Reseña Histórica de la Biblioteca Pública de Heredia
Reseña Histórica de la Biblioteca Pública de Heredia Dr. Marco Tulio Salazar
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Pompilio Segura Chaves
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Reseña Histórica de la Biblioteca Pública de Heredia Dr. Marco Tulio Salazar
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Primera Edición, setiembre 2015 © Segura Chaves, Pompilio Portada: Edición y Artes: Impresión:
Fotografía de Roberto Montero Salazar Edú — Cel.: 8425-9344 www. facebook.com/soloheredia La que sea...
Los derechos de este libro han sido donados por el autor a la Municipalidad de Heredia. De conformidad con la Ley Nº 6683 de Derechos de Autor y Derechos Conexos queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro.
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Indice
Palabras del Alcalde José Manuel Ulate.........................................../7 Presentación....................................................................................../9 Justificación..................................................................................... /11 Introducción..................................................................................../15 Antecedentes.................................................................................../19 Primera biblioteca pública creada por el Estado............................./23 Renace la Biblioteca Pública........................................................../29 Los sucesores de Aquileo................................................................/33 Traspaso de la Biblioteca a la Escuela Normal.............................../39 Exceso de cambios de la sede........................................................./43 Resurgimiento de la biblioteca......................................................../47 Se materializa un sueño................................................................../53 Estado Actual................................................................................../61 Distribución de las áreas de servicio................................................ 62 Centro Comunitario Inteligente, CECI............................................ 62 Servicios brindados.......................................................................... 63 Datos generales................................................................................ 64 Colaboradores................................................................................./65 Lista de Funcionarios....................................................................../67 Miriam Álvarez Brenes abnegada servidora.................................../68 ¿Por qué el nombre de Marco Tulio Salazar?................................./71 Nuestros servicios.........................................................................../75 Actividades especiales..................................................................../76 Fomento a la lectura ......................................................................./76 Anexos............................................................................................/77 Notas.............................................................................................../87 5
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Sr. Alcalde
En heredia
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Presentación
P
arte del desarrollo arquitectónico de Heredia es el moderno y funcional edificio de la Biblioteca Pública de Heredia “Dr. Marco Tulio Salazar Salazar”, situado en el Barrio Corazón de Jesús, donde antes existieron los talleres municipales. Al pasar por el lugar o visitar la Biblioteca, no nos percatamos del largo camino que ha tenido que transitar la institución para llegar a tener lo que hoy tiene para beneficio de los heredianos ansiosos de saber. La historia de ese recorrido de más de un siglo, rica en datos, detalles, anécdotas y hechos relevantes, no solo para la Biblioteca sino para la ciudad, es lo que nos presenta con gran rigor investigativo y gusto evidente por el tema Pompilio Segura, maestro que al jubilarse le dio rienda suelta a su inquietud por la historia y se sumergió de lleno en 9
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la investigación para mostrarnos hechos y acontecimientos relevantes que estaban por ahí guardados. Este libro nos presenta el largo camino de esfuerzo, sacrificio, perseverancia y, por qué no, desilusiones de varias generaciones de heredianos que lucharon para dejarnos una herencia cultural indispensable en el desarrollo espiritual y material de nuestra sociedad. Es muy interesante cómo desde los primeros tiempos de la Biblioteca hay una queja constante por la poca afluencia de lectores, que se comprende muy bien en aquella época, por la novedad y la poca población que había. Sin embargo en otros tiempos, esa ausencia tiene otras motivaciones que tienen que ver más con la poca o nula afición a la lectura, cuyas causas no es del caso analizar aquí. Actualmente el mismo fenómeno se explica por las facilidades que el mundo de hoy nos ofrece. Estoy seguro de que este libro será recibido con verdadera alegría por los heredianos, no solo por la historia de la Biblioteca Pública, muy completa y amena que nos ofrece, lo que nos ayudará a identificarnos con la institución, sino porque es un retazo de la historia de Heredia poco conocido pero muy importante.
Roberto Cambronero V.
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Justificación
A través de la historia las bibliotecas han sido instituciones invisibilizadas con poco apoyo del Estado y los gobiernos locales, claro ejemplo el largo recorrido que tuvo que pasar la Biblioteca Pública de Heredia para tener un edificio propio y prestar los servicios de información y proyección social a sus ciudadanos en mejores condiciones. Hoy día nos hemos ido posicionando en cada comunidad, el recorrido ha sido largo y tortuoso, sin embargo con esfuerzo, dedicación y empeño hoy somos más visibles; aunque aun cuando se habla de una comunidad se menciona la Iglesia, la Municipalidad, la plaza, la Escuela, el colegio la biblioteca nunca es mencionada, es este estereotipo que tenemos que ir cambiando, dándole el lugar que merece. Se olvidan que las bibliotecas públicas somos centros de cultura 11
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muy importante, colaboramos con la educación formal, realizamos una serie de actividades que benefician a la mayoría de los segmentos de la población, tenemos la información que las personas necesitan, ofrecemos cursos para que las personas adultas y adultas mayores se inserten con las nuevas tecnologías, fomentamos la lectura en niñez y adolescencia por medio de talleres, club de lectura, incentivamos la lectura a domicilio Daisy Montero A. con el apoyo de los padres de familia. También se desarrollan talleres creativos de teatro, ilustración de cuentos, actividades de extensión a comunidades, escuelas, CENCINAI, y se llevan a cabo tertulias en donde se debaten temas de actualidad he importancia para la comunidad, entre otras muchas más. Quiero decir con esto que somos instituciones activas que con mucho esfuerzo y mística siempre estamos ofertando actividades que son de interés para sus ciudadanos y preocupados por aprovechar las oportunidades que se presentan como fue en su momento el proyecto de inclusión digital de los Centros Comunitarios Inteligentes, nos hicimos presentes y visibles para que nos tomaran en cuenta y esto nos permitió expandir nuevos servicios ofrecer internet gratuito y capacitar a las personas con menos oportunidades en las Tecnologías de la información y la Comunicación (Tic). De esta manera se inaugura el CECI en la Biblioteca Pública de Heredia el día 17 de agosto del 2007, estando presente la Dra. María Eugenia Flores Vindas Viceministra del Ministerio de Ciencia y Tecnología(MICIT) y autoridades gubernamentales como el señor Rodrigo Arias Sánchez Ministro de la Presidencia, el señor MBA. José Manuel Ulate Avendaño Alcalde de la Municipalidad de Heredia, Sr. Fernando Sánchez Campos, Diputado por la Provincia de Heredia y personas distinguidas de la comunidad. Siguiendo con ese proceso de mayor visibilidad la biblioteca pública 12
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de Heredia ha participado activamente en ferias del libro en el parque Central Nicolás Ulloa Soto, la FILU 2015, en donde se proyectó a la comunidad con un stand en el anfiteatro del Fortín de Heredia, aportando talleres de animación a la lectura para niñez de primera infancia, en ferias de la salud con material bibliográfico. Todo esto va acorde con nuestro plan de posicionamiento y se espera con ello que la comunidad se apropie y sienta que el espacio y los servicios que se brindan en la biblioteca son para ellos. Ojalá que la población reclame como suyos esos derechos y participe más activamente y se vean beneficiados los sectores más vulnerables y con menos oportunidades. Las bibliotecas brindamos espacios sanos donde puedan aprovechar el tiempo adquiriendo destrezas y conocimiento, que somos instituciones que generamos cultura y que aportamos productos que benefician a toda la comunidad.
Daisy Montero Araya
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Introducción
H
eredia es una provincia muy pequeña, con poco más de 2.600 km2, antiguamente era mucho mayor. Su población, tanto aborigen como española, vivió durante muchos años, dispersa en los montes, en ranchos pajizos, en total pobreza material y espiritual, hasta que en 1706 levantaron una ermita en Lagunilla. En torno a aquella ermita, trasladada en 1714 a Cubujuquí, se inicia el progreso y la sociabilidad, comienzan a aparecer la casas de adobe, techadas con teja. En 1734 la ermita es reconocida como parroquia, en 1763 deja su condición de población para convertirse en villa, en 1790 levanta el edificio del cabildo, en 1797 inicia la construcción del actual templo parroquial, en enero de 1813 se reúne el primer ayuntamiento que realiza una gigantesca obra material y cultural: establece 10 escuelas, construye dos mataderos, 15
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nombró una comisión para delimitar y trazar las calles con mayor formalidad y rectitud, luchó por aumentar el caudal de las aguas, en 1814 fundó el primer cementerio, ayudó a financiar el sueldo del presbítero José María Porras para que impartiera clases de gramática, se preocupó porque las familias que vivían en lugares lejanos cumplieran los deberes religiosos y enseñaran a sus hijos la doctrina cristiana. Lic. Pompilio Segura En 1824, Heredia recibe el título de ciudad, en 1843 establece cátedras universitarias dependientes de la universidad de Santo Tomás, en 1853 crea la primera escuela oficial dedicada a la enseñanza de niñas. En 1861 ilumina con faroles de canfín algunas cuadras, en 1870 funda el primer colegio, en 1878 funciona la primera cañería de hierro. En 1887 se inicia la transformación de la plaza principal en “Heredia es bella, pujante, pero mucha de su parque, en 1889 se inauguran el hospital y el mercado, en 1894 se historia se desconoce, lo funda una orquesta sinfónica y en cual causa la pérdida de 1897 disfruta del primer alumbrado la Identidad Herediana y eléctrico, entre otros muchos no hay derecho a vivir en avances. una provincia, ignorando Pero, ¿Cómo Heredia ha logrado el esfuerzo de nuestros tan importantes conquistas en antepasados.” tiempos tan antiguos? El progreso no se detiene, la aspiración a superarse es continua y perseverante, pues a los pueblos no les gusta estancarse. A Heredia nunca le han faltado pioneros, benefactores y en esta “Reseña histórica de la Biblioteca Pública” que generosamente la Municipalidad pone en sus manos, se desea destacar parte de su 16
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asombrosa historia y a la vez, perpetuar la memoria de algunos de los gestores de su desarrollo. Heredia es bella, pujante, pero mucha de su historia se desconoce, lo cual causa la pérdida de la IDENTIDAD HEREDIANA y no hay derecho a vivir en una provincia, ignorando el esfuerzo de nuestros antepasados; conociéndole se la aprecia más, se rescata su identidad. Amarla debe ser algo más que actitud romántica y sensiblera. Proclamemos “el heredianismo”, que según opinaba don Luis Dobles Segreda, celebridad indiscutible de Heredia, ni se destiñe ni se disipa. El Autor
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Antecedentes
El acuerdo más trascendental tomado por la primera municipalidad que tuvo Heredia, en 1813, fue el de establecer diez escuelas, las primeras que se fundaron en la entonces villa, una en el centro y las otras restantes en sus barrios. Ante una petición del gobernador de la provincia de Costa Rica don Juan de Dios de Ayala, interesado en conocer la situación de la instrucción en Heredia, la municipalidad, el 10 de mayo de 1813 le contestó que “el único advitrio que ha encontrado este ayuntamiento para establecer las diez escuelas públicas es que cada padre de cada discípulo pague cada mes a proporción de su principal o industria…”1 Es a partir de 1813 que se inicia, aunque con suspensiones, el sistema escolar formal, en el que pocos niños, solo varones, aprendían a leer y a escribir, porque a los padres de familia no les interesaba mucho 19
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que sus hijas adquirieran este aprendizaje, preferían mantenerlas como auxiliares en las labores cotidianas. Hubo algunos que optaban por confiar sus hijos a los sacerdotes, únicos que por haberse educado en Nicaragua, poseían una sólida preparación.
