Otrocartel mexicano

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Hace ya cinco años, a través de los compañeros de la Red de solidaridad con Chiapas, conocí a Gustavo Chávez Pavón, muralista mexicano que desde hace tiempo deja sus huellas en las paredes de los caracoles zapatistas. Este encuentro derivó al año siguiente en una gira muralista por Argentina en diferentes espacios culturales, universidades, barrios, del conurbano y un poquito más allá: Tandil, Mar del Plata y Rosario. De esta experiencia surgió también una invitación a pintar en tierras mexicanas y a conocer talleres y colectivos de gráfica. Estando en México me di cuenta que el muralismo, que en algunos circuitos tradicionales de arte es tratado como una disciplina del pasado, es algo que rescatan muchos artistas que trabajan en comunidades, y lo que más me llamó la atención fue la actualización de la tradición gráfica, en particular lo que llaman gráfica de lucha. Empecé a visitar casas y talleres de artistas, colectivos e investigadores, guiada de boca en boca fui haciendo mi propio recorrido por las imágenes impresas del México rebelde. Recorridos gráficos Conocí talleres que se gestaron a partir de la rebelión popular de Oaxaca en el 2006. Uno de ellos fue ASARO -Asamblea de Artistas Revolucionarios de Oaxaca-, artistas que empezaron a producir en relación a ese conflicto. También otros como Lapiztola, Arte Jaguar y La Curtiduría, cada uno con sus particularidades. En su mayoría trabajan stencil, serigrafía y xilografía. Es llamativa la vigencia de la xilografía y las dimensiones en las que la llevan a cabo: impresiones en soportes baratos como el papel sulfito para pegatinar en la calle, grabados de casi dos metros impresos para pegatinas, la cantidad de colores en diferentes pasadas. Todos estos elementos, junto al oficio y la destreza técnica de mu2

chos artistas, vuelven refinada al extremo una gráfica pensada como de combate. En Chiapas, conocí al taller Gráfica de Lucha. El taller tiene un componente multiplicador: se encarga de enseñar serigrafía en el espacio propio como también de organizar talleres en comunidades u organizaciones interesadas en producir su gráfica. La idea es la producción conjunta, más que por encargo. También se generan diseños en colaboración. Producen fundamentalmente carteles, pero también remeras, bolsos y calcos. Lo interesante es la forma que tienen de autogestionarse y solventar su producción: destinan gran parte a la difusión callejera y distribución gratuita en organizaciones y comunidades, así como personas que vienen de otros lugares, logrando de este modo una gran difusión. Se aseguran de imprimir una cantidad suficiente para ello, así como para vender y con eso seguir produciendo. En el DF, visité la Escuela de Cultura Popular Mártires del 68’, que surge para el 20° aniversario de la masacre de Tlatelolco. Un proyecto pensado desde la educación popular y la formación de trabajadores culturales multidisciplinarios comprometidos con su tiempo. En La Mártires funcionan talleres de grabado, serigrafía y encuadernación y conviven varios grupos, como Mujeres grabando resistencias y Colectivo Sublevarte. Trabajan con convocatorias de campañas gráficas, amplias, con pautas y temáticas determinadas, hacen carpetas con serigrafías seriadas que entregan a espacios específicos o para la venta, también hacen impresiones en offset para distribuir masivamente. El material que hoy exponemos –una selección de producciones de estas experienciasson fundamentalmente serigrafías, xilografías y afiches que tienen diversa procedencia: muchos fueron regalos, otros los compré y algunos también son producto de trueques, de alguna forma pertenecen a una colección personal. Pero la mayoría los recibí desde la


confianza y con el compromiso de hacerlos circular con cuidado y responsabilidad. Y si bien, mucho de lo expuesto algunos artistas no lo consideran de valor porque las impresiones están fuera de registro, o con alguna falla, para mí es un verdadero desafío tener este material y darlo a conocer. Hasta el momento es algo que vengo haciendo informalmente, mostrando parcialmente el material, y organizando charlas, así como también intercambiando y difundiendo en México lo que con algunos colectivos argentinos producimos, generando un intercambio fluido aquí y allá. En lo personal siento mucha empatía con estos grupos en la forma de producir, organizarse, vincularse con los territorios como parte de un proyecto de transformación más amplio, en donde hay una valoración del material artístico que se produce, es la forma en que muchos venimos pensando la articulación entre el arte y las luchas. De qué habla el cartel No fue hasta que pisé México la primera vez, que pude dimensionar lo que implica vivir pegado a Estados Unidos. La mirada hacia el norte, las expectativas de trabajo, de cruzar una frontera buscando una vida mejor, todos los problemas están exacerbados. La imagen de la topadora es real: un enemigo que arrasa, desaloja, explota por petróleo, esclaviza con el narco, limpia las tierras y los cultivos. Estados Unidos espeja la antítesis de cualquier deseo revolucionario. El mapa es complejo: relatos de cada pueblo en resistencia, las luchas históricas de los del sur pero también las de las comunidades del norte con nuevas formas de organización, se representan en la serie Imágenes contra la guerra y el neoliberalismo. El caso Ayotzinapa, la punta visible de una sistemática violación de los derechos humanos por parte de un narcoestado, permitió despertar conciencias de un sector más amplio, que a la vez se mezclan con sectores del pensamiento cultural que empiezan a querer dar un cierre al caso para reestablecer el manto de impunidad cotidiano.

