Natalia Ochoa Patiño 201216215 Genius Loci: la cualidad del espacio habitable “Algo especial tiene la arquitectura que entusiasma a quien se adentra en sus múltiples laberintos. Algunos dirán que se trata de caminos inaccesibles y tal vez incomunicables. Sin embargo, entre sus recodos es posible encontrar huecos desde los que explorar las estrategias arquitectónicas como una vía de acceso al sentido profundo de las obras... Estamos rodeados de espacios y edificios extraordinarios, a veces secretos, que sólo reclaman de nosotros atención sosegada […] para hacer claros esos susurros a aquellos dispuestos a abrir los ojos a la arquitectura.” Santiago de Molina “Todo lo que nos rodea se vuelve parte de nosotros, se nos infiltra en la sensación de la carne y de la vida, y nos liga sutilmente enredandonos en un lecho suave de muerte lenta, donde oscilamos al viento…” Rilke
El Genius Loci es un concepto perteneciente a la mitología Romana según el cual cada ser independiente tiene su espíritu guardián (Genius) y es este espíritu el que se encarga de dar vida a la gente y a los lugares. Los acompaña desde el nacimiento hasta la muerte y determina su carácter, es decir que denota lo que una cosa es o lo que quiere ser. Actualmente el valor del Genius Loci, como parte de una teoría arquitectónica, ha sido limitada a una serie de características particulares de un lugar, enfocándose únicamente en lo físico y dejando de lado lo psicológico y lo emocional sin tener en cuenta que, en realidad y aunque algunos consideren lo contrario, la forma en que las personas se relacionan con el lugar hoy en día sigue siendo la misma forma en la que los Romanos se relacionaban con su “Genius” en ese entonces. Inevitablemente el lugar y su arquitectura tienen que ser vividos y experimentados, pues de otra manera no se hace parte de ese lugar o lo que seria lo mismo no se existe. Dicho de una manera mas sencilla se puede afirmar que el Genius Loci es una cualidad necesaria del lugar habitable ya que le permite al hombre reconocerse a si mismo en él a 1
través de la arquitectura. Para entender esta idea se hace necesario recurrir a dos lecturas, “Genius Loci: hacia la fenomenología de la arquitectura” de Christian Norberg – Schulz y “La arquitectura de la ciudad” de Aldo Rossi, que hablan sobre el concepto de Genius Loci desde ámbitos distintos de la arquitectura pero que se complementan para dar pie al sustento de este ensayo que será desarrollado en los párrafos siguientes. El primer texto, “Genius Loci: hacia la fenomenología de la arquitectura” de Christian Norberg – Schulz, habla sobre el Genius Loci desde el concepto de la habitabilidad. Son múltiples las implicaciones que conlleva la acción de “habitar”; en primer lugar implica un espacio (entiéndase el termino como un sinónimo de lugar pues mas adelante se le dará una connotación diferente) y en segundo lugar un tipo de arquitectura (no necesariamente una casa sino mas bien un elemento que sirva de mediador entre el hombre y la naturaleza). Se hace claro que la idea de habitar no consiste únicamente en la tarea física de “ocupar un área en una casa”, sino que esta mas relacionada, como se mencionó anteriormente, a la idea de vivir y experimentar en todos los niveles de la capacidad humana. Sin embargo, antes de llegar a esto es necesario hacer algo aún mas esencial que menciona Norberg – Schulz en su texto y que será el punto de partida de nuestra argumentación. La acción de “orientarse” e “identificarse”. “Cuando el hombre habita esta simultáneamente ubicado en el espacio y expuesto a un cierto carácter del ambiente. Las dos funciones psicológicas involucradas pueden denominarse “orientación” e “identificación” (Norberg – Schulz. Pag. 19). Pero entonces vale la pena preguntarse sobre que significa la función de “orientación” y que significa la función de “identificación” como aspectos independientes dentro de una totalidad y sobre el impacto que generan en la relación lugar – arquitectura. No obstante antes de continuar resulta conveniente introducir el segundo texto, “La arquitectura de la ciudad” de Aldo Rossi, en el cual se define explícitamente al locus1 como “un hecho singular determinado por el espacio y por el tiempo, por su dimensión topográfica y por su forma, por el ser sede de vicisitudes antiguas y modernas, por su memoria” (Rossi, Pág. 189). La cuestión es entonces entender como se clasifican estos factores dentro la ideas de “orientación” e “identificación”. Empezamos entonces con el concepto de la orientación. Al pensar en la acción misma de orientarse la primera imagen que se viene a la cabeza es una calle, un árbol o una casa junto con una frase del tipo “después de…tome la izquierda” o “siga derecho hasta…”. Hablamos entonces de hechos físicos concretos convertidos en señalización que interactúan 1
Rossi entiende el Locus como una relación singular pero a la vez universal entre un lugar y sus construcciones que generan una situación. Aunque no es la misma definición del Genius Loci si tiene que ver con este y se puede decir que el Locus es una subdivisión del Genius Loci.
