El texto

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¿Qué es un texto? Un texto es un mensaje, por medio de éste un emisor comunica ideas, sensaciones a sus receptores. Los textos pueden ser verbales (los que están compuestos por signos lingüísticos) y no verbales. Estos últimos pueden ser un cuadro o una película. En el caso del cuadro se trata de un texto visual y en el de la película de uno audiovisual. También hay textos sonoros como la música. Podemos definir entonces al texto –a todos, los verbales y los no verbales- como una producción de sentido autónoma (es decir, que tiene principio y fin y por eso se distingue de otras producciones similares), que tiene una materialidad y un propósito comunicativo y que además está relacionada con el contexto social en el que surge.

La materialidad significa la materia de la que los textos están compuestos. En el caso de los textos verbales, que es sobre los que vamos a trabajar hoy, la materialidad son las palabras. El propósito comunicativo refiere a la intención que tiene un emisor al producir un texto (por ejemplo, convencer, informar, conmover, etc.) y por contexto social entendemos las circunstancias socio históricas que determinan las preocupaciones que tiene un emisor en un determinado momento. Un texto verbal es una producción de sentido autónoma cuya materia es lingüística, que se caracteriza por tener un contenido informativo y un esquema determinados por el propósito comunicativo del emisor. El contenido informativo es la información que contiene. El esquema o tipo textual es la forma en la que las partes del texto se organizan según el propósito comunicativo. Leamos el siguiente texto y pensemos si es un texto: “Mafalda es el nombre de una famosa historieta del dibujante Quino. La materia está compuesta por átomos. El tipo de cuento maravilloso se caracteriza por situar la acción en un mundo inverosímil. Para hoy se espera una temperatura de 30 grados” De este párrafo no se desprende un tema global, es decir, el tema general y más importante del párrafo. Si bien las oraciones que lo componen son gramaticalmente correctas, cada una de ellas tiene un tema distinto. Eso hace que el párrafo no tenga unidad. Por eso no es un texto. Entonces para que un conjunto de oraciones sea un texto, de ese conjunto debe desprenderse un tema global.


Propiedades de los textos La propiedad textual que garantiza que el texto sea una unidad de sentido se llama coherencia. Cuando un texto es coherente de él se desprende un tema global y cada una de sus partes (oraciones, párrafos) trata un aspecto de ese tema global. Por eso es importante, cuando producimos un texto, que en cada párrafo vayamos retomando lo dicho en el anterior y ampliando esa información mediante ejemplos, definiciones, etc. Pero además de coherente un texto debe ser cohesivo. La cohesión es otra propiedad textual que consiste en la relación entre las partes de un texto que también ayudará a garantizar la coherencia del texto. Esta relación se establece mediante recursos cohesivos. Existen los recursos de cohesión léxica (que son los que vinculan palabras o frases de un texto por su tema) y los de cohesión gramatical (que las vinculan según la función que cumplen en la oración). Veamos algunos recursos de cohesión léxica: •

Repetición (es la reiteración de una palabra que no tiene otra equivalente).

Uso de sinónimos (es el reemplazo de una palabra o frase por otra de significado equivalente).

Campo semántico (Es la inclusión en el texto de palabras temáticamente vinculadas).

Los recursos de cohesión gramatical son: •

Uso de pronombres (consiste en el reemplazo de una palabra o frase por pronombres personales, demostrativos y posesivos; para evitar la repetición).

Uso de conectores (La conexión se establece mediante palabras denominadas conectores que unen partes del texto estableciendo entre estas una relación lógica y de sentido) Los conectores pueden establecer relaciones de adición, oposición, causa, consecuencia, tiempo y espacio.

La tercera y última propiedad de los textos es la adecuación. Esta consiste en saber cómo usar la lengua según la situación comunicativa. Si debe usarse un registro formal o informal, términos técnicos o coloquiales. Por ejemplo, en un trabajo para la escuela no vamos a usar las mismas palabras que en un mail a un amigo. En el trabajo el registro es formal y los términos usados deben ser precisos; pero en el mail, el registro será informal y los términos coloquiales.


Entonces al momento de leer o producir textos verbales –ya sean orales o escritos- es importante conocer sus propiedades, que son las “reglas de juego” para entrar a un texto.