El Pbro. José María Porras recogió a siete niños, los dedicó a trabajar en el cafetal que poseía en Barreal, pero a la vez les daba clases de gramática, aritmética y religión para que llegaran a ser hombres útiles a sus familias y a la sociedad, dos de estos niños fueron Juan María Solera Reyes, abuelo de Juan María Solera Oreamuno y Joaquín María Flores Porras padre de tres médicos. Joaquín Lizano Gutiérrez, cuando niño recibió lecciones del Pbro. Manuel Gutiérrez a quien le servía como sacristán. Nicolás Ulloa Soto fue enviado por su padre el cura párroco de Heredia Félix A. Alvarado a estudiar Ciencias Eclesiásticas a Nicaragua. Manuel Sáenz Reyes se educó sirviendo cuando era niño, al Pbro. Joaquín Flores Pérez y luego fue catedrático de gramática latina y castellana, en la filial de Heredia de la Universidad de Santo Tomás.2 Estos y algunos otros niños, ya en edad adulta y bien educados e instruidos, comenzaron a preocuparse por el progreso de la ciudad y particularmente por el desarrollo de la instrucción. De vez en cuando se reunían, en forma organizada, para comentar y discutir asuntos de interés común, para colaborar con la municipalidad en la solución de los problemas y quizá para comentar algún escrito de los que publicaba Rafael Francisco Osejo. A estas reuniones formales se les conocía con el nombre de tertulias y eran integradas por las personas más cultas. La creada en 1832 fue presidida por Nicolás Ulloa Soto. Esta tertulia planteaba quejas contra la municipalidad por su negligencia al no obligar a los padres de familia a enviar a sus hijos a la escuela, la acusaban de no proporcionar cartillas a los escolares y de no pagar cumplidamente los sueldos de los maestros.3 20
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En las tertulias se comentaban noticias ocurridas en el país, que aparecían en el periódico Noticioso Universal, primer impreso que se publicó en Costa Rica, que comenzó a circular el 4 de enero de 1833, en este noticiero aparecían artículos nacionales y del exterior, asuntos de gobierno, temas de José Gregorio educación, trabajos literarios y científicos que Trejos contribuían a la ilustración de los lectores y posiblemente algún miembro de la tertulia se presentaba con sus propios libros para su comentario. En 1866 se fundó una tertulia de gran relevancia llamada Sociedad de Amigos, porque precisamente pretendía fomentar la unión de la sociedad herediana. Su Junta Directiva estaba Saturnino Trejos integrada por los hermanos José Gregorio, Saturnino y Heleodoro Trejos Gutiérrez, graduados en la filial que la Universidad de Santo Tomás había establecido en Heredia, José Gregorio Trejos era abogado y sus hermanos, bachilleres en filosofía. Integraban también la directiva Nicolás Anselmo Ulloa Solares y Joaquín Lizano Gutiérrez, entre otros. Esta Sociedad de Amigos fue importante porque fundó la primera biblioteca que tuvo Heredia, abierta a todo el público el 8 de julio de 1866, en la casa de habitación de José Gregorio Trejos y disponía de departamentos separados para señoritas y jóvenes.4 Más tarde, se funda en Heredia un centro de cultura por iniciativa del Dr. Juan de Jesús Flores Umaña, quien el 2 de julio de 1883 propuso a la municipalidad su proyecto de establecer una sociedad artístico científica, justificando que “si por este medio se logra en los jóvenes el amor a las ciencias, las artes y el trabajo, se producirá 21
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en ellos un cambio completo y serán más tarde, útiles a su patria, en vez de cargas para la sociedad”.5 Para organizar este centro cultural, el Dr. Flores Umaña convocó a una reunión a la que asistieron más de setenta personas, y su inauguración oficial se llevó a cabo el 24 de julio de 1883, con un acto conmemorativo del primer centenario del nacimiento de Simón Bolívar y también festejó el primer centenario del nacimiento de primer Jefe de Estado de Costa Rica, don Juan Mora Fernández, el 24 de julio de 1884. Este centro cultural estuvo vigente durante tres años.
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Primera biblioteca pública creada por el Estado
La campaña política de 1889 para elegir en la presidencia de la República al sucesor de don Bernardo Soto, fue muy violenta, causó la división de los heredianos en esquivelistas y rodriguistas, cada facción con su propio club y esta situación preocupó al gobernador de la provincia don Saturnino Trejos Gutiérrez, quien creyó que con la fundación de una biblioteca por parte del Estado Costarricense, podría servir para recobrar la paz que desde hacía meses se había alejado de la ciudad de Heredia. Con este propósito, el 18 de agosto de 1890 don Saturnino solicitó a la municipalidad que le cediera el salón de sesiones para ubicar allí la biblioteca. Este salón en muchas ocasiones se había utilizado 23
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para la celebración de bailes y presentación de actos culturales, pero a veces, después de realizados, aparecía algún daño, por lo que la municipalidad había acordado no volver a prestarlo a nadie, sin embargo, para este propósito, contestó a don Saturnino que “como esto, en realidad es una mejora interesante, la corporación, no obstante que dicho salón, por acuerdos anteriores, está destinado exclusivamente para sesiones de la misma, accede a la solicitud del señor gobernador, con la precisa condición de seguir celebrando en él las sesiones ordinarias y extraordinarias, entendido que si fuere necesario celebrar alguna estando la biblioteca abierta, debe dejarse libre el salón, mientras pasa la sesión.”6 Con el local listo y deseando que la biblioteca se instale lo más pronto posible, el 19 de agosto de 1890 don Saturnino Trejos manifestó al Ministro de Instrucción Pública que “por ahora, el principal objeto de tal establecimiento es el de ir procurando la amalgama de los partidos políticos, pues los clubs (sic) que existen en esta ciudad, además de no ser otra cosa que casas de juego, están uno frente al otro, sosteniendo ideas, antirrepublicanas y personalistas que es preciso desaparezcan”.7 Don Saturnino Trejos, partidario del candidato triunfante don José Joaquín Rodríguez, le habló de la necesidad de una biblioteca de la que estaba interesado en inaugurar el 15 de setiembre de 1890. Sabía que en el Palacio Nacional existían cinco armarios ocupados con memorias de Hacienda, con José J. Rodríguez Historias de Costa Rica y algunos otros papeles y propuso que ese material se depositara en cajas, que se desocuparan los armarios y se los regalaran, pues ya tenía el local y algunos libros. De nuevo se dirigió al Ministro de Instrucción Pública al que le manifestó que la biblioteca la instalaría en el local municipal “mientras se construye el colegio y que los vecinos prestan más de 558 libros 24
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que se complementarán con los duplicados de la Biblioteca Nacional, que son como 100 y con las colecciones de Leyes y Códigos, que no bajarán de 40 volúmenes, de modo que la librería (sic) se abriría con unos 700 volúmenes, números redondos.”8 De este modo, por decreto del 28 de agosto de 1890, sancionado por el presidente de la República Rodríguez, el cual dice: Art. I. Fúndase una biblioteca pública, de cuenta del Estado, en cada una de las ciudades de Cartago y Heredia. Art. II-III-IV. Art. IV. Mientras se termina la edificación del instituto y entretanto llegan los libros que se pidan, a instancia del Gobernador de la provincia, se autoriza la apertura de una sala de lectura en Heredia, con el carácter de biblioteca pública, para lo cual se dispone del salón municipal, facilitado por el respectivo ayundamiento y de los libros que han ofrecido prestar los vecinos de aquella ciudad, nació la biblioteca, inaugurada con 628 libros, el 15 de setiembre de 1890, bajo la dirección del bachiller en filosofía Ignacio González Trejos, graduado en la Universidad de Santo Tomás. Fue auxiliado por el portero Ramón Flores. Lamentablemente esta biblioteca fue efímera, se instaló en una pieza del edificio llamado Palacio Municipal, situado frente al actual salón parroquial de la Inmaculada y que había sido la casa de habitación de don Nicolás Ulloa Soto. El local era reducido, carecía de muebles adecuados y de alumbrado eléctrico, por lo que los siete lectores que en promedio visitaban el establecimiento debían leer aquellos libros a la luz de las velas. Ante estas condiciones y particularmente por el escaso número de lectores, el Director General de Bibliotecas Don Miguel Obregón Lizano, quien había contribuido con su fundación, acordó clausurarla, con la promesa de reabrirla cuando mejoraran las condiciones. Su cierre se realizó a mediados de 1891. No hay duda de que, fundamentalmente su clausura se debió a la escasés de lectores, por lo que no se justificaba este gasto, aunque para el Estado no era tan dispendioso. 25
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Esta biblioteca fue efímera, se instaló en el edificio del Palacio Municipal, situado frente al actual salón parroquial .
