NAN #12

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TODOS LOS NÚMEROS ANTERIORES SE VENDEN AL PRECIO DE TAPA ACTUAL

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AÑO 3 / MAYO-JUNIO 2013 ARG $15

NOVEDADES SOBRE LAS ARTES NUESTRAS

KAREN PASTRANA MISS BOLIVIA SARA HEBE

ENEMIGAS PÚBLICAS JUSTICIA POÉTICA | LAS LIGAS MENORES | LA MILONGA



EDITORIAL

SOMOS EL FUTURO MAYO/JUNIO 2013 www.revistanan.blogspot.com.ar revistanan@agencianan.com.ar

STAFF

Ailín Bullentini Esteban Vera Nahuel Gomez Nahuel Lag Sergio Sánchez Nicolás Sagaian COLABORADORES

Alfredo Couto Daniela Rovina Facundo Gari Hernán Panessi Leonardo Castillo María Daniela Yaccar Martín E. Graziano Nicanor Loreti Pablo Marini Paula Sabatés EDITORA DE FOTOGRAFÍA

Cecilia Villegas

Cristián Kocak Damián Scalerandi Majo González (Majox) FOTOGRAFÍA

Agustina Plata Anita Pouchard Serra Antonella Casanova Federico Moscoso Laís Domingues Lautaro Aránguiz Mariela Bobba Martina Trlik Natalia Berninzoni Pablo Piovano Rocío Frigerio Tomás Ballefín FOTO DE CONTRATAPA

Laura Bernatené CUADRITOS

Andrés Valenzuela

FOTO DE TAPA

HISTORIETA

ILUSTRACIÓN

DISEÑO GRÁFICO

Cecilia Villegas Emilio Utrera

Diego Villa

Victoria Gilles Fernández

NaN permite la reproducción total o parcial de la presente revista, siempre que no sea para fines de explotación comercial. Registro de la propiedad intelectual en trámite. NaN es una publicación bimestral de circulación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y zonas de la provincia de Buenos Aires. Su finalidad es brindar información sobre arte y cultura. PUNTOS DE VENTA CONURBANO BONAERENSE: puesto de diarios en República de Siria, a la entrada de la estación Lomas de Zamora, lado oeste; andén 4 de la estación Lanús; y andén 2 de la estación Monte Grande. CIUDAD DE BUENOS AIRES: puestos de diarios en la estación de subtes Constitución, andén central; estación de subtes Avenida de Mayo, andén hacia Retiro; estación de subtes Diagonal Norte, andén hacia Retiro; puesto de diarios en Callao 397, esquina Avenida Corrientes; Punto de Revistas Culturales, Avenida Corrientes 3307, frente al shopping Abasto. Más en www.revistanan.blogspot.com Si no conseguís la revista en la Ciudad de Buenos Aires, contactate a 4308-1813 o escribí a distribuidorasinfin@gmail.com. El grupo de comunicadores de NaN es también responsable del sitio sobre arte autogestivo y cultura Agencia NAN (www.agencianan. com.ar). Los artículos firmados expresan la opinión de quienes los escriben. NaN no es responsable por el contenido de las páginas web a las que hace referencia en sus artículos o publicidades. El contenido de los avisos publicitarios es exclusiva responsabilidad de los anunciantes. Facebook: http://www.facebook.com/revistanan Twitter: @revistanan

L

a autobiografía de Enrique Symns se llama El señor de los venenos. Uno de sus formidables episodios transcurre en el lanzamiento de la revista Rolling Stone. “Esa noche, ubicados con Vera Land en una mesa vecina a la de los redactores de Los Inrockuptibles, brindamos junto con nuestros competidores por el fenecimiento de nuestros proyectos. La Rolling Stone era la infantería de Bush desembarcando en las playas del under para masacrar a nuestras revistas”. El relato que sintetizamos salvajemente sirve en para ir en pos de un reconocimiento: estamos orgullosos de estar vivos, coleando, editando, publicando con todas nuestras fuerzas para construir un nuevo periodismo, alejado del comercial, del empobrecido, del zombie, ese que tituló “La crisis causó dos nuevas muertes”. Quince años después, estamos felices porque eppur si muove (sin embargo se mueve), a pesar de los peligros siempre latentes de las corporaciones periodísticas, quienes nos pusieron entre la espada y la pared el año pasado al monopolizar la distribución. Y por esa alegría queremos celebrar el ingreso al Congreso Nacional del proyecto de Ley de Fomento de las Revistas Culturales Autogestivas; una medida fundamental para asegurar el fortalecimiento de nuestras publicaciones gráficas ―atentas a sus comunidades, territorios, artistas, tiempo histórico― nacidas en una especie de fuego sagrado. Después de cuatro años de trabajo y sudor, llegó a Diputados a través de AReCIA (Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina) una iniciativa que exige el reconocimiento a un sector social y económico que promueve la multiplicidad de voces; un sector que tiene un impacto positivo en la economía: una tirada promedio mensual de 350 mil ejemplares, y 1.750.000 pesos de desembolso en la industria pyme gráfica. La iniciativa apunta a declarar de interés público y a fomentar la producción independiente y autogestiva de comunicación cultural por medios gráficos y de internet. Y se lograría con un pequeño porcentaje de los cientos de millones de presupuesto que el Estado destina a la pauta oficial, repartida entre pocos. También mediante unos cuantos beneficios impositivos, como la exención del IVA en toda la cadena de producción y del impuesto a las Ganancias. Como está claro, no aparecimos simplemente a pedir prebendas para un grupo de revistas; si estamos acá es porque queremos continuar con la construcción de un futuro para los medios de comunicación. Como dijo Claudia Acuña, creadora y editora de MU, durante la presentación de la ley en el Salón Delia Parodi del Parlamento: “Nosotros no somos alternativos ni plan B de ningún modelo decadente; somos el futuro del periodismo, por eso estamos acá”. La fuerza de la calle nos trajo acá. El impulso de nuestro trabajo cotidiano nos hizo ser quienes somos. Una voz, muchas voces, miles, entre tanta monotonía del discurso premoldeado listo para comercializar. Lo repetimos varias veces, pero vale la insistencia, nosotros no nos vendemos, no corremos detrás de la zanahoria de la pauta oficial ni de las bondades del patrón de turno. Hacemos periodismo. Punto. Con esa convicción llevamos estas páginas y publicaremos las que siguen. Creyendo que es posible empujar un cambio en la forma de entender la comunicación, derruida por el modelo corporativo. La apuesta es grande y no nos apichonamos. Somos concientes de las dificultades. Pero también del poder que tiene nuestro laburo como el de todos los medios autogestivos y comunitarios.


VERMÚ

Perdóname Rita

SOY UNA PERDEDORA, LO SÉ Empezó boludeando en internet y hoy vive su microboom en el circuito indie. Sin ser música, hace stand up con guitarra para regar de cinismo un mundo lleno de obviedades. ESTEBAN VERA

T

LAUTARO ARÁNGUIZ

razando una hipotética bisectriz entre La Loca de Mierda y una con libros de autores incipientes y reconocidos― y un póster de Elvis juglar, Perdóname Rita (el transparente alter ego de Diana Leo- Presley indican algunas de sus afinidades e influencias. De todas nelli) emerge en el under como una standupera con guitarra y maneras, el espectro de la Loca de Mierda sobrevuela allí. “Comenletras de corte autobiográfico. Desde que comenzó a componer can- cé a soñar con Malena Pichot; en los sueños me decía ‘sos una copia ciones a los 18 años, con uno o dos acordes viene grabando videos barata de mí’, me bardeaba y todos se reían. Es que soy insegura, caseros y subiéndolos ella misma a internet. Ahora, a los 20, ya tiene cero autoestima. Pero la verdad no da hacer tu gracia de que te hauna treintena, la mayoría de ellos sobre un ex novio, rupturas amo- yan dejado”, se pincha, sentada en su cama. Agrega: “Igual, tengo rosas, malestar, penes, conchas, sexo… hasta Farmacity. Todo eso miedo de que me falte creatividad para imaginarme otras situacioforma parte de su repertorio (¿Es trillado? Lo dejo a su criterio, que- nes”. En esa fracción de casa también graba, con mínimos recursos: rido lector). Algunas movidas literarias la legitiman como artista. La una computadora, un micrófono y una webcam. pregunta del millón entonces es: ¿qué tiene esta chica que se planta De YouTube y Facebook, íconos de la búsqueda frenética de quince como una indie perdedora que no tengan otros sujetos-fenómenos minutos de fama, aterrizó, acompañada con sus seis cuerdas, en de YouTube para ser considerada como tal? “No soy realmente mú- ciclos de lecturas. Ya fue dicho más arriba que llama la atención. sica”, confiesa, antes de asegurar Sin ir más lejos, fue adoptada por que lo que causa gracia de su esas movidas, sobre todo por los “arte” es el “rejunte de todas las “UN TIEMPO SOÑÉ CON MALENA PICHOT. ME BARDEABA. escritores Diego Arbit y Sagrado cosas re obvias de la sociedad”. Sebakis León Dios, de Poesía ‘SOS UNA COPIA BARATA DE MÍ’, ME DECÍA.” Aunque es sabido que internet Estéreo y SUCEDE, agitadores satisface los deseos de los proclaves. Su epicentro, el Centro tagonistas o el fetichismo por la imagen, la pegada de esos videos Cultural Pachamama (El Pacha, para los iniciados, conocedores de colgados en la web “sin expectativas” la sorprendió. “No estaba sus cazuelas de guiso, pizza con hongos y vino en frascos de meresperando comenzar algo”, dice. Es que llegó al humor casi sin melada) es casi su segundo hogar. Allí, es aprobada con chasquidos pasar por clases de teatro, solo unas pocas de clown en la Sala Al- de dedos de rigor. De esta manera, es legitimada por el mundillo unberdi. También, unas poquísimas de guitarra. Y se dio un chapuzón der de las noches de lectura. Así viene haciendo ruido con sus canen la web. “Lo que hago me sale como un vomito, luego lo grabo y ciones algo cínicas, pero contemporáneas, como “Adolescente”: “La si me causa gracia lo subo, porque tal vez, es como el miedo de la gorda se fue al boliche / la gorda ya entró al boliche / Tuvo que pagar minita cuando viene un flaco, que no le gusta y le tira onda, pero porque está gorda (...) / La gorda baila con sus amigas /se frota y piensa ‘no voy a tener muchas oportunidades para coger, entonces se hace la lesbiana / hasta que el macho la elija entre la manada”. cojo’; bueno, yo subo un video”. Mientras tanto, entre video y video, prepara con los poetas DanieEn su cuarto de paredes azules, ubicada en una casa anónima de la Regert y Andy Sakkal el ciclo de poesía “Los mismos de siemFlores, compone sus letras y canciones con su guitarra, llamada pre”. A su vez, piensa si grabar o no en un estudio un EP, su “objeto Rita, algo deteriorada por los años. Allí, un retrato y algunos libros fálico”, dice. del “viejo indecente” Charles Bukowski en su naciente biblioteca ― En fin, dele play e intente resolver el misterio.


VERMÚ

La Fabricicleta

EL TEMPLO DE LAS BICICLETAS

Un cronista de NaN viajó hasta Villa Urquiza para conocer ese famoso taller de ciclomecánica popular del que todos hablan. No solo volvió con su bici arreglada, sino que trajo unas breves líneas acerca de este lugar, donde la filosofía se condice con la práctica. NAHUEL GOMEZ

FEDERICO MOSCOSO

“P

izzería La Ideal”, dice un letrero grande. Uno más pequeño, debajo, da un golpe de actualidad y anticipa la entrada a la Asamblea de Villa Urquiza. Otro, corrigiendo a ambos, da cuenta que es sábado y allí, en ese día y lugar, funciona La Fabricicleta. Entro y camino junto a mi bicicleta cuatro, cinco pasos. Me topo con un muchacho que estila tiradores y corte mohawk, y observa atentamente una pieza que intenta reparar. Al advertir que está concentrado en la suya, lo interpelo con un puñado de palabras tímidas: —Necesitaría hablar con algún integrante de La Fabricicleta... ¿vos trabajás acá? —Acá trabajamos todos, qué sé yo... La pregunta para romper el hielo no logra su cometido. El pibe responde y sigue en su tarea. Pero sin querer me anticipa un par de cosas: por un lado, deja en claro que no ingresé a una bicicletería común y corriente. “Acá trabajamos todos” sería la frase que explicaría algo de mi estadía en el lugar: nada de haceme esto, poneme aquello, arreglame lo otro: acá, trabajamos todos. La Fabricicleta es un taller de ciclomecánica donde uno lleva su bici para aprender a repararla. El objetivo es que un medio de transporte autónomo como es la bicicleta pueda ser arreglado y sostenido por el mismo usuario; ahorrándose así, la dependencia de un mecánico que, en la mayoría de los casos, también es autodidacta. Por otro lado, un poco más profundo y filosófico, el “acá trabajamos todos”, delata el mismo espíritu del “hacelo vos mismo”. Sí, claro, la frase del punk, pero también del pensamiento libertario. Creo que encontré uno de esos lugares en donde la teoría se lleva a la práctica. Paso la posta del muchacho de tiradores un poco decepcionado por la respuesta que en principio no llegué a comprender. Recorro, ojeo piezas. Miro atentamente la variedad de cadenas, pedales, ruedas. Veo muchos elementos pero no sé cómo funcionan entre sí. Pienso en que entiendo qué es La Propiedad según Proudhon, pero aún ningún bicicletero me pudo hacer comprender qué es y para qué sirve un gomín. Asomo la misma pregunta que hice ni bien pisé el lugar, esta vez hacia otro destinatario. Me responde Francisco, que no es ningún Papa ni le gustaría serlo. Él es uno de los ideólogos de La Fabricicleta y, además, es el santo que me guiará, con paciencia, en el camino que culmina en la reparación de mi rodado. En señal de gratitud por su respuesta, y como moneda de cambio por el curso acelerado de bicicletería que me dará en unos minutos, le ofrezco una docena de facturas que compré para compartir con los pibes. Hay vigilantes (Policía), cañoncitos (Ejército), sacramentos y bolas de fraile (Iglesia). Están todos esos nombres que en la Argentina de inicios del Siglo XX usaban los panaderos anarquistas para burlarse de los distintos sectores del poder. Sin prestar atención al detalle de mi obsequio filosófico-pastelero, los ciclomecánicos festejaron mucho más el sabor de unos delicados y burguesitos

La onda es esa: compartir herramientas, conocimientos y piezas.

NADA DE HACEME ESTO, PONEME AQUELLO, ARREGLAME LO OTRO COMO EN CUALQUIER BICICLETERÍA DE BARRIO: ACÁ TRABAJAN TODOS. ESE ES EL ESPÍRITU. croissants. “Nosotros somos principalmente antifascistas. La mayoría somos anarquistas o socialistas libertarios, pero hay de todo. Igual, ojo, no vas a ver a alguien del Pro acá, ni tampoco del Partido Obrero; somos apartidarios”, cuenta Francisco, mientras engulle un cañoncito. Me explica dos o tres tips para desarmar la bicicleta. Se va un rato a andar en skate dentro del taller, pero antes me pide que observe como María Alejandra —una colombiana que llegó un rato antes que yo para reparar su rodado— verifica que no haya pinchaduras en la cámara de la rueda. Ella acerca un cachete a la cámara y la roza suavemente para captar la perdida de aire con el tacto. La imito intentando descubrir si mi bicicleta tiene el mismo problema. Con un gesto más patético que sensual, recorro el perímetro de la cámara con mi cara. No hay pinchaduras. Francisco vuelve y me dice: “Ves, ese es el espíritu de La Fabricicleta, lo que ella aprendió hace veinte minutos te lo enseña a vos, y vos ahora se lo podés enseñar a otro”. Conforme con la respuesta y con el estado de mi bicicleta, inflo ambas gomas y me voy. Al fin y al cabo, las ruedas no saben de revoluciones.

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ESPECIAL

Día del hincha


TE ALENTARÉ HASTA LA MUERTE... El hincha es un ser sufrido, el alma de los colores, el tipo que vive por la camiseta, la figura mítica del tablón; toda una institución acá y en la China. Su razón, la esencia de su existir, fue abordada desde la filosofía, la sociología y la antropología, tanto como desde el arte. Aquí, un breve homenaje para los que llevan la pasión desde la cuna hasta el cajón. ¡Aguante! LEONARDO CASTILLO

“E

l hincha es el alma de los colores; que sería de un club sin el hincha, una bolsa vacía…. El que da todo sin esperar nada a cambio. Ese es el hincha; ese soy yo.” La voz del Ñato suena clara y conmovedora cuando le explica a un dirigente engominado de escritorio la razón de su fidelidad, de su existir. Se trata de una de las escenas más memorables de El Hincha, la película filmada en 1951 e interpretada por Enrique Santos Discépolo, que reflejó por vez primera en el cine ese sentimiento encarnado en el alma de todos aquellos que simplemente se enamoran de una camiseta con una pasión que no conoce límites, y que se vive desde la cuna hasta el cajón. En esa producción dirigida por Manuel Romero, El Ñato es retratado por Discepolín como un trabajador mecánico que ronda los 40 y que posterga su casamiento con su novia por seguir al club que ama, justo en una temporada en el que descenso acecha como una daga. Es una historia sobre la fidelidad y el desinterés de un tipo de a pie que confronta con los intereses mercantiles de un profesionalismo naciente, y que entiende, sobre el final, que la verdadera pasión por el juego anida en los pibes del potrero, lugar al que propone volver como si se tratara de un Aleph en el cual descansa la esencia misma del fútbol. Desde entonces, la presencia del hincha en la cultura de masas se convirtió en un objeto de observación periódica, tanto para el arte como para la sociología, la filosofía y la antropología. Comprender esa pulsión emocional que empuja a una persona a recorrer miles de kilómetros soportando inclemencias climáticas y maltratos de las “fuerzas del orden” con tal de seguir a un equipo representa al día de hoy un verdadero enigma con respecto a la simbología que nutre a ese sentir popular. ¿Es el hincha un ser alienado que encuentra en el fútbol un escape ante una existencia plagada de frustraciones o se trata de una expresión genuina y popular de esa difusa noción designada como la argentinidad? Un interrogante que hoy los académicos no logran despejar. Pero nada impide dar cuanta de la evolución que la noción del hincha tuvo

EMILIO UTRERA

a lo largo de los años y se reflejó en la cultura. Etimológicamente, el término hincha se originó en Uruguay y está vinculado a la tradición del club Nacional de Montevideo. A principios del Siglo XX, Prudencio Miguel Reyes, talabartero de oficio y canchero del club tricolor, en sus ratos libres, cumplía una función fundamental en el decano del fútbol oriental: era el encargado de llenar de aire, de inflar a puro pulmón la pelota que utilizaba Nacional cuando jugaba de local. Prudencio fue entonces el primero en inaugurar una tradición a la hora de comprometer su aliento con el cuadro de sus amores. Prudencio fue nada más y nada menos que el primer “hincha pelotas”. La tradición de hinchar sería entonces una de las tantas otras cosas que unen a las dos márgenes del Río de La Plata y comprueban la proximidad que existe entre argentinos y uruguayos; dos pueblos unidos en la traición de alentar y en generar una cultura en torno a ese fenómeno. Para muchos diversos sectores de la vida política y académica, el hincha es un sujeto social que merece ser reconocido por su entrega de forma institucional. En la actualidad existen tres proyectos presentados ante instancias legislativas que pretenden reivindicar la tradición tribunera con una jornada que reconozca la fidelidad del futbolero. La primera de las iniciativas surge del seno de la ONG Salvemos al Fútbol, —vinculada a denunciar las actividades de los barrabravas― y propone como fecha conmemorativa el 23 de junio, en recuerdo de esa trágica jornada vivida un domingo de 1968, en la cancha de River, al término de un clásico con Boca. Fue la masacre de la Puerta 12, el día que 71 simpatizantes “xeneizes” perdieron la vida en un hecho nunca esclarecido, cuya versión oficial adjudica a una avalancha y las voces del pueblo a una represión policial. El proyecto lleva la firma de los diputados nacionales Héctor Recalde (FPV) y Carlos Raimundi (Solidaridad e Igualdad), entre otros. Para Mónica Nizzardo, titular de Salvemos al Fútbol, hasta enero de este año, la idea es que exista un día del hincha como hay uno del trabajador. “Una fecha en que se revindiquen los derechos de todos aquellos

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que concurrimos a los estadios. Que sea una oportunidad de reclamarle a los dirigentes todas las deudas que tienen con nosotros, que somos el fútbol”, sostiene Nizzardo, que saltó a la notoriedad a principios del 2000, cuando como simple socia de Atlanta se decidió a denunciar penalmente a los barras que asolaban la entidad de Villa Crespo. Por su parte, el legislador porteño Alejandro Bodart, del MST, impulsa una iniciativa de tinte más partidario. Propuso que el 9 de junio se celebre el Día de la Dignidad del Hincha, con motivo de evocar la gran movilización popular que los hinchas de San Lorenzo protagonizaron a Plaza de Mayo para pedir la restitución del predio donde se encontraba el viejo Gasómetro, el emblemático de la Avenida La Plata, en pleno corazón de Boedo, y que le fuera arrebatado al club por la dictadura, en una espuria maniobra que favoreció a la firma supermarcadista francesa Carrefour. La tercera propuesta surge desde las redes sociales. Un grupo de simpatizantes del club Atlas, que milita en la Primera D, abrió una página de Facebook desde la que se propone el 22 de junio como la fecha para destacar la militancia del tablón. Justamente el día en el que Diego Armando Maradona le marcara dos goles (el segundo reconocido como el más importante de la historia por la FIFA) a Inglaterra en el Campeonato Mundial de México ’86. Evocar al hincha desde el martirio de los que dejaron la vida saliendo de una cancha; desde la lucha por hacer valer los derechos de sus clubes y en el festejo de un gol convertido en tierra aztecas por aquel “Barrilete Cósmico” nacido en Villa Fiorito. ¿Por qué no celebrar el hecho de hinchar desde la cultura que inspira el sentimiento tribunero?

La cultura del hincha, una gambeta a la soledad Un lema que sostiene desde los años ’20 el escudo del Liverpool, el equipo más copero del fútbol inglés, es el que mejor refleja ― tal vez― el sentimiento que lleva a los hinchas a juntarse en torno a un color: “Nunca caminarás solo”, reza la leyenda inscripta


EL HINCHA ES DEPOSITARIO DE UNA TRAGEDIA QUE LO ACOMPAÑA DESDE EL MOMENTO QUE DECIDE ADSCRIBIR A UN CLUB PARA SEGUIRLO POR TODA LA VIDA. en la camiseta roja del club que tuvo como fana nada menos que a John Lennon. En consonancia con esta idea, un libro escrito en los años ’30 titulado Shot al Arco, un trabajo compuesto por Monsieur Perichón (el seudónimo que utilizaba Juan Carlos Olmedo Varela, un periodista que por unas décadas se adelantó a las críticas ácidas que deslizaba sobre el deporte y sus circunstancias) se refiere en uno de sus capítulos a la condición del hincha con una caracterización que vale la pena repasar: “El hincha individualmente considerado, tiene una tendencia marcada al espíritu gregario. Huye de la soledad como de una mala sombra. Necesita respirar el ambiente de la complicidad para estar a sus anchas…” Desde la mirada de Perichón, que bien pudo abrevar en la producción filosófica de Ortega y Gasset, el hincha es entonces depositario de una tragedia, que lo acompaña desde el momento que decide adscribir a un club y seguirlo por toda una vida. El hincha vive entonces con un propósito claro: escaparse de la soledad junto con otros que padecen esa angustia. ¿Y qué mejor forma de compensar esa sensación de ausencia que con la producción de arte y cultura? La originalidad de los cánticos tribuneros, que se adaptan a versiones de diversos musicales tiene que ver con ello, y en Argentina este fenómeno adquiere una creatividad que se extiende más allá del fútbol. En las manifestaciones políticas, sindicales y en las marchas de organismos de derechos humanos, los cantitos del tablón se convierten en la mejor forma de enarbolar las consignas convocantes. En los años ’90, estas manifestaciones se trasladaron al rock. En tiempos en los que la escisión y la desestructuración eran la norma, se entonaron himnos tribuneros no solo para celebrar la obra de una banda, sino que se empezó a rivalizar con otros artistas. Seguidores de Divididos, los Redondos y La Renga se cansaron de entonar durante años: “Soda se la come…” Así, de la mano del rock barrial, ciertos e importantes componentes de la cultura del aguante se trasladan al ambiente musical. Seguidores de Bersuit, Los Piojos y Callejeros fueron los pioneros a la hora de replicar los rituales, costumbres, y hasta ciertos vicios, propios de las hinchadas que se organizan con el propósito de seguir a un equipo de fútbol. Organizar viajes, pagar micros, portar banderas y lanzar bengalas (sin medir las consecuencias) son actos que los seguidores de las bandas han cultivado desde por lo menos dos décadas. Un trasvasamiento del fútbol hacia el rock que se verifica también en letras de muchas canciones. “Todos atrás y Dios de nueve”; “Maradó”; “Dale Alegría a mi corazón”, o “La Bengala Perdida” son expresiones que con el tiempo han aproximado a territorios lejanos como el fútbol y el rock, que sin embargo encontraron un unificador en común: la pasión del hincha y la necesidad de constituirse una identidad con la cual gambetear a la fragmentación de los tiempos posmodernos.

