Así, el cambio no llevará años, aunque se logren nuevos descubrimientos, sino décadas”. Hoy, las opciones que están sobre la mesa en su fase más desarrollada son los biocombustibles, la energía hidráulica, la eólica y la solar. Instaladas como complemento al sistema central en algunas zonas francas del país, todas juntas no llegan a acaparar el 10% de la matriz energética. En el Plan Energético Nacional, la meta es que en 2020 las energías renovables acaparen al menos un 20% de la matriz. Para eso se sancionó el Régimen de Fomento para el Uso de Fuentes Renovables de Energía (Ley N° 26.190), que estipuló que para 2016 el 8 por ciento de la electricidad deberá generarse a partir de recursos renovables. Hasta ahora, a dos años, el objetivo parece lejos. La escasa inserción de estos recursos en el modelo energético, para Parodiz, da cuenta de “una pesada herencia luego de dos décadas en la que no hubo un marcado plan a largo plazo”. La ges-
“La matriz energética argentina está sustentada en el aquí y ahora, típico del paradigma capitalista del no future.” Raúl Parodiz tión ininterrumpida de Daniel Cameron al frente de la Secretaría de Energía se movió entre la generación de vínculos privilegiados con las firmas privadas del sector y la creación de empresas estatales como Enarsa, que recibió el dominio y control sobre todas las áreas off shore argentinas. La nacionalización de YPF en 2012 parecería marcar un giro de timón respecto a los vaivenes de últimos años, pero aún todo está por verse. Argentina debe hacerse de tecnologías y del how know. La transición hacia un horizonte diferente requiere de un sinfín de pasos previos. Mansilla propone: “Hay que trabajar en el plano cultural, por ejemplo, estimulando un plan de uso racional, responsable y eficiente de los recursos energéticos, para las empresas, los ciudadanos y el Estado”. Más allá, Svampa agrega que mientras tanto es necesario pensar y generar alternativas al desarrollo tal cual está concebido, con una planificación superadora a las experiencias pasadas y presentes basadas en el mercado. “Bajo los niveles de consumo, el uso no ahorrativo y desinteresado de los recursos tal cual hoy existen es insostenible en cualquier modelo”, sentencia. Sin embargo, entre estas tensiones, brotan alternativas infinitas. Queda corroborar luego si son aplicables a gran escala o no. Dos ejemplos interesantes: investigadores de la Facultad de Agrarias de la UBA trabajan en la separación de residuos en origen y la producción de biocombustibles a partir de los desechos depositados en rellenos sanitarios. Lo mismo está haciendo el INTI pero en una fase más avanzada con la idea de adecuar el proceso a poblaciones de hasta 40 mil habitantes. “A partir de un generador de ciclo combinado podemos aprovechar los gases de combustión para generar electricidad y reducir el volumen de los residuos en un 90 por ciento”, explica el ingeniero Raúl Poliak, coordinador del proyecto en el Programa de Industria de Servicios y Ambiente. Punto a favor: el biocombustibles no sale de tierras que compiten con la producción alimenticia. Punto en contra: la máquina con la que realizan el proceso es una de las pocas que hay en el país. Las energías renovables tienen que competir también en la lógica, la instalación y el transporte. De entrada, empiezan corriendo de atrás de los recursos que están industrializados en Argentina.
COBERTURA/MÚSICA
Lucy Patané & Marina Fages y Las Taradas
LAS MUJERES ARRIBA La canción urbana, de impronta acústica, tuvo su noche en Ladran Sancho. Mientras el dúo ofreció un viaje instrumental por la experimentación libre de instrumentos y sonoridades; la orquesta liderada por Paula Maffia la agitó con boleros, swings, hot jazz, canzones napolitanas y cumbias colombianas. SERGIO SÁNCHEZ
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a revolución femenina llegó, al menos, a Ladran Sancho (Guardia Vieja 381). Es que durante una noche el espacio de arte de Almagro cobijó a un dúo y a una orquesta de señoritas que vienen refrescando la canción urbana y de impronta acústica. De un lado, la búsqueda lúdica y experimental de Lucy Patané & Marina Fages. Del otro, el multi-rítmico universo sonoro y retro de Las Taradas. La simple suma, combinación o desmenuzamiento de todas ellas da como resultado un mapa musical mucho más amplio: La Cosa Mostra (liderada por Paula Maffia), El Tronador, Maryland Sisters, Alvy Singer Big Band, PolleraPantalón y más. Es que Patané y Fages vienen haciendo de las suyas en cuanto proyecto musical se les cruza por enfrente. Y las integrantes de Las Taradas ―en donde también toca Patané― tampoco se quedan atrás. Al parecer, la multiplicidad de bandas es un rasgo de la época. También lo es la multidisciplinariedad: muchas de ellas se ocupan de otras áreas importantes en sus proyectos, como la estética visual (arte, escenografía) o la difusión de prensa. Es el primer domingo de agosto y en el bar cultural no cabe ni un alfiler. El público ya comienza a amontonarse en el patio y el show viene retrasado. Sin dudas, predomina la platea femenina. Entre el tumulto, un pibe charla fervorosamente con Miss Bolivia, que se camufla entre tanta gente. Hay aroma a celebración y despedida en el ambiente: es el último recital de Patané y Fages antes de arrancar rumbo a una gira europea, programada por ellas vía mail y súper autogestiva. “¡Estamos buscando hospedaje en Londres! Si alguien tiene algún amigo/a que pueda alojarnos sería genial”, postearán luego en Facebook. Son casi las 22 y salen a escena. Esta vez, de modo excepcional, serán tres arriba del escenario durante casi todo el concierto. Dará una mano el músico Pablo Riera. Es que a Fages se le estalló la puerta de vidrio de la disquería Mercurio y le lastimó los tendones del brazo izquierdo. Limitada, entonces, para tocar la guitarra y el charango, se está volviendo una experta con el
NATALIA BERNINZONI bombo legüero. El disco que acaban de publicar juntas, El poder oculto, es un viaje instrumental ―salvo por cuatro temas cantados― en el que se sumergen en la experimentación libre de instrumentos y sonoridades. Aunque hay una presencia importante de instrumentación folklórica ―como el charango, el bombo, el pinkullo y la guitarra criolla―, no hay un abordaje rítmico de ese lenguaje musical. La música dispara para otros lados. De hecho, también suman banjo y clarinete. Juegan, también, con los sonidos del ambiente y los de su propio cuerpo. En “Mercado 5” Fages sorprende al público cuando empieza a correr y saltar sobre el escenario sin moverse de su lugar. No se volvió loca: hace percusión con su cuerpo. No es el único pasaje en el que roba sonrisas. En “Botánico” toca el charango a dos manos junto a Riera, sin perder la sincronía. Fages se ocupa de arpegiar y Riera marca los acordes. En tanto, la multiinstrumentista Patané pasa del banjo a la guitarra eléctrica. Luego se cambiará de vestuario para subir a tocar con La Taradas. Ahora, suenan “Provincia” y “La ballena”, dos de El Tronador. El set de la dupla culmina con una versión de la guaracha paraguaya “Recuerdos de Ypacarai”. Media hora después, Maffia (voz, ukelele, y acordeón), Patané (guitarra y voz), Carla Branchini (clarinete, voz y percusión), Nati Gavazzo (percusión y voz), Lu Martínez (contrabajo y voz), Mel Muñíz (voz, kazoo, trompeta y ukelele) y Rosario Baeza (violín y voz) irrumpen en escena con sus impecables vestuarios de época. Esta orquesta de chicas recupera ritmos populares y bailables de los años ’40 y ’50: bolero, swing, canzone napolitana, hot jazz, canción brasilera, cumbia colombiana y más. Desde arriba, ellas cantan, se ríen y tiran chistes. Abajo, devuelven la buena onda con aplausos y mucho baile. Durante el concierto, suenan canciones que registraron en Son y se hacen (2012): una divertida versión de “El show del perro salchicha” (Maria Elena Walsh), el clásico brasilero “Americanizada” (Luiz Peixoto y Vicente Paiva) y “Pepito” (Art Truscott y Carmen Taylor), entre otros.
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HUBO UNA ATMOSFERA A CELEBRACIÓN Y DESPEDIDA, YA QUE FUE EL ÚLTIMO SHOW DE PATANÉ & FAGES ANTES DE COMENZAR A UNA GIRA EUROPEA SÚPER AUTOGESTIVA.