Cinco años después, surgió una inquietud de veinte jóvenes deseosos del establecimiento de otra biblioteca que se proveería con libros prestados por algunos vecinos, don Jesús Alfaro, integrante de este grupo, ofrecía prestar 50 volúmenes. Para la creación de esta biblioteca se necesitaba un permiso de la municipalidad, el cual solicitaron los veinte jóvenes en escrito del 9 de mayo de 1896, pero sin local adecuado y escaso número de volúmenes, la iniciativa de los jóvenes no tuvo éxito. La fundación de una biblioteca no era asunto que inquietara mucho a las autoridades heredianas, por lo que si a alguna persona o institu26
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cuenta como lo intentó don José Joaquín Chaverri Zúñiga, estudiante avanzado de derecho, quien el 28 de julio de 1896 envió a la municipalidad la nota siguiente: “Carecemos en esta ciudad de un centro bien conceptuado y decente, que sea lugar de reunión en donde se ejercite y solace el espíritu y se proporcione alimento sano a este. La mayor parte de los jóvenes heredianos se lamentan de la falta de un centro de aquellas cualidades y convienen y creo que también la corporación a que me dirijo, en que a la juventud de esta localidad, no se abren más puertas que las de las vinaterías, garitos, etc. He propagado en una hoja la idea y todos están de acuerdo, por no existir una biblioteca pública”.9 La hoja volante que don José Joaquín Chaverri publicó, anunciaba su deseo de fundar un centro recreativo con el nombre de Sala de Lectura, en donde habría periódicos del país y extranjeros, juegos de ajedrez, damas, y otros, recado de escribir(sic), libros y agregaba en su mensaje: “Las personas que presten libros u objetos propios para el establecimiento, solo pagarán parte de la cuota. La sala se abrirá el 15 de agosto de 1896.”10 La intención de don José Joaquín Chaverri no era la de lucrar, pues, un colón que exigía por el ingreso de cada socio era para destinarlo a la atención del centro de cultura, el cual abrió sus puertas el 15 de agosto de 1896 en la casa de habitación del Dr. Antonio Pupo, situada donde está hoy la Farmacia Fishel, 100 metros al sur del templo parroquial de la Inmaculada. Al no ser gratuita, su permanencia fue pasajera, pero el interés particular por mantener en Heredia una biblioteca no desaparecía, y así el secretario de la Sociedad Cooperativa Herediana, Juan A. Moya, el 15 de junio de 1899 solicitó a la municipalidad que le prestaran los libros con sus estantes que había utilizado el colegio San Agustín, este colegio, abierto por tercera vez en 1897, solo permaneció vigente por un año, la escasez de fondos obligó a la municipalidad a clausurarlo en 1898. La Sociedad Cooperativa poseía una pequeña biblioteca, pero la quería agrandar para ponerla al servicio del público, pero le hacía 27
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falta un local. Justificaba la solicitud don Juan A. Moya argumentando que Alajuela, Cartago y San José tenían bibliotecas subvencionadas por el gobierno y que solo Heredia no la tenía. Ante la petición, la municipalidad acordó traspasarle dichos libros y estantes y proveerlos de local, por lo que la junta directiva de la Sociedad, el 14 de agosto de 1899 le manifestó que: “se ve que aquel cuerpo trata de coadyuvar en lo posible el fomento del progreso moral e intelectual y además, muestra el desprendimiento y generosidad a favor de la Sociedad Cooperativa”,11 firmaba esta nota Jesús Vargas Seas. Se desconoce por cuanto tiempo permaneció prestando servicios, esta nueva biblioteca.
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Renace la Biblioteca Pública
Habían pasado muchos años y la ciudad de Heredia continuaba sin biblioteca pública, pero aprovechando la visita del presidente de la República don Ascensión Esquivel, la municipalidad le hizo ver la necesidad de esta institución, a la que don Ascensión mostró interés en complacer a los heredianos, dando una respuesta satisfactoria. El Presidente asistió a una sesión municipal solemne el domingo 22 de febrero de 1903, día en que se develó su fotografía en el salón de sesiones y pocos días después el 3 de marzo de 1903, emitió el acuerdo siguiente: “Con el propósito de fundar en la ciudad de Heredia un centro en donde las personas deseosas de ilustración puedan hallar el medio de satisfacer sus legitimas aspiraciones acuerda: 1. Destinar del Tesoro Público la suma equivalente a cinco mil 29
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francos que se invertirán en la compra de libros para dar comienzo a la formación de una biblioteca pública en aquella ciudad. 2. La Dirección General de Bibliotecas procederá a la formación de la lista de obras y a hacer a Europa el pedido correspondiente. 3 La Secretaria de Instrucción Pública incluirá cada año en su presupuesto la cantidad que se estime necesaria para el fomento de la biblioteca pública.”12 Para la instalación de este centro cultural, el gobernador, el 10 de julio de 1903, propuso a la Municipalidad que cobrará por ¢25.00, por el alquiler del salón perteneciente al Palacio Municipal que entonces estaba ocupado por la secretaría de la Gobernación y una solicitud semejante hizo el bibliotecario Aquileo J. Echeverría quien había sido nombrado el 7 de julio de 1903. En la misma sesión, la Municipalidad acordó destinar los ¢25.00 mensuales al pago de suscripciones de periódicos nacionales y extranjeros “para uso de la Biblioteca que se trata de instalar y ceder para la instalación de dicha biblioteca tres piezas situadas en la esquina del Palacio Municipal.” 13 Aquileo J. Echeverría Inmediatamente abrió sus puertas la Biblioteca Pública, pues el 1° de agosto 1903, el ministro de Gobernación, a nombre del Supremo Gobierno, manifestó el agradecimiento a la Municipalidad por haber cedido el local que obviamente bajo la dirección de don Aquileo, en el mes de julio de 1903, comenzó a funcionar. Don Aquileo J. Echeverría nació en San José pero buena parte de su vida la pasó en Heredia, en donde el 31 de agosto de 1895, contrajo matrimonio con María Dolores, hija del doctor Juan de J. Flores Umaña y doña María Zamora. Recibe de su suegro una pequeña finca en la Pitahaya, camino a San Antonio de Belén y en ella instala una pulpería que le permitió la relación y estrecha 30
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confianza con los campesinos que por las tardes celebraban allí las amenas tertulias, que más tarde logró plasmar en la biblioteca que dirigía, en sus famosas concherías. Al respecto, don Alejandro Alvarado Quirós dice: “Pero debo agregar a guisa de comentario, que la Biblioteca de Heredia era un mito y que el único libro de que tuvo que ocuparse Echeverría, fue del suyo que estaba en eterna preparación.” 14 Después de abandonar la pulpería, por un corto tiempo desempeñó un puesto en la oficina de correos de San José y luego pasó a la dirección de la Biblioteca de Heredia, época ésta la más fecunda de su producción costumbrista. Su primera publicación “Romances”, la hizo en 1903, en 1904 reseñó una disputa muy jocosa, sostenida entre el Lic. Oscar Baudrit González y el poeta y militar Eduardo Calsamiglia Arias, que denominó “Gordos y flacos”, Oscar se burlaba dé la flacura de Calsamiglia y éste de la gordura de Oscar, disputando ambas partes sobre la bondad de ser gordo o flaco. En 1905 publica sus famosas “Concherías”, que ya tiene varias ediciones. Don Aquileo sirvió en la biblioteca poco más de dos años y medio, con un sueldo mensual de ¢50, pero con sus artículos que enviaba a los periódicos, le permitió aumentar sus ingresos. No dejó informes sobre la marcha de la institución, pero para Heredia, fue un privilegio y un honor el haber tenido en su seno al Poeta Nacional, como lo llamó Rubén Darío. Lamentablemente su salud comenzó a decaer, lo que lo obligó a dejar, en mayo de 1906 la dirección de la biblioteca y al agravarse su estado, el Congreso Nacional le otorgó un auxilio y en agosto de 1908 se fue a París, en busca de un especialista, pero como el clima lo perjudicó, se trasladó a Barcelona, España, en donde el 11 de marzo de 1909 dejó de existir, “sin lograr ver la segunda edición de sus “Concherías” que había preparado durante los últimos meses de su enfermedad.” 15 31
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Los sucesores de Aquileo
A mediados de mayo de 1906, don Alejandro Morales sustituyó a don Aquileo J. Echeverría y en su informe presentado a la municipalidad, el 31 de mayo de 1906, describe la situación de la biblioteca, relata que: “Periódicos han llegado todos, y casi todas las publicaciones que en el calor de la lucha política hubieran de aparecer […] De publicaciones extranjeras aparecen, Álbum, Salón, Ilustración Artística, Fígaro, Hojas Sueltas, Nuevo Mundo, Juventud Ilustrada, Mundo Científico, Alrededor del Mundo. La biblioteca recibió además dos números de la Gaceta Oficial, dos del Boletín Oficial, un ejemplar de los periódicos El Noticiero, La República, La Prensa Libre y los semanarios Páginas Ilustradas, Orden Social y Foro. Relata don Alejandro Morales que durante los meses en que atendió la biblioteca pública don Aquileo J. Echeverría asistían diariamente entre 14 y 17 lectores, de los cuales únicamente una 33
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dama, en cambio, cuando él la recibió, la cantidad de mujeres oscilaba entre 2 y 8 y muy orgulloso agrega: “personas de consideración, a diario, con muy raras excepciones, honran este establecimiento, pasando en él largas horas.Citaré como prueba a los señores Tranquilino Sáenz, Lic. Gerardo Guzmán, el Dr. Alberto Cantillo, don Francisco Sáenz, don José Joaquín Chaverri y otros que no enumero por no cansar vuestra atención.”16 Los lectores que cita don Alejandro Morales eran todos intelectuales, y si eran frecuentes sus visitas, esto prueba que la biblioteca se inició con interesante y variado acervo bibliográfico, pero deja dudas de si era una institución para la élite o si sus beneficios llegaban al pueblo, pero de lo que sí se quejaba don Alejandro Morales era que la juventud no la visitaba y pedía mayor vigilancia por parte de las autoridades en algunos establecimientos comerciales “donde la mayor parte de la juventud pasa allí horas enteras adquiriendo vicios en vez de asistir a la biblioteca a dedicar su tiempo en lecturas moralizadoras o instructivas y obtener como es natural, mayor provecho.”17 Don Alejandro Morales informaba que después de su llegada a la biblioteca, la afluencia de lectores era de un promedio diario de 34, que el caudal bibliográfico en 1906 alcanzaba a 946 volúmenes, más 796 obtenidos por canje; la asistencia de mujeres también aumentaba, pues en octubre l907 ascendía a un promedio diario de 24. Describía don Alejandro Morales el recinto ocupado por la biblioteca como un edificio de dos amplios departamentos pero que necesitaba uno más para uso de los empleados y para el depósito de libros, porque se encontraba obligado a utilizar la sala de lectura de las señoras para llenar ambos servicios. Pero la opinión que mantenía el Director General de Bibliotecas don Miguel Obregón Lizano, era distinta a la que daba don Alejandro Morales, pues él manifestaba que de las bibliotecas de provincias casi no había qué decir, que llevaban una vida estacionaria que no se adaptaba con la actividad del movimiento cultural de la época, a causa de estar privadas de rentas fijas que no 34
