Este es Edú y • Este es Edú y •
Eduardo Villalobos Yannarella Junio 2019
Eduardo Villalobos Yannarella Junio 2019
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Propuesta de Declaratoria de Ciudadano de Honor 2 Cantón Central de Heredia para el señor del Eduardo “Edú” Sánchez Sánchez
La Comisión de Asuntos Culturales rinde informe sobre los asuntos analizados en reunión realizada el lunes 11 de marzo del 2019 a las catorce horas con dieciocho minutos. 1. Remite: SCM-0413-2019. Suscribe: Erick Francisco Bogarín Benavides. Sesión N°: 225-2019. Fecha: -04-03-2019. Asunto: Propuesta para que se le otorgue la declaratoria de Ciudadano de Honor del Cantón Central de Heredia, al señor Eduardo Sánchez Sánchez, conocido como “Edú”. N°074-19. (…) RECOMENDACIÓN: ESTA COMISIÓN RECOMIENDA AL CONCEJO MUNICIPAL LO SIGUIENTE: A) ACOGER LA PROPUESTA PARA DECLARAR CIUDADANO DE HONOR DEL CANTÓN CENTRAL DE HEREDIA AL SEÑOR EDUARDO SÁNCHEZ SÁNCHEZ, CONOCIDO COMO “EDÚ” PARA EL DÓA 20 DE JUNIO 2019. B) INSTRUIR A LA SECRETARÍA DEL CONCEJO MUNICIPAL, PARA REALIZAR LAS CONTRATACIONES RESPECTIVAS DE LA PLACA, ACUERDO, ALIMENTACIÓN E INVITACIONES Y DEMÁS LOGÍSTICA NECESARIA, EN COORDINACIÓN CON LA PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS CULTURALES. ACUERDO APROBADO POR UNANIMIDAD Y EN FIRME.
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ACUERDO 18. ANALIZADO EL INFORME NO.54-2019 DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS CULTURALES, SE ACUERDA POR MAYORÍA: EN EL PUNTO 1: - ACOGER LA PROPUESTA PARA DECLARAR CIUDADANO DE HONOR DEL CANTÓN CENTRAL DE HEREDIA AL SEÑOR EDUARDO SÁNCHEZ SÁNCHEZ, CONOCIDO COMO “EDÚ” PARA EL DÍA 20 DE JUNIO 2019. - INSTRUIR A LA SECRETARÍA DEL CONCEJO MUNICIPAL, PARA REALIZAR LAS CONTRATACIONES RESPECTIVAS DE LA PLACA, ACUERDO, ALIMENTACIÓN E INVITACIONES Y DEMÁS LOGÍSTICA NECESARIA, EN COORDINACIÓN CON LA PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS CULTURALES.
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Ese es Edú y • Eduardo Villalobos Yannarella Escritor Para aquellos que llegaron tarde al siglo XX, en el centro de la ciudad de Heredia vivió, durante la mayoría de sus años mi tío abuelo Miguel Iannarella Verderosa, quien poco después de enviudar de Flora Zamora, su inseparable esposa, alquiló la sala y parte de su casa para que ahí se instalara con gran suceso la Foto Cruz y Salazar. La gran novedad consistía en que a las fotos en blanco y negro ellos le aplicaban colores manualmente y por eso hicieron una gran clientela. Otro asunto el cual obligaba a los curiosos a mirar sus vitrinas era que escogían a los retratos de los rostros de mujeres más bellas y los colocaban en amplia galería sobre las paredes del estudio. En un momento determinado, y no sé por qué razón apareció en el centro de la pared, una foto de un niño de corta edad de carita muy avispada quien parecía disfrutar de la posición en que se encontraba, es decir, rodeado de un jardín de bellas flores y como diciendo “yo mando aquí”. Lo que me llamó la atención sobremanera, fue que ahí estuvo colocado en esa posición el retrato del pícaro infante durante muchos años. Por qué me llamaba tanto la atención aquella figurita tan vivaz y llena de vida, ¿dónde lo había visto antes?, ¿por qué motivo anda jugando a las escondidas en el laberinto neurológico de mi cerebro?
