ESPACIO PÚBLICO · ARIAS · BARZAN · COLLADOS · FADU-UNL · TESIS 2015
ESPACIO PÚBLICO SUS DISCONTINUIDADES Y ASIMETRÍAS COMO HERRAMIENTA DE INTEGRACIÓN Y COHESIÓN SOCIAL EN LA CIUDAD ESCINDIDA
AUTORES: ARIAS · BARZAN · COLLADOS / DIRECTOR: ARQ. JULIO ARROYO · FADU-UNL · TESIS 2015
ESPACIO PÚBLICO SUS DISCONTINUIDADES Y ASIMETRÍAS COMO HERRAMIENTA DE INTEGRACIÓN Y COHESIÓN SOCIAL EN LA CIUDAD ESCINDIDA
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AUTORES MANUEL ARIAS - NATALIO BARZAN - LAUTARO COLLADOS DIRECTOR ARQ. JULIO ARROYO COMISIÓN DE CURSADO ARQ. SARA LAURÍA CARRERA ARQUITECTURA Y URBANISMO FADU-UNL
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Índice
Introducción • • • • •
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1. Desarrollo del tema 2. Situación problema 3. Hipótesis 4. Objetivos 5. Conclusiones
1. El contexto latinoamericano: El espacio público y las presiones globales
ción social: alcances y limitaciones • 2.5. Construcción del espacio público: intereses contrapuestos y dinámicas encontradas • 2.6. Conclusiones y posturas 3. La ciudad de la indeterminación: conceptualización y exploración
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• 3.1. Introducción • 3.2. Transurbancia: el recorrido como exploración de la ciudad nómade
• 1.1. Introducción 3.2.1. Recorrido, acción y experiencia • 1.2. Globalización: ¿Convivencia entre lo global y lo local? • 1.3. Desplazamientos
3.2.2. El recorrido como acto estético
1.3.1. Sujeto crítico, sujeto neurótico y antisujeto
• 3.3. La experiencia psicofísica del espacio público como conocimiento. Consideraciones previas al trabajo de campo
1.3.2. Sometimiento: el Gran Sujeto 3.3.1. Construcción de mapas 1.3.3. Los desplazamientos del centro en lo disciplinar 3.3.2. Espacio nómade/sedentario – liso/estriado 2. Distopías y contradicciones del espacio público en la ciudad escindida • 2.1. Introducción • 2.2. Urbanismo contemporáneo. Ciudad del siglo XXI • 2.3. Arquitectura y política. El rol de la arquitectura en la construcción del espacio público • 2.4. Espacio público como herramienta de articula-
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3.3.3. Estructura raíz / sistema rizoma 3.3.4. Síntesis • 3.4. Descripción del trabajo de campo. Transurbancia y exploración en la ciudad escindida 3.4.1. Primeras aproximaciones. El transporte público y
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su pertinencia metodológica
4.5.1. Mallas y circuitos antes que grillas 4.5.2. Nudos antes que nodos 4.5.3. Topografías – geomorfismos 4.5.4. Suelos y resaltes antes que mobiliarios urbanos 4.5.5. Matrices tridimensionales y moires 4.5.6. Menhires antes que hitos • 4.6. Acciones • 4.7. El diagrama como dispositivo de acción • 4.8. DAIAUSI
3.4.2. Cuantificaciones y mediciones 3.4.2. a) Recorrido Línea 5 3.4.2. b) Recorrido Línea 11 3.4.2. c) Reflexiones 3.4.3. Mapas de reconstrucción. Organización cronológica “abierta” de un listado de recorrido de transurbancia
5. Análisis de antecedentes mediante estrategias de
3.4.4. Esquema de intensidades urbanas
• 5.1. Introducción • 5.2. Eco.Sistema Urbano - Plan Maestro para el Centro Histórico de Asunción, Paraguay • 5.3. Flores & Prats – Plaza Nicaragua, Barcelona, España • 5.4. Eco.Sistema Urbano – Eco Boulevard Vallecas, Madrid, España • 5.5. Juan Herreros Arquitectos – Communication Hut, Gwangju, Corea del Sur • 5.6. Alcaldía de Medellín – Escaleras eléctricas de la comuna 13, Medellín, Colombia • 5.7. Ariel Jacubovich / Oficina de Arquitectura Estación Kosteki-Santillán, Avellaneda, Argentina
diagrama
3.4.4. a) Recorrido Linea 11 3.4.4. b) Recorrido Linea 5 4. Hacia un esquema metodológico para la intervención proyectual en el espacio público • 4.1. Introducción y conclusiones parciales hasta el momento • 4.2. El proyecto y los nuevos escenarios: proyecto, obra, método • 4.3. Arquitectura débil y arquitectura del acontecimiento • 4.4. Tácticas
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6. Exploraciones proyectuales: • 6.1 – Introducción y definición del sitio
• 4.5. Configuraciones morfológicas para el acontecimiento
6.1.1 - El Noroeste Santafesino – Definiendo el sitio de Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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intervención 6.1.2 - Esquema de espacios públicos consolidados y no consolidados • 6.2 – El Menhir como estrategia de intervención en la ciudad de la indeterminación 6.2.1 – El Menhir y las formas, los usos y los significados 6.2.2 - La arquitectura y el Menhir – Puntos de encuentro y desencuentro 6.2.3 - Menhires Urbanos 6.2.3.a – Menhir Urbano - pequeña escala 6.2.3.b – Menhir Urbano – mediana escala 6.2.3.c – Menhir Urbano – gran escala • 6.3 – Desarrollo de propuestas en base a D.A.I.A.U.S.I 6.3.1 – Espacio de intervención 1 6.3.2 – Espacio de intervención 2 6.3.3 – Espacio de intervención 3 6.3.4 – Espacio de intervención 4 6.3.5 – Espacio de intervención 5 6.3.6 – Espacio de intervención 6 • Conclusiones • Bibliografía de Referencia
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1. Desarrollo del tema El presente trabajo de investigación pretende indagar, analizar y conceptualizar la problemática del espacio público en la ciudad contemporánea. La expresión “espacio público” abre un gran abanico de itinerarios, planteos, teorías y consideraciones acerca de qué es, qué lo define como tal, de qué manera es apropiado por los usuarios, qué significados le atribuyen o de qué manera se identifican con el espacio, entre otras. La bibliografía sobre el tema es vasta y comprende autores de toda índole, disciplina y nacionalidad. Se cree, entonces, que el recorte del tema debe realizarse con una mirada crítica hacia el contexto local, o latinoamericano si se quiere, en donde se reconocen determinadas constantes en lo que respecta a la problemática de lo público acordes al tipo de sociedades conflictivas, desiguales y marginales en las que nos situamos. El foco: Santa Fe, ciudad que ha visto proliferar sus espacios públicos más significativos en relación con el agua circundante, sus puertos, etc., pero también con una fuerte presencia de la historia anclada en las plazas fundacionales, edificios patrimoniales e instituciones que reafirman su carácter de capital provincial. Como Santa Fe, cada sociedad, cada ciudad, cada hecho urbano lleva consigo un cúmulo de experiencias, de costumbres y, en definitiva, de cultura, que generan interrogantes particulares, problemas particulares y potencialidades particulares. Todos ellos se definen como datos, información que está ahí, que puede ser aprehendida y apropiada para dar soporte al diseño de los espacios destinados a esa sociedad. Si a esto añadimos todo un debate actual en donde las ciencias sociales (la antropología, la etnología, la filosofía) explican ciertas condiciones contemporáneas desde un enfoque distinto a los ideales y lógicas unívocas y universalizadoras de la modernidad, obtenemos como resultado un marco cultural y social sumamente complejo e intrincado. Hoy en día, las teorías apuntan a conformar
esquemas en forma de redes, rizomas, de figuras complejas y ambiguas que, de cierto modo, intentan dar cuenta (cada una desde sus particularidades) de una realidad que ha dejado de ser axiomática; todo lo contrario, ha llegado a ser “caótica”, aparentemente anárquica y contingente en lo que respecta a los fenómenos que se desencadenan en ella. Los interrogantes que surgen, entonces, apuntan a una mirada crítica, intencionada, sobre la situación de los espacios públicos de la ciudad. Al respecto, pareciera existir un consenso aproximado entre aquellos que se dedican al estudio de esta problemática (Jordi Borja, Josep Montaner, Manuel Delgado, etc.) acerca de determinadas cuestiones que hacen que un espacio de la ciudad se comporte, precisamente, como un espacio del “dominio público”. Se habla acerca de que debe existir una multifuncionalidad, que debe ser incluyente, accesible, que suponga un lugar en donde la sociedad se encuentre representada, que genere una unidad de conciencia ciudadana. La negación de la ciudad es precisamente el aislamiento, la exclusión de la vida colectiva, la segregación. Quienes más necesitan el espacio público, su calidad, accesibilidad, seguridad son generalmente los que tienen más dificultades para acceder o estar: los niños, las mujeres, los pobres, los inmigrantes recientes. En los espacios públicos se expresa la diversidad, se produce el intercambio y se aprende la tolerancia. (Borja, 2005:24) . Se critica fuertemente cualquier intento de privatización del espacio, o de concebirlo solo como un “vacío” que debe ser llenado de manera sistemática según las lógicas de las distintas líneas del urbanismo contemporáneo. Arribar a una definición de lo que es el espacio público resulta fundamental, ya que permite corroborar, analizar e investigar si esta definición se verifica en la ciudad.
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2. Situación problema Si se considera, entonces, que un espacio que pretenda comportarse y definirse como público debe reunir ciertas características (accesibilidad, diversidad de funciones, inclusividad, representación), encontraremos en el ámbito de Santa Fe múltiples y variadas situaciones en donde dicha caracterización no se cumple y en donde se evidencian falencias y dificultades en el acceso a espacios públicos de calidad. De este modo, el problema principal reside en las desigualdades, discontinuidades y contradicciones que se manifiestan notoriamente en los distintos ámbitos que conforman el espacio público en las ciudades latinoamericanas, en general, y de Santa Fe, en particular. Este no termina de cumplir su rol como integrador social, como herramienta de cohesión social y no siempre se evidencia esta característica del “dominio público”. Determinados espacios parecieran “amoldarse” más a esta definición de espacio público que se planteó anteriormente. Es el caso, por ejemplo, del Parque Federal, el Parque del Sur o la misma Costanera Oeste. Por instantes, estos lugares guardan un cierto grado de relación “virtuosa” entre su configuración física, las prácticas sociales que en ellos se llevan a cabo y los significados y valoraciones culturales que se desprenden de los mismos (es decir, formas, usos y significados). Por ende, si existen lugares en donde la convivencia, la inclusión y el intercambio se desarrollan con mayor “felicidad”, esto lleva a preguntarse qué motivos, qué directrices o qué causantes provocan que esta situación no se dé, por un lado, en todo el espacio público en su conjunto (recordemos que lo compone todo aquello que “no es privado” por definición, y por lo tanto las calles, los edificios patrimoniales, la movilidad, los equipamientos pertenecen al dominio de lo público) y, por otro, en todos los sectores de la ciudad (barrios marginales, zonas degradadas, ciudad “informal”). Se habla de desigualdades, discontinuidades y contraTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
dicciones ya que cada término encuentra su correlato en las distintas dimensiones desde las cuales se define la ciudad misma. Estas son urbis (la ciudad como hecho físico), civitas (la ciudad como producción cultural y social) y polis (la ciudad entendida como ámbito de las relaciones de poder). Relacionadas con la urbis se encuentran las discontinuidades del espacio público, es decir, problemas de accesibilidad, zonificación, segregación física, etc. También los bordes o fronteras que se construyen dentro de la ciudad. Se estaría hablando de la dimensión física de la ciudad, es decir, de las formas. Relativas a la civitas son las desigualdades, la problemática de la pobreza en general y, por ende, las dificultades en el acceso al espacio público en las zonas marginales. Se estaría dentro de la dimensión social de la ciudad, es decir, dentro de los usos o las prácticas sociales. Vinculadas a la polis se encuentran las contradicciones. Con este término se intenta poner de manifiesto las dificultades explícitas que surgen a la hora de analizar si realmente existe una idea de sociedad en conjunto y, por lo tanto, de ciudad. Cabe preguntarse: ese espacio público, que por definición es diverso, multifuncional, que es el espacio en donde el conjunto social encuentra su representación y sus plazas fundacionales, que se rodean de edificios institucionales, generan casi una “omnipresencia” en las construcciones ideológicas de los habitantes. En definitiva, ese espacio, ¿tiene el mismo significado para toda la sociedad? ¿Qué sucede con aquellos sectores postergados, desvinculados del centro histórico, en donde la plaza de Mayo es para muchos un relato ajeno? Cabe preguntarse si estos espacios que articulan una construcción mental que se instala en los imaginarios colectivos cumplen su función como tales cuando gran parte de la sociedad, en especial las perso-
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nas de menor edad, nunca siquiera han asistido al centro histórico de la ciudad. Y no solo se habla, entonces, de una incapacidad de ciertos sectores de acceder a estos espacios de representación ciudadana (la cual es real y existe), sino de la ciudad de las lógicas contrarias, de no querer pertenecer a esa “concentración con sentido” de historia, gente y edificios que componen lo que conocemos como ciudad “tradicional” o “histórica”. Se estaría dentro de la dimensión simbólica de la ciudad, es decir, dentro de los significados.
3. Hipótesis Se reconoce, entonces, que existen discontinuidades, desigualdades y contradicciones que encuentran su causa en muy variados y profundos fenómenos que se desencadenan, se podría decir, desde la condición contemporánea de nuestras ciudades. Claro está que no es el objetivo de este trabajo realizar un análisis profundo en base a las teorías que intentan explicar la situación actual de las sociedades y los hechos urbanos que las contienen. Sin embargo, se cree importante reconocer, al menos, ciertos fenómenos que se relacionan íntimamente con el objeto de estudio y con el concepto de “ciudad escindida”, que se irá desarrollando a lo largo de este trabajo. Nos situamos en un contexto a nivel global signado por el sistema capitalista posindustrial, el cual desencadena procesos relativos a la globalización, a los desplazamientos en los centros de producción del sentido, al consumo exacerbado, etc. Esto tiene su repercusión en el seno de la sociedad misma. Los grandes relatos de la modernidad se diluyen en prácticas autónomas, egocéntricas, divergentes y dispersas, en donde resulta sumamente difícil imaginar la construcción de itinerarios comunes y sistemas de valores compartidos. Se verá, entonces, que la sociedad entra en crisis con la aspiración de construir ideales conjuntos tales como los de “ciudadanía” o “igualdad”. Es una sociedad que se escinde en lógicas fragmentarias y dispersas, lo que tiene su repercusión en la manera en que se concibe al espacio público como una herramienta de articulación y cohesión social. Como si fuese poco, las prácticas urbanas actuales no se encuentran abocadas a generar mecanismos que atenúen la desigualdad y la marginalidad tan características de nuestras ciudades. Los autores que se trabajarán explican, claramente, que los problemas del urbanismo, en tanto segregador más que integrador, se deben a que las prácticas urbanas están centradas en otros proble-
mas (como la especulación inmobiliaria, la rentabilidad del suelo, etc.) que no tienen como objetivo principal atenuar la brecha que se produce entre los distintos sectores de la ciudad. Cierto es que tal avance del capitalismo posindustrial y las prácticas del urbanismo actual generan brechas, sobre todo en las sociedades de los países subdesarrollados. Así, la realidad latinoamericana es testimonio de una segregación socioeconómica que impacta en las ciudades y que trae aparejado todo tipo de conflictos a nivel social. En este contexto de profundas desigualdades, es posible preguntarse qué es lo que ocurre con los espacios públicos que, en definitiva, son aquellos lugares de centralidad simbólica, que brindan referencia, identidad y memoria a las relaciones del hombre con su territorio y con su historia, pero que también son el escenario principal en donde estos conflictos se ponen de manifiesto. Como se analizará, la ciudad no puede ser pensada como una totalidad, como una topología de lugares que generan centralidades y territorialidades. Por el contrario, es un escenario complejo y escindido que le está haciendo objeciones al proyecto y al diseño de las intervenciones urbanísticas (Arroyo:2011). Por esto, teniendo en cuenta todo este trasfondo contextual, planteamos la hipótesis de que:
cial. El proyecto arquitectónico urbanístico debe proponer alternativas, “abrir puertas”, generar posibilidades de apropiación y ser lo suficientemente flexible para contener y multiplicar prácticas sociales emergentes e inesperadas. Para tales fines, se necesitan instrumentos y enfoques novedosos sobre los cuales observar y comprender la ciudad. Herramientas metodológicas “abiertas”, mapas y cartografías, diagramas e ideogramas, el recorrido urbano a modo de deriva, etc. Estos son instrumentos que permiten un mayor grado de flexibilidad a la hora de intentar abordar la complejidad de la ciudad contemporánea sin reducirla o simplificarla a expresiones más sencillas y desligadas de la realidad. Si en el seno de la modernidad los modelos apuntaban a realizar esquemas de forma lineal (causa = efecto), o bien modelos que intentaban establecer una suerte de jerarquía de los fenómenos (estructura de árbol); hoy en día se apunta a generar esquemas en forma de redes, de “rizomas”, de fractales, etc. Es decir, se ensayan representaciones que intentan dar cuenta de una realidad que escapa de supuestos generalizadores y que, por el contrario, ponen de manifiesto la complejidad y multiplicidad de la realidad contemporánea.
Si se asume una perspectiva conceptual que abandone la idea de ciudad como una totalidad y se reconoce la escisión de la misma, se podría redirigir el sentido del proyecto arquitectónico urbanístico. Redirigirlo hacia otros procesos y dinámicas que se creen más pertinentes para ensayar el diseño de los espacios públicos como focos intensos de acontecimientos, como puntos de fijación, como cruce de caminos; pero siempre orientado, ineludiblemente, hacia intentar fomentar valores de inclusión e igualdad, es decir, de cohesión so-
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4. Objetivos
5. Conclusiones
Teniendo en cuenta este panorama, los objetivos de la investigación podrían sintetizarse de este modo:
Se considera que repensar el rol del proyecto arquitectónico/urbanístico dentro de la “inestabilidad” que sugiere esta ciudad que se escinde es ineludible. Es una invitación explícita a proponer alternativas y variantes desde lo proyectual que contemplen todo este contexto, en donde la convivencia con la incertidumbre y la complejidad se encuentran presentes en todas las instancias del proceso de diseño. Se reconoce que en las intervenciones urbanísticas reales existe una complejidad que excede la de una tesis. Es de vital importancia el trabajo conjunto, interdisciplinario, en donde intervienen muchos otros factores y actores de muy variada procedencia. Se propone, entonces, una revisión, una llamada de “alerta” a los modos de pensar el proyecto. El mismo se encuentra fuertemente condicionado por el “filtro” con el cual se observa el hecho urbano. Si se reconoce la posibilidad de una unidad, de una sociedad y una ciudad fragmentada, pero con potencialidades de volverse una sola cosa, entonces la arquitectura adquiere un papel de “sutura”, de intervenciones que, con el cuidado y la pericia adecuada, irán resolviendo y articulando progresivamente estos “fragmentos”. Si, por el contrario, se reconoce y se asume una complejidad que intenta indagar más profundamente en las contradicciones que la misma sociedad experimenta en su conformación y en sus estructuras ideológicas que le dan sentido, entonces la arquitectura y el urbanismo ven en “jaque” esa ambición de (solamente) unir pedazos. En definitiva: ¿cómo se pretende mediante el proyecto arquitectónico/urbanístico recomponer una unidad que, en esencia, ya no pretende ser una unidad?
Objetivos generales: • Indagar en la dinámica del espacio público la escisión entre el orden físico, social y cultural de la ciudad de Santa Fe como caso de ciudad latinoamericana.
Objetivos particulares: • Desarrollar un esquema de aproximación metodológico que contemple el concepto de ciudad escindida y los desplazamientos que este supone en la forma de entender y pensar el proyecto de los espacios públicos en la ciudad de Santa Fe. • Definir y evaluar, mediante este esquema, unidades de análisis a través de un ordenamiento lógico de la información, de tal modo que sea posible generar premisas y lineamientos de intervención. • Explorar proyectualmente intervenciones concretas en el espacio público que se definan como alternativas a partir de la utilización del esquema de aproximación metodológico confeccionado anteriormente.
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1. El contexto latinoamericano: el espacio público y las presiones globales • 1.1. Introducción • 1.2. Globalización: ¿Convivencia entre lo global y lo local? • 1.3. Desplazamientos 1.3.1. Sujeto crítico, sujeto neurótico y antisujeto 1.3.2. Sometimiento: el Gran Sujeto 1.3.3. Los desplazamientos del centro en lo disciplinar
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“El discurso capitalista es locamente astuto (…), marcha sobre ruedas, no puede ir mejor. Pero, precisamente, va demasiado rápido; se consuma. Se consuma tan bien que se consume. El capitalismo funcionaría, pues, de maravillas. Tan bien que un día tendría que terminar… por consumirse a sí mismo. Pero el hecho es que no se consumirá antes de haber consumido todo: los recursos, la naturaleza, todo, incluido los individuos que están a su servicio.” Dany-Robert Dufour, El Arte de Reducir Cabezas.