La literatura y la pelota En muy pocos países se debe haber producido tanta literatura vinculada al fútbol como en Argentina. Eduardo Sacheri, Juan Sasturain, Roberto Fontanarrosa o el gran Osvaldo Soriano se encargaron de reflejar el sentir que despierta la pasión del fútbol. Muchos de ellos se dedican a contar alternativas vinculadas al juego, a las vicisitudes que viven quienes salen a la cancha a jugarse el todo por el todo por una camiseta o por el honor del barrio. Pero sin duda, el escritor que mejor retrató la soledad del futbolero ante un festejo fue Mempo Giardinelli en su cuento el “El Hincha”. El escritor chaqueño contaba las sensaciones vividas por su padre en 1968, cuando Vélez se consagró campeón por primera vez en su historia. Mempo contó la historia de su padre, Amaro, el único fiel que el equipo de ‘El Fortín’ tenía en Resistencia, la capital chaqueña. El tipo sufrió ese partido como nadie, y al final, solo, salió a festejar por las calles de la ciudad para terminar la noche del domingo en el

café con los amigos que le tributaron un cerrado aplauso cuando lo vieron llegar. Premiaban al equipo de sus sueños, pero también a él, que durante tantos años se había bancado las cargadas de los demás. “¿Por qué no te hacés hincha de Boca, Amaro?”, le decían sus amigos campeonato tras campeonato. Pero esa tarde de diciembre, el viejo Giardinelli sintió que tanta soledad había valido la pena. Su Vélez lo había compensado. La antítesis de ese relato la constituya el sacrificio del viejo Casale, rescatado de su soledad en Villa Diego por un grupo de hinchas de Central para experimentar un irónico martirio en las gradas del Monumental, en la tarde del 19 de diciembre de 1971, la fecha que titula ese memorable relato de Fontanarrosa. Central debía medirse con Newell’s en una semifinal del Nacional del ’71 en la cancha de River. En una barra de amigos corre el rumor de que el viejo Casale, enfermo cardíaco crónico que vivía recluido en una quinta bajo el estricto cuidado de su esposa, nunca había presenciado en una cancha una derrota “canalla” ante su clásico rival. Los pibes deciden invitarlo, pero ante la negativa del viejo deciden secuestrarlo y llevarlo mediante un ardid hasta Buenos Aires en un micro fletado por una barra de hinchas. El viejo sufrió todo el partido e incluso soportó el gol de palomita de Aldo Pedro Poy que le dio el triunfo a Central a diez de final con inusitado estoicismo. Pero su corazón obviamente no lo soportó; y Fontanarrosa lo narra así:.. “¡La cara de felicidad de ese viejo, hermano, la locura de alegría en la cara de ese viejo! ¡Que alguien me diga si lo vio llorar abrazado a todos como lo vi llorar yo a ese viejo, que te puedo asegurar que ese día fue para ese viejo el día más feliz de su vida, pero lejos lejos el día más feliz de su vida, porque te juro que la alegría que tenía ese viejo era algo impresionante! Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo, porque quedó seco el pobre viejo, un poco que todos pensamos: ‘¡Qué importa!’ ¡Qué más quería que morir así ese hombre! ¡Esa es la manera de morir para un canalla! ¿Iba a seguir viviendo? ¿Para qué? ¿Para vivir dos o tres años rasposos más, así como estaba viviendo, adentro de un ropero, basureado por la esposa y toda la familia? ¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle roto el orto a la lepra por el resto de los siglos! ¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo esa, hermano! Yo elijo esa”. El viejo Casale no pudo elegir, pero murió acompañado, junto con otros hinchas, fundido a un sentimiento. ¿Hay algo mejor para un tipo que le entregó sus años a unos colores? Es probable que no.


MEDIOS

Waska

BUENA LECHE Tres amigxs waskerxs, con actitud punkrockera, se propusieron romper con todos los prejuicios desde una “artzine” multiplataforma. Lo hacen con el espíritu lúdico y exploratorio de las pajas adolescentes. AILÍN BULLENTINI

GENTILEZA DE WASKA

H

asta octubre de 2010, Julio Lago era sólo un puto de San Miculación en septiembre de 2012, es un mini periódico. “Es una cuesguel que no hacía nada con su putez. “Le di sentido”, asegutión conceptual ―remarca Lago―. Cada uno de los números tiene ra en relación a Waska, el artzine “plataforma 360” que creó un concepto que se trata de abordar desde el 360 (expresión referida junto a sus compañeros Lucas Gutiérrez ―performer, artista, “cuaa los 360 grados): video, gráfica, intervención, acción. El límite del si periodista a lo gonzo”―, Martín Gagliano ―periodista posta― y juego es el concepto. Somos un medio lúdico”. Martín Blanco, abocado a las cuestiones técnicas. La clasificación Por eso, no respetan formatos, tiempos de circulación, ni fechas del proyecto, que puso cuatro números en circulación y goza de plede cierre, así como se cagan en la heteronorma del mundo en el que na vida, es una empresa difícil. Sobre todo porque sus hacedores se existen(mos) como comunicadores, concientizadores, promotores, le retoban al igual que lo hacen ante cualquier intento de estandariactivistas y seres humanos. “Nos interesa el camino más que el final zación que recaiga sobre ellos mismos. Apuestan, como padres de de las cosas. Es nuestro dinero, son nuestras ideas. Pues entonces la criatura a las individualidades, a la provocación, al respeto y a la serán nuestros tiempos, los nuestros y los del proceso propio que paz. Alto combo. tiene Waska”, explica el diseñador gráfico e ideólogo del asunto. ¿Revista? ¿Medio, en general? ¿Periodístico, de difusión o concien“Somos un punto en una línea, ni el principio ni el fin de nada. tizador? Ninguno de esos conPresentamos cosas. Los que ceptos sirve para empezar a dehacen juicio de valor son nues“ESPERAMOS QUE WASKA ABRA PUERTAS QUE LLEVEN finir a Waska. “Artzine”, se para tros lectores”, dispara. ¿De qué A MUNDOS NUEVOS, QUE APORTE EN EL SENTIDO DE erguida desde el slogan que va Waska? La primera edición, protege el logo, de acuerdo con “una especie de masturbación, DESCUBRIMIENTO DE LO OTRO Y OTROS.” “la idea punkrockera de romper todo hecho rapidito, casero, en con todo prejuicio. Podemos ser la pieza: fotocopias, abrochauna cosa y la otra, eso mezcladora, doscientos números y ya”, do”. El “art” viene desde luego, salió después de la sanción del del arte, en tanto el proyecto fue matrimonio igualitario, el hecho pensado como un espacio de que significó la “entrada a la arte. El “zine”, desde el formaputez como activista” de Lago. to fanzine, el fanatismo por un Lo sumó a Lucas desde el gertema en particular. men, a quien ya conocía. Luego Lago y sus compañeros son fase agregaron Gagliano y Blanco. náticos de varias cosas. Incluso Y número a número son varios podríamos decir que el proyecto más los colaboradores, fotógraque crearon y sostienen es la fos, ilustradores. historia de sus fetichismos. Pero Desde ese primer paso, la hay algo que los pone manija inhistoria de Waska está hecha cansablemente, desde siempre: de autointerpelaciones, cada la curiosidad por aquello no edición nació de dudas propias: develado, no explicado. “Espemundo gay masculino, ley de ramos que Waska genere conidentidad de género, femineiciencia en el sentido disruptivo, dad y VIH. Piensan, entre todos, que abra puertas que lleven a un espacio que abrace a cada mundos nuevos, que aporte en voz que retumba en cada microel sentido de descubrimiento de mundo que “descubren” hacia lo otro y otros”, plantea Lago. el resto de la humanidad que Desde la generalidad, podese anime a leerlos. “Tratamos mos decir que Waska es una rede no segregar ni dejar afuera vista. Pero tan bondadosa como a nadie. No hacemos juicio ni de poco específica es esa herravalor o ideológico de los contemienta argumentativa. Siendo nidos ni autores de los mismos. detallistas, el proyecto de Lago En el último número escribe el & Cía. es una multiplataforma. Movimiento de disidentes (un El primer número salió en forcolectivo que sostiene que el vimato fanzine. El segundo fue un rus que produce el Sida no exisDVD. El tercero, una revista de te) y nosotros disentimos con bolsillo a color y en papel iluseso, pero está ahí. Es una voz tración. La última, puesta en cir- Cada waskazo arranca desde una duda: mundo gay, identidad, femineidad y VIH. que está”, sostiene el creador.

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ESOS RAROS SONIDOS NUEVOS

ESA ESPONTÁNEA D Las Ligas Menores

Formada allá por fines de 2011, es una de las bandas promesa para el posible recambio generacional en el indie. Ahora, tras el recorrer el circuito under con un puñado de canciones, prepara su primer larga duración.

¡V

NAHUEL LAG

os, dale, a la cancha! Luego de esa frase azarosa, atada a mil circunstancias y caprichos que lo exceden, un deportista comienza su carrera. Gloriosa como la del Diego y Messi, regular como la de todos los que soñamos con llegar a Primera, para el olvido como la del que jugó un partido por obligación y se comió un pelotazo en la cara. ¡Ustedes, dale, al escenario! En el mundo de la música no existe tal cosa, pero sí están Las Ligas Menores. O sea, también son cinco, como en el baby fútbol, pero hacen algo de pop, un poco de rock, algún arrebato de ritmos punks, música, canciones. Simples, inspiradas por el motor amor-odio, luz oscuridad, urbanidad-soledad. Es que todavía esperaban foguearse con menos público y atención por parte de sus colegas, cuando Tom Quintans (Bestia Bebé, GoNeko! Y Tom y El Niño Elefante) les dijo: ¡Ustedes, dale, al estudio! En la sala La Bestia Bebé les grabó los seis temas que tenían cerrados en una sola noche, un día antes de que empiece el año 2012 y cinco meses después de ensayar por primera vez. Con un EP (El Disco suplente) en el debut, Las Ligas Menores fueron convocadas por El Mató A Un Policía Motorizado para tocar en el Kónex, y ya integrados al equipo de Laptra ―uno de los sellos más consolidados de la escena indie―, jugaron en Niceto, el ZAS, y los ciclos El Festipulenta y FestiLaptra, entre otros. Este año, con un rodaje inesperado y el oído más pulido, comenzaron a grabar lo que será su primer disco, mientras que ya entregaron versiones primerizas de dos nuevas canciones (“Europa” y “Tema 7”) para que integren, en forma de anticipo, los inminentes Compipulenta ―será el segundo volumen de los agitadores del Festipulenta― y CompiLaptra, respectivamente. Las inferiores las hicieron en el Pellegrini, donde Pablo Kemper (voz y guitarra), María “Luli” Zamtlejfer (voz y bajo) y Micaela García (batería) eran compañeros de secundaria y se sumaron a una banda con sonido noventoso y letras en inglés. La cosa no funcionó y anduvieron un año lejos de los ensayos, componiendo por su cuenta. Hasta que, hermana mediante, Anabella “Ani” Cartolano (voz y guitarra) les pasó unas canciones grabadas con acústica y micrófono. Esas sumaron a las del trío y empezaron los ensayos. “¡A mí me gustó! ¿A ustedes?”, recuerda Ani la primera tocada. La respuesta fue un sí y empezaron a salir al “en vivo”. Pronto se sumaría Nina Carrara (teclados, percusión y coros) y llegaría esa noche en el estudio de Bestia Bebé. “Accidente”, “El Baile de Elvis”, “Buscando”, “De la mano”, “Movimiento”, “Crecer”, los seis temas del EP. Se resuelven en 15 minutos de sonido lo-fi. Por el tiempo de las canciones, lo directo de la melodía “De la mano” podría ser punk. Por “El Baile…” y “Crecer” pop-rock (del platense). El sonido de Las Ligas… podría calificarse de “indie” y salvar las papas al cronista, pero ellos tampoco se sienten identificados con esas ropas: “Siempre aparece lo indie para englobar a muchas bandas totalmente diferentes. Para nosotros la idea es la canción. El género es algo que no te ponés a pensar”, percibe Pablo. “Las veces que nos ponemos a hablar de qué es indie o qué no nunca llegamos a ninguna conclusión… es algo que no tiene mucho sentido”, descarta Nina. “Las canciones que salieron para el EP fueron simples, pero

ROCÍO FIRGERIO cuando las escuchábamos nos encantaban, algo que no nos había pasado hasta el momento. Fue algo auténtico, hubo una conexión entre todos y no intentamos seguir estilos de otros”, va a lo concreto Luli. “El Disco Suplente es algo muy raro, es lo único que nos representa, lo único que grabamos, pero se hizo de una manera muy al azar y rápida, sin pensar casi”, agrega Pablo y mirá para adelante, ya que tanto rodaje en tan poco tiempo hacen sonar un poco viejas las canciones que los trajeron hasta esta entrevista (el que no las haya escuchado puede descárgalas gratis en laptra.com.ar/ eldiscosuplente.html). “Cuando escucho el EP lo hago con cierta nostalgia, lo veo muy puro, y siento que no vamos a volver a tener algo así, porque inevitablemente seguimos creciendo como banda. Siento que nos expusimos demasiado, lo escucho y es como si fuéramos otros”, asegura Luli. Si se habla de nostalgia es porque hay cariño a esa media docena de obras primerizas que los puso a rodar como admiradores y colegas, a curtir la escena, junto a El Mató… 107 Faunos, Go-Neko, Valentín y Los Volcanes, The Hojas Secas, por nombrar algunos. “Si solo se toman como referencia bandas del exterior se hace difícil trasladarlo a un proyecto musical acá. Lo que nos interesó fue ver la escena que surgía acá, con canciones en castellano, para no terminar haciendo una copia de lo que viene de afuera y generar a partir de un estilo local canciones que las podés seguir de cerca y escuchar todo el tiempo”. Hay quienes dicen que el quinteto entró tan rápido al ruedo con bandas que llevan años de remar porque son “amigos”, pero Nina recuerda que cuando los motorizados los invitaron a ser teloneros, pensaron: “Hagamos de cuenta que sabemos”, y se ríe. “La amistad se dio con el tiempo y la música. Y nos invitaron a tocar porque algo les gustaba. Nosotros también estábamos sorprendidos de tocar con bandas que nos encantaban y la sensación nuestra era ¿les gustará en serio?”, cierra Luli. Ani asegura que todo es “camaradería” en “la familia” Laptra. Sin duda, hay una característica que distingue a la banda, una alta cuota de feromonas. “En los ensayos solo me doy cuenta con ciertos temas y por algunas caras, pero en la música no existen diferencias”, bromea Pablo, y aunque consideran que inevitablemente imprime una identidad, Luli liquida las diferencias y se despega: “Es chocante cuando nos presentan solo como ‘las chicas’, se entiende porque sólo está Pablo, pero creemos que la presencia masculina también pesa en la música, no es un chabón tocando para nosotras. Hay algo de `la banda de minitas´ que es una cagada y siento que a nosotros no nos pasa. De todas maneras, al señalar que somos mayoría de chicas hay algo muy machista todavía porque a las otras bandas no les dicen que son bandas de chicos”. Para el nuevo disco habrá que esperar la vuelta de Micaela, que grabó la batería y marchó por trabajo a Italia. Pero, claro, “la base está”, y ya no hablamos en términos futbolísticos. Ani se alegra de que las grabaciones de Mica hayan congelado el proceso creativo que maduraron en el verano porque “sino se hace eterno, siempre aparece una nuevo arreglo y el cierre del disco no se hace nunca”. Y hace un adelanto: el próximo disco vendrá “cada vez más terrible”,


A DESPROLIJIDAD

“HAY UNA IDEA DE QUE EL INDIE INTENTA ENDIOSAR EL TOCAR MAL. AHÍ HAY UN ERROR PORQUE UNO SE VA ADAPTANDO A LO QUE TIENE Y SALE ADELANTE CON ESO, PERO NO SIGNIFICA QUE NO SE DESEE HACER MÁS.” MARÍA “LULI” ZAMTLEJFER respecto de las letras que hablan del desengaño amoroso con ese inquietante tono primaveral que le da el coro de voces femeninas, aunque la letra de “Renault Fuego” desmiente su broma. Hay otra cosa que parecen adelantar los dos temas que saldrán editados en los compilados y luego, con otra versión, en el disco. “Va a haber temas de tiempos más rápidos, con otras dinámicas. En el EP la música era muy fiel a lo que se estaba diciendo, ahora jugamos más”, adelanta Luli. “De todas formas es nuestro estilo, las bases varían más, pero es la forma que tenemos de tocar. No buscamos crear un clima metiendo pausas

y volviendo arrancar, o cosas de ese estilo”, avisa Pablo. ―¿Cómo definirían el momento musical de la banda para el próximo disco? Luli: ―Al principio era: “Esto es lo que tenemos, hagámoslo”. Ahora, cuando alguien llega con una canción, todos necesitamos hacerle algo, nos la apropiamos y eso se escucha. Empezamos a buscar una identidad, todos los temas están salpicados por cada integrante. Ani: ―Entre que decidimos grabar el EP y lo hicimos no pasó nada. Y ahora estuvimos grabando todo el verano, después de tocar un año un montón en vivo. Juntarnos a en-

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sayar para grabar no es lo mismo que para tocar en vivo, ya que prestamos atención en los arreglos y detalles. Luli: ―Hay una idea de que el indie, por llamarlo de alguna manera, intenta endiosar el tocar mal. Ahí hay un error, porque uno se va adaptando a lo que tiene y sale adelante con eso, pero no significa que no se desee hacer más. Después de estar tres meses encerrados pensando los nuevos temas, comenzámos a escuchar otras cosas. Todos los sonidos empiezan a tener importancia… “¿qué estás haciendo vos?” Grabar ya no es tocar lo que cada uno había compuesto hasta ese momento.


CRÓNICA

La (in)seguridad de los barrios

TOLERANCIA CERO

Un cronista de NaN recorrió a pie Ingeniero Budge, y las villas 21-24 y Zavaleta, donde escuadrones de gendarmes y prefectos desplazaron a la Policía por orden del Gobierno. Dialogó con vecinos, referentes barriales y organizaciones sociales. Una de las conclusiones revela que aunque bajó el delito, “la falta de un control institucional interno de las fuerzas” hace estragos. NICOLÁS SAGAIAN

E

l teléfono no acostumbraba a sonar tan tarde en el Comando Sur de la Gendarmería. Menos de madrugada. ―Delegación Sur… ―Pasame con el comandante Pindo. Es urgente. ―¡Ángel! ¡¡Tenés una llamada!! ―¿Qué pasó? ―Intervinieron la Comisaría 10ª. Hay que mandar refuerzos. El miércoles 6 de marzo, Ingeniero Budge amaneció copado de milicos. A un costado del Riachuelo, sobre el Camino de la Ribera, las camionetas verdes iban y venían. Los gendarmes vigilaban los alrededores de la Feria La Salada. El patrullaje estaba centrado en un radio acotado. No había despliegue más allá de las cuadras de tierra. Después se sabría: el operativo buscaba generar ilusión de

JULIÁN ÁLVAREZ (P. 12), ALEJANDRO AMDAN (P. 13), AGUSTINA PLATA (P. 14)

control en los lugares más transitados de un territorio en teoría picante, gobernado bajo sus propias reglas. El desembarco de la Gendarmería en el barrio obedecía a una orden directa del Ministerio de Seguridad de la Nación. Había que emparejar la relación de fuerzas en la calle. Ese era el mandato. La detención de gran parte la cúpula de la Brigada de la 10, durante una investigación de la División de Asuntos Internos, podía traer secuelas No hacía falta repasar los códigos ancestrales de la Bonaerense. En el allanamiento realizado la noche anterior en la Comisaría 10ª, la UFI N° 21 de Lomas de Zamora, a cargo del fiscal Marcelo Domínguez, secuestró al menos 30 envoltorios con marihuana guardados adentro de un cajón. Estaban amontonados entre pape-


les y carpetas. Los usaban para “plantarlos” a personas inocentes, con una meta clara: “armar causas” truchas por venta o tráfico de drogas. Como se dice en la jerga: “hacían números”, “trabajaban las estadísticas”. Así agrandaban la “caja negra”. El modus operandi era conocido en la zona. Algunos solían recitarlo de memoria. Marcos Urruti, morocho, grandote, peruano, de 38 años, lo sufrió en carne propia, y no le importó jugarse para contarlo. Una madrugada, el Comando tocó la puerta de su casa. “Sí. ¿En qué los puedo ayudar?”, contestó con desconfianza. Los policías explicaron que estaban haciendo un procedimiento por narcotráfico. No le mostraron una orden ni ninguna otra documentación, pero los dejó entrar. Ese paso en falso le costó caro. Mientras miraba la televisión, sin hacer nada, Marcos se transformó en un dealer peligroso de la zona. Según la versión oficial, tenía en su poder unas 175 tizas de cocaína listas para despachar. A la vista de todos, fue trasladado en un patrullero y retenido en un calabozo durante nueve horas. En la causa, los vecinos alegaban que hace tiempo trabajaba de transa. Lo que no decía el papel es que esa noche, como tantas otras, los testimonios fueron “ajustados” a la versión policial bajo amenazas e intimidaciones. El que no firmaba la declaración, terminaba preso o imputado por algún delito. Embriagados en esa costumbre de regular la impunidad, los azules chocaron de frente contra su propio iceberg. Cuando se destapó la olla, dos principales y tres suboficiales del servicio de calle de la 10ª fueron detenidos por “falsedad ideológica”, “privación ilegítima de la libertad” y “coacción agravada”. El jefe de la seccional, Javier Ascasibar, fue desplazado. La comisaría, intervenida. Mientras, la Justicia empezó a investigar si el escuadrón se dedicaba también a la distribución y la comercialización de droga, apoyado en los narcos minoristas de Villa Lamadrid, El Olimpo y El Progreso. No era poca cosa.

no quiere decir que sean santos, peeeero…”. La relación con los pibes es otra. De forma recurrente intentan pulsear a ver quién la tiene más larga. Acostumbrados a las licencias otorgadas por la Bonaerense, los pibes mantienen ese desafío de tirar la soga a ver hasta dónde da. Cuando el filete se corta, empieza otra historia. A Martín aún hoy le queda una cicatriz. Una tarde de abril, estaba rancheando con los pibes en la canchita de Blandengues, y por puro aburrimiento arrancaron para el lado de la Ribera. Iban cantando, cagándose de risa mientras se pasaban un porro de mano en mano. El humo y la buena onda duraron apenas dos minutos; los que tardaron en aparecer de la nada cinco chalecos verdes con una actitud de tolerancia cero. “La secuencia fue: ‘¡Ey, atrevidos!’. ‘Todos contra la pared’. ‘Las manos atrás’. ‘Negros de mierda’. ‘Ya van a ver’. Nos pateaban los talones con los borceguíes. Lo hacían con saña. No podías ni hablar. ‘¡Callate!’ ‘¡No me mirés!’ ‘¡Mirá para abajo!’ Nos sacaron el faso y nos cagaron a palos. Nos dijeron que la próxima nos mandaban derecho al juzgado”, cuenta Martín, de 15 años, con moretón en el pómulo, la boca cortada y el orgullo intacto. La relación en ese punto es desigual. La Gendarmería no dialoga. No le da cabida a nada. Menos a un “berretín”, una objeción o una pregunta. Cualquier contestación es considerada una falta de respeto. Ahí aparece el correctivo. Las denuncias en los barrios son calcadas. En Zavaleta, los integrantes de la revista La Garganta Poderosa hicieron pública toda una serie de abusos. De hecho, llegaron a denunciar en la Justicia al Suboficial Mayor

de la Prefectura Walter Acevedo por encubrir los “apremios ilegales” de sus subordinados. Según cuentan, varias veces por semana, en la calle Iriarte o en Luna, “las fuerzas encaran requisas, a la vista de todos, que terminan con los tormentos típicos de los años de plomo”. Los que más la ligan sin siquiera tener los pies en la tierra son los paqueros y los pibes volados por el poxiran. En ese momento, no aparecen las cámaras de televisión para filmar “el infierno” en los barrios. Al parecer solo lo hacen cuando hay una desgracia, una muerte o cae algún líder narco. Los prejuicios se alimentan bajo los sets de televisión y los refuerzan los periodistas amarillistas. *** El despliegue aparatoso de las fuerzas de seguridad en los barrios no es nuevo. Los ejemplos de Fuerte Apache y La Cava marcan los antecedentes más cercanos de la puesta en marcha del Plan Centinela en el GBA y el Cinturón Sur en la Ciudad. El punto de partida fue 2003, cuando en medio de una de las cíclicas “olas de inseguridad”, el Gobierno nacional decidió enviar a la Gendarmería y a la Prefectura a aquellos lugares, siempre señalados como los principales culpables de la violencia estructural y el crimen organizado. Paradójicamente en aquellos años se vivieron los momentos más crudos en los barrios. Las recetas progresistas fracasaron ahogadas en un espiral colmado de vicios repetitivos. La muerte del gendarme Roberto Omar Centeno de un tiro certero en la cabeza en 2008 ―mientras estaba en

EL CONTROL EN EL CORAZÓN DEL BARRIO AÚN LO TIENEN LOS CAPOS: SABEN QUÉ PASA EN LAS CALLES, QUÉ ES LO QUE SE MUEVE, CÓMO SE MUEVE Y QUIÉNES ENTRAN DENTRO DEL CIRCUITO.