Tipo textual Entonces, si queremos escribir un texto debemos tener en cuenta: que éste sea una unidad, o sea, que tenga un tema global; que ese tema se vaya desarrollando por pasos para que los receptores puedan entenderlo. Para eso, las partes del texto deben estar relacionadas mediante los recursos cohesivos. Por último, tenemos que elegir un tipo de lengua y un registro adecuados a la situación comunicativa. Pero además es importante para qué quiero escribir ese texto. Eso es importantísimo. El “para qué” queremos escribir un texto es lo que llamamos propósito comunicativo. Según cuál sea el propósito del emisor, este elegirá el esquema, la forma de texto que más le convenga. Llamamos a esas formas, tipos textuales. Les doy un ejemplo: si un emisor quiere convencer a otro de una idea, organizará su texto según el tipo textual argumentativo, mientras que si desea transmitir una receta de cocina lo hará mediante el instruccional. Las personas desde que nacemos interactuamos socialmente. A través de esa interacción incorporamos modelos de comportamiento (saludar, decir gracias, pedir permiso) y también modelos lingüísticos. Así, desde pequeñitos, cuando les preguntamos a nuestros padres “por qué” cuando nos dan una orden, aprendemos, sin saber el nombre por supuesto, que la respuesta a esa pregunta es una argumentación. Esto quiere decir que los hablantes de una lengua disponemos de modelos llamados tipos textuales para organizar nuestras interacciones verbales y que elegimos entre esos modelos según nuestro propósito comunicativo. Disponemos de muchos tipos textuales pero hay cinco que son fundamentales. •

Tipo textual instructivo: se utiliza cuando se desea transmitir cómo se realiza un procedimiento. Los manuales de instrucciones, de juegos y las recetas son clases de textos que se organizan según este tipo textual.

Tipo textual descriptivo: se utiliza para dar cuenta de cómo son determinados elementos. Es una representación de las características, cualidades o circunstancias de algo y alguien. Muchos cuentos, por ejemplo, tienen partes que se corresponden con este tipo textual.

Tipo textual narrativo: Se usa cuando se desea contar hechos que se desarrollan en el tiempo. Ejemplos de clase de textos que adoptan el tipo textual narrativo son la crónica periodística, el cuento o la novela.


Tipo textual expositivo-explicativo: desarrolla una información con el objetivo de hacerla comprensible al receptor. Su propósito es informar. Por ejemplo, el diccionario, una enciclopedia o un artículo de divulgación científica.

Tipo textual argumentativo: se utiliza cuando el propósito es convencer al receptor de una idea. Por ejemplo un artículo de opinión o el discurso político o publicitario.

Cada uno de estos tipos textuales implica una organización diferente de la información. Por ejemplo, en un texto instructivo encontraremos que la secuencia de los enunciados que componen el texto debe darse en el orden exacto en el que corresponden realizarse los pasos del procedimiento. Por ejemplo, no podemos escribir “Ponga la torta 40 minutos en el horno” antes de indicar “Bata 3 huevos, agregue el chocolate y mezcle”. En un texto expositivo-explicativo se parte de un problema y a lo largo del desarrollo del texto se intenta dar respuesta a ese problema. Por ejemplo, durante esta unidad yo desarrollé un texto verbal expositivo-explicativo. Partí del problema o de la pregunta de qué es un texto, cuáles son sus propiedades y en qué tipos textuales puede plasmarse. Por otro lado, los textos argumentativos, responden a la estructura: tesis, demostración, conclusión para lograr convencer al receptor respecto de la validez de la tesis, por ejemplo cuando le pedís permiso a tus padres para salir un fin de semana y les recordás que aprobaste la evaluación de Lengua, que hiciste tus tareas en el hogar, que los acompaña alguien de confianza, etc. La idea es que podamos pensar que las diversas clases de textos verbales concretos que producimos cotidianamente –desde una conversación con un amigo, hasta un trabajo escolar o una nota que le dejamos a mamá en la heladera- siempre tienen un propósito comunicativo y entonces, la información que contienen se organiza según un tipo textual determinado. Aplicar este conocimiento te va a ayudar a producir mejores textos y por lo tanto a comunicarte con más eficacia.


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