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1.1 Introducción La ciudad contemporánea latinoamericana es un escenario complejo en donde diversas dinámicas y procesos de origen global tienen su repercusión y traducción de maneras particulares. Procesos que se originan desde el plano de lo socioeconómico y del sistema capitalista posindustrial, y que traen aparejada una serie de conflictos e incertidumbres respecto de la construcción del sujeto de la contemporaneidad. Las presiones globales y un determinado sistema sociopolítico financiero generan desplazamientos y contradicciones en los centros de producción de sentido que estructuran las relaciones y las prácticas sociales. Como resultado, se asiste a una realidad espacio-temporal signada por una fuerte escisión, una sociedad que tiende a la fragmentación más que a encontrar caminos comunes de articulación y cohesión. Es decir, la condición de la ciudad que se escinde en todos sus aspectos (físicos, sociales y simbólicos) tiene sus raíces en problemáticas inherentes a los campos de la antropología, la filosofía y la psicología. De este modo, lejos de profundizar exhaustivamente en estas disciplinas y su debate actual, lo que interesa en este primer capítulo es detectar procesos y presiones globales que influyen sobre la concepción del espacio público en tanto herramienta de articulación social. Existe un contexto mundial, fenómenos que tienen su origen en la escala de lo planetario y que están realizando interrogantes (de manera más o menos directa) a las formas establecidas de concebir el proyecto arquitectónico/urbanístico. Las ciudades latinoamericanas sufren desde hace tiempo un aumento de la pobreza generado por importantes procesos de migraciones de las poblaciones rurales hacia los centros urbanos en busca de mejores condiciones de vida. Esto conlleva un crecimiento desmedido y descontrolado, junto con la formación de grandes periferias
que se sitúan en las afueras de los cascos históricos. Sus consecuencias se traducen, principalmente, en la disminución de la calidad de vida de sus habitantes, ya sea por las condiciones de habitabilidad en los asentamientos informales, en la movilidad, en el acceso a bienes y servicios indispensables para la vida, como también en el soporte físico de la ciudad que es su espacio público. A su vez, la inserción de nuestros países en regímenes políticos y económicos atados a las dinámicas globales que se encuentran desconectadas de las necesidades y demandas sociales de sus ciudadanos conlleva una imposibilidad, por parte de los entes públicos, de lograr una mayor igualdad social a través de políticas urbanas. El neoliberalismo imperante en la mayoría de los países latinoamericanos durante finales del siglo XX ha dejado como saldo una gran desigualdad como así también un alto nivel de injusticia social en las ciudades, lo que se traduce en un empobrecimiento y degradación de los ámbitos públicos de las mismas. El espacio público demuestra carencias en su funcionamiento y en su apropiación que son el resultado de una situación social conflictiva y compleja. La violencia urbana presente en las ciudades latinoamericanas, consecuencia de condiciones de desigualdad y falta de justicia social, ha devenido en lo que autores como David Harvey, Neil Smith o Saskia Sassen denominan “fascismo urbano”. En este sentido se observa que las ciudades se encuentran bajo la “necesidad” de vigilancia extrema de sus habitantes en el espacio público para combatir un fenómeno actual como lo es la inseguridad, la cual es exacerbada aún más por grandes medios de comunicación, lo que deviene en una cierta agorafobia urbana. De este modo, la ciudad se ve fragmentada entre distintos sectores con mayor o menor seguridad, control y a su vez degradación y marginación. Espacios públicos enrejados y monitoreados por circuitos cerra-
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dos de cámaras de video o espacios vacantes en territorios indeterminados son formas extremas en las que se puede encontrar actualmente a los escenarios que contienen la vida pública. La ciudad contemporánea deviene en fragmentos y se (auto) impone bordes y fronteras dentro de la misma. A su vez, los grandes centros de sentido que anclaban y determinaban las prácticas sociales y las formas de relacionarse con el espacio urbano han sido vaciados de contenido, dejando al sujeto en una suerte de vacío existencial. Esta vacancia se suple con las lógicas del consumo masivo de bienes y servicios. El sujeto desanclado puede librarse al goce hedonista del consumismo, exacerbando las prácticas egocéntricas y tendiendo a la aislación. En este sentido, el espacio público pierde fortaleza a la hora de definirse como nodos de articulación y cohesión social, es decir, como lugar de encuentro y de alteridad, como sitio de reunión entre los que son diferentes. Son todos condicionantes que, de una u otra manera, influyen sobre el diseño de los ámbitos públicos en tanto resienten su capacidad de conjugar y sintetizar formas, usos y significados que generen imágenes pertinentes y relevantes de ciudad. Es un contexto signado por la globalización, por las tensiones entre lo global y lo local, por la exacerbación de la diferencia, por la urbanización dispersa, por los paradigmas de la complejidad.
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1.2. Globalización: ¿Convivencia entre lo global y lo local? Un fenómeno inevitable de estudiar para cualquier investigación referida a la formación y desarrollo de los ámbitos urbanos en crecimiento es el de la globalización. Su influencia abarca las políticas públicas en torno a la ciudad y las dinámicas propias de un sistema económico interconectado a nivel global. Es un fenómeno que se amplifica continuamente y del que se desconoce el total de sus consecuencias o implicancias. Por esto resulta sumamente difícil adoptar una postura determinante sobre el mismo. Néstor García Canclini, en La Globalización Imaginada, explica que, precisamente, uno de los efectos de la globalización es la capacidad que tiene de no definirse, de no ser nada en concreto. No existe una definición de lo que es, por lo tanto, ante tal inmensidad y escala, tiene el efecto de paralizar nuestros imaginarios y devolvernos a reductos locales aislados ante la imposibilidad de pensar en este fenómeno de manera holística. Se entenderá, en este trabajo, a la globalización como el proceso desarrollado desde mediados del siglo XX, cuando a través de las innovaciones tecnológicas y comunicacionales se comenzaron a articular los mercados a escala mundial. Muchos autores definen ese proceso como ya iniciado en el siglo XVI, con la expansión capitalista y de la modernidad occidental. Interesa, sin embargo y a efectos de esta investigación, el proceso de transnacionalización que describe Canclini, instancia en la cual los bordes regionales se vuelven porosos ante la circulación de bienes que ya no representaban exclusivamente una cultura de arraigo o su país de origen. Esto tiene que ver, además, con una cuestión más amplia, ya que quienes ubican a este proceso como fenómeno iniciado hace varios siglos, solo toman en cuenta una dimensión económica. Aquí interesa abarcar, además, cuestiones políticas, culturales y comunicacionales. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
La articulación entre globalización, integraciones regionales y culturas diversas se está colocando entre los temas más trabajados en las agendas de los países del cono sur en América. Muchas decisiones de las que se toman con el objetivo de introducirse en el mercado global llevan a no reflexionar acerca de quiénes son los beneficiarios y quiénes los marginados en los resultados de su aplicación. Canclini sostiene que: “A principios de la década de los noventa pudo pensarse que los Estados latinoamericanos estaban reordenando con rapidez las economías nacionales para atraer inversiones y volverlas más competitivas en el mercado global” (1999:22). Sin embargo, estas relaciones económicas no han demostrado ser fructíferas para los países de la región, en donde puede observarse una contradicción entre lo que las elites económicas o políticas predican y lo que sufre la mayoría de los ciudadanos. Como analiza Canclini, es necesario diferenciar quiénes son los que se benefician con el ensanchamiento de los mercados, quiénes pueden participar en él desde las economías y culturas periféricas y cuántos son los que quedan descolgados de los circuitos y las dinámicas globales. El proceso de globalización depende de quién lo imagine o lo conciba. De este modo, solo un grupo muy selecto de intelectuales, políticos y empresarios piensan en una globalización circular. El resto imagina ideas parciales, tangenciales, de lo que refiere a las esferas globales. Se presenta una dificultad a la hora de comprender riesgos y beneficios de someterse sin ningún filtro a los circuitos de capitales transnacionales que supone la globalización. En definitiva, esta misma no ha dejado ver importantes avances en materia de empleo, de condiciones laborales o de disminución de la pobreza. El agravamiento de problemas y conflictos -desempleo, contaminación, violencia, narcotráfico-, cuando la liberalización global se subordina a intereses privados, lleva a pensar en la necesidad de que la globalización sea políticamente conducida y que la disputa entre los grandes capitales
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sea regulada mediante integraciones regionales. (Canclini, 1999:47) Pareciera ser que no resulta posible adoptar una postura reduccionista sobre un proceso tan múltiple y complejo. Se debe interpretar al mismo desde una mirada abierta y a la vez critica, que permita evaluar las ventajas y necesidades de introducirse en las lógicas globalizadoras, pero sin pasar por alto los riesgos que las mismas acarrean para los ámbitos locales. No podemos, entonces, reducir la cuestión a una oposición global/local. Es necesario introducirse en la complejidad y los entramados que se derivan de cruzar demandas globales con necesidades locales, sin perder de vista cuáles son los objetivos sociales que deberían movilizar cualquier práctica urbana. Al caso, Jordi Borja plantea una oposición entre el “urbanismo globalizado” y el “urbanismo ciudadano”, los cuales se diferencian en los objetivos a los cuales pretenden dar respuesta. El primero, sometido a las dinámicas globales, se caracteriza por “la ‘urbanización difusa y discontinua’ mediante ‘productos urbanos’ constitutivos de enclaves o parques temáticos mercantilizados y áreas degradadas o marginales”, y se encuentra relacionado con lo que Francesc Muñoz denomina como la “festivalización de la política”. El segundo lo caracteriza como “el urbanismo del ‘espacio público’ y de la ciudad densa, de construcción de centralidades, de mixtura social y funcional”. Nuestras ciudades son escenarios de estas disputas de intereses y objetivos contrapuestos. Lo global tiene sus formas de aparecer: grandes sedes de empresas multinacionales, enclaves autosuficientes donde prima el consumo, importantes operaciones urbanas destinadas a posicionar las ciudades en un lugar privilegiado, etc. Dichos lugares (o no lugares) entran en conflicto con la concepción del espacio público como herramienta de cohesión social, en tanto suponen una fuerte vigilancia, un rechazo hacia el conflicto o lo imprevisto y una homogeneización de las prácticas reducidas a consumir y circular.
1.3. Desplazamientos 1.3.1. Sujeto crítico, sujeto neurótico y antisujeto. Como se analizó, los procesos que se desencadenan desde lo global tienen su repercusión en la sociedad misma y en las prácticas sociales. Estas últimas se intentan reducir al mero juego del intercambio, es decir, del consumismo. “Sociedad de consumo” no describe solamente un estado actual en donde comprar y vender bienes y servicios es la norma. Habla también de una reducción del sujeto a formas básicas de intercambio sin ninguna implicancia simbólica. Danny Robert Dufour, en El Arte de Reducir Cabezas, es muy sugerente respecto de cómo el sistema capitalista en su estadio actual se encuentra destinado a desanclar a los individuos de sistemas de valores o creencias que podrían impedir o limitar el libre gozo de cederse a espurias transacciones por un determinado valor. Precisamente, intenta describir un sujeto que no está sujeto a nada, es un antisujeto. “El valor simbólico queda así desmantelado en beneficio del simple y neutro valor monetario de la mercancía, de tal suerte que ninguna otra cosa, ninguna otra consideración (moral, tradicional, trascendente, trascendental…) pueda constituir un obstáculo para su libre circulación” (Dufour, 2007:20). Sin duda, estos intentos parecen estar alineados con un proceso global que pretende derribar fronteras aduaneras para que los bienes circulen sin mayores obstáculos. Si todo se ve reducido a mercancía, el mundo pierde su capacidad de simbolización mientras los hombres sencillamente se entregan al juego de la circulación infinita de objetos de consumo. Dufour explica que el neoliberalismo pretende, entonces, la construcción de un hombre nuevo, al igual que lo habían intentado tanto el comunis-
mo como el nazismo. Estos últimos, sin embargo, apelaron a métodos coercitivos y apuntaron directamente al hombre como elemento que debe ser moldeado. El capitalismo posindustrial utiliza métodos de adiestramiento mucho más sutiles, ya que no se centra en el sujeto específicamente, sino en la “cosa”, en el objeto de consumo. El mismo adquiere un lugar jerárquico, exagerado por el marketing y la publicidad. De este modo, el sometimiento al sistema no se da desde el plano de la violencia, sino que su mayor “virtud” es la de hacer del adiestramiento algo deseado, querido y anhelado por el individuo mismo. Pero, y como explica Dufour: si, por ventura, alguna región del mundo persistiera en situarse en una posición masoquista, consistente en querer sustraerse a ese adiestramiento “suave”, ya sabemos –y, en cierto modo, la aplastante intervención militar de Estados Unidos en Iraq en la primavera de 2003 ha contribuido a probarlo– que esta ideología no se arredrará ante nada para conseguir que esas zonas recalcitrantes reciban, voluntariamente o a la fuerza, los ‘beneficios’ del nuevo capitalismo (…) La mano invisible del mercado no vacila en recurrir al puño de hierro de los estrategas. (2007:22) Se verá, así, que el nuevo capitalismo, o neoliberalismo, intenta desarticular dos concepciones o construcciones del hombre relativas a la modernidad: el sujeto crítico kantiano y el sujeto neurótico freudiano. Kant le atribuye a la razón una capacidad (¿desmedida?) de organizar todo el conocimiento. Es decir que este último comienza siempre desde la experiencia, pero no puede sólo reducirse a ella; el entendimiento es el que la organiza. El sujeto kantiano se relaciona con las cosas del mundo mediante esta doble aprehensión de experiencia y conocimiento, de percepción y concepto, de contacto y categorías. Kant defiende, incluso, que me-
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diante el ejercicio de la razón crítica sería posible alcanzar principios trascendentales para la humanidad, como el principio de justicia, por ejemplo. Es la construcción del hombre pensante, racional, con una fe casi ciega en la razón como instrumento que determina las relaciones humanas con el mundo. En cierto modo, la emancipación que promueve Kant en ¿Qué es la Ilustración? hace referencia a un estado en donde la razón como instrumento crítico dota al sujeto de una inquebrantable libertad; lo dota de un juicio propio que le permitiría liberarse de cualquier brazo opresor o dogmático. No sólo le entrega una racionalidad, sino también una dignidad. La dignidad, dice Kant, es aquello que no tiene un equivalente en precio, por ende no puede ser reemplazado. Se observa claramente, de este modo, por qué el sujeto crítico resulta sumamente inoportuno para el intercambio comercial desprejuiciado que promueve el neoliberalismo y la globalización; es un sujeto pensante, que utiliza la razón como forma de alcanzar cuestiones trascendentales y, por ende, inscripto en una estructura de valores que le da sentido a sus acciones. El capitalismo opera en estas construcciones e intenta desarticularlas mediante herramientas que le son propias como el marketing, la publicidad, la moda, el diseño, etcétera. De un modo similar, la otra gran construcción de la modernidad, el sujeto neurótico de Sigmund Freud, también resulta impertinente para un sistema global que exacerba el intercambio y la conexión de todos, con todos y con todo. Esta flexibilidad requerida entra en colisión con la neurosis, en tanto la misma supone fijaciones compulsivas y tendencia a la repetición. El sujeto neurótico se considera como tal en tanto se encuentra enraizado en conductas obsesivas que tienen su origen en el inconsciente y sus trastornos. A los efectos de la construcción del nuevo antisujeto, pareciera resultar más útil la definición del esquizofrénico antes que el neurótico. El sujeto esquizo se encuentra desligado de su realidad, Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
lo que no sucede en la neurosis. Esto lo desancla de un contexto determinado y lo deja expectante a la hora de conectarse con todos los flujos que recorren el circuito global de bienes y servicios. Dufour explica: En efecto, es necesario que los flujos de mercancías circulen, y circularán mucho mejor a medida que el viejo sujeto freudiano, con sus neurosis y sus yerros en las identificaciones que no cesan de cristalizarse en formas rígidas antiproductivas, sea reemplazado por un ser abierto a todas las conexiones. (2007:28) En definitiva, se observa que existen presiones globales, impulsadas desde el seno mismo del sistema capitalista neoliberal, que están orientadas hacia desarticular las construcciones ontológicas de los sujetos de la modernidad en pos de un beneficio comercial y monetario. Para alcanzar dicho beneficio, hoy lo que se requiere es un antisujeto, es decir, un individuo, abierto a todos los intercambios, flexible y desanclado de estructuras de valor y de simbolización, esquizofrénico, dispuesto a seguir e inscribirse en todas las ramificaciones de los circuitos comerciales. Se requiere una suerte de vacío existencial, un “vacío expuesto a todos los vientos” (Dufour, 2007:29).
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1.3.2 Sometimiento: el Gran Sujeto. Como se ha visto, el sujeto del neoliberalismo es un antisujeto, o bien, un individuo, en el sentido en que no se encuentra anclado a ninguna estructura o centro que le confiera una estructura de valor/es. En definitiva, lo que se pierde o se difumina es la moral, “doctrina del obrar humano que pretende regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el bien y el mal y los deberes que implican”, según la RAE. El problema de la moral es que, precisamente, no se crea a sí misma. Es una doctrina, es decir que depende de algo más. La moral solo puede predicarse en pos de…, y eso es lo que el neoliberalismo intenta desestimar o vaciar. Los seres humanos siempre han tenido que fundamentar y exteriorizar su existencia, en gran parte, para resolver el problema ontológico del ser. Sin fundamento ulterior, el ser se convierte en devenir, en una existencia insulsa que transita por una suerte de vacío. A tales fines, y a lo largo de la historia, siempre se ha “llenado” ese fundamento con distintos nombres: La naturaleza, las Ideas, Dios, la Razón, la Política. Entonces, lo que el sujeto siempre necesitó para existir es un Gran Sujeto, o lo que Jacques Lacan denominaba el Nombre del Padre. A estas construcciones, a estos paradigmas de época que fundamentan las relaciones y las acciones de una sociedad, Dufour refiere como las figuras del Otro: “Del Otro, podemos decir, brevemente, que permite la función simbólica en la medida en que da un punto de apoyo al sujeto para que sus discursos tengan una base de sustentación, aunque sea ficticia” (2007:42). Cuando nos sometemos al Otro, al Gran Sujeto, adoptamos sus leyes y sus estructuras, aceptamos que defina nuestros modos de comportamiento, nuestra moral, a cambio de la “recompensa” de no tener que reflexionar en los fundamentos de nuestra existencia. El Otro es un punto de retorno seguro, es aquel o aquello que ocupa el centro de
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los sistemas simbólicos; es lo que soporta lo que nosotros, en tantos seres finitos, no podemos soportar. Cabe preguntarse, entonces, qué es lo que sucede cuando dichos centros que concentran el horizonte de lo simbólico se ven vaciados, agotados, refutados, o bien multiplicados. La condición posmoderna o contemporánea de nuestras sociedades vio agotadas algunas figuras del Otro. Por ejemplo, la razón devenida en racionalismo, ligada a su vez con el positivismo y la idea de que la ciencia llevaría a un progreso indefinido, se vio fuertemente cuestionada cuando fue ella misma la que creó las grandes catástrofes de la humanidad, como los ataques nucleares o los genocidios masivos durante el holocausto. Es decir que la civilización que produjo esos Grandes Sujetos fue testigo de cómo estos últimos fueron utilizados para el exterminio y la autodestrucción. Se trata de momentos de la historia en la que los grandes paradigmas o metarrelatos fueron puestos en cuestionamiento. Actualmente, no es posible sentenciar que todas las figuras del Otro se han vaciado o han quedado deslegitimadas. Muchas persisten en la sociedad y siguen estableciendo estructuras de sentido. Sin embargo, si es posible afirmar que ninguna lo hace desde una posición hegemónica, determinante para la sociedad en su conjunto. Este debilitamiento de los centros de producción de sentido es ocupado sutilmente por el neoliberalismo y su “arte de reducir cabezas”. Se encontrarán similitudes con Jacques Derrida y su crítica a la estructuralidad del centro en La Escritura y la Diferencia. Toda estructura se encuentra anclada a un centro de origen que limita las reglas del juego. En tanto no comprometa este principio rector, la estructura podrá desplazarse y relacionarse de variadas formas. En este sentido, el centro es el punto de no retorno, el cual no puede ser modificado sin que repercuta en todo el conjunto. La historia misma de la humanidad puede pensarse como una serie de sustituciones de cen-
tro a centro (esencia, existencia, Dios, Hombre), pero cuando este se vacía o está ausente, todo deviene en discurso, en un juego sin fin de significación: “La ausencia de significado trascendental extiende hasta el infinito el campo y el juego de la significación” (Derrida, 1989:385). Por ende, todo se transforma en retórica, y el centro pasa a estar ocupado por ficciones, incapaces de determinar por sí mismas sistemas de valores y estructuras de comportamiento; mucho menos una moral que diga qué está bien y qué está mal, lo cual es sumamente provechoso para el capitalismo neoliberal que intenta establecer el consumo desprejuiciado como principal forma de validación de la acción social.