*** A metros de Puente La Noria, la llegada de las fuerzas de seguridad le otorgó otro color a aquel paisaje de casas bajas, talleres y negocios. Los controles y las requisas pasaron a ser moneda corriente. Antes, los puestos de vigilancia aparecían solo los miércoles y los domingos, días en los que suele abrir La Salada. Ahora están apostados ahí toda la semana. “De entrada, quisieron marcar presencia”, explica Julio, puntero peronista de la zona. Lo cierto es que hoy los gendarmes no son tantos y su función es cuidar los ingresos al barrio ―las fronteras―; de todas maneras, no pasan inadvertidos con sus escopetas Valtro 270. Pertrechados para el combate arrancan respeto entre los vecinos más grandes. Para Julio es así: “Tienen una postura distinta a la de la Policía. Con ellos no se jode. Las cosas son como son y no hay tu tía. A ver, eso

Pertrechados para el combate arrancan respeto entre los vecinos más grandes.

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su casilla trabajando en uno de los ingresos del barrio Ejército de los Andes― destapó de nuevo un cuadro de dudas y sobre todo la precariedad vigente en un tema delicado en materia de política urbana. Luego vino el tiempo de las negociaciones, el tire y afloje, hasta que decantó todo. En principio, la ministra Nilda Garré le pidió a la Federal que bajara los índices de robos de autos y avanzara en la lucha contra el narcotráfico; pero como eso no se logró, giró sobre sus decisiones: el Plan Centinela y el Cordón Sur les abrió un nuevo campo de acción a las fuerzas especiales. A la custodia de las fronteras y las rutas nacionales, actualmente se le sumó el control en las estaciones de trenes y los barrios más humildes de GBA, Mar del Plata y Rosario. Esa expansión, impulsada por un cambio estratégico en el área de seguridad, puede verse en números fríos: en 2003, Gendarmería tenía 17 mil efectivos, hoy cuenta con más de 30 mil. Las zonas elegidas para emplazar a las fuerzas fueron las villas, asentamientos y barrios de monoblocks. “El objetivo es hacer control poblacional. No se trata de perseguir el delito sino de prevenirlo situacionalmente a través de la saturación o presencia permanente”, explica Esteban Rodríguez, ex funcionario asesor del Ministerio de Seguridad de la Nación. Hasta ahora los datos duros parecen darle la razón al Ejecutivo: hubo una disminución de un 40 por ciento de los homicidios y un 60 por ciento de los robos de autos en el sur. Freddy, referente de la 21-24, colaborador de la Parroquia Nuestra Señora de Caacupé, dice que es cierto: dejó de haber tanto arrebato en la calle, no hay tanta venta de droga y el ambiente está más calmado. El tema es que los problemas de fondo siguen estando”, resalta. *** A medida que los pasillos se hacen cada vez más angostos el poder de la Gendarmería va cediendo. En esos sectores, a las “Tortugas Ninjas” ―como los apodan en el barrio― no se los ve andar si no es para

“EL OBJETIVO ES HACER CONTROL POBLACIONAL. NO SE TRATA DE PERSEGUIR EL DELITO SINO DE PREVENIRLO PRESENCIA PERMANENTE.” ESTEBAN RODRÍGUEZ

reventar alguna casa o realizar alguna detención puntual. El control en el corazón del barrio lo siguen teniendo los capos, que son los que saben qué pasa en las calles, qué es lo que se mueve, cómo se mueve y quiénes entran dentro del circuito. En ese juego, las fuerzas de seguridad –a nivel general– siempre salen perdiendo. Al tratarse de una fuerza ambulante nunca terminan de familiarizarse con el terreno un ciento por ciento. En eso, sin dudas, se diferencian de la Policía (Federal o Bonaerense) que sabe manejar la zona con los ojos vendados. Las comisarías del sur siempre fueron señaladas como las que más recaudaban y las más bravas. En Barracas, el comisario Walter Rodríguez, de la 28ª, supo construir un emporio paralelo de 70 mil pesos mensuales. La plata salía desde quintas como prostíbulos, albergues transitorios, kioscos, taxis, incluso desde el mismísimo club Huracán. Un allegado a la dirigencia de la entidad denunció que la comisión directiva “aportaba” 10 mil pesos “cuando el equipo jugaba de local, para que la barra pueda disponer libremente sobre el operativo policial en los alrededores del estadio”. La intervención de la comisaría, como de costumbre, llegó tarde, cuando todas las redes delictivas estaban aceitadas y la herencia preparada. Lo mismo sucedió con otras 47 seccionales. A través una investigación a fondo, desde su creación el Ministerio de Seguridad desplazó a 22 comisarios con procesos judiciales abiertos, trasladó a 11 jefes y corrió a otros ocho altos mandos por sus antecedentes penales y patrimoniales. ―En esa rueda, los Gendarmes quedan

En 2003, gendarmería tenía 17.000 efectivos; hoy cuenta con más de 30.000.

afuera ―sostiene Claudia en su casa ubicada en los edificios de monoblocks Zavaleta. ― No son corruptos, son más honestos. Si alguien conoce a las fuerzas desde adentro, sea cual sea su uniforme, esa es Claudia. La Policía le arrancó a uno de sus nueve hijos, Román Aquiles, de 16 años, el 30 de mayo de 2011 cuando fue asesinado en un caso de gatillo fácil a manos del oficial Cristian Romero, quien era custodio del ex vicepresidente de la Nación, Julio Cobos. Pese a la gran cantidad de pruebas que existen y a los testimonios, la Justicia aún no lo condenó. De pibes muertos por la desidia estatal, la villa puede llenar páginas y páginas enteras. Las calles de la 21-24 configuran un mapa marcado a fuego por la violencia: el polideportivo a medio hacer se llama “Luisito”, en memoria a un chico de 16 años que cayó entre las balas disparadas por una mujer policía; cerca de allí, una plaza construida por los vecinos lleva el nombre de Kevin, un pibe que murió baleado producto del negocio del paco. ―La vida es dura acá. La cosa es que en lugar de darnos soluciones, el Estado entrega calmantes ―Claudia sostiene que “sacando los primeros meses”, las fuerzas no hicieron mucho. Los transas siguen vendiendo y el negocio está a la vista de todos. Del otro lado del charco, en Budge, la visión es parecida. Isabel Vázquez, una de las fundadoras de la Asociación Madres contra el Paco resalta que “la gendarmería tiene una incidencia mínima en el barrio, porque sólo realiza tareas disuasivas. El control lo siguen teniendo los que tienen arreglo con la Policía. La calle es un gran negocio. Frente a la desazón y la esperanza de que las cosas cambien un poco, este tipo de reclamos inundan las Mesas Barriales de participación ciudadana que recuperan la experiencia de los Foros Vecinales creados durante la gestión de León Arslanian en la provincia. Allí, los vecinos discuten en grupo sobre prevención, políticas públicas y arrojan sus diagnósticos. Uno de los planteos más repetidos es que “la falta de un control institucional interno de las fuerzas” hace estragos.


ANECDOTARIO

Leónidas Lamborghini

Sade en la Richmond ALFREDO COUTO *

MAJO GONZÁLEZ (MAJOX)

L

eónidas regresó de México, después de 13 años de ausencia, en septiembre de 1990. Lo conocí al poco tiempo de su llegada, no acababa de establecerse en Buenos Aires cuando en diciembre de ese año ocurrió el último alzamiento carapintada. Nosotros estábamos en la Richmond, calle Florida, y cerca, a pocas cuadras de la Casa Rosada, Breide Obeid con sus tanques asediaba el edificio Libertador. “Dios y Patria o Muerte”, o las tres cosas, 10:55 otra balacera, corridas. La zona del puerto: un desmadre. En oficinas del piso 13 de ese mismo edificio, desde los ’60, estaba instalado un grupo de militares norteamericanos. Ese día Bush padre visitaba al presidente de los argentinos quien ordenaba “arrasar con los sediciosos... con los forajidos”. ¿Con cuáles? nos preguntábamos casi en confusión mientras Romay transmitía en vivo “el material”. ¿Es posible que Leónidas, mientras caminaba sin rumbo, interpretara el episodio como recepción a lo que él bien sabía que nunca deja de sucederse ida y vuelta en nuestro país? Leónidas meditando la fuerza de su sino de pie en una esquina con el semáforo en rojo. Lograr para llegar a lo opuesto al logro. El motín culminó con la amnistía a los “nenes” en cuya carne nosotros mismos nos habíamos condenado, 13 muertos y decenas de heridos por balas leales. Soy amigo de Leónidas desde entonces y más allá de su muerte sigo encontrándome con él en lo que escribió, en lo que otros escriben y en la memoria que escribió en mí nuestra amistad. Durante un tiempo nos reunimos en la Richmond, los jueves. Con Américo Cristófalo, Rubén Ríos, Milton Rodríguez, Hugo Savino y algún “otro” más, conversábamos, leíamos, comentábamos lo que escribíamos, discutíamos, la peleábamos, observábamos a la gente. No éramos el grupo Florida, claro está, pero Leónidas, más que nada, escribía en ese café, y yo tenía dónde encontrarlo. En 2011, después de su muerte, cerraron y desvalijaron la Richmond y no hubo algo que alguno pudiera hacer para evitarlo. La declararon Patrimonio Cultural y, tras cartón, pusieron una Nike. Si eso no es política, que alguien me diga, la política ¿dónde está? Aún así, yo sigo escuchando un grito en la Richmond, en el fondo de la voz de Leónidas, como el marqués prisionero en la Bastilla, con la incomodidad de pensar fuera de lo convencional. A veces imagino a Leónidas como alguien normal buscando al despojado masturbador en la calle Florida, viendo al oligarca toma té hablando con mami desde el teléfono al lado de la registradora en el mostrador del gallego González. Sigo viendo a los mozos corriendo sin saber quién es quién en la anarquía richmondiana, mientras Leónidas busca en el aire la palabra justa con el solicitante que se descoloca en el instante que habla como el saboteador que se arrepiente del instante que dice. La palabra hace tronar y fuga buscando su cuerpo, el cuerpo sexuado que habla como el marqués, exilado en la Richmond a grito pelado, dando última forma a la carroña, para que entiendan de una vez, para que entiendan. * Poeta y librero.

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BREVE BIOGRAFÍA

eónidas Lamborghini nació en Buenos Aires el 10 de enero de 1927. Estudió 4 años en la Facultad de Agronomía de la UBA, viajó por Argentina, trabajó en fábricas textiles. La aparición de Al público (1957) fue su pase de entrada a la redacción del diario Crítica. A partir de entonces se desempeñó como redactor en periódicos y revistas. Hay quienes dicen que su obra está “atravesada” por la parodia y el peronismo. Publicó, entre otros, Saboteador arrepentido (1955), Las patas en las fuentes (1965), La canción de Buenos Aires (1968), El solicitante descolocado (1971), El riseñor (1975), Episodios (1980), Verme (1988), Odiseo confinado (1992), El jardín de los poetas (1999), Carroña última forma (2001), Encontrados en la basura (2006); las novelas Un amor como pocos (1993), La experiencia de la vida (1996) y Trento (2003). Falleció en Buenos Aires el 13 de noviembre de 2009. De aparición póstuma son Mezcolanza (2010), registro de memorias a partir de conversaciones con el poeta y editor Santiago Llach, Siguiendo al conejo (2010), Últimos días de Sexton y Blake (2011) y El macró del amor (2012). Actualmente están trabajando en la reunión de su obra poética.

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Cuadritos, periodismo de historieta por Andrés Valenzuela

Actualidad de los fanzines

No está muerto quien fotocopia Símbolo inequívoco de la historieta de los 90, hoy los fanzines se reconvierten ante el nuevo escenario editorial, la irrupción de la web 2.0 y la aparición de un circuito específico. ¿Qué es hacer fanzines hoy?

L

os fanzines ya no son lo que eran. Lo que se podría discutir, luego de esa aseveración, es si esto es bueno o malo. No faltará quien diga que sí, que quedan algunos fanzines que son lo que solían ser: revistas fotoduplicadas de aspirantes a historietistas profesionales que, a falta de otra vía, plasman ahí sus primeras incursiones al mundo de las viñetas, tal como solía suceder en la década del ‘90 y sobre todo en el mítico 1997, cuando la autoedición de fotocopiadora hizo boom y se convirtió en un fenómeno notable. Los protagonistas de esa generación de fanzineros constituyen hoy el centro del campo historietístico: Diego Agrimbau, Max Aguirre, Federico Reggiani, Salvador Sanz, Caro Chinaski, El Bruno y otros son nombres insoslayables al hablar de esa época y de la actual. ¿Y los pibes que recién arrancan? Los que hoy deberían estar curtiendo el circuito de fanzines a la espera de sus propias oportunidades, ¿dónde están? ¿qué hacen? ¿cómo les pegó el mundo 2.0? ¿existen aún? NaN-Cuadritos se lanzó a investigarlos y los encontró bien a la vista, con un circuito razonablemente organizado y, sobre todo, con muchos cambios. Los fanzines ya no son lo que eran, ok. Entonces, ¿qué son?

¡Fotocopiame ésssta! Si el fanzine era fruto de la fotocopia doblada a mano y hoy la tecnología le permite a cualquier imprimirse decentemente sus propias historietas en tiradas bajísimas, ¿el resultado sigue siendo un fanzine? Eso depende a quién se le pregunte. Brian Jánchez destaca que en España y Argentina priman concepciones distintas acerca de qué es un fanzine. En la Europa hispanoparlante se denomina así a cualquier revista que no haya empleado un diseñador gráfico en su hechura y que tampoco tenga distribución

a nivel nacional. “Así que si Norma Editora decide sacar una revista mal diseñada y no distribuirla, en el Salón del Cómic de Barcelona se la reconocen como fanzine, aunque venga de una gran editorial”, apunta. En estas tierras, parece, el fanzine es más una cuestión de actitud. Los muchachos de Panxarama tienen cosas para decir al respecto. “Hay una cosa con el fanzine que se sostiene desde lo ideológico o desde lo estético”, analiza Pendexa Anacrónica (o Pibita Anacrónica, según le vaya tocando el nick cada semana). “Pasa que la historieta comunica en sí misma, pero también lo hace en su contexto bibliográfico, el fanzine tiene la posibilidad de comunicar también desde el formato, porque no todos los fanzines son iguales”. Panxarama, explica, surge de las ganas de hacer algo propio sin pasar por editoriales, pero aún así obteniendo resultados que la tecnología permite. Eso incluye, desde luego, buen diseño y buena impresión. La autogestión es clave para su enfoque. Sin embargo, no todos siguen ese camino. Para algunos el fanzine como formato, con su fotoduplicación o fotocopia, con el abaratamiento de costos, es un modo distinto de encarar la actividad. El sello Burlesque, por caso, tiene un libro coeditado con otras editoriales. Sin embargo, su principal producción es la de “historietas en pequeño formato”: básicamente libritos de una veintena de páginas, fotoduplicados, más pequeños que la mano de un muchacho y apenas con tapa a dos colores, pero con una historia completa dentro. Otto Zaizer, miembro del triunvirato que dirige Burlesque, confía a NaN-Cuadritos que comenzaron con una hojita suelta que dejaban gratuitamente en bares y comiquerías. “No funcionaba, no sé por qué la gente no quería que les dejáramos eso ahí gratuitamente”, recuerda y cuenta que crearon la colección de “burlesquitas” inspirados en propuestas de L’Association francesa y del brasileño Fabio Zimbres. “Veíamos que acá los

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Descubrí más en http://avcomics.wordpress.com/ fanzines y cosas chicas eran todas antologías o historietas cortas de un solo autor, y nosotros queríamos historias completas, que en este formato chiquito nos es más fácil de hacer”, considera. Eso, desde la postura “editorial” de su proyecto. En lo personal, Zaizer equipara el fanzine con un objeto-arte o un objeto de autor. “No es solo lo que hago de guión y dibujo, sino todo el armado, imprimirlo y doblarlo yo, es mi fanzine básicamente”, dice. Para Luis Roldán, también conocido como Lubrio, hay una cosa casi fetichista en las viñetas hechas papel. “Parafraseando a alguien, el papel huele”, propone. “¿Por qué seguimos haciendo fanzines hoy? Me hiciste acordar a la película Balada triste de trompeta, cuando uno de los personajes declara si no lo hiciera, sería un asesino”, compara, “es una válvula de escape, una manera de canalizar tanto material, ideas, cosas, que sabés que capaz no es factible que prospere en otros campos”. El análisis de Roldán se redondea con una enunciación más académica de Anacrónica: “Si definimos fanzines en el sentido bibliográfico, obviamente cambió todo mucho y ya no se encuentra tanto esa publicación cuya tapa tiene el mismo gramaje que el interior, que viene sin refilar, fotocopiado,

“El fanzine tiene la posibilidad de comunicar también desde el formato, porque no todos los fanzines son iguales.” Pendexa Anacrónica hoy las posibilidades tecnológicas te permiten resultados impresionantes; pero si lo definimos como publicación independiente colectiva, sigue habiendo y hay un montón”.

A difundir a otro lado ¿Cómo? ¿Los blogs y Facebook no arrasaron con las revistitas fotocopiadas? No sólo parece que no lo hicieron, sino que incluso las ayudan. Eso sí, los fanzines cambiaron su función. Ya no son un modo primariamente de difusión de sus creadores, sino un medio expresivo propio. “Ayer un pibe se me acercó y me preguntó cómo colaborar con la editorial”, cuenta Jánchez, “y le expliqué que somos chiquitos, que no podemos pagar, que más que colaborar es trabajar en conjunto, y él me decía que quería dar a conocer su trabajo, pero para eso es mucho mejor un blog”. Gratuidad, disponibilidad las 24 horas del día y accesibilidad desde cualquier lugar ayudan mucho más a la difusión de un autor que una revista que hay que ir a buscar a un lugar específico un día que no llueve. Además, esa posibilidad de publicación sin preocuparse tanto por aspectos editoriales favorece la regularidad de la producción de los autores nóveles: si se asume el compromiso de publicar una página por semana, eso supone algo más de 50 páginas al año. Prácticamente un libro. Por eso algunos autores emergentes, como Jánchez, defienden el modelo productivo de la web. Ejemplos exitosos luego plasmados en libros, abundan, como el caso del sitio colectivo Historietas Reales. “La edición es otro arte”, opina Jánchez, “es otra mecánica y es otra construcción que vas armando, también, tiene que ver con cómo armás el libro, si ponés hoja de cortesía, cómo hacés el índice, si las páginas van numeradas o no, son boludeces que uno tiene que contemplar a la hora de armar un fanzine o un libro”. Y compara eso con el diseño de interiores de una casa: “ok, voy a tener

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Un aspecto interesante de la nueva escena fanzinera es la aparición de festivales específicos. Foto: Tomás Ballefin


una cama, ¿pero cuál? ¿Voy a poner empapelado en la pared o pinto? Es lo mismo”. Todo ese trabajo extra implica también otro tipo de compromiso con la obra. Para él, se trata de un acto de cariño. “Ahora el fanzine es por amor a la historieta que hiciste”, afirma temerariamente Jánchez, aunque sus colegas se atreven a darle la razón. “Fijate la revista Creepy”, propone Roldán. Esa publicación digital con historietas de terror para chicos terminó convertida en un fanzine. “Armamos todo un número para poder palpar la revista, por el gusto de lo táctil”, desliza. Paradójicamente, Roldán es uno de los organizadores del festival Dibujados, que brinda espacio a fanzines, pero cuyo movimiento de difusión se hace enteramente a partir del universo 2.0. “No tenemos más que Facebook para llamar la atención”, destaca y advierte que muchos de los chicos a los que brindan espacio recopilan en papel lo que ya publicaron en la web, y aún así lo venden. “La web es un formato nuevo”, considera Anacrónica, “hay gente que ya no publica en papel, pero también funciona, si seguimos el concepto de fanzine como publicación independiente, podríamos hablar de fanzines web”. Un aspecto interesante de la nueva escena fanzinera es la aparición de festivales específicos, en los que la presencia de editoriales comerciales o proyectos más armados apenas encuentra cabida. Eternos desplazados en los festivales más grandes o de vocación visceralmente comercial, el fanzine y la autoedición capitaliza dos encuentros como propios: Dibujados y el Festival Increíble. “Es el espacio relegado en los festivales grandes y por eso funciona lo que proponemos nosotros”, reflexiona Roldán, “es un espacio que buscaban estos autores, en el último tuvimos más de 35 publicaciones diferentes y nos costaba ubicarlas, hasta se pusieron a vender en la vereda, con mantitas”. ¿Es un espacio identitario, también? Algo de eso puede haber, concede el organizador. “Quizás es necesario sentir dos veces al año que sí, que hay un público para lo que hacés”.

“Porque se me canta” Dentro del universo contemporáneo de los fanzines, hay un aspecto llamativo: cómo varios autores ya instalados en el circuito profesional local e internacional se vuelcan gozosamente a hacer fanzines. Gustavo Sala, el mismo que publica en Fierro, Página/12, cantidad de revistas y en España, paseó su pequeño librito fotocopiado con tapa dibujada a mano por el último Festival Increíble. Brian Jánchez, co-director de Ediciones Noviembre y con varios libros publicados, uno de ellos recopilando las páginas que publicó en la revista La mano, también coqueteó con su primer amor (historietístico) cuando sacó el fanzine Comic Sans. Y Alejandro Farías, co-director de Loco Rabia, uno de los sellos más pujantes del mercado, hizo lo mismo cuando puso a su personaje Raymond dentro de la colección “Burlesquitas”, ¡de una iniciativa ajena! El fenómeno no es nuevo en Francia. Ya en una entrevista con Cuadritos Diego Agrimbau contaba (http://wp.me/seJSO-10158/) que allí los autores consagrados volvían al fanzine como patio de juegos, lejos de las exigencias de un mercado muy estructurado. Y lo que cuentan aquí Farías y Jánchez no parece muy alejado de ello. “Raymond nació para la revista G7, pero quedó parado, y fuimos metiéndolo en distintos lados con distintos formatos, y de eso me gusta el desafío como autor”, reflexiona Farías quien reconoce que, además, las obligaciones de la vida de padre y esposo lo alejaron del circuito fanzinero. “Es mi forma de decir presente en la movida”, confiesa.

Entrevistas Reseñas Noticias Más. Más.


RESEÑAS

LA MÁQUINA QUE ESCUPE MONSTRUOS Y LA CHICA DE MIS SUEÑOS (Diego Labat y Agustín Ross Beraldi) HERNÁN PANESSI

¿Q

ué pasaría si todos los integrantes de El Show de Scooby-Doo se tomaran un gotero de ácido lisérgico? El resultado, tal vez, devenga parecido a La máquina que escupe monstruos y la chica de mis sueños, ópera prima de Diego Labat y Agustín Ross Beraldi. Ahí, sujetos en una lógica psicodélica, dos amigos descubren una máquina que graba sueños. Hay un triángulo amoroso, la oportunidad de un joven en ser “mejor” que su hermano y un muchacho descubriendo que el guionista de su vida ha muerto. Ah, y meciéndose en ese runrún improbable, hay un monstruo deforme esperando aventuras. A medio camino entre el slapstick, el cine indie criollo y la nueva comedia norteamericana, La máquina que escupe... supura adultescencia. ¿Cómo? Sí, el arte de crecer (pero no tanto) a las órdenes del humor. La mueca de una generación criada al calor de la televisión encuentra, acá, su refugio más perfecto: hay chicas lindas, referencias a la cultura pop y un poderoso aire a no me importa. Filmada bajo el espíritu colaborativo (financiada con crowdfunding, estrenada on-line y difundida a puro pecho), puede disfrutársela ―aperitivos mediante, funciona bien con volutas de humo― dándole al play aquí: lamaquinaqueescupe.com.ar.