CONTRATAPA
Cultura y Peronismo
La única verdad es la realidad
Ya lo decía el General en medio del camino por el que el movimiento político más grande del país se coló en las vías circulatorias políticas, económicas, sociales y culturales del país. ¿Qué significa el peronismo hoy? ¿Cómo el peronismo se transformó en ADN del inconsciente colectivo? ¿Cuándo un día de sol pasó a ser un día peronista? Un puñado de artistas –casi todos peronistas, claro– aportan su visión. Nahuel Lag Gentileza Edipo en Ezeiza
Pablo Tambuscio / Ignacio Minaverry
P
erón. ¿Cuántas palabras, historias, imágenes, hechos, frases, cosas pueden pasar por la cabeza de cualquier argentina o argentino después de leer esa primera palabra? Movimiento, justicia social, obreros, derechos, Eva, Libertadora, resistencia, gorilas, parquet, fusiladora, Operación Masacre, Puerta de Hierro, Ezeiza, López Rega, Rucci, bombos, burocracia, sindicatos, unidad básica, montoneros, compañeros, cerco, general, imberbes, desaparecidos, Menem, Duhalde, neoliberalismo, aparato, punteros, nunca más, Kirchner, juventud. Esas son algunas de las palabras —falta todo lo otro—, que hacen a ese gran campo semántico que ya es “campo popular”. Cerca de otro 17 octubre, cerca de los 70 años del primero, en NaN escarbamos, desde charlas con un historietista, un dramaturgo, una directora de cine y un escritor que recientemente produjeron obras a partir de este fenómeno, acerca de cómo una doctrina política pasó a ser cultura popular. Sí, lamentablemente esta nota tiene 20 mil caracteres. Podríamos haber escrito un libro.
Dora contra los gorilas Dora camina hacia el Berlín Document Center, en la República Federal Alemana, donde están los archivos que los aliados capturaron al vencer a los nazis. Primera viñeta, 1953. Allí decidió iniciar el ilustrador e historietista Ignacio Minaverry el derrotero de esta heroína “cazadora de nazis”. En Dora Número I (Editorial Común, 2009), la muchacha seguirá la “ruta de las ratas”, la vía de escape de los jerarcas nazis a otras partes del mundo que en la Argentina tuvo a Perón como eslabón. Pero Minaverry explica que no buscó hacer una historieta sobre el por qué del arribo de los nazis al país ni del camino que llevó a Perón tras el golpe de la Libertadora a la España de Francisco Franco vía el Paraguay de Alfredo Stroessner. La segunda parte del libro, que trae a Dora a la Argentina de febrero de 1962 tras el rastro del médico y criminal alemán Josef Mengele, tiene que ver con retratar la resistencia peronista. “En las historias de Dora, los nazis siempre son la excusa para mostrar otra cosa”, dice. “Vote en Blanco”, “Framini-Anglada, Perón a La Rosada”, “La hora se acerca”. Las pintadas en las paredes del pueblo bonaerense de Vivar, adonde Dora llegó desde París, recrean los años de proscripción de “el tirano”. Emilio Moro es colimba, amigo de la joven que aloja a Dora y parte de la resistencia: necesita enterrar los libros de Eva, Perón y John William Cooke con los que el peronismo comenzaba a revisarse entre izquierda y derecha, dicotomía que aún resulta difícil de explicar. “En la medida en que el peronismo vino a subvertir la situación en la que la clase dominante tenía la porción más grande de la torta se puso a la izquierda de las fuerzas políticas realmente existentes. Si en los ’90 el pero-
nismo se dedicó a agrandar esa porción, yo a esos no los considero peronistas”, diferencia el autor. El guión no hace eje en el peronismo — que es fuente de decenas de historias en el octavo arte nacional, desde El Sueñero de Enrique Breccia a la reciente Veinteverdades de Max Aguirre, entre tantas— sino que realiza un tratamiento de temas que permiten abordarlo desde otras aristas. Por ejemplo, la identidad sexual de Dora, el barrio obrero en las afueras de París, su amistad con los jóvenes militantes del Frente de Liberación Nacional. “Los personajes se arman una barrera de contención (los amigos, la identidad barrial) que los resguarda de la sociedad que los rechaza por ser pobres, negros, putos, extranjeros. Estas barreras aparecen mitigadas, por lo menos Dora y Geneviève (personaje que aparece en Dora II) se pueden casar, pero los prejuicios de clase siguen firmes. Ahí entra el peronismo, por eso es tan subversivo en la sociedad argentina, que siempre estuvo dividida”, reivindica el ilustrador. Y sostiene su principal verdad peronista: “La certeza de que los miembros de la clase media no somos la unidad de medida de nada”. Dora camina por el Vivar de la proscripción, pasa por el galpón de la estación donde se borró la pintada “Segundo Plan Quinquenal. Apóyelo”, pregunta por la calle Eva Perón y le dicen “aquí no existe, señorita”: “La intención era mostrar cómo el Estado gorila trató de esconder esas obras o apropiarse de ellas. A todos los barrios peronistas el Estado gorila les cambió el nombre, pero a nadie que hubiera logrado tener casa propia gracias al peronismo le molestaba que su barrio se llamara ‘Juan Perón’”. Dora no es peronista, pero entiende que decir “¡quiero que ganen los peronistas!” provoca revulsión en quienes hablaban de “los negros”. “No es que entendió al peronismo sino que llegó a entrever su poder subversivo”, explica Minaverry. Antes de llegar a Vivar en tren desde la ciudad, Dora dejó atrás la estación de Ezeiza.
Las máscaras peronistas A 40 años de aquel hecho tabú del peronismo, de aquella masacre de Ezeiza, el actor y director Pompeyo Audivert toma los fragmentos de aquel proyecto colectivo frustrado. “La identidad peronista era un tema que se resolvía en el cuerpo de Perón. Él era la identidad, el remitente, y su palabra otorgaba legitimidad y delegaba poder a la izquierda y la derecha que estuviera encolumnada en su conducción. Era un mito viviente, como un dios de carne y hueso”, resume Audivert sobre lo que cambió después del 20 de junio del ‘73. En Edipo en Ezeiza (sábados 22.30 en El Camarín de las Musas), la fragmentación se traduce puertas adentro. La familia no recuerda qué ocurrió después de aquel picnic a la espera del General. “¿Qué hiciste en
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La iconografía y el vaciamiento, por Pedro Saborido * Hay muchos referentes de la cultura que abrevando en el peronismo, tomando entusiasmo en él, generaron muchas cosas. No sé si resignificándolo tanto, sino entrando en ese territorio que el propio peronismo marcó. Yo creo que muchos artistas más que hacer peronismo, se han declarado peronistas. No concibo que el peronismo sea un hecho artístico en sí. La cultura pop y el arte pueden usar cualquier cosa para convertirla en ícono. Desde lo que hizo Warhol con la lata de Campbell hasta la imagen de Perón y Evita. Puede tomar cualquier cosa que esté dando vueltas entre la gente, tomar elementos que ya son pre-iconográficos. ¿Quién transformó la figura Perón y Evita en un ícono pop? No lo sé. Quizás hayan sido los militantes los primeros encargados de reproducirlos a través de las pintadas en las paredes. Igualmente, por fuera del interés militante, se los tomó como parte de la vida cotidiana y se los transformó en un íconografía pop. Lo mismo se puede decir de la remera del Che Guevara. La remera del Che es algo ahistórico, puede estar en cualquier lado y la puede tener puesta cualquiera más allá de que sea comunista o no. Y es una remera, no es una prueba de militancia. Es un emblema, es una manera de decir “yo soy un poco de esto también”. La iconografía pop ya directamente es la nada, pasa por arriba incluso de la identificación que puedas tener con aquello que se está representando y simplemente se vincula con el objeto en sí. Pero creo que los peligros del vaciamiento de la imagen de Perón no están producidos por quienes generan la iconografía pop, si no por parte de los que están a cargo de la política o particularmente de los movimientos políticos. No le podés echar la culpa a un tipo que alza la remera de Perón. En todo caso, aquellos que comandan o están a cargo del movimiento son los que pueden quitarle el significado o vaciarlo. El ejemplo está en los que denominan como “peronista” a cualquier cosa todo el tiempo. El peligro proviene de los políticos, no del artista pop.
* Guionista de radio, teatro y televisión. Junto a Diego Capusotto realiza Peter Capusotto y sus videos.
La obra Edipo en Ezeiza traduce la fragmentación puertas adentro.
