PARQUE ALFREDO GONZALEZ FLORES El terreno destinado para la creación del parque Lic. Alfredo González Flores corresponde a la mitad del que en 1862 adquirió la Municipalidad, por compra a Juan María Solera Reyes; era de una manzana de extensión. La Municipalidad lo compró para destinarlo a mercado, porque la plaza frente al templo, en donde se realizaba esta actividad, ya era insuficiente; sin embargo, en mayo de 1863, se acordó que en esta plaza, recién adquirida y que se denominó Plaza Nueva, solamente se llevara a cabo la venta de animales, leña y maderas y en la plaza principal, la venta de toda clase de víveres. Cuando en 1897 la Municipalidad adquiere por donación la plaza de Iglesias, a ella se trasladó la venta de toda clase de ganados y leña, se le llamó Plaza de Ganado y entonces la Plaza Nueva quedó desocupada. Poco a poco se fue cubriendo de zacate y entonces los jóvenes la utilizaron para sus juegos deportivos y allí se instalaban las carpas de los circos. En 1916, el presidente de la República, don Alfredo González, dispuso construir en la mitad del sur, y como complemento de la Escuela Normal, el edificio del gimnasio, con la sala de juegos y piscina y aunque era un pequeño local, de apenas 24 metros de largo por 13 metros de ancho, el terreno se utilizó para poder convertirlo en una cancha de futbol reglamentaria. El profesor don Carlos Gagini Chavarría, cuarto director de la Escuela Normal, pidió a la Municipalidad permiso para que sus alumnos varones formaran un bosquecito y las mujeres un jardín, en los casi 3000 metros que habían quedado libres y así el espacio, poco a poco, se fue convirtiendo en un parque, desde mayo de 1918. Se sembraron palmeras y árboles ornamentales, se construyó hacia el oeste una glorieta y una hermosa fuente, en forma de estrella, hacia el este y ya en 1931, está convertido en un hermoso paraje y pintoresco lugar de recreo. La Municipalidad, en su sesión del lunes 3 de agosto de 1931, por moción del regidor José Joaquín Ruiz, tomó el acuerdo de honrar a don Alfredo González, con la denominación de su nombre para este parque, fijando la fecha del bautizo para el 12 de octubre de 1932, día feriado. Aproximadamente en el centro del jardín, se colocó una escultura que semeja un árbol truncado, y en ella se fijó la placa conmemorativa de tal acontecimiento.
Este monumento, luego fue arrinconado hacia el lado sur y hoy permanece casi invisible, lo que se considera lamentable, sin embargo, es más deplorable y de profundo irrespeto, la designación que el vulgo y hasta gente preparada, le aplica a este bello lugar. Este parque ha sido objeto de importantes remodelaciones, en el 2003 y en el 2008, se derribaron palmeras y otros árboles que fueron sustituidos por otros de menor altura, el pavimento fue cambiado totalmente, pero, con la desaparición de la glorieta y la fuente, el sitio perdió su belleza original. Profesor Pompilio Segura Chaves Historiador
PARQUE ALFREDO GONZALEZ FLORES Rodrigo Víquez F. Nací en una antigua casa de habitación ubicada frente a la esquina noreste de ese “parquecito”, apelativo cariñoso con el que calificábamos a ese bonito lugar. Papá tenía una pulpería ocupando la parte esquinera de nuestra vivienda. Para mí todo empezó un 30 de septiembre del año de 1933 cuando, al abrigo de esa modesta morada, vi la primera luz del día (¡Hace 81 años). También allí nacieron mis otras nueve hermanas y hermanos; solo Odilíe y Carmen (las mayores) vinieron al mundo en otro lugar. A la fecha de mi nacimiento ya el parque tenía un año de establecido y fue el sitio de recreo y regocijo de mis hermanos mayores Fernando, Alfredo, Lalo y José Luis. Luego sería el mío también. Cuando yo cumplí cinco años de edad nos trasladamos a otra casa, también antigua, localizada diagonal a la escuela Cleto González Víquez, desde donde continué visitando el parquecito de mis recuerdos que, por su diseño, semejaba un parterre francés. Hoy, navegando en el barco de los recuerdos de mi niñez y juventud, he realizado un análisis retrospectivo sobre el boceto que privó en su trazado original, cuyo croquis se adjunta en este relato. La entrada principal estaba en la esquina noreste, frente a nuestra casa. Era parecida a la que existe hoy en el nuevo parque, destinado a gimnasio al aire libre. En algún momento tuvo unos portones de tubos metálicos, de doble hoja, que usábamos para mecernos en ellos. Allí nuestro recordado hermano Fernando había estampado en el concreto de las gradas las iniciales de su nombre: FVF, las cuales desaparecieron luego bajo algunas capas de cemento. Desde ese acceso se sucedían una serie de veredas con un cordón de concreto en sus orillas, las cuales se amalgamaban