BENGALA HOTEL

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elicadeza, cuidado, dedicación, detalle y hasta cierta dosis de ternura hay en la forma en que Eugenia Coiro trabaja con las palabras en éste, su segundo libro, Bengala Hotel (Editorial Viajera). Y es que las palabras que la autora va zurciendo, con la paciencia del orfebre, en forma de poemas, contienen esa sutil potencia de las catástrofes anónimas. Esas que a fuerza de cotidianeidad se van naturalizando. Pequeñas catástrofes, aparentemente aisladas, que dejarían pasmado a quién se atreva a mirar el conjunto. Así sucede con este poemario. Allí las palabras no son golpes, sino horadamientos. Progresiones que van transformando la realidad del lector sin que este atine a darse cuenta (“Estamos encerrados, con la lleve en la mano”). “Palabras reflexivas”, dirá Karina Macció en el pequeño estudio que acompaña el libro. Se trata de “meditar cada palabra como si fuese la última”, de encontrar en ellas no solo un medio de expresión, sino un binomio que se articula entre expresar y constituir. Crear ese universo de sensaciones, de imágenes y de personajes que lentamente van abrigando al lector hasta dejarlo en un lugar extraño, diferente (“Una suavidad se anuda a mi garganta/ verde como las algas/ frescas y resbalosas, estiradas/ alrededor de mi cuello”).

(Eugenia Coiro) NICOLÁS ALONSO

PLAN DE OPERACIONES / LA ÚNICA MANERA DE VIVIR A GUSTO ES ESTANDO POSEÍDO (Vicente Luy) ESTEBAN VERA

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uelvo con Pablo. / Oportunista, falaz / poesía para los que quieren todo preparado / poesía para los que nunca cocinan. / Su ‘confieso que he vivido’ es mentira / de la 1ra a la última palabra. Esos versos corresponden a uno de los tantos poemas y reflexiones con eslóganes que quitan el aliento, fáciles, memorizables, destinados a ser recordados estrepitosamente, que reúne el libro. Y si en algunas poesías (adictivas como el Winning Eleven; si leés una, leés todas) despotrica contras los escritores institucionalizados, establecidos y cómodos, como el finado Pablo Neruda, en otros nos dice quién fue Vicente Federico Luy, como persona, o sea, como poeta (“Soy bipolar; tengo un 80 % de discapacidad / aceptado por la provincia. / Pero me declaro imputable. / A todos los efectos. / No soy testigo de mi ser; participo”). Así, con autorreferencias poéticas también es una carta de presentación de quien ya no está entre nosotros. Plan de operaciones… y La única… (Crack-Up) es una antología de los dos últimos libros en los que estaba trabajando el gran poeta cordobés antes de saltar de un sexto piso en Salta el 23 de febrero de 2012. El libro suma fotos, ilustraciones y una entrevista al Verbonauta.

QUINTETO NEGRO LA BOCA

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ango joven, intenso, de honda carnadura social. Así puede definirse la primera placa del Quinteto Negro La Boca. El disco de la orquesta liderada por Pablo Bernaba sorprende con tangos y milongas propias sobre los clásicos. Por supuesto, hay algunas canciones de antaño, como “Milonga en negro” (Edmundo Rivero) o “Milonga de mis amores” (Contursi/ Laurenz), pero aún en esos casos el cariz social de sus letras se sostiene. Además, la producción del Quinteto se hace fuerte en las composiciones propias. La milonga que abre el trabajo, “Severino”, lleva letra de Osvaldo Bayer y está dedicada al fusilado patagónico de los años ‘30. El cierre de la placa sigue la misma línea: “Patagonia Rebelde”, nuevamente con letra de Bayer, música de Bernaba y la incorporación en la voz de Malena D’Alessio, de Actitud María Marta. A diferencia de los trabajos de otros actores del sector, que dan predominio a los tangos, los muchachos de La Boca hacen del ritmo más picadito de la milonga su estandarte. Otra de las composiciones propias es el tango “Triple crimen” (de Guyot y Bernaba), en el que canta Hernán Fernández, y cuenta una historia de bajos fondos, crímenes y pasiones. Un tango noir, como la orquesta.

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(Quinteto Negro La Boca) ANDRÉS VALENZUELA


ARTIVISMO

MUCHACHA PUNK Carolina Iannuzzi

De adolescente se rebeló ante los dogmas de su familia y nada la detuvo. Se hizo atea, zurda y actriz, pero no por puro capricho: el arte se transformó en su pasión. Tras acumular experiencia dando talleres en villas y cárceles, hoy coordina junto a Mercedes Ferrería la compañía de teatro Luces Libres para hombres y mujeres en la unidad 46 de José León Suárez. MARÍA DANIELA YACCAR

ANITA POUCHARD SERRA / PABLO PIOVANO


E

lla es una Celeste Cid del under: es bonita, delgada, pálida, actriz, —¿Cuál es el objetivo de tu trabajo en la cárcel? tiene cara de drogona y fue madre saliendo de la adolescencia; —Me voy primero muy lejos: la sociedad tendría que abandonar la pero su carrera no transcurre en un set de televisión sino en una idea de que la cultura está dentro de un parámetro cristiano, de que cárcel pegada a un basural del Ceamse. La unidad 46 de José León “si trabajo toda la semana merezco ir un día al teatro”. La cultura no Suárez está en el medio de la nada y en las afueras del complejo (que es pedir una pizza en vez de cocinar. En una sociedad, tiene que ocupar incluye también las unidades 47 y 48) hay huesos que sirvieron para un lugar tan importante como la medicina. Te lleva a lugares donde la macumbas, un olor nauseabundo y cuervos sobrevolando. Sin embar- transformación es real, como el conocimiento de uno mismo y el enrigo, a Carolina Iannuzzi no la espanta el paisaje, aunque tenga pesadi- quecimiento humano. En la cárcel trabajamos con humor, no ahondallas. En esa cárcel, junto a Mercedes Ferrería, dio origen a una com- mos en cuestiones personales. Pero damos lugar a lo que el grupo propañía de teatro, Luces Libres, en uno de los pocos talleres recreativos pone. Una vez una piba hizo una escena en la que tenía que comprarle mixtos que existen en el ámbito penitenciario. Funciona hace cuatro a una artesana. Nos dijo que no podía improvisar porque nunca había años y tiene cuatro espectáculos en su haber. comprado nada. Tenía 21 años y venía rondando institutos de menores. Como toda actriz, cree que su cuerpo es un arma sagrada. Alrededor Ató a la artesana con una bufanda y me disparó a mí que era la policía. de su ombligo, Iannuzzi lleva para siempre una inscripción en tinta que Después hizo de vendedora. Se metió de tal manera que cortó la escedice “las almas repudian todo encierro”, frase de Luis Alberto Spinetta. na y preguntó: “che, ¿cómo quedará la gente después de que hacemos En la pierna izquierda tiene una gaviota inmensa, en honor al ruso esto?”, y se puso a llorar. En la cárcel, el arte es la demostración de que Antón Chéjov. Para ganarse la vida es recepcionista de un consultorio no hay límites para hacerlo. Pero me cago en los conceptos de rehabilipediátrico. Pero su pasión la vuelca en experiencias comunitarias: la tación y reinserción. Los pibes se reinsertan, sí: salen y se reinsertan en murga Los Endiablados de Villa Ortúzar y el teatro carcelario. Además, una villa del conurbano donde se cagan de hambre y de frío y tuvieron cada tanto, en cualquier lugar en el que haya un público predispuesto 25 pibes y es mucho más fácil vender merca que cocinar pan. —sea un penal, un teatro, un club, un local partidario o el cumpleaños —A pesar de conocer las reglas del ámbito penitenciario, ¿nunca de un amigo—, aparece su álter ego, la Amante Pueblo, protagonista de sentiste miedo o tuviste que ponerte algún límite? su primer unipersonal. En esta obra, una mujer fanática de Eva Perón, —Los primeros dos años en la 46 trabajé sólo con mujeres. Cuando como Iannuzzi, lidera una agrupación de amantes que brega por sus abrimos la convocatoria a hombres preguntamos si había gente de lesa derechos. humanidad. Y cuando nos dijeron “les vamos a mandar hombres de A sus 29 años tiene una vasta experiencia en talleres en cárceles y conducta” pensé que me iban a mandar a los violines, porque todos tieen villas (trabajó en La Cava, en barrio Basualdo, de Tigre; Troncos del nen buena conducta. Le pedí a la Policía que no nos mandaran violadoTalar, en el Instituto de Menores Rocca y con detenidos del penal de res u hombres que estuvieran por abuso. No por miedo, sino porque ni Ezeiza). “Llegué a dar cuatro talleres gratis hasta que dejé de creer- la ciencia ni la psicología saben qué poronga hacer con ellos. Dos actrime la Superman de la marginalidad”, le dice a NaN. No sabe bien por ces nos hubiéramos quedado cortas. En una experiencia en la cárcel de qué le encanta hacer teatro en contextos de encierro, impulsando a sus Ezeiza, en mis comienzos, me enteré por Página/12 de que uno de los alumnos a que diseñen sus propias chicos estaba por violación por un historias (lo hacen íntegramente: la crimen horrible. Viví una semana dramaturgia, la actuación y hasta “EL ARTE EN LA SOCIEDAD TIENE QUE OCUPAR UN de mucha angustia. Dejé de ser una la escenografía corren por cuenta LUGAR TAN IMPORTANTE COMO LA MEDICINA. TE LLEVA hippie freiriana (por Paulo Freire, de ellos). En materia de psicología, creador de la pedagogía del opripuede que entre en juego un re- A LUGARES DONDE LA TRANSFORMACIÓN ES REAL.” mido) e ingenua. Creo que nuestro cuerdo de la infancia, cuando sus laburo ahí es al pedo, porque trabacompañeritas de la escuela la enjamos con la grupalidad como pilar, cerraron en el baño. O bien la rebeldía adolescente. Porque su padre, y esas problemáticas vuelven al ritmo muy lento. aunque parezca mentira, es un militar. “Que a mi viejo le toque una hija —¿Cómo es laburar con hombres y mujeres? como yo me obliga a pensar en órdenes cósmicos o astrales”, sugiere. —La nuestra es una de las pocas experiencias que hay. Tendría que Esa incómoda historia familiar, ella la usa a su favor. Desde muy chica indagar más sobre el tema, pero quedó una ley medieval, de no hacer vio soldados armados, espadas y fotos de dictadores. En su contexto actividades mixtas, para que no garchen. Entonces las pibas tortean era normal que en la mesita de luz de su papá hubiera un revólver. y los pibes se hacen putos. Ya está, ¡dejen que las actividades sean Claro: no le iba a costar moverse como pez en el agua en una cárcel mixtas! Una de las chicas está detenida en la 46 y el marido enfrenbonaerense. “Hago más teatro con la Policía que con los detenidos. Doy te, ¿por qué no pueden estar juntos en una celda? Si se casaron ahí órdenes. Entro como si fuera Nilda Garré”, cuenta. Le sale la standu- mismo... Un director me diría que armar un pabellón de matrimonios pera de adentro. “Caigo con mis Topper, mi cara de fumadora de porro sería un “kilombón”, porque alguien diría “fulana mira a mi marido” y mis ojeras. A veces juego la carta de ‘soy rubia y hago pop’. Otras la y pum, faca. Pero bueno, crecer duele. Acá se formaron parejitas. Y de Cecilia Pando. Le digo a algún oficial: ‘ay, qué negros de mierda… me encantan. hago teatro porque no sé cómo hacer para que se reintegren el día que —Para encarar el teatro, ¿hay diferencias entre hombres y mujeres? salgan’.” Le diga lo que le diga a la gorra, su motivación es siempre la —Los hombres son más soldaditos. Las mujeres son más tsunami misma: hacer que la cárcel se parezca a la calle por un rato (algo que de creatividad, tienen menos continuidad y no se bancan las consignas. suelen repetir sus alumnos). Hay un dejo de ternura en ello: a Iannuzzi Es jodido ser mujer en la cárcel, son más conflictivas. Imagínate que no la mueven ni el poder ni el dinero, pues no ve un peso por lo que te duelan los ovarios y no tenés Ibuevanol ni tampones. Es jodida la hace, aunque admite que le encantaría. convivencia carcelaria, porque todo es caro en el mercado interno. A —¿Nunca tuviste los sueños comunes de una actriz? ¿La calle Co- las mujeres les pega mucho la maternidad. No es natural que estén las rrientes, por ejemplo? hembras por un lado y los machos por otro. Necesitamos una reforma —Sí, soñé con la calle Corrientes desde muchos ángulos, hasta del carcelaria que contemple ciertas posibilidades de mixtura, al menos en bizarro: me encantaría ser vedette, salir con unas tetas gigantes y bai- actividades culturales. Cuando mezclamos a los pibes con las pibas, lar al ritmo de “saboreá mi canelón con raya al medio” de Luis Almiran- todo comenzó a funcionar de forma más copada, los dos géneros se te Brown. En la adolescencia soñaba con el San Martín, desde un lugar equilibran un montón. Y no hubo un puto conflicto. Ese es mi orgullo. intelectualoide que hoy detesto. A los 15 me empecé a enojar mucho Sin negar la cárcel pudimos superarla. con mi familia castrense, cristiana y clase media y me pintó la rebeldía. —Entrás al penal sin subsidios y sin ninguna organización que te Salí zurda y atea. Me decían “hay que llegar al matrimonio virgen” y me ampare. Eso es muy particular… garchaba a todo el mundo. Había que estudiar y me hice actriz. Y como —En mi mundo los únicos privilegiados son los que están en cana. Me mi crianza fue muy castrense —mi viejo llegó a ser coronel—, el día que pego contra el muro si quiero sacar a mis alumnos a hacer una obra. entré a la cárcel supe cómo tratar a la fuerza. A veces me convierto en Soy como la santa patrona de los sopres. Quiero ser una santa pagana, Magneto, Blaquier y Videla, y en todos los medios hegemónicos juntos. como el Gauchito Gil.

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NOTA DE TAPA

Hip Hop

% 0 10 d u t i t c A Son artistas del verbo. Rapean sobre la marginalidad, la violencia estatal, la sociedad patriarcal, la explotación de los recursos naturales y un etcétera bien marcado. Forman parte de un movimiento en la región que cruza elementos autóctonos como el folklore, el reggae y la cumbia. Son desafiantes, incorrectas, combativas. Son así: como se muestran. SERGIO SÁNCHEZ

CECILIA VILLEGAS


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C

uando una fuerza subterránea logra poner en crisis lo socialmente aceptado se produce el movimiento. Siempre es saludable que el río siga su curso y no se estanque. De hecho, la cultura tiene los anticuerpos necesarios para no convertirse en algo estático, pese a las resistencias conservadoras. Por suerte, siempre hay grietas. La música, por caso, debe su riqueza a esas aberturas (y aperturas). Hay tantos géneros musicales como grietas posibles. Ningún género conocido existiría sin la preexistencia de otros. Es decir, todo estilo musical es el resultado del cruce de otros sonidos y lenguajes. Y así al infinito… Una de esas grietas posibles fue el hip hop, un género con raíz afro que emergió en los barrios pobres de Nueva York, Estados Unidos, para revelar esas palabras que nadie quería escuchar. Y, claro, el hip hop también tiene su capítulo aparte en Argentina. Sin sampleos ni melodías ajenas, NaN propone contar qué sucede con el género en el país en la voz de Karen Pastrana (de Actitud María Marta), Miss Bolivia (Paz Ferreyra) y Sara Hebe, tres artistas que transitan la escena con miradas, orígenes y trayectorias diversas, pero con una habilidad en común: el uso de la palabra. En el país, el hip hop es un campo en construcción. De hecho, se lo suele relegar y tiene poco alcance (salvo en el sur del país). Malena D’Alessio, de Actitud María Marta, dijo una vez: “(Argentina) es un país rockero ortodoxo. Y el hip hop es uno de los últimos eslabones de la música afro, que acá no ha tenido fácil acceso. El rap se está desparramando por todo el planeta, pero acá llega con delay”. De hecho, el hip hop es muy fuerte en países latinoamericanos como Venezuela, Brasil, Colombia y Cuba. Pero, salvo por los hip-hoperos instalados por el mercado (en particular, por la industria estadounidense), se trata de un género que se encuentra en los márgenes y que no cuaja con los parámetros musicales aceptados. El hip hop, como la cumbia, es un género (más aún, un movimiento) enterrado. Sus letras hablan de temas que nadie quiere oír: la marginalidad, la sociedad patriarcal, la revolución femenina, la violencia estatal,

“SIENTO UN “ENGUETAMIENTO” DEL ESTILO. A VECES SE FOSILIZA Y SE QUEDA SIN OXÍGENO, PORQUE NO HAY UNA APERTURA.” MISS BOLIVIA

el abuso policial, la liberación sexual y, entre otros, la explotación de los recursos naturales. La esencia del rapero consiste en increpar: molesta, hace “ruido”, es desubicado. “El hip hop tiene mucho que ver con el mensaje —explica Pastrana—. No es tan importante cómo está escrito, si no proponer algo con lo cual la persona que está enfrente tuyo se sienta identificada. Es un género que te desnuda en el escenario. Si vas a decir una pelotudez todo el mundo se va a enterar”. El rapero te canta la posta, sin filtros, sin medias tintas ni intermediarios. “Bajalo de internet, que muera la company”, rapea Sara Hebe. Según coinciden las tres, se pueden distinguir en estas pampas dos tendencias: por un lado, aquellos que abordan al género de manera más fiel al de fábrica y no admiten la incorporación de otros lenguajes; y, por el otro, aquellos que buscan resignificar el género y hacer un hip hop con identidad sudamericana. Las búsquedas musicales de Pastrana, Hebe y Mis Bolivia parecen encajar más en el segundo grupo: en aquel que lo cruza con elementos autóctonos de la región, como folklore, reggae y cumbia. Mientras las dos primeras se sirven de un hip hop más “puro” (¿acaso hay géneros puros?), Miss Bolivia se ubica más en la senda de la canción (con todo lo que eso conlleva). Pero en todas se puede reconocer el principal rasgo del hip hop: rimas desafiantes, combativas, incorrectas. —¿Cómo ven la escena del hip hop en Argentina? Karen Pastrana: —Sinceramente, creo que atravesó muchas etapas. La escena creció, pero no tuvo mucho que ver con una evolución del hip hop, más bien hay un estancamiento con la identidad del género. Me refiero a que no nos asumimos como argentinos haciendo hip hop. De hecho, la gente que rapea hoy en el país se ve más reflejada en otros géneros musicales justamente por eso: porque hallan en el hip hop ese estancamiento y esa falta de apertura mental y social. En algún punto, sí creció la escena pero seguimos sin encontrar esa identidad. De hecho, los que la encontraron la tienen bien marcada y son mucho más raperos que quienes dicen serlo. Me costó hacerme cargo y considerarme rapera. Pero creo que hago más rap que muchos otros raperos que están metidos de lleno en el género y cumpliendo con los cuatro elementos (N.d.R.: MC, DJ, breakdance y graffiti), aunque para mí son cinco. La participación social y política que tiene que tener un rapero en los días que corren es absolutamente necesaria. Esa es la base. Sara Hebe: —Pienso que hay chicos y chicas haciendo hip hop nuevo y bueno, pero lo que pasa es que se quedan metidos en esa movida. Si bien algunos no se encierran en el género, la mayoría se queda muy en el hip hop: tocan nada más en fechas del género y se relacionan solo entre ellos. Miss Bolivia: —El hip hop me encanta, lo consumo y lo banco, pero no sé si considerarme rapera. Es decir, me parece que soy del estilo de artista que tangencialmente me cruzo con el hip hop, lo abrazo. Viéndolo un poco más desde afuera, siento un “enguetamiento” del estilo. A veces se fosiliza y se queda sin oxígeno, porque no hay una apertura. Por otro lado, muchos músicos empiezan a rapear sobre bases de cumbia o house, y antes era todo más estricto. Me considero más transversal que hiphopera, aunque lo que más me gusta es el hip hop. K. P.: —El género surgió de esa necesidad de decir cosas. La rabia y la potencia que conlleva salir a rapear tienen mucho que ver con las cosas que uno tiene para decir. De alguna manera podés ser protagonista de una historia de lucha y reivindicación y de problemas que le suceden al ser humano. Y después expandirte un poco más, hablar del barrio, de la ciudad, de Buenos Aires. Es que llega un momento, man, en que tenés que mirar al mundo. No podés estar una década hablando solo de lo que te pasa a vos. La palabra en ese sentido es fundamental. El estancamiento tiene que ver con no abrirse al resto del mundo, no asumir que los problemas del otro son también tus problemas. —En la música de ustedes conviven otros estilos, como reggae y cumbia… K.P.: —De hecho, el hip hop nació de la mezcla de un montón de géneros musicales: el funk, el jazz, el soul. Y de a poco lo vamos trayendo para este lado y le vamos incorporando cumbia y otros estilos. Musicalmente tiene más identidad que verbalmente. Hay muchos pi-


A VECES LO QUE PASA ES QUE SE BURLAN DEL RAP. PASA TAMBIÉN CON LA CUMBIA. ES QUE SON GÉNEROS POPULARES Y SE LOS TOMAN EN JODA.” SARA HEBE

bes que todavía siguen creyendo que usar todas las señas y el look es más hip hop que meter rimas en una cumbia. Lo segundo es más auténtico, tiene más que ver con nosotros y es lo que viene. Es el futuro. —¿Qué sucede en el pasaje desde su país de origen hasta su llegada a la Argentina? K.P.: —Hay una profunda ignorancia: no somos capaces de tomar las riendas de nuestra propia historia y relatarla. Si te ponés a traducir algunas letras del hip hop cuando entró a la Argentina, te querés matar, no lo podés creer. Me refiero a grupos como Ice T y Ice Cube (Public Enemy no me defraudó, aunque sí un poco Flavor Flave —MC del grupo— cuando estuvo en un reality de MTV). De grupos así me hice admiradora por la actitud y la manera de rapear, pero me enojé con algunos cuando les entendí las letras: tipos que rapeaban en contra del maltrato policial y después salían en series cómicas de TV haciendo de policías. Me enojé pero con el tiempo me di cuenta que en esto de la música hay espacio para todo, inclusive para la pelotudez total. En Latinoamérica tenemos mucha más riqueza histórica, mística y social. M.B.: —Me resultó llamativo cuando fui a tocar a Bolivia, al límite con Paraguay. Ahí sentía mucho más hecho carne ese pasaje, pero desde un lugar más originario. No tenían ningún prurito de mandar una orquestación más chamamecera. En Bolivia hay raperos que riman en su idioma originario. Esas cosas me parecen valiosas. Si bien está el kit del rapero, que a veces es una importación sin elaborar, es decir, se la cuela directo. Me parece más rico cuando se le hace una pregunta al rap desde el lugar de uno, interpelarlo desde ahí. Hay raperos en Buenos Aires que lo logran. Por eso los escuchan muchas más personas, que excede el público del rap. S.H.: —A veces queda solo la moda y también hay gente que dice algo. Algunos se quedan solo con el estereotipo y no les importa más que tener la indumentaria, mientras otros hacen búsquedas diferentes. Hay grupos de hip hop con dialectos mapuches, originarios.