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Pronto sucedieron otros acontecimientos que me agregaron más preguntas a mi preocupación. Aquel muchachito no era sino el que cuando ocurría un accidente de tránsito o un incendio en la ciudad, corría a gran velocidad tras las bombas de apagar incendios o la camioneta de la Cruz Roja como una tromba, echando chispas por las botitas tipo Turrialba a las cuales, en aquel tiempo, le colocaban los zapateros unos clavos de acero con una “jupota” semiesférica que prolongaba por mucho tiempo la vida de las suelas; pero que al contacto con las piedras hacían escándalo y producían chispas; aquel velocísimo niño, no era un ser humano con superpoderes extraordinarios, pero era un niño extraordinario. Era el mismo que aparecía en las calles desde el Domingo de Ramos de la Semana Santa, hasta el Domingo de Resurrección, por cierto. Acompañaba la procesión “del Señor de la borriquita” hasta que quedara desocupada, para encaramarse en ella o tal vez se podía encontrar su infantil carita metida entre los ayotes, sandías, papayas, panes caseros y otros comestibles del Huerto de Getsemaní. Permanecía en todos los actos litúrgicos como un personaje agregado, hasta que el Cristo victorioso entrara en la Parroquia. Gracias a Dios que en aquel tiempo contábamos en la ciudad con monseñor Miguel Benavides, conocido por su paciencia y su extrema bondad como el padre Miguelito, porque aquel inquietísimo niño, salía por todas partes, arreglándole el manto a la Magdalena que se le desacomodó, juntándole el palillo de tocar el redoblante al músico, viendo a ver cómo cargaban los monaguillos el incienso, encaramado en lo más alto del calvario escrutando el semblante de Dimas y Gestas, tratando de averiguar si la cruz que carga el Sirineo era pesada o falo. Ese niño, siempre solitario, era irreverente, incómodo, pero valiente, con una mente hambrienta de aprender, de averiguar el origen, el funcionamiento de todo lo que se tropezaba con su vista. ¡Qué muchachito por Dios! ¿Quién sería?
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Siempre luciĂł muy bien mudado, luiciĂŠndo las prendas que le confeccionaba su madre.
Foto Cruz 7
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La noticia Al mediodía del día 20 de marzo de 1963, pasaba yo contemplando las bellas instalaciones del antiguo edificio que ocupaba en aquellas épocas el colegio María Auxiliadora. Cuando pasaba delante de la entrada principal, abría mis ojos más de la cuenta porque en la sala de entrada de la elegante casa se destacaba unas pinturas de tamaño mural que ocupaba las amplias paredes, ejecutadas por don Manuel Argüello Chaves, padre a la vez de Wenceslao Argüello Muñoz, ambos prestigiosos escultores heredianos. Aquel día por andar meditando en una Heredia que no viví pero que posiblemente fue grandiosa, casi tropiezo con un niño muy sofocado que se tiró a la acera y muy veloz, pero con buena letra, empezó a escribir sobre la misma: ASESINARON… no me quedó otro camino que verlo terminar el mensaje… A J. F. KENNEDY. Casi inmediatamente, las gentes de los negocios y casas vecinas, como era la costumbre en aquellas épocas, elevaron el volumen de sus radiorreceptores. No cabía la menor duda, aunque para mí, era difícil de creer, pues a finales del año anterior lo había conocido en la plazoleta principal de la Universidad de Costa Rica y en verdad me conmovió sobremanera. Pero aquel niño de figura pequeña delgada, lleno de vitalidad, ¿quién pudiera ser?; vivíamos los dos en la misma cuadra, pero yo no lo sabía. Aquel día me fue difícil, porque no solo conservaba en mi mente la muerte de un renombrado presidente a nivel mundial; además tampoco quiso abandonar de mi mente la idea de aquel niño tan impactado por lo sucedido, que no