La más maravillosa música Nada de política ni de justicia social. Solo punk rock. En su sureña Lomas de Zamora natal, D.U.H.A.L.D.E ha vuelto en forma de quinteto musical. Once de molleja (2012), su disco debut, arranca con el audio del tristemente célebre “el que deposito pesos...” pronunciado por el expresidente al mando de la patria. “Ruckauf” o “La historia la escribe Felipe Pigna” son algunas de las cartas de presentación del grupo criado durante la gobernación del peronismo “cabezón” de la devaluación social. “El disco es producto de la época en la que crecimos, reúne elementos culturales de los ‘90 hasta la actualidad que tomamos con humor”, dice Lady Marian, voz de la banda lomense. Aunque su intención no es hacer una declaración política, sus letras “implican una visión de la realidad” en la que el peronismo es “un elemento cultural que excede el ámbito político”. Los pibes sólo se preocupan por que su punk suene “sin ningún tipo de ‘chamuyo’ ni ‘careta’ mediante” y de no conformarse con ser “solamente una banda bizarra”. “Yo soy Menem/Ustedes son Menem/Todos somos Menem”, hipnotiza desde su bandcamp la banda con nombre de riojano. Online se pueda escuchar Neoliberalismo, su ópera prima enmarcada por el billete de 1 peso con el rostro del de patillas bien tupidas. “Yo soy menem amigo, como qere qe le ponga a mi proyecto musical? el compac se llama neoliberalismo porqe es un disco de punk wacho, hoy en dia la gente qiere liberasion, sexo droga pibitas pum hay al toqe, plata, dolare, eso qiere la gente, dolare, 1 a 1 papa (sic)”, propone “el Carlo”, con un registro poético propio. “Lo mio e la musica y en la musica sinsera no invierte el peronismo atualmente asi qe mejor me dediqe a haser una critica a la esena musical atual y no a la situasion politica atual ni pasada, mentendé (sic)”, se sincera e invita a escuchar “Riber”, “Miami” o “Tinelli”, algunos de sus primeros 25 temas noventistas. Los rumores pejotistas indican que las bandas podrían compartir escenario el próximo 17 de octubre en una fecha organizada por la U.O.M. (Unidad Orquestal Mínima). Podrían sumarse también los Krupoviesa para presentar su simple debut El Buen Peronismo.
Ezeiza?”, interroga el hijo a su supuesto padre. ¿Quiénes somos? Padre, madre e hijo; hermana, hijo y padre o infiltrados. “Ezeiza es un teatro Griego nacional en el que se representa la crisis: el hijo pródigo y el abominable se arrancan los ojos por ser quien lo reciba, los otros hijos miran desde afuera. Perón se da vuelta en el aire y aterriza en una base militar. Cuando toca tierra ya es otro: el que gira a la derecha y traiciona la perspectiva que había abierto desde España. El tema de la identidad da paso a lo siniestro. El padre se transforma en algo monstruoso, por su boca se filtra otro discurso”, analiza Pompeyo. La obra opera a nivel simbólico. Hay un afuera sugerido en el que se desconfía, una realidad cambiante gobernada por el otro, un enemigo difuso: el que cruza la puerta puede volver como infiltrado y será interrogado bajo una bandera argentina andrajosa. Lo interpelado es el componente peronista de la identidad nacional. “El peronismo es un punto de partida para un salto en otra dirección. La identidad es, como decía Leopoldo Marechal, una peladura más de la serpiente. Cuando la vieja peladura pueda ser sacada del cuerpo de la patria tal vez podamos pasar a una nueva identidad”, señala el dramaturgo que reivindica las luchas del primer peronismo y al kirchnerismo como síntesis de aquello, pero recuerda que “la historia demuestra que cualquiera puede llamarse peronista y llevar adelante políticas de las más contradictorias”. Pompeyo también trabaja con la marca que dejó aquel 20 de junio en Museo Ezeiza —instalación teatral creada por la Cooperativa Ezeiza, dirigida por Audivert y cuya puesta se realiza el Museo de la Memoria Haroldo Conti—, donde la historia se reconstruye desde fragmentos más pequeños que el núcleo familiar: “Soy el larga-
“El peronismo es una construcción social y política que explica qué somos y por qué hacemos lo que hacemos.” Godoy vistas de Juan Ramírez, vengo de Tucumán. Me encontraron a 50 metros del palco, vine colgado de su cuello. Me encontraron sin rastros de mi dueño, sin esperanza de ver la esperanza.” “Tomamos al peronismo como temática pues en él late la sangre histórica de los últimos setenta años de la Argentina; es, por su multiplicidad, complejidad y contradicción, un tema político-poético. Nos permite desatar las temáticas propias del teatro: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué estamos haciendo? ¿Cuál es el sentido de nuestra presencia? Nos permite llevar temas esenciales a niveles colectivos y personales sin dejar de lado nuestra identidad histórica”, define Audivert.
De hadas y hologramas “Llegó de lejos. Era rubia. Era linda. Era buena. Se hizo famosa. Y desde su pedestal, contempló el dolor de los pobres, el de los huérfanos y ancianos desamparados. Y quiso aliviarlos en su desdicha”, recita Juan Domingo Séptimo (Alejandro Parrilla), protagonista de El Hada Buena, una fábula peronista. Son los primeros minutos de un largometraje de ciencia ficción, una historia anclada en un futuro tipo Ciudad de los Niños Perdidos nacional y popular donde los restos de la clase media acomodada permutan electrodomésticos por niños en subastas públicas con el sueño de que un 17 de octubre sean apadrinados por el Estado, que los educará como futuros líderes. En esta historia sci-fi, los versos para una Evita con varita mágica —escritos por Clelia Gómez para el libro de lectura de segundo grado El Hada Buena, editado en 1954— son el primer paso hacia una mirada descontracturada de los años del bienestar social. La película es una historia familiar: madre adoptiva, tío, cuatro hermanos insertos en un mundo decadente que “condensa la época de principios de 2000, con el Estado corrupto de los ’90 que bastardeaba figuras y símbolos usándolos de bandera para dar la falsa sensación de que todo estaba bien”, reseña la joven directora.
El rodaje autogestionado llevó años hasta su estreno en 2010, pero la ópera prima de Laura Casabé siguió vigente por reunir en 83 minutos de humor político y bizarro el inconsciente colectivo peronista. Tardes en familia poniendo las patas en la palangana emulando las fuentes del 17 de octubre, una mucama radical, una “compañera virgen” que aconseja, juegos de mesa que invitan a ponerle las manos a Perón y festejos del Día del Patrono en la República de los Niños construyen el mundo de El Hada… “La idea era tomar aquellos símbolos que dan vueltas en la sociedad desde que tengo uso de razón, porque desde Perón que Argentina es peronista, y resignificarlos”. El atrevimiento de los integrantes de Horno Producciones mantuvo en cartel por seis meses al film, que continúa ganando pantalla en los ciclos de cine independiente. ¿Las críticas recibidas? Dos posibles: genial o gorila. Casabé se despega de aquello y elabora su propia definición de la herencia del General y sus sucesores: “El peronismo es un fenómeno cultural impresionante, camaleónico. Cuesta creer cómo todos los peronismos pueden convivir dentro de una misma bolsa y tener un sentido. Pero cuando la beatificación al caudillo está por sobre todo las plataformas pueden ser cambiantes. Me considero más peronista que otra cosa, pero desde la película socarronamente se critica al fanatismo que ridiculiza y vacía de contenido a sus propias figuras”. Juan Domingo Séptimo pide su deseo al hada que una noche, mientras él está sentado en el inodoro, aparece desde atrás de la cortina de la ducha a cumplírselo con una ruleta de la suerte. “El Hada no es la Eva del manual de escuela sino una laburante que cumple con su tarea sin tiempo para más. Es el desencanto del encuentro
con la realidad: Eva es un sueño, ella ya no está.” El guión de Casabé vuelve sobre esta idea y lo hace con el mismísimo General quien, a la hora de la elección de sus apadrinados, reaparece ¡como un holograma! al que todos aplauden de pie. “Se celebra algo que no es real: la aparición de alguien que existió, que cambió el país radicalmente, pero que ya no está. El holograma intenta llenar ese vacío. Al quedarnos en la beatificación perdemos en la construcción de algo nuevo y corremos el peligro volver a evocar al holograma, a lo que no está… Y ahora volvió a ocurrir con Cristina. Si se va … ¿Qué hacemos? ¿Vamos a buscar los hologramas?”.
“El peronismo nos permite llevar temas esenciales a niveles colectivos.” Audivert La historia, un invento peronista “Perón tenía una pija enorme la mostraba con insistencia a sus compañeros en los baños del liceo” En el poema Escolástica Peronista Ilustrada, el general ya no le habla al pueblo desde el balcón de la Casa Rosada. Su voz aparece en la segunda parte, pero lo central es que “el peronismo dejó hace mucho tiempo de ser de Perón. Es una construcción social y política que explica sirve qué somos y por qué hacemos lo que hacemos”, sostiene el escritor y periodista Carlos Godoy.