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les permitía adquirir nuevas obras y afirmaba que las consideraba casi condenadas a su eliminación. Refiriéndose a la de Heredia decía: “aunque ésta es la biblioteca más pobre de provincias tiene sobre las otras la inmensa ventaja de ofrecer a sus visitantes todos los periódicos del país y varios escogidos del exterior. Puede decirse por eso que está más al día que sus compañeras, y así se explica que sea la que mas frecuentación haya tenido, el promedio de lectores ha sido de 30, lo que sobrepasa aun a la Biblioteca Nacional”.18 Don Alejandro Morales recibió algunas revistas del extranjero, de la Casa Font y Cía., el periódico Novedades, editado en español en Nueva York, el Boletín de las Repúblicas Americanas, la Revue Diplomatique editada en París y algunas publicaciones centroamericanas. La atención de una biblioteca de provincia era asunto sencillo, pero a partir del 7 de enero de 1910, en la administración de don Cleto González Víquez se aprobó un novedoso Reglamento de Bibliotecas, muy avanzado para la época. Se establecía la subordinación de las bibliotecas a la Secretaría de Instrucción Pública a través de un Director General de Bibliotecas, señalaba la forma de configurar el Cleto González V. índice general del material bibliográfico a través de fichas de cartulina de igual tamaño, la forma de asegurar las fichas para evitar la sustracción o cambio de lugar. Establecía la obligación al bibliotecario de llevar 12 libros de control: Registros de adquisiciones diarias, de publicaciones periódicas, estadísticas de lectores, de transacciones de canje e intercambio, de índice de autores, de inventarios de bienes, entre otros aspectos. Este reglamento contaba con 43 artículos muy detallados, así por ejemplo el artículo N°10 establecía “la prohibición en absoluto de escribir cualquier cosa en los libros de la biblioteca o escribir sobre 35
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las páginas poniendo el papel encima, interlinearlos, doblar las hojas como señal o abrirlos dislocándolos de manera que se toquen sus tapas, enmendar ediciones o fechas, mancharlos, etc. Prohibido es igualmente dar vuelta a las páginas de los libros por medio de los dedos humedecidos con saliva, bajo la pena de negarse la entrada al que reconvenido por tres veces, no atienda esta disposición.”19 El reglamento describe una pincelada sobre algunas de las costumbres de la época, cuando ordenaba que los asistentes a la biblioteca debían dejar en un sitio destinado los sombreros, paraguas y bastones que llevaren, no se permitía fumar dentro de las salas de lectura, recomendaba colocar escupideras y esponjeras pequeñas para humedecer los dedos al pasar las hojas de los libros. En mayo de 1910 el bibliotecario Alejandro Morales fue sustituido por don Otoniel Flores Trejos, quien había iniciado sus estudios secundarios en 1904, en el colegio San Agustín, llamado al año siguiente Liceo de Heredia. Don Otoniel Flores realizó canjes con bibliotecas centroamericanas y con la de Río de Janeiro, Brasil. Compró diez de las obras escritas por don Luis Otoniel Flores Trejos Dobles Segreda, pagando ¢2 por cada una. José Fabio Garnier Ugalde donó a la biblioteca veinticinco ejemplares de su libro Perfumes de belleza, libro de crítica, género que trató de cultivar con preferencia. La Secretaría de Instrucción Pública envió los tomos 9 al 12 de la Enciclopedia Católica y de la Biblioteca Nacional recibió 14 volúmenes de temas variados. La imprenta Lehmann obsequió cinco tomos de la Revista Ilustrada Artística, editada en Barcelona, España. Con un funcionamiento normal, el Director de la Biblioteca Nacional, don Valeriano Fernández F. con miras de ubicar la biblioteca de Heredia en un lugar más cómodo propuso agregarla al Liceo de Heredia cuando su edificio estuviera totalmente concluido, medida que fue aceptada por su director don Carlos Gagini, pero el traspaso no se llevó a cabo. 36
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En 1911 la biblioteca se enriqueció con la adquisición de la colección de Historia, de Alberto Malet: Historia de Oriente, Historia Romana, Historia de la Edad Media. Se adquirió la Arqueología Criminal Americana, escrita por Anastasio Alfaro. El Carácter, de Adam Smith y 14 ejemplares de la obra Elementos de Psicología, escritos por don Carlos Gagini, quien los donó. Gagini era director del Liceo de Heredia desde 1909. En abril de 1913 se retiró del cargo don Otoniel Flores Trejos y poco después viajó a Pennsylvania, Estados Unidos a estudiar medicina, pero no logró graduarse. Fue sustituido en la biblioteca por su hermano Moisés Flores Trejos, quien durante su permanencia la biblioteca recibió la obra, Roselyn escrita por el famoso poeta francés, gran figura del romanticismo, Alfonso de Lamartine, las CreacioMoisés Flores Trejos nes de Shiller, de Enrique Massaguer, Los Luisiadas, de Gómez de Tapia, las revistas Instrucción Española y Americana, Ilustración Artística, Alrededor del Mundo, Blanco y Negro, Hormiga de Oro, España Moderna, Lecturas de Ciencias y Artes, Unión Panamericana, Hojas Selectas y el Secretario de Instrucción Pública envió La Nelson Encyclopedia y algunos tomos en idiomas inglés, francés y latín. Don Moisés Flores Trejos dejó el cargo a mediados de 1914, y luego se colocó como conductor del tren que viajaba de San José a Puntarenas a donde se fue a vivir. Fue sustituido por el profesor y poeta notable don Luis Rafael Flores Zamora a quien le correspondió devolver a Cartago su biblioteca que como consecuencia del terremoto, había recibido la de Heredia en mayo de 1910. El 22 de setiembre de 1914, el subsecretario de Instrucción Pública don Luis Felipe González F. envió al Ministro de Gobernación la nota siguiente: “el jefe de la biblioteca pública de Heredia tiene ya las instrucciones necesarias para hacer la devolución de los libros y 37
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enseres de la biblioteca pública de Cartago, los cuales fueron enviados a aquel centro después del terremoto de 1910.”10 El nuevo bibliotecario don Luis R. Flores recién llegado no hizo más que lamentarse porque le habían dejado la biblioteca sin estantes y vitrinas y porque se encontraba obligado a colocar sobre mesas los pocos libros que le habían quedado y Luis R. Flores además se quejaba de que los tres departamentos que tenía a su disposición eran impropios para el destino de sala de lectura. Pronto le llegaron de la Biblioteca Nacional 169 obras de variados temas, una colección empastada de periódicos y poco después, de la misma fuente, le llegaron 558 volúmenes. El promedio de lectores que a finales de 1913 era de 15, pasó a 21 lectores en 1914 y a 41 lectores en 1915, sin embargo, este aumento se debió a que la Escuela Normal de Costa Rica, “con sede en Heredia, había iniciado su primer año el 5 abril de 1915, con una matrícula de 303 estudiantes, en el edificio de la escuela Braulio Morales” 21 y eran estos estudiantes quienes más aprovechaban la biblioteca. Don Luis R. Flores asumió la dirección de la biblioteca a mediados de 1914 y permaneció en ella cerca de tres años. En su informe de febrero de 1915 dice que aunque le han llegado muchos libros, cuenta con pocas obras buenas y por desgracia, el nuevo personal se ha encontrado con que faltan algunas de las que existían, advierte que es necesario aumentar el número de obras con valor científico y literario y que en octubre de 1914 la Biblioteca Nacional obsequió 169 obras y una colección de periódicos empastados, valorado todo en ¢1105,50 y que en diciembre del mismo año recibió de la mismas biblioteca 558 volúmenes con un valor de ¢1592,25 y finalmente agrega que la municipalidad la auxilia con ¢15 mensuales para la compra de periódicos del país y ¢10 para revistas extranjeras, que gustan a los lectores. 38
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Traspaso de la Biblioteca a la Escuela Normal
El subsecretario de Instrucción Pública don Luis Felipe González conocía muy bien la trayectoria de las bibliotecas y no confiaba en ellas, las consideraba instituciones de vida estancada y de poco provecho cultural y en su informe de 1915 ante el Congreso Nacional, expresó: “la mejor manera para que puedan prestar un servicio más eficiente es el de agregarlas a los colegios de Luis Felipe González segunda enseñanza de las respectivas provincias, de modo que puedan servir al personal y a alumnos del plantel y al escaso público que las frecuenta. La medida será puesta en práctica por vía de ensayo, en la biblioteca de Heredia y sí, como es de esperarse 39
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los resultados son satisfactorios, se hará lo propio en las de Cartago y Alajuela”.22 En realidad la idea de don Luis Felipe era la de agregar la biblioteca no al Liceo de Heredia que había desaparecido el 28 de noviembre de 1914, sino a la Escuela Normal fundada en la misma fecha por decreto N° 10 por los hermanos Alfredo y Luis Felipe González Flores, en calidad de Presidente de la República y subsecretario de Educación respectivamente. La administración de don Federico Tinoco 1917-1918, no demostró interés por el mantenimiento de la biblioteca pública de Heredia, Federico Tinoco la que en forma precaria se mantuvo durante los años 1918 y 1919, bajo la dirección del profesor José (Pepe) Dávila Solera, quien para solucionar los problemas recurría a la municipalidad, como lo hizo en febrero de 1918, cuando le solicitó la reposición de seis bombillos de la corriente eléctrica que se habían quemado en el local de la biblioteca, la que “solo cuenta con dos para las dos salas, a las que van de 70 a 90 lectores”.23 No obstante con tan elevado número de lectores, la biblioteca fue suspendida cerca de dos años, pues sin saberse por qué, la municipalidad en mayo de 1920, alquiló el edificio en donde se alojaba, para que el italiano Emanuell Moisso instalara en él un hotel. Los libros fueron colocados en cajas de cartón, hasta que, a mediados de 1922, fueron trasladados a la escuela Normal hoy Liceo de Heredia, funcionando su biblioteca con el doble carácter de escolar y pública. Los libros se colocaban conjuntamente con los de la biblioteca de la Escuela Normal en los mismos estantes, pero bien identificados, pues llevaban el sello correspondiente, pero podría afirmarse que la biblioteca pública de Heredia había desaparecido, pues como se había instalado en una aula cercana a la sala magna, el pueblo no podía visitarla porque se sentía cohibido, además en el periodo de los tres meses de vacaciones, 40
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permanecía cerrada. La biblioteca en esas condiciones era atendida con la mayor amabilidad por el Ing. Samuel Sáenz Flores, sin recibir retribución alguna por esta labor, pero, generalmente, solo la aprovechaban los profesores y alumnos de la mencionada escuela. Don Samuel impartía lecciones de matemáticas, desde 1922, en dicha escuela y además servía como su secretario. Samuel Saenz Flores En 1923 fue nombrado el Lic. Alberto Brenes Córdoba Director General de Bibliotecas e interesado en que la biblioteca de Heredia cumpliera su objetivo por el cual se había creado, ordenó su separación de la Escuela Normal y a mediados de 1924, nombró bibliotecario a Raúl Villalón quien recogió todos los libros que le pertenecían y como la sede antigua estaba ocupada ahora por la escuela Nicolás Ulloa, fue necesario alquilar un local cuya ubicación es desconocida. Don Raúl Villalón venía con buenos propósitos, pues en junio de 1924 le manifestó a la municipalidad que: “he comenzado con la instalación de la biblioteca pública buscando, si la suerte me es propicia, completar mi labor con la fundación de un semanario de la talla de cualesquiera de los diarios vespertinos de San José, que se llamará La Voz de Heredia”.24 Sin embargo su sueño se vio frustrado porque su sueldo lo consideró muy bajo, solamente ¢100 mensuales y de ellos debía pagar ¢15 por el alquiler del local de la biblioteca y quizá el de su propio alojamiento y cuando solicitó a la municipalidad que asumiera ese compromiso, se le respondió que debía esperar hasta la aprobación del nuevo presupuesto; pero don Raúl no esperó, prefirió renunciar al puesto, en el que no permaneció ni siquiera tres meses.