pudo guardarlo en su pequeño pecho, encontró la necesidad misteriosa e innata de comunicarlo al mundo con un grito de tiza blanca, escrito sobre la negregura de la anciana piedra andesita. Acerca del niño, aunque ya más grandecito, no me cabía duda, era el mismo de la foto exhibida donde Cruz, el apagaincendios, el acaparador de la Semana Santa, que permanecía a la vuelta de la cuadra donde yo vivía, pero de quien aún no conocía el nombre, pero que… ¡Eureka! de un momento a otro, me percaté de algo grandioso: Como quien ha tenido la singular dicha de haber visto el nacimiento
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de un volcán, en el patio de su casa, a mí me correspondió la alegría inmensa de presenciar aquel día el nacimiento de un verdadero, sincero y aplicado comunicador. ¿Con qué misterios nos enfrenta la vida, acaso somos víctimas del bamboleo entre la causa y el efecto, existe un plan preestablecido que nos va conduciendo por entre un embarullamiento de situaciones, somos manejadores absolutos de todo lo que ocurre a nuestro alrededor? No lo sé, pero la razón por la cual la imagen de aquel niño fogoso me perseguía, no la supe hasta mucho después. Al año siguiente y muy merecidamente las autoridades locales celebraron el bautizo de la avenida central de Heredia con el nombre de don Rafael Moya Murillo. Nuestro afamado periodista y fotógrafo herediano Mario Ramírez Villalobos, tomó muchas fotos del acontecimiento y nos vendió una muy interesante, donde aparecía toda la
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familia y la esposa de mi hermano Guido. Al principio mi vista se centró en mis sobrinos, por cierto de corta edad, pero de un momento a otro, descubrí sobre las cabezas de los parientes de don Rafael Moya un grupo de varios niños encaramados encima de la viga superior que coronaba el alto relieve “El sembrador”, por cierto ejecutado por el maestro escultor don Rafael Chacón, pero en el centro de aquella fila de cabecitas, me atrajo la atención el muchachito cuya mirada parece estar escrutando hasta los mínimos detalles a todas y cada una de las personas que se encontraban en el lugar. Otra vez: el mismo de siempre. Cara a cara Me alejé mucho tiempo de las actividades públicas que se celebraron en la ciudad, por asuntos de estudio y trabajo, y por dedicarme además a fundar mi propia familia. Durante ese largo tiempo no volví a ver ni pensar en aquel pequeño niño. Pero entrando al tercer milenio, ya pensionado y dedicado a escribir principalmente cuentos sobre nuestra linda ciudad, me encontraba en las oficinas del Ministerio de Cultura y Juventud en una reunión con Ricardo Rodríguez, director de Cultura en la Casa de la Cultura Alfredo González Flores, cuando irrumpe un caballero por mis espaldas preguntando por no sé quién y a quien don Ricardo contesta: —“Hasta mañana por la tarde lo podés encontrar aquí, Edú”. Por fin, pensé, voy a conocer al famoso caricaturista de La Nación, que suele firmar con ese nombre sus acertados trabajos artísticos. Volteo la cabeza, me topo con la gran sorpresa de que el hombre de la puerta era una versión fiel y ampliada del niño-pólvora, del volcancito que vi nacer a la vuelta de mi casa. Le fui a saludar, y de ahí en adelante, fue y es uno de mis grandes y sinceros amigos, y a la vez el más abnegado ciudadano con que se honra contar la provincia de Heredia. Edú no solo vive en Heredia, sino que solo vive para Heredia. Y, ¿quién es Edú?, se preguntarán quienes todavía no lo conocen, porque no es precisamente la clase de persona que trabaja arduamente construyendo escalones para alcanzar su propia gloria, él busca la gloria de su amada Heredia.
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EdĂş, desde niĂąo presente en los grandes aconteciomientos.