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directamente con los cinco sentidos, la vista, el oído, el olfato, el tacto e incluso el gusto. Se trata de “estructuras espaciales que facilitan el desarrollo de una buena imagen del entorno…usualmente estos sistemas de orientación están basados o son derivados de una estructura natural determinada” (Norberg – Schulz. Pág. 19). Esto quiere decir que además son dependientes del lugar donde se encuentren es decir que responden a una dimensión topográfica y a una forma. Estos hechos físicos o como Rossi los denomina puntos singulares “ponen de relieve, dentro del espacio indiferenciado, condiciones, cualidades que nos son necesarias para la comprensión de un hecho urbano determinado” (Rossi, Pág. 186). Una vez comprendido el hecho urbano determinado esos puntos singulares cobran un valor y significado para el individuo pues como se dijo, sin ellos la función de la orientación no seria posible y, por consiguiente, se convierten no solo en piezas de un sistema estructural sino también en parte de la memoria del individuo que a su vez hace parte de la identidad del mismo, es decir que se convierten en objetos de identificación. La identidad es un concepto difícil de definir pues corresponde a la pregunta del ser, ¿Quién soy yo? Y esta es una consideración sobre la cual no deberíamos profundizar demasiado pues es relativa a la persona, sin embargo, algo recurrente en dicha cuestión del ser es que la idea del lugar siempre esta presente. “Cuando una persona quiere decirte quien es, es usual decir; “yo soy de Nueva York”, o “Yo soy de Roma”. Esto resulta mucho mas efectivo que decir: “yo soy un arquitecto”, o de pronto “yo soy un optimista. Se entiende que la identidad humana es, en un amplio espectro, una función de lugares y objetos… es importante no solo que nuestro entorno tenga una estructura espacial que facilite la orientación sino también que consista en objetos de identificación… La identidad humana presupone la identidad del lugar”. (Norberg – Schulz, pag. 22) Seria lógico decir que la identidad del lugar dada por los objetos de identificación no es solo una identidad generalizada y única sino que, por el contrario, también obedece a la identidad del individuo. Dicho de otra forma si dos personas crecen en el mismo lugar sus objetos de identificación no serán los mismos, para una será la casa de su infancia y para la otra será el parque de la esquina pues dependen de las experiencias de cada uno, es decir de la memoria individual. Aunque sin duda alguna estas personas también compartirán algunos de sus objetos de identificación lo cual tiene que ver con la noción generalizada de la ciudad, es decir la memoria colectiva. Rossi lo ejemplifica de la siguiente manera: “pienso muchas veces en las plazas de los pintores del renacimiento en donde el lugar de la arquitectura, la construcción humana adquiere un valor general, de lugar y memoria, porque así fue fijado en una hora determinada; pero esta hora es también la primera y más profunda noción que tenemos de las plazas de Italia y esta, por
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lo tanto ligada a la misma noción de espacio que tenemos de las ciudades italianas” (Rossi. Pág, 187) Queda claro entonces que dichas experiencias, ya sea de la memoria individual o de la memoria colectiva no podrían suceder sin un lugar y una hora determinada o lo que es lo mismo una dimensión de espacio y tiempo. “La identificación puede ser debida a un acontecimiento dado que ha sucedido en aquel punto o que puede depender de otras infinitas causas; pero también aquí esta reconocido y sancionado