1.3.3. Los desplazamientos del centro en lo disciplinar Esta condición de la contemporaneidad, en la que las figuras del Otro se difuminan, los centros han sido vaciados y el antisujeto del neoliberalismo se libra al goce del consumismo, pone en crisis algunos conceptos que, desde lo disciplinar, siempre han estado vinculados a estructuras más estables. El proyecto se resiente en tanto instrumento metodológico concebido desde la modernidad que articula formas, usos y significados para ofrecer imágenes pertinentes y apropiables para la comunidad. Si se define el espacio público como lugares de centralidad simbólica, cabe preguntarse qué recursos le quedan cuando éstos vienen a “servir” a una sociedad totalmente fragmentada y discontinua, precisamente, carente de centros. Aquella certeza que daba trabajar sobre la base de un centro definido, hoy en día es inexistente. Por lo tanto, el proyecto arquitectónico/urbanístico queda resentido en su accionar al no tener bases firmes sobre las cuales sustentarse. Todo se transforma en inestable: si el urbanismo del Movimiento Moderno trabajaba sobre el supuesto de la tabula rasa, es decir, un centro sumamente estable (al margen de que significaba la destrucción de toda la carga histórica del mismo lugar), la arquitectura y el urbanismo contemporáneo trabajan sobre un terreno sumamente “pantanoso”, que reconoce desde un principio “un discurso no unificador, incapaz de representar simbólicamente una totalidad de formas, usos y significados” (Arroyo, 2011:92).
de a sus posibilidades. Este sujeto táctico no piensa en la ciudad como totalidad sino como fragmentos, como porciones de territorio que le permiten desenvolverse de manera estratégica. No existe en la sociedad un hilo conductor que permita pensar en la ciudad como totalidad. Por el contrario, se ha visto cómo el espacio urbano es el telón de fondo de tensiones entre lo global y lo local, entre las resistencias locales y los embates del capitalismo, entre el anhelo de vida en sociedad y la agorafobia más repudiable. La ciudad a la que se asiste hoy es aquella de las lógicas contrarias, la que genera bordes y peajes internos, la que margina y segrega, la que se difumina y resulta difícil abarcar holísticamente. Esta es, en definitiva, la ciudad escindida, el contexto sobre el cual se basa la investigación. Por esto mismo, pensar el proyecto y el espacio público dependerá, sustantivamente, de la idea de ciudad que se posea. Mirarla y comprenderla desde esta escisión es hacerle objeciones al andamiaje metodológico que la arquitectura y el urbanismo han heredado desde el seno de la modernidad y el racionalismo.
La ciudad misma se transforma en el escenario en donde estos conflictos entran en disputa. El sujeto de la ciudad contemporánea, dice Michel DeCertau, se ha vuelto eminentemente “táctico”, en el sentido de que basa su accionar en lo contingente del escenario urbano y acor-
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2. Distopías y contradicciones del espacio público en la ciudad escindida • 2.1. Introducción • 2.2. Urbanismo contemporáneo. Ciudad del siglo XXI • 2.3. Arquitectura y política. El rol de la arquitectura en la construcción del espacio público • 2.4. Espacio público como herramienta de articulación social: alcances y limitaciones • 2.5. Construcción del espacio público: intereses contrapuestos y dinámicas encontradas • 2.6. Conclusiones y posturas
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“La ciudad es ante todo el espacio público, el espacio público es la ciudad. Sin espacio público potente, integrador socialmente, articulador física y simbólicamente, la ciudad se disuelve, la democracia se pervierte, el proceso histórico que hace avanzar las libertades individuales y colectivas se interrumpe o retrocede. Derecho a la ciudad y espacio público democrático son dos caras de la misma moneda.” Jordi Borja, Revolución Urbana y Derechos Ciudadanos.
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2.1. Introducción En este capítulo se busca reflexionar acerca de algunos preceptos establecidos en las lógicas que estructuran las políticas urbanas desde el Movimiento Moderno hasta la actualidad así como también analizar y criticar el rol que lleva a cabo la disciplina en la que nos toca desenvolvernos. Se piensa que el rol del espacio público debiera ser el de funcionar como herramienta de integración y de cohesión social y poner de manifiesto su carácter de “dominio público”. Esto debe ser un requerimiento mínimo para llevar a cabo cualquier práctica urbanística en las ciudades del siglo XXI. En la problemática ya se advertía que, precisamente, este rol del espacio público no siempre se evidencia. Es necesario incorporar el estudio de las contracciones actuales que se hallan en las ciudades para poder establecer dónde se encuentran intereses y dinámicas contrapuestos. Estas llevan a profundos conflictos a la hora de garantizar los objetivos de índole social que se les asigna a las intervenciones urbanas en esta investigación. Interesa reivindicar ciertas lógicas referidas a la experiencia subjetiva de las personas y de nosotros mismos, siempre dejando de lado una postura generalista y dogmática. Se entiende la objetividad como una posición adoptada que deslegitima y reduce otro tipo de lógicas más abiertas que, en nuestra opinión, son las que deberían aplicarse en el contexto actual, en donde los procesos son rápidos y el cambio permanente. Se debe reflexionar acerca de las lógicas actuales promovidas en un sistema político y económico que no genera las condiciones mínimas necesarias para alcanzar
la justicia social en las ciudades. Se entiende por justicia social a aquello que refiere a la igualdad de oportunidades y de derechos para todos los ciudadanos, concibiendo que en ésta equidad se funda cualquier intento por reconstruir la paz social. Esto es un requerimiento base para plantear posibles cambios en las estrategias de diseño de los espacios públicos. Lo que se intenta abordar en este capítulo son las relaciones que tienen la planificación urbana y la proyección de los espacios públicos con un entramado político y de gestión que influye directamente en las tomas de decisiones.
zar el contexto urbano y poder trasladar ese cambio hacia la forma de proyectar y planificar la ciudad. Si se comprende la situación actual de los espacios periféricos de las ciudades latinoamericanas en general, y de Santa Fe en particular, como territorios indeterminados y que generan una fuerte incertidumbre metodológica, los preceptos establecidos por las lógicas de los proyectos urbanos propuestos por el sistema capitalista posindustrial no garantizarán, bajo ningún aspecto, los objetivos de igualdad y cohesión social que aquí se proponen. Es por esto que se aborda la temática desde otro punto de vista, alternativo.
La relación del urbanismo con la política es totalmente conocida y estudiada, pero sin embargo existe aún, en ciertos organismos y profesionales, un posicionamiento que insinúa ser independiente del poder que realmente toma las decisiones en las ciudades. Este poder es principalmente económico y es ejercido por personas particulares, ya sea interfiriendo con el poder político o combinándose con él. Interesa aquí intentar poner en cuestión estos discursos y situarse en un posicionamiento que sea sensible respecto de la problemática de la desigualdad. Se debe avanzar hacia el objetivo de garantizar la justicia social y los derechos ciudadanos para todas las personas, reducir la desigualdad y la marginación existente en nuestras ciudades y combatir las lógicas dominantes en un sistema que segrega, margina y degrada tanto a los ámbitos urbanos como a la propia ciudadanía. Entendiendo las limitaciones y los alcances de un trabajo de tesis, la intención es marcar una línea ideológica, una forma de pensar los espacios de la ciudad de manera coherente con los objetivos sociales que movilizan la investigación. No se pretende establecer una línea de trabajo estructurada en preceptos fijos que puedan generalizarse y aplicarse universalmente, sino proponer una alternativa para la forma de ver y anali-
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01.Collage realizado con fotografĂas de pintadas y graffitis tomadas durante el trabajo de campo. Tesis 2015 Espacio PĂşblico Arias. Barzan. Collados
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2.2. Urbanismo contemporáneo. Ciudad del siglo XXI
Una de las primeras cuestiones por las que se debe partir para analizar la situación contemporánea es la de entender que la respuesta a los problemas urbanos reside en la construcción de ciudad y no, como parecen apuntar las soluciones empleadas por las lógicas actuales de planificación urbana capitalista, en la disolución y dispersión de la misma. Cuando Henri Lefebvre decía que “la revolución será urbana o no será”, hace ya más de 40 años, entendía que los problemas sociales se dirimen en el ámbito urbano, y este ámbito es por excelencia el del espacio público.
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A pesar de las dinámicas del mercado que empujan a la difusión urbana, siguiendo los intereses de la renta urbana y de los promotores inmobiliarios que responden a intereses especulativos y a las demandas expresadas por sociedades muy desiguales, la opción más funcional hoy es a favor de la ciudad compacta. (Borja, 2014:92)
03. Diagrama de Ebenezer Howard, fundador del movimiento urbanístico de la Ciudad Jardín. Movimiento pionero para el desarrollo de los actuales barrios privados suburbanos. 02. Anuncio de 1930 en la revista británica “Punch” de una “Ciudad jardin”. “Ayer, viviendo y trabajando entre el humo; Hoy, viviendo en los suburbios y trabajando entre el humo; Mañana, viviendo y trabajando al sol en Welwyn Garden City.”
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En este aspecto se coincide con la idea de Josep M. Montaner y Zaida Muxi de que las ciudades son el problema y, al mismo tiempo, la solución. “La cuestión esencial del desarrollo humano contemporáneo se centra en el presente y el futuro de las ciudades.” (Montaner, Muxí, 2011:41) Para pensar la ciudad en el siglo XXI es preciso plantear cuales son algunos de los cambios que son necesarios producir en las actuales dinámicas que conforman el proceso de planificación y construcción de los asentamientos urbanos. Se debe pensar en alternativas que involucren otros campos de estudio que excedan lo estrictamente ligado a la disciplina de la arquitectura y el urbanismo, y que deberán trabajar en conjunto de manera multidisciplinar para pensar una ciudad en donde los objetivos de la justicia social no encuentren lógicas y objetivos contrapuestos, como ocurre hoy en las ciudades del capitalismo neoliberal. En “ArquitectuTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
ra y Política”, Montaner y Muxí plantean la idea de 4 campos sobre los cuales deberían transcurrir los principales cambios éticos y políticos para pensar la ciudad del Siglo XXI: los Derechos Humanos, la Sostenibilidad, la Diversidad y la Participación. Interesa retomar algunas de estas propuestas en lo relativo a dichos campos, ya que forman parte del universo que se considera central a la hora de pensar en propuestas futuras.
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04. Folleto comercial que publicita un barrio privado en Cipolletti, provincia de Rio Negro, en donde se observa que lo más ilustrativo del mismo es la barrera de seguridad que “protege” a sus residentes en el interior del complejo.
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Una de las cuestiones más relevantes que deberán pensarse en el urbanismo contemporáneo es el fenómeno cada vez más determinante de la globalización. Como se veía en el apartado 1.2, no puede ya existir una postura de rechazo absoluto a este proceso, debido a que se incurriría en un error anacrónico y de profundo desconocimiento del funcionamiento del mismo, como a su vez se estarían desaprovechando muchas de sus ventajas. Tampoco puede existir un recibimiento acrítico y banal, ya que muchas de las leyes que rigen el proceso global pueden ser nocivas para el equilibrio social de las ciudades. Deben pensarse respuestas innovadoras y superadoras para la interacción de los procesos locales y las dinámicas globales. Una de las cuestiones que surge, entonces, es la naturaleza conflictiva de los distintos procesos que confluyen en las ciudades actuales. Jordi Borja sostiene que la emergencia de la ciudad del siglo XXI es esencialmente dialéctica y en ella, lo bueno y lo malo, integración y marginalidad, cohesión social y desigualdad creciente, desarrollo sostenible y dinámicas insostenibles, productividad competitiva y enclaves excluyentes, democratización de la gestión urbana y crisis de gobernabilidad de las regiones urbanizadas, globalización y localismo; están en conflicto permanente. Esta condición de lo urbano no es en sí misma una fatalidad, sino que es el resultado lógico de un sistema en el que objetivos completamente contrapuestos se dirimen y entran en conflicto. Se debe considerar la necesidad de sustituir ciertos criterios contraproducentes que provienen de perseguir objetivos inherentes al sistema imperante y que tienen que ver con el lucro económico como principal fin, por otros con la voluntad de reducir las desigualdades sociales y pensar medios ambientalmente sostenibles para el crecimiento urbano. Si no se sustituyen estos procesos dominantes, cualquier buena intención, ya sea por parte de gobiernos locales, intelectuales de
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distintas áreas influyentes en los ámbitos de la ciudad u organismos internacionales, resultarían escasos. El desafío que nos plantea hoy la ciudad en sus dimensiones central, metropolitana y dispersa es ante todo intelectual y político, más que económico y administrativo. Es un desafío a nuestros valores, no es un problema funcional que se resuelve por la vía tecnocrática. Construir la ciudad del siglo XXI es tener un proyecto de ciudadanía, ampliar los derechos de tercera generación, el derecho al lugar y a la movilidad, a la ciudad refugio y a la identidad local, al autogobierno y a la diferencia, a la igualdad jurídica de todos los residentes y a la proyección exterior de la ciudad como entidad política abierta. (Borja, 2014:62) Como se explicó anteriormente, y en coincidencia con algunos planteos de Borja, los desafíos que debemos enfrentar a la hora de pensar la ciudad en el siglo XXI exceden a los conocimientos o las técnicas disciplinares. Sin embargo, resulta necesario que los intelectuales y profesionales de la arquitectura asuman una actitud activa y comprometida con objetivos orientados hacia la igualdad social y la construcción de la ciudadanía. Nuestra disciplina, aunque no sea la que determine la totalidad de la toma de decisiones, es una de las herramientas utilizadas para llevarlas a cabo. Por ende, es una parte necesaria y no puede seguir convalidando las líneas de acción que el sistema actual lleva a cabo en las ciudades.
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05. Sátira de Andrés “el roto” Rábago García, humorista gráfico español. Otra de las cuestiones que es necesario poner en cuestionamiento en la actualidad es la de dejar de pensar las intervenciones urbanas y, principalmente las atinentes al espacio público, desde lógicas cerradas y determinadas por la jerárquica posición del arquitecto/ urbanista capaz de moldear el ámbito de la sociedad, en muchos casos, aislado de la misma. En “Arquitectura de la indeterminación”, Yago Conde analiza críticamente la manera en la que el Movimiento Moderno planteaba la forma de proyectar, basada en la estrategia de poner énfasis en la solución de problemas y no en la formulación de los mismos. Lo que Conde plantea es reemplazar la idea de la búsqueda de una totalidad por la interrogación de los límites en todos los aspectos. Hay que estar abiertos a situaciones inesperadas, a conexiones imprevistas, pero sobre todo ser conscientes de que es imposible predecir la totalidad de la experiencia, la atención, la respuesta del espectador o destinatario. Define una arquitectura de la indeterminación como una arquitectura consciente de que será mira-
da de manera dispersa, diseminada, pasivamente. Se debe entender que no existe una respuesta determinada y unívoca para los problemas actuales y que todo dependerá del foco y la orientación, en muchos casos subjetiva, de quienes intervengan en la operación. Lo que se busca es cuestionar algunas lógicas establecidas, en muchos casos indiscutidas, sin la necesidad de establecer otras en su lugar. Por el contrario, la idea es ampliar el espectro metodológico y situarnos en la indeterminación en la que se encuentran diversas zonas de la ciudad y del espacio público.
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06. Partitura de Fontana Mix de John Cage, utilizada por Yago Conde para explorar el concepto de la indeterminación en la música de Cage trasladado a la arquitectura. En la partitura hay dibujos de líneas curvas de seis tipos distintos. Las transparencias tienen puntos distribuidos al azar. Al sobreponer las hojas y las transparencias se genera una estructura que el ejecutante debe interpretar.
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Una de las ideas que se reivindican en el proceso de pensar el urbanismo en el siglo XXI es el valor de la experiencia, no como autoridad de lo pasado sino entendida como la aprehensión de la realidad por parte del sujeto a través de lo vivido, que se basa en la percepción como proceso cognitivo a través de los estímulos desde los sentidos y como un dispositivo basado en una experimentación abierta e intencionada hacia el futuro, tal y como plantea Montaner en “Del diagrama a las experiencias: Hacia una experiencia de la acción”. Interesa situar la investigación en una posición crítica hacia ciertos criterios “objetivos” que deslegitiman el valor de la subjetividad a la hora de proyectar, haciéndolo desde la idea de que todos los valores denominados objetivos fueron establecidos por las mismas lógicas que, desde su propia subjetividad, instalaron muchos de los procesos que en la actualidad determinan el fracaso de los proyectos urbanos y del espacio público en el rol que aquí se considera que debería cumplir. Resulta muy pertinente en este aspecto el planteo de Montaner y Muxí de “deconstruir la dualidad objetividad/ subjetividad”. Esta dualidad es fruto de la mirada hegemónica establecida en el sistema capitalista imperante y, al igual que otras como la de sujeto/objeto o masculino/femenino, deben cuestionarse, desestabilizarse y comenzar a deconstruirse. Al igual que con el término de experiencia, el término subjetividad acarrea diversos significados que en algunos casos pueden ser contrapuestos. En este caso, la acepción que se reivindica no es la que define a la subjetividad como una manera de proyectar individualista y arbitraria, sino como todo aquello que se resiste a la matematización y a la mercantilización; es decir, cualidades, percepción, sentimientos, imaginación, fantasía, creatividad, etc. Como sostiene Montaner, la exclusiva objetividad puede llevar a un pensamiento autónomo y dogmático, frio y desligado de la realidad, una postura que es muy conocida en la historia de la arquitectura y el urbanismo. Por Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
otro lado, la exclusiva subjetividad puede llevar a la arbitrariedad, el egocentrismo y el esteticismo. Lo que se propone en el presente trabajo, de este modo, es una búsqueda de nuevas subjetividades que, en arquitectura, se expresan en un sujeto mediador, administrador, consultor o programador, que supera la concepción clásica del sujeto autor, individual y personalista.
2.3. Arquitectura y política. El rol de la arquitectura en la construcción del espacio público Resulta esencial definir un posicionamiento con respecto a la importancia que tiene asumir el rol político que conllevan tanto la arquitectura como las prácticas urbanas. Los profesionales e intelectuales de la disciplina no pueden evitar tomar una posición política al respecto. Mantener una actitud distraída, frígida y neutra es, a nuestro entender, una de las más contraproducentes posiciones que podemos encontrar y, a su vez, una de las más comunes. Jordi Borja sostiene que se ha legitimado dentro del saber académico la posición del “no comprometido”, aquel que elimina el pensamiento crítico y que rechaza la intervención urbanística como transformadora de la realidad social. Es necesario partir de un objetivo ético/moral: combatir la injusticia, los privilegios, las exclusiones y la degradación del mundo. Montaner y Muxí sostienen en “Arquitectura y Política” que los profesionales han tendido a convertirse en sirvientes de los intereses del poder privado y de la ideología del poder, lo que les anula las posibilidades del desarrollo de una postura crítica, pues de hacerlo en el contexto de la sociedad neoliberal se arriesgan a quedarse sin su fuente de trabajo. Se debe partir por criticar las dinámicas dentro de la Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
arquitectura y el urbanismo actuales que degradan los ámbitos urbanos y los transforman, a través de las herramientas del mercado, en ámbitos de control por parte del poder económico y político. “Se está construyendo la sociedad de la vigilancia más tupida e injusta de la historia” (Montaner, Muxi, 2011:37). Una de las dinámicas presentes en la actualidad y que se utiliza como herramienta para validar un sinfín de políticas restrictivas y degradantes para la vida urbana es la idea del miedo: el miedo a la violencia, el miedo al otro, el miedo al desconocido, el miedo a la inseguridad. El miedo en la actualidad, aunque es una sensación natural ante un peligro y/o amenaza, forma parte de una construcción por parte de sectores que utilizan a los medios masivos de comunicación para influir en el imaginario colectivo con el objetivo puesto en los negocios inmobiliarios de la ciudad capitalista y neoliberal. De este modo, se utiliza como una estrategia por parte del poder económico a la hora de “vender soluciones” a un sector de la sociedad que se encuentra “asustado” por ésta distorsión de la realidad; realidad que, de todos modos, tiene cierta base anclada en situaciones reales y existentes, pero que resultan sumamente exacerbadas. Bastaría con una breve enumeración de las características y ventajas que ofrecen a diario los desarrolladores inmobiliarios de barrios cerrados o countries, en donde se garantiza una mayor tranquilidad y seguridad ante la agorafobia urbana instalada en la sociedad consumidora, para entender a qué se está refiriendo.
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La estrategia del miedo es una de las tantas que se utiliza con el objetivo de hacer prevalecer el rol privatizador de los ámbitos urbanos. Como en los barrios cerrados, lo que se logra es conformar guetos dentro de las ciudades, discriminados por clases sociales y su poder adquisitivo, junto con los shoppings, malls y demás ejemplos de burbujas de consumo y control, ampliamente estudiados como fenómeno que fue exportado de los modelos norteamericanos al resto del mundo y que en nuestro país hizo base en el periodo de políticas neoliberales en los años 90. Lo que se logra, en definitiva, es la degradación de la vida en ciudad y de los derechos ciudadanos. La continua estigmatización de la pobreza, la marginación de los sectores excluidos del sistema económico y la necesidad de separarse de estos por una cuestión de ‘supervivencia’, son las actitudes fomentadas por parte de quienes hoy deciden cómo se construyen las ciudades. Jordi Borja sostiene que nunca la segregación social en el espacio público había sido tan grande como en la actualidad, “el modelo de desarrollo urbano característico de la era de la globalización es el de la ‘urbanización difusa y discontinua’ mediante ‘productos urbanos’ constitutivos de enclaves o parques temáticos mercantilizados y áreas degradadas o marginales” (2014:45).