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Exceso de cambios de la sede
Ante esta situación, el 27 de setiembre de 1924, por gestiones del personal docente de la escuela Nicolás Ulloa, la biblioteca se instaló en el mismo edificio en donde había nacido en setiembre de 1890 pues ya el hotel había desaparecido. Los maestros, organizados por su asesor Benjamín Bolaños y su directora Evangelina Solís Salvatierra, prepararon las aulas para su ubicación y por turnos, en forma ad honorem, iniciaron su atención en un lugar que ofrecía ventajas a todos, porque era de fácil acceso y permanecía abierta 353 días al año. La biblioteca se enriqueció con la donación de libros que recibía de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares de la República de Argentina, de la que le llegaban los libros sobre Historia, Literatura, Derecho, Matemáticas, entre otros, además de una Geografía Universal en 20 tomos y un Atlas. Adquirió también de otra procedencia la 43
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En 1936, la casa de habitación de doña Rosario Segreda de Dobles, donde se encuentra hoy el Banco de Costa Rica, sirvió de sede a la Biblioteca Pública.
Enciclopedia Salvat que constaba de 11 volúmenes y por compra consiguió El Tesoro de la Juventud en 20 tomos, Esta última obra con sus amenas secciones: el libro de los por qué, narraciones interesantes, hechos históricos, el libro de la ciencia, los países y sus costumbres, entre otras, era leída con avidez por niños y adultos a quienes les gustaban las curiosidades. Se desconoce cuándo abandonó la biblioteca su histórico local de la escuela Nicolás Ulloa o hacia dónde se ubicó, lo cierto es que en 1936 la encontramos luego asentada en el casa de habitación de doña Rosario Segreda de Dobles, donde se encuentra hoy el Banco de Costa Rica, calle 1, avenida 6, y era atendida por María Aurelia (Marela) Dobles Segreda en una incómoda sala con escaso mueblaje y con poco más de 1500 libros entre los que se citan la Enciclopedia Espasa y un diccionario Larousse de buen tamaño, que utilizaban los alumnos de la Escuela Normal. También contaba con poco más de 1000 revistas. Debido a la incomodidad del local fue necesario abandonarlo y pasar 44
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Edificio perteneciente a Don Oscar Negrini Chiodarelli, donde se ubicó la Biblioteca Pública de Heredia, ubicado 100 mtetros al sur de los Tribunales de Justicia.
la biblioteca a otro de mejores condiciones, situado donde está hoy la farmacia El Carmen, calle 1, avenida 4, era atendida por María Teresa (Yeya) Ulloa de Moya. Allí estaba en 1938. Del anterior lugar se trasladó luego al edificio que pertenecía a Oscar Negrini Chiodarelli, casi al frente de donde antes estaba, pero ya la biblioteca iniciaba un periodo de decadencia, muchos libros estaban deteriorados, habían perdido el interés de los lectores, por lo que la concurrencia era bastante limitada, en 1941 su caudal bibliográfico apenas llegaba a 412 volúmenes y solamente la biblioteca de Limón contaba con un menor número de lectores. El Director General de Bibliotecas, Lic. Julián Marchena afirmaba en 1950 que las bibliotecas eran atendidas por personas de cultura general y de buena voluntad, pero que se les daba un irrisorio sueldo de ¢125 por mes y se quejaba de que el Estado no las ayudaba, que sus obras estaban truncadas y eran anacrónicas. La de Heredia era 45
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atendida por Donald Salas, quien llegó de Cartago cuando era un niño, en Heredia realizó su enseñanza y en 1954 se graduó de bachiller en el Liceo de Heredia. Un asiduo lector, el Lic. Manuel Argüello Muñoz, en 1952 describe la biblioteca del modo siguiente: “no es más que una pequeña salita con dos mesas y algunas bancas en no muy buen estado. De esta manera podríamos decir que lo que sostiene su carácter de biblioteca es la colección Espasa, la Salvat, la Enciclopedia Hispanoamericana y 5 o 10 libros más. El tiempo que funciona es de tres horas, es decir, precisamente en horas de trabajo, de tres a seis de la tarde.
Antiguo Taller Municipal.
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Resurgimiento de la biblioteca
En 1955 miembros de la Asociación Costarricense de Bibliotecas, fundada en abril de 1949, la asociación ALA, fundada en Heredia en 1930, la señora Miriam Álvarez Brenes bibliotecaria del Banco Central de Costa Rica, la señorita Odilie Morales Ramírez, bibliotecaria del Liceo de Heredia y el Dr. Carlos Meléndez Chaverri, interesados en el rescate de la biblioteca, se dirigieron al Director General de Bibliotecas, Lic. Julián Marchena, solicitándole su colaboración y gracias a su intervención se logró que el presidente de la República don José Figueres atendiera la petición y acordara ofrecer la ayuda necesaria. En abril de 1956, la Proveeduría Nacional anunció que necesitaba un local para instalar la biblioteca pública de Heredia, debía estar situado en el centro de la ciudad, con abundante luz “y disponer de un servicio sanitario en buenas condiciones”.26 Como nadie hizo 47
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ofertas, la biblioteca continuó ubicada en el Edificio Negrini pero, en otras condiciones, pues el miércoles 29 de agosto de 1956, en una ceremonia a la que asistieron el presidente Figueres, el Lic. Julián Marchena, el diputado Dr. Guillermo Chaverri Benavides, la representante de la Asociación Costarricense de Bibliotecas, señorita María del Carmen Quirós Saborío, se llevó a cabo el resurgimiento de la biblioteca. Pronunciaron discursos el presidente Figueres, el diputado Dr. Chaverri Benavides, un señor de apellido Cedeño y el Director Provincial de Escuelas don Rafael Arguedas Murillo y la señorita Quirós Saborío, quien manifestando una concepción moderna de la bibliotecología, aconsejó que además del servicio de lectura se realizaran otras actividades culturales como seminarios, conferencias, cine ilustrativo, hora del cuento, todo esto para atraer, tanto a niños como a adultos. En esta ocasión, la biblioteca recibió un aporte de la Asamblea Legislativa de ¢10.000, obtenidos por la intervención del diputado Chaverri Benavides, los cuales se destinaron “a la compra de libros, a mobiliario adecuado, alumbrado fluorescente, una máquina de escribir y un reloj de pared”.27 En 1971, el propietario del local, ya muy antiguo, dispuso demolerlo para reemplazarlo por otro y ante esta situación, en febrero de 1972 la vicepresidenta de la Junta de Educación Ema Morales Ramírez y su secretaria Ethel G. de Gutiérrez se comunicaron con la Primera Dama de la República, Karen Olsen Beech y con el Ministro de Cultura, Juventud y Deportes y con el de Educación Pública don Lalo Gámez a quienes expresaron el deseo de que el Estado adquiriera la casa que había sido la habitación del ex presidente don Alfredo González Flores, convertida entonces en el restaurante El Chaparral y con tal propósito expresaron: “la sugerencia que aquí planteamos a fin de que ustedes sean servidos 48
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En 1972, la biblioteca debió instalarse en la planta alta de un edificio ocupado por la Farmacia Imperial, ubicado 50 metros al este de la esquina noreste del mercado de Heredia.
acogerla hasta darle feliz término, si ello les fuera posible, es la de que el Estado adquiera esa histórica mansión y la ofrezca para asiento de la biblioteca pública de Heredia, que perdió el propio hace algunos semanas por demolición del edificio en que antes se albergaba y para que formemos, entre las entidades oficiales y los vecinos de buena voluntad, una casa de cultura que será centro de esparcimiento del espíritu y foco de esfuerzo, aunados en beneficio de las jóvenes generaciones que tanto lo necesitan”.28 Como no hubo una respuesta satisfactoria para adquirir el edificio solicitado, el gobierno trató de solucionar este problema autorizando a la municipalidad para que mediante el decreto del 4 de diciembre de 1972, acondicionara un edificio situado al costado este del de Correos, antigua Gobernación, para destinarlo a alojamiento de la biblioteca y además salón para actividades culturales. La remodelación y el acondicionamiento no se ejecutó inmediatamente, si no que se llevó 49
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El edificio de la antigua Escuela República Argentina, albergó la Biblioteca Pública de Heredia de 1982 a 1988.