“la historia es peronista como se viste tu mamá es peronista igual como se viste tu hermana.” Escribió de un tirón la primera parte del poema una tarde de 2006 después de que los lineamientos del pejotismo menemista le dieron vueltas en la cabeza por un tiempo: “A las contradicciones del peronismo, les dedico un prudente tiempo en charlas con amigos o en introspecciones existencialistas de domingo”, le contó, en 2007, a su colega Juan Terronova, cuando Funesiana publicó la primera edición de Escolástica... El texto, con ilustraciones del peronista artista plástico Daniel Santoro, fue reeditado este año. “Puede tomarse al peronismo como una forma de pensar las distintas aristas de una cultura adyacente y subyacente. Santoro hace algunas comparaciones del peronismo con el yin y el yan, el todo que contiene sus partes positivas y negativas”, señala Godoy y retoma el objetivo cultural y antropológico de su libro en la revisión de lo surgido en el 45. La tradición entre peronismo y literatura es extensa. Un repaso arbitrario saltaría del antiperonismo de “La fiesta del monstruo” de Borges y Bioy Casares o —mito mediante— “Casa Tomada” de Cortázar al No habrá más penas ni olvido de Osvaldo Soriano; continuaría por Punctum de Martín Gambarotta y llegaría a los contemporáneos de Godoy: la Autobiografía Podrida de Alejandro Rubio, los negros de Washington Cucurto, los Carlos Monzón de Martín Rodríguez o “El chico del edificio de obras públicas” de Pablo Marchetti, “la última fantasía peronista”. Según Rodríguez definió en la sinopsis de la edición 2013, el movimiento nacido en el 45 es “la única representación política posible en todo tiempo y espacio”. ¿Hay un vacío después del peronismo? o ¿un horror al vacío? “No creo que haya horror, hay una pro-
Las pintadas en las paredes del pueblo bonaerense de Vivar, adonde Dora llegó desde París, recrean los años de proscripción de “el tirano”.
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“El peronismo es la matriz por donde giran todas las producciones culturales de la segunda mitad del siglo XX hasta ahora”, afirma Godoy. puesta, una idea de construir un estado europeo con personas con conciencia ecológica y con grandes aportes impositivos. Existe ese deseo de clase, aristocrático. Y el gran problema para su concreción son los negros. La búsqueda teórica y política de la superación del peronismo es intentar volverlo blanco. La gran esperanza de los militantes de base como la JP Evita es conseguir un ‘Evo’, un negro que llegue al poder. Pero a ambos sueños los veo difíciles. Sólo puedo imaginarme procesos transitorios”. Volvamos al hueso del texto del escritor, el peronismo como fenómeno antropológico. Un texto hijo de los la infancia en los ’90 de su autor y escrito en el post 2001. Según Godoy, esa lectura fue posible por ser un libro que llega desde el público joven proveniente de la cultura rock y la cumbia, surgidas en la década neoliberal y alejadas de la militancia política. Pero eso no significa para el escritor que el peronismo sobreviva gracias a una reinvención pop. “Esa es la reacción estética snob de una serie de acontecimientos históricos, políticos y sociales. Hay un montón de tipos que andan con remeras de Néstor o de Evita y hay otro montón de tipos que están laburando en alguna unidad básica. Es el resultado de la construcción del poder: algunos se apropian de los símbolos, otros de la estructura”, sostiene. Más allá de Perón y de los reciclajes del movimiento justicialista, Godoy define en uno de los versos: “La subsistencia es el carácter peronista”. —¿Por qué? —Por la cuestión de la animalidad, de lo instintivo. En la contradicción civilización y barbarie, que luego divide históricamente al país en federales y unitarios, en capitalinos y provincianos, en ricos y pobres, el peronismo opta por hacer una construcción política en la parte débil económicamente y simbólicamente de esta dicotomía. Trabaja con las zonas de la cultura que, si bien son populares o masivas, desde el punto de vista analítico o crítico, resisten. “El peronismo es la matriz por donde giran directa o indirectame todas las producciones culturales de la segunda mitad del siglo XX hasta ahora”, concluye Godoy. “El único peronismo es el de su extinción”, dice el primer verso de la Escolástica…
COBERTURA/TEATRO
Parte de este mundo Inspirado en el universo poético de Raymond Carver, la obra invita a sentarse en una mesa junto con los actores para comer, beber y compartir breves historias conmovedoras. EMMANUEL VIDELA
GENTILEZA DE PARTE DE ESTE MUNDO
EL BANQUETE
“¿V
os me desconectarías el respirador?”, pregunta angusEl acto de teatro es único y singular de por sí, en toda pieza, pero tiadamente una mujer. Su marido se desconecta, pero en la puesta de Canale el aderezo de diferentes cuentos del escritor de la charla. Cambia de tema. Sus vidas respiran un aire estadounidense potencia el drama poético. Se invita a reincidir al burocrático. Son oficinistas. Una escena tejida por Roberto Arlt podría espectador-comensal que pide por otra función más. pensarse, pero no. La maquinaria del trabajo, sin embargo, no apaga Ese otro ingrediente que cohesiona cada uno de esos relatos reinsu amor. No lo desconecta, pero la noche golpea sus vidas para recor- ventados en torno a esa mesa son las invitaciones de los actores a darles que la vida es finita. Esa fragilidad acentuada por cada una de servir y charlar en un breve segundo, en un breve momento con el las situaciones cotidianas potencia en el minuto a minuto Parte de este espectador. Simplemente un: “¿Te sirvo vino?”. Un pequeño quiebre mundo, obra de Adrián Canale basada en historias extraídas de narra- entre esos relatos tan simplemente humanos, pero potentes, que reciones de Raymond Carver. La cotidianeidad y la miseria de algunas memoran actos voluntarios e involuntarios de cada uno. El juego que relaciones humanas se entrecruzan entre actores y espectadores en lleva a cabo cada una de las impecables actuaciones despega a ese una mesa en forma de cruz en la que todos comen y beben mientras espectador de su rol también de comensal. Parece como si la mesa, comparten tramas desgarradoras. la comida, el vino y la picada se Parte de este mundo es un ritual, pierden de la memoria y todo se donde todo comienza, se desa- Canale acierta en no romper del todo la cuarta pared abstrae a las actuaciones, el facrrolla y termina en torno a una -recurso agotado en cierto teatro vanguardista y tor más fuerte de Canale. mesa. Es una ceremonia de 70 Aquí las luces no ayudan. Hay minutos donde cada espectador de experimentación- al lograr una sutil interacción poco margen para recurrir a ese está invitado a ver, sentir y em- con el público de distancia y cercanía. recurso en una mesa donde topaparse de esas historias que se dos participan. Por eso, el plato van tejiendo. Canale acierta en no principal son las actuaciones, romper del todo la cuarta pared ―recurso agotado en cierto teatro además de contar en cada función con un actor invitado. En definitivanguardista y de experimentación―, al lograr sutilmente una in- va, es una gran apuesta a la improvisación, pero meditada. teracción fluida con el público: distancia y cercanía. El devenir de la El universo de Carver, el plato fuerte del que se nutre Canale, no improvisación marca esa relación. De todas maneras, hay una grieta es para nada nuevo para este director. Parte de este mundo viene a en la cuarta pared: el espectador es participante o expectante. cerrar la trilogía que el dramaturgo hizo de los textos realistas y Es que Parte de este Mundo se torna una obra convencional por mo- minimalistas del escritor estadounidense. Parece algo muy simple y mentos donde la separación espectador-actor está marcada, mien- Hablar de amor son las otras producciones en las que se embebió el tras en otros alienta al espectador/comensal a participar: comenta, Colectivo Teatral Puerta Roja, que dirige este dramaturgo egresado responde preguntas o se lo invita a ser parte de la escena. de la carrera de Dirección y Puesta en escena de la EMAD. La guitarra del actor y músico Tian Brass acompaña la separaEn definitiva, Parte de este mundo es esa mesa en forma de cruz, ción de cada una de las historias breves que se cuentan, que se con ese intercambio entre actores y directores, donde cada uno está corporizan a fuego lento. Es uno de los elementos, ese toquecito dispuesto a escuchar esas historias tan cotidianas, pero tan humanade aperitivo, utilizados por Canale para lograr una fluidez entre mente existenciales. Un ritual que no conecta con “un más allá”, sino cada uno de los cuentos de Carver. con “un más acá”, bien mundano, angustiosamente humano. * Parte de este mundo va los domingos a las 20 en el Teatro Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, Ciudad de Buenos Aires.