LA PATAGONIA REBELDE Nahuel Gómez Un fantasma recorre la Patagonia. El fantasma de la cultura hip hop. El mismo que hace ya algunos años dejó sus huellas sobre artistas como Sara Hebe, pero que también sobrevuela a nuevos raperos, breakers, DJs y graffiteros. Con Ser humano!! (1997), disco debut del grupo chileno Tiro de Gracia, se le abrieron más las puertas a este movimiento en Sudamérica. El efecto rebote del disco dejó temblando los suelos del propio país trasandino, allanando el terreno para bandas como Guerrillerokulto, Frecuencia Rebelde, Rezonancia o Makiza. Con el tiempo, se generó lo propio en Argentina. A diferencia de otras importaciones, la pata más fuerte del hip hop no llegó de Estados Unidos al puerto de Buenos Aires: provino desde Chile y se ancló en el sur argentino. Ese lazo bilateral, favorecido por la gran cantidad de inmigrantes chilenos que se instalaron de este lado de la Cordillera, generó un espíritu de cooperación que hizo germinar un microclima cultural sin equivalentes en otras regiones de nuestro país. Los festivales y las competencias —tanto de beatmakers, raperos o breakers— como el Patagonia Hop de Caleta Olivia, El Elemental de Comodoro Rivadavia o el festival de breakdance Sudaka de Santiago de Chile ayudaron para que las lejanías se

relativicen y la unión se haga cada vez más fuerte: los artistas de las distintas ramas de la cultura hip hop se movilizan año tras año para mostrar y compartir su arte de ciudad en ciudad. En cada uno de ellos pueden existir competencias de baile, de rapeo, clínicas o debates sobre alguna de las ramas del hip hop e infinidad de actividades relacionadas. Hay toda una generación de artistas como Solido Cool (Río Gallegos), Juan Crow (Caleta Olivia) Asterisco (Comodoro Rivadavia), Fémina (San Martín de los Andes), que respiraron esa cultura desde chicos, y hoy logran trascender incluso la propia escena que los vio nacer. Con el tiempo, el hip hop se convirtió en un medio de expresión de la juventud patagónica. Las luchas docentes, de los trabajadores municipales o de los petroleros se vieron reflejadas en el discurso de muchos raperos. También tomaron fuerza las propias problemáticas juveniles: la relación con los adultos, con el sistema educativo y las imposibilidades de progreso son temas que reflejan el reclamo de romper ciertos engranajes del sistema. Un hip hop pujante, consciente, combativo, cooperativo, comunitario y político (pero adogmático) viene aproximándose desde el sur.

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“NO PODÉS ESTAR UNA DÉCADA HABLANDO SOLO DE LO QUE TE PASA A VOS Y NO ASUMIR QUE LOS PROBLEMAS DEL OTRO SON TAMBIÉN TUS PROBLEMAS.” KAREN PASTRANA

K.P.: —Muchos yankees vieron al género del hip hop simplemente como un negocio superficial y vacío, una moda a la cual se le puede sacar mucha guita. De hecho, eso es lo que aún siguen proponiendo y difundiendo las grandes compañías y las radios. Pienso que se les dio vuelta, porque jamás pensaron que algo que salió de la calle, con letras que hablaban en primera persona de modo testimonial, personal y barrial pudo llegar a ser un buen negocio, y bien remunerativo. Pero hoy, en el resto del mundo e inclusive algunos grupos en Estados Unidos, retomaron esas raíces del hip hop y crece como herramienta, no sólo de comunicación entre los pueblos, sino como instrumento de participación, de lucha arriba y abajo del escenario, de protesta y de propuesta; y en algunos casos llega a formar verdaderos líderes al servicio de nuestra sociedad. Cuando la cosa viene vacía, salta la ficha enseguida y esos artistas duran nada. Con todos los géneros musicales pasa eso. —¿Por qué rapean? ¿Qué temas o cosas las movilizan? K.P.: —Cuando te tocan algo que te duele, la indignación y la rabia te motivan para escribir. Tiene mucho que ver con la historia de Argentina: una historia triste. Es un género musical especialista en transformar la bron-

ca en algo positivo, en algo que pueda generar reflexión. Musicalmente hablando es un camino distinto. Uno no tiene que ser músico para ser rapero. S.H.: —Y tampoco tenés que ser poeta para ser rapero, porque es una cosa callejera, urbana. Es algo urgente. Tiene la necesidad de decir lo que está pasando y lo que uno siente. Yo lo hago porque me nace. K.P.: —Uno elige la música como método de salvación. Sería todo mucho más triste si no existiera. No le vas a cambiar la vida a nadie, pero el disfrute del otro cuando escucha tu música es un pequeño aporte. M.B.: —Escribir sobre música es una variante más de mis otras actividades. En general, escribo, ya sea prosa o sobre bases. Me da igual el formato. Hablo de cosas que me generan interés desde lo social. Aunque mi última etapa es más autobiográfica. En la rima y la composición poética, ya sea poesía, prosa o rap, uno puede ser canal y decir a otros. O decirnos a todos. O decir a los que no son dichos o visibilizados. Eso es la mayor parte de lo que me motiva. También lo hago por necesidad individual y egoísta. Lo necesito para vivir. Es necesario para no enfermar o enfermar menos. Es un medio terapéutico. Y también escribo porque hay músicas o bases que me lo piden. Y ahí también viene la licuadora: la indignación, la impotencia que quizás uno poniéndole algo de expresividad a algo no dicho le da potencia y voz. Sin arrogarse el lugar de la voz, pero me parece que es aportar también a que se expresen cosas que tienen alcance muy corto. Por otra parte, considero que el lugar de la persona que está con el micrófono es un lugar de poder y de mucha responsabilidad. Y vos podés ver qué hacés con eso: si te vas a auto dorar la píldora y quedarte en el ego narcisista, okey, pero es un look que asfixia. O podés tomar esa responsabilidad y disolver esa parte de ego que a muchos artistas les puede agarrar, y dejarte habitar por la voz del otro. —¿Qué lugar creen que ocupa el hip hop en el campo musical? K.P.: —Es algo que no se vende. No hay un escenario del hip hop y por algo es. ¿Qué pasaría si pasaran en la radio un tema de rap que hable a favor del aborto? ¿Y si lo pasaran diez veces por día como las canciones de Shakira? Sería bastante loco ver lo que pasa. Tiene que ver con no querer generar el despertar de ciertos temas o directamente acallarlos. M.B.: —Lo que rota en la radio, o deviene en género más mainstream, es donde la industria pone el bille. Eso es una planificación industrial, de mercadeo. “Esto es una torta: este 70 por ciento es de pop” y así. Entonces, ponen toda la guita ahí. Los bisneros no van a poner el bille en el rap del aborto, los van a poner más bien en otra cosa. S.H.: —A veces lo que pasa es que se burlan del rap. Pasa también con la cumbia. Es que son géneros populares y se los toman en joda. Decís que hacés rap y te empiezan a imitar con las manos. Siempre está el pelotudo que empieza a querer rapear como si

fuese una boludez. —¿Cómo ven este tiempo político? M.B.: —Están apareciendo puntas de icebergs de cosas muy grosas que ya vienen desde hace mucho tiempo calentándose. Veo una “repontetización” de lo que es Sudamérica. Las luchas de poder de los actores de siempre están a flor de piel. Pero tiene mucho más volumen la voz popular y a la vez lo tiene la contrafuerza. Los gobiernos se están sirviendo de estrategias muy coercitivas. Está emergiendo más claramente la voz popular, apuntalada a ciertos gobiernos. Eso en términos amplios. Después pienso que está todo como el orto: se están agotando los recursos naturales y meten presa a gente que cultiva marihuana y que practica el aborto. Hay trata de personas. Son síntomas igual que exceden lo regional, son mundiales. K.P.: —Es difícil seguir creyendo en lo que uno cree y a la vez seguir manteniendo una postura definida frente a todo lo que pasa. De pronto caés en la cuenta que tenés una postura política frente al mundo, al gobierno y a la gente. Cuando eso tambalea es porque de verdad están pasando tiempos bien jodidos. Pero los tiempos jodidos vienen de algo que se hizo. Cuando hay algo que se hace, es lógico que esto pase. No existe un bienestar en el mundo que no implique una lucha, una guerra, que corra sangre, que sea una mierda. Antes que exista la paz tuvo que haber una guerra. No sé si tendría que ser así, pero evidentemente lo es. Justamente hago rap porque me cuesta mucho hablarlo. S.H.: —Soy un poco descreída de todo en general y me cuesta creer en los gobiernos. Pero, de todas maneras, voto; aunque luego me pregunto qué es votar. Aunque esté todo bastante podrido, creo que es un momento importante. Por ejemplo, si estás en Venezuela tenés que ponerte de un lado o de otro. Y acá un poco también. Se sabe que está lo peor que puede pasar, que es un Macri o un Duhalde. Ante eso, hay que tener claro que se hicieron cosas piolas y quedan muchas cosas por hacer. —¿Cómo ven el lugar de la mujer en la sociedad? ¿Y en la música? S.H.: —En el ambiente del hip hop siempre hice lo que sé hacer. Y me metí donde me hacían lugar. En todos los ámbitos siempre ha habido más hombres, porque la mujer ha estado oprimida en la historia de la humanidad. Y ahora está ganando terreno, espacios, como fruto de la lucha de tantas mujeres. De hecho, hace re poco que la mujer vota. Hay más mujeres manifestándose, pero también siguen habiendo mujeres totalmente oprimidas. K.P.: —Tenemos una presidenta mujer ¡Mirá si no habremos ganado terreno! M.B.: —En la música nunca sentí una diferencia de género. Pero, por suerte, ahora hay más mujeres visibles. En lo artístico no creo que haya diferencias por ser mujer, al contrario. La historia femicida es un síntoma humano, pero también hubo sociedades matriarcales. En el Conurbano hay una cultura re matriarcal.


Chávez, “el más guapo de la cuadra” Karen Pastrana llega a la entrevista con una remera estampada con un rostro inconfundible: el de Hugo Chávez. Detrás de una simple remera hay una historia más larga —que hasta las llevó a tocar en el programa Aló Presidente—. Junto a Actitud María Marta, Karen conoció de cerca la revolución bolivariana a mediados de 2003, en el marco de un intenso clima destituyente. Esa visita coronó su admiración por el proceso político que estaba atravesando Venezuela. Lo mismo le sucedió a su compañera, amiga e histórica de Actitud María Marta, Malena D’Alessio, quien adoptó Venezuela como su segundo hogar. Según cuenta Karen, en el país bolivariano la escena hiphopera —que es muy fuerte allí— primero vio con desconfianza la figura de Chávez, pero luego decidió apoyarlo. Sara Hebe y Miss Bolivia también destacan los profundos cambios que Chávez generó en las esferas más bajas. —En las redes sociales, todas apoyan la revolución bolivariana, ¿Por qué adhieren, qué cosas interesantes encontraron en ese proceso?

S.H.: —Soy un poco descreída de todo, pero hay gente que escuchás y le creés. Fui a Venezuela a tocar y me di cuenta que hay todo un movimiento de laburo en los barrios a través del hip hop. Y entendí lo qué era. Fui sin conocer la movida. Y se trata de hechos concretos. Había gente que estaba en el cerro, que no podía bajar, porque nunca en la historia del país nadie había hecho un teleférico para que bajaran a hacer lo que necesitaran. Y Chávez fue el primer tipo que hizo eso. M.B.: —Una de las cosas que más rescato es operar cuando hubo que hacerlo sobre la redistribución más ajustada de los recursos y la preservación del capital cultural del pueblo. Estuvo bueno el corte a la fuga de recursos, de guita, de capitales, en todo sentido. Y también el tema de hacer. Así como podríamos decir “yo apoyo a Cristina”, te puedo decir que son puntos importantísimos de un tejido, de una red que nos sostiene como región. Por más que pueda estar de acuerdo con algunas cosas y con otras no tanto. Porque no me polarizo ni me interesa. Pero lo cierto es que volvieron un par de cosas a la gente. Y si hubo que poner el gancho duro, se lo hizo. Y eso merece mi respeto y adhesión. K.P.: —En el fondo uno cree que es una

utopía, pero cuando la ves en vivo y en directo es recontra fuerte. Chávez va a seguir siendo uno de los personajes más zarpados de la historia, no solamente de la política. Fue el mejor de la clase. Era el más guapo de la cuadra, fuera de joda. La tenía recontra clara. Y sabía exactamente cómo hacer las cosas. Él se preguntaba cómo podía ser que el ejército de la nación no esté al servicio de la gente. Y empezó a transformar todo eso desde adentro. Es muy loco ver a chabones vestidos de militares diciéndole a los dueños de los supermercados: “Esa azúcar vale seis pesos y no tienen por qué subirla a ocho”. Cosas muy básicas que iban a la gente de base, al pueblo. Fue el que saltó por todos nosotros. El que vio las cosas que nosotros vemos. Trajo médicos cubanos para hacer operaciones gratis ¿Qué no hizo ese chabón? Tiene mucha enseñanza y habría que escuchar por lo menos un discurso de Chávez antes de decir quién fue. Los grupos de rap de allá no se pronunciaban al principio, pero después se transformaron. Es que con tres Chávez en el mundo se les corta el chorro a todos. M.B.: —Sí, tres Chávez en el mundo. Uno en cada point, alto TEG.

KAREN PASTRANA (39)

MISS BOLIVIA (38)

SARA HEBE (29)

En 1999 se suma a la segunda formación de Actitud María Marta, una propuesta muy ligada a los organismos de derechos humanos que luchan por la “Memoria, la Verdad y la Justicia”. Además de girar por todo el mundo, participaron en el concierto Hip Hop al Parque de Colombia, el más grande de Latinoamérica. Actualmente, Pastrana dio a conocer a través de internet composiciones propias en donde conjuga rimas agudas de hip hop con dancehall y reggae. Mientras se prepara para entrar al estudio —con AMM nunca publicó un disco oficial, pero sí circulan muchas grabaciones inéditas— a grabar su primer LP, se presenta en solitario en escenarios porteños y como invitada de grupos, como Kapanga.

En la música de Paz Ferreyra el hip hop, la cumbia electrónica, el dancehall y el reggaetón están bastante repartidos. Lo suyo, en todo caso, es la canción. De familia cordobesa, le tocó terminar el colegio en Nueva York y de regreso a Buenos Aires hizo la carrera de Psicología. En 2008 inició su camino profesional en la música y recorrió todo el circuito porteño y escenarios del mundo. Cuenta que su apodo artístico es la combinación de una palabra muy usada por los raperos (Miss) y un país que es fuente de admiración e inspiración (Bolivia). En 2009 publica Apagalo, su disco debut, y en 2010 lanza Alhaja, en los que despliega canciones bailables y letras desprejuiciadas. Fue premiada como Mejor Artista Soundsystem en el Rototom Reggae Contest Latino 2011. Este año saldrá su tercer disco.

Oriunda de Trelew, comenzó en 2007 a componer letras y melodías de forma autodidacta a partir de ritmos que recopiló de internet. La Hija Del Loco (2009), su ópera prima, cuenta con temas elaborados a partir de bases originales que aportaron diversos productores de la escena hip hopera: Rancho MC, Ramiro Jota, Mariano Costa, Tomas Argañaráz y El Crazy. En 2010 participó en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, Brasil, y el mismo año fue invitada por el colectivo Hip Hop Revolución de Caracas, Venezuela, para representar a Argentina en la 5ª Cumbre Internacional del género. En 2012, publicó Puentera, un disco coproducido junto a Ramiro Jota con centro en el hip hop, pero con dosis de reggae, cumbia, dancehall y drum’n’bass.

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FUERA DE FOCO

Las cuevas del dólar blue

¿Qué culpa tiene la lechuga? La fiebre del dólar blue evidencia la esquizofrenia de una economía volátil y especulativa. En los últimos nueve años privados y grupos empresarios fugaron del país 73 mil millones. Mientras, el Gobierno finge mirar hacia otro lado aunque por detrás se reúne con cambistas y cueveros. ¿Quiénes son los grandes beneficiarios de este juego del capitalismo punk? NAHUEL LAG

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echuga”, “rúcula”, “blue”. El dólar ―palabra repetida en la economía argentina, donde hay más billetes per cápita que en ningún otro país, salvo Estados Unidos―, sumó nuevos compañeros de ruta desde noviembre de 2011, cuando el Gobierno decidió implementar un nuevo régimen de administración y control de divisas. Las razones son conocidas: corridas financieras impulsadas a partir de 2007 por grupos económicos concentrados; el Banco Central (BC) liquidando sus

CRISTIAN KOCAK

reservas para mantener el valor del peso; fuga de capitales, que entre 2008 y mediados de 2012 alcanzó los 80 mil millones de dólares y que se estima en 150 mil millones en total. Por si fuera poco, la balanza de pagos, dependiente de la venta de granos, comenzó a declinar, agravada por la crisis económica internacional y energética local, mientras se afrontan los vencimientos de la deuda externa. Como respuesta directa, tras las elecciones de 2011, el Ejecutivo decidió enfrentar a las corridas especulativas


y a la fuga de capitales mediante el cepo cambiario, a través de Cambio Perseo y Banco Piano, en las que encontró más de un la AFIP y un mayor control de las operaciones por parte de la millón de operaciones informales. Comisión Nacional de Valores (CNV) y el BC. El primer día de aplicación de las fiscalizaciones, el exminisLa medida, en principio, prometía no afectar al ciudadano co- tro de Economía y actual vicepresidente, Amado Boudou, señaló mún que, con cuentas claras, solicitara divisas para viajar al que la medida buscaba desmantelar el entramado de “cuatro o exterior o comprar un inmueble, entre otras operaciones. Sin cinco empresas que explican el 80 por ciento de las compras al embargo, la práctica mostró trabas burocráticas producto de un Banco Central”. El BC tomó la primera medida concreta recién sistema de administración sin reglas claras que se tradujo en en el primer trimestre de este año, cuando sancionó a diez cala restricción del acceso a los dólares oficiales y engordó, rápi- sas de cambio por reiteradas infracciones en lavado de activos y damente, un mercado paralelo que desde los despachos de la materia cambiaria. Eso ocurrió después de un supuesto llamado Rosada se minimiza por tratarse de una masa minoritaria de di- del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, al titular nero (se calcula que mueve alrededor de 30 millones de dólares del Banco Piano para que enfríe la suba del blue y comunique la por día; mientras en el mercado oficial circulan 400 millones). misma orden al sector y a las cuevas. El llamado supuesto lo La última medida del Ejecutivo en la que se otorgan beneficios confirmó el propio Piano a viva voz ante los medios luego de la para quienes decidan blanquear los dólares no declarados o di- última corrida. “Moreno que prefiere reunirse con cambistas y cueveros para rectamente fugados a paraísos fiscales en el exterior trajo más complejidad a la escena. que bajen el blue, habilitándoles dólares negro de exportaciones Es que desde que el Gobierno canceló la posibilidad de ahorrar subfacturadas, antes que formalizar el desdoblamiento”, apunta en divisas, práctica de larga data, y solicitó poner fin a “la cultura Bercovich, quien responsabiliza por los distintos tipos de cambio del dólar”, no consiguió ofrecer alternativas de ahorro a los pe- ―oficial, blue, turista, liquid, ladrillo― que circulan de facto en la queños contribuyentes, mientras que la medida de blanqueo fa- economía a los errores con los que se aplica la medida fiscal gevorece más a quien cuenta con divisa en su poder por fuera de las nerando “cuantiosas ganancias para unos pocos”. “Podría intennormas que al trabajador que quiere proteger sus ahorros. Esto tarse apuntar a los grandes grupos económicos, pero se hizo tan podría ampliar aún más la presión sobre el mercado paralelo y la mal el control que ahora resta pensar cómo salir con el menor diferencia entre dólar oficial y blue, que en la corrida de fines de costo posible. Incluso manteniendo el control del cambio, donde no está mal que el Estado intervenga frente a un bien estratégico abril y principios de mayo rozó el 100 por ciento. “El problema es que el Gobierno intenta que se ahorre en pe- que empieza a escasear, pero explicando cómo funciona, sin tansos, pero la señal que da es que, en el último año, el que apostó al ta opacidad”, resume. dólar paralelo ganó. ¿Cómo convencés a alguien de que lo haga, Para el profesor de Economía e investigador de la UBA José aunque sea desde un interés genuino de recuperar una moneda Castillo el mercado ilegal “es muy raro porque Gobierno conoce local, si como mucho conseguís el 15 por ciento con un plazo fijo a los actores”, de hecho sostiene que “es aliado un fundamental o un 19 por ciento con el bono YPF?”, apunta el economista y de las grandes exportadoras de la soja y aceite, de las que está periodista Alejandro Bercovich. esperando que ingresen los dóEsto, sin tener en cuenta en la lares necesarios”. Frente a esecuación una inflación del 25 DESDE QUE EL GOBIERNO CANCELÓ LA POSIBILIDAD tas contradicciones, compara la por ciento (según Cifra, organis- DE AHORRAR EN DIVISAS NO CONSIGUIÓ OFRECER eficacia del cepo cambiario con mo de medición de la CTA). “El la de “intentar matar un elefante ALTERNATIVAS DE AHORRO A LOS PEQUEÑOS reflejo de la gente es defensivo, con un balín”, ya que lo que se de no perder la plata, y estamos CONTRIBUYENTES. necesita es “un cambio estruchablando de laburantes, no goltural del comercio exterior y de pistas ni empresarios fugadores las entidades financieras”. de divisas”. La ley de entidades financieras, iniciativa presentada por el ¿Quién sigue beneficiándose en este juego? ¿Quién está detrás diputado oficialista y presidente del Banco Credicoop, Carlos de las cuevas, de las subas de la cotización? “En el negocio del Heller, para reorientar los bancos hacia una función social, fue paralelo juegan bancos, joyerías, hoteles, agencias de turismo, descartada por la presidenta Cristina Kirchner. Mientras, expeentre otros, como canales de financiamiento. El negocio es re- riencias en comercio exterior como el IAPI aplicado por el propio dondo porque los responsables de las firmas consiguen los dóla- Juan Perón para el control estatal de la venta de granos no apares del BC y luego los vuelcan al mercado negro. Paradójicamen- recen en el horizonte actual, aunque se haya dado algunos pasos, te, los bancos acostumbraban a poner trabas para la adquisición como el impulso de la CNV a los fondos comunes de inversión formal de divisas, obligando al ahorrista a volcarse a su segundo para que inviertan en activos locales o la reforma de la Carta Ornegocio”, explica el periodista Cristian Carrillo. gánica del Banco Central para tener más capacidad de maniobra ¿Y sería difícil iniciar una investigación para detener a estos sobre los bancos. Sin embargo, Castillo destacó que “la ley con actores del mercado ilegal? Basta caminar por la City porteña la que aún operan los bancos es la reformada durante la çultima para encontrarse con un bosque frondoso de “arbolitos”, punta dictadura cívico militar, que reemplazó a una norma de 1973 y de lanza de las cuevas, y cerca de ellos policías de la Federal o anuló la nacionalización de los depósitos, a partir de la que el la Metropolitana. Supongamos que los agentes no sepan de la Central autorizaba los movimientos”. existencia de las cuevas… Entonces, bastaría que la Justicia acMientras las sancionadas casas de cambio avanzan en una tuara de oficio a partir de algunas páginas de internet en las que reconfiguración de sus negocios para ordenarse como simples se señalan con mapas interactivos la ubicación de los lugares abastecedoras de las compras aprobadas por la AFIP, la matriz donde encontrar la “lechuga”. Esto no es nuevo, el mercado pa- de fondo sigue firme. Las operaciones financieras, por ejemplo, ralelo existe desde antes del cepo. Pero, según los especialistas, continúan sin pagar impuestos a las ganancias. “Evidentemente reprimir la compra no haría más que impulsar la brecha entre el hay presiones de los grupos concentrados y hay temor del Gooficial y el blue, que antes de 2011 no alcanzaba el 6 por ciento. bierno en ir más profundo en una reforma de la ley de entidaPara el Gobierno, las dos últimas grandes corridas fueron des financieras”, analiza Bercovich. En 2012, los bancos fueron responsabilidad de grandes grupos económicos que presionan el sector de la economía que más ganó, con ganancias de más para forzar una “megadevaluación” con la que harían diferencias de 20 mil millones de pesos. Otro dato que muestra las fallas u exorbitantes con el dinero fugado, o, en el caso de los “sojeros”, omisiones ante el control sobre los grandes grupos económicos con los granos acopiados. Desde 2008, la jueza federal María se refleja en los volúmenes de fuga de capital: “Tanto en la déServini de Cubría mantiene abierta una investigación sobre los cada del ´90 (1990-2003) como en la de 2000 (2003-2011) llevan titulares de las agencias París Cambio, Transatlántica, Italtur, acumulados 100 mil millones”, señaló Bercovich.