a cabo en 1977 y 1978 y mientras esto ocurría, a partir de 1972, la biblioteca continuaba en la planta alta de un edificio ocupado por la Farmacia Imperial. Allí la atendieron sucesivamente, el menor Eduardo Campos Sandí, Rodolfo Sánchez Araya, Walter Godofredo García Víquez y Danilo Dueñas Godínez, auxiliados por la miscelánea Elena Carballo quien en ausencia de sus jefes, con su gran experiencia de muchos años la atendía a satisfacción. A esta señora la sustituyó su hija Hilda Herrera Carballo. Cuando el local destinado por el gobierno para sede de la biblioteca, al costado este del de Correos y Gobernación estuvo totalmente restaurado, resulta que la “Municipalidad de Heredia desecha esa idea y en su lugar acuerda trasladar al viejo edificio sus oficinas, alegando que el edificio es pequeño para una biblioteca y que ellos no tienen oficinas, pues las que les prestaba la Gobernación deben devolverlas.”29 50
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En julio de 1978 fue nombrada Directora de la biblioteca Marlene Vargas Hernández y desde ese momento su lucha por obtener un edi-ficio propio fue ardua y constante, pues a ella se le presentó el difícil problema de la amenaza de desahucio, porque el dueño del edificio en donde permanecía ubicada la biblioteca la antigua farmacia Imperial, exigía su entrega, pues deseaba derribarlo para construir uno nuevo. Doña Marlene Vargas buscó la ayuda de los señores Dr. Marco Tulio Salazar, Miguel Esquivel Miranda, Rafael Ángel Calderón Morales y el gobernador de la provincia José María Salas y con la anuencia de la junta de educación, se logró instalar en el edificio que había ocupado la Escuela República Argentina, desocupado por ausencia de alumnos desde 1981. La biblioteca había adquirido un notable desarrollo desde que permanecía en la planta alta de la Farmacia Imperial, su acervo bibliográfico aumentaba considerablemente, así como su personal que la atendía, pues Marlene Vargas contaba con dos subalternas, María de los Ángeles Gómez Portugués y Maribel Villalobos Villalobos y la miscelánea Hilda Herrera Carballo. Cuando en febrero de 1982 se trasladó al edificio de la antigua escuela República de Argentina se integraron Yamileth Gómez Sáenz, Mayra Bonilla Oviedo, Xinia Moya y María Aidaly Valerio Chaves. La lucha emprendida por la directora de la Biblioteca doña Marlene, para dotarla de un edificio propio fue apoyada por un comité que se llamó Asociación Amigos de la Biblioteca, fundado por ella misma, e inscrito en 1982 en el Registro Nacional, pues no se encontraba muy satisfecha en un local al que le encontraba deficiencias estructurales, era un edificio muy antiguo y en él se presentaba el desorden pues estaba compartido por las oficinas de la Dirección Provincial de Escuelas y al entrar tanta gente, se hacía difícil controlar la desaparición de libros, pero, no obstante esta situación, la Asociación 51
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Amigos de la Biblioteca organizó en 1982 un ciclo de conferencias denominado “Heredia ayer, Heredia hoy”, el cual reunía a un importante grupo de intelectuales; se emprendió una campaña para la compra de sillas y se enriqueció el material bibliográfico. La Asociación, además, rindió un homenaje a distinguidas colaboradores de la biblioteca, entre ellos Eliecer Venegas Segura, Bernardo Villalobos Miranda y Marco Tulio Salazar, por su valiosa colaboración con la donación de libros, como así lo informó Danilo Alvarado, fiscal de dicha Asociación. A estos amigos de la Biblioteca se unieron también Guillermo Chacón Araya, Carlos Calderón Morales, Mayela Vargas Castro, Alvaro Saenz Quesada.
De izquierda a derecha: Miriam Alvarez, Marlene Vargas y el Dr. Marco Tulio Salazar S.
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Se materializa un sueño
La Asociación de Amigos de la Biblioteca, inspirada por la Directora Marlene Vargas, soñaba con una institución que desempeñara el papel de agente del cambio cultural, una institución capaz de brindar un servicio completo como agente de información general y de mayor participación en la comunidad, mediante relaciones públicas más efectivas, pero para cumplir esta misión se necesitaba un edificio construido con los más modernas adelantos tecnológicos. La tarea para lograrlo no fue fácil, los trámites tuvieron que pasar por senderos de trabas burocráticas, cargadas de constantes retrasos. En realidad, la lucha se inició en 1980, cuando la Asociación de amigos gestionó ante la municipalidad la donación del terreno en donde se ubicaba el antiguo taller municipal. En la sesión del 6 de mayo de 1980, la municipalidad acordó traspasar dicho terreno al Ministerio de 53
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Cultura, Juventud y Deportes. Sin embargo, después de dos años, el acuerdo no se había ejecutado, no obstante que la Asociación Integral de Desarrollo Comunal del Barrio Corazón de Jesús, que disponía de un capital de ¢100.000, lo ofrecía la municipalidad y que se esperaba una partida de ¢1.500.000 para dar inicio a la construcción de la obra. Durante el tiempo de estos trámites hubo el temor de que con el cambio de autoridades municipales para 1982-1986, el acuerdo tomado el 6 de mayo de 1980 fuera ignorado por la nueva municipalidad, razón por la cual, la Asociación reiteró la solicitud que fue conocida por la misma municipalidad, en su sesión del 12 de abril de 1982, en cuyo artículo IV, inciso 3 se expresa: “el Comité de Amigos de la biblioteca pública solicita la reiteración del acuerdo en el cual esta municipalidad traspasa a la Asociación de Desarrollo Comunal del Barrio Corazón de Jesús, el terreno ubicado en el citado barrio donde actualmente se encuentra el plantel municipal, esto para evitar que con la nueva administración del Comité y de la nueva municipalidad, las cosas no se lleven a cabo tal y como están planteadas, se acuerda; girar instrucciones a la secretaría municipal para que envíe copia del acuerdo en mención, así como el número de la ley en la cual la Asamblea Legislativa autoriza el traspaso de dicho terreno a la Asociación de Desarrollo Comunal de Barrio Corazón de Jesús, para que en él se edifique la biblioteca pública”.30 Mientras tanto, en 1984, la Directora y personal de la biblioteca se quejaban de las malas condiciones del edificio que no permitirá el buen mantenimiento de los libros y por supuesto, una atención optima a los lectores y para agravar esta situación, algunos sectores de la población consideraban innecesaria la construcción de un edificio para alojar la biblioteca, pues alegaban que significaba una duplicidad de instituciones, porque ya existía la biblioteca de la Universidad Nacional, sin embargo, el regidor municipal Lic. Braulio Sánchez González, en la sesión del 17 de mayo de 1984 54
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manifestó que aunque la biblioteca de la Universidad Nacional era de las más grandes de Centroamérica, no reunía las condiciones para que el pueblo recurriera a ella, por ser una biblioteca especializada, ubicada en una universidad, lo que creaba una barrera mental que no permitía a las personas del pueblo, precisamente a aquellas que no llevaban estudios universitarios, penetrar en ella y que tampoco estaba capacitada para recibir niños y adolescentes y agregaba: “en este sentido, cuando se señala que para eso en Heredia está la Universidad Nacional y que esta biblioteca puede servir a todo el pueblo, no es aceptable”.31 Después de 5 largos años de luchas, al fin el viernes 26 de abril de 1985 se colocó la primera piedra del nuevo edificio y tres años después, en abril de 1988 se inició el traslado de casi 15.000 libros, bien ordenados en cajas, en un adecuado camión y colocados de nuevo en sus respectivos estantes, en un proceso que duró cerca de un mes, para que el martes 24 de mayo de 1988 abriera sus puertas a los lectores en un horario de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.. Sin embargo, la inauguración del edificio ocurrió el miércoles 27 de de julio de 1988 con un variado programa que se inició a las 8:00 a.m. con un desfile de escuelas y colegios de la provincia, luego, a las 11 a.m. se celebró la concentración de estudiantes y la comunidad herediana, a la que se dirigieron los oradores Dr. Miguel Esquivel Miranda, presidente de la Asociación de Amigos de la Biblioteca, Gonzalo Peñaranda Hernández, representante del Comité Pro Biblioteca de la Asociación de Desarrollo del Barrio Corazón de Jesús, Antonio Camacho Ramos, representante de la municipalidad de Heredia, Lic. Oscar L. Oviedo, representante de la Liga de Municipalidades y el Lic. José R. Arce delgado, Director General de Bibliotecas. A las 4:30 p.m. se llevó a cabo otro acto protocolario con la presencia del presidente de la República Dr. Oscar Arias Sánchez, autoridades de los Supremos Poderes y la concurrencia del pueblo 55
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herediano. Durante ese día y los siguientes hubo exposición y venta de libros, recitales de poesía y variadas presentaciones culturales. Según datos publicados por la prensa, este soberbio edificio tendría un costo estimado a los ¢12 millones y se financia por medio de una partida específica de ¢5 millones, conseguida por el diputado Gerardo Vega Hernández. Poco después de inaugurado el edificio, la Asociación de Amigos de la Biblioteca propuso bautizarlo mediante la escogencia de un nombre de algún ilustre herediano, cuya vida y servicios hacia la provincia y al país lo hicieran merecedor de de esta distinción. Integraban la Asociación Betty Sequeira Vargas, Fernando Campos Sandí y Marino Protti Quesada, quienes consultaron a distinguidos profesionales y demás personas dedicadas a las más variadas actividades y profesiones y por abultada mayoría sugirieron honrar al Dr. Marco Tulio Salazar Salazar, proponiendo su nombre como el que reunía los mejores méritos. Relata el Lic. Antonio Murillo Rojas que cuando se notificó al Dr. Salazar que la biblioteca llevaría su nombre exclamó: “demasiado incienso para este pobre santo”,3 2 ocurrencia que también pronunció en otras oportunidades. Basada en este veredicto, la Asociación de Amigos solicitó el permiso a la Comisión Nacional de Nomenclatura para llevar a cabo el proyecto, pero como por una ley se dispone que estos actos no son permitidos para enaltecer a personas vivas, fue necesario buscar la intervención de la Asamblea Legislativa, que sin objeción autorizó a la Comisión Nacional de Nomenclatura para que otorgara el permiso, pero cuando este acuerdo de permiso llego al Poder Ejecutivo, fue vetado, por lo que la Asociación sin desanimarse, busco la intervención del diputado Lic. Bernardo Benavides Benavides, miembro de la Comisión de Gobierno y Administración y ante ella manifestó que deseaba honrar en vida a este ilustre herediano, quien es pilar de la docencia nacional, 56
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acreedor del agradecimiento de todos los costarricenses y orgullo de mi provincia, por haber consagrado más de 50 años de su vida profesional al mejoramiento de la enseñanza de este país. El Lic. Luis Martínez Ramírez, diputado de la misma Comisión de Gobierno y Administración, en otra de sus sesiones manifestó que la iniciativa de los amigos de la biblioteca, era un clamor de la comunidad herediana, que consideraba a don Marco Tulio Salazar como una persona ejemplar que era rebatible el requisito que exigía la ley para este tipo de reconocimiento y agregó: Creo que cuando un hombre ha luchado con convicción como lo ha hecho Marco Tulio Salazar por la biblioteca de Heredia, merece que se le honre en vida. Ante la contundente exposición de ambos diputados, todos los siete miembros de esta comisión votaron afirmativamente el proyecto, ratificado por la Asamblea Legislativa en febrero de 1995 y convertido en ley el 3 de marzo del mismo año con la redacción siguiente: La Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica decreta: Art. I Nominación Se denominará Biblioteca Dr. Marco Tulio Salazar Salazar a la biblioteca pública de Heredia […] Dado en la presidencia de la República, San José, 3 de marzo de 1995. Ejecútese y publíquese, José María Figueres Olsen. El Ministro de Cultura Juventud y Deportes, Dr., Arnoldo Mora Rodríguez. Se descubrió luego una placa y un óleo del Dr. Salazar, obra de su amigo el Lic. Roberto Cambronero Vindas, colocados en lugar de honor, el viernes 26 de mayo de 1995, en una ceremonia en la que hicieron uso de la palabra la señora directora de la biblioteca Marlene Vargas Hernández, el Lic. Bernardo Benavides, el Dr. Arnoldo Mora Rodríguez y el Dr. Marco Tulio Salazar. Con el nombramiento de la Licda., Marlene Vargas Hernández, la 57
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Develación del retrato del Dr. Marco Tulio Salazar. De izquierda a derecha Henry Alfaro Salazar, Ana Lucía (nieto e hija del homenajeado) y el autor del óleo Lic. Roberto Cambronero. Ceremonia celebrada el 29 de mayo del 2002, para recordar el cumpleaños del Dr. Salazar.