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ENTREVISTA/DANZA
Laura Zapata
BIG MAMA La verdad es que aprendió a bailar sin saber lo que estaba haciendo, copiando algunos pasos del Rey del Pop, pero hoy es la principal referente de los ritmos callejeros del país. Ecléctica, autodidacta y apasionada, esta artista de 22 años apuesta al diálogo a través de los cuerpos. Ailín Bullentini
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LAURA BERNATENÉ
ació en el sector popular de San Isidro (sí, lo tiene), pero la danza y la música le volaron la cabeza cuando le dio play a un VHS de Michael Jackson. Sólo supo que ya tenía caladas algunas de las técnicas más conocidas de la danza callejera tal y como nacieron en la otra punta de Estados Unidos, cuando se sumó a un taller de breakdance que la Fundación Crear Vale La Pena ofreció hace poco más de una década en el centro cultural Puertas al Arte de la villa La Cava. Y aunque Laura Zapata es hoy la principal referente de los ritmos callejeros del país, se autodefine como “ecléctica”. “El hip hop es mi pasión, pero jamás fui prejuiciosa. Abrí mi mente y el juego con otras danzas; cuanto más tomaba de otras, más híbrida me hacía. Y cuando empecé a improvisar con todo eso, más libre y feliz”, reconoce ante NaN esta artista que entra y sale de los centros culturales oficiales como y cuando quiere —pasea y da clases en el Centro Cultural San Martín y en el Centro Cultural Rojas—, sin perder su propia magia. Ahora, se le anima a la música con un proyecto que fusiona sus tres amores: la danza, el canto y la inclusión: Big Mama Laboratorio. “Desde muy chica” le tuvo ganas al arte, rememora la joven de 22 años que pasó en su infancia por escuelas de danza clásica y jazz, pero que dio sus primeros pasos copiando las piruetas del Rey del Pop frente a un televisor. La realidad es que aprendió a bailar “sin saber qué era lo que estaba haciendo”. “Me salía, practicaba, me salía mejor. Lo amaba. Pensaba todo el tiempo en eso”, asegura.
“Se trata de vivenciar la danza y la música”. El zig zag entre lo académico, lo autodidacta y la improvisación es su pilar; aunque todo confluye en los ritmos callejeros. En la actualidad, ella prefiere el hip hop, pero su “capricho” pasó por el popping, el lockin, el breakdance, el walking y el krump. ¿Qué son? Técnicas, maneras de hablar con los cuerpos que desde los años ‘60 del siglo pasado surgieron de semillas germinadas en corazón de la pobreza de Estados Unidos, aquellos barrios de negros excluidos, con la meta de responder a esa exclusión, de salir a flote, de mostrar la presencia a través de los movimientos. La diferencia entre cada uno de los ing son los eslabones de movimientos con los que se va respondiendo a aquello que acompañe desde el sonido a la canción. “Apropiarse del territorio, salir a la calle, tomarla, hacerla propia”, enumera Zapata, que en sus clases hace un recorrido por todas aquellas a vuelo de pájaro. “Los separo básicamente, les doy las herramientas a los chicos para que puedan construir su propio estilo desde las particularidades de cada técnica, pero incentivo a la investigación autodidacta porque es desde allí de donde vengo”. —¿Se baila como se vive, como se camina, como se duerme, como se ama? —La premisa del baile callejero es soltarse: soltar el cuerpo, combinarlo con el estímulo que viene de la calle. Mi aporte llega desde la ruptura de las figuras, pensar en moverse más allá de los pasos. Cuando empecé a formar parte del Combinado Argentino de Danza (NdR: Un colectivo de bailarines y bailarinas provenientes de diferentes micromundos del movimiento, liderados por la coreógrafa Andrea Servera), lo que me atrajo más fue su propuesta: la idea de que se compone con el espacio, con el otro, de dónde baja la información que uno trae consigo, de dónde viene, por qué es importante la técnica y hasta dónde. Eso de la espontaneidad, de poner en contacto tu danza con la mía para hacer un lenguaje nuevo... Se trata de eso, de construir una cadena que vaya armando nuevos diálogos. Hablar con otra persona, pero con el cuerpo. —¿Se puede pensar el baile callejero como en una disciplina con límites creativos más amplios que el resto? —La danza en general tiene límites creativos muy amplios. Las técnicas de la danza callejera, en particular, son muy distintas a
muchas de las otras, incluso de la danza contemporánea que llevó la vanguardia en el movimiento durante mucho tiempo. Tiene muchísima información en cuanto a las posibilidades articulares, de disociación y de percepción del cuerpo que son alucinantes. De hecho, surge de una necesidad de demostrar una identidad y es de ahí de donde adquiere lo genuino, la garra y la polenta que expresa. Se trata de algo primitivo, salvaje. Costó, pero las técnicas de danza callejera, el hip hop, sobre todo, fueron tomadas como danza y hoy tienen gran protagonismo en la escena. Son populares, viscerales. Si bien existen baterías de movimientos según cada uno de los estilos, porque una cosa son las características del popping, otras lo del dance hall, la diferencia radica en la cercanía con lo cotidiano. El free style es la mezcla que cada uno le place hacer de toda esa flora, aunque también está encasillado en “estilo libre”. En mis clases intento apostar al instinto: ofrezco los lineamientos y movimientos básicos de cada estilo, pero empujo el instinto para que cada uno haga lo que quiera con eso. Se trata de incursionar en nuevas formas, en nuevas maneras de mirar las cosas. No hay nada mejor que experimentar. —¿Puede la danza superar el movimiento y reflejar lo que pasa en las calles? —Claro. A los pibes de mi barrio los atrae el baile callejero sobre todo desde el lenguaje visual que ofrecen los movimientos. Es eso
un constante diálogo no solo entre bailarines sino también con la música y con el espectador. Es una búsqueda sin fin, pero creemos que estas diferencias pueden ser parte del todo, sin prejuicios y construyendo positivamente. Junto con la indagación, la fusión es el motor del proyecto. —¿Y la inclusión? —Una cosa termina estando encadenada a la otra. Creemos en que es posible la inclusión si tomamos conciencia de que no somos tan diferentes. Por eso mezclamos música de acá y de allá. Seguiremos buscando sonidos del mundo, creando puentes, redes. Y la improvisación también tiene que ver. Cuando nos sacamos el chip de las técnicas y las formas, y solo bailamos sucede algo maravilloso. Allí está la inclusión, no importa cuánto sabés de danza, solo basta mover tu cuerpo. Cuando un pibe ve que alguien esta bailando hip hop, se copa y al ratito lo esta intentando, no hay prejuicio ni vergüenza. Lo desea, lo hace, lo intenta. La danza es de todos, esta dentro de todos.
“La danza callejera surge de una necesidad de demostrar una identidad y es de ahí de donde adquiere lo genuino, la garra y la polenta que expresa. Se trata de algo primitivo, visceral.” lo que los imanta. Eso significa que hay algo de común entre la calle y el movimiento. La gente toma la calle y la hace propia cuando se mueve en ella, cuando interactúa con el cuerpo en ese suelo. La danza y, sobre todo, esta nueva forma de pensarla desde el instinto de cada uno, le da la posibilidad a cualquiera, incluso a los pibes de mi barrio, de que olviden decir que no pueden. Los invita a sumergirse desde su lugar, desde la danza que traen consigo. Eso enseña a encarar la vida de otra manera. Libera del miedo, carga de valentía. Zapata no sólo se le animó a la danza. “Desmenuzaba las estrofas y descubría de a poco la construcción del ritmo”, dice obnubilada por Jackson. “Ahora sé que hay algo que se llama puente, algo que se llama estribillo, que para que una estrofa sea rítmica debe tener cierta simetría”, confiesa. Hace poco más de un año arrancó con Big Mama Laboratorio, el oasis en el que puede fundir todo aquello que ama: un grupo en el que ella y varios otros bailan, cantan e improvisan. “No me daban ganas de armar un grupo de cantante y pibitos atrás bailando porque creo en la inclusión, en la intuición y en lo que resulta de esa búsqueda—detalla—. Big Mama es una mezcla entre las Big Mamas de Estados Unidos, la cuna del hip hip en la que las abuelas y las madres son emblemas de sabiduría y respeto, y aquello que surge de este lado del mundo como la raíz y la conexión con el todo, nuestra madre la Pacha Mama”. —¿Cómo se puede “sentir” aquello que no es originario de la tierra en la que uno nace? —En Big Mama mezclamos música foránea, dance hall sobre todo, y música latinoamericana en general. Y la intención es pensar una nueva manera, un hacer diferente, un actuar distinto. ¿Por qué encuadrar y separar tanto todo a esta altura de la vida del mundo? La inclusión tiene que ver con la la fusión de lo “diferente”: ideas, países, formaciones, raíces, y a partir de la mezcla, crear algo nuevo. Hay que apostar a que pase eso con la música, con la danza, pero también con la gente. Yo milito por eso. Ya no hay lugar en la historia para pensar desde las fronteras. —¿La decisión de la fusión de ritmos tiene que ver con un desafío al orden, a lo establecido? —El gran motor de Big Mama es la fusión de diferentes géneros musicales para lograr el ejercicio de la diversidad y la creación de
Fusiona hip hop, con el popping, lockin, breakdance y el krump.