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ENTREVISTA

Videodanza

EL ARTE EN TIEMPOS DE HIBRIDEZ

¿Es cine? ¿Es danza? ¿Es una conjunción de ambas? Sin lugar a dudas, ¡no! Natalia de la Vega y Valeria Matínez nos sumerjen en este mundo en el que la creatividad y la experimentación pisan fuerte. AILÍN BULLENTINI

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e puede bailar sobre un escenario mirando al público, sobre un escenario dándole la espalda a ese público. En una vereda, sobre el pasto, en el aire. En una escalera, en un galpón, debajo del agua. Y también se puede bailar para una cámara filmadora que registra esos movimientos, su sensibilidad, el espacio en el que suceden, los detalles mínimos de cada parte de los cuerpos que los desarrollan para armar luego un rompecabezas con las imágenes en el afán de decir otra cosa… Señoras y señores, el videodanza. —Si uno ve una pieza de videodanza, ¿qué está viendo realmente? Natalia de la Vega: — Es difícil de definir y complicado de entender desde el momento en que hay que explicar que dos mundos ajenos

MARIELA BOBBA se unen para generar otra cosa. ¿Es danza? ¿Es cine? ¿Es video? ¿Es imagen? Es todo reformateado en combinación. No es todo eso, sino más. La palabra que nombra esta clase de arte, incluso, marca esa ajenidad. A nosotras nos gusta hablar más de cortos de danza o de danza para la cámara, algo que genera más calidez. La licenciada en imagen y sonido y la bailarina Valeria Martínez crearon el festival de videodanza Magnética que fue un suceso desde su primera edición —agosto de 2012—. Por fuera del Festival de Videodanza Buenos Aires —oficial y con el apoyo de todo el mainstream del mundo del baile—, es la primera propuesta que decide, con firmeza, considerar el videodanza como un espacio existente, reconocer su inmenso potencial creativo y darle empuje. La fuerza


es cada vez mayor: se encuentran en plena organización de la nueva edición de la propuesta. —¿Existe una manera de “hacer danza para la cámara”? N.D.V.: — Claro. No se trata de hacer una obra de danza y filmarla, lo cual significaría no más que un registro. La idea es precisamente la de una conjunción de dos artes, la comunión de alguien que viene del audiovisual con alguien que viene del movimiento para generar algo nuevo en donde las dos disciplinas tengan la misma fuerza y puedan contar dos cosas distintas, o complementarse en el relato, de forma homogénea. Es un trabajo colectivo. —¿Qué le aporta una disciplina a la otra? N.D.V.: — Se trata de una apertura de nuevos campos de trabajo, de investigación, de experimentación y de conocimiento para ambos. A nivel de articulación de acciones de producción específicamente, esa puesta en construcción de algo desde dos espacios bien distintos amplía los lugares de trabajo, de producción y de circulación para ambas disciplinas. La danza le aporta al cine una sensibilidad que sólo se puede lograr a través del movimiento. Moviendo un brazo, un bailarín puede decir mucho más que un diálogo. Valeria Martínez: — A la danza, el cine y su elaboración desde la imagen le abre muchas puertas porque la lleva a lugares impensados. Las posibilidades de circulación que disfruta el cine son imposibles en el ámbito de la danza. En la elaboración también hay cambios. Uno en la danza ve el trabajo que hace el cuerpo, presta atención al drama corporal, pero el cine aporta para incluir en la puesta a todo lo que excede al cuerpo. El compositor o director de danza cuenta, desde su formación, con pocas herramientas a nivel de generación de discurso. Incluso somos un poco obstinados en esto: desde el lugar de amante de la danza, queremos que el lenguaje sea corporal. Sin embargo, reconozco que la trama de una obra de danza suele quedar construida débilmente. Es muy interesante ver cómo puede enriquecerse ese aspecto y el cine es fundamental en ese apoyo. Desde lo visual, el aporte también es grande. Porque en lo visual el cuerpo también queda corto. —Dentro de esa explosión de posibilidades, ¿cuáles serían los límites de la combinación? N.D.V.: — El campo de creación que se genera es bastante abierto. El límite aparece cuando las obras están encaradas desde la óptica de una sola disciplina y entonces pasa que los frenos de la disciplina dominante cobran una notoriedad mucho mayor. No negamos la dificultad que genera quebrar esas limitaciones, salirnos de la caja en la que creamos desde que iniciamos el camino, pero es que la combinación por eso mismo es tan rica. V.M.: — Es importante que las ideas sean pensadas en conjunto, que el trabajo colectivo se desarrolle en la creación misma de la idea. Lo importante es la energía que se crea en el conjunto: sentirse atraído por el otro diferente y hacer algo más potente en

ese encuentro. Esa es la idea que quiere expresar Magnética y lo que impulsó nuestra puesta en Ciudanza también. Lo bueno que tiene la mezcla es que invita a experimentar, mas que a hacer más de lo establecido. Plantean la cuestión del videodanza como un espacio de amplitud voraz. Pero, ¿qué se puede encontrar en un festival de esas propuestas? “Un poco de todo”, se la juega de la Vega. La prueba de la apertura que buscan está en el festival que nació de la combinación de las neuronas y el poder creativo de estas dos jóvenes artistas, que en agosto pasado ofreció proyecciones de cortos, y más. En su apertura, por ejemplo, desarrollaron una performance en la cual se juntaron un DJ, un artista visual y un grupo de más de 50 bailarines coreografiados. “Fue lo más espontáneo que vi en mucho tiempo”, desafía Martínez. El último marzo, en el marco de la última edición de Ciudanza, propusieron la misma lógica en un acto de no más de cinco minutos. Decenas de bailarines se movieron entre varios árboles de Parque Las Heras. Al son de la música, y en diálogo con esos cuerpos activos, Cecilia Comerci jugó con proyecciones sobre ellos y los árboles. Fascinante.

Magnética: la atracción de la diferencia Para inaugurar su primera edición, Martínez y De la Vega decidieron intervenir la fachada y la vereda de la facultad de Economía de la UBA. Un par de semanas antes del día en cuestión, abrieron la convocatoria a “todo el que quería: bailarines, realizadores”, contó Martínez. “Nos juntamos directamente el día de la inauguración. Compartimos un guión temporal que marcó momentos”. La misma espontaneidad dicen que provocó el surgimiento de la iniciativa que hoy las une como socias. La casualidad de haberse, las dos, interesado en el videodanza en el mismo momento histórico y a una distancia bastante pequeña. —Una viene de la danza. La otra de las artes visuales. ¿Por qué decidieron volcarse al videodanza? V.M.: — Yo me acerco más como productora, que como creadora o intérprete; aún no lo he explorado especialmente en cuanto a mi carrera creativa. Lo que me atrajo es la potencia de generar un espacio donde se produzca este encuentro entre disciplinas, me parece que es interesante generar un lugar así. Tanto el cuerpo como la imagen son elementos muy potentes en la sociedad en la que vivimos. Las dos tienen una fuerza muy homogénea, pero diferente a la vez. Hay mucho magnetismo entre ellas. Es interesante por lo que el soporte audiovisual puede aportarnos a la danza, pero sobre todo por el encuentro entre personas. Y el espíritu del festival tiene que ver con eso: con generar espacios en donde las personas se encuentren y puedan tender vínculos de trabajo. N.D.V.: — Mi primer trabajo audiovisual —el corto Antítesis— fue la primer cosa que hice en el campo del videodanza. Tuve esa

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Las realizadoras plantean la cuestión del videodanza como un espacio de amplitud voraz.

“LO BUENO QUE TIENE LA MEZCLA ES QUE INVITA A EXPERIMENTAR, MAS QUE A HACER MÁS DE LO ESTABLECIDO.” MARTÍNEZ primera experiencia de relacionarme con coreógrafos y bailarines y descubrí que está muy buena, pero que no es fácil. Los bailarines tienen esa cosa de “estamos poniendo mucho el cuerpo” de lo que deriva el miedo. Se preguntaban mucho por cómo se ven en las imágenes más que por la idea en general del trabajo y lo que dicen con su cuerpo. Es difícil el encuentro. Ningún coreógrafo o realizador están acostumbrados a trabajar los unos con los otros. La que aportó el mundo de la danza a la mezcla coordina el área de danza de Sábato, que funciona en la facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Su capricho era desarrollar, dentro de ese área, actividades que tuvieran que ver con el registro de la danza. En video, en foto, en imagen y en texto, con un objetivo: aportar un eslabón más en una cadena destinada a continuar su camino en medio de la sociedad. De la Vega había experimentado con Antítesis eso de intentar romper las barreras de mundos artísticos alienados. Las bailarinas que participaron de esa experiencia conocían a Martínez, quien, por otro lado, se había encandilado con esa obra. Se juntaron, arrancaron haciendo trailers de las obras que proponía semana tras semana el escenario del Sábato, se emocionaron y nació Magnética.


CONTRATAPA

Salas no convencionales

“PROGRAMAMOS PARA EL PÚBLICO, NO PARA EL CRÍTICO”


Centros culturales, teatros, bares y misceláneos ofrecen sus espacios a buena parte del cine argentino que de otra manera no tendría pantalla en la cartelera comercial dominada por los tanques pochocleros. ¿Cómo es ese fenómeno? ¿Pasajero? ¿Cubre las necesidades insatisfechas de los realizadores? ¿Coparán las salas los vecinos? En la nota, un caso emblemático de estos días. HERNÁN PANESSI

MARIELA BOBBA (P. 32), LAURA BERNATENÉ (P. 35), FRANCISCO QUIROS (P. 36)

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upongamos que la vida es un triángulo, un cuadrado o un círculo. Y que cualquiera sea la forma geométrica, dentro contiene a un sistema complejo con mil y un entretejidos. Sin embargo, todos los bordes y periferias serán siempre más o menos iguales. Y en el ámbito de la cultura, lo supurado desde los bordes tiene una significación poderosa: en el under está la transpiración, los contrastes, la lucha. El cine argentino, de un tiempo a esta parte, ha ido contemplando poderosamente ciertas arterias e incorporando los bordes al centro. Después de años de transitar los márgenes, el cine independiente fue encontrando su lugar en el mundo a fuerza de constancia, alma, corazón y vida. Como una tromba ―no sin antes sangrar por mil heridas―, el convoy que comprende al cine independiente fue parándose cada vez más firmemente. Y en coincidencia con un momento histórico en donde la autogestión y las visiones federales son bien ponderadas, muchos autores terminaron saboreando las mieles del éxito. Tal es el caso de Emiliano Romero, director del largometraje Topos y responsable de un emprendimiento que está allanando un camino: No Solo en Cines. Ante la negativa de las salas comerciales a exhibir cierto tipo de cine, cientos de películas corrieron con una suerte polémica: se estrenaron mal o, incluso, no lo hicieron. Por caso, Romero, quien estuvo cinco años realizando Topos supo tocar fondo, pararse en dos patas y decidir ponerse la capa para convertirse en superhéroe. Pero, claro, ser héroe tiene también sus desventajas, sus luchas y sus tribulaciones. Luego de intentar aplicar a varios fondos sin mayor suerte y con un costo total de 2 millones de pesos, Topos contó con el aporte del Incaa ―el film clasificó por segunda vía, ya que Romero pudo presentarse él mismo como productor al tener estrenado un corto en 35mm llamado Cantautor, de 2005―, familiares, amigos e inversores varios, más el apoyo inestimable de una cámara Red One en calidad 4K cedida por la Universidad del Cine (FUC). Los años de trabajo más un buen puñado de colaboradores hicieron de la película un notable paso en alto para el cine fantástico nacional. Y, por lo demás, terminó sentando precedente con respecto a una de las problemáticas actuales de las producciones pequeñas y medianas: la exhibición comercial. ¿Cómo fue la experiencia del director? “En el proceso de post-producción, en mayo del 2012, fui a ver a distribuidores. Hablé con grandes y chicos. Todos me iban diciendo que no. Entonces, me puse a mí mismo como distribuidor. Empecé a ver qué podía conseguir. Y me tuve que olvidar de las salas grandes. Intenté con Cinemark, Village, Hoyts... ninguna me dio ni pelota”.

A fuerza de buscar salas para mostrar su película y luego de obtener la negativa de muchas, no pensó en resignarse. Siguió intentando por aquí y por allá hasta encontrar su propio recorrido. Así, centros culturales, teatros, bares y misceláneos fueron la ruta de exhibición de Topos. Romero: “El de Topos fue el primer afiche del cine argentino en contar con los logos de centros culturales. Estaban chochos porque tenían toda la ciudad empapelada con su marca”. Y, vamos de nuevo: cualquiera sea la forma geométrica de la vida, hay una ruta llena de bordes y periferias. Romero fue por todo: bautizó a este recorrido como No Solo en Cines, sumando a la palestra la figura del exhibidor ambulante. Es decir, en la lógica del hazlo tu mismo, No Solo en Cines instala las pantallas, muestra las películas, lleva a los directores para hablar pos función, levanta las cosas y se va. Y así, una y otra vez. *** El titular de una nota para el número de mayo de la Revista Hecho en Buenos Aires rezaba: “Si Kusturica fuera argentino, estrenaría con nosotros”. Y aquella, también, es una sentencia, una forma ―tal vez extraña, tal vez pretenciosa― de aproximarse a un horizonte. Es tan difícil resolver la entelequia “independencia”, que nadie siquiera esboza una mueca, una aproximación. ¿Independiente de qué? ¿De una ideología, de una estética, de un factor económico? Tanto Kusturica como Romero llevan adelante sus verdades como puños: “Cuando la industria te empuja a hacer películas, las películas terminan sirviéndole a la industria y no a uno mismo ni a otros”, dijo alguna vez el director serbio. “Hay una cuestión con el cine, el productor y el director: el ego. Toda la vida se manejaron de forma individual. Históricamente, cada una de las películas peleó por su lugar en forma solitaria. Esto es un cambio. Gente que se une, gente que toma el control. ¿Y si hay gastos? Los separamos. Es simple: de a uno nos van a masacrar. Hay que peleársela a las multinacionales. Emular a los grandes pero hacerlo a nivel local”, reafirma el nacido en Buenos Aires. Las salas comerciales, es sabido, manejan una lógica ídem. Si la obra (o, por extensión, el producto) está respaldada por publicidad masiva, grandes distribuidoras o apellidos rutilantes, las salas suelen dar el visto bueno para el negocio. Ahora bien: ¿el cine es un negocio? El origen etimológico de “negocio” es fuerte: neg-ocio, nec y otium en latín, la negación del ocio, la verdad puesta en servicio del capital. Otro interrogante: ¿qué pasa, entonces, con el cine independiente? Lugares como el Cine Club Mon Amour, el ArteCinema, el Cine Cosmos-

CON LA ÉTICA HAZLO TU MISMO NO SOLO EN CINES INSTALA LAS PANTALLAS, MUESTRA LAS PELÍCULAS, LLEVA A LOS DIRECTORES PARA HABLAR POS FUNCIÓN, LEVANTA LAS COSAS Y SE VA.

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A TRAVÉS DE LA EXHIBICIÓN AMBULANTE, LA CINEFILIA LOCAL CUENTA CON LA VARIANTE DE LA PLURALIDAD Y EL ACCESO. UBA, el Teatro La Máscara, el Malba., el Gaumont, los Espacios Incaa fueron el refugio tanto del “cine arte” (a la sazón: ¿qué será el “cine arte”?) como de aquellos que no encontraron (no pudieron o no quisieron) su lugar en el mainstream hecho y derecho. Y están, claro, los desclasados. Aquellos que ni en un lado ni en el otro tuvieron cobijo. Y así, No Sólo en Cines viene a resolver esta problemática. “Los directores independientes que consiguieron un estreno comercial la pasaron como el orto. Las multisalas le decían a la gente que no había entradas, que estaban agotadas. ¿Por qué? Es que cuando no hay entradas no podés llegar a la media estipulada. Ellos prefieren bancar a una pochoclera que a tu película. Les conviene eso, entonces les hacen un boicot a las pequeñas. Las ponen porque lo tiene que hacer por ley, por la cuota de pantalla. Cumplen con la ley, pero la sacan lo más rápido posible. Por eso, Topos no llegó a los cines multisalas. Hoy tenemos 50 salas y no damos abasto”, dice Romero. Problemática, por caso, que no sólo comprende a ese noviazgo entre “película y sala” sino que evoca, además, al pene de los acontecimientos: los espectadores. Ahí, con la figura de la exhibición ambulante, la cinefilia local cuenta con la variante de la pluralidad y el acceso. La cartelera de cine termina obteniendo una actualización poderosa e

incorporando lugares federales, atípicos desde cualquier lógica comercial. *** Hay, en la dialéctica de No Solo en Cines con las salas independientes una aparición ―de mínima― curiosa: las entradas Incaa. Luego de un arreglo entre Romero y su gente con el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, todas las exhibiciones de este colectivo cortan una entrada oficial. Es decir, ya no se trata de muestras marginales sino de exhibiciones oficiales en lugares extraordinarios. Dice: “A los tres meses, con Topos, después de pasarla todos los días, llegamos a un numero tremendo. Metimos unos 11 mil espectadores, sumando cines y No Solo en Cines. En el verano paramos. Ahí fue donde cranié esto de empezar a dar oportunidades a otros realizadores”. Con la existencia de No Solo en Cines, la aspiración de cierto tipo de cine por el circuito formal termina siendo un concepto vetusto, antiguo, empolvado. En nuestro país se filma mucho. ¿Y dónde se muestra todo ese material? Antes, en pocos lugares. Hoy, en un buen puñado. Así, una cantidad de espacios que ―sin ser necesariamente cines, como los casos de El Camarín de las Musas, Casa Frida, el Teatro Chacarerean, Casa Brandon o ¡La Sociedad Italiana de Socorros Mutuos de Adrogué!― devienen en espacios alternativos, en lugares de resistencia. A lo largo y ancho de Argentina, las películas estiran su espacio de permanencia en pantallas. Por esta experiencia ya han pasado películas como Malditos Sean!, La Memoria del Muerto, Diablo, Pompeya, Vikingo, Caño Dorado, La Peli de Batato o ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? Todos films que ya han tenido su

explotación comercial pero que sus autores han decidido legar su exhibición. Además, largometrajes del riñón (verdaderamente) independiente como Alas, Plaga zombie: zona mutante, Revolución Tóxica, El Hada Buena: una fábula peronista, Los Subterráneos o TL-2: la felicidad es una leyenda urbana renacieron tras sus estrenos. Así, películas con uno o dos años de antigüedad que han tenido un paso fugaz tienen una segunda oportunidad. “Hacemos una suerte de curaduría con un determinado estilo de películas. No Solo en Cines se interesa en las del medio. Sí, ni en las películas de Adrián Suar o Guillermo Francella, ni en el snobismo del BAFICI. Es que no había lugar en el medio para las películas que están cerca del público, para el cine de género, para aquellas películas naturalmente entretenidas. Programamos para el público, no para el crítico”, dice el realizador de Topos. *** En un tendal de localidades que une a Palermo con Avellaneda, a Ciudad Jardín con La Plata o a Bahía Blanca con González Catán, No Solo en Cines sigue en la búsqueda de espacios y películas. Llevando adelante el gesto con enorme responsabilidad, el camino de la exhibición alternativa es cada vez más grande y sólido. La autogestión, agradecida. “Es autogestivo

HOY, LA ASPIRACIÓN DE CIERTO TIPO DE CINE POR EL CIRCUITO FORMAL TERMINA SIENDO UN CONCEPTO VETUSTO, ANTIGUO, EMPOLVADO.

A POR EL PÚBLICO Pablo Marini * Desde el nacimiento de VideoFlims Distribución hemos estrenado muchas películas en salas alternativas, siempre desde la inexperiencia total. Atravesando los áridos terrenos que ofrecen las salas comerciales, y hasta meternos en los lugares más ladilla con tal de poder dar a conocer las películas independientes que los directores nos confían. Nunca pudimos generar un circuito continuo. Había salas que programaban algunas de nuestras películas y otras no. Salas que sólo querían pasar la película una sola vez. Y otras que, sorprendentemente, la película llegó a mantenerse seis meses en cartelera, como el caso de El Hada Buena: una fábula peronista.

O sea que con cada película y cada sala la experiencia fue distinta. Por lo cual, llego a la conclusión, y tan solo porque me están obligando a escribir esta nota, que las exhibiciones que más funcionaron y en las que los realizadores de los films se sintieron más a gusto, fueron las funciones estrenos. Quizás sea la adrenalina que un estreno genera. Quizás sea ver una sala llena o ver a la gente gritando emocionada. Ésa es la gran función: la que quedará en la memoria de muchos. La que hace, quizás, mucho más grande a la película que lo que realmente es. Y en ella, también, es donde se produce ese boca en boca en el cual, luego, con un buen circuito de salas alternativas, pueda llegar a lograr la continuidad en el tiempo.

Como suele pasar en los festivales de cine. Aquellos, suelen ser el puntapié inicial para arrancar el partido. Por eso no es imposible estrenar la película, ni llevarla a las salas alternativas. La verdadera lucha que tenemos hoy por delante está en llevar gente a la salas. Claro, si es que queremos que ellos miren nuestras películas en una pantalla grande. ¿El objetivo primario cuál es? Que las películas se vean, como sea. Aunque, ojo, no renegamos de la hermosa, divina, cómoda y excitante internet. Y es raro que lo diga un distribuidor, pero: ¡Aguante Torrent, putos! * Director y cofundador de VideoFlims.


INDUSTRIA NACIONAL Nicanor Loreti * La de Diablo fue una experiencia muy interesante considerando todo el quilombo que significa estrenar acá. Tuvimos la suerte de conseguir una buena cuota de pantalla para lograr incluso entrar a las grandes salas. El tema es que no todos llegan estrenar en complejos, en parte porque no hay una protección por caso del Instituto. No es fácil. Incluso una vez que lo lográs, mantenerse sin un gran aparato de prensa detrás, algún canal o un multimedio es prácticamente imposible si la gente no se entera ni cuándo ni donde se da. Entonces, para sostener la película con vida, sobrevivir al momento del estreno, también hay que buscar circuitos alternativos. Nosotros los encontramos en el Gaumont y también en centros culturales de barrio. Es algo muy enriquecedor porque nos muestra cómo hay una predisposición del espectador totalmente distinta. El que va

al circuito under a ver la película, sabe de qué se trata, de qué es, va más informado. Y quizá, cuando estás en la multisala existen cuestiones más heterogéneas, porque así es el sistema y hay que ponerle el pecho. Es muy probable que la recepción sea otra como en el Malba y en el Gaumont. Entonces es interesante discutir el tema de la exhibición y la distribución en la escena, porque es clave para que el cine nacional pueda transformarse propiamente en una industria. No obstante, hay que entender algo: hasta que el Instituto no se termine de hacer eco de la problemática, este nivel de debate generado por los realizadores va a quedar solo como una charla entre nosotros sin que haya una posibilidad de cambio real. Creo que debe alcanzarse un profesionalismo mayor de alguna forma en el cine independiente nacional, que hoy básicamente representa al 65% de las películas. Si no está todo ese sistema engranado, una película por ahí la conoce

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todo el mundo, se ve en un montón de lugares, pero eso no hace que vuelva la plata a los realizadores. Entonces una película se termina haciendo porque recauda Iron Man y no porque recauda otra película del palo. Ahí queda todo medio raro. De alguna manera, todos estaríamos siendo mantenidos como por papá. Y no creo que la salida sea hacer menos películas, porque la plata para hacerlas y promoverlas alcanza. E problema no es económico, sino logístico. Los espacios Incaa tienen que estar a la altura de cualquier cine comercial, no deben correr con desventaja y en general es así, porque están en Constitución, adonde nadie quiere ir y es un garrón porque eso conspira de manera torpe con todo esto. * Director, productor y guionista de Diablo. Periodista


posta. Creo que en cuatro o cinco meses, la cosa va a cambiar. El barco va a navegar solo”, agrega. La intención es devolverle el cine a los barrios: “Vamos a barrios que no tienen cine, ni shoppings. Por lo demás, meterse en un shopping para ver una película es una mierda. Tomar una birra, comer una pizza, charlar con el director o con uno de los actores principales es como un ritual. Nosotros ofrecemos eso”. Por estos momentos, No Solo en Cines tiene la intención de crecer. Contrataron a una agencia de prensa para que los divulgue, a un diseñador para que les haga el logo. “Gasté mucha guita de mi bolsillo ―señala Romero― para que crezca el circuito”. Abril fue su mes más fuerte hasta el momento: en vez de diez proyecciones mensuales, hicieron unas treinta. “Para que crezca, es necesario difundir. Salas tenemos un montón, el tema es el público”. El próximo estreno será Hermanos de Sangre, de Daniel de la Vega, película distribuida por Pascual Condito ―figura histórica del cine nac & pop, responsable de la distribuidora Primer Plano, quien hace poco declaró que ya no distribuiría cine argentino― que resultará bisagra entre la distribución del pasado y del futuro, ya que también irá por la vía de No Solo en Cines. ¿Acompañará el público este intento por ofrecer una poderosa variedad de propuestas? ¿Cuál será la reacción de la Gran Industria? ¿Qué dirán los medios especializados? ¿Cómo tomarán el nuevo escenario los directores operaprimistas? ¿Y los de la vieja escuela? ¿Coparán las salas los vecinos? Las respuestas, y ahora más que nunca, en su cine más cercano.

Para Emiliano Romero “hay una cuestión con el cine, el productor y el director: el ego. Toda la vida se manejaron de forma individual”.

