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Publicado por NT editorial Derechos reservados 漏2015 NT editorial Primera Edici贸n 2015 Se proh铆be la producci贸n total o parcial del contenido de este libro sin permiso de la autora. Escrito e ilustrado por: Natalia Trujillo Impreso en El Salvador
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“Querida Gloria: gracias por darme el mejor regalo del mundo… Mi Catarina” Y a mis padres por todo su esfuerzo para sacarnos adelante a mi hermano y a mí.
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Desde la ventanilla del avión veía pasar mi vida como si todo hubiera sido ayer que esperábamos este viaje hace 12 años. Las lágrimas se deslizan sobre mis mejillas al recordar todo lo que dejo atrás, comenzando por mi familia y mis amigos.
EL TIEMPO SE VA VOLANDO…. 8
Faltaban 3 horas para que fuera mi cumpleaños número 26 y como era ya una linda costumbre, le pregunte a mí madre, la cual iba en el asiento de al lado: — ¿Qué estabas haciendo hace 26 años? Con mucho entusiasmo, ella comenzó a contarme la historia de esa noche de 22 de marzo, cuando estaba viendo la televisión y empezó a sentir unos dolorcitos en su panza. 9
A la vez menciona que fue por una maleta que tenía hecha semanas atrás y despertó a Marcelo (mi hermano mayor) porque mi papá no estaba en la casa. Mi papá la ve y note la presencia de una sonrisa en su rostro que nació al recordar lo que estaba haciendo esa noche. — Salimos a buscar un taxi con Marcelo a eso de las 11 de la noche para que nos llevara al hospital. Al llegar al hospital, me dijeron que aún no nacías y que tenía que esperar, no sabía si eras niño o niña, ya que lo quise mantener como sorpresa hasta el último momento. Pasaron las horas y al sentir las contracciones repitiéndose con mayor constancia, mi madre le decía al doctor: — Doctor, ¡ya va a nacer! A lo que el doctor sin mucho interés respondía: — ¡Aun no va a nacer, déjame dormir! Mi madre continúo con la historia y comentaba: — ¡De repente sentí que algo me bajo y ahí escuche tu llanto! Una enfermera muy molesta apareció y con fin de reclamo me dijo: - Te dije que avisaras cuando sintieras que fuera a nacer. Y yo le contesté: — ¡Pero si le estoy diciendo al doctor que ya va a nacer y no me hace caso! ¿Qué quería que hiciera?
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En ese momento el doctor interrumpe y anuncia que todo estaba bien y que había dado a luz a una hermosa niña. — A la mañana siguiente ya había llegado tu papá a traernos con Marcelo y cuando te llevamos a la casa lo primero que dijo papá Juan (mi abuelito paterno) fue: Tiene el pelo de todos colores, parece algodón de azúcar. A lo que yo le respondí a mi madre: —Ahora entiendo por qué me empezaron a decir
“cabeza de algodón”. Mis padres y yo, junto con mi hermano, nos vimos y nos reímos del comentario. De repente, mi hermano Eduardo, me dijo: — ¡Natalia, fíjate si Catarina va bien en su cajita! Tomé el kennel y lo puse sobre mis piernas y vi a mi gata, a la cual tuvimos que sedar para que durmiera en todo el viaje y la puse debajo de mi asiento.
Un poco después, las luces se volvieron tenues con el fin de no incomodar a las personas que ya dormían. Mi mamá, rara vez ha conseguido dormir en uno de sus viajes, sin embargo, dormía de forma tranquila. Mi papá tomaba un trago para relajarse mientras miraba una película y mi hermano, leía en su iPad. Mientras tanto, acomodé mi almohada sobre la ventana, y fijé mi mirada al exterior pero no logré ver nada más que la oscuridad de la noche y las luces de navegación en el ala del avión que nos llevaba a nuestro nuevo destino o más bien, a nuestra nueva vida. Mientras todos se ocupaban en algo, la nostalgia me rodeó y nuevas lágrimas corrieron por mi rostro. Esa noche sin intención recordé lo que hasta ese día había sido mi vida……….