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ARTÍCULO
Midia Ninja
LA CALLE EN PRIMER PLANO Al calor de las protestas en Brasil, miles de jóvenes toman el rol de comunicadores y ponen en jaque la estructura de los monopolios de la información. Desde un celular, una cámara de fotos o de video captan los reclamos populares y los viralizan a través de las plataformas digitales. Cada son más. María José Giovo
Gentileza de NINJA
El resultado: miles de imágenes sin edición con encuadre dudoso y sonido de mala calidad. Esto, sin embargo, representa su mayor mérito.
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ío de Janeiro. La señal de una nueva protesta en la casa del gobernador carioca, Sergio Cabral, llega a uno de los comandos NINJA. La advertencia es necesaria: la Policía rodea el lugar con varios cartuchos de gas pimienta como sus mejores aliados. Entonces, sin perder tiempo, algunos miembros del equipo cargan un changuito con celulares, baterías, cámaras de fotos y una maraña de cables para seguir minuto a minuto las manifestaciones. En ese kit serán infaltables las máscaras para soportar el humo de la represión, elemento que se ha transformado en una marca registrada en las protestas brasileñas. Así pasan sus días los integrantes de NINJA (Narrativas Independientes, Periodismo y Acción), un colectivo integrado por más de cien fotógrafos, escritores, periodistas, camarógrafos y diseñadores en red, que pasaron a primer plano por transmitir sin cortes las diferentes marchas sociales que se viven en Brasil. Las banderas de reclamo pueden ser diversas, pero la misión es una sola. “Nuestro objetivo es
dar visibilidad a temas y enfoques que son omitidos por los medios tradicionales. Y como somos una red de comunicadores, hay “ninjas” en muchas ciudades del país”, relata a esta periodista Dríade Aguiar, miembro del equipo, mientras se disculpa por la demora en su respuesta y, cual pulpo tecnológico, actualiza las páginas de Facebook, Flikr y Tumblr con algunas de las postales que recibió de sus propios compañeros, participantes de la marcha callejera contra Cabral. “La práctica NINJA —agrega Aguiar—, contribuye a la expansión de las noticias e historias y fomenta la idea de que cada persona puede ser un medio de comunicación ciudadano y un medio de comunicación en sí mismo”. El resultado: miles de imágenes sin edición con encuadre dudoso y sonido de mala calidad. Esto, sin embargo, representa su mayor mérito. Gracias a esta decisión editorial, los “ninjas” logran diferenciarse del estilo tradicional de afamadas cadenas como O´ Globo, que ven la expansión del grupo minuto a minuto con la viralización de sus producciones a través de Twitcasting.
Los “ninjas” aparecen como la fusión entre activismo y periodismo.
En tiempos en los cuales el debate sobre el rol de los medios de comunicación tradicionales cobra cada vez más fuerza en varios países de la región —a través de la discusión por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Argentina o la Ley Orgánica de Comunicación en Ecuador—, los “ninjas” aparecen como uno de los nuevos paradigmas de la fusión entre activismo y periodismo. Vale aclarar que en Brasil no son los primeros en hacerlo. En los últimos años, el vecino país ha logrado confeccionar una potente red activa de medios alternativos como RioNaRúa, Jornalismo B, Moqueca Mídia o Radiotube. Pero desde principios de este año, los “ninjas” han conseguido un protagonismo inimaginado para un grupo incipiente y aún experimental. Hoy ya cuentan con más de 209.000 seguidores en Facebook y más de 21.000 en Twitter. Además, algunas de sus retransmisiones son seguidas por más de 100.000 personas. La propia Dríadee relata el camino recorrido: “NINJA surgió de una acumulación de más de 15 años de producción de medios libres en
“Cada persona puede ser un medio de comunicación ciudadano y un medio de comunicación en sí mismo.” Brasil, de las experiencias que van desde fanzines a blogosfera del Fora do Eixo —red colaborativa con más de 200 ciudades conectadas— y se ha venido desarrollando gracias a las tecnologías de comunicación compartida y la producción de contenidos durante 7 años. La iniciativa tomó más fuerza durante la cobertura del Foro Mundial de Medios Libres de Tunisia y desde entonces ha estado llevando a cabo la cobertura del colectivo en todo el país”.Fora De Eixo ha sido la plataforma de impulso para financiar el trabajo del grupo. El colectivo cultural surgió en 2005 con el objetivo de alimentar la escena musical de ciudades fuera del circuito Río-San Pablo. Su estructura, afirman, ya permite organizar 5.000 shows anuales en 200 ciudades.
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Voces a favor y en contra Caetano Veloso elogia su trabajo y otros lo critican por su cercanía al gobernante Partido de los Trabajadores (PT), que ellos no niegan, como tampoco su relación con otros grupos de izquierda. En efecto, el mes pasado fueron protagonistas de un extenso artículo en la revista Carta Capital en donde exintegrantes del grupo “condenaban” algunas prácticas dentro de la organización. A través del portal de Fora de Eixo, los “ninjas” hicieron su descargo público y continuaron con su tarea. Red periodística, instrumento militante o denunciante surgido de los albores de las protestas masivas que arreciaron en Brasil, alternativa a los grandes medios tradicionales: sea cual fuese la etiqueta en la que se los coloque, Media NINJA sugiere y ensaya otra forma de hacer periodismo, antes impensado. Abre la puerta a la expansión de los medios de comunicación de forma plural. “Esta es la parte principal de NINJA hoy. No nos importa establecernos como una marca o una empresa. El grupo crece todos los días como una plataforma colaborativa, abierta al diálogo con otras iniciativas de información libre. Más que dar visibilidad a NINJA en sí mismo, estamos seguros de que actualmente, el colectivo está sirviendo para poner en relieve la necesidad de democratizar los medios de comunicación y crear un espacio para la participación de aquellos independientes en las concesiones públicas”, anuncia Dríade. Sobre el diálogo con otras iniciativas libres, miembros del colectivo visitaron Argentina para participar en el segundo Encuentro del Cono Sur que se realizó a mediados se septiembre en la provincia de Córdoba. ¿La finalidad? Compartir su experiencia junto con otras redes, gestores culturales, artistas y productores en un espacio de debate concedido para la profundización de las prácticas de comunicación independientes. Así, los “ninjas” se bifurcan por los caminos de Latinoamérica, como hormigas, que abren grietas y marcan un nuevo camino.
Ninja surgió de una acumulación de más de 15 años de producción de medios libres en Brasil, de las experiencias que van desde fanzines a blogs.
