Maria delia

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María Delia La Dama de las Flores y el Zacate de Limón [En sus 90 años]

Manrique Álvarez Rojas 19 de noviembre de 2013


ยกDescanse en paz!


Maria Delia no es tan solo una sombra más que se desvanece entre las tinieblas del tiempo. Maria Delia es más… Es Heredia.

U

na mujer especial que dio vida a uno de los personajes más representativos de la cultura popular herediana, la “Maria Delia” de nuestras calles. De bajita estatura, acholadita de piel, mirada buena y con cinco vestidos encima; a la Maria Delia de nuestro cuento la conocimos tal cual es, sin odios ni rencores. Fuertemente apretado, dentro de sus manos callosas y arrugadas, jamás faltó un ramito de flores o un rollito de Zacate de Limón; sus tesoros más preciados y todos los regalaba. Era la “Abeja Reina” entre los errantes y queridos callejeros de nuestra Heredia, de aquella bonita comunidad de finales del Siglo XX y principios del Siglo XXI. La Heredia de nuestros padres El viejo caserón “piso è tierra” donde todos nos conocíamos y todos nos ayudábamos. Pero también era la Heredia premeditadamente ignorada por muchos; la de la cruel vergüenza ajena. La tierra de Coquito, Maria Delia, Petra, el Negro del Saco, Chanica, Lola, Chayote, Talamanca, María, Arroz, Penta, Tamacún y tantos otros que llenaban el real y casi novelesco imaginario popular. Entre todos, Maria Delia era la reina. Su largo paso por Heredia la convirtieron en la “dueña” indiscutible de los parques, calles y el Mercado Municipal, la gente siempre la llamaba por su nombre de guerra: ¡Mariadelia!!!


Un alma de Dios que recorría a diario, ida y vuelta, el camino desde la Cuesta la Pancha en San Joaquín de Flores hasta el centro de Heredia. Y siempre lo hacía a pie. La veía mucho sentadita en el parquecito del Carmen, en un poyo terminaba su ración de pan y jalea que siempre le daba doña Cala Moreira. Su imponente presencia, zapateado y voz fuerte eran motivo de admiración y burla entre la gente de la ciudad; a pesar de todo y con noventa años sigue siendo una mujer fuerte y de voluntad. Mente de niña en cuerpo de mujer. Sus frases y comentarios más populares se referían a los atentados infringidos a connotados vecinos del centro y a


los supuestos robos de grandes cantidades de dinero perpetrados por personas muy conocidas y respetadas de la ciudad de Heredia. Ni siquiera el Gobernador o el Padre de la Parroquia se salvaban de las incriminaciones diarias de María Delia. Quinientas puñaladas que le metieron a un personaje del mercado, setecientos garrotazos a “perico de los palotes” y mil patadas a la vieja de la gasolinera. Trescientas maletas llenas de dinero que se robó fulano, cien colchones repletos de dólares que se robó zutano, ochocientas patrullas cargadas de “yerba” que se perdieron en la Comandancia y que están en la casa de perencejo. Sin olvidar los cuatrocientos estañones llenos de guaro que se robó el Gobernador de Heredia de la Fábrica de Licores en San José para el matrimonio de su hija. Esos y muchos más eran los “robos” y “crímenes” que continuamente les atribuía a personajes de la ciudad, incluso al Juez de la Corte o a la Policía. ¡Puros inventos! ¿O no? Nadie lo puede saber…


—¿Quien le metería tanto carbón a María Delia y quien le diría los nombres de sus víctimas? —Buena pregunta. —Pero debieron de haber sido muchos. Al final la victima de sus actos era la misma María Delia. Su ingenuidad se veía constantemente sujeta a las guasonerías de algunos picaros que con tal de verla gritando cosas o afirmando otras, la molestaban e incitaban a actuar para satisfacer su mal intencionado morbo. O simplemente para hacerla objeto de sus burlas, pequeñas humillaciones que jamás dañaron su bonito corazón; un corazoncito dulce y bueno, sin malicia alguna. En alguna ocasión hasta le atribuyeron ser la madre de un conocido político de su barrio natal; puras habladas de perro flaco, sí al que se le pegan todas las pulgas.


Por dicha que María Delia vivía su mundo interior sin hacerle daño a nadie y sin hacérselo ella misma, era una flor indefensa en medio de un cafetal. ¿Cuántas cosas habrá pasado en su vida de calle, que cosas terribles soportaría; cuantas cosas bonitas habrán alegrado su corazón de niña? Ojalá que hayan sido más cosas buenas que malas. Algunas personas le tenían pavor. El “mal café” de María Delia había que tomarlo con precaución y cuidado porque sus reacciones intempestivas podían llegar a ser algo peligrosas. Pero el que se metía a molestarla, pues tenía que aguantar palo. Cierta vez venía en mi vocho de Alajuela hacia Heredia y allá por la Pancha en San Joaquín veo a María Delia caminando medio renca. Freno y le pregunto: —Idiay Mariadelia que me le pasó. —Un condenado perrillo me mordió la pata. —Entonces qué, ¿la llevo a Heredia? —Pos sí. —Pues móntese. ¡Y se montó! En medio del viaje me cantó parte de algunas canciones conocidas y me contó las más increíbles historias de Heredia, dignas de ser recogidas por un buen escritor. Al final la dejé en el Parque de los Ángeles.


—Bueno Mariadelia, servida. —¡Gracias! —Ah, tome un cariñito “pa´uste” nada más. Me dio una flor. Además, revolcó en su bolsa y puso en el asiento un rollito de Zacate de Limón. —Pal carrito, porque camina como nervioso. —Y me dijo adiós.

Maria Delia nació en San Francisco de Heredia el 20 de noviembre de 1923, por un error de asiento en el Registro Civil se consignó su fecha de nacimiento el 20 de diciembre de ese mismo año. Fue bautizada en la Parroquia de Heredia el 25 de noviembre de 1923 con el nombre de: Maria Delia de las Piedades Campos Luna. Sin embargo su nombre de batalla fue siempre “Mariadelia”, así de simple. Todo Heredia conoció a María Delia y a todo Heredia le encantaba que cantara el “Cumpleaños Feliz”, su canto era alegría y pena; pero de verdad que era bonito. Viéndola y “encachuflandole” de inmediato el día de cumpleaños a cualquiera con tal de escucharla… Se arrimaba el puño a su boca y con su voz ronca repetía las frases que retumbaban en mi corazón. Hoy es su día y ella se merece que se lo canten. ¡¡¡¡Feliz Cumpleaños Mariadelia!!!!


Sus funerales serán oficiados mañana 15 de noviembre a las 10 de la mañana en Mercedes Sur. Sus restos descansarán en el Cementerio Central de Heredia.


Textos: Manrique Álvares Rojas Fotografías: pag. 2 y 4: soloheredia pag. 5: Dibujo de Pablo Martín pag. 6 y 7: Internet Pag. 8: familysearch. Montaje: edú, soloheredia


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