Otro de los ejes de la muestra hace entonces hincapié en las voces que piden justicia por Ayotzinapa pero también denuncian la represión hacia el que piensa diferente, la violencia policial, los asesinatos, desapariciones, amenazas y torturas del narcoestado en general. Entre el material expuesto, la Campaña callejera Vivas nos queremos, que motoriza la colectiva Mujeres grabando resistencias, consta hasta el momento de 16 diseños realizados en xilografía y reproducidos en offset en mayor formato. El eje principal es visibilizar los feminicidios y todo tipo de violencias hacia las mujeres. El nombre que han elegido, en directa relación con la consigna de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, demuestra la necesidad de unificar las denuncias. Es interesante señalar cómo en ella convive la xilografía como única técnica para el conjunto, así como también la inclusión de un hashtag, en un diálogo permanente entre tradición, experimentación y diseño gráfico actual. La convocatoria sigue abierta, nos interesa contribuir a la campaña sumando diseños, así como difundir el material -condición con la que fue entregado- y que ya ha sido pegatinado en dos movilizaciones. La violencia de género, pero también el repudio a todo tipo de violencias se traduce en una de las consignas que se repite en los carteles: La autonomía es la vida, la sumisión es la muerte, en donde se ven expresadas las resistencias de pueblos como Atenco, Copala, Cherán, o las comunidades zapatistas. La defensa del territorio, el despojo de los recursos naturales, el desalojo de tierras ancestrales, la vulneración de derechos a los pueblos originarios, la megaminería, la contaminación del agua, el aire, la tierra, el alimento, la tala de bosques, la privatización y destrucción de centros ceremoniales. El concepto de autonomía, como desconocimiento total del Estado, es sostenido por comunidades que han sido explotadas, masacradas, a las que no se las escucha y se vulnera en sus derechos básicos. Reivindicando su libertad, muchísimas comunidades vienen proyectándose y organizándose de forma autónoma, generan sus propios recursos en torno a la alimentación, forma de gobierno, salud, educación, y donde el control del territorio es fundamental para sostener estos procesos. 3


Se exponen hoy más de sesenta carteles, podrían haber sido varias exhibiciones, sin embargo es importante mostrar que las producciones son tantas como las problemáticas que se suceden, en un momento histórico para México. Las denuncias deben ser hacia todas las injunticias, y esta selección da cuenta de ello. Se exponen hoy más de sesenta carteles, podrían haber sido varias exhibiciones, sin embargo es importante mostrar que las producciones son tantas como las problemáticas que se suceden, en un momento histórico para México. Las denuncias deben ser hacia todas las injunticias, y esta selección da cuenta de ello. “Acá nos encontramos para hacerles ver a los gobernantes su enfermedad: Miedo, Avaricia, Apatía, Ignorancia Acá nos encontramos para el abrazo fraterno con quienes estamos para salvar a la Humanidad. Venimos a compartir la palabra y a escuchar nuestros corazones. Venimos a buscar las formas de salvar a la Madre Tierra frente al despojo. Aunque nuestras lenguas y nuestros mundos sean diferentes acá nos volvemos Uno. Entre Nosotros ya no hay fronteras. Aunque desaparezcan nuestros hijos y aunque quieran desaparecer nuestra identidad, no dejaremos de luchar. Los árboles derribados volverán a florecer. Nuestros vínculos de Hermandad ya están entrelazados. Vamos a salir adelante, aunque nos cueste la vida.”* Otro Cartel Mexicano: para compartir la palabra rebelde, para denunciar el dolor y la rabia, para compartir la esperanza, las luchas, las resistencias, de Otro Mundo Posible. Natalia Revale. Marzo 2015 *Palabras del EZLN en el marco del Primer Festival de las resistencias y las rebeldías contra el capitalismo, Chiapas, diciembre 2014.

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No es prejuicio de continuidad histórica torero, los 41 que aún conservan el nomla tradición libertaria en México. Por lo contrario, es estrategia de construcción del pueblo insurgente en la modernidad capitalista disputada por liberales y conservadores durante el siglo XIX culminado con la Revolución democrático-burguesa de 1910. Los hitos gráficos son: las enseñanzas del carbonario Claudio Linati, perseguido por las monarquías europeas, llegado a México con su prensa litográfica en la que imprime en 1826 El Iris, un pequeño periódico que incluía la moda femenina al lado de análisis de batallas europeas famosas. Partituras musicales y poesías se encartaban al tamaño de una plana desplegable. Descubrió sus intereses libertarios al publicar una alegoría de la Tiranía como bufón con un collar de calaveras y un cráneo en la mano que dice Europa. Lo escoltan un cura y un demonio, los nombres de batallas sangrientas en las calaveras de la base, la Inquisición a un costado, los nombres de países y revolucionarios caídos y un diablo quemando periódicos liberales agitatorios. La litografía sustituyó a la xilografía propia de la propaganda católica, para ilustrar numerosos periódicos y hojas volantes mayoritariamente liberales, pero también conservadoras. Predomina la caricatura política en publicaciones con nombres de animales molestos por su picadura: El Tábano, La Avispa, La Pulga o con la referencia a los sonidos coordinados de La Orquesta o las leyendas de espantos como El Ahuizote y El Hijo del Ahuizote con influencia anarquista característica del revolucionario Ricardo Flores Magón y de agitadores europeos emigrados. Este periodismo es contemporáneo al del ascenso burgués en Europa con las ilustraciones de Daumier y periódicos con intención burlesca como Le Charivari. La imprenta de Antonio Vanegas Arroyo marca la transición a la Revolución de 1910 con sus hojas volantes comentadoras del escándalo del día: un terremoto, un cometa, un asesinato, un fusilamiento, la cornada mortal de un