CUENTITO Y AL PIE
PAPÁ Y MARIELA LAURA MERADI *
M
i papá no pudiese haber elegido una mejor noche para decirme que se iba a casar: tormenta eléctrica, las calles inundadas, las luces de los otros autos apenas perceptibles y los limpia parabrisas que, a toda velocidad, no alcanzaban a barrer todo el agua que se nos venía encima. Iba preparada para una cosa así: no era la primera vez que mi papá me pasaba a buscar por la facultad porque necesitaba hablar conmigo y se largaba con una locura de esas. Pero aunque iba preparada, o porque iba preparada, apenas me lo dijo me puse a llorar, desconsoladamente, dejando que los mocos me llegaran hasta los labios. ―Cinco años con Mariela, ¿y ahora te pensás casar?, ¿te hace falta? ―lloraba yo―, ¿qué quiere?, ¿tu apellido?, ¿la herencia? Nunca me gustó que se me cayeran los mocos mientras lloraba, pero esa noche, con el sonido de la lluvia y el agua golpeándonos las ventanas desde todos lados, me pareció estético. ―¿Qué necesidad tiene de llamarse igual que yo? No, papá, si le das mi apellido yo te juro que me empiezo a llamar Raúl. Pateé la guantera con mis botas de taco y miré hacia fuera. Es inconcebible, repetía para mí pero para que él me escuche, sin dejar de llorar. Inconcebible. Papá paró en un semáforo y me miró. Yo seguía llorando, creo que el día de lluvia me había deprimido un poco. ―Dejá de hacer teatro, ¿querés?― me dijo papá. Entonces yo dejé de llorar en el instante. Ofendida, abrí la puerta del auto. ―Sos un insensible― le dije, y me bajé. A pesar de que en la vereda estaba lleno de bares con toldos, yo me puse a caminar por la calle, hundiendo los pies en el agua que se había acumulado junto al cordón. Escuché el auto de mi papá, a mi espalda, que arrancaba. ―Subí― me dijo. ―Ni pienso― le dije yo, gritando. La gente de los bares nos empezó a mirar. Yo hacía como que no los veía y seguía caminando, con el auto de mi papá andando despacio a mi lado. Desde el auto, mi papá me gritaba cosas que yo apenas lograba escuchar. Un hombre salió de un bar y vino corriendo, tapándose la cabeza con un diario. ¿Estás bien?, me preguntó, asustado. Es un loco, le dije yo, me está siguiendo. El hombre me agarró de un brazo y me quiso llevar para el bar. Dejame, le dije, lo conozco, le pedí yo que me siga. El hombre me miró, miró a mi papá y salió corriendo nuevamente para adentro del bar. ―Te vas a enfermar― me dijo mi papá― No seas ridícula, nos está mirando todo el mundo, subí. Lo único que te importa es que no haga un escándalo y te haga quedar mal. No subo. Papá me siguió en silencio media cuadra más. Yo ya estaba empapada. Las botas nuevas ya estaban para el tacho. Sonó un trueno. Me sobresalté y seguí caminando, firme. Desde la vereda, un tipo un poco borracho me gritó que si me había peleado con mi novio el estaba dispuesto a casarse conmigo. Lo miré: estaba bueno. Sonreí y volví a mirar al frente. ―No me caso― me gritó papá desde el auto. No le contesté, esperando que lo repitiera. Pero no lo repitió, así que le pregunté: ―¿Qué?
―Que no me caso. No me caso y listo. Yo paré. Papá frenó al lado mío y me abrió la puerta del auto para que subiera. ―Repetilo― le dije. ―No me caso. ―¿Tan rápido cambiás de opinión?, ¿para qué me dijiste que te ibas a casar?, ¿me querés joder? ―Subí- me dijo mi papá―. Te va a caer un rayo. Subí al auto. Tenía frío, empecé a temblar. ―Me lo hacés apropósito- le dije―. Te gusta verme así. Saqué mis cigarrillos: estaban empapados. Del bolsillo de la camisa de mi papá le saqué su atado de cigarrillos. Me prendí uno. ―Está embarazada― me dijo papá. Yo me reí, irónica. Nunca me imaginé que mi papá, a esa edad, podía tener un hijo. ―¿Cuántos años tenés, papá?, ¿necesitás que te diga cómo se pone un forro? Fumé, nerviosa. Ya no podía llorar: mi papá me acababa de decir que no quería casarse pero que había dejado embarazada a la novia; yo tenía, entonces, que encontrarle una solución. ―Que aborte. ―Ya le dije― me dijo―. No quiere. ―No se lo habrás dicho muy convencido. Repetiselo, a ver si se anima a tenerlo si vos no te hacés cargo. Prendí la calefacción. Cerré todas las salidas de aire menos la que estaba de mi lado, para que el aire caliente me apuntara directamente a mí. Esperé que se calentara un poco el auto y después me saqué el pulóver y la musculosa, todo junto. El corpiño también estaba mojado. Me escurrí el pelo con el pulóver y después sacudí la cabeza. Sabía que el pelo mojado me quedaba bien cuando estaba desprolijo y un poco sobre la cara. ―Te convertiste en un pelotudo― le dije―. Ojalá mamá te hubiese podido dominar como te dominan ahora todas esas minas. ―Papá no me contestó. ―Le voy a hablar― me dijo. ―Si te casas yo me llamo Raúl, y si le das el nombre a ese pendejo yo me pongo el apellido de mamá. Papá siguió manejando. ―¿Querés venir a dormir a casa?― me preguntó. ―¿Y Mariela? ―Nos peleamos, no vino en toda la semana. ―Sos tonto― le dije yo―. Me hubieses llamado antes. Papá me miró, unos segundos. Yo metí la panza disimuladamente y seguí mirando al frente, haciendo como que no lo veía. Después volvió a mirar a la calle. ―¿Me haces el favor de ponerte algo, Mariela?― me dijo―. No me gusta que andes mostrando las tetas en el medio de una avenida. ―No seas ridículo, pa. Es de noche y llueve, ¿quién me va a mirar? Me miré. Todavía se me notaban los pezones duros por el frío. Me acomodé el aro del corpiño para que me alzara un poco más las tetas. Me miré la panza, todavía húmeda, y me desabroché el primer botón del jean para que desapareciera ese rollo abdominal. Un rollo abdominal que denunciaba la misma panza de nena que papá me mordía todas las noches, cuando todavía vivía con mamá, y yo le pedía por favor, por una noche más, que durmiera conmigo.
* La autora nació en Adrogué en 1981. Ha publicado el libro de crónicas Alta rotación y la novela Tu mano izquierda.
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Cuadritos, periodismo de historieta por Andrés Valenzuela Contratiempos y Lo subterráneo
¡Vamos los pibes! Con el punto final de Cuadritos en su soporte web después de un lustro, este espacio dedicado al periodismo de historieta se da el gusto de sentarse a tomar un café con un trío de jóvenes que compartieron ideas, proyectos y crecieron casi al mismo tiempo.
A
primera vista, Lo subterráneo y Contratiempos tienen poco en común. Una es una historieta a medio camino entre la fantasía y la ciencia ficción en la que se desploma la Plaza Flores y empiezan a desaparecer personas. El otro es un relato costumbrista que narra las angustias existenciales y devaneos amorosos de tres jóvenes. Lo dicho, a primera vista, las dos obras tienen poco en común. Sin embargo, ambas siguieron derroteros comunes: los autores comenzaron a escribirlas mientras asistían al curso de guión de Diego Agrimbau, ambas fueron elegidas en la primera Convocatoria Nueva Historieta de Cuadritos y las dos acaban de ser recopiladas en papel por Hotel de las Ideas, un colectivo que los propios historietistas integran y que ahora se despega del fanzine que lo vio nacer para saltar al formato libro. Érica Villar está detrás de Contratiempos. Daniel Perrotta y Emmanuel Enríquez crearon Lo subterráneo. En un bar del centro porteño la fotógrafa de NaN le da al click y les habla para aflojarlos. La cámara los inhibe un poco. Al cabo, los dibujantes están más acostumbrados a la soledad del tablero que a la exposición del lente. En todo caso, la mayor exposición se da con otros colegas. Ellos intercambiaban experiencias siendo alumnos del mismo taller. “Era el primer año y todos empezamos a escribir nuestras primeras historias largas —retrata Perrotta— me acuerdo que Érica traía sus primeras páginas y yo llevaba algo de Lo subterráneo.” La situación entrevistados-periodista, en este caso, se vuelve inusual. Los tres jóvenes estuvieron dos años atrás ante el mismo grabador, cuando tenían que presentar sus obras para los lectores del sitio que dirigía el mismo cronista que ahora los entrevista por el resultado de ese trabajo. El mismo que les hacía observaciones sobre la ortografía o gramática
de sus diálogos y que les mandaba mails preguntando dónde estaba la siguiente página, cuando llegaban los inevitables retrasos. —¿Cómo fue el proceso de publicar las historias en Cuadritos? Emmanuel Enríquez:— Al comienzo había una inercia de que ya veníamos haciendo trabajos juntos y estaba buenísimo. Luego se complicó porque había que resolver algunas cosas y había que hacer cambios. Si bien acá el señor se había tomado el trabajo de hacer el guión plantado todo de una, cosa que estaba buenísimo, después le íbamos modificando cositas. Y al final yo ya sentía una responsabilidad hacia la historia que no aparecía al principio. Daniel Perrotta:— El problema es que también hicimos un álbum en el medio. En un momento se puso duro. Un editor nos mandó a hacer un libro que jamás salió, nos pidió que entregáramos en un tiempo, nosotros cumplimos y él... E.E.:— Claro, teníamos que cumplir con Cuadritos y con este editor. D.P.:— A mí me gustó el ritmo de publicar una vez a la semana. Yo había escrito y él dibujado las primeras ocho páginas, que era donde para mí se cerraba el conflicto: esto es lo que pasa, se derrumba la Plaza Flores y empiezan a desaparecer hombres. Cuando vi el ritmo que tenía en internet, que al principio no me lo había planteado, comencé a pensar cada página como si fuera una pequeña escena. Es más, como tenían grillas de tres hileras, las trabajé como introducciónnudo-desenlace. Adentro, a veces, también pasaba que cada hilera tenía tres viñetas y entonces lo pensaba también como el comienzo de la introducción, el nudo de la introducción, su desenlace... por cómo iba la historia me parecía interesante contarlo así, en bloques.