formando un rico mosaico de figuras geométricas. Las zonas verdes que se establecían eran a base de zacate jengibrillo y estaban ocupadas por varias palmeras, muchos árboles ornamentales de porte alto, con predominancia de “llamas del bosque” y algunos postes de concreto para la iluminación eléctrica. También había bastantes bancas de cemento y una fuente de forma estrellada con un enchape de piedras de río. La porción oeste central del parque mostraba una bonita glorieta techada con una enredadera de flores color lila. Cerca de ella, al lado sur, estaba una estructura de concreto que semejaba un tronco de árbol con una placa conmemorativa a la fundación del parque: 1932. Hoy ese “árbol” de cemento está ubicado en la porción central sur del actual parque de atracciones. Hacia el oeste de la glorieta se encontraba otro tronco de árbol - también de concreto que fue eliminado al establecerse el nuevo parque. La glorieta fue nuestra cancha de mejengas ya que tenía ocho bancas de cemento que eran los marcos donde anotábamos los goles. También allí dirimíamos nuestras frecuentes rencillas personales a base de puñetazos. Más de una vez me sacaron el “sirope” de la nariz, lo cual era una de las ofensas más grandes que se podía experimentar. Los postes de luz y las bancas de concreto estaban distribuidos estratégicamente en todo el parque. Una de ellas, la número cinco, era mi preferida, donde yo “marcaba” con Olga allá por el año de 1953. La parte sur de esa manzana fue ocupada por el primer gimnasio de la Escuela Normal (luego Liceo de Heredia) con su piscina y por una pequeña plazoleta de fútbol enzacatada. Allí nos llevaba la niña Beatriz Cordero – maestra de educación física de la escuela Cleto González Víquez – a practicar deportes mientras nos vigilaba, cómodamente sentada en un banco del parque, entretenida con su tejido. Los laterales sur, este y oeste del parque eran protegidos por barandas adornadas con elegantes balaustradas de cemento. Por el norte había un amplio “pollito”, similar al que existe hoy en día. El gimnasio y la cancha de deportes estaban a más alto nivel que las calles, estabilizados por fuertes muros de mampostería. ¡Qué imprevisto que es el destino!, Olga vivió en la misma casa donde yo nací y su papá (don Gregorio, conocido como “Gollito”) también tuvo una pulpería en esa misma esquina. Hoy me pregunto: ¿Cuántos noviazgos habrán cristalizado en uniones matrimoniales al abrigo de estos asientos, donde Olga y yo forjamos un romance que luego daría paso al hogar que hoy con afección acaricia a cuatro hijos, ocho nietos y siete bisnietos?
Agradecimiento: al profesor Pompilio Segura Chaves y al periodista Eduardo Sánchez (Edú) por el valioso material aportado en texto y fotografías.
Croquis del antiguo trazado del Parque Gonzรกlez Flores
Antigua glorieta: en primera fila, segunda de izquierda a derecha nuestra prima (+) Betty Víquez. Tercera fila, último de izquierda a derecha mi hermano José Luis Víquez.
Antigua fuente con enchape de piedra de río.
Antiguo gimnasio en construcci贸n
Etapas iniciales en la construcci贸n del parque
Pretil norte
Muro sur de mampostería
Postes de luz antiguos
Baranda
Gradas de acceso al este
Árbol autóctono del parque original
Árbol de concreto con la placa conmemorativa
Antigua entrada al viejo gimnasio del Liceo de Heredia. Se observan las tapias que protegían la pila de natación. También las gradas laterales (frente a la imprenta de Tuto Sáenz), que eran uno de los cuatro accesos al antiguo parque.