institución dejó de ser una sencilla sala de lectura para convertirse en un fecundo centro de cultura con la noble misión de brindar servicios de información a todos los miembros de la comunidad herediana, buscando que todos contribuyan con el cumplimiento de su rol en el desarrollo integral del país y en esta tarea contó con un personal del más alto nivel que le permitió desarrollar las más variadas actividades de extensión bibliotecológica, destinadas a convertir la biblioteca en un centro de fuerza viva para la educación y en un 58
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agente esencial para el fomento de la paz y el bienestar espiritual de los heredianos. Auxiliada por su personal y por la señora Miriam Álvarez organizó la sección infantil y otras secciones en las que se confeccionaban muñecas de trapo, arreglos florales, arte de tarjetas, lecciones de pintura, tejido con dos agujas, grupo de teatro, curso sobre plantas medicinales, curso de inglés, charlas, a padres de familia sobre métodos para la educación de sus hijos y hasta se organizó un buen equipo de futbol, pues estaba interesada en que la biblioteca fuera aprovechada por toda la comunidad herediana, tanto niños como jóvenes y adultos. Debido a la alta demanda, el espacio destinado a sala infantil pronto se hizo pequeño, pero este problema fue solucionado con la puesta en servicio de una ludoteca, un vagón de tren, que lujosamente decorado se considera parte integral de dicha sala y el cuál fue inaugurado el 4 de noviembre de 1998. La Licda. Marlene Vargas dejó su cargo el 30 de agosto del 2005 y fue sustituida por la Licda. Daisy Montero Araya, cuya sólida preparación e interés manifiesto en su trabajo, le han permitido que la biblioteca sobresalga hoy como una de las instituciones culturales de mayor prestigio en la provincia de Heredia.
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Estado Actual
El edificio ha recibido mejoras de importancia como la construcción de una rampa y muro de retención para dar acceso a personas adultas mayores y a quienes presentan alguna discapacidad física. En el año 2011 se le hace una sustitución total de la cubierta del techo, botaguas y domos acrílicos, remodelación de servicios sanitarios por universales hombres y mujeres y al año siguiente se construye una rampa para dar acceso a personas con alguna discapacidad física, al salón de actos y a mediados de noviembre del 2013 se realiza una sustitución del sistema eléctrico con cambio de tuberías y cableado del sistema de iluminación, cometidas y tableros, canaletas y soporte general, cableado estructurado voz y datos, tubería y cableado de tomacorrientes, lámparas general, alarma de incendio, sistema de d.v., sistema y sonido ambiental, UPS de 10 kv, mediana tensión y 61
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pedestal para medidor. Estas últimas obras, concluidas en marzo de 2014, tuvieron un costo de ¢95.000.000.00.
Distribución de las áreas de servicio En el segundo piso del inmueble, donde estaba el acervo bibliográfico se ubicó un laboratorio de computación para ofrecer cursos básicos de ambiente Windows a personas adultas y adultos mayores, con el fin de minimizar así la brecha digital en estos segmentos de población. El acervo bibliográfico se trasladó a la parte sur del área de estudio en grupo, seleccionando de toda la colección la menos usada, o que del todo nunca se ha usado y se dejó como colección pasiva en el tercer piso.
Centro Comunitario Inteligente, CECI El Centro Comunitario Inteligente llega en un momento crucial, cuyas gestiones para su instalación se habían iniciado en julio del 2007, cuando la Directora de la biblioteca, doña Daisy Montero envía nota al Viceministro de Ciencia y Tecnología, en la que le hace ver la importancia y beneficio para disminuir las desigualdades de los segmentos de la población vulnerable, con menos posibilidades de acceder a recursos tecnológicos, transformando así su calidad de vida. En la misma fecha, la Directora del plantel solicita al Instituto Costarricense de Electricidad, la instalación del servicio ACELERA, con velocidad de un mega, pagando con presupuesto del Ministerio de Cultura y Juventud. Las bibliotecas en ese momento solo contaban con internet conmutado solo para uso de las jefaturas, no así para los usuarios. 62
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Con instancias del Ministerio de Cultura y Juventud, SINABI y el MICIT, se logra la instalación del Centro Inteligente en esta biblioteca el 10 de agosto del 2007, dando un salto significativo en las nuevas tecnologías de información, ofreciendo este nuevo servicio a la comunidad. Dicho proyecto, presentado por el Ministerio de Ciencias y Tecnología, tiene como objetivo principal eliminar la brecha existente entre la tecnología informática y las personas adultas y adultas mayores y fue inaugurado oficialmente por la Ministra de Ciencia y Tecnología Dra. Eugenia Flores Vindas, con la presencia de altos funcionarios del Gobierno, de la Municipalidad y público en general, el 17 de agosto del 2007. El 20 de marzo del 2014, la Empresa de Servicios Públicos de Heredia introdujo la fibra óptica para mejorar el servicio de Internet con miras a ser parte del proyecto Heredia Digital.
Servicios brindados Catálogo en línea, a través del portal SINABI (www.sinabi.go.cr) Bases de datos en programa JANIUM. Acceso a internet en los tres niveles del edificio. Cursos de computación (Alfabetización tecnológica e informal) para personas adultas y adultas mayores. Animación socio cultural y a la lectura para niñez. Actividades educativas, recreativas, de tradiciones de la memoria cultural, como tertulias, talleres diversos, conversatorios, cursos, conferencias, cine, yoga, charlas, presentaciones artísticas, entre otros servicios. 63
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Datos generales La Biblioteca cuenta con 18.249 documentos, (colección general, obras de referencia, publicaciones periódicas y tesis), dentro de ellos hay 306 materiales audiovisuales y digitales. 2.398 colección infantil. 18 computadoras con acceso a internet para uso de usuarios de la biblioteca. 4.399, promedio de personas que la visitan por mes. 4.178, promedio de préstamos realizados por mes. Desde hace varios años esta biblioteca dejó de ser únicamente un confortable edificio que guarda colecciones de libros para verlos a la disposición de los estudiosos. Su actualización sorprende, porque hoy es un centro de información completo y moderno, que satisface con creces a un visitante cada vez más exigente y más capacitado, y esta transformación se debe a una diligente Director que a la vez dispone de un personal que cada día acude a las aulas universitarias en busca de su perfección.
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Colaboradores
E
ntre los colaboradores de esta institución debemos citar a doña Flora Castro de Morera, quien durante algún tiempo compartía sus conocimientos en la confección de muñecos de trapo, adornos de peinetas con flores, arreglo florales, con todos los niños. Otro tanto hacía doña Yadira Bello en cuanto a la confección de muñecas de papel. Doña Cecilia Chaves adiestraba a los asistentes en el arte de la confección de tarjetas de pergamino. Sergio Hernández Leitón daba lecciones de pintura. En cuanto a la enseñanza de tejer con dos agujas participó con un grupo de señoras doña Flora de Gutiérrez, y doña Maritza Sandoval logró integrar un excelente grupo de tearto con el que deleitaba a los asistentes, con la exibición de valiosas obras escénicas. 65
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El profesor William Ramírez dictó varias charlas a padres de familia, con el propósito de orientarlos en aspectos de la educación de sus hijos, para la obtención de un mejor rendimiento escolar. Y hasta un curso de inglés se impartió en esta biblioteca, cuando su directora la licenciada Marlene Vargas logró aprovechar los servicios de un ciudadano canadiense. Ya entonces, la biblioteca había abandonado su antigua misión, de prestataria de libros, para convertirse en un moderno y excelente Centro Cultural.