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08. “El dinero compra libertad” – Caricatura del humorista gráfico estadounidense Andy Singer.
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09. Cartel ubicado en el perímetro de un típico barrio cerrado estadounidense en donde se advierte a los intrusos sobre la inmediata denuncia con la policía hacia cualquier persona sospechosa en las inmediaciones.
La postura del grupo es crítica respecto de las tendencias actuales del urbanismo de la privatización, de la distinción y del miedo. Como se explicó anteriormente, y utilizando una analogía que plantean Montaner y Muxí, los intelectuales y profesionales deben dejar de “trabajar para el príncipe de Maquiavelo”. A su vez, es necesaria la construcción de un discurso crítico hacia ciertos procesos sociales, políticos y económicos que, de no cambiar, se tornaría imposible cualquier intención de redireccionamiento de los procesos urbanos. El capitalismo ha ido avanzando a lo largo de los años en detrimento de libertades sociales, de derechos ciudadanos y de prácticas urbanas ampliando de manera exponencial la brecha entre los distintos sectores sociales al momento de apropiarse de la ciudad. Uno de los principales problemas que se encuentran al momento de analizar los proyectos urbanos es el hecho de que se utilicen ciertos parámetros de evaluación que son contrapuestos a los que tienen que ver con los objetivos sociales. Uno de estos, tal vez el de mayor peso y a su vez de mayor nocividad, es el valor que se le asigna a la competitividad. Borja sostiene que esta última sustituyó a la calidad de vida: La competitividad aplicada a las ciudades carece prácticamente de sentido. Calificar a una ciudad de competitiva es introducir en el lenguaje la ideología neoliberal que parte del supuesto de que todo es, o debe ser, mercado. No solo la economía, también la sociedad. La desregulación financiera ha ido acompañada por la desregulación urbanística. (2014:298) Lo que se sostiene es que existen ciertas lógicas y criterios que responden a principios establecidos por un sistema que no tiene como prioridad ni como cuestión central dar respuesta a las problemáticas sociales en todos sus estratos y solo se ocupa de satisfacer las de-
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mandas, muchas veces creadas por este mismo sistema, de determinados sectores de la sociedad. El rol de la arquitectura debiera ser aportar no solo un discurso crítico, sino una actividad intelectual y comprometida en contrarrestar estas lógicas. Se coincide con Borja cuando sostiene que “no rechazamos el principio del respeto a la autonomía e iniciativa social y privada pero sí el ‘todo mercancía’, es decir el retorno al capitalismo salvaje, el mercado desregulado que es un elemento destructor de ciudad” (2014:67). En este juego de lógicas asimétricas, el Estado ve reducida su capacidad de acción y, en muchas ocasiones, es destinado a cumplir un rol pasivo sobre las decisiones que se toman en la construcción de la ciudad. Julio Arroyo afirma que: El estado reducido a la forma de mero administrador sufre un debilitamiento de su capacidad técnica y fuerza política (…). Cabe a los juegos de los agentes económicos cubrir el vacío de decisión del estado, pero a costa de alienar los sitios de mayor potencial urbano de las expectativas ciudadanas o, al menos, de subordinarlas a los intereses propios de la especulación inmobiliaria. (2011:41) La ciudad es un escenario complejo en donde prevalece el juego de la oferta y la demanda por sobre objetivos de igualdad social. Una gran parte de los esfuerzos debería destinarse a revisar ciertas normas del sistema imperante que hacen inviable el cumplimiento del rol social que tiene la disciplina. En los términos de Borja, se debe fomentar la crítica hacia las realidades urbanas que representan la anti-ciudad, junto con todo lo que signifique exclusión social o aumente la desigualdad urbana. Por otro lado, la política de vivienda es un aspecto que debería tomar mayor peso en los proyectos de integración urbana. El urbanismo y la vivienda están estrechaTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
mente relacionados, es decir, son interdependientes. Aquí entra en juego otra de las cuestiones establecidas por el sistema capitalista que debería ser puesta en cuestionamiento: la propiedad privada del suelo. Esta es, como afirma Borja, uno de los principales factores generadores de marginación social, de especulación privada y de corrupción política. “El suelo urbano o urbanizable no puede ser una mercancía con la que se especule, por su naturaleza es un bien común” (2014:319) Puede decirse al respecto que hasta los fundadores de la economía clásica “capitalista”, como Adam Smith, consideraban el suelo como un “bien común” y que no debía ser objeto de lucro privado. En 1872, Friedrich Engels ya sostenía que el problema de la vivienda era, y sigue siendo, estructural al sistema económico del capitalismo, que se basa en la propiedad privada del suelo y en la explotación de la fuerza de trabajo, y que éste sólo se solucionaría con la revolución social. La vivienda se convirtió en un festín especulativo para las inversiones tanto privadas, como de empresas y bancos.
que tenían que contribuir el diseño y la arquitectura. Resulta necesario deconstruir la figura del arquitecto como individuo creador, como artista singular o, como lo denominan Montaner y Muxí, como “arquitecto liberal”, la cual es creada por el mismo sistema que los utiliza como herramienta para llevar a cabo las políticas de depredación urbana que se han venido describiendo.
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El “derecho a la propiedad” que aparece tras la Revolución francesa, se trata de una conquista de la burguesía y a lo largo de la historia la clave ha consistido en regular dicho derecho para que el hecho de garantizar la propiedad privada no conlleve abusos por parte de quienes acumulan riqueza y concentran la propiedad del suelo y los bienes inmobiliarios de un modo antisocial. (Montaner, Muxí, 2011:29) En definitiva, lo que se propone es un posicionamiento crítico por parte de la arquitectura que se traslade desde lo formal-compositivo hacia lo ético-político, y que se instale como uno de los argumentos centrales para dar respuesta a las demandas sociales. Se recuperan aquí los planteos de William Morris, quien consideraba que para construir una nueva comunidad no era suficiente la revolución económica, sino que hacía falta una revolución moral, una transformación de los hábitos a la Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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10.2. Frank Gehry, referente por excelencia de los denominados arquitectos estrellas, respondiendo a las críticas sobre su arquitectura.
10.1. Caricatura crítica del humorista Klaus, sobre la figura del arquitecto estrella representado en la misma por Rem Koolhaas”.
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La acción política desde la arquitectura siempre ha existido y seguirá existiendo. Aunque el triunfo del arquitecto liberal con un discurso no comprometido proponga lo contrario, la actividad política se realiza por acción u omisión. Lo que sucede es que, actualmente, no es el arquitecto el que se plantea ni establece la línea política para la cual trabaja, consolidándose como una herramienta de una determinada línea ideológica antes que como un actor. Se intenta dejar claro, en este apartado, un posicionamiento en pos del bien común, la justicia social y la igualdad, criticando aquellas posturas en apariencia “apolíticas”, como también aquellas que conscientemente defienden lógicas contrarias a la cohesión social y que existen dentro de la disciplina. Se requiere una actividad comprometida por parte de la arquitectura y el urbanismo en el afán de construir las ciudades del siglo XXI, persiguiendo estos objetivos comunes y, a su vez, desarticulando las lógicas dominantes que conducen hacia un futuro riesgoso para la vida urbana.
2.4. Espacio público como herramienta de articulación social: alcances y limitaciones Una vez comprendido el rol que se le asigna en este trabajo al espacio público como una potente herramienta urbana de articulación y de justicia social que, de algún modo, persigue el objetivo de garantizar los derechos ciudadanos para todas las personas, se debe también entender que el alcance de ésta herramienta en la ciudad encuentra sus limitaciones en una gran variedad de aspectos. Estas limitaciones están ligadas, principalmente, a una cuestión política y estructural, a un sistema económico que es el que realmente pue-
de garantizar la justicia social entre los ciudadanos. El espacio público puede modificar lógicas de comportamiento, culturales, de relaciones sociales y de integración ciudadana y física, pero no puede eliminar la desigualdad ni la exclusión social por sí mismo. Estamos en camino de crear espacios para vivir que no perpetúen la desigualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, que hagan a las personas más libres y sociales. Se continúa pensando y proyectando la ciudad en paquetes mono-funcionales, aunque se hayan cambiado los envoltorios y las razones con que se nos presentan. Por un lado, tenemos escenografías de casas unifamiliares con jardín, actividades de ocio y diversión para todos y, por otro, se evita el discurso de clase –por tanto, de reforma social– que había detrás de las propuestas de la primera mitad del siglo XX. La ciudad por partes, la de las funciones segregadas, ha degenerado en una ciudad triplemente segregada: por funciones, por clases y por género. (Montaner, Muxí, 2011:207). Las practicas urbanas, no solo las referidas al espacio público, son un factor determinante en la integración o en la marginación. Aunque no determinen la situación social de los ciudadanos, influyen directamente en ella. En un sistema que en esencia es desigual, que segrega y que margina, el urbanismo puede colaborar con disminuir dichas injusticias o, por el contrario, profundizarlas. Todo queda atado a decisiones políticas, tal como se describió en el apartado anterior. Es allí donde residen las decisiones que determinan el porvenir de las ciudades del siglo XXI. Todo queda supeditado a un campo que, en apariencia, resulta ajeno a las prácticas urbanas y que se debate en otros espacios. Se debe asumir un rol político activo, ya que los alcances de la disciplina dependen de su capacidad de influir en las decisiones públicas, siendo que, actualmente, solo son el brazo ejecutor de un poder que toma decisiones en
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base a un mercado en donde las problemáticas sociales no son el foco que determina dichas intervenciones. El urbanismo no garantiza la integración ciudadana plena, que depende también del empleo, el acceso a la educación y la cultura, el reconocimiento de derechos iguales para todos los habitantes, etc. Pero el urbanismo sí que crea condiciones que facilitan considerablemente la integración ciudadana o, al contrario, son factores de marginación. (Borja, 2014:47) Las inversiones en espacio público no son gastos en lujos urbanos que deben preservarse para las ciudades de mayores recursos. Por el contrario, son una cuestión de justicia social. El espacio público es el ámbito en donde el estado puede intervenir de manera directa para mejorar las condiciones de vida de la totalidad de sus ciudadanos. Aquí radica la importancia de generar un espacio público que potencie la integración social y atenúe la segregación urbana. Es en la esfera de lo público en donde se dirimen las problemáticas sociales, donde se expresan las injusticias, donde se establecen las relaciones ciudadanas y donde, en definitiva, se expresa la vida de la ciudad. Es la gente en la calle, en las plazas, en los parques. Reprimir su uso, condicionarlo, limitarlo, controlarlo y hasta vigilarlo son las decisiones por las que opta en muchas ocasiones el poder económico y político para finalmente cercenar libertades ciudadanas. Una de las condiciones necesarias para que las políticas de inversión en espacio público y de intervención urbana otorguen buenos resultados en el objetivo de combatir las injusticias sociales es la de la continuidad en las decisiones, es decir, en su línea ideológica. Es aquí donde debe residir el foco de la cuestión a la hora de abordar la problemática de las falencias en las prácticas urbanas. Los tiempos de la política difieren de manera sustancial con los del urbanismo, y es por esto que no Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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11. Pintada en plaza Los Constituyentes, ciudad de Santa Fe.
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tiene ningún sentido plantear cambios estructurales cuando las líneas de acción cambian en periodos tan cortos que solo permiten decisiones e intervenciones a corto plazo. Una solución a este problema podría residir en desvincular los equipos técnicos de las oficinas de planificación urbana con los equipos políticos, pero esta idea pecaría de ingenua. Principalmente porque las prácticas urbanas no se llevan a cabo como algo puramente técnico ya que, como se explicó anteriormente, toda decisión en dicho ámbito infiere una toma de posición política, ya sea activa o pasiva. En la actualidad, los equipos técnicos son conformados por profesionales que responden, ya sea por convicción, sumisión u omisión, a la línea política del poder de turno. De esta manera, se transforman en las herramientas con las que se llevan a cabo las prácticas urbanas que, por estar atadas a un sistema capitalista neoliberal en donde la variable económica se convierte en la más importante, generan condiciones de marginalidad y segregación palpables en nuestras ciudades. Finalmente, asumiendo que el rol social desde la gestión puede desempeñarse en tanto y en cuanto se deje de someter a las lógicas dominantes de un sistema injusto, se debe encontrar una alternativa a unos procesos de intervención que no pueden plantearse con plazos muy extensos debido a su ligadura con la duración de los periodos gubernamentales. Alternativas que surjan desde lógicas abiertas, orientadas a establecer líneas de acción con un sustento basado en objetivos sociales, dejando de lado las limitaciones que establece el mercado y que fuerza a los gobiernos a cambiar decisiones.
12. Pintada en un muro en plazoleta Dr. Esteban Laureano Maradona, ciudad de Santa Fe. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
Se debe tener en cuenta que las posibilidades de que determinadas políticas urbanas influyan en los aspectos sociales que aquí abordamos van a depender di-
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rectamente de múltiples factores que en la mayoría de los casos escapan a la propia disciplina. Por eso resulta necesario plantear y explorar alternativas a las búsquedas tradicionales, alternativas que tienen que ver con establecer directrices y no planes acabados. En el mismo sentido que Yago Conde plantea en “Arquitectura de la Indeterminación”, se debe “definir líneas de acontecimientos más que modelos de preocupación formal”. Entender que las estrategias conformadas por lógicas abiertas pueden superar obstáculos que se interpongan a lo largo de un proceso político-económico complejo y cambiante, desarticulando la idea de proyectos completos y sin dinamismo práctico.
2.5. Construcción del espacio público: intereses contrapuestos y dinámicas encontradas Una de las cuestiones de mayor complejidad que se presenta en las ciudades contemporáneas y que ha existido a lo largo de la historia (aunque probablemente nunca con el nivel de conflictividad y degradación actual), es el constante conflicto y contraste de intereses que se produce en la toma de decisiones en los ámbitos urbanos. Nuestras ciudades dan asilo al más amplio abanico de escalafones sociales y económicos y, en un contexto de extrema desigualdad, esto se traduce en una puja de intereses contrapuestos que no puede dejar de evidenciarse en las prácticas urbanas. Existen en nuestras urbanizaciones, a lo largo y a lo ancho del territorio latinoamericano, dinámicas que se encuentran dirigiéndose en sentidos opuestos. Esta situación no es exclusiva de estas latitudes. De hecho, está presente en todas las ciudades del mundo capitalista y neoliberal, pero se exacerba aún más si se tiene en cuenta las condiciones sociales y económicas que enfrentan nuestros países, en donde la desigualdad alcanza niveles de alta peligrosidad para la vida en sociedad. “El desarrollo urbano debe conciliar la competitividad, la cohesión social o la equidad, la sostenibilidad, la gobernabilidad y la participación. Es la ecuación virtuosa tan necesaria como imposible” (Borja, 2014:297). Se entiende que la contraposición de intereses en la planificación de la ciudad hace inviable la resolución de conflictos sin perjudicar los requerimientos de unos u otros sectores de la sociedad. De este modo, la cuestión que se plantea en la actualidad es a cuáles de estos sectores se les deben dar prioridad a la hora de la toma de decisiones y, lo que resulta tal vez aún más
importante, quienes son los que las toman: ¿Es el estado?, ¿es el poder económico?, ¿Son los profesionales del urbanismo? Esto es, al igual que la gran mayoría de los problemas de índole social, un problema inherente al sistema capitalista post-industrial. Sería un discurso demagógico afirmar que determinadas prácticas urbanas traerán como consecuencia beneficios para la totalidad de la sociedad, ya que la ciudad misma es el escenario de la tan estudiada “lucha de clases”, la cual se produce en múltiples niveles. Se dificulta argumentar que es posible resolver las cuestiones que generan la marginación y la desigualdad social en nuestras ciudades cuando las causas que generan estas condiciones urbanas están relacionadas a un sistema imperante en el que los intereses económicos no pueden ir de la mano con la sostenibilidad entendida desde un punto de vista social. Este análisis no puede apartarse, claro está, del campo político, como se explicó en el apartado 2.2. No resulta posible hacer confluir intereses diametralmente opuestos en la planificación de la ciudad; se debe tomar una decisión política al respecto: O dejar fluir las leyes del mercado, la supuesta mano invisible del mismo, donde lo que prima es el lucro y la competitivad, las especulaciones inmobiliarias y empresarias de la ciudad; o, por el contrario, intervenir desde políticas públicas que limiten el proceso de apropiación privada de la ciudad con el objetivo de mejorar las condiciones de igualdad y accesibilidad para los sectores más postergados. Aquí reside una de las cuestiones centrales sobre las que se debe optar a la hora de pensar en la ciudad futura; no es posible transitar por ambos caminos. Seguir intentando resolver las injusticias sociales de los ámbitos urbanos sin poner de manifiesto que lo que las produce son las lógicas dominantes que determinan el presente y futuro de las prácticas urbanas, sería situarse en una suerte de neutralidad ingenua que resulta contraproducente.
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Las condiciones bajo las cuales nos toca investigar, trabajar y proponer son, como se ha venido desarrollando, sumamente complejas y contradictorias. Sin embargo, esto no significa que sean imposibles de interpretar o, al menos, de abordar. No es posible convalidar un discurso conciliador, demagógico, que convenza a la mayoría de las ventajas que ofrecen las prácticas urbanas, cuando en realidad sólo responden a los intereses de ciertos sectores, cumpliendo así con las expectativas de un sistema que no se preocupa por el bien común ni por la igualdad social. Un discurso conciliador construido desde nuestra disciplina, con nuestras herramientas, y con objetivos cuestionables. Un discurso que habilita a los especuladores y dueños del puro interés lucrativo a degradar la ciudad y sus relaciones sociales con los argumentos del bienestar general. Los que proponen la ecuación imposible, pretenden resolver la injusticia (los que van de ingenua buena fe, muchos otros simplemente utilizan una retórica legitimadora), pero sin intervenir sobre las causas y sin reconocer los mecanismos generadores de las desigualdades y exclusiones. Lo que permite a los analistas “cientificistas” aplicar modelos interpretativos que explican por qué los pobres viven en unos lugares y los ricos en otros. Previamente se han obviado o “naturalizado” los mecanismos económicos que generan este tipo de segregación social. La ciudad es hoy un ámbito de explotación. (Borja, 2014:348) Interesa proponer alternativas, ensayar y explorar líneas de acción, entendiendo que no está al alcance de la arquitectura y el urbanismo por si mismos modificar cuestiones estructurales del sistema imperante. Sin embargo, si es posible desde lo disciplinar re direccionar algunas lógicas establecidas. Reivindicar y difundir acciones políticas con objetivos sociales resulta una tarea importante al respecto. Se debe tomar una actitud crítica/constructiva desde los ámbitos acaTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
démicos y técnicos para ayudar a consolidar el rol de los intelectuales del urbanismo como sujetos políticamente activos y alineados con objetivos de alcance social. Es por esto que, ante la conflictividad de intereses, quienes medien y determinen lo que corresponde hacer deben ser profesionales comprometidos con las problemáticas sociales.
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13. “A mí no me gusta la idea de ayudar a los pobres, yo creo que eso es beneficencia. Realmente a mí me gusta la idea de construir una sociedad donde no haya pobres, que es otra cosa distinta” – Victor Pelli, referente nacional de arquitectura comprometida socialmente. El modelo de desarrollo urbano característico de la era de la globalización es el de la “urbanización difusa y discontinua” mediante “productos urbanos” constitutivos de enclaves o parques temáticos mercantilizados y áreas degradadas o marginales. Sin embargo, hay dinámicas de sentido contrario que encuentran también su expresión en el urbanismo actual. Es el urbanismo del “espacio público” y de la ciudad densa, de construcción de centralidades, de mixtura social y funcional. (Borja, 2014:45)
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Existen en el contexto latinoamericano muchos ejemplos de dinámicas revertidas por parte de políticas urbanas que se comprometieron a mejorar las condiciones sociales en los ámbitos urbanos. Tales son los casos del programa Favela Barrio y Medellín, sumamente conocidos y analizados en el ámbito académico. En todos ellos fue vital el compromiso político y público, pero además una necesaria limitación a las decisiones tomadas por el poder económico en estos ámbitos. Debe trabajarse conjuntamente desde las esferas políticas y urbanísticas para construir un cambio cultural, que permita generar las condiciones necesarias para revertir las lógicas dominantes y en donde el conflicto de intereses incline la balanza hacia los sectores sociales más desprotegidos y limite definitivamente las aberraciones urbanas generadas por el lucro y la especulación.
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15. Desigualdad urbana en Buenos Aires, Argentina.
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14. Desigualdad urbana en San Pablo, Brasil.
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16. Desiguladad urbana en Ciudad de México, México.