Todo el trabajo que lo he visto hacer es en pro de mejorar la calidad de vida de los habitantes de su ciudad, esto lo ha hecho ad honorem y con responsabilidad profesional. Últimamente se ha encaramado en el “Fortín” para tener bien informados a los ciudadanos de las últimas noticias Desde el Fortín, asunto por el cual todos le aplaudimos, pero no le preguntamos ¿cómo hacés con tanto trabajo?, ¿Cuánto te cuesta ejecutar ese proyecto? Si lo hacemos, se molesta. Me consta que gratuitamente ha ayudado a muchas personas a editar sus libros, en cuenta cuatro de ellos a mi persona. Pero no solo con eso describimos la gran figura de comunicador y humanitaria que es Edú. Bromista Fino En una ocasión esperaba sentado en una banca del parque a Edú, cuando lo vi que venía hacia donde yo lo esperaba, me sentí muy contento pues cuesta en verdad encontrarlo y necesitaba hablar con él de manera urgente. Resulta que perdí por fracciones de segundo la atención que le ponía a su llegada, pero al recobrarla no estaba ni ahí, ni por ahí. Durante unos segundos, dudé de la efectividad de mi razonamiento o de mi visión, pero antes de que perdiera la razón, tras un poste de luz de escasas doce pulgadas de radio apareció Edú, que con su esbelta y delgada silueta y su agudo sentido del humor fue capaz de pegarme un susto enorme. Si vas hablando con una persona que de un pronto a otro desaparece, se encuentra persiguiendo una mariposa para fotografiarle sus bellos colores, o ahora está en la esquina obteniendo una imagen de un rótulo escrito sin ortografía, o una alcantarilla a la que le robaron la tapa, o una basura en el suelo; pues ese es Edú. No es el tipo que adula para sacar provecho de nadie, su amistad, a veces punza, hiere o atenta contra el orgullo de los soberbios y prepotentes. De conocerlo tan a fondo actualmente y sin querer ser irreverente, lo situó dentro del concepto que genera aquella cita bíblica: “No he venido aquí a sembrar la paz, sino la guerra…”, Edú no es un personaje brocha, o adulador, no trata de ganarse la gracia de fulano o zutano, es
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un verdadero profesional, serio, siempre pregunta o corrobora antes de publicar algo; más que buscar el oro escarba por la verdad. A veces, pone a pelear a la Muni con la ESPH, a la ciudadanía con la Alcaldía, a la UNA con el Gobierno, a la Iglesia con el Ministerio de Cultura, al Club Sport Herediano con su afición… ¡Siempre al final triunfa la verdad! Es un hombre fuera de lo común, que encierra grandes virtudes. Si lo busca urgentemente, no lo encuentra: pero si no lo está buscando, le sale hasta en la sopa. La gente que lo confunde por su bondad y don de gentes, lo abruma pidiéndole fotos y atiborrándolo de proyectos; Edú a todos dice que sí ,“pero como en la canción”, nunca les dice cuándo. Desde hace muchos años, antes de alcanzar la tercera edad, se le puede encontrar sentado en las bancas del parque Nicolás Ulloa conversando con los venerables y distinguidos abuelos, base sólida sobre la cual se asentó la actual ciudad de Heredia. La gran virtud de la caridad, se valora más cuando la hace el que tiene poco, que el que tiene más; posiblemente son más los que dan teniendo menos que los que tienen más y para el que tiene en exceso, dar no es ninguna virtud, es una obligación. Don Edú, ya lo hemos dicho, es un hombre que vive bien, pero que tiene la mala costumbre de no cobrar por su trabajo, aun así, se le ha visto abrir su billetera para colaborar con los más necesitados. Un ejemplo muy claro es verlo jugando “Picacaballo” con el viejo malabarista Francisco Delgado Soto, quien en mis tiempos de juventud, era muy común ver por la televisión o en las plazas y parques de San José haciendo “series” con pies, cabeza,y todo el cuerpo, excepto con las manos, con una diminuta pelota de pana, deporte que practicaba a la vez que cantaba, con una voz muy dulce y timbrada los más recordados tangos, de ahí que la gente lo bautizó como “Tango”. Los vaivenes de la vida, hicieron que “Tango” llegara a su vejez, aquí en Heredia, sin más bienes que un juego, por cierto, debidamente patentado. Este consistía en derribar de un círculo varios pines de madera de diferente tamaño, golpeándolos desde lejos, con una pelota impulsada por una pieza de madera a manera de bastón. Se puede describir tal