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Lista de Funcionarios
Nombre Personal Administrativo Daysy Montero Araya Personal Profesional Yamileth Gómez Sáenz Personal Técnico
Puesto
Ingreso
Profesional Servicio Civil 3 Jefe de la Biblioteca
7 junio 1982, SINABI 1 Set. 2005, Heredia
Profesional Servicio Civil 1A 18 enero 1983
Mayra Bonilla Oviedo Ma. Aidaly Valerio Chaves Cindy Madrigal Montoya Ingry Valencia Rojas Karina Alfaro Duarte Personal Misceláneo
Técnico Servicio Civil 3 Técnico Servicio Civil 3 Técnico Servicio Civil 3 Técnico Servicio Civil 3 Técnico Servicio Civil 3
12 junio 1985 16 enero 1989 1 setiembre 2006 2 mayo 2007 16 agosto 2011
Ruth Murillo Salazar Alberto Carvajal Sánchez
Trabajador misceláneo 2 Trabajador misceláneo 2
1° octubre 1971 14 marzo 2005
Agente de Seguridad 1
24 setiembre 1996
Personal de Seguridad Jaime Carballo Araya
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Miriam Álvarez Brenes Abnegada servidora de la biblioteca pública Dr. Marco Tulio Salazar Salazar
N
ació en Santa Bárbara, Heredia, en 1928, y veinte años después obtuvo su título de maestra en la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica. Muy poco tiempo trabajó en el Magisterio Nacional, porque pronto se dio cuenta de que esa no sería su carrera profesional, ya que estaba enamorada de la bibliotecología. Su sueño comenzó a convertirse en realidad cuando Ema Gamboa, decana de la Escuela de Educación la llamó, en 1949, para que trabajara como bibliotecóloga en dicha escuela. En ese momento apareció en uno de los periódicos el anuncio de que se impartiría en la ciudad de Panamá un curso de bibliotecología 68
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para estudiantes centroamericanos y hacia allá fue enviada por doña Ema Gamboa. Fueron dos veranos de intenso estudio y con su título de bibliotecóloga, obtenido en 1950 en la Facultad de Filosofía y Letras, en la Universidad de Panamá, regresó a Costa Rica, acompañada de dos colegas y dispuesta a cambiar el concepto anticuado que se tenía de la función de las bibliotecas. Hasta entonces, las bibliotecas no eran, sino, almacenes de libros, que permanecían estáticos en el anaquel, como simples objetos de lujo, pero Miriam, con una nueva visión, veía eh el libo un objeto animado, vivo, algo orgánico, que no está satisfecho cuando se empolva en el estante y entonces su lucha fue la de sacarlos de los viejos armarios para ponerlos en manos de los lectores. Pero como esto no era suficiente, Miriam opinó que al bibliotecólogo debía preparársele con un nivel mayor de instrucción y unida a otros 69
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colegas, fue colaboradora con don Efraín Rojas en la creación de la carrera de bibliotecología de la Universidad de Costa Rica, en cuya facultad trabajó por varios años, como profesora de clasificación y catalogación de libros. Miriam también fue bibliotecóloga en el Banco Central de Costa Rica. Ha sido objeto de numerosos reconocimientos. La biblioteca infantil de la Universidad Nacional, por el aporte a su creación, lleva su nombre. Recibió el valioso premio denominado “Valeriano Fernández Ferraz.” Por su aporte al desarrollo cultural de la ciudad de Heredia, el 14 de abril del 2012, la municipalidad le confirió la condecoración denominada “Esmeralda Gutiérrez Morales.” En aquella oportunidad, en sesión solemne, dijo su presidente Lic. Manuel Zumbado Araya: “Miriam Álvarez ha impresionado con su obra, un legado, profesora de bibliotecología, quien impulsó grandemente a la comunidad. Agradezco a doña Miriam por ese legado, por su obra, pero sobre todo por su calidad humana.”
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¿Por qué el nombre de Marco Tulio Salazar para la Biblioteca?
Don Marco Tulio Salazar nació en Barva de Heredia el 29 de mayo de 1904. Se graduó de maestro en 1921 en la Escuela Normal y al año siguiente inicio labores docentes en la Escuela Barrantes del cantón de Flores. En 1925 viajó a Europa e ingresó a la Universidad Libre de Bruselas, Bélgica, en donde estudio ciencias Pedagógicas y Sociales, pues llevaba el alma de maestro. Graduado con tres licenciaturas y con brillantes calificaciones, en 1932 regresó a Costa Rica y al año siguiente se integró al cuerpo de profesores de la Escuela Normal, luego al Liceo de Heredia en donde fue su Director. Laboró en la Escuela de Pedagogía de la Universidad de Costa Rica, en donde fue subdirector del Departamento de Estudios Generales y profesor de sociología. El profesor Guillermo Solera Rodríguez dijo de él: “a sus grandes 71
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Dr. Marco Tulio Salazar Salazar, FotografĂa de Enrique Lewis develada en 1995.
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cualidades de amplia cultura y excepcionales capacidades, se unen la jovialidad de su carácter, su amplio espíritu de servicio, su humildad, bondad, laboriosidad, virtudes que resaltan a cada momento, en todos los actos de su vida”. Don Marco Tulio Salazar fue presidente de la municipalidad de Heredia, presidente de la Junta de Caridad y dirigió ad honórem durante cuatro años la revista Educación. Fue declarado Profesor Emérito de la Universidad de Costa Rica, el auditorio de la Escuela de Educación de la Universidad Nacional lleva su nombre y en el año 2000, fue declarado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Costa Rica. Falleció el 27 de marzo del año 2001.
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Nuestros servicios
1.- Colección bibliográfica especial de Heredia 2.- Archivo de la memoria local 3.- Base de datos bibliográfica 4.- Préstamo de libros a sala y domicilio 5.- Formación de usuarios 6.- Fomento a la lectura 7.- Cursos de alfabetización tecnológica e informacional 8.- Computadoras, internet local e inalámbrico 9.- Material audiovisual 10.- Libros en formato braille 11.- Programa JAWS 12.- Periódicos nacionales al día 13.- Servicio de alerta 75
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14.- Préstamos interbibliotecarios 15.- Exposiciones, recomendaciones y guías bibliográficas 16.- Trueque 17.- Visitas guiadas 18.- Sección de hemeroteca, referencia, mapoteca, sala infantil y ludoteca 19.- Auditorio 20.- Catálogo en línea
Actividades especiales Cine • Exposiciones • Tertulias • Talleres • Yoga
Fomento a la lectura • Soy bebé y me gusta leer • Arcoiris de lectura, para niiños y niñas • ¡Pura Vida!, jóvenes a leer • Huellas de oro • La biblioteca pública de la mano con la persona adulta
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Anexos
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Reseña Histórica Pompilio de la Biblioteca Segura Chaves Pública de Heredia
Cuadro alusivo a la colocación de la primera piedra, del edificio de la Biblioteca Pública de Heredia, 26 de abril de 1985, se leen entre otros nombres tales como: Oscar Arias Sánchez, Manuel Antonio Quesada Salas, Cura Párroco; Edgar Víquez, diputado Danilo Chaverri, diputado Gerardo Vega Hernández, diputado Lic. Braulio Sánchez, Presidente Municipal Gerardo Alfaro, regidor Misael Murillo, regidor Carmen Guerrero León, regidora
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Enrique Orozco, regidor Porfirio Muñoz, Gobernador Herbeth Madrigal Evelio Chaves Ch Edgar Allan Benavídes Vilchez Yamileth Gómez Sáenz Maribel Villalobos V. Hilda Ma. Herrera C. y Marlene Vargas Hernández Biblioteca Pública de Heredia.
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Desfile del 100 aniversario del decreto de la creación de la Biblioteca Pública. Aparecen a la izquierda Gabriela Lépiz, a la derecha Xinia Moya bibliotecóloga.
El Dr. Miguel Esquivel Miranda, en el uso de la palabra. En la mesa principal Marlen Vargas, el diputado Bernardo Benavides, Dr. Marco Tulio Salazar, Rosario Solano, diputado Orlando González, Juan Francisco Hernández, Gobernador. 80
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Marlen Vargas, Directora de la Biblioteca; Bernardo Benavides, diptado; y Marco Tulio Salazar.
Ludoteca
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De izquierda a derecha, Dr. carlos Meléndez; Mario Parrequirre; Soledad Villalobos; Marco Tulio Salazar; Eladio Jara; Lourdes de Meléndez; Marlen Vargas.
Desfile con motivo del centenario del primer decreto de la creación, Biblioteca Pública de Heredia.
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Marlen Vargas, exdirectora de la Biblioteca Pública de Heredia.
De izquierda a derecha, William Ramírez; Soledad Villalobos; Bernardo Benaides; Eliécer Venegas; Marco Tulio Salazar; Lourdes de Meléndez; Marlen Vargas; Carlos Meléndez; Miriam Álvarez; Álvaro Miranda. 83
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Actualidad
Estimulación temprana a la lectura, taller Soy bebé y me gusta leer en la Ludoteca de la Biblioteca a cargo de Ingry Valencia Rojas.
Actividad para personas adultas mayores a cargo de Lic. Manuel Argüello.
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Taller de teatro juvenil a cargo del Lic. Luis Blanco Mejía.
Tertulia La segunda guerra mundial y sus efectos en C.R. a cargo de la historiadora Dra. Gertrud Peters.
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Club de lectura para personas adultas.
Alfabetizaci贸n tecnol贸gica e informacional.
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Notas
1.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 452, fol. 9* 2. — Archivo Nacional de Costa Rica. Educación. Expediente 157, Fol. 96. 3.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 518, Fol. 63 * 4.— González Flores, Luis F. Benefactores de Heredia. Pág. 35 5.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 259, Fol 79* 6.— IDEM. Expediente 320, Fol. 39v* 7.— Archivo Nacional de Costa Rica. Educación. Expediente 11.517, Fol 1 8.— IDEM 9.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 4796, Fol. 40 10.— IDEM 11.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 4813, Fol. 147 87
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12.— Colección de Leyes... 1903 13.— Archivo Nacional de Costa Rica. Municipal. Exped. 17.501, Fol. 19 14.— J. Echeverría, Aquileo. Crónicas y Cuentos míos. 1981, Pág. 21 15.— IDEM 16.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 4840, Fol. 31 17.— IDEM 18.— Archivo Nacional de Costa RIca. Educación. Exp. 21.132. Fol. 162 19.— Brenes Rosales, Dr. RAymundo, Cortés Enriquez, Lic. Luis Gonzalo. Biblioteca Nacional. 100 años de Historia 1988, pág. 42 20.— Archivo Nacional de Costa Rica. Gobernación. Exp. 35.455, Fol. 19. 21.— León Villalobos, Edwin. Una Universidad en una ciudad de maestros. EUNA. pág. 109 22.— Memoria de Instrucción Pública. 1915. Pág. XVII-XVIII 23.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 4880, Fol. 42 24.— Archivo Municipal de Heredia. Expediente 4906, Fol. 74 25.— La Campana de Cubujuquí. Setiembre Octubre 1952, Pág. 5 26.— La Gaceta. Diario Oficial, 3 abril 1956, Pág. 914 27.— La República, 31 de agosto 1956, pág. 9 28.— La Nación, 1 febrero 1972, pág. 48 29.— La Prensa Libre, 19 diciembre 1978, pág. 6 30.— Acta municipal de Heredia, 12 de abril 1982 31.— Acta municipal de Heredia, 17 de mayo 1984 32.— Entrevista del autor con el Lic. Antonio Murillo Rojas * Documentos hoy en el Archivo Nacional.
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