bre sinónimo de homosexual, los elegantes catrines barriendo las calles en castigo a sus escándalos nocturnos. José Guadalupe Posada y Manuel Manilla cumplieron con rapidez y elocuencia los encargos de Don Antonio, autor de los corridos sobre el acontecimiento. Posada va más allá del dibujo ilustrativo y realiza grabados sobre zinc donde el movimiento, los claroscuros, los cuerpos con atavíos reconocibles por el pueblo, lo grotesco de sus calaveras y personajes como Don Chepito el marihuano y Doña Caralampia Mondongo de espantoso rostro en alto contraste con los registros de héroes y mártires, dotan no sólo de signos, sino de modos de significación a los primeros muralistas que los consideran puntos de partida, los oponen al academismo y los exaltan como antecedente del arte público en mercados y plazas ignorado por historiadores y funcionarios de la educación y la cultura. El escritor Juan José Arreola llama “estética del disloque” a esta tendencia. No hay interrupción de esta tendencia libertaria animada por las brillantes aportaciones de pintores necesitados del grabado para cumplir con la construcción del sujeto revolucionario como en El Machete, que de órgano del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, renunciantes al aura artística, pasó a ser en 1924, órgano del Partido Comunista Mexicano. Su más constante colaborador gráfico fue José Clemente Orozco que llevó lo grotesco a sus caricaturas y al expresionismo de sus murales en la Escuela Nacional Preparatoria, los primeros entre 1922 y 1924 para definir la ruta de una poética libertaria en homenaje a héroes y mártires revolucionarios, de exaltación del pueblo en lucha, de los trabajadores del campo y la ciudad explotados y urgidos de proyecto anticapitalista. La siguiente generación de muralistas impulsó a partir de los años treinta y hasta 5


principios del siglo XXI proyectos educativos de tendencia socialista insertados en el nacionalismo de Estado para construir lo que la Internacional Comunista llamó el frente unido y el frente popular. Artistas sin militancia organizaron proyectos antiacadémicos como el del grupo 30-30 que instaló una exposición en una carpa del burlesque popular y la anunció con el desfile de un elefante a la par que el Estridentismo cargado de ímpetu futurista, lanzaba consignas tan extravagantes como “¡Viva el mole de guajolote!”. Los libros oficiales se llenaron de portadas y viñetas con todo este sentido, las tipografías resultaron un recurso visual de alto impacto, las enseñanzas de proyectos como la Escuela de Artes del Libro y las Misiones Culturales, formaron trabajadores de la significación del lado del pueblo y contra las amenazas del nazismo y el fascismo. La lucha contra caciques, la oposición al “hombre fuerte” Plutarco Elías Calles que ponía y quitaba presidentes, la inminencia de la guerra imperialista amenazante del socialismo soviético en un solo país, hicieron del gobierno de Lázaro Cárdenas entre 1934 y 1940 un constructo de poder popular con impacto no sólo contra las dictaduras en América sino como apoyo total a la Republica Española. La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y su periódico Frente a Frente, dieron ejemplo de internacionalismo y desarrollo de recursos gráficos como el fotomontaje, la fotografía de guerra y de denuncia de la miseria y de los excesos de los privilegiados, la pintura de murales y carteles individuales y colectivos reproducidos para actos de agitación masiva, todo al servicio de una poética que abarca la música con Silvestre Revueltas, presidente de la LEAR, y la arquitectura socialista con proyectos de vivienda y educación integral para la salud de los trabajadores, los sindicatos diseñados con todos los servicios de salud y esparcimiento. En 1937, año de la disolución de la Internacional Comunista, el Taller de Gráfica Popular se desprendió de la LEAR y desarrolló desde entonces y hasta el fin del siglo pasado, una constante producción gráfica acorde con la línea internacionalista de apoyo a las revoluciones y a las orga6

nizaciones combativas de trabajadores del campo y la ciudad. A los críticos soviéticos no les gustó la exposición del TGP en Moscú 1940, porque no idealizaba a los trabajadores, sino los representaba, en ocasiones, famélicos y destruidos por la represión o con los atavíos característicos de sus vidas precarias en la fábrica, el campo, en sus momentos de descanso, en la escuela rural, en sus reuniones para la lucha. La exaltación de los héroes y mártires dio lugar a álbumes todavía en circulación y a grabados emblemáticos que han alcanzado la gloria del anonimato en la reproducción popular. “Libertad de expresión” de Adolfo Mexiac, participante activo en convocatorias recientes y “Mujer contra la guerra” de Andrea Gómez, están presentes no sólo en el apoyo internacionalista a México, sino como iconos de lucha por si mismo elocuentes. El niño triste tras los alambres de púas de Fanny Rabel, fue emblema contra la persecución nazi de los judíos. Se decía en los cuarentas y cincuentas que el mejor realismo socialista se hacia en México. No todo fue significación de la tragedia sino que La Risa del Pueblo, como se llamó una hoja volante, prueba el uso de lo grotesco para denunciar la corrupción burguesa concretada con nombres y apellidos en las Calaveras, una tradición de los días de muertos, el 1 y 2 de noviembre. Escritores destacados hacen los cuartetos y los grabadores ilustran. El TGP sufrió divisiones y crisis por la llamada sustitución de importaciones que en la posguerra mundial sustentó una urbanización acelerada con la gran industria de los consorcios expropiadores de la biodiversidad, la mano de obra barata y las concesiones propias de gobernantes enriquecidos con los contratos y los sobornos. Las masacres populares, los presos políticos, la compraventa del territorio nacional, la migración masiva ilegalizada pero necesaria para la economía política yanqui, tuvieron en el TGP un denunciante de tiempo completo con aplicados aprendices que a su vez, han formado trabajadores de la gráfica contestataria.