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Descubrí más en http://avcomics.wordpress.com/
El Hotel de las Ideas
—¿Con Contratiempos te pasó lo mismo, Érica? Érica Villar:— A mí me gustó mucho hacer una página por semana, fue toda una experiencia. Además, justo me agarró en una etapa complicada: había cambiado de trabajo, me había mudado, me había separado. Era un quilombo mi vida. Y hacer una página semanal me acomodó bastante en otros aspectos. Yo tenía la historia ya escrita, pero publicándola una vez por semana, le hice cambios para que cada página funcione viéndola sola. Entonces pensaba mucho la composición para que funcione en solitario. Y que al final la última viñeta funcione como un punto, un punto y coma o una coma. Que por ahí suene un teléfono y que te quedes pensando en quién llama o quién atiende en la página siguiente. Algo muy lindo de publicarlo en Cuadritos era que había respuesta de los lectores El proceso de trabajo de ambas historias demandó más de un año. Es un rasgo característico de la historieta: los relatos largos toman muchísimo tiempo de realización. “Yo discutía conmigo todo el tiempo o consultaba a mis amigos”, cuenta Villar y destaca que en el proceso de creación fue sumando páginas a las previstas originalmente. “Las de la viejita, por ejemplo, no las tenía inicialmente”, explica sobre unas secuencias cortas que corren en paralelo a la trama central. “Esas páginas de la historia de la viejita con su perro están intercaladas en el medio y lo de Lobo fue todo un agregado, también”, detalla y agrega: “Viendo la historia me parecía que era muy lineal y quería poner algo que rompa con eso”. Los lectores, agradecidos, ambos detalles acentuaban los aspectos más intensos de la historia central. —Érica discutía consigo misma, ¿y ustedes? ¿Cómo trabajaban? E.E.:— Por suerte tengo un guionista que también sabe di-
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En el último lustro aparecieron cantidad de sellos en el saludable panorama editorial de la historieta argentina. Muchos de ellos son el resultado natural del crecimiento autoral de jóvenes autores que primero se foguearon fotoduplicando sus historias y campeando ferias de fanzines. El Hotel de las Ideas, que Érica Villar y Daniel Perrotta integran junto a otra media docena de autores es uno de ellos. “El Hotel arrancó en el taller de Diego Agrimbau, cuando surgió la posibilidad de hacer un fanzine entre todos: porque éramos mitad dibujantes y mitad guionistas”, hace memoria Villar. Así nació el primer “fanzine de guionistas”, con la consigna de que todos pasaran al menos una vez por el proceso de escribir su propio relato. “Al principio todos los fanzines los pensábamos con un ambiente en común. El primero fue ‘hoteles’, el segundo ‘cementerios’, pero después ya para los siguientes buscamos temáticas: el cine en el tercero, adaptaciones literarias en el cuarto”, describe Perrotta. “La idea era generar historias, contenido, y a partir de encontrar una química, también formar un grupo para concretar esas historias y publicarlas”, resume Villar. “Nos dimos cuenta que nos llevábamos bien, que funcionábamos como grupo y empezamos a profundizar el proyecto”, agrega. El último fanzine estaba más cerca de ser una revista antológica, luego vino una reedición de algo del material y la inclusión de todos los números en una caja de colección. Después de eso sólo quedaba saltar al libro. “La caja fue el punto más alto del fanzine —rememora Perrotta—. A la gente le gustaba poder leer todas las historias juntas del Hotel… y dijimos: ‘¿Por qué no hacemos un libro y empezamos a trabajar en proyectos personales?’” Villar destaca que, además, el formato libro permite contar relatos más extensos. “En el fanzine son cuatro o cinco páginas por persona nada más”, lamenta mientras su compañero reconoce algo que, en el fondo, es un rasgo de época: la mayoría de estos jóvenes se siente más cómodo en formatos largos. “Antes de hacer los libros, todos empezamos a hacer muestras para editoriales de historias más largas —puntualiza Perrotta—, entonces además de aparecer la idea de hacer una antología de nuestros relatos en formato de libro, también surgió la idea de sacar libros autoconclusivos largos”. En su discurso no se filtran las palabras “autogestión” ni “independiente”, pero no necesitan de esas banderas para que su proyecto se encuadre con el de un montón de otros similares en distintas disciplinas artísticas. Es que la historieta sabe mucho de autogestión e independencia del mercado, acaso porque durante más de una década no hubo mercado local del cual depender. En las palabras de los hoteleros hay un plan de trabajo a mediano plazo: tres libros al año, uno de ellos antológicos; espacio para los miembros del grupo, pero también para gente de afuera. Uno de esos invitados es el recurrente Emmanuel Enríquez, coautor de Lo subterráneo. “Con los chicos nos venimos juntando todos los sábados desde hace cinco años”, revela Villar, “y nos convertimos en un grupo de colegas que hace historietas, donde todos la pensamos como proyecto artístico. No sé si pensamos en vivir de esto, pero sí lo tenemos como proyecto fuerte”.
bujar. Entonces, te tira un bocetito y sólo tenés que elaborar. Aunque hay veces que te tira el bocetito con menos ganas y tenés que laburar más (ríe). Pero independientemente de eso es que él te tira una idea, yo la veo por otro lado, y a veces tenemos conflictos para resolver entre ambos. D.P.:— Eso también es lo interesante de trabajar con otra persona porque si no lo haría solo. En un momento hay un conflicto y uno dice: “Yo lo pienso así, aunque él me muestra algo interesante también”. Emmanuel tiene un estilo muy europeo a la hora de dibujar, pone la cámara más distante. Yo, a veces, en el boceto le dibujaba primeros planos y de golpe veía que él los alejaba. Para Emmanuel lo más cerca que puede estar la cámara del personaje es a un metro. E.E.:— A mí me gusta que haya más distancia, siempre necesito que esté el fondo en lo que hago. Voy adelante y… al menos dejame un rinconcito para meter algo. D.P.:— Lo que funciona en el libro es que el escenario tiene mucho protagonismo, entonces darle bola al contexto en cada viñeta está bueno. En otra historia más intimista, alejar mucho la cámara no estaría bueno. El resultado final de tanto trabajo tiene saludables puntos en común. Dos historias muy sólidas, dos relatos sobre el deseo y el camino que se elige en la vida. Son, por eso mismo, dos grandes historietas jóvenes. Al fin y al cabo, parte fundamental del proceso de ser joven es aprender a descubrir quién es uno y qué tiene por debajo de su superficie, pese a todos los contratiempos.
Un gestito de idea por Andrés Valenzuela
Hay algo muy extraño en el hecho de escribir una entrevista a los responsables de un proyecto que uno acompañó desde otro lado distinto del periodístico. Hay algo muy extraño en tener que mantener el tono periodístico y referirse a los autores por su apellido cuando uno los llama por su nombre de pila e intercambió varios mails por semana durante más de un año mientras se desarrollaban las historias que motivan estas mismas líneas. Hay algo muy emotivo también en tener en papel, bellamente impreso, el resultado de todo ese trabajo. Sobre todo cuando se recuerdan las primeras páginas que llegaron a modo de muestra y el salto al vacío y la confianza hacia esos pibes desconocidos que proponían sus historias. De Contratiempos, por ejemplo, apenas habían llegado al mail una página entera y dos borradores. Pero todo dentro de uno decía que había que publicarla. Hay algo muy extraño acerca de escribir sobre una de las cosas que más orgullo le dan a uno del proceso de cinco años que demandó Cuadritos, periodismo de historieta. Pero pucha, está bueno que suceda.
Entrevistas Reseñas Noticias Más. Más.
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AÑO 3 SEPTIEMBRE OCTUBRE 2013 ARG $15
NOVEDADES SOBRE LAS ARTES NUESTRAS
la gran bestia pop
El peronismo traspasó sus fronteras para convertirse en parte de la iconografía popular. Desde las patas en la fuente hasta el Nestornauta, ha sabido meterse de lleno en las vísceras de la cultura. ¡Tomá Warhol!
JULIO LOPEZ | VIVIR EN EL ENCIERRO | LA CALLE EN FOCO
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