UN EX SUBVERSIVO CULTURAL Esteban Vera Constitución recibe a este cronista con exceso de transeúntes, prostitutas, cumbia, garitos, barsuchos venidos a menos y una mezcla de olores de frituras. Caminando por sus calles, a pasos de la estación de trenes está Cineclub Km. 3 ArteCinema del Incca (a.k.a. ArteCinema), un pequeño complejo cinematográfico que supo ser un bastión para el cine arte, de autor, independiente, inusual, bizarro durante la gestión del realizador Goyo Anchou. “Constitución es un barrio muy fisura y el cine era un refugio, un oasis cultural. Tenía una impronta paracultural, intentaba crear un espacio liberado de asociación, donde no sólo se viera una película sino también la gente se conozca, asocie, haga cosas”, defiende Anchou, desde su departamento, ubicado frente al ArteCinema. Recuerda el ex programador del Festival de Cine de Mar de Plata: “La onda era como en 2002,

cuando los espacios institucionalizados se habían resquebrajado y la gente estaba en la calle haciendo cosas, buscando alternativas”. El realizador había destacado en la programación al cine independiente argentino, aquel que no encuentra pantalla en las salas comerciales. Por ejemplo, el Festival Transterritorial de Cine Under, el Festival Gallo Verde de Temática Sexual, DOCA (DOCumentalistas Argentinos) y ciclos fijos. Y el público comenzaba a ir al cine: pasó inicialmente de 480 espectadores a 1100 e iba en ascenso. Finalmente fue echado en noviembre de 2010; antes había comprado un sillón piojoso en un mercado de pulgas del barrio para el mobiliario del cine, interpretado como una provocación para los propietarios de la sala. Para el director de La peli de Batato, “si vas contra la sociedad del espectáculo te echan a patadas, dicen que sos un subversivo cultural”.

Hoy, en su cartelera son destacadas películas industriales, como Una pistola en cada mano (sí, ¡de Ricardo Darín!) o Puerta de Hierro (con Víctor Laplace por enésima vez en el papel de Perón). Pero sigue con espacio para los realizadores independientes, que consideran a esas salas ideales para exhibir sus películas con la mayor fidelidad posible. Con pasado de teatro de variedades, cabaret y cine porno, hoy sus tres pequeñas salas de estilo europeo (una 60, otra de 70 y otra con 160 butacas) están equipadas para proyectar films en 35 mm y, una de ellas, para exhibir en BluRay. Por estos días, en sus pantallas se puede ver El gran simulador o el documental Tierra adentro, mientras su cartelera adelanta que del 3 al 13 de octubre próximo será la sede del IX Festival de Cine Inusual de Buenos Aires.


COBERTURA/TEATRO

Mi Primer Hiroshima

LA EXPLOSIÓN DEL AMOR

La nueva obra Camila Fabbri es sinónimo de incorrección política: enlaza el bombardeo atómico sobre las costas japonesas con la primera desilusión amorosa. DANIELA ROVINA

ANTONELLA CASANOVA

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i algo caracteriza a la juventud es su relación romántica con la verdad: el joven sabe o cree saber dos o tres cosas por las que se rasga las vestiduras. La comparación de la primera ruptura amorosa con una de las tragedias más horrorosas de la historia es el paroxismo de ese interés vindicatorio: la joven dramaturga y directora Camila Fabbri desacraliza de morbo y siniestro el ataque nuclear yankee y lo utiliza como metáfora de aquello que de movida podría haberlo evitado, el amor. Directamente proporcional a la impunidad destructiva arrojada por el B-29 Enola Gay, la primera detonación amorosa parece —al menos en esta obra— tan masivamente devastadora como la nube del hongo. Mi primer Hiroshima estalla en cuarenta minutos la historia de Lorena (María Canale, que viene de debutar en cine con Abrir puertas y ventanas), una joven aviadora “de aviones” —según aclara ella misma—, pero también de sus propias fantasías. Con la simpleza del que alguna vez se creyó el verso de “todo lo que necesitas es amor”, la ingrata certeza de un más razonable “no se puede vivir del amor” le mostró el costado amargo de los finales “felices para siempre”. Su pareja, Fabio (Julián Infantino), su primer gran amor-explosión, fulminó con un preciso “ya no te amo” las empalagosas promesas que todos los amantes del mundo se juran perpetuas. En primera persona, Lorena narra todas las fases del ciclo romántico: los días felices, los clichés del helado y la película, las noches de cucharita, las maratónicas jornadas de estar juntos porque sí. El monólogo de la enamorada se enciende con una metáfora: Fabbri enlaza el bombardeo atómico sobre las costas japonesas con la primera explosión de amor. Comparación poco sutil, aunque inesperada. La sincera ingenuidad de la protagonista es plena en la idealización de Fabio. Sin más que dos sillas y un monito de peluche —recuerdo del amor que se le fue— cuenta más de lo que la memoria le permite. Sentada en centro del cuadrilátero y secundada por la fantasmagórica presencia de Fabio, poco a poco se despoja de las prendas de aviadora en un intento de alivianar la sobrecarga, de exculparse de su

rol: Hiroshima no se destruyó sola. En el declive, aparecen los acordes de un bolero acompasados por algunas lágrimas. Allí, el relato se ensaña en el no de su acompañante. Revuelve, examina obsesivamente (comportamiento permanente en Lorena) las fotografías de la última escena: van por la ruta en auto a una casa de campo de los padres de él (se regodea un poco en las cualidades, según ella, principescas de Fabio). La inminencia del final es evidente. Ella lo sabe y sufre por adelantado. La exposición de la protagonista es impecable, directa y contemporánea a los sentidos de quien la escucha en la intimidad de la sala Elefante Club de Teatro, a media luz. Una puesta tímida y desprovista de excesos acompaña la desilusión acentuada por la visible separación entre los amantes. Hay, además, saltos en el relato: pausas musicales acompañando secuencias de explosiones históricas extraídas de YouTube; placas negras anticipando, en una oración, el relato del siguiente capítulo, como si fuera un libro; instantáneas vivas de Fabio, gesticulando en unas cuantas tomas caseras. Al final del estallido, la onda expansiva deja estaqueada a Lorena en el medio de la sala, a medio centímetro de la silla de Fabio. En el fondo, se suceden las imágenes de una pelea de box entre dos morenos musculosos, transmitida por alguna señal de siglas sajonas. Esa es la parte explícita de un golpe bajo que sólo alcanza su efecto cuando empiezan a sonar los primeros acordes de “Maps”, de los Yeah Yeah Yeahs. Si con su anterior pieza, Brick, de 2011, Fabbri expandía los límites del romance y la sexualidad con la historia de tres obreros de construcción, con Mi primer Hiroshima se retrotrae al núcleo, a lo cotidiano, a lo inocente, sin perder la suspicacia. Más allá de sus propiedades explosivas, la pieza protagonizada por Canale desgarra, desmenuza y diseca el ciclo evolutivo de las primeras excursiones al amor. Palabra y sentimiento, tándem por demás apelado, descripto, sentido, homenajeado, ofrecido, demandado, esperado, rechazado, anhelado, planificado y una extensa lista de etcéteras que, en definitiva, evoca, sin ignorar ninguno.

*Mi primer Hiroshima va los viernes a las 21 en Elefante Club de Cultura, Guardia Vieja 425, Ciudad de Buenos Aires.

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ENSAYOS

La Milonga

PUCHERO Y TUMBA Uno de los periodistas que más sabe sobre la canción popular nos adentra en este ensayo muy personal en la raíz de la milonga. Dice que fue la sensibilidad forjada en esta parte del mundo. Lo argumenta con la radio AM en el campo, Zitarrosa, Yupanqui, Borges e Historias Extraordinarias. MARTÍN E. GRAZIANO *

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o es una historia extraordinaria. En el otoño de 2008, el editor de una revista llamó por teléfono a mi casa para pedirme una nota. Para ser precisos, la entrevista con un director de cine. Antes de pautar las coordenadas del encuentro, el editor me dijo que tenía que ver la película que el tipo estaba por estrenar en el BAFICI. Un mamotreto de cuatro horas cuya única función disponible era un do-

DAMIÁN SCALERANDI

mingo tipo diez de la mañana. La idea de levantarme a las ocho (vivía ―y aún vivo― en La Plata) para ver cine independiente argentino de vanguardia me llenó de horror, pero no me quedó más remedio que aceptar el trabajo. Por entonces, mi dieta maridaba whisky nacional con sándwiches de mortadela y queso rallado. Quiero decir que estaba triste, que no tenía plata y que vivía desordenadamente.


De modo que llegó ese domingo y partí, mal dormido y de peor humor, hacia Buenos Aires. Bajé del colectivo, tomé el subte línea B hasta la estación Carlos Gardel y entré como un zombie en el shopping del Abasto. En alguno de los pisos de arriba confirmé la acreditación y decidí tomar un café. Finalmente me resigné a entrar en la sala y, como si todo el calvario no fuera suficiente, alguien amagó con hacer un prólogo. Por suerte, fue breve. Entonces se apagaron las luces y de repente, en medio de la oscuridad, llegaron ruidos familiares. Una combinación de sonidos que se activaron en el borde de la conciencia: el canto de un gallo, pasos sobre la tosquilla, perros y tractores en la distancia. Después sobrevino la imagen de un personaje llamado X y la voz de Daniel Hendler, pero no hacía falta. En menos de un minuto, ya estaba girando alrededor del maelström creado por Mariano Llinás. La pampa húmeda era el escenario majestuoso para una sinfonía donde había reclusos voluntarios, un viaje iniciático por el río Salado, la arquitectura de Francisco Salamone, un triángulo amoroso, cierto sueño sobre El desierto de los tártaros, unos monolitos perdidos y hasta un león moribundo. En los intervalos, iba y venía en busca de café y medialunas: la película interpelaba como si fuera mi propio sueño de caleidoscopio. En la mirada de Llinás, la llanura de la provincia ―mi país familiar y afectivo― adquiría la potencia mítica de Borges y Bolaño ―mi país literario―. Todo tenía sentido. Era como si una serie de rayos cayeran en el mismo sitio. Sobre los créditos, llegó el golpe del knock-out: una versión milonguera de “Sloop John B” a cargo de Pablo Dacal y los Caracoles. Un standard del Caribe que, después de ser recuperado por la psicodelia, llegaba a manos de la bohemia criolla

pezado a esbozar unos años atrás. Sobre todo, después de escuchar a Liliana Herrero y Diego Rolón hacer su versión de “Guitarra dímelo tu”. En aquella interpretación, la milonga metafísica de Yupanqui admitía resonancias moras y hasta el eco de Ry Cooder o Nick Drake. A diferencia de la “fusión” ―esa palabra utilizada para designar experimentos al boleo y sin hipótesis―, nada era forzado. Después de todo ―parecía decir la versión―, frente a la honda noche de la pampa, la campiña británica o la estepa siberiana, las preguntas del hombre son esencialmente las mismas. Esa operación filosófica bastó para que la cantora de Villaguay, tras el largo viaje de la contracultura, nos devolviera el paisaje. Una geografía donde la milonga no era sólo un género: era la sensibilidad forjada en esta parte del mundo. Un ánfora donde tenían cabida desde metáforas recurrentes hasta ciertos personajes, pasando por otras variables musicales (el cielito, el triunfo, la cifra, el triste) organizadas naturalmente a su alrededor. Entonces, todo parecía indicar, era buen momento para levantar las empalizadas y dejar atravesar la milonga por las nuevas circunstancias: internet y el acceso a la información, la liberación del rock y las músicas del mundo, el cine alternativo y Hollywood. Esa síncopa elemental, lo supimos de inmediato, había florecido en muchos sitios del planeta y con distintos nombres. Pero nuestra cepa era única y se llamaba milonga. Desde luego, los discos de pesos pesados como Atahualpa Yupanqui o el mismo Zitarrosa llevaban un tiempo en los estantes de mi departamento platense. Sin embargo, me costaba mucho escucharlos: era demasiado. Durante un tiempo no entendía por qué. De a poco, empecé a des-

Camperas. Supongo que, como ella había crecido en la zona de Ramón Santamarina, escuchar esas voces la llevaba un poco más cerca del pago. Y de sus padres, que es lo mismo (después de todo, “patria” significa “la tierra de los padres”). El programa, además de revisar las noticias y pasar algo de música, cumplía una función social: a través del locutor y algunos mensajes telefónicos, los peones se pasaban recados y los parientes se mandaban saludos por el cumpleaños o lo que fuera ―es difícil explicarle estas cosas a los chicos que nacieron con un celular en la mano, pero era importante―. Y recuerdo que la apertura del programa era una milonga que decía algo así como: “mañanitas camperas / rubias como los trigales”. Estoy citando de memoria y quizás me equivoque, pero era una música austera. Reflexiva, con muy pocos rastros de la burguesía que armó aquellos piquetes con camionetas 4x4. En ese sentido ―y tal como fui descubriendo―, la milonga representa menos la cultura de mis padres que la de mis abuelos y las generaciones anteriores. Por esa razón, cada vez que pongo un disco de Yupanqui es como si apoyara el caracol sobre mi oreja. Pero en lugar de escuchar el ruido del mar, siento el rumor de mis mayores. Como si el relato de “Sloop John B” se materializara y estuviera a bordo de un bote con mi abuelo: bebiendo toda la noche y en busca del camino a casa. No se trata de una asociación anecdótica: ese impacto anímico tiene resonancias sociales y habla un poco de nosotros. De la forma conflictiva en que se construyen nuestras identidades. En ese sitio impreciso que Jung bautizó ‘inconsciente colectivo’, ciertos artistas y manifestaciones culturales funcionan como recipientes arquetípicos de la an-

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS UNA NUEVA GENERACIÓN DE MÚSICOS, FORMADOS CULTURALMENTE POR EL ROCK Y LIBERADOS DEL YUGO DEL MERCADO Y DE LOS MEDIOS MASIVOS CONCIBIÓ UNA CANCIÓN DEL AQUÍ Y AHORA. y cosmopolita que pretendía concebir una canción del aquí y ahora. Una generación de artistas formados culturalmente por el rock que se proponía lo mismo que Llinás: liberados del yugo del mercado y los medios masivos, construir nuestra identidad como criollos del universo. Como cantaba Tomi Lebrero ―en una composición que tenía un yangqin y apelaba tanto a nuestro ciego mayor como a Francisco Madariaga―: “la pampa es lo que vos quieras”. Cuando salí del cine, las ideas brotaban en mi cabeza como pochoclo. No exagero si digo que, esa tarde, no sólo decidí escribir Cancionistas del Río de la Plata: subterráneamente, también logré fraguar mi propia entidad como periodista. Esas revelaciones eran la confirmación de un camino que, acaso sin saberlo, había em-

cular el asunto: la milonga era mi casa. Por supuesto que era la música que sonaba en las fiestas populares y en las radios AM de Tres Arroyos, mi ciudad natal, pero era mucho más que eso. Era, en el sentido más meridiano de la palabra, el ritmo de mi zona: la sintaxis. En el taller de mi viejo, por ejemplo, todavía hay un cuadro con la “Milonga para los tuercas”. Unas décimas de inspiración mecánica firmadas por Antulio Tesone, mi tío abuelo. También hay, en la familia, historias de crotos y caballos prodigiosos. Incluso recuerdo que, cuando nos levantábamos con la fresca para ir al colegio (todavía de noche y con el pijama debajo de los pantalones), mi mamá sintonizaba una radio de Necochea donde transmitían un programa que se llamaba Mañanitas

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cestralidad. Y la identidad, a pesar de los anhelos del poder, se construye en forma mestiza. “Nadie como Alfredo Zitarrosa para confirmar este enunciado ―escribió el uruguayo Rubén Olivera―: rasgos aindiados, peinado ‘gardeliano’, vestimenta tanguera, gestos y oscilaciones de voz flamencas”. Incluso el propio Yupanqui, con el gesto de construir su nombre y su propia mirada del mapa musical, modificó la percepción de nuestra identidad (no casualmente Sergio Pujol barajó La invención del folclore como título para su biografía). Como apuntó Borges en un ensayo célebre, uno también elige a sus predecesores. De modo que no sólo somos capaces de construir el futuro: también se construye el pasado. En ese sentido, a cualquiera que le in-


Fotograma del largometraje Historias Extraordinarias, de Mariano Llinás.

teresen nuestros folclores tropieza con lo que parece ser una última frontera: las primeras grabaciones. Más allá, se abre el abismo de lo anónimo. Esa ausencia de registros favorece la especulación: la mitología alrededor de los primeros payadores afro-argentinos, las sagas cuchilleras. Desde ese sitio brumoso, la cultura del pueblo emite sus mensajes como si fuera una radio a transistores. Una señal donde, distorsionado por la estática del pasado y del presente, podemos escuchar el latido esencial de la milonga. “Lo primero que uno aprende, por lo menos en este país que se llama provincia de Buenos Aires, donde yo nací, es el puchero

pic: ahí está el niño Chavero, sentado sobre un tronquito frente a su maestro. Los dos en plena llanura bonaerense, donde el estruendo de la Primera Guerra Mundial y los primeros medios masivos apenas puede escucharse. La guitarra, sin embargo, ya replica la enseñanza: puchero y tumba. No parecen palabras tomadas al azar. Tumba es muerte. Y puchero, más allá del plato a base de papas, choclo y osobuco, es comida primordial. De modo que si nos ponemos medianamente serios, el asunto parece cuestión de “vida o muerte”. O mejor aún: el ciclo de vida, muerte, vida… Un tiempo atrás, después de conversar un buen rato sobre estas cosas, Acho

ñón: la notación de veinte piezas musicales tomadas por un obispo del Virreynato del Perú antes de perderse en la noche de los tiempos. Así, caminando hacia atrás como unos equilibristas, arribaron a su epifanía. Un triste anónimo titulado “Oh pajarillo que cantas”, donde pudieron concentrar el problema del eslabón perdido. El propio ensamble es una ecuación sucinta. Un triángulo donde Polito toca la viola da gamba, Estol la guitarra criolla y Dolores Solá se hace cargo del canto. Las fuerzas en tensión mantienen la figura en el aire: la tradición clásica europea, el tráfico de esclavos africanos, el componente andino,

LA IDENTIDAD, A PESAR DE LOS ANHELOS DEL PODER, SE CONSTRUYE EN FORMA MESTIZA. y tumba, tumba y puchero ―dijo Yupanqui durante un concierto―. Las notas iniciales de la milonga que puede aprender un muchachito de seis años, siete, con guitarra prestada y mucho susto pa’ que no lo reten. Mengucho Sosa, que era mi maestro, era estibador del galpón de la estación, me decía ‘puchero y tumba, tumba y puchero’. De ahí viene la onomatopeya”. Ya nos parece ver las imágenes de la bio-

Estol me regaló un disco montado sobre especulaciones de esa índole. Hablo de Viejo Nuevo Mundo, el trabajo que hicieron con Julián Polito para buscar ―imaginar― ese pasado posible. Una empresa tan audaz como silenciosa. Desandar paso a paso el camino desde las grabaciones más antiguas y hacia las recopilaciones, los ritmos y partituras que llegaron a bordo de barcos y el Códice Martínez Compa-

las sevillanas, el silencio de la pampa. Promediando la canción, Dolores Solá llega al centro del triángulo y clava la bandera en tierra firme. El pajarillo se vuelve pajarito y la viola da gamba parece dar su salto evolutivo: descansar hacia el horizonte para convertirse en guitarra criolla. Es la foto imposible. El momento exacto en que nos empezamos a convertir en lo que somos. Es una historia extraordinaria.

*Periodista. Autor del libro Cancionistas del Río de La Plata y coautor de Estación imposible, la historia del Expreso Imaginario.


RESEÑAS 2.0

RAROVHS

GIRÓ CARTELERA

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Hernán Panessi

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s pequeño el mundo de la danza contemporánea argentina? Ni a ganchos. Pregúntale a Giró Cartelera (girocartelera.com) sino: un espacio en ese infinito virtual que es internet dedicado a difundir espectáculos, performances, intervenciones y actividades que integran la disciplina. Nacida en el seno de la independencia y autogestión, la iniciativa invita a quien la consulte a contribuir en la búsqueda a través de un sistema de recomendación mediante puntaje. Esa lógica de “hágalo usted mismo” ofrece también a quienes se acercan para atraer público a sus creaciones: cada artista puede “cargar” su propia propuesta. La apuesta suma críticas, entrevistas y videos.

se semillero de bandas suburbanas que es Adrogué y alrededores es el foco atención del blog saragvoh. blogspot.com.ar, una batea virtual de 90 EPs y LPs de la escena independiente de zona sur de estos años. Desde discos y rarezas de los ascendentes Reyes del Falsete, pasando por Tapate con la manta de tu trío (trip hop & hip hop), a Los Careters (rock experimental), da cuenta su catálogo de descarga gratuita y en constante crecimiento, que consigue transmitir cierta sensación generacional. La bitácora es alimentada por el músico Sergio Quinto, productor e integrante de El Hagabal, trío de rock con influencias notorias de Pez e Invisible.

DAMISELAS EN APUROS

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P.S.

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sta revista mensual, que se puede leer en formato blog (damiselasenapuros.blogspot.com.ar) o PDF, logra lo que pocas: encarar temáticas relacionadas con la mujer de todos los tiempos de forma novedosa y comprometida. A través de entrevistas, informes, investigaciones y hasta tests y horóscopos, entre otros géneros, las damiselas y damiselos que participan de la publicación demuestran que se puede hacer periodismo de género sin caer en lugares comunes ni posiciones dogmáticas. Dirigida por Moira Soto y Guadalupe Treibel, periodistas especializadas en esa temática, la revista tiene además un muy lindo diseño en el que predominan fotos y avisos viejos.

s “la tragicómica historia de Víctor Francioti”, dice Facundo Gari en el prólogo de esta blognovela (facundogaribside.blogspot.com.ar) que se publica por entregas y que ya lleva 16 capítulos y un anexo. El escritor narra en primera persona y con un registro coloquial sucesos de la vida del protagonista y utiliza el humor para suavizar la terrible y peculiar relación con su madre, que determina todas las esferas de su existencia. La de Gari es una escritura gráfica: deja de lado la abstracción e interpela al lector con descripciones cotidianas y referencias que le son familiares. Punto a favor: cada entrega es bellamente ilustrada por el dibujante Petre.

través de podcast, radiolavaca.org es el correlato sonoro del periódico MU en internet. Impensable en la era analógica, sus ciclos son repetidos en radios comunitarias locales y de la región. Con actualizaciones semanales, su programación está dividida en cuatro bloques: Decí MU (informes de 60 minutos sobre temáticas sociales en formato documental), El hombre de la vaca (micros de 5 minutos sobre salud mental, a cargo del colifato Hugo López), Noticiero de los juicios (panorama sobre los juicios por los crímenes de lesa humanidad) y Micros (pastillas sobre música latinoamericana, hip hop y producciones poéticas). Los programas se pueden descargar o escuchar por streaming.

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ientras el paso del tiempo se empeña en olvidar los formatos físicos, algunos héroes resisten la parada. El VHS fue, probablemente, el formato que más alegrías le dio a la cinefilia hogareña. Y Cristian Sema, coleccionista empedernido, lega ese patrimonio escaneando sus tapas, armando fichas técnicas y subiendo a internet ―de forma gratuita― el material descatalogado. A través de su blog, rarovhs.com. ar, las películas más extrañas del planeta (pequeñas, casposas) y gran parte del cine argentino que se creía perdido (todos los directos a video de los ‘80 y ‘90), vivirán ―de nuevo: cuanto se le antoje al tiempo― en el ámbar cibernético.

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ENTREVISTA

Julián Axat

“SI NO HAY JUSTICIA, HAY POESÍA” Para este escritor escondido en el traje de defensor juvenil penal la literatura tiene un fuerte vínculo con la necesidad de justicia; pero no desde lo panfletario, el realismo socialista o la poesía social. Sus obras dan cuenta de ello. Su discurso también. Acomódense y lean. ESTEBAN VERA

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entado frente a una estatua del Gauchito Gil, el defensor oficial del fuero penal juvenil Julián Axat empieza a procesar una noticia que acaba de recibir hace unos minutos en su ajetreado despacho: es una notificación de la Procuración General bonaerense para apartarlo de la investigación sobre la cantidad de muertes ocurridas realmente a causa de la inundación en La Plata el 2 de abril. “Es un intento de persecución política. Quienes impulsan las presentaciones, que no tienen ningún asidero legal ni político, quieren ocultar la verdad por una cuestión de imagen”, se defiende Axat. Entrelíneas, apunta al gobierno de Daniel Scioli y al secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni. Refugiado en el santo popular, regalo de un defendido, Axat sostiene que investigó amparado por la ley. Este caso ya obtuvo trascendencia fuera de la crónica de sociedad y han surgido lucubraciones políticas. Al cierre de esta edición, el defensor oficial seguía apartado de la causa. Y la cifra de víctimas aún era un X-files. Axat tiene 36 años y es hijo de Rodolfo Axat y Ana Inés Della Croce, montoneros detenidos-asesinados-desaparecidos-porel-terrorismo-de-Estado. Y claro, es militante kirchnerista. Ninguno de los tipos de este despacho da la impresión de ser poeta, quizá aún menos el tipo robusto de camisa, saco y título de abogado. Pero el defensor oficial lo esm además es editor y pinta cuadros. Algunos de ellos alusivos a Franz Kafka, autor de El proceso, ornamentan su oficina, ubicada en el cuarto piso del Juzgado de Menores de La Plata, en calle 8, entre 56 y 57, por donde transitan chicos esposados, algunos con destino a institutos de menores.