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A muchos buenos artistas de los que huyen de las exposiciones pomposas y artificiosas por su carácter humilde, que no llega a reconocer lo valioso que es su obra, Edú les ha ayudado con su empuje y su buena fe a presentar con éxito el fruto de su trabajo e inclusive adquiriendo una obra para ayudar a cubrir gastos. Es de suma importancia agregar, aquí al final de esta reseña, el período en que no estuve en contacto con este famoso comunicador y artista, rescato que en 1968, siendo un joven de apenas 16 años, Eduardo Sánchez ya tenía bien establecido, dentro de sus propósitos, llegar a convertirse en caricaturista editorial y practicaba horas de horas paralograrlo. Buscó un seudónimo, necesarísimo en ese campo y lo logró al escuchar un reportaje sobre la selección de fútbol brasileña, donde la Edu, un talentoso jugador, al cual solo le aumentó la tilde. En 1972 envió una muestra de su trabajo a La Prensa Libre, siendo llamado de inmediato a formar parte de ese prestigioso medio periodístico. Su pasión por el trabajo y siempre en pro de una crítica bien fundamentada, sobre la problemática nacional y a pesar de su corta edad, lo convirtieron en el caricaturista oficial, y su pseudónimo entonces, empezó a viajar por todo Costa Rica. Al pasar años al llegar formar parte del equipo de La Nación, el seudónimo Edú, se consolidó totalmente, tanto así que no se oye a nadie nombrarlo Eduardo sino Edú. No hace más que una semana, sin saber que yo estaba preparando este escrito, me mandó su correo personal eseesedu@gmail.com y pensé que para nuestra edad es muy pesado andar cargando una arroba de lo que sea y la eliminé. El gmail suena muy feo en español y no sé pronunciarlo en inglés, por lo que también lo eliminé quedándome para ponerle título a este pequeño escrito: Ese es Edú y punto
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16 En la rerdacciรณn del diario La Naciรณn
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En el 2006, Edú fue el ganador a nivel nacional, de la edición XXV del Concurso Literario de Personas Adulta Mayores de AGECO, en la rama de cuento; en su primera participación, celebrada un año antes, había alcanzado un tercer lugar. Integrante del Taller Literario del PAIPAM de la Universidad Nacional durante cinco años. Este incansable herediano, dirige el Taller Literario para personas adultas mayores e imparte un taller de dibujo de retratos, para personas de escasos recursos. Ambos en la Casa de la Cultura Alfredo González Flores y totalmente gratuitos. 17
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Eduardo Villalobos Yannarella. Nació en Heredia el 8 de noviembre de 1942. Graduado en la Escuela Normal de Costa Rica en 1965. Profesor de Ética y Lógica en la Universidad de Costa Rica en 1973 y Bachiller en Filosofía en 1984. Egresado en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional, 1975. El Colegio de Profesores y Licenciados le ha otorgado tres “Menciones honoríficas” por su labor en el campo de la filosofía y las letras. En el certamen centroamericano de Haiku 2012, promovido por Acrópolis y la Embajada de Japón, obtuvo mención honorífica. Ha escrito artículos de diferente índole en revistas y periódicos; además algunos de sus cuentos, y poesías aparecen en diversas antologías. Obras publicadas por el autor: 2004* El Centauro de Aluminio, autobiografía.
Edit. Mirambell S.A.
2005* El Paralelo 10º norte, cuentos herediano.
Impresos EAR.
2006* El Tercer Arco Iris, cuentos costarricenses.
Impresos EAR.
2007 Esferología, ensayos cómico-filosóficos.
Impresos EAR.
2008 Reverso, poesía costumbrista.
Impresos EAR.
2010* Quijotico-Quijomoto, novela jocosa.
Lara Segura y Asoc.
2011* Pesadillas entre comillas, cuentos extraños.
Naranja Digital
2011 Grafiti interior, poemas.
Naranja Digital
2013 La casa de la niña Nana, memorias.
Naranja Digital
2015 Abejón sin norte, memorias de estudiante.
Euna.
2018 A 3X4, pensamientos.
Ediciones RH.
2018 Arado viejo para surcos nuevos, versos costumbristas.
Ediciones RH.
* Disponibles en braille por JMH Language Consulting S.A y pueden ser consultadas en todas las Bibliotecas Públicas.
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