un valor intermedio, la posibilidad de determinada si bien excepcional, noción del espacio” (Rossi, Pág. 186) Nunca se es verdaderamente consciente de la importancia que tienen el espacio y el tiempo en el lugar habitable, son nociones que siempre están presentes dentro de la actividad humana pero que se generan de manera involuntaria; es lo mismo que sucede con el latido del corazón, no somos consientes de sus pulsaciones pero sin ellas no podríamos llevar a cabo las funciones más básicas de la existencia, no podríamos vivir. “Trasladando este razonamiento al campo de los hechos urbanos no se puede ir mas allá del valor de las imágenes, como si su contorno no fuese analizable de algún modo positivo, y quizás no quede mas la afirmación pura y simple del valor del locus; puesto que esta noción del espacio y el tiempo parece inexpresable racionalmente, aunque comprenden una serie de valores que están fuera y mas allá de los sentimientos que experimentamos al captarlos” (Rossi. Pag. 186) En definitiva es preciso certificar que aunque no se es totalmente consciente de la dimensión del espacio y tiempo esta es una manifestación de la existencia, es decir que le permite al hombre reconocerse a si mismo dentro de un marco determinado ya que gracias a ella se adquiere la capacidad de orientación y de identidad a partir de los puntos singulares y los objetos de identificación. “Para ganar un punto de apoyo existencial el hombre tiene que ser capaz de orientarse, tiene que saber donde esta. Pero también tiene que identificarse con el ambiente, eso es, tiene que saber como es un cierto espacio” (Norberg – Schulz. Pág. 19) Son tales elementos los que configuran las esencia del Genius Loci, que a su vez configura el lugar habitable. No es un lugar vacío que se limita al acto de “ocupar un área en una casa” sino que se extiende de un entendimiento físico hasta una consideración psicológica donde las experiencias que juegan con las emociones y los sentimientos tienen un rol fundamental. “Quizá podamos darnos mejor cuenta de algo de este lugar, que a veces nos parece solo silencio, mirándolo por otra parte por los aspectos que penetran en el con contornos no ya racionales, desde luego, sino mas familiares, mas conocidos; hasta
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cuando continuemos captando estos contornos que después se difuminan y desaparecen”. (Rossi. Pág., 189) Con la habitabilidad concretizada por el Genius Loci al hombre logra compactar el mundo a través de la arquitectura gracias al entendimiento del entorno. Sin el debido entendimiento del entorno el hombre no puede subsistir. “La función básica de la arquitectura es entonces entender la vocación del lugar. De esta manera protegemos la tierra y nos volvemos parte de una totalidad comprensiva… El hombre es una parte integral del entorno que puede llevar a la alienación humana y la disrupción ambiental si lo olvidamos”. ( Norberg – Schulz. Pág. 23)
NORBERG-SCHULZ, Christian. Genius loci. Towards a phenomenology of architecture. Londres, Academy Editions, 1980.
ROSSI, Aldo. A arquitetura da cidade , Marsilio, Pádua 1966, n. e. Quodlibet, Itália 2011.
Imagen 1 tomada de http://etc.usf.edu/clipart/18800/18834/genius_loci_18834.htm consultado el 27/11/2015
Imagen 2 tomada de http://www.mascontext.com/issues/13-ownership-spring-12/invention-andtradition/ consultado el 27/11/2015
Imagen 3 tomada de http://baesk.net/genius-loci-designed-ando-tadao/ consultado el 27/11/2015
Imagen 4 tomada de http://www.wikiart.org/es/salvador-dali/the-persistence-of-memory-1931 consultado el 27/11/2015
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