2.6. Conclusiones y posturas La relación establecida en este segundo capítulo entre las posibilidades de transformación que tienen las prácticas urbanas, al respecto de nuestras preocupaciones sociales, en el sistema económico-político de los países de la región y las decisiones en materia de políticas públicas es la cuestión central que motiva a expresar una postura propia al respecto. Es por esto que a lo largo del capítulo se detallan cuáles son las posibilidades de acción en la realidad actual para cambiar o, al menos, torcer algunas dinámicas existentes. También se exponen las dificultades presentes en un contexto de superabundancia de discursos inocuos, en donde las problemáticas sociales pasan siempre a un segundo plano. Es necesario plantear alternativas, tanto técnicas y metodológicas como ideológicas y discursivas. La estrategia de creación de espacios públicos es especialmente eficaz cuando la desigualdad social urbana no es muy grande y la población de bajos ingresos tiene cubiertas sus necesidades básicas y dispone de un cierto excedente para atraer y generar inversiones privadas. En este aspecto la diferencia entre Barcelona y las ciudades latinoamericanas es grande y lo que en la primera obtiene efectos positivos indirectos en las otras son más limitados cuando debieran ser mucho más poderosos. (Borja, 2014:213) Analizar la situación presente, con sus complejidades y contradicciones, permitiría en adelante pensar o proponer los cambios desde otro lugar. Uno de los problemas actuales es que se sigue mirando la realidad a través de un filtro que ha imposibilitado entender la profundidad de algunas problemáticas urbanas y, muchas veces, los discursos y metodologías establecidas previamente bajo una supuesta “objetividad” no permiten entender la complejidad del panorama. De esta manera, lo que se propone es poner en cuestionamiento ciertas lógicas
que sostienen el fracaso reiterado de las prácticas urbanas y del espacio público en la ciudad latinoamericana, el cual va mucho más allá de las mismas, y que reside en el seno de un sistema económico y político que está fuera del alcance de la disciplina y de ésta tesis. Se comprende plenamente que las intervenciones posibles no pueden contrarrestar por si mismas las problemáticas sociales acarreadas por el sistema; lo que no implica que no se pueda establecer una postura crítica al respecto. Establecida ya la imposible separación del urbanismo y las políticas públicas, lo que se sostiene es que lo primero va a depender siempre de lo segundo. La arquitectura y el urbanismo debe asumirse como una herramienta de la política, pero con conciencia social y crítica, con valores morales, y con convicciones ideológicas. Aunque el campo del conocimiento disciplinar sea solo una herramienta más, es parte de una serie de cambios que se deben considerar si se persigue el objetivo de transformar la realidad actual. Se reivindica la idea de poner en crisis criterios establecidos tanto en la disciplina y en las prácticas urbanas como en las lógicas cerradas de políticas públicas que no hacen más que profundizar las injusticias urbanas como consecuencia de un sistema económico generador de desigualdades sociales. Se propuso revisar criterios “objetivos”, como así también deslegitimar los argumentos que colocan a las experiencias subjetivas en un lugar invalidado para la propuesta arquitectónico urbanística.
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3.La ciudad de la indeterminación: conceptualización y exploración
3.4.1. Primeras aproximaciones. El transporte público y su pertinencia metodológica: 3.4.2. Cuantificaciones y mediciones:
• 3.1. Introducción • 3.2. Transurbancia: el recorrido como exploración de la ciudad nómade
3.4.2. a) Recorrido Línea 5 3.4.2. b) Recorrido Línea 11
3.2.1. Recorrido, acción y experiencia 3.2.2. El recorrido como acto estético
3.4.2. c) Reflexiones
• 3.3. La experiencia psicofísica del espacio público como conocimiento. Consideraciones previas al trabajo de campo
3.4.3. Mapas de reconstrucción. Organización cronológica “abierta” de un listado de recorrido de transurbancia 3.4.4. Esquema de intensidades urbanas
3.3.1. Construcción de mapas 3.3.2. Espacio nómade/sedentario – liso/estriado 3.3.3. Estructura raíz / sistema rizoma 3.3.4. Síntesis
3.
3.4.4. a) Recorrido Linea 11 3.4.4. b) Recorrido Linea 5
3.4. Descripción del trabajo de cam• po. Transurbancia y exploración en la ciudad escindida
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“Unos territorios en los que se percibe el carácter transitorio de la materia, del tiempo y del espacio, y donde la naturaleza recupera una nueva ‘wilderness’, un estado salvaje híbrido, ambiguo y antropizado, que escapa al control humano para poder ser reabsorbido por la naturaleza.” Francesco Careri, Walkscapes.
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3.1. Introducción Hasta el momento se han analizado cuestiones inherentes a la problemática del espacio público y del urbanismo y a sus prácticas en las ciudades contemporáneas en general. Se ha reconocido un contexto socio/ económico/cultural signado por la globalización y el consumo masivo, como así también por crisis de representatividad, por la dinámica del mercado y su lógica de consumo como forma imperante de validación, por el sistema capitalista global e hipermóvil y su estrategia de “reducción de cabezas”, etc. Se habló en el primer capítulo de un sujeto descentrado, o bien, escindido en múltiples centros a la vez. Estos grandes centros de la modernidad se han vaciado de contenido y han devenido en discursos fragmentarios, siempre parciales. Ante tal incertidumbre, el sujeto contemporáneo no entabla relaciones estables con sistemas de valores definidos, sino que se vuelve un ser táctico que opera y se desenvuelve en la ciudad dentro de sus posibilidades de acción. La disolución de los grandes relatos de la modernidad posiciona al individuo en una suerte de vacío ontológico que el mercado y el consumo vendrían a llenar. Así, el sistema capitalista fomenta sujetos esquizofrénicos, atados a todo y a nada en particular, en donde el consumo de bienes y servicios pasan a ser los mecanismos imperantes de validación de la acción social. Se estaría en presencia de una sociedad que, lejos de intentar establecer itinerarios comunes, parece descomponerse en miles de direcciones, muchas veces contrapuestas, que hacen difícil encontrar puntos de encuentro y de unión. Es una sociedad que se escinde, que muestra lógicas contrapuestas, que genera bordes y peajes dentro de la misma ciudad, que exacerba la agorafobia y que tiende al aislamiento. Sumado a esto, se ha visto en el capítulo II cómo algunas prácticas
urbanas, en coincidencia con un sistema que no está interesado en generar mecanismos de articulación y cohesión social, exacerba aún más estas escisiones. Se debe retener la idea principal del capítulo anterior, en donde los autores trabajados explican, claramente, que los problemas del urbanismo en tanto segregador más que integrador se deben, en gran medida, a que las prácticas urbanas están centradas en otros problemas (como la especulación inmobiliaria, la rentabilidad del suelo, etc.) que no tienen como objetivo principal atenuar la brecha que se produce entre los distintos sectores de la ciudad. Se resalta, en este sentido, que la arquitectura no es apolítica; cualquier toma de decisión que incumba la planificación urbana se hace desde un posicionamiento político, ya sea rechazando el sistema imperante o convalidándolo. En definitiva, todos son condicionantes que afectan directamente a la praxis disciplinar y que ponen en crisis ciertos preceptos, en particular relativos al análisis y la práctica urbanística. La arquitectura, hemos visto, ya no puede pretender producir formas que sinteticen determinadas condiciones de producción: “La confianza depositada en el hecho de que si se siguen ciertos preceptos funcionales, formales o constructivos la arquitectura se articulará de un modo pertinente en los actuales escenarios urbanos, en términos culturales y espaciales, es cuanto menos ingenua” (Arroyo, 2011:35). El proyecto no puede pretender dirigirse a un público total, a una comunidad homogénea, ya que es esta misma la que también se encuentra escindida y fragmentada. Cuando se habla de la “Ciudad de la Indeterminación”, se está referenciando un estado de situación en donde formas, usos y significados difícilmente encuentren asociaciones estables y coherentes entre ellos. El proyecto, en tanto proceso objetivo definido por demandas sociales y recursos materiales (lo que le demarca
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un límite preciso), se ve afectado, principalmente, en aquellos sitios en donde la ciudad se vuelve paradójica; en donde formas, usos y significados no conforman una totalidad. En los espacios de la indeterminación, las categorías conceptuales más “tradicionales” del urbanismo entran en crisis, ya que lo que se pone en cuestionamiento es la idea de la ciudad como sistema integral, como una suerte de red de espacios continuos que articulan la vida social y regulan las transiciones entre lo público y lo privado. La idea de centralidad como sistema de lugares en donde la relevancia de los mismos en el orden de lo formal, lo social y lo simbólico genera territorialidades y jurisdicciones, naufraga cuando encontramos lógicas y modos de habitar que no responden a este tipo de estructuras definidas, siendo mucho más erráticas y contingentes. Si, entonces, se entiende la topología de la ciudad como aquel sistema de lugares que articula centralidades y que ayuda a hacer comprensible el ambiente urbano para una sociedad, todo territorio de la ciudad en donde dichas condiciones no se cumplan será dis-tópico. Los espacios urbanos dis-tópicos producen dispersiones de formas, usos y significados antes que centralizaciones. Se habla de indeterminación, de dis-topía y des-territorialización porque, precisamente, se dificulta operar sobre estos territorios en donde las preexistencias o las presiones que puede producir el contexto, tanto sobre los objetos arquitectónicos como sobre el proyecto, son más bien inciertas o nulas: “La certidumbre y positividad del proyecto debe ser revisada. En los espacios distópicos y desterritorializados los objetos arquitectónicos operan sobre la lógica del enclave antes que la del lugar. Los enclaves desconocen preexistencias que pudieran proporcionarles referencias prácticas, semánticas o sintácticas” (Arroyo, 2011:59). Estos sitios pueden ser los grandes vacíos urbanos de la periferia, los barrios de vivienda social donde prima una fuerte isotropía, las grandes infraestructuras en desuso, territorios vagos o Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
terrain vague, áreas vacantes, etc. Son lugares que se consideran pertinentes para explorar y ensayar proyectualmente debido a sus altos niveles de indeterminación en contraposición a otros sectores urbanos. Lo que se pone en crisis es la idea de la ciudad como sistema de espacios, funcionales y simbólicos, que describen una topología precisa y definida, es decir, la idea de la ciudad como totalidad. Kevin Lynch proponía la descripción de la misma a partir de elementos reconocibles; determinados hitos, nodos y mojones, visibles e identificables, que ayudan a construir una “imagen” y fomentan la orientación y la comprensión de los espacios urbanos. Similar es el planteo de Christian Norberg Schulz, en donde el sujeto se relaciona con el espacio a partir de modos básicos de habitar: Permanecer y circular. Mientras los espacios se correspondan morfológicamente con su función, el individuo podrá reconocerlos y apropiarlos y la ciudad se determinará a partir de las relaciones entre centro/lugar, dirección/camino, área/ región. Aldo Rossi, por su parte, afirma que la urbe se configura a partir de arquetipos inmutables que concentran el horizonte de significados de lo urbano, describiendo topologías precisas e imaginarios que son apropiados por la sociedad en su conjunto. En este tipo de posicionamientos no se puede evitar notar una cierta falta de sensibilidad respecto a situaciones de urbanidad emergente que no pueden definirse o entenderse desde estas lógicas que toman a la ciudad como un sistema integral. Se cree pertinente comenzar a estudiar estos territorios a partir de conceptos que se desprendan de rigideces metodológicas y que basen su legitimidad en la experiencia, en lo volátil, en lo subjetivo y en lo relativo. Sería un despropósito arribar a las grandes periferias urbanas, en donde todo parece estar en un estado de agitación permanente, en donde nada se percibe como estable y en donde los modos de habitar cambian notoriamente respecto de la ciudad tradicional, con instrumentos metodológiTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
cos cerrados y rígidos. Adentrarse en la ciudad dis-tópica y des-territorializada requiere de un esfuerzo por generar, proponer y experimentar vías alternativas para el análisis urbano. Estar abierto y expectante a cruces inesperados, a eventos fortuitos y a experimentar focos de intensidades resulta fundamental para llevar a cabo el trabajo de campo que se propone desde esta investigación. Durante el siguiente capítulo también se realizará un gran esfuerzo por reconocer las tensiones que se producen entre las distintas acepciones sobre la ciudad: ciudad tradicional, ciudad emergente; ciudad consolidada, ciudad difusa; ciudad formal, ciudad informal; ciudad sedentaria, ciudad nómada. Estas oposiciones conceptuales encuentran innumerables gradientes entre ambos extremos, por lo que se reconoce que la experiencia sobre el espacio público difícilmente pueda darse de una manera lineal, gradual y homogénea. Por el contrario, recorrer la ciudad desde sus centros consolidados hasta sus periferias emergentes es toda una experiencia de altibajos, de contrastes y de rupturas. Nuevos instrumentos metodológicos se requieren para comenzar a estudiar una realidad que se descompone, se desarticula y se escapa de rígidas taxonomías. Instrumentos novedosos tanto para el análisis y reconocimiento como también para la proposición de intervenciones proyectuales. En este sentido, el trabajo se organiza en base a dos instancias claves: Una primera de problematización, y una segunda de proposición. Durante la primera, que se detalla en el presente capítulo, se intentará llevar a la práctica determinados conceptos de autores que, se considera, pueden esclarecer o aportar a la comprensión de las lógicas y dinámicas de una ciudad que se desdibuja hacia sus límites y que resulta sumamente difícil de recomponer en unidades coherentes de sentido. Una vez ensayados estos conceptos, en el capítulo 4 se trabajará con los mismos a los efectos de poder realizar un esquema metodológico que sea pertinente para la proposición de intervenciones proyectuales y que contemple la problemática planteada.
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3.2. Transurbancia: el recorrido como exploración de la ciudad nómade 3.2.1. Recorrido, acción y experiencia Nos encontramos ante un objeto de estudio sumamente amplio y difícil de abarcar. Si se retoman los objetivos de la investigación planteados en un principio, se verá que lo que se propone es una indagación respecto de las dinámicas del espacio público en donde se puedan verificar las escisiones entre el orden físico, social y cultural en Santa Fe como caso particular de análisis. Para llevar a cabo este propósito, ya se ha remarcado la pertinencia de estudiar aquellos territorios dis-tópicos, ya que presentan interrogantes distintos que aquellos que surgen en contextos de alta determinación (histórica, simbólica, social). También se ha dejado asentada la necesidad de revisar el andamiaje metodológico disciplinar, ya sea para el análisis urbanístico como para la intervención proyectual. Se propone, entonces, el recorrido urbano como herramienta de análisis. Esta misma ha sido tratada por diversos autores como, por ejemplo, Gordon Cullen en El paisaje urbano. Cullen intenta describir situaciones que las entiende como prototípicas y comunes: aquí y allá, angosturas, recesos, vista grandiosa, siluetas, etc. Así, a partir de la apropiación de estos conceptos, sería posible recorrer las distintas urbes y reconocer estas situaciones, descubriendo una suerte de topografía continua caracterizada por determinados escenarios urbanos tipificados. Kevin Lynch avanza aún más y propone una
conceptualización que deviene en mapas abstractos que dan cuenta de la estructura de la imagen de la ciudad y que la hacen comprensible y accesible. En ambos casos se utiliza el recorrido como un modo de percibir que, lejos de ser errático o azaroso, se vale de una rígida conceptualización para llevarse a cabo. Aquí es donde se considera que estos instrumentos resultan escasos, es decir, a la hora de adentrarse en territorios que no responden a este tipo de estructuras. Las periferias, los paisajes entrópicos, la ciudad nómade y difusa no pueden definirse sobre la base de grandes nodos o hitos de referencia, como tampoco de centralidades simbólicas. El paisaje urbano en estos contextos difícilmente pueda entenderse a partir de mojones, de monumentos o de grandes corredores viales. Lo que prima es la indeterminación: plazas que no son plazas y parques que no son parques. Se encuentra, entonces, una primera limitación y se relaciona con la terminología. En los sectores urbanos que se analizaran más adelante, la experiencia del recorrido presentó la dificultad o la imposibilidad de nombrar algunas cosas. Nos encontramos ante numerosas situaciones en donde la falta de términos específicos para definir determinados lugares, que son claramente públicos, impidió nombrarlos y decir qué son. Se requieren nuevas estrategias para nombrar lugares: nociones como injertos, remanentes, intersticios, espacios abiertos, se contraponen y generan tensiones con las acepciones más comunes de plazas, plazoletas, bulevares, avenidas, etc. El espacio de la indeterminación es −redundantemente− indeterminado no solo por sus condiciones urbanas sino también por las dificultades para nombrarlo y narrarlo.
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1. Croquis de recorrido seriados describiendo situaciones prototípicas en El Paisaje Urbano – Gordon Cullen (1974)
2. Esquema abstracto sobre la estructura “visual” de la ciudad de Los Ángeles en La Imagen de la Ciudad – Kevin Lynch (1960)
Ante tal situación de incertidumbre metodológica, una vía que se propone es posicionar la experiencia sobre el espacio público en un rol central de la investigación. Josep María Montaner, en su libro “Del diagrama a las experiencias”: hacia una arquitectura de la acción, pone de manifiesto la relevancia de conjugar metodologías más abstractas, como el diagrama, con las experiencias sobre el espacio y las acciones sociales: “Sólo es posible evolucionar con unos instrumentos y mecanismos capaces de incorporar continuamente la realidad, el comportamiento y la experiencia” (2014:90). Para Montaner, posicionarse desde una visión activa y no contemplativa resulta fundamental a la hora de trascender y poder articular mecanismos complejos y abstractos con la realidad misma: “La atención a la experiencia garantiza la atención constante a la realidad” (91). Más adelante se avanzará sobre la noción de diagrama, en los términos en que la comprenden Manuel Gausa y Josep M. Montaner. Por el momento es importante destacar la visión abstracta que estos instrumentos suponen (devenidos en parte de teorías posestructuralistas, o “máquinas abstractas”, según Gilles Deleuze y Félix Guatari), lo cual resulta sumamente pertinente como herramienta metodológica pero conlleva un riesgo de excesiva abstracción. Lo que propone Montaner como estrategia es retroalimentar estos mecanismos junto con las experiencias sobre el espacio concreto, para que de este modo no se recaiga en un exceso indeseado de abstracción que se alejaría de una realidad social y temporal determinada. Por su parte, Hannah Arendt, en “La condición humana”, también hace una reivindicación respecto de la actitud activa con la realidad. La idea platónica del filósofo le reservaba al mismo la acción contemplativa, ya que sólo podía atender a las cuestiones que trascendían lo mundano y que alcanzaban el estatus de eternas y universales. De este modo, la vida contemplativa era superior a la vida activa, ya que esta última obtenía su escasa dignidad por
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la producción de las cosas terrenales a partir del trabajo y la labor. El desprecio por las cosas artificiales estaba relacionado con un pensamiento en donde para poder alcanzar un estado de conocimiento superior era necesario abstraerse de las cosas mundanas para poner el énfasis en aquello que es inmutable e imperecedero. Esta actitud contemplativa es la que se intenta trascender en el trabajo, situándonos nosotros mismos en el lugar de estudio, recorriéndolo y apropiándolo, adquiriendo experiencias en contacto directo con el medio.
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Arendt afirma que, precisamente, la labor y el trabajo son los elementos fundamentales de la condición humana, es decir, que la experiencia y la acción es lo que nos hace humanos: “La vida activa, vida humana hasta donde se halla activamente comprometida en hacer algo, está siempre enraizada en un mundo de hombres y de cosas realizadas por éstos, que nunca deja ni trasciende por completo. Cosas y hombres forman el medio ambiente” (1993:37). Debido a esto, el trabajo de campo no se lleva a cabo a partir de preconceptos, prejuicios o categorías predefinidas. Se intenta que la investigación base su legitimidad conceptual y su pertinencia metodológica sobre una experiencia psicofísica del espacio, colocando al saber en un lugar no jerárquico y llevándolo al campo mismo. Se pretende arribar a una conceptualización del espacio público a partir de actuarlo y explorarlo, de situarse en el lugar de observadores pero también de actores ya que solo así, conjugando instrumentos, experiencias y acciones, se podría trascender una mera apreciación subjetiva sin arribar a rigideces conceptuales que puedan ser fácilmente refutadas por su condición de generalizadoras y reduccionistas. Ensayar estas metodologías es adentrarse en la complejidad, en los términos de Edgar Morin; es ensayar herramientas metodológicas que poco tienen de unívocas y acabadas. Por el contrario, es explorar lógicas abiertas, inconclusas, susceptibles de ser completadas, reformuladas, retomadas y redireccionadas.
03,04,05,06. El grupo de trabajo a través de las distintas etapas del recorrido – Recuperación de la experiencia psicofísica del espacio a través del andar como acto estético.