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SOÑANDO EN VOLVER. - ¡Cabeza de Algodón! ¿Qué has hecho, niña traviesa? Pobrecito mi niño, venga le voy a limpiar la carita. Estas eran las palabras que la sirvienta dijo al ver que había llenado la cara de su hijo José con harina. Ella se encargaba de cuidar de mi hermano menor y de mí. En algún lugar de mi cabeza, ocurrió la idea de llenarlo de harina porque su tono de piel era oscura y con curiosidad e inocencia quería verlo más claro...
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A los 4 años de edad comenzaron a medicarme debido a que me diagnosticaron de trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Sin embargo, mi mamá empezó a notar que no era la misma bajo el efecto de los medicamentos ya que, estaba constantemente somnolienta y con poca energía, lo cual no era común en mí.
Decidieron no darme los medicamentos pero también trataron de que no consumiese Coca-Cola, dulces, chocolates o cualquier tipo de alimento que me provocase un estado de ánimo hiperactivo; tengo que aceptar que sufrí mucho porque este tipo de cosas siempre han sido de gran gusto para mí y aún más, el algodón de azúcar que mi abuelo “Papá Juan” me llevaba cada vez que regresaba de los entrenos de softball que impartía a su equipo.
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Acepto que a pesar de todas las limitaciones que me produjo, vivimos época muy buena, viviendo con mis abuelitos paternos porque vivir en su casa era toda una aventura llena de mucha felicidad. Por las mañanas, solíamos alimentar a los animales que mi abuelita tenía en la casa, entre los cuales había patos, gallinas, perros, una lora y unos gatitos recién nacidos. A la vez, pasábamos parte del tiempo jugando con vecinos y algunos de mis primos que vivían cerca y llegaban de visita.
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En aquella época de tanta felicidad, aprendí a andar en bicicleta gracias a mi papá, quién nos enseñó a mí y a mi hermano menor con mucha dedicación. Recuerdo como nos enseñó a jugar baseball y las incontables ocasiones en las que fuimos al parque de la familia en días domingos para pasar un buen rato en familia; generalmente viajábamos en el transporte público, pero nada impedía que llevásemos dos bicicletas, guantes de baseball, dos pares de patines, un bate y pelotas de baseball.
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A pesar de tanta alegría y unión, no todo era perfecto y de repente como si nada, todo se desmoronó por diferentes razones y un día, mi mamá decidió que no podía continuar viviendo al lado de mi papá y decidió separarse de él. Mi mamá decidió con mucho sacrificio buscar un nuevo lugar donde vivir para mantenernos seguros y alejados de los problemas que habíamos vivido. Recuerdo que tenía alrededor de 8 años y mi hermano tenía 6. Debido a que mi mamá trabajada por el día y estudiaba por las noches, teníamos que quedarnos solos por las mañanas ya que, alrededor de las 11 am nos pasaban recogiendo para llevarnos al colegio. Todo se volvió mucho más complicado, tanto como para nosotros como para mi mamá, quién corría con todas las responsabilidades del hogar. Los fines de semana, mi papá solía recogernos y llevarnos a pasear, solíamos frecuentar su bar favorito, el cual tenía el nombre de “Caminito” y recuerdo muy bien que estaba ubicado detrás del antes llamado “Hotel Camino Real”.
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En esa época tan difícil y con tantos cambios, encontrábamos felicidad hasta en lo más sencillo; como cuando mi papá nos daba dinero para elegir las canciones que tocaba la rocKola del lugar y fue ahí, que escuche las primeras canciones de Ricky Martin, quien hasta la fecha es mi cantante favorito. A la vez, vedían una costilla que tan solo con recordarlo, mi estómago empieza a rugir. ¡Era riquísima! Al menos era algo que me llenaba de alegría. Los sábados y domingos, lográbamos recuperar el tiempo con mi papá, quien también nos llevaba a pasear a metrocentro; donde comprábamos pizza y comíamos bajo la sombra de los árboles, sentados en la grama. El día normalmente finalizaba cuando cortábamos en dos partes la caja en la que servían la pizza para luego deslizarnos sentados en las partes de cartón sobre la grama. Los sábados y domingos, estaban llenos de muchas aventuras.
En esa época, mi papá vivía con mi abuelita (mi abuelito ya había muerto) y mi hermano mayor “Marcelo” y la incontable cantidad de animales que siempre le daban vida a la casa y podíamos disfrutar de ellos durante nuestra corta estadía.
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CUANDO ÉRAMOS 4 Y PASAMOS A SER 3...
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MI PRIMER AMOR GATUNO Como comentaba anteriormente, teníamos algunos gatitos en la casa de mi abuelita pero había una gatita en especial, el pelaje era blanco pero en su rostro resaltaba una pequeña mancha de color negro que hacía de ella algo muy especial. La parte mala era que solo podía verla los días sábados. Su nombre era “Chata negra” haciendo referencia a su nariz negra. Pero aun cuando pensaba que nada podía empeorar, después de dos años de tenerla, la encontramos muerta afuera de la cochera y descubrimos que como era costumbre en algunos vecinos, había sido envenenada.... Recuerdo que en vacaciones, nos quedábamos en casa de mi abuelita para no tener que pasar solos durante el día y por algún tiempo vivimos en una casa rentada, en la cual había una panadería. Las cosas mejoraron poco a poco y recuerdo como la encargada de la panadería nos dejaba ayudar a preparar el pan dulce, lo cual disfrutábamos de gran manera con mi hermano menor.
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CUANDO VOLVÍAMOS A SER 4 Luego de algún tiempo de pasar durante las semanas con mi mamá y los fines de semana con mi papá, las cosas mejoraron y volvieron a ser como antes. Al parecer mis papás habían logrado resolver sus dificultades y decidieron que mi papá volvería a vivir con nosotros. Un tiempo después y en una casa nueva, mis padres decidieron casarse nuevamente; volvieron los días llenos de mucha felicidad y sin esperar, se acercó el cumpleaños de mi hermano menor y mis papás decidieron regalarle un perro, era un Labrador Retriever negro como la noche, quien llenó nuestras vidas con felicidad inmensurable.
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Claro que como toda historia no todo puede ser perfecto, pues si así fuese la vida no tendría sentido. Comencé a tener problemas en el colegio ya que gracias a mi falta de atención, se me dificultaban las materias como matemáticas. Al llegar a sexto grado, tuvieron que cambiarme del colegio en el que junto a mi hermano menor estudiábamos desde Kínder. El siguiente año estudié en una escuela como castigo y a pesar de que falte a clases la mayor parte del año, logre aprobar todas las materias con notas casi excelentes. Si me lo preguntan, fue peor de lo que imagine...
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LOS MEJORES AÑOS Al año siguiente tuve la oportunidad de cambiarme a un Colegio diferente y desde el primer día tuve muchísimo miedo. Sin embargo, fue una de las mejores etapas de mi vida ya que descubrí amistades que a pesar del tiempo aún conservo. Tuve la oportunidad de completar mis estudios en tal colegio y como no admitir que fueron 5 años grandiosos. Cada año tuve la oportunidad de conocer a muchas personas nuevas y la mayoría formaron parte de mi grupo más cercano de amigos después de un tiempo. A pesar de que algunos años han pasado ya, conservo amistad con Stefie, Lorena, Foco, Oscar, Claudia, Eduardo, Norman y Sonia; quienes forman una parte muy importante en mi vida.
Mi mejor amiga sigue siendo Stefie, ella sabe todo de mí y aun así nada nos separa. He tenido la oportunidad de contar con ella en las buenas y en las no tan buenas y a pesar de un par de desacuerdos, peleas sin sentido y el hecho de que no compartimos tanto tiempo juntas, hemos logrado permanecer unidas.