La emergencia de la lucha armada en América Latina con la inspiración del triunfo cubano y el lugar principal de México para las organizaciones revolucionarias, han influido en la construcción de la tendencia gráfica y libertaria. El movimiento estudiantil de 1968, requirió de agitación y propaganda para enfrentar la publicidad de los consorcios y de los Juegos Olímpicos. El patio de la Escuela Nacional de Artes Plásticas fue transformado en taller dirigido por Mexiac, Francisco Moreno Capdevilla y el joven Armando Ortega. La imagen del tzotzil brutalmente silenciado recorrió Los Ángeles, llegó a París y ganó el anonimato en la prensa insurgente y en las mantas de las organizaciones en lucha. Kusturica usa el grabado de Mexiac en su película “Munich” como señal del 68 y en los clamores mundiales por los 43 de Ayotzinapa, la imagen ha aparecido hasta en Australia. “Sujetos nuevos, objetos nuevos”, la vieja consigna de Braque difundida por Siqueiros desde los veinte, concretó signos y modos de significación nuevos: “los compañeros perros”, como los llamó el comunista sin partido José Revueltas, merodeaban por las calles con camisetas portadoras de consignas, el transporte público fue el soporte de stenciles y carteles pegados, la paloma de la paz fue marcada por un chorro rojo en el pecho, el performance como teatro invisible dio sus primeros frutos y en los setenta formó la generación del Frente Mexicano de Trabajadores de la Cultura con alcances internacionalistas al pintar murales en California, participar en la Revolución Popular Sandinista y trabajar por Cuba, Vietnam, Chile, Palestina, Guatemala y por supuesto, México. La necesidad de “agruparse o morir” se renueva con cada masacre y represión: Tlatelolco, 10 de junio de 1971, Acteal, Aguas Blancas, Ayotzinapa. Oaxaca se convirtió en ciudad ocupada por la gráfica de talleres como respuesta a la tiranía del gobierno. Stenciles solos y

articulados para cubrir superficies hasta de cuatro metros, tapetes de cenizas, murales gráficos articulados, intervenciones y performances, difusión amplia de figuras emblemáticas como el Zapata punk, Juárez con boina guerrillera, la Virgen de las Barricadas y el tirano impune Ulises Ruiz como bestia, aportan recursos técnicos y digna rabia a las decenas de talleres que coordinados o por cuenta propia, contribuyen a mantener viva la necesidad del poder popular. Instituciones crecidas desde abajo y a la izquierda como la Escuela de Cultura Popular “Mártires del 68” llevan más de veinte años organizando campañas de acompañamiento y propaganda de las luchas populares. El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra con centro en San Salvador Atenco, a dos horas de la capital, es ejemplo de solidaridad con otros movimientos y de repudio al aeropuerto internacional en terrenos campesinos. La solidaridad internacionalista contribuye con aportaciones contestatarias como el escrache y el siluetazo argentinos, Lava la bandera y las Fuentes Rojas de Perú y Chile, Tejer la Memoria de Colombia y México con aportaciones de lugares tan remotos como Mozambique. Todo esto contribuye a la certeza de que Ayotzinapa somos todos en la crisis capitalista devastadora y criminal contra la humanidad y el planeta. El ahora de la crisis de muerte de los Estados-nación capitalistas, otras relaciones de producción y significación crecen por todo el mundo. De aquí la pertinencia del mutuo conocimiento, de la construcción del radicalismo en imágenes, de la alimentación de la “digna rabia” como dicen los zapatistas al precisar la crisis respondida por las retaguardias estratégicas con organización coordinadora con alta elocuencia sígnica para el bien de todos. Alberto Híjar Serrano Tlalpan, marzo 2015.

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1.- Un diálogo rebelde México-Argentina con gráfica A más de 7 mil kilómetros de distancia en el hemisferio sur, donde es otoño, estos días se cuelga la exposición “Otro Cartel Mexicano, Gráfica Política del México Actual”. Es una selección de carteles mexicanos que en oleadas fueron llegando los últimos años hasta allá. Esa exposición no sería posible sin un intercambio a cuentagotas que durante ya un siglo se ha dado entre artistas militantes de Argentina y México. Un intercambio que ha necesitado recorrer medio mundo en consecutivas ocasiones. Un viaje que cuando se hace suele pensarse que es uno de esos viajes que se hacen una vez en la vida. Y que efectivamente muchos y muchas exiliados argentinos de los 70s lo hicieron una vez en un solo sentido, para no retornar más nunca. Estas son imágenes producidas por personas y colectividades que luchan y resisten desde un país en guerra. Mayoritariamente son imágenes de la última década, tras el lanzamiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, la represión en Atenco y el levantamiento de Oaxaca en el 2006, pero también hay imágenes de la década previa, habiendo entonces imágenes de los 21 años recientes, tras el levantamiento zapatista de 1994. Sin embargo, como toda muestra, es un fragmento, en este caso, de la producción gráfica con temas de lucha de México. Lo es en el sentido de que se corresponde con una constelación de organizaciones y colectivos político-culturales. Hay otras diversas constelaciones que no están representadas en esta exposición, el panorama del arte de lucha en México suele ser amplio y no pocas veces contradictorio. También es un fragmento porque estos carteles al ser elaborados y difundidos son acompañados de una variedad amplia de otras producciones, como pegotes, volantes, carteles para eventos fechados, mantas, banderas,