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3.2.2. El recorrido como acto estético Por lo dicho en el apartado anterior, es necesario revisar el instrumento del recorrido urbano para que no se defina como una práctica que intenta develar las estructuras subyacentes de una topología definida, sino por el contrario, tomarlo como un método de exploración y de descubrimiento. Para tales fines, se considera sumamente pertinente y útil el libro “Walskcapes” de Francesco Careri. En él se describen las distintas etapas que el recorrido como acto estético intencionado ha tenido durante el siglo XX. Podemos encontrar distintas instancias históricas en donde se ha hecho uso del recorrido con distintos fines, pero siempre con una voluntad crítica y reflexiva:
07. Grupo Dadá en la iglesia Saint Julien le Pauvre, París, Francia – Primera “visita” de una serie de incursiones hacia lugares banales u “ocultos” de la ciudad (1921)
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08. Octavilla de la primera “visita” a Saint Julien le Pauvre (1921)
La deambulación surrealista: en 1924, el grupo dadaísta organizó una incursión a campo abierto por distintas localidades del centro de Francia. Fue un recorrido de varios días y al final del mismo André Bretón escribió Le Poisson Soluble, que más tarde se convertiría en el manifiesto surrealista. La palabra “deambulación” da una pauta de lo que se entendía por “surrealismo”: un “automatismo psíquico” situado en el límite entre lo real y lo onírico. Deambular es andar sin objetivo fijo, en un estado de suspensión crítica en donde se dan riendas sueltas al pensamiento para, de este modo, surcar los territorios inconscientes de la ciudad a la espera de la revelación de una realidad otra y maravillosa. El contexto de la París burguesa e industrial, con zonas con una fuerte carga histórica y otras en constante transformación, es fundamental para entender lo que los surrealistas denominaban como “nadar en el líquido amniótico” de la ciudad, en donde todo se transforma y todo es inestable. A diferencia de los primeros recorridos dadaístas, la deambulación surrealista no compartía ese pesimismo respecto del estado actual del arte y lo urbano, sino que esperaba que mediante el estado de suspensión crítica y el errabundeo se pudiera alcanzar un estado de conocimiento de la realidad novedoso, que poco tenía que ver con la vida tradicional y burguesa de principios de siglo XX. Se confiaba en que, al igual que la mente, la ciudad ocultaba lugares inconscientes, no visibles, solo
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La visita dadaísta: se trató de incursiones urbanas hacia lugares banales de París. Comenzó en 1921 con la visita del grupo Dadá a la iglesia Saint Julien Le-Pauvre en París, en las afueras de la ciudad, rodeada de una suerte de terrain vague. Supuso un punto de quiebre ya que el arte se retiraba de las galerías para adentrarse en sitios aparentemente irrelevantes. Por otro lado, la representación de la realidad no tenía lugar, puesto que se pasaba de la representación del movimiento al movimiento en sí como acto que producía la obra de arte. Sin embargo, en estas primeras instancias las visitas eran tomadas por el grupo de forma nihilista, como una crítica hacia el arte y, en definitiva, como un modo de “antiarte”. Se producía el paso de la representación de la ciudad hacia el habitar de la banalidad. A diferencia del futurismo, la visita dadaísta no guardaba cierto positivismo respecto del futuro. Al contrario, intentaba mostrar una mirada pesimista sobre el estado urbano y del arte de ese entonces.
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apreciables en un determinado estado intermedio entre la realidad y los sueños. La internacional situacionista: después de la “visita” de Dadá y la “deambulación” surrealista, surgió un término nuevo: La derive, una actividad lúdica colectiva que no solo apuntaba a los lugares inconscientes de la ciudad, sino que también se proponía investigar, apoyándose en el concepto de “psicogeografía”, los efectos psíquicos que el contexto urbano producía en los individuos. La derive era un modo de habitar, un juego en donde se surcaban los territorios de la ciudad en contraposición a la vida burguesa del capitalismo de posguerra. Los situacionistas definían a la derive como una superación de la deambulación surrealista en tanto que el recorrido no se dejaba totalmente librado al inconsciente y al azar. La derive se planteaba como una metodología concreta de exploración del espacio urbano. Lejos de conformarse con maravillarse con acceder a una realidad soñada, el situacionismo proponía actuar sobre esa realidad mediante la creación de situaciones, es decir, acontecimientos lúdicos/urbanos. Guy Debord, en 1956, escribió “La teoría de la deriva”, en donde quedó asentado el método de la derive como una superación del surrealismo. Lo que propone ese texto es estudiar la ciudad sobre la base de itinerarios prefijados mas no inamovibles, es decir, a partir de direcciones de penetración. En este sentido, los situacionistas generaban sus propias reglas de juego para transgredirlas. En la Guía psicogeográfica de París, Guy Debord generó unos mapas que describen París como fragmentos articulados de manera errática por flechas. Con esto quiso definir la percepción de la ciudad como una serie de lugares reconocibles que “nadan” entre espacios inconscientes, líquidos, en constante cambio, lo cual siempre depende de quién observe. En este sentido, Debord habla de la “ciudad archipiélago”, esto es, un sistema
de islas que se articulan mediante los grandes vacíos de las “amnesias urbanas”. Cabe destacar que el situacionismo fue el primero de los movimientos que aquí se describen que consideró importante generar registros gráficos y cartografías que representen sus recorridos.
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10. Guy Debord, representación de París en donde los espacios consolidados se definen como islas que “nadan” y se reacomodan de manera errática sobre un soporte flexible, en The Naked City (1957)
09. Agern Jorn, reconstrucción de la ciudad en El fin de Copenhague (1957)
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suerte de nuevos monumentos que se contraponen a la acepción original del término: “los nuevos monumentos, en vez de hacer surgir en nosotros el recuerdo del pasado, parecen querer hacernos olvidar el futuro” (Careri, 2002:170). Se reconoce una realidad diferente, una “naturaleza del olvido”, un lugar de desechos. Levi-Strauss refiere a los paisajes entrópicos como lugares “calientes”, y ese nivel de “temperatura” está signado por la complejidad de la sociedad y de la actividad de la ciudad. Mientras más activa y compleja sea una urbe, mayor será la energía entrópica que produzca. En contraposición, las ciudades de menor escala o las comunidades primitivas serían puntos “fríos” que producen pocos niveles de entropía.
11. Constant, Representación simbólica de New Babylon (1969)
El paisaje entrópico: Robert Smithson, artista minimalista de New York, escribió en 1967 “Entropy and the New Monuments”, una publicación que sería la antesala de su recorrido por el río Passaic en Nueva Jersey. Smithson comenzó a señalar una realidad que estaba surgiendo en las periferias de las ciudades industriales de Estados Unidos y que hacía referencia a la obsolescencia de algunas infraestructuras y objetos de escala urbana que emulaban lo que en física se denomina “entropía” o “dispersión energética”, que es el residuo energético remanente cuando un estado se transforma en otro. Smithson afirmaba que estos objetos en desuso, estos paisajes entrópicos repletos de infraestructuras abandonadas, a los que en este escrito ya se hecho referencia como territorios vagos y áreas vacantes, conforman una Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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12. Robert Smithson, A tour of the monuments of Passaic – En la imagen se observan los “nuevos monumentos” de los paisajes entrópicos (1967)
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13. Los Monumentos del Paisaje EntrĂłpico detectados por el grupo durante el trabajo de campo.
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Transurbancia: es un concepto que se toma como recuperación de las experiencias anteriores y se reorienta buscando explorar y descubrir inesperadas relaciones entre la ciudad nómade y la ciudad sedentaria. La transurbancia es un concepto acuñado por el grupo Stalker que, desde 1995, realiza derivas urbanas en busca de este tipo de cruces y descubrimientos. Stalker pone el énfasis en aquellos sitios descriptos con anterioridad, como los lugares banales de Dadá, los sitios inconscientes de los surrealistas, el mar archipiélago de los situacionistas o los paisajes entrópicos de R. Smithson. Mediante el recorrido urbano es posible descubrir esos pliegues o estratos en donde la ciudad pasa de un estado a otro: de consolidada a difusa, de histórica a emergente, de nómade a sedentaria. No quiere decir que existan dos ciudades distintas, siempre tensionadas entre términos opuestos. Por el contrario, la ciudad es un territorio físico en donde se hallan puntos de transición: ciudad sedentaria y ciudad nómade, liso y estriado se encuentran constantemente en estado de ósmosis. 14. Stalker Group, Francesco Careri. Reconstrucción a modo de mapa de la autopista Grande Raccordo Anulare, una circunvalación que rodea la ciudad de Roma. Se pretendió mapear, mediante un recorrido de varios días, un gran espacio en continua transformación, apartado pero a la vez próximo de la ciudad consolidada (2008)
Estas formas de recorrido, si bien pertenecen a distintos períodos temporales y presentan diferencias entre sí, pueden ser retomadas con algunos puntos en común. En primera instancia, todas se interesan por aquellos sitios de la ciudad no consolidados, ya sea con una actitud pesimista o positiva, reticente o proactiva. El interés por estos sitios surge ya desde la visita dadaísta, y está relacionado con la oposición y el inconformismo respecto de la vida de la burguesía industrial capitalista de principios de siglo XX. Santa Fe no deja de presentar espacialidades similares que pueden ser abordadas mediante el recorrido urbano en los términos que aquí se plantean. En el siguiente apartado se detalla la metodología que se utilizó para llevar a cabo el trabajo de campo.
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15. Stalker Group, Francesco Careri. Reconstrucción cartográfica de un recorrido de transurbancia sobre la ciudad de Roma. En azul se identifican los lugares “inconscientes” de la ciudad o vacíos urbanos, una suerte de “mar” por sobre donde transcurre y se articula de manera subjetiva la ciudad consolidada. La línea blanca indica, aproximadamente, el recorrido realizado (1995).
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3.3. La experiencia psicofísica del espacio público como conocimiento. Consideraciones previas al trabajo de campo. A continuación, se propone una serie de consideraciones previas al trabajo de campo para, de este modo, comprender mejor la orientación de la metodología implementada y las conclusiones o directrices a las que se pretendía arribar.
3.3.1. Construcción de mapas Durante el apartado anterior se han recopilado algunos instrumentos metodológicos que pueden aportar un enfoque novedoso a la hora de avanzar en el estudio de los ya descriptos territorios indeterminados de la ciudad. Se ha retomado el concepto del recorrido como instrumento de exploración urbana, distinguiendo diferentes variables: el recorrido como visita, como deambulación, como derive y como acto de transurbancia. El trabajo de campo se orientó hacia hacer propias estas herramientas, reformularlas y aplicarlas. Como punto de partida, se propuso explorar la ciudad a partir de itinerarios preestablecidos, de líneas de recorrido que, lejos de ser inamovibles, puedan desviarse, transgredirse y modificarse. Francesco Careri, en una conferencia dictada en la universidad de Murcia, España, habla de que se debe ejercitar el andar de manera estrábica (relativo a la desviación de la línea de visual). Con esto quiere decir que un ojo debe estar puesto en el objetivo, y el otro debe estar atento a encontrar líneas de desvío y situaciones imprevistas. La exploración de lo urbano, haciendo énfasis en los espacios públicos, debe realizarse desde una perspecTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
tiva activa, más no prejuiciosa. El andar debe llevarse a cabo como instancias sucesivas de observación e indagación orientadas a captar intensidades urbanas más que relaciones o estructuras estables. La lógica que se persigue es aquella mediante la cual, a partir de un recorrido que busque captar estos instantes de intensidades, se pueda posteriormente desnaturalizar lo observado, desordenarlo y reconstruirlo para, de este modo, comenzar a descubrir diversos tipos de relaciones entre los elementos que difícilmente puedan ser percibidas a partir de generalizaciones reduccionistas. Es decir, el trabajo de campo está orientado hacia lo fenomenológico, hacia una realidad que se nos presenta desordenada, caótica y, en una primera instancia, casi inaccesible. Se propone ensayar el recorrido como forma de relevación intensa y dinámica y que permita generar una gran densidad de información de diversa índole (experiencias, registros fotográficos, registros escritos, etc.) susceptible de ser, posteriormente, analizada, reformulada y reconstruida. Si se habla, entonces, de salir a relevar y explorar una realidad dinámica y que se escapa de categorías estáticas, es poco probable que se puedan generar descripciones que engloben principios o leyes generales y constantes. En este sentido, el grupo reconoce que solo es dable acceder a instancias de conocimiento sobre un determinado estado de lo urbano, es decir, realizar registros y conceptualizaciones abiertas sobre una determinada realidad en un momento temporal dado. Esto, que en principio parece una debilidad metodológica, en realidad puede ser un gran aporte a la hora de entender el “mapeo” sobre el espacio urbano y sobre los espacios públicos. Se puede considerar la ciudad, desde el punto de vista físico, como un hecho concreto, normado, reglado, etc. Es posible obtener registros de su dimensión física, en un momento determinado, mediante distintos métodos, como pueden ser planos
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catastrales actualizados, imágenes satelitales o bien una fotografía aérea. Mediante estas técnicas es factible construir “mapas fijos” de la ciudad, representaciones sobre el estado actual de lo urbano en el orden físico. No es posible, por el contrario, o al menos con estos métodos, establecer cartografías o representaciones que den cuenta de los estados de relación entre dicha dimensión física, las prácticas sociales y los significados culturales, en gran medida porque estos atributos de lo urbano están siempre en continuo cambio. Existen situaciones eventuales, manifestaciones, deterioros, violencia, y demás factores que siempre alteran, pervierten o incluso violentan los estados de relación entre formas, usos y significados; más aún en los lugares con altos niveles de indeterminación, mucho más volátiles y sensibles a sufrir transformaciones. Solo es posible aspirar a la construcción de “mapas móviles”, registros y representaciones que den cuenta de un determinado tiempo y lugar. La experiencia de la transurbancia será, en este sentido, siempre disímil, ya que en la misma se intenta contemplar todo (sensaciones, acontecimientos, estados de ánimo, estados climáticos, etc.), no solo el orden físico. Se toma la transurbancia como una experiencia psicofísica sobre el espacio urbano que permite la generación de mapas móviles. Son varios los autores que, alineados con esta postura frente a la dinámica y la indeterminación de lo urbano, han propuesto como vías potables la construcción de mapas. Manuel Gausa, en su tesis doctoral “OPEN: Espacio, tiempo e información”, afirma que en un momento en donde las informaciones y los intercambios tenderían a multiplicarse y a diversificarse resulta más útil explorar que describir, cruzar y entrecruzar más que clasificar, relacionar antes que sintetizar. Estamos ante lo que el autor define como lógicas abiertas, en contraposición a las lógicas cerradas de la modernidad. Promueve una lógica más compleja, que se gesta a
partir de los años 60 con la filosofía posestructuralista de Deleuze, Guatari, Derrida, Foucault, entre otros. Una lógica compleja, operativa, abierta, interactiva, reactiva, relacional, múltiple, irregular, etc. y que desarrolla sistemas complejos antes que objetos depurados. Surge de la necesidad de estudiar los cambios en la concepción del espacio, que pasa de ser estático a ser dinámico, relacional, evolutivo e interactivo. Este nuevo contexto genera experiencias que deben ser estudiadas a partir de la implementación de nuevos dispositivos capaces de abordar esa dimensión compleja, sin reducirla o simplificarla. El mapa, entonces, aparece como una estrategia para captar y relacionar variables de una realidad compleja e indefinida y que puede aportar vías de exploración que no requieran de reduccionismos. Mapas de exploración y de acción, no como cartografías descriptivas sino como registros y reconocimientos de vías y tramas abiertas, de relaciones entre agentes que nada tienen de acabado o de estables. En este sentido, el mapa como aquí se lo considera es una simulación estática de procesos dinámicos y evolutivos y representa formas y procesos a la vez. El mapa no se concibe como una cartografía que describe dimensiones físicas de estados de lo urbano. Es un registro que, a lo largo de esta investigación, adquiere diversas maneras de presentarse, ya sea como listas de elementos relacionados, como mosaicos de fotografías intercambiables, como collages de intensidades urbanas, etc. Son mapas porque, precisamente, intentan poner de manifiesto, con diferentes estrategias narrativas, estados de relación entre elementos y variables. Muestran agenciamientos y vinculaciones abiertas antes que categorías estables.
tar, aislar y reordenar o reconstruir. También se toma el mapeo como forma de relevamiento multicapa que aúna intereses de diversos colectivos sociales, tal es el caso del Chora Group, que se vale de dichos instrumentos para generar complejos e intrincados registros sobre determinadas realidades urbanas que permiten realizar una apertura en las instancias de diseño.
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16. OMA-Rem Koolhaas, diagrama multitarea para el proyecto de reestructuración urbana en Yokohama, Japón (1992).
Josep Montaner, en “Del diagrama a las experiencias: hacia una arquitectura de la acción”, entiende el mapeo como lo entendieron los situacionistas, es decir, como instrumento alternativo de registro de una realidad no del todo visible y en transformación. Nunca es definitivo, siempre es susceptible de completarse. En ese libro cita a James Corner, arquitecto y urbanista británico líder del grupo Field Operations, que ha estado a cargo de importantes proyectos como el “HighLine” de Nueva York (junto a Diller & Scofidio) o el diseño de la villa olímpica de Londres 2012. Corner afirma que existen tres etapas para el mapeo: Delimitar el campo y las reglas de juego (de una manera similar a la que se describía con los situacionistas); extraer, aislar o desterritorializar las partes y los datos; representar las relaciones y las “reterritorializaciones” de las partes. Se observan entonces tres etapas claves para la generación de mapas estratégicos: delimi-
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17. James Corner & Field Operations, mapeo sobre especies vegetales en una región en The Agency of Mapping; Speculation, Critque and Invention (1999)
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3.3.2. Espacio nómade/ sedentario – liso/estriado
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18. Chora Group, mapeo sobre actividades y usos circundantes para proyecto de un puente sobre una autopista en Viena (2004)
La construcción de mapas estratégicos sobre determinados sectores urbanos es una herramienta útil a la hora de intentar hacer aprehensibles ciertas dinámicas sobre la experiencia de lo público. No se pretende mostrar una cartografía acabada sino esquemas abiertos, que puedan ser completados, ampliados o redireccionados. Son herramientas para decir cosas sobre la ciudad, son mapas que pueden ser leídos de distintas formas, de los que se pueden extraer diversas asociaciones y conclusiones y que admiten ser la simulación física de un proceso abierto y cambiante, de un determinado instante intenso de experiencia corporal sobre el espacio.
19. Chora Group, mapeo sobre actividades y usos circundantes para anteproyecto en Knokke-Heist, Bélgica (2008)
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Recorridos y configuraciones de mapas móviles son la base sobre la cual se sustenta el trabajo de campo, el cual intenta adentrarse en los territorios de la indeterminación para comenzar a aprehender ciertas lógicas y dinámicas de la ciudad distópica. Como se detalla más adelante, las líneas de recorrido que se han implementado tienen en común dirigirse desde el centro hacia las periferias, lo cual resulta sumamente interesante a la hora de vislumbrar los desplazamientos y vaivenes que se producen entre términos dialécticos, como las nociones de espacio nómade y espacio sedentario. En “Walkscapes”, Francesco Careri afirma que tanto el espacio nómade como el sedentario se encuentran presentes en estado de ósmosis, es decir que se interpenetran. El nomadismo es un espacio del andar que construye una espacialidad en donde la relación con el suelo es efímera y solo demarca el territorio con unos trazos que se desdibujan y se borran con el tiempo, que no son permanentes. El espacio nómade es el de la indeterminación, en el que formas físicas, prácticas sociales y valoraciones culturales no establecen unidades definitivas de sentido. Es un espacio en donde los significados discurren por un soporte flexible que no establece relaciones estables e inmutables con el territorio que las sustenta. La ciudad nómade, entonces, es aquella en donde predomina el vacío. Es el propio recorrido constante, un lugar de errabundo. Careri afirma: “No es la estela de un pasado (una huella) sino un presente que ocupa, de vez en cuando, segmentos del territorio” (2002:42). El espacio nómade, dicen Gilles Deleuze y Felix Guatari en “Mil mesetas”: capitalismo y esquizofrenia, es el espacio de lo liso. Liso no quiere decir “homogéneo”, sino que es un espacio amorfo e informal, es la variación continua, el desarrollo continuo de la forma.
Se encuentra mucho más ocupado por acontecimientos que por cosas “formadas”, es decir, está ocupado por las intensidades, las mismas intensidades que se pretenden experimentar con la implementación del recorrido y que se mencionaban anteriormente. En la ciudad, el espacio nómade estaría representado por los territorios de las periferias, en donde la percepción deja entrever un estado de las cosas que no es permanente, sino que, por el contrario, puede cambiar o mutar en cualquier momento. Son espacios que se surcan de manera errática, en donde los usuarios generan sus propios itinerarios y en donde nada esta prefijado de antemano. El nomadismo recuerda la definición de paisajes entrópicos de Levi-Strauss como puntos “calientes”, de elevada temperatura, en donde la agitación de partículas es mayor, siendo más sensible hacia la transformación y la mutación.
espacio urbano. Lo sedentario estaría representado por la ciudad histórica, en donde la acumulación de significados, sus edificios históricos, las tradiciones, los sitios significativos, las prácticas sociales, etc., hacen que se perciba un espacio de difícil transformación, ya determinado y casi inmutable. Lo estriado remonta a los puntos “fríos”, sitios de baja temperatura en donde la agitación de partículas es prácticamente nula.
