Origen de la baranda

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Origen de la baranda que rodeaba el parque Pompilio Segura Chaves —Historiador—

SoloHeredia


D

urante la sesión municipal del 1° de junio de 1891, el regidor Juan Vicente Gutiérrez presentó una moción para que se elevara al Gobierno de don José J. Rodríguez, una excitativa para que pidiera al extranjero, por cuenta del Tesoro Público, una baranda de hierro para rodear el parque, que ya se consideraba el segundo en su género en la República. Aprobada esta moción, se acordó enviar nota al ministro de gobernación, entonces el herediano don Joaquín Lizano Gutiérrez. En la sesión del 1° de marzo de 1892, el regidor José Ana Pacheco relató que había hablado con don Joaquín, quien le manifestó que la solicitud había sido bien recibida y que él, había ordenado al ingeniero oficial que practicara la medida de la baranda para realizar el pedido, el cual ya había sido hecho. Se desconoce cuando llegó a Heredia tal adorno, pero una vez en la estación del ferrocarril, pues vino por Limón, fue trasladada al parque y ya en setiembre de 1892 se procedía a su colocación, trabajo que la municipalidad le encargó al italiano Domingo Riggioni, auxiliado por el parquero municipal Rogelio Bernini. Para que se viera con más lucimiento, Domingo le colocó en los postes principales, artísticos faroles que entonces se alumbraban con canfín. La leyenda, descrita por don Luís Felipe González


Flores de que la baranda, que venía de Bélgica para Puntarenas de Chile y que por error fue dejada en nuestra Puntarenas, podrá ser del agrado de muchos, como toda leyenda, pero también es una grosería para el Capitán del barco, pues creemos que a un enfermo de alzheimer o aficionado al alcohol, jamás ningún gobierno se atrevería a confiarle una nave. En donde si pudo haber problema fue en cuanto a su colocación, pues mayo de 1986, a la iglesia de Mercedes, la municipalidad le cedió dos columnas de dicha baranda y en julio de 1904, el Pbro. Rosendo de J. Valenciano le solicitó a la municipalidad unas secciones que habían sobrado, para colocarlas a ambos costados de la fachada del templo parroquial. En procura de embellecer más este adorno, en agosto de 1915, la municipalidad autorizó a Vicente Fernández, administrador de la planta eléctrica, para que le colocara globos de cristal en algunos postes, iluminación eléctrica que se inauguró el domingo 22 de agosto de 1915. Esta verja, tan apreciada por muchos, a algunas municipalidades, por el contrario, les desagradaba, pues la de diciembre de 1937 intentó venderla al gobierno y recibir a cambio de su valor cierta cantidad de asfalto para embellecer las calles, pero la moción no prosperó. En la sesión del 14 de mayo de 1943, el regidor Arnoldo Ferreto Segura presentó una moción en el sentido de trasladar la mencionada baranda al campo de deportes (antigua plaza de ganado) con el propósito de ir preparando un estadio de fútbol. La moción fue aprobada, pero no unánimemente, pues el Dr. Marco Tulio Salazar no la aprobó, sin embargo, pronto una


empresa particular comenzó a eliminarla, sin la debida inspección municipal y ya en ese momento se comenzó a extraviar, pues se sabe que dicha empresa vendió algunos tramos que hoy están lejos de Heredia. En noviembre de 1943, un grupo de señoras solicitó la restitución de la baranda, pero la municipalidad opinó que el parque se veía mejor sin ella y entonces pensó en colocarla alrededor del templo parroquial. En la siguiente municipalidad, el regidor Moisés Loría Ovares presentó moción para que se restituyera en su lugar original porque la consideraba una reliquia histórica, pero se acordó postergar el asunto y la baranda continuó acomodada en una bodega. En el mes de julio de 1944, a las Hermanas Salesianas la municipalidad les donó una parte para colocarla frente a la capilla que entonces levantaban. En 1947 se le donaron 90 metros a la Escuela Normal, poco después, varios postes se destinaron a iluminar el cementerio, a la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico Municipal se le dio una porción para colocarla en una subestación eléctrica, al norte de la Clínica del Seguro Social y otra porción en la Planta hidroeléctrica La Joya. En la actividad, una buena parte de esta reliquia histórica se encuentra cercando el parquecito Fadrique Gutiérrez, pero rescatarla toda es tarea imposible, porque ni siquiera se sabe a dónde fueron a parar sus cuatro portones.


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