murales, periódicos murales, revistas, instalaciones, performances, esculturas efímeras o monigotes, pancartas, etc. Estos carteles así forman parte de un todo muy vivo, de un paquete gráfico en constante movimiento. Y es un fragmento también por que las imágenes por sí mismas no cuentan la difusión y la recepción, sin lo cual no se alcanzan a mirar completas como obra. En un espacio de creación artística donde la obra solo puede completarse cuando se moviliza en los procesos de lucha. Estos carteles llega articulados en una exposición hasta espacios de lucha en Argentina, de esta forma se reiterará un largo intercambio que se dilata ya un siglo, y que empezó con artistas de lucha argentinos y mexicanos viajando en sentido contrario en los años 20s y 30s. De allá para acá también han llegado las historias y los detalles de las tácticas del escrache, las murgas y las ollas populares. Las historias de la resistencia contra la dictadura, por la presentación de los desaparecidos y luego contra las injusticias, la tortura y las desapariciones en democracia. Las leyendas de la insurrección civil del 2001, de las fábricas recuperadas, de la emergencia de los pueblos indígenas, de la lucha de las mujeres y contra la trata, de los medios alternativos, de las y los estudiantes en resistencia. Y ante todo ha llegado la imagen de esa alegría, frescura y creatividad en la lucha, que también se mira en su arte de lucha. A muchos y muchas que han logrado desde acá hacer ese viaje que se hace una vez en la vida, se les iluminan los ojos cada vez que cuentan los modos insurrectos de allá. Estos carteles y las historias y leyendas que van con ellos acaso refresquen ese diálogo rebelde Argenmex con quienes por allá sueñan y luchan y construyen otro hoy y otro mañana, y con quienes están pendientes de despertar. 9


2.- Una gráfica que se rebela. Estos carteles son imágenes de un país en guerra, una guerra contra el enemigo interno que ha arrojado los 8 años recientes un saldo de 140 mil muertos y 60 mil desaparecidos. Y donde la única posición imposible es voltear la cara para otro lado mientras continúan las masacres y las desapariciones masivas, ahí donde se debe decir NO y actuar en consecuencia, también con las herramientas de la cultura y el arte. Un país donde la gráfica se rebela contra la injusticia, contra las masacres, contra las desapariciones, contra las represiones cotidianas, contra los megaproyectos, el despojo y el saqueo, contra el arte visto como una pieza de museo o como un adorno en la casa de una familia muy pudiente, contra la creación artística vista como acto individual de un iluminado. Un país donde el arte se sale a la calle, y ocupa paredes y manifestaciones, donde cíclicamente cada tres años la gente de nuevo se levanta contra la injusticia, y la gráfica también se rebela para denunciar y llamar a la organización y a la acción. Una gráfica que se rebela, no por pose ni por cálculo, sino para responder a la emergencia, por dignidad, como un deber de lo humano. 3.- Una gráfica que ya se rebelaba desde más antes. Antes de la Guerra de Calderón-Peña, y antes del levantamiento zapatista, la gráfica en México ya se rebelaba. Hay quienes lanzan muy para atrás la historia de la gráfica de lucha, y encuentran su origen en las pinturas que con rojo y negro se hacían en códices y muros antes de la invasión española. Muchos de los códigos gráficos de esas expresiones es cierto que son retomados por artistas de lucha históricamente. En México hay una larga historia de la gráfica de lucha, que por lo menos desde la primera invasión norteamericana 10

de 1846 tiene una clara genealogía, y que alcanza en la gráfica contra la dictadura porfirista de fines del siglo XIX y principios del XX un cuerpo de ideas, posturas y herramientas que se irá heredando y enriqueciendo generación tras generación de rebeldes. Así encontramos a todos los pasquines de la familia del hijo del Ahuizote, los manifiestos durante la Revolución Mexicana que incluían un texto y una gráfica, luego a los primeros muralistas en los años 10 y 20s, en los años 20s el periódico El Machete y las revistas de los estridentistas y el grupo 30-30, unos muralistas proletaristas en los años 30s y en esa misma década gráfica revolucionaria en revistas como Ruta, Frente a Frente, y la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios mientras ya se anunciaba el inicio de la II Guerra Mundial. Para fines de los 30s se formará el Taller de Gráfica Popular que seguirá activo por tres décadas, acompañando una diversidad de luchas, como las luchas por la paz mundial, la lucha de los ferrocarrileros, los médicos y los maestros. En los 60s veremos nacer una nueva generación gráfica con el movimiento estudiantil y popular del 68. En los tardíos 70s los artistas de proceso, el happening y la neográfica traerán nuevas aportaciones formales con temas como la lucha por la presentación de los desaparecidos, las luchas feministas y contra las dictaduras en sudamérica. En los años 80s vendrá una gráfica con las coordinadoras campesinas, el movimiento urbano popular, la insurgencia civil y en solidaridad con las revoluciones centroamericanas. En los 90s una nueva generación gráfica dará vuelo al movimiento zapatista y a principios del siglo XXI la gráfica de lucha se depurará contra los megaproyectos, por las luchas de la tierra y territorio, contra la guerra, con el movimiento #yosoy132 y de nuevo contra diversas manifestaciones de la guerra: feminicidios, contra la ilegalización de la migración, contra las desapariciones y los asesinatos en masa, por democratización, por autodefensa y por autonomía. ¡Y lo que falta!


4.- 7 generaciones de gráfica insurrecta presentes. Hay diversos métodos para contar las generaciones, algunos historiadores cuentan una generación como la correspondiente a un período de 25 años, en algunas zonas de Latinoamérica donde la mayoría de edad se alcanza a los 14 años, las generaciones tal vez debieran contarse de 14 en 14. Sin embargo, por la intensidad del movimiento social, en México, las generaciones se corresponden con períodos de tiempo mucho menores, el tiempo en que cambian las ideas y las formas de hacer y luchar. También en la gráfica se puede ver esta aceleración revolucionada de la sucesión generacional. De tal forma que en la exposición “Otro Cartel Mexicano, Gráfica Política del México Actual” hay gráfica producida al menos por militantes de 7 generaciones vigentes y actuantes. 1.- La generación del 68 y el 71.- Que ya estaba produciendo a finales de los 60s y les tocó formar parte de las Brigadas Culturales en 1968, cuando la masacre de Tlatelolco contra el movimiento estudiantil y popular que arrojó unas 400 víctimas civiles que se manifestaban pacíficamente. En ese entonces ya estaba la guerra, el gobierno priísta autoritario de posguerra ya había provocado que mucha gente se fuera a la montaña a formar grupos guerrilleros. Esa guerra del estado mexicano contra la población no cesó nunca, una guerra de saqueo, despojo y explotación, fue evolucionando hasta nuestros días. Esa generación del 68 se siguió de largo produciendo en 1971, cuando El Halconazo, otra masacre contra 400 estudiantes realizadas por un grupo paramilitar denominado “Los Halcones”. En ese año muchos estudiantes ya definitivamente se irían a los grupos insurgentes rurales y urbanos. En respuesta el gobierno mexicano iniciaba una guerra ilegal, la llamada “guerra sucia”, que realizaba detenciones arbitrarias, desapariciones y ejecuciones financiadas con la venta de droga que se movilizaba en aviones del ejército. Aunque quienes exigen justicia por esa guerra sucia de 1971-1984 reivindican una lista de algo más de 600 desaparecidos, recientemente un historiador de la extinta

Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) en una carta a un periódico nacional presentaba un cálculo de unos 25 mil desaparecidos sólo en ese período. 2.- La generación del fin de la guerra sucia y las coordinadoras.- La siguiente generación que realiza algunas de estas gráficas, le tocó transitar las huelgas de hambre por la presentación inmediata de los desaparecidos, que obligó algunos gestos de apertura democrática, la presentación de algunos desaparecidos y eventualmente el final de la guerra sucia. Fue la generación de fines de los 70s, que a continuación participaría en las coordinaciones grandontas, las coordinadoras campesinas, las del movimiento urbano popular, las coordinadoras estudiantiles, sindicales, de artistas y trabajadores de la cultura, etc. 3.- La generación de la insurgencia civil de los 80s.- Otras de estas gráficas son realizadas por la generación que le toca la fundación de La Mártires, la generación que venía participando en la insurgencia civil del 85-88 y en diversas huelgas estudiantiles y populares que se dan en esos años. Tras una serie de desastres naturales que incluyó los sismos de 1985 que mataron a miles de personas y la destrucción de miles de hogares en la Ciudad de México, y como secuela al abandono del gobierno del proceso de reconstrucción, la gente empezó a realizar el salvamento y la reconstrucción autogestivamente, zonas completas de la ciudad se autogobernaron por meses mediante asambleas a mano alzada. 4.- La generación del levantamiento zapatista y la insurgencia civil del 94.- A continuación vendrá la generación que empieza a producir en torno a los años del levantamiento zapatista de 1994, con la insurgencia civil que acompañó dicho levantamiento. En esa época había una muy sólida red de espacios culturales independientes en la ciudad de México y en el interior del país. Es la primera generación a la que le toca el quiebre de los procesos de formación política tras la caída del muro de Berlín, que en México si se cayó, a diferencia de Argentina. Tras el levantamiento 11