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20,21,22. Fotografías satelitales de distintos espacios vacantes (públicos y no públicos) surcados de manera “nómade”. (Google, 2016)
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El sedentarismo es el espacio del estar, de la pura determinación, en donde la relación con el medio es profunda, casi violenta, en el sentido de que deja sobre el suelo marcas muy difíciles de borrar o modificar. En el espacio sedentario, las formas, usos y significados han establecido a lo largo del tiempo asociaciones más estables. Son los grandes lugares simbólicos, los monumentos, los grandes sistemas de espacios públicos y las instituciones. En el espacio sedentario, los significados parecen encontrar momentos de relativa estabilidad y permanencia. La ciudad sedentaria es aquella en donde predomina lo lleno por sobre el vacío, en donde todo está pautado y delimitado. Si en el espacio nómade la ausencia de puntos de referencia estables hace que el sujeto deba construir para cada paso su propio mapa, en el espacio sedentario se deja lo menos posible librado al azar la demarcación de los itinerarios. Deleuze y Guatari afirman que el espacio sedentario es el espacio estriado, caracterizándose por ser rítmico, pautado y hasta guionado. Afirman que la urbe seria, entonces, el arquetipo de lo estriado, en la medida en que define, demarca y pauta las conductas en el
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18,19,20. Fotografías satelitales de distintas plazas del microcentro de la ciudad de Santa Fe. En ellas se observa la demarcación y el alto nivel de determinación (formal, funcional, simbólica) que caracteriza a la ciudad sedentaria (Google, 2016) Sin embargo, a pesar de que pareciera que existe una diferencia radical entre nómade y sedentario, entre liso y estriado, esto no es necesariamente así. Ambas nociones conviven dentro de la ciudad, y solo se pueden explicar en base a las retroalimentaciones y desplazamientos que se producen desde una hacia otra. Deleuze y Guatari afirman que lo liso tiende a lo estriado; los grandes vacíos tienden a ser surcados y demarcados, a estriarse. Del otro lado, lo sedentario siempre está supeditado a líneas de fuga que perturban el orden estable de las cosas y lo devuelven hacia lo liso. En las periferias, los transeúntes atraviesan los grandes espacios vacantes, estriando el espacio y demarcándolo, al margen de que esas marcas sean provisionales y fácilmente modificables. En los centros urbanos, los indigentes duermen en las plazas, se llevan a cabo manifestaciones, se producen hechos de violencia, o apropiaciones “indeseables”. Es decir que liso y estriado son estados de las cosas, que pueden revertirse, imbricarse y yuxtaponerse. Francisco Careri, en Walkscapes, ofrece una metáfora interesante que puede ayudar a entender estos instantes de pliegues en donde el espacio nómade pasa a ser sedentario y viceversa. En el Sahara, la franja en donde el desierto comienza su transición hacia la sabana sudanesa en el sur se denomina “Sahel”, que en árabe significa “orilla” o “borde”, y era el lugar de intercambio entre los agricultores y los pastores (sedentarios y nómades): “El Sahel cumple exactamente esta función: es el borde de un desierto donde se integran el pastoreo nómade y la agricultura sedentaria, formando un margen inestable entre la ciudad sedentaria y la ciu-
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dad nómade, entre el lleno y el vacío” (Careri, 2002:39). El espacio urbano, de este modo, se entiende como un territorio de pliegues, de estratos, de franjas intermedias, en donde lo liso deja paso a lo estriado y viceversa. Explorar mediante la transurbancia es recorrer estos sitios intermedios, de transición, que permiten descubrir situaciones muy interesantes. A lo que se asiste cuando se realizan este tipo de experiencias que van desde el centro hacia la periferia es a un recorrido coincidente con líneas de fuga multidireccionales, por aleatorias, que, de cierto modo, dejan entrever ciertas lógicas de la ciudad contemporánea en tanto productora de residuos entrópicos, esto es, como proceso que genera fuerzas “expulsoras” de flujos antes que una extensión urbana planificada. Es un viaje desde lo consolidado hacia lo incierto. También es invertir la lógica de la observación de fenómenos urbanos, ya no desde lo fijo hacia lo móvil (o desde el lleno hacia el vacío), sino pararse en el vacío para preguntarse: ¿Qué es lo fijo? ¿Cuál es el lleno y cuál el vacío? Es situarse en el líquido amniótico al que referían los surrealistas, que es el soporte sobre el cual la ciudad genera sus procesos de metabolismo. Es explorar la “ciudad archipiélago” que propone Guy Debord, una ciudad que se recompone solo con fragmentos de sentido, que se articula mediante un mar nómade y lugares inconscientes. Es atravesar el Sahel, los pliegues, y los quiebres que son ilustrativos de estos procesos complejos.
3.3.3. Estructura raíz / sistema rizoma
26. Esquema en forma de árbol o “sistema raíz fasciculada” de los espacios públicos en torno al casco histórico de la ciudad de Santa Fe. Se aprecia la relación de jerarquía y centralidad que establece la plaza 25 de Mayo con los espacios públicos y las instituciones aledañas.
Resulta interesante, considerando lo anterior, abordar la ciudad a partir de conceptualizaciones más abiertas, intentando reconocer problemáticas complejas y no tratando de reducir o simplificar. Es importante asumir esta ciudad escindida como un estado de lo urbano complejo, intrincado, emergente y cambiante. Cualquier simplificación de dicho estado significaría desperdiciar nuevas oportunidades y nuevos enfoques que redireccionen el sentido del proyecto urbano/arquitectónico hacia la generación de espacios flexibles e intensos, de articulación social, de puntos de encuentro, de cruces de caminos y de situaciones. Ya se han analizado algunas teorizaciones de la ciudad que la conciben como totalidad, es decir, como una estructura que articula formas, usos y significados en unidades coherentes de sentido. De este modo, la ciudad deviene en árbol, en un sistema jerárquico estructurado por principios rectores. Deleuze y Guatari en Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, denominan a esta idea que describe procesos de forma arborescente como sistema raicilla o sistema raíz fasciculada. En estos modelos, dicen los autores, cualquier raíz secundaria siempre supone un punto de retorno hacia una raíz principal o “pivote” que determina las relaciones entre las partes y el todo. Así, podrían existir sistemas raíz más complejos, con raíces secundarias más numerosas y desperdigadas, pero siempre encontrarán su retorno hacia el pivote principal. Son sistemas que se multiplican y evolucionan, pero solo hasta cierto punto, en tanto responden a un principio rector: “Siempre que una multiplicidad este incluida en una estructura, su crecimiento queda compensado por una reducción de las leyes de combinación” (1997:12). Trasladado al campo de lo urbano, siempre que se considere la ciudad como árbol se podrán establecer descripciones como las que se muestran en la imagen que consignamos aquí
26. En ella, los sistemas de espacios públicos quedan determinados por centralidades que establecen relaciones de jerarquía con el medio urbano, generando topologías discernibles y claras, es decir, estructuras. Sin embargo, como se ha visto en el Capítulo 1, el mundo ha perdido sus centros de producción de sentido, esto es, su/s pivote/s. Pensar en la ciudad como árbol es reducirla a una serie de relaciones estables que pueden ser relativamente fáciles de descubrir e interpretar. Esto no siempre es así, y resulta más pertinente comprender la ciudad como un rizoma antes que como una estructura arborescente. En el rizoma, cualquier punto puede ser conectado con otro, incluso aunque sean elementos heterogéneos. Existe, entonces, un principio de multiplicidad y de hiperconectividad en donde no hay unidades que sirvan de pivote, sino que el sistema cambia de naturaleza continuamente: no hay puntos de certidumbre
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total, solo líneas. Estas líneas atraviesan los rizomas y los desestabilizan, los multiplican o los redireccionan. Deleuze y Guatari denominan a esta cuestión como “principio de ruptura significante”: “Todo rizoma comprende líneas de segmentaridad según las cuales está estratificado, territorializado, organizado, significado, atribuido, etc.; pero también líneas de desterritorialización según las cuales se escapa sin cesar” (1997:15). El rizoma rehúye de estabilidades, se compone de momentos, de estados de estratificación que solo se acomodan para desacomodarse y reacomodarse. Considerar la ciudad como rizoma es entenderla en su dimensión más compleja e inestable. En los paisajes entrópicos de las periferias, las relaciones entre los distintos elementos que componen la experiencia de lo urbano y de lo público rara vez encuentran vínculos estables u horizontes de certidumbre compartidos. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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Son lugares no jerárquicos, estados de lo urbano que, a veces, se conjugan para ofrecer instantes de estabilidad, pero que enseguida se desdibujan y se reordenan. Pero no solo los grandes territorios nómades de la periferia reflejan esta configuración. En la ciudad sedentaria, que a priori pareciera que podría ser abordada e interpretada desde una estructura arborescente, también existen líneas de fuga que la desterritorializan y la desestabilizan. Son espacios históricos, que ofrecen mayor resistencia a los cambios profundos pero que, sin embargo, están continuamente experimentando transformaciones, sobre todo desde el punto de vista de las prácticas sociales. Como ya se ha analizado, la ciudad tradicional es espectadora de cómo sus espacios son continuamente redefinidos y reapropiados. Es escenario de manifestaciones, de episodios de violencia, de indigentes en las plazas, de actos vandálicos, de acontecimientos que desterritorializan lo que, aparentemente, es una topología estable. No se debe, entonces, cometer el error de considerar las periferias y el centro como lugares antagónicos. Liso y estriado, árbol y rizoma, se expresan en ambos de distinta manera. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
27. Esquema de forma indeterminada representando las posibles relaciones entre espacios vacantes en el noroeste de la ciudad de Santa Fe. Se observa que los espacios públicos no presentan vínculos estables o determinados entre sí, y no existen relaciones de jerarquía entre los mismos.
Como se verá más adelante, la noción de rizoma resulta fundamental para pensar en una arquitectura del acontecimiento, en los términos en que la propone Ignasi de Solá-Morales. Si se exploran los espacios públicos de la ciudad como rizoma, se advertirá que los vínculos que pueden establecerse entre ellos siempre estarán definidos por un instante y un sentido de la oportunidad y del tiempo. Son vínculos posibles, pueden existir o no; pueden ser una serie de lugares que funcionen como sistema o bien enclaves autosuficientes y sobredeterminados. Los espacios se relacionarán a partir de momentos de intensidad, de acontecimientos y eventualidades, de cruces entre temporalidades. La producción del lugar o la producción del sentido se darán no desde la develación de un genius loci, de relaciones permanentes que esconden los lugares y que deben ser develadas y puestas de manifiesto, sino como la producción del acontecimiento, un punto de fijación dentro del caos y la complejidad de la contemporaneidad.
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3.3.4. Síntesis Se ha intentado explicar con qué conceptos-base se ha salido a recoger nuestra experiencia sobre el espacio público de Santa Fe. Como se vio, son instrumentos y teorizaciones que intentan mantenerse abiertos. No son categorías físicas o una taxonomía. Son herramientas metodológicas y conceptuales que pueden ayudar a poner el énfasis y a estar expectantes sobre procesos dinámicos de la ciudad. Construcción de mapas o cartografías “móviles”, explorar lo nómade, lo sedentario y los pliegues entre los mismos, lo liso y lo estriado, los desplazamientos entre estructuras árbol/raíz y rizomas, son los insumos básicos con los cuales se ha salido al encuentro de experiencias propias sobre la ciudad. Esto no quiere decir que el grupo no haya estado abierto a encontrar otro tipo de relaciones o variables en el espacio público. Como se verá en el trabajo de campo propiamente dicho, los descubrimientos y las exploraciones han arrojado conclusiones de todo tipo: acerca del rol del espacio público como lugar de encuentro, como soporte para las demandas sociales, como instrumento de participación, como soporte de disputas territoriales y políticas, como brecha o borde urbano, como traducción directa de la agenda mediática, como lugar de memoria, como lugar de olvido, como sitio indeterminado, etc. Precisamente, construir mapas abiertos sobre el espacio público es estar expectante a otro tipo de descubrimientos que pueden ser reunidos en cartografías y diagramas que articulan elementos heterogéneos y los ponen en relación.
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28. Interior de “La Redonda”, en el Parque Federal de la ciudad de Santa Fe. El edificio fue recuperado como gran soporte flexible de acontecimientos y eventos variados. En la imagen se observa una exposición interactiva para niños compuesta de hilos y telas.
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3.4. Descripción del trabajo de campo. Transurbancia y exploración en la ciudad escindida A continuación, nos introduciremos en el desarrollo de la investigación propiamente dicha. Se describirán las distintas instancias del trabajo de campo, explicando y referenciando las actividades llevadas a cabo y las conclusiones y conceptualizaciones de cada etapa.
3.4.1. Primeras aproximaciones. El transporte público y su pertinencia metodológica Santa Fe, como caso de estudio particular, presenta determinadas características que la hacen un ejemplo pertinente para la exploración de los conceptos y las metodologías que aquí se intenta poner en práctica. En primera instancia, es una ciudad de escala media con 391.231 habitantes (httpfs://goo.gl/NzcW7P) según el censo del año 2010. El ejido municipal abarca, aproximadamente, unos 12 km de largo por unos 8 km de ancho en su mayor dimensión. Presenta una marcada precarización hacia el oeste y noroeste, una fuerte concentración de la renta en el microcentro (entre bulevares), problemas relativos a la congestión vehicular, a las condiciones ambientales, al vandalismo sobre espacios públicos, etc. También posee uno de los índices de homicidios más altos del país, en gran medida debido a los problemas inherentes al narcotráfico que se instala en las periferias. Demás está mencionar la cuestión de las inundaciones, que aún hoy persisten luego de importantes catástrofes hídricas como las de 2003 y 2007. No hay dudas de que nos situamos en una ciudad con problemáticas muy complejas y similares Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
a muchas otras en el contexto latinoamericano, lo cual la hace un objeto de estudio sumamente interesante para investigar. Sin embargo, abordar Santa Fe en su totalidad es algo que excede el alcance y las posibilidades de esta investigación. Frente a este contexto tan amplio y, aparentemente, inabarcable desde un trabajo de tesis, se comenzó por dar los primeros pasos al salir a explorar la ciudad y abordar distintas líneas de colectivos urbanos. Si se retoman las instancias del mapeo propuestas por James Corner, estaríamos situados en la primera instancia de plantear las reglas de juego. De este modo, la primera condición o regla era tomar líneas del transporte público colectivo que vayan desde el centro hacia la periferia y que recorran la mayor distancia posible. Se contemplaron estos recorridos como vectores, como líneas de direccionalidad que atraviesan diversas situaciones urbanas, asimétricas y contrastantes, para adquirir una primera toma de contacto. Cabe marcar aquí algunas diferencias con la transurbancia que propone Stalker. Las derivas que propone este grupo se realizan a pie, surcando diferentes territorios de la ciudad que se consideran inciertos, indeterminados o amnésicos. Se decidió reformular la metodología y emplear el colectivo como primera aproximación porque se estima que tiene ciertas virtudes de implicancia práctica. Primero, permite recorrer, en un período de tiempo relativamente corto, grandes líneas de extensión a lo largo de la ciudad, con lo que es posible observar situaciones y condiciones urbanas muy disímiles. Si se busca detectar intensidades urbanas, como se explicó anteriormente, resulta muy conveniente la velocidad con la que este medio de transporte realiza sus itinerarios. Es decir, es una velocidad que no es vertiginosa pero tampoco es lenta; es un estado intermedio. Esto permite poder percibir rápidamente estas intensidades sin dejar tiempo para pensar en demasía. Caminar incita a detenerse y reflexionar, y la idea de esta primera aproximación era obtener informa-
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ción densa e intensa sobre el espacio público, a la manera de un primer pantallazo, como si se tratase del tráiler de una película. Esta velocidad obliga a tener capacidad de síntesis, a relevar sólo aquello que salta notablemente a la percepción como imágenes fugaces. Más adelante se tendría la oportunidad de reconstruir los recorridos, de volver una y otra vez a explorarlos. Por el momento, y en una primera instancia, andar en colectivos resultó sumamente práctico a la hora de poder dar los primeros pasos en el reconocimiento de la ciudad. Como se muestra en la imagen, se eligieron los recorridos de las líneas 5 y 11, ya que, estratégicamente, permitieron cubrir un amplio espectro del territorio, en especial en el noroeste. Estas líneas de exploración se propusieron como orientadoras, pero no fueron inamovibles. Por el contrario, el planteo de líneas de recorrido siempre invita al desvío, a adentrarse en otras zonas que no eran las planteadas en un principio. A su vez, esta primera actividad consistió en anotar a mano todo lo que se pudiese observar durante el recorrido. Con “todo” se hace referencia a que nada debía quedar fuera de estas listas, es decir, se contempla aquello que es aprehensible mediante la percepción, como infraestructuras y estados de las mismas, sensaciones, atmósferas, sentimientos, olores, acontecimientos, actividades, etc. La experiencia de lo público, se cree, no puede concebirse desde descripciones en forma de capas independientes. Mapear el espacio público es reconocerlo en toda su dimensión fenomenológica, ya que las experiencias que se puedan obtener de él devienen en gran parte de la conjunción de elementos heterogéneos puestos en relación en un instante determinado. Lo que se obtuvo, al finalizar esta primera instancia, fueron listas sumamente densas en información y datos que, a priori, resultaban difíciles de relacionar.
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29. Plano de la ciudad con los recorridos de las líneas de transporte público utilizadas para la exploración urbana. En línea continua se muestran los itinerarios y en línea punteada los desvíos realizados por el grupo.
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30, 31, 32. Fotografías sobre uno de los puntos de arribo de la experiencia de recorrido en transporte público. Se observa la parada de la línea 11 en el barrio de viviendas sociales “Altos de Noguera”.
3.4.2. Mediciones y superficies. Análisis cuantitativo
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En una primera instancia, resultó pertinente y útil a los efectos de la investigación comenzar a desmenuzar los recorridos en términos cuantitativos. Fue necesario reconstruir los itinerarios planteados y volver a reflexionar una y otra vez sobre lo experimentado y lo producido. Se comenzó, entonces, por dividir los recorridos en etapas; etapas que responden a estados de lo urbano que permiten englobar y generalizar una determinada área, sobre todo por densidad de tejido y el tipo de usos. Así, se pudo arribar a una primera y muy rudimentaria clasificación, que solo tenía el propósito de poder comenzar a analizar, cuantitativamente, algunas dimensiones y superficies relativas a los espacios públicos detectados. Fue una primera división a efectos prácticos para poder hacer algunas consideraciones sobre datos numéricos. Este primer trabajo estuvo orientado a intentar relacionar algunos datos de superficie con los conceptos que se utilizaron para salir al encuentro de la experiencia de lo público. Surgieron algunos interrogantes como: ¿Existe alguna correlación entre datos meramente cuantitativos y conceptos tales como nomadismo y sedentarismo? ¿La ciudad que se escinde puede ser observada en sus procesos mediante relevamientos
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y mediciones de superficies? ¿Qué aportan estos datos a los efectos de la investigación y de los objetivos que en ella se proponen? Como se verá en las conclusiones extraídas, explorar los estados actuales de lo urbano en el orden físico y cuantitativo se relaciona de manera directa con algunas conceptualizaciones inherentes al espacio público que se intentan desarrollar en el presente trabajo. Hechas estas salvedades, resta explicar la metodología empleada en esta primera reconstrucción de los recorridos implementados. Se determinó una cierta área de influencia de unas tres o cuatro cuadras a la redonda de la línea de recorrido planteada. Se consideró que los espacios públicos abarcados en esta área serían considerados como parte del recorrido y, por ende, debían ser relevados. También se incluyeron las manzanas abarcadas por los desvíos. Luego se dividió el itinerario por etapas, las que respondieron a fines organizativos y prácticos y de ninguna manera deben tomarse como taxativas sino solamente como orientativas. Así, se intentó poner en relación las distancias de los recorridos con los metros cuadrados de espacios públicos consolidados. Cruzar este tipo de datos permitió obtener una densidad, es decir, una relación entre metros cuadrados y metros lineales. A modo de gráficos de barras, se presentan a continuación las mediciones realizadas sobre los recorridos.
3.4.2. a) Recorrido Línea 5 ETAPA I: la distancia del recorrido de esta primera etapa resulta de 1495 m y correspondería al recorrido sobre el barrio “Sur” de la ciudad, barrio con una alta significación histórica y simbólica. Por eso no resulta extraño que, dentro de estos 1,49 km, se puedan observar numerosos espacios públicos con un alto nivel de determinación (simbólica, histórica, funcional, etc.). Se encuentran 7 espacios (plazas, plazoletas y parques) con una superficie total de 339.280 m², que suponen una densidad de 226,94 m²/m, esto si se tiene en cuenta la superficie del lago del Parque del Sur, lo cual se cree conveniente ya que en el mismo se desarrollan actividades deportivas. El promedio de superficie de los espacios públicos oscila entre los 6000 y los 12000 m² de superficie, exceptuando el Parque Manuel Belgrano, que alcanza una importante dimensión que supera los 250.000 m². Se observa, entonces, una importante consolidación de los espacios que se relevan en esta primera etapa del recorrido. Todos se encuentran identificados y poseen equipamientos que, en mayor o menor estado de conservación, permiten una apropiación por parte de los usuarios. Es una zona en donde plazas, plazoletas y parques, en relación de proximidad, permiten imaginar al espacio público como un sistema, como una sucesión de lugares que generan itinerarios y que se retroalimentan entre ellos. Esta cierta continuidad se expresa, sobre todo, en las sinergias que genera el Parque del Sur junto con otros espacios (Plaza de las Tres Culturas, Plazas Aramburu, Cd. del Rosario, etcétera). ETAPA II: se continúa dentro de los márgenes del centro de la ciudad, por lo que se encuentran similitudes con la Etapa I del recorrido, a pesar de que aquí el tejido residencial convive más intensamente con la actividad comercial. La distancia recorrida que supone esta etapa es de 2556 m y se extiende hasta la intersección entre Av. Freyre y Bv. Pellegrini, atravesando casi en su totalidad el microcentro santafesino. Dentro de cierto “caos” metropolitano, se encuentran 8 espacios públicos consolidados
con una superficie total de 278.792 m², lo que arroja una densidad por m lineal de 109,07 m²/m, sustancialmente menor que la de la primera etapa. Aun así, las características de estos espacios son similares, destacándose por contar con infraestructuras y equipamientos con un buen estado de conservación en líneas generales. Las superficies son algo más irregulares que las de la Etapa I, oscilan entre los 2000 y los 12.000 m², a excepción del Parque Juan de Garay, que supera los 200.000 m². Todos los lugares públicos relevados cuentan con un alto nivel de consolidación y varios fueron refaccionados hace relativamente poco tiempo, como la Plazoleta Fgta. Sarmiento (frente al Teatro 1° de Mayo), la explanada del Palacio Municipal o el paseo Ana Ma. Acevedo (frente al Hospital J. Iturraspe). ETAPA III: se define por ser de uso fuertemente comercial, con un tejido que deja espacio a lotes de mayor superficie, por lo que comercios como talleres, concesionarios, depósitos de materiales, mayoristas, son los que predominan. Con solo cruzar Bv. Pellegrini y continuar por la Av. López y Planes se aprecia un cambio en la percepción del espacio urbano. Esta suerte de “quiebre” perceptivo se traduce también en los datos cuantitativos que se analizan en este apartado. Primero, porque se encuentra la misma cantidad de espacios públicos medianamente consolidados que en la Etapa II pero en una distancia de recorrido sustancialmente más extensa, de 5817,31 m, que abarca las avenidas López y Planes y Blas Parera. Como dijimos, se encuentran 8 espacios públicos que suponen una superficie total de 32.568 m² y una densidad de 5,54 m²/m. Esta cifra está muy por debajo de las instancias anteriores, sobre todo si consideramos que la etapa en cuestión supone una gran extensión. Ninguno de los espacios relevados supera los 10.000 m² y el espacio de mayores dimensiones es la Plaza Isabel la Católica, en donde, sin embargo, la mayor parte de su superficie se encuentra destinada a estacionamiento. Mientras nos adentramos más hacia el norte de la ciudad, los espacios públicos consolidados son menos constantes y comienzan a aparecer intervenciones más indeterminadas, como playones o espacios verdes sin identificación.
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ETAPA IV: por calle Beruti se avanza en la última etapa de este recorrido y se continúa por Av. 12 de Octubre hasta calle Coronel Loza, en el extremo noroeste de la ciudad. Con esfuerzo, se pudieron detectar 4 espacios que son públicos. En esta instancia, las dificultades a la hora de reconocer lo público son mayores debido a los altos niveles de indeterminación y a la gran presencia de espacios “libres” o vacantes. A su vez, se dificulta nombrar o clasificar los espacios que se identificaron como públicos, ya que difícilmente puedan definirse como plazas, parques, plazoletas, etc. La denominación más pertinente que encontramos es la de espacios públicos abiertos, para diferenciarlos de aquellos espacios libres o vacantes que no necesariamente son públicos pero que son usados como tales. Entonces, se reconoce un total de 4 sitios públicos que suponen una superficie de 26.984 m². Esto, dividido los metros lineales de recorrido, arroja una densidad de 8,02 m²/m, ligeramente mayor a la de la anterior etapa pero muy por debajo de las densidades obtenidas en el centro de la ciudad. Se encuentra entonces una primera deficiencia y es la de −simplemente− una falta significativa de metros cuadrados de espacios públicos consolidados para ofrecer a la comunidad. Sin embargo, éste no es el único problema. Se debe avanzar hacia problematizar el espacio público en los contextos de indeterminación no solo por la falta del mismo sino por lo que ofrecen a la sociedad y las actividades que posibilitan o potencian. Por ejemplo, dos de los espacios relevados corresponden a playones o potreros que, a medida que nos alejamos del centro de la ciudad, comienzan a ser la principal intervención, en especial por parte de la Municipalidad. Estos espacios de recreación, contrariamente a lo que podría pensarse, representan importantes focos de intensidad de usos y son fuertemente apropiados por los habitantes de los barrios. No se deben confundir, entonces, espacios consolidados con espacios de uso restrictivo. Resulta interesante pensar en el espacio público como posibilitante y potenciador de prácticas sociales emergentes y flexibles y no como un espacio que las restringa.
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3.4.2. b) Recorrido Línea 11 ETAPA I: la distancia del recorrido es de 3753 m (desde el comienzo en calle 9 de Julio hasta Juan del Campillo). Dentro de esos 3,75 km se encuentran 10 espacios públicos (plazas, plazoletas y un corredor verde), con una superficie total de 104.197 m² que, divididos entre la longitud del trayecto, arrojan una densidad de superficie de espacios públicos de 27,76 m²/m. Las características de estos espacios son similares entre sí: la totalidad de los sitios relevados posee un alto nivel de consolidación (nombre propio, historia, equipamiento urbano, trazados y caminos delimitados, buen estado en general, arborización abundante), y uno de ellos (el Parque Alberdi) se halla en estado de construcción/remodelación. Además, los espacios registrados poseen una superficie promedio de entre 10.000 y 15.000 m², desplazándose de este rango la Plaza de las Tres Culturas con una superficie mayor de 20.000 m² (contando edificios históricos situados en ella). Con estos datos se obtiene la conclusión de que, en esta primera etapa, hay una cantidad importante de espacios públicos pero de dimensiones más reducidas. Esto seguramente se debe a que nos encontramos situados en la ciudad tradicional, histórica, sedentaria, la cual debido a su tejido compacto y consolidado se resiste mucho más a los grandes saltos de escala (exceptuando el Parque Gral. Manuel Belgrano que, dado el trazado del recorrido, no figura en estos registros). De este modo, las grandes plazas (25 de Mayo, San Martín, etc.) tienen la dimensión de una manzana entera y un alto nivel de consolidación histórica y simbólica. Se advierten, también, diversas plazoletas de dimensiones más reducidas (Blandengues, Gral. López, Teatro Municipal 1° de Mayo). ETAPA II: sobre una distancia de recorrido que abarca unos 3983 m (desde la Av. Aristóbulo del Valle hasta calle
Espora), se encuentran 3 parques públicos (W. Escalante, ex Botánico y el Parque Federal), con una superficie total de 322.513 m². Dichos datos arrojan una densidad de 80,97 m²/m lo cual, a simple vista, es un número sustantivamente mayor que el de la primera etapa relevada. Esto seguramente se deba a que, a medida que nos alejamos de los centros urbanos consolidados, la trama urbana permite variaciones mayores de superficie, principalmente a causa de las viejas infraestructuras que hoy en día, y a lo largo y ancho del mundo, están siendo reutilizadas para fines culturales y recreativos. En este sector no se han advertido plazas o plazoletas, sino 3 grandes parques (que van desde los 20.000 hasta los 200.000 m²) dentro de los cuales se destacan el Parque Federal y “La Redonda”, cuya densidad de actividades, junto con sus grandes superficies, generan una fuerte centralidad y los posicionan entre los espacios públicos más relevantes de la ciudad. Por ende, y en su condición de parque, estos espacios fomentan actividades más relacionadas al despliegue corporal y el recorrido, a diferencia de las plazas históricas, en donde su tradición histórica y lo simbólico de su configuración insinúan actividades más ligadas a la contemplación y la permanencia “estática”. Por último, estos parques no cuentan con el mismo mantenimiento entre sí, destacándose el “Jardín Botánico República del Líbano”, en el que se advirtió una evidente falta de mantenimiento. Como conclusión, se encuentra en esta segunda etapa una densidad mucho mayor de superficie de espacios públicos pero mucho más concentrada en un sector determinado, a diferencia de la primera etapa, en la que estos espacios eran de dimensiones más reducidas pero con una cantidad mayor y una distribución más homogénea. ETAPA III: sobre una distancia de recorrido de 7057 m (desde Av. Fdo. Zuviría hasta el complejo habitacional “Altos de Noguera”) se encuentran 5 parques y plazas que suman, en total, unos 288.660 m², los cuales, dividi-
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dos entre los metros del recorrido, dan como resultado unos 40,90 m²/m, densidad sustancialmente menor que la obtenida en la Etapa II y levemente mayor que la de la Etapa I. La diferencia radicará, en esta instancia, en lo que normalmente se denomina la “calidad” de estos espacios. A estas alturas del recorrido, que se adentra en las periferias y en los confines del ejido municipal, los importantes niveles de indeterminación en cualquier nivel (tejido, usos, actividades, trama, equipamientos, etc.) tienen una traducción directa en la conformación de los espacios públicos. Los mismos pasan a ser “vacíos” urbanos, porciones de tierra muy escasamente intervenidas, las cuales son surcadas de manera mucho más nómade e intuitiva, antes que por trazados, caminos y zonas delimitadas. En estos espacios será un recurso recurrente el playón deportivo (como observamos en la Plaza ubicada en 1° de Mayo y Padre Genesio o la “plaza” ubicada en el complejo habitacional Altos de Noguera) que, junto con algún trazado (no siempre pavimentado), muestra las características principales de intervención y de diseño. Incluso, uno de los espacios públicos relevados fue una cancha de fútbol o “potrero” ubicado en calles Gdor. Freyre y Koce, lo que da cuenta del estado de consolidación de los espacios públicos en esta etapa. El Parque Norte, de unos 255.000 m², se encuentra en un estado semiapropiable, es decir, no se advierten personas ni tareas de mantenimiento o refacción (al margen del concurso realizado que cuenta con una propuesta ganadora para su refuncionalización), por lo que no se estaría en condiciones de afirmar que este parque se defina como un nodo que genere centralidad en la vida pública de los barrios que abarca, pero sí como un importante “pulmón verde” a nivel urbano. Además, si se observa la gráfica, los espacios públicos de esta etapa, al margen de ser escasos y a excepción del Parque Norte, son de dimensiones reducidas (menores aún que los de la primera etapa), lo que también estaría permitiendo apreciar una cierta fragmentación, una cierta lógica que interpreta lo público en situaciones de periferia como esTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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pacios aislados o vacíos cuya función resulta difícil de determinar, y es poco probable que puedan llegar a definirse como sistema. Esta situación está haciéndole preguntas a la forma en que pensamos el diseño de espacios públicos en las zonas marginales e indeterminadas, ya que posiciona al acto de proyectar en el medio de una coyuntura en donde no existe, aún, una acumulación histórica que permita evocar significados compartidos y tampoco una fisonomía del tejido y el trazado que aporte pautas unívocas o concretas. No existen grandes presiones del entorno, es decir, premisas que puedan ser sintetizadas en una unidad coherente de Método, Obra, Proyecto.
3.4.2. c) Reflexiones Se ha visto, entonces, que algunos datos numéricos pueden dar cuenta de ciertos procesos que desde esta investigación interesan indagar. Como se analizó, las conclusiones cuantitativas de ambos recorridos difieren entre sí. Sin embargo, se deja entrever la noción de que el espacio público, a medida que nos adentramos en los márgenes de la ciudad, deja de ser contemplado como un sistema y sólo se compone de fragmentos de vacíos urbanos que, en el estado actual, difícilmente puedan articular entre sí itinerarios o generar sinergias o retroalimentaciones. Por otro lado, resulta obvio que este tipo de información cuantitativa resulta insuficiente a la hora de arribar a una comprensión más profunda respecto de la problemática del espacio público en situaciones de indeterminación. Es necesario sumar estos datos a los análisis y conclusiones relativos a la transurbancia que desde esta investigación se proponen. Así, una primera manera de constatar la información recogida en los gráficos de barras sería analizar la disposición de los principales espacios públicos de la ciudad y relacionarlos
con la intensidad de uso de cada uno. Se propone una suerte de mapeo “termopúblico” con los lugares públicos con mayor apropiación por parte de los ciudadanos. Las imágenes muestran grandes concentraciones de “calor” hacia el sureste de Santa Fe. Como se aprecia en la segunda imagen, los vínculos que pueden establecer estos espacios en esas zonas son más fuertes, en el sentido de que su proximidad y las actividades que generan permiten que se retroalimenten entre ellos. Esto permite una visión de lo público no como lugares independientes, sino como un sistema más continuo en donde es posible atravesar diversas plazas y parques en períodos cortos de tiempo. A medida que los espacios generan “manchas de calor” cada vez más intensas, más se irán imbricando unas con otras. Por el contrario, si nos alejamos del centro se podrá observar la proliferación de una serie de espacios discontinuos, relacionados a un determinado barrio que los hace propios, pero sin posibilidades de articularse mediante la proximidad con otros espacios públicos. La idea de sistema que genera vínculos sinérgicos se diluye y se fragmenta. Esto, que aparecía en los gráficos de barras como espacios de escasa superficie y con una densidad menor, se constata y se complementa con este mapeo en donde pequeñas plazas poco intervenidas, playones deportivos y potreros de barrio aparecen dispersos por el norte de la ciudad. Sin embargo, no se debe confundir esta situación como algo que deba “corregirse” necesariamente emulando las dinámicas de la ciudad sedentaria. Los espacios de las periferias plantean interrogantes que permiten pensar en movilizadoras y creativas formas de intervención, que no necesariamente tengan que ver con trasladar ciertas lógicas de la ciudad histórica hacia estos territorios, y si con posibilitar momentos de intensidades, acontecimientos, usos y prácticas orientadas hacia la persecución del fin último de propiciar/fomentar justicia social e igualdad.
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35 y 36. Mapeo “termopúblico” sobre los espacios públicos más relevantes de la ciudad de Santa Fe. Las manchas de mayor “temperatura” indicarían aquellos sectores con mayor intensidad de uso, ya sea por densidad de usuarios como por diversidad de actividades.
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3.4.3. Mapas de reconstrucción. Organización cronológica “abierta” de un listado de recorrido de transurbancia Como se explicó en el apartado 3.4.1., el recorrido dejó el insumo de densas listas en información. Estos listados contenían todo aquello registrado durante la experiencia de transurbancia, ya sean infraestructuras, equipamientos, actores, acontecimientos, sensaciones, etc. Al disponerse estos elementos en el orden en que fueron relevados, las listas muestran, necesariamente, una cronología y una geografía; en definitiva, una espacialidad. Luego se intentaron representar las relaciones que los distintos componentes establecen entre sí. Se advierte, entonces, que estos vínculos poco o nada tienen de acabados entre sí, diferenciando también entre grados de relación más “estables” e “inestables”, o bien decididamente perjudiciales. El esquema final puede leerse como una suerte de “cartografía” de un recorrido temporal/espacial, es decir, tramas que se superponen, que avanzan y retroceden y que establecen relaciones (siempre cambiantes, más o menos estables) entre los elementos detectados. En esta perspectiva, la red no es nada lineal, sino que, por el contrario, pretende dar cuenta de interrelaciones que poco y nada tienen de acabadas o unívocas. Por lo tanto, no pueden ser interpretadas en una sola dirección axiomática. Es un diagrama que invita a “decir” cosas de lo que en él se muestra. Si se observan aquellos elementos que establecen una gran cantidad de vinculaciones con los demás, se verá que corresponden a los principales componentes de un Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
típico “sistema” o “estructura” urbana (espacio público, transporte público, vivienda social, la calle, etc.). Precisamente, la virtud de este tipo de reconstrucciones es que opera, al margen de una jerarquización, en los intersticios de estas grandes infraestructuras, espacios y corredores. Lo que se pretende es leer la letra “chica” de la ciudad, es decir, aquellas variables que surgen de la percepción, que componen e integran el juego de lo urbano y que lo dinamizan, lo intensifican, lo desestabilizan, etc. Estas mismas establecen relaciones entre sí, pero, más que relaciones, a lo que se asiste es a una amalgama muy compleja de elementos (actores, infraestructuras, tipos edilicios, acontecimientos, actividades, etc.) que determinan agenciamientos variables y contingentes, a veces más estables o pertinentes y otras veces más inestables, indefinidos o perjudiciales. No se puede entender, entonces, la ciudad como una suerte de capas independientes entre sí. En el medio existen innumerables factores que ponen en crisis territorialidades y centralidades. Son líneas de fuga por las cuales se escapan y se reordenan las distintas variables de lo urbano y lo público. Se opera con una lógica de lectura abierta y flexible. Del mismo “mapa” se pueden obtener múltiples conclusiones o reflexiones. A su vez, se detectan situaciones (manchas verdes o rojas) en donde, aparentemente, existirían instancias en donde los elementos urbanos se conjugan de manera más positiva o más negativa. Es decir, son puntos críticos en las instancias de recorrido, en donde es posible advertir una cierta correlación “virtuosa” entre los factores involucrados o, por el contrario, es más evidente la situación conflictiva que en otras etapas del recorrido. En este sentido, el mapa es diagnóstico pero también respuesta: busca brindar información del estado de situación al mismo tiempo que permite imaginar salidas y proyectar líneas de acción. No se pretende mostrar un estado caótico y aza-
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roso que tenga el efecto de paralizar los imaginarios sobre la ciudad; por el contrario, se intenta complejizar y problematizar estados actuales de lo urbano para “disparar” creativas y movilizadoras líneas de acción.
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3.4.4. Esquema de intensidades urbanas Como parte final del trabajo en el campo se propone llevar a la práctica del recorrido aquellos conceptos que, creemos, pueden aportar a intentar esclarecer algunas dinámicas de la ciudad en tanto productora de paisajes “entrópicos”, indeterminados, nómades, etc. Es decir, dicha conceptualización debe llevarse al campo mismo y ser verificada, constatando de qué manera se ponen de manifiesto determinadas teorizaciones aquí tratadas. Surgen, de este modo, interrogantes cómo: ¿De qué forma se hace visible lo nómade en Santa Fe? ¿Es posible determinar instantes de pliegues entre liso y estriado? ¿Qué elementos nos hacen pensar en una ciudad más como rizoma que cómo árbol? ¿Qué tiene que decir al respecto la percepción del espacio urbano? Desde esta posición de indagación debe entenderse el objetivo de la construcción de lo que aquí se denominan “Esquemas de intensidades urbanas”. Como se explicó en los apartados anteriores, el andar en los términos que en este trabajo se propone, implica una revisión permanente, es decir que se debe desnaturalizar lo observado una y otra vez. Los recorridos se reconstruyen y se vuelven a realizar para descubrir, en cada nuevo intento, distintas relaciones y cruces. Aquí se siguen los pasos que propone James Corner para el mapeo del espacio urbano. Primero se registran fotográficamente los elementos, sea cual fuere su naturaleza (edificios, actores, eventualidades, etc.) para, luego, llevarlos al medio digital, extraerlos y desnaturalizarlos de su soporte. Una vez realizada esta instancia, se reordenan y se reconstruyen los vínculos entre los mismos a la manera de co-
llage. Lo que se obtiene como resultado es una suerte de mapeo que hace hincapié en aquello que salta a la percepción notablemente, es decir, intensidades de lo urbano que permiten reconstruir la experiencia sobre el espacio público. Se considera que este tipo de “mapas” (como ya los hemos descrito), altamente gráficos, puede ser un insumo útil a la hora de avanzar hacia conceptualizaciones sobre, en este caso, el espacio público ya que permiten reunir en un mismo dispositivo elementos en apariencia heterogéneos. Manuel Gausa afirma que, ante las condiciones del entorno actual (heterogeneidad, dinamismo, dispersión, diversidad, arritmia, contingencia, etc.), una de las formas de arribar a una síntesis o interpretación de sus procesos complejos sería mediante las herramientas de mapas y diagramas: “Su compresión, en efecto, tan sólo sería posible, hoy −tal y como se ha venido reiterando– desde esa condición de simultaneidad ‘multidimensional’ entre movimientos y acontecimientos dinámicos y heterogéneos, no necesariamente coherentes (en coexistencia ‘agenciada’ más que en continuidad armónica)” (2010:413). Ésta es la principal ventaja metodológica que supone este tipo de herramientas: no se intenta mostrar una descripción lineal de un recorrido pautado; por el contrario, se procura mostrar un determinado estado de la ciudad compuesta de factores heterogéneos, “agenciados”, que coexisten e integran el juego de lo urbano y lo dinamizan. La operación consistiría, entonces, en adquirir experiencias sobre una realidad concreta, desnaturalizar lo percibido y recomponerlo en mapas que cruzan y entrecruzan los elementos; es decir, se reterritorializan sus vínculos en dispositivos descriptivos pero también tácticos. Se pone el énfasis en detectar e intentar interpretar procesos y tramas abiertas antes que topologías y estructuras estables:
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Interesarían tales operaciones de “injerto”, “cruce”, “vínculo”, “enlace” o “captura” transversales, entre fenómenos y experiencias, como avances de una posible actitud interpretativa confiada en la capacidad de seleccionar y conectar –de (re) ensamblar– experiencias y datos (…). Mapas que confiarían, pues, en esa cualidad positiva –y propositiva– de un reconocimiento “intencionado” y “compre(n)sivo” sobre una realidad en transformación. (Gausa, 2010:39) En definitiva, estas (re)construcciones gráficas a la manera de mapas permitieron comenzar a explorar, indagar y constatar la manera en que los conceptos trabajados anteriormente se ponen de manifiesto, a la espera de arribar a una interpretación que arroje algunas luces acerca de ciertos procesos sumamente dinámicos y complejos que se dan en la ciudad contemporánea y en sus territorios de indeterminación. A continuación, se desarrolla el análisis de estos “mapeos”.
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3.4.4. a) Recorrido Linea 11 • 0 a 350m: Inicio de recorrido: Se comienza el recorrido por el casco histórico de la ciudad, que entre sus espacios públicos más representativos contiene la Plaza 25 de Mayo, el Paