Felicitas Chaverri Matamoros
Felicitas Chaverri Matamoros
H
(1896—1934)
erediana, de padres heredianos, por circunstancias fortuitas nació en Atenas, Alajuela, pero fue en Heredia en donde realizó su enseñanza primaria y secundaria, pues en abril de 1907, ingresó al Liceo de Heredia para formar parte en el ensayo que por primera vez se realizaba en Costa Rica: la coeducación o enseñanza mixta. En noviembre de 1911, junto a las hermanas del Lic. Alfredo González Flores, María Ester y María Julia, obtuvo el título de bachiller, María Ester pronto contrajo matrimonio, su hermana María Julia se graduó de maestra normalista, pero Felicitas, con una aspiración superior, se trasladó a San José para matricularse en la Escuela de Farmacia, en donde no fue fácil ingresar, por el motivo de ser mujer y porque era la primera vez que en dicha escuela sucedía tal hecho histórico, una niña de 17 años, mezclada con un grupo de señorones. En esta escuela estudió durante 4 años, y en diciembre de 1915, con brillantes notas y dejando asombrado al tribunal examinador, recibió el título de Licenciada en Farmacia, lo que significa que fue la primera mujer en Costa Rica, que ha obtenido un título a nivel universitario. Pero en este acontecimiento hay un significado mayor, con el triunfo de Lita, como cariñosamente se le llamaba, quedó consolidado el derecho de las mujeres a estudiar farmacia y abiertas las aulas para todas las que quieran seguir estudios superiores. Lita trabajó durante algunos años, como regente en la farmacia Imperial del Dr. Crisanto Badilla Leitón, luego se trasladó a San José, en donde conoció al entonces diputado por Guanacaste, profesor Clímaco Pérez Arrieta y con este caballero, el 25 de diciembre de 1921, contrajo matrimonio en Heredia, siendo sus padrinos acompañantes el Dr. Eduardo González Flores, antiguo condiscípulo de Lita en el Liceo de Heredia y la señorita profesora Adilia Irias Trejos. En busca de mejores condiciones, este matrimonio se trasladó a Santa Cruz, Guanacaste y allí nacieron sus tres hijos, el Dr. Edwin, el profesor Allen y el menor Iván, quien fue empleado público.
facebook.com/soloheredia
Pero el mayor anhelo con el que soñaba Lita desde hacía mucho tiempo, era un deseo superior, quería ser médica y como en Costa Rica no existía esa posibilidad, con su hijo Iván se trasladó a México en 1927, en busca de Amado, uno de sus hermanos, y allá, en una de sus universidades, logró matricularse para estudiar medicina. Quería especializarse en el tratamiento de enfermedades de señoras y niños, para regresar al país y ponerse al servicio de la sociedad costarricense. Estudiaba y trabajaba, pero los recursos no le eran suficientes, y con el propósito de ayudarla, el diputado Francisco Cubillo Obando logró que el Congreso Nacional le aprobara, el 7 de agosto de 1928, un beca de 60 dólares mensuales hasta que terminara la carrera y 100 dólares anuales para la matrícula y útiles, pero el Gobierno de Cleto González Víquez, el 20 de agosto de 1928, devolvió este decreto al Congreso sin la respectiva sanción. En 1928, el Congreso, con mayor largueza, había aprobado 84 becas, situación que para el Gobierno era imposible materialmente mantener, pues estaba obligado a economizar fondos, para dedicarlos de preferencia al desarrollo económico del país, al fomento de la higiene pública y al mejor acondicionamiento de las escuelas primarias; entonces, no solo dejó de aprobar la beca de Lita, sino muchas otras más. Lita se vio obligada a regresar al país y en 1931 fue nombrada Jefe de Control de Recetas estupefacientes, cargo que desempeñó por poco tiempo, porque una afección pulmonar le impidió continuar en esta labor y esta enfermedad, difícil de curar en aquellos tiempos, la llevó a la muerte el 6 de octubre de 1934, cuando solo contaba con 40 años. Felicitas Chaverri, además de científica, fue exquisita poetiza, sus poesías quedaron editadas en algunas revistas del país.
•
1970 Durante la semana de Farmacia se le rinde homenaje.
• 1972 Ingresa a la galería del INAMU.
facebook.com/soloheredia
Felicitas Chaverri
Lita Chacerri, izquierda, junto a María Julia, sentada y María Ester González Flores
Colaboración Femenina
La Esperanza Para SELENIA
Yo soy la dicha, la salud, la vida, —me dijo con ternura la esperanza— camina siempre con la frente erguida, venciendo del destino la sechanza. Sigue tras mí, la ruta interminable, que á tus pasos ofrece la existencia: ella es mar de tristezas, insondable si á sus luchas no opones resistencia. Yo soy la estrella que ilumina el alma de todo el que de ensueños me reviste; yo he sido siempre la risueña palma que en los desiertos de la vida crece, para abrigar con mi frescura al triste... para brindar mi amor al que padece. Heredia Lita Chaverri M.
~ Textos Pompilio Segura ~ foto portada: Ana Sancho ~ Arte edú ~ fotos y poesía sinabi ~