armado zapatista emergerá una insurgencia civil y pacífica a lo largo y ancho del país, donde los movimientos campesinos, urbanos, de mujeres, indígenas, estudiantiles y de trabajadores de la cultura intentarán articularse en torno al levantamiento. 5.- La generación de la huelga de la UNAM.- Enseguida está la generación de la huelga de la UNAM, del 99-2000, que en esos días empieza a realizar su producción gráfica contra la intentona de privatización de la Universidad Nacional, la huelga se extendió por 10 meses y dio lugar a una amplia diversidad de expresiones gráficas que no solo ocurrieron en los campus universitarios, sino que ocuparon la ciudad y el país, para informar sobre dicho movimiento. 6.- La generación de La Otra Gráfica: Atenco, Oaxaca y La Otra Campaña.- En junio de 2005 el EZLN lanza la Sexta Declaración de la Selva Lacandona (La Sexta), por un programa nacional de lucha y de izquierda, por nuevas formas de hacer política y por una nueva constitución. Se propone realizar La Otra Campaña, para recorrer todo el país y juntos y juntas escuchar y organizar la indignación, pero antes se reunen en territorio zapatista con la gente organizada desde abajo y a la izquierda de todo el país. Desde los colectivos y organizaciones de arte y cultura en lucha se lanza la iniciativa de La Otra Gráfica para acompañar la iniciativa de La Sexta. Conforme avanza La Otra Campaña se dará la represión a Atenco que había resistido contra la imposición de un aeropuerto sobre tierras comunales y se dará el movimiento magisterial y popular en Oaxaca. 7.- La generación que se levantó contra la guerra de Calderón-Peña Nieto.- La generación más reciente a lo mejor son 4 generaciones, así de vertiginosa y acelerada está la realidad en México, sin embargo pude decirse que son una, la generación gráfica que se levantó contra la guerra de Calderón-Peña Nieto. Viene desarrollándose desde el 2010, con la conformación de la Convergencia Gráfica que generará imágenes por Justicia Ambiental en el marco de las movilizaciones contra la COP16 y continúa produciendo tras los hechos de abril 12

de 2011 cuando se lanza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, como consecuencia del asesinato de un grupo de jóvenes en Morelos, uno de ellos Juan Francisco, hijo del poeta Javier Sicilia. En esos días ya se estaba lanzando una convocatoria y campaña gráfica contra la guerra: “El miedo paraliza y el coraje se organiza” a la que responden decenas de colectivos y artistas de las más diversas zonas del país donde se estaban movilizando localmente contra la guerra. Esa generación gráfica evolucionará en 2012 junto al movimiento #YoSoy132. Algunas compañeras que participaron en esos esfuerzos conformarán en 2014 Mujeres Grabando Resistencias. Finalmente esa generación que se levantó contra la guerra de Calderón reclamará la presentación inmediata de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos por policías mexicanos en la ciudad de Iguala, Guerrero el 26 de septiembre de 2014. 5.- Algunas características de estas gráficas Aunque no hay acuerdos previos en cuanto al estilo o la forma de trabajar las temáticas, como puntos de partida se cuentan con temas y requerimientos técnicos, sin embargo sobre la acción hay algunas características que van a ser constantes: Multirreproducibilidad.- Las imágenes deben poder ser reusadas y reproducidas en sucesivas ocasiones. Hacer lo más con lo menos.- Parte del principio de que será usada y reproducida por gente que lucha con pocos recursos y entonces debe maximizar las posibilidades de sus soportes. No es una gráfica que se regodee en el uso ilimitado de recursos, es una gráfica que se regodéa en salir apenas con la voluntad de quienes luchan. Sintética.- Hay una síntesis de consignas y su representación en imágenes y tipografía. No digerida.- No es una gráfica que diga (u ordene) qué pensar, sino que da un paso atrás y plantea preguntas para la reflexión colectiva que eventualmente deriven en organización.


Expedita.- Es una gráfica contingente, de emergencia, que se difunde mientras van desarrollándose los movimientos, no es una gráfica testimonial para después, sino que forma parte de procesos organizativos. Anónima.- Es una gráfica donde no importa la autoría personal, si acaso a veces por razones organizativas se incluyen sellos con firmas colectivas. Sin embargo lo clave es que ya no importa quién lo hizo, sino el tema que difunde, las luchas que apoya, los procesos político-organizativos que impulsa. De dominio público o Copyleft.- También con el fin de romper esa lógica capitalista sobre la obra, esta gráfica en general es de dominio público, o por lo menos de licencia Copyleft, de tal forma que su difusión se pueda realizar sin menos impedimentos. Muchas de estas imágenes han recorrido el mundo en diversas épocas. Desprofesionalizada.- Cualquiera que tome los lápices, las plumillas, los pinceles o la computadora puede colaborar elaborando alguna de estas gráficas ahí donde no creemos en los superespecialistas de izquierda. Sin subsidio.- Ésta gráfica se realiza sin ningún subsidio, pagada por los procesos autogestionarios de quienes la realizan. Autogestiva es su segundo apellido. 6.- Convergencias, campañas.

convocatorias

y

Tiene rato que se está intentando como forma de articulación política y de producción gráfica la convergencia. En las décadas pasadas se trabajó con las formas articuladoras de la comisión, el frente o la coordinadora. Ahora se ha impulsado la convergencia, donde cada quien participa según su tiempo y modo, se acuerdan temas comunes para la producción gráfica y se lanzan convocatorias internas o públicas. Los fondos para las primeras producciones en cada convergencia son por cooperación colectiva, una buena parte de la producción se va para pegar en las calles y una pequeña parte se va a venta, de ahí sale un fondo que permite sacar nue-

vas producciones y la autogestión efectiva de un esfuerzo de convergencia. Una convocatoria indica el tema de trabajo, que puede ser de emergencia o intemporal, además de detallarlo también incluye una justificación político-organizativa sobre su elección. Indica también el formato de las imágenes, sus características técnicas dependiendo si será gráfica digital para circular por internet, si será gráfica para imprimirse a tintas en serigrafía o si se mandará a imprimir en offsset. Cuenta también sobre la forma en que se difundirán las imágenes, sobre las licencias libres, sea de dominio público o copyleft que deberán tener asignadas las imágenes. Y finalmente incluye las fechas límites para entregar colaboraciones, datos de contacto para entregar y fechas para contribuir a los trabajos de impresión colectivos. Las convergencias y sus convocatorias se abren a quien se quiera sumar, históricamente llegan por una parte compas que estudiaron arte o diseño, por otra compas que se formaron sobre la acción en los talleres de lucha de las organizaciones populares, colectivos y crews al calor de los movimientos, pero también llegan compas que vieron la convocatoria y que se entusiasmaron y envían algo, sin una experiencia previa en la producción gráfica. El resultado de una convocatoria por lo general es una campaña, que en oposición a una lanzada por una agencia de publicidad donde hay un solo concepto, en la campaña de gráfica popular una consigna se aterrizó en una diversidad de conceptos dependiendo cuantas personas y colectividades hayan respondido a la convocatoria y presentado trabajos, desde una gama de miradas y posicionamientos políticos. Así, una campaña popular puede alcanzar una penetración y profundidad de diálogo que la digerida campaña de una agencia de publicidad jamás podrá lograr. En la campaña popular vemos voces y miradas diversas hablándole a voces y miradas diversas, frente a la unidireccionalidad de una campaña de arriba.

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7.- Una gráfica colectiva. A fuerza de la generación de espacios de articulación y convergencia, de convocatorias públicas y de campañas de gráfica de calle se van conformando colectivos. Los esfuerzos de articulación van sirviendo también como un semillero organizativo. En estas gráficas han estado implicados algunos de estos colectivos, organizaciones y muchos otros más: La Mártires.- La Escuela de Cultura Popular “Mártires del 68” (ECP-M68 alias La Mártires) se funda en 1988, nombrándose así en honor del movimiento estudiantil de 1968. Su objetivo es contribuir a la conformación del sector político-cultural, formando promotores culturales del movimiento popular. Imparte talleres artísticos y culturales con el fin de compartir herramientas y saberes, que sirvan a los movimientos sociales y realiza una cotidiana producción gráfica en su taller de serigrafía y grabado. La CMATC.- La Convención Metropolitana de Artistas y Trabajadores de la Cultura (CMATC o La Convención) fue un esfuerzo de articulación del sector político-cultural tras el levantamiento zapatista, integró a organizaciones, colectivos, artistas y trabajadores culturales. En su momento se lanzó la iniciativa de un referente nacional de la CMATC. Como secuela durante una década se realizarían producciones gráficas bajo sus siglas, todavía hay quienes las reivindican. La Otra Gráfica.- Fue una iniciativa de convergencia de arte de lucha tras el lanzamiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en 2005. Contó con una página de internet en que se podían autopublicar imágenes sobre La Otra Campaña, Atenco y Oaxaca, sin necesidad de password o contraseña. Se difundió gráfica en discos, se imprimieron campañas de pegotes y carteles. Convergencia Gráfica Malla.- Tras La Otra Gráfica se generó una nueva iniciativa de espacio de convergencia para la producción gráfica en el año 2010, rumbo a las protestas contra la COP-16 en Cancún. La convergencia empezó con un círculo de estudio en torno a justicia ambiental y la lucha contra los megaproyectos, cada participante fue presen14

tando un tema y de ahí fueron saliendo ideas de imágenes que finalmente se concretaron en una serie de carteles y pegotes. Desde ese tiempo se han ido sucediendo diversas convocatorias y series gráficas, es la convergencia actualmente en funcionamiento. Sublevarte.- Tras la huelga de la UNAM de 1999-2000, el Comité de Huelga de la Escuela Nacional de Artes Plásticas devino en el Colectivo Sublevarte y eventualmente convergió en la Mártires, se cumplía así otra vez la leyenda de que los egresados de las escuelas de arte se agregan a las organizaciones político-culturales. Gráfica de lucha.- Es un taller a veces ambulante y a veces fijo que funciona desde 2005, cuando el lanzamiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Además de producir gráficas sobre los movimientos emergentes y las luchas de largo plazo capacita equipos de productores y productoras gráficos. Mujeres Grabando Resistencias.- Es una colectiva de mujeres grabadoras que han lanzado la campaña #VivasNosQueremos. En la primavera de 2015 lanzaron la convocatoria para una segunda etapa de la campaña. Sobre la acción generaron la consigna #VivasNosQueremos, que incluye un hashtag y que habla de todo un nuevo momento en la producción gráfica, donde una campaña ya se organiza para interactuar en redes sociales. Otras colectividades que andan por aquí.- No acaba este texto y falta nombrar a colectivos y artistas que participan en estas gráficas, pero ya contamos que una de las características de esta gráfica es eventualmente circular anónima, así que nadie se sentirá agraviado o agraviada, pero también hay carteles de Gráfica en Resistencia, de Cordyceps, colaboraciones con Justseeds, con el Beehive Collective, por supuesto con compañeros y compañeras argentinos que han llegado hasta los talleres mexicanos y producido colaboraciones gráficas, así como otros colectivos que han convergido en estos esfuerzos. Refugio Solís México, primavera de 2015.


Indisciplinas Visuales cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes

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