“HOY, HAY PIBES EN EL CONURBANO QUE VIVEN EN UN LUGAR TAN PROFUNDO DE LA DEGRADACIÓN QUE LO ÚNICO QUE LES QUEDA ES QUE LA POLICÍA LOS ELIMINE O LOS RECLUTE PARA ELLOS.” Luego de cinco libros de poesía y dirigir la colección Los detectives salvajes (rescata a poetas desaparecidos) y la antología Si Hamlet duda (reúne a 52 poetas nacidos a partir de los ‘70) acaba de publicar Musulmán o biopoética, un poemario que piensa el terrorismo de Estado en la actualidad. Es decir, el asesinato de pibes del Conurbano a manos de la Policía Bonaerense. Habrá notado que ahora pone su atención en otra generación de jóvenes: los excluidos del contrato social; esos pibes en los que la opinión pública, los medios proyectan sus miedos.

MARTINA TRLIK El libro reúne 33 poesías basadas en sus expedientes. “Lo pienso como el diario de un defensor”, dice, mientras mira fijamente a este cronista. De arranque, uno de los primeros versos, deudor de los eslóganes memorables de Vicente Luy y del poeta soviético Vladimir Maiakovski (N.d.R.: su nombre es sinónimo de la teoría literaria formalismo ruso), Axat reescribe la consiga de H.I.J.O.S “Si no hay justicia, hay escrache” por “Si no hay justicia / hay poesía”. ―¿Se puede pensar desde la poesía el delito juvenil? ―Yo me planteé como una necesidad de mezclar la poesía con el asesinato. En los ‘90 nadie lo planteó. Sí, ya lo había planteado Osvaldo Lamborghini en “Niño Proletario”, pero era narrativa. Quizá algunos libros de poesía sobre los desaparecidos, pero hablan del pasado. Yo estoy hablando de poesía, terrorismo y presente. La poesía es la poiesis (creación, en griego). Y yo elijo la poesía porque es el registro que me permite unificar esas cuestiones sin las formas jurídicas para decirlas en versos, de otra manera, con otra potencia. ―¿Con tu formación en literatura, filosofía y sociología, por qué te decantaste por el Derecho? ―El Derecho es el juego del lenguaje con cual podés hacer mover al Estado. Con la sociología y la filosofía vos podés hablarle del Estado, pero no te va a entender. El Estado habla un lenguaje jurídico. Y, creo, si a eso le sumás la filosofía, la literatura, la sociología y la antropología podés enriquecer al Derecho. Entonces, no es más que una cobertura para construir un lenguaje y hablarle al Estado. ―¿Qué relación encontrás entre los imaginarios poéticos y los lenguajes jurídicos? ―Hay una relación que tiene que ver con la forma de construir un lenguaje. Al fin y al cabo, esa máquina narrativa te sirve para escribir demandas, hacer alegatos, para poner en palabra la defensa de muchas situaciones, y si esas situaciones son injusticias sociales y tienen que ver con lo vulnerable, mejor, porque la capacidad del relato se potencia. La literatura tiene un vínculo fuerte con la necesidad de justicia; muchas veces, sin hablar de literatura panfletaria o de realismo socialista ni poesía social. Yo elijo la rama de la poesía que tiene que ver con la poética justa, en la cual hay toda una trayectoria a mi entender que se inicia en Catulo (poeta romano nacido a. C.), que pasa por Walt Whitman en Hojas de hierba, un tratado de la poesía justa; el poema Aullido de (Allen) Ginsberg o los poemas de Néstor Perlongher, Juan Gelman o Alberto Szpunberg. Esos poetas son mí línea, construyen una poesía que tiene que ver con la palabra justa. Lógicamente, incluyo a Paco Urondo, a poetas desaparecidos, a poetas alemanes o chilenos, como Parra. Todos piensan la justicia social


a través de la poesía. En este sentido, Musulmán o biopoética plantea una justicia poética: poner en palabras la voz de sus defendidos. Ya desde su título. Axat toma la acepción “musulmán” del escritor Primo Levi (N.d.R.: fue uno de los 7500 judíos italianos deportados y uno de los 800 que sobrevivieron): los torturados, desnutridos, rapados y numerados en campos de concentración nazis, cuyo destino era ser “gaseados”. “El musulmán es una figura, además de ser el terrorista para la CIA al que hay que ponerlo en listas o en todo caso llevarlo a Guantánamo. No es el palestino, sino que es aquel que ingresa a Auschwitz y está deteriorado física y espiritualmente, y sus captores ya saben que está perdiendo el tiempo y que pronto será ingresado en la cámara de gas. Hoy, hay pibes en el Conurbano que están al límite de ser gatillados por la Policía, que ya están convertidos en musulmanes: viven en un lugar tan profundo de la degradación o han llegado a tal lugar donde el Estado no ha llegado nunca que lo único que les queda es que la Policía los elimine o los reclute para ellos”, ahonda Axat, mientras apaga su celular. ―O sea, ¿el Conurbano es un campo de concentración para esos pibes? ―No digo que en el Conurbano haya un campo de concentración, sino que existe la posibilidad del musulmán. En tanto, con la biopoética planteo la posibilidad de la salida, la posibilidad de pensarlo desde otro lugar. Citando a Leopoldo Marechal, para Axat “de todo laberinto, se sale por arriba”.

El mito del pibe chorro poeta Unos días antes estuvo en la Biblioteca Nacional participando en el ciclo de debates “Violencia y Cultura”. Allí disertó en la conferencia “Los pibes chorros”. A partir de textos de Michel Foucault, Jean Paul Sartre, Osvaldo Lamborghini, y otros autores Axat cuestionó el mito del pibe chorro poeta. “Hablar de los pibes chorros poetas es más o menos, además de una irresponsabilidad, una hipocresía. Nunca conocí a ninguno, ni tampoco creo que existan. Es un invento del progresismo culposo y defensivo, basado en la construcción de personajes o fábulas nunca comprobadas en los hechos, los que siempre son más complejos y muestran una realidad cargada de matices, poco cercana a una épica de la violencia lumpenproletaria fabricada en el papel y en la distancia irresponsable. El mito de los pibes chorros poetas deviene del mito del ‘Buen Salvaje’ del que también hace eco la derecha, y que postula a un ser que es amenazado y es pasible de captura por el sistema institucional, transformándolo ―por los mecanismos de control social y violencia institucional― en un ‘Mal salvaje’ (el mito del niño caído). Claro, para la derecha, hay que eliminarlo por cualquier medio, pues ya no es capaz de ser disciplinado. Cierta izquierda, en cambio va a construir una visión romántica, la que puede ser resumida en el eslogan: ‘Ningún pibe nace chorro’. Es decir, la única maldad proviene del sistema que captura a ese ser inocente llamado niño. Lo corrompe, lo abusa, y luego lo mata o

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hace desaparecer. La resistencia poética de los pibes chorros, para esta versión del progresismo idílico, es una forma de quebrar al sistema. Se llega al punto de justificar graves delitos cometidos por supuestos jóvenes vulnerables o vulnerabilizados, diciendo que se trata de un mecanismo para redistribuir la riqueza en forma aislada, frente a un sistema de expoliación general. Es decir, el pibe chorro poeta sería un Robin Hood que hace justicia, pues en cada delito, realiza un acto revolucionario, como si fuera la épica de las organizaciones de los 60/70.” ―¿Qué papel juega Camilo Blajaquis? ―Él constituye el depósito del mito del pibe chorro poeta adquirido por externalidad. Este estigma es muy peligroso, y es una estrategia a la que el propio CésarCamilo debe desmarcarse para sobrevivir o construir su identidad. Etiqueta que ― por efecto bola de nieve― conlleva el riesgo de quedar atrapado, y no como sobrevivencia, sino como captura iconoclasta. La irreverencia de Blajaquis no es la del delincuente desafiante con la poesía o cierta romántica (esa es la que les puede gustar a muchas chicas que lo persiguen en su blog, face y Twitter). El desafío de Camilo es construir una voz poética propia, que permita un lugar en un mundo cruel, donde los poetas son blancos, de clase media y alta, universitarios. Es decir, si alguien como Camilo puede generar una ruptura que le permita a otros “Camilos” irrumpir en ese campo. Pues si se trata solo del único “Camilo”, entonces él sería un privilegiado con permiso a entrar en ese ámbito. Los mecanismos consagratorios


“EL POEMA-POETA ES ESO. ES RIMBAUD, ES BAUDELAIRE. YO CREO QUE NO TIENE QUE HABER UNA DISTANCIA ENTRE LA LITERATURA Y EL AUTOR.”

lo atraparían, hasta que aparezca un nuevo ídolo y lo desplace.

Ser o no ser Por estos días, Axat ya está pensando en un próximo libro: la reedición de La sexualidad de Gabriela Sabatini de Vicente Luy, el gran poeta cordobés que se suicidó el 23 de febrero de 2012, dejando casi una decena de memorables libros autoeditados. “¡Es un libro del carajo! Me encanta. Luy es un provocador, un hombre inteligente. Pensaba los eslóganes en la poesía, como lo hacía Maiakovski. Sabía pensar cómo construir un haikus, un eslogan poético, ya de por sí el concepto de La sexualidad... en una tapa es un boom, es una provocación, un readymade, como lo pensaba (Marcel) Duchamp. En él, no hay una distancia entre el poeta y el poema”, valora. ―Es la crítica que le hace Luy a Neruda en una poesía que dice: “Oportunista, falaz / Poesía para los que quieren todo preparado / poesía para los que nunca cocinan / Su “confieso que he vivido” es mentira / de la 1ra a la última palabra”. ―El poema-poeta es eso. Es Rimbaud, es Baudelaire. Yo creo que no tiene que haber una distancia entre la literatura y el autor. Barthes era Fragmentos de un discurso amoroso. Yo creo que con Luy pasa algo parecido. Con Osvaldo Lamborghini, también. La gran biografía que escribió (Ricardo) Straface es justamente la demostración que no hay distancia entre Osvaldo y su obra. Ese viejo concepto de pri-

mero publicar y luego escribir lo muestra, porque esa frase es la demostración de que publicar es una circunstancia si uno es la escritura y el poeta. Los poetas de los ‘90 leyeron esa frase en el sentido de “publiquemos, total después vendrá nuestro reconocimiento”. Lo importante es la construcción de un ser literario, que es lo que define a Luy. Pasa que es una figura muy romántica. En general, ves escritores cuando escriben y después dejan de serlo, se desdoblan; son poetas cuando escriben un libro pero después son oficinistas, padres de familias, o sea, hay una distancia entre lo que escriben y lo que son... y decís “¿este es el poeta que escribió tal libro?”. Y si además tiene un sobrenombre es peor, porque encima es un producto del mercado. Lo mejor es encontrarte con un tipo que escribe: Rimbaud era Rimbaud, lo que escribía en papelitos era él, y después vino Paul Verlaine y se las publicó. Después abandonó la poesía y se dedicó a otra cosa. Bolaño era eso, era un tipo enfermo que se murió en esa ley: su hígado le explotó porque le estalló literariamente su megalomanía por dejar una obra infernal, como la que terminó dejando, que da cuenta de que él llevaba una vida literaria. ―¿Te preocupa que te etiqueten como el “defensor poeta”? ―Es un riesgo, sé que voy a ser el “defensor poeta” para el mercado. Ya de por sí es un problema, porque no lo soy, yo escribo poesía, ni siquiera digo que soy poeta. Sé que es el casillero al que me están llevando, pero me voy a escabullir.

Manifiesto escrito a seis manos (4)* (Los bienpensantes) Leyó: X asesinado por la espalda Leyó sobre la edad de los sospechosos detenidos Pensó (un buen salvaje) Lo subió al face y puso: ninguno de ellos nace así Alguien indignado colocó “me gusta” otro replicó “basta” Esa noche no hubo pesadillas en Hamelin *Fragmento de Musulmán o biopoética (De la talita dorada).


COBERTURA/MÚSICA

Ferrer, Rogani, Coppola y Galli

SUR, CANCIÓN Y DESPUÉS Cuatro jóvenes cantautores del Sur compartieron escenario para mostrar canciones bien ancladas en el presente. Atentos a la música de la región, sus universos poéticos versan sobre el fin del MSN, la hegemonía del Facebook y “el amor en los tiempos del call center”. NAHUEL GOMEZ

LAÍS DOMINGUES

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aminando por Temperley uno puede encontrarse con casas bajas bastante simples, algunas más pintorescas y otras de gran valor arquitectónico. También, buceando un poco, seguramente se tope con un submundo de propuestas culturales novedosas. Uno puede tocar la puerta en una casita en particular, y en ella haya un espectáculo de calidad, sin necesidad de que exista una marquesina advirtiéndolo. Así fue el sábado 20 de abril pasado en La Casita de Temperley, donde los cantautores Ivo Ferrer, León Rogani, Sebastián Coppola y Facundo Galli, todos del sur del Conurbano, se juntaron para demostrar que allí también nacen canciones. La propuesta comenzó a cargo de Facundo Galli. El joven de pelo atado subió al escenario con siete canciones, su voz y una guitarra entre manos. Mostró arpegios dulces con guiños al pop, tempos lentos y líricas que encuentran en paisajes y viajes la manera perfecta de encubrir sus pensamientos sobre las relaciones sentimentales. Varias de las canciones interpretadas integran su primer EP, Last Pamperito. Ivo Ferrer salió del camarín y se dirigió directamente al patio de la casa. Empezó a tocar repetidas veces un par de acordes con sus seis cuerdas. Los concurrentes escucharon el sonido que venía de afuera, asomaron sus cabezas y se movieron inmediatamente hacia donde se encontraba el músico. Así, espontáneamente, comenzó su número. “Somos animales, los animales nos identificamos con un ruido, yo encontré el mío y es así: ‘ea ia eaiaueo’”, dice y canta un Ivo a punto de estallar en carcajadas, al mismo tiempo que invita a que todos imiten el particular sonido, acompañado de su guitarra. Continúa con “Parece que no”, una suerte de valsecito dedicado al fracaso amoroso: “Me bloqueaste en Facebook y en el celu / dijiste algo de una orden judicial / yo como ves te sigo cantando / aunque de mí no gustás”. Luego, es el turno de “Genial”, el tema que le da el nombre a su único disco. El cantante pide a los espectadores que se acerquen a él y simulen estar en una fiesta. Todos aportan cantando, con aplausos, chasquidos, bailes; rompiendo con la tradicional verticalidad entre artista y público. Ivo se despide prometiendo volver al final y deja el pie para que, ya en el interior de la casa, inicie Sebastián Coppola. El tercer artista en aparecer en escena viene acompañado de un percusionista, Juan José Fernández, quien, primero con una conga y después con un cajón peruano, varía constantemente entre ritmos europeos y latinoamericanos. Coppola es, de los tres, el de sonido más emparentado con lo autóctono. Hace un buen mix entre zambas, chacareras y canción rioplatense. Al mismo tiempo, también recurre a la metáfora paisajística, como en “Vientos del Sur” y “Purmamarca”, con los que cerró su presentación solista de la noche. León Rogani comienza su número dedicando el tema “La invención de la noche” —de su futuro disco homónimo— al MSN, que según dice, ha dejado de existir recientemente. “Era rollinga y como muchos mi mail terminaba en 87”, remarca, nostálgico. Le sigue en la lista “El fakir y el diablo” y una versión desgarradora de “El viaje”, de Pez. Mientras tanto, Ivo saluda sonriente, asomándose detrás del telón, y

Ivo Ferrer rompió con la tradicional verticalidad entre artista y público.

EL AMOR EN ESTOS TIEMPOS ATRAVIESA A ESTOS CUATRO INTÉRPRETES SUB-30, QUIENES CON DIFERENTES RECURSOS LITERARIOS PINTAN GESTOS PROPIOS DE LAS RELACIONES HUMANAS. sin salir a escena, ejecuta el cajón peruano para “Knock out”, uno de los ¿clásicos? del primer disco de Rogani, El amor en los tiempos del Call Center. Finaliza, como para despejar dudas sobre su pasado, con una versión funky de “Genius”, de Los Piojos. El amor en estos tiempos atraviesa a estos cuatro intérpretes, quienes con diferentes recursos literarios —la poesía bucólica de Galli y Coppola, las historias simpáticas de Rogani e Ivo— pintan pequeñas escenas, mínimos gestos propios de las relaciones humanas de hoy. Sobre el final, esas cuatro improntas diferentes se encuentran para tocar, entre todos, un tema de cada uno. Advierten sobre futuras presentaciones en grupo, aunque admiten que todavía no saben cuál es el nombre del conjunto. Se reparten dos guitarras, un xilofón y un cajón peruano, y los van intercambiando en cada tema.

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CUENTITO Y AL PIE

Cuento para que despierte Leandro Lucía Panno

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e voy a contar algo. Vos miralo bien y usalo para subir. Había una vez una familia que se había ido de vacaciones a Entre Ríos. Esta familia estaba compuesta por tres primos: Juan, Leandro y Lucía. O sea, nosotros. Cada primo había llevado a sus mejores amigos: una legión caminaba detrás de los protagonistas, en el sendero principal del Parque Nacional El Palmar. Palmeras, muchas palmeras, te podrás imaginar. Tierra un poco roja, muchísimo sol. En los costados del camino, el monte, lleno de sonidos de animales. Alguien dice que parecen estar en asamblea permanente, en una reunión de consorcio, discutiendo siempre a los gritos. Los primos y su legión de amigos caminan envalentonados. ¿Qué vinieron a buscar? No sabemos. Tal vez, simplemente vacaciones. No creen en Dios y por eso algo les incomoda cuando piensan en la suerte que tuvieron: cuatro días soleados, tres noches estrelladas: la del medio, con luna llena. Están aprovechando el último día, haciendo la caminata que faltaba hasta el mirador más lejano. Se tomaron mucho tiempo para desayunar y como son muchos (diez carpas) y tardan en organizarse, salieron tarde. Van a llegar al mirador al mediodía y volver en el peor horario. Algunos se llevaron gorros. Los primos no, andan con remeras mojadas envueltas en la cabeza y sacudiendo alguna botella que empieza a ponerse intomable. Desde el fondo de la multitud una voz melosa dice que de tan claro, el día se pasó a transparente. Otra le contesta algo de que son regalos de Dios y todos nos reímos. ¿Por qué nos reímos cuando decimos Dios?, pienso yo. El primo Leandro me lee la mente y me dice que es porque somos muy desconfiados en la familia, y no creemos en regalos caídos del cielo, con moño y todo. Nos hacen sospechar. ¿Qué cosa sospechamos? No sé, pero es de familia y los tres lo sabemos muy bien. Probablemente creemos que algo verdadero no viene envuelto para regalo. En el fondo preferimos la casualidad, pero una casualidad austera, que no se muestre a sí misma con brillo, como un anillo caro. En definitiva, no queremos ilusionarnos con que existe Dios, es eso. En el mirador la cosa es más o menos como el resto del camino, pero si se presta atención se puede apreciar algo distinto. Hay silencio y todos están tratando de entender el lugar. Altas y flacas, las palmeras son un poco humanas. Parecen decirse cosas al oído o hacerse respiraciones boca a boca. Sacuden sus melenas, nos miran a nosotros, nos dan vuelta la cara. Se gritan de una punta a la otra. Los animales y las plantas hablan y las personas callan. Al revés que en la ciudad. En eso suena el celular de uno de los amigos, que es el que se hace amigo de todo el mundo, el que consigue cosas canjeándolas por otras cosas, el que arregla todo con la gente del camping, el que pide descuentos. Quien llama es justamente, alguien de la organización del camping. Hay una búsqueda del tesoro. Algarabía, los amigos se dividen para jugar. La prima no quiere saber nada, no le gusta este tipo de juegos, prefiere caminar, mirar y pensar. Los primos varones están contentos. La búsqueda de la legión de la prima está encabezada por el que consigue cosas. Esto es lo más emocionante del viaje para él. Otro toca la guitarra. La prima piensa que si no estuviera la música la búsqueda del tesoro sería directamente insoportable. Pero va cantando y trata de no pensar en nada más que en acompañar a los que están más entusiasmados. El de la guitarra tiene actitud de estar haciendo su trabajo, como si esta fuera exactamente su función en la búsqueda del tesoro: tocar mientras los demás buscan. Se meten en el monte, cruzan un puente, pesquisan la orilla de un

arroyo seco, hacen el camino que desemboca en la playa. Mandan a la prima a revisar un muelle derrumbado. ¿Cómo es lo que buscamos?, dice ella y todos la miran con desaprobación, todos menos el de la guitarra, que sigue tocando porque ―suertudo él― nadie le adjudicó otra función. Es un paquetito azul brillante con moño rojo, le contestan. Ella sostiene la frase en su mente mientras barre el suelo con la mirada, pero la salva la campana: avisan que terminó la búsqueda, la legión del menor de los primos encontró el paquetito. El bar del camping es el punto de encuentro. Están los ganadores y está la prima con todos sus amigos. La cajita azul brillante con moño rojo en el centro de la mesa. Esperan a que llegue el grupo del primo mayor para abrirla. Pero hace un rato que él no atiende el celular y ni siquiera sabe que ya fue encontrado el tesoro. Vuelven algunos de sus amigos. Dicen que se habían dividido y que no saben dónde está. Algunos van a buscar abrigo a sus carpas, otros toman mate, el tiempo pasa y el círculo alrededor del paquetito azul va perdiendo su forma. Oscurece. La luna casi llena ilumina todo. La prima se impacienta y sale a buscar. En realidad se asoma a mirar esperando que aparezca una silueta por el camino. Es ridículo ir sola a buscar por todo el Parque Nacional, pero empieza a caminar. No hace ni un kilómetro y lo ve. Sólo, acostado en un suelo de hojas y ramas, arropado y custodiado por palmeras. Parece dormido, con sus típicos cachetes colorados. Lo mueve y no despierta, pero él mismo se da vuelta buscando una posición más cómoda. Está durmiendo. Las palmeras vuelven a hablar. Dicen que ya estuvieron tratando de despertarlo y hasta le gritaron y no pasó nada. Que una se acercó a hablarle al oído, otra le sacudió su melena, y no despierta. Y que una justo estaba proponiendo que le contaran historias, una atrás de la otra, para que siguiera soñando hasta que pudiera despertar. Así es que la prima cuenta la historia de un soldado que quería escapar de la guerra y decide inventar un lugar mejor para vivir. Se le ocurre que ese lugar solamente puede ser una historia de ficción, y que para quedarse a vivir en la ficción tiene que hacer una escalera. Cada escalón es una historia. Cada historia está adentro de otra. Esta es la primera. Una palmera muy dulce y bien predispuesta continúa con la siguiente. Es la historia de un sapo al que besó el soldado. La cuenta en un susurro, como de hoja que se agita con el viento. Mientras las palmeras se van pasando la posta, llega el primo menor con todos los demás. Se amontonan afuera, en una especie de sala de espera improvisada, se acomodan en fila para pasar a contar. Una chica cuenta que el sapo, convertido en príncipe, va a una fiesta muy elegante en un parque lleno de árboles. Cada invitado está vestido de un color distinto. El primo, en el cuento, tiene un traje azul brillante, un azul de cielo estrellado, como si hubieran cortado un pedazo del cielo de esa noche para hacerlo. A la fila de amigos se suman los encargados del camping y el guardaparques, algunas familias acampantes, los animadores que entretienen a los niños a la tarde, las chicas de la proveeduría, un grupo de turistas en cabalgata nocturna, con sus guías. Después de un rato llega casi hasta la puerta de entrada, y eso son muchos kilómetros, como nueve. Nueve kilómetros y en el cuento de la chica los invitados a la fiesta también son cada vez más. El primo es ahora un superhéroe, con capa y todo. Vuela por encima de la fiesta, por encima de las palmeras, que son la única cosa más alta que la luna, y ve la fiesta desde arriba. Un mosquito se le acerca y lo mira con sus múltiples ojos. Le dice que la única forma de salir de un laberinto es por arriba. El primo se ríe, con una risa de superhéroe que le pone los cachetes más colorados, y sube.

* Lucía Panno (Buenos Aires, 1982) es directora, dramaturga, escritora y docente.



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