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COMO DECIDÍ CONVERTIRME EN DISEÑADORA En mi último año de bachillerato, no tenía ni la menor idea de lo que quería estudiar, pero al fin y al cabo siempre tuve una gran atracción por las artes, la representación gráfica, buen gusto y curiosidad por el diseño de espacios interiores. Por lo tanto, decidí inscribirme en el curso de Nuevo ingreso de la “Universidad José Matías Delgado”. Tomé el curso por completo pero al finalizarlo tenía que entregar un portafolio con todos los diseños realizados a lo largo del período pero debido a que mi mamá se enfermó y debido a que me dedique a cuidarla, no pude realizarlo y no aprobé el curso para la Licenciatura en Diseño de Interiores. Como de costumbre, la dirección de mi vida tomó otro sentido y sin tanto pensarlo, opté por una segunda opción, la cual me llevó a estudiar un Técnico en Diseño Gráfico con el propósito de estudiar Diseño de Interiores al completarlo.
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Un día de Enero de 2009, mientras nos dirigíamos junto a mi mamá hacia la “Universidad Tecnológica”, el carro tuvo desperfectos mecánicos y no pude inscribirme y pensamos en regresar el día siguiente. La mañana siguiente, mi mamá escuchó en la radio un anuncio sobre la “Universidad Don Bosco”, por lo cual me llamó para contarme y tomamos la decisión de que sería una mejor opción ya que muchos hablaban bien de las carreras que la universidad ofrecía.
Sin pensarlo más, esa misma tarde me dispuse a inscribirme en la “Don Bosco” y así comenzó un nuevo camino en mi vida. Al inicio, fue de mucha dificultad acostumbrarme a la vida de la Universidad, ya que era completamente diferente a la del colegio. Tenía que desvelarme para cumplir con las actividades que la carrera exigía.
En el primer ciclo, nada más aprobé 3 materias, retire 1 y reprobé 2 debido a que aún no lograba organizar mi tiempo y salir con todas las obligaciones que esta nueva etapa de mi vida requería. Conocí a muchas personas con las que pasé muy buenos tiempos. Sin embargo, conocí a Diana (mi otra mejor amiga) a quien con mucho cariño llamo Canela. Debo aceptar que aprendí muchas cosas buenas de Diana, ya que al ver el sacrificio que ella realizaba, me ayudó a darme cuenta que tenía que poner un poco más de mi para poder tener éxito y finalizar la carrera; acepto que es alguien a quien admiro y por lo tanto tomé su ejemplo para lograr ser mejor en muchas partes de mi vida. Logré terminar el Técnico en Diseño Gráfico un año después que Canela y luego de algún tiempo, terminamos juntas la Licenciatura.
En esta etapa de la Universidad logré rodearme de nuevas amistades, que formaron otra parte muy importante de mi día a día; entre estas tenemos a Alejandro, Kato (quien ahora vive en California) y Susana. Logré ganarme su amistad desde que iniciamos el técnico, ya que cursamos varias materias juntos.
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Son muchos los nombres de personas especiales que se vienen a mi cabeza con mucha tristeza pues, los llevaré siempre en mi mente y quién sabe si algún día pueda volver a pasar tantos buenos momentos a su lado. No puedo evitar pensar en lo que me espera, un destino incierto, pues a pesar de todo este es solo el inicio de una nueva etapa pero me conforta saber que lo enfrentaré al lado de mi familia y mi gata, quienes son a quienes más amo. Después de muchos recuerdos y muchas lágrimas, me quedé dormida y desperté porque el vuelo había terminado y alcance a escuchar como la sobrecargo nos pedía posicionar el respaldo del asiento en forma vertical ya que era momento de aterrizar. Al mirar por la ventana me encontré con un amanecer muy hermoso que marcó el comienzo de un nuevo día para
“Cabeza de Algodón”...
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Historias y recuerdos felices de Cabeza de Algod贸n, pero no todo es felicidad. Un viaje tan esperado por ella y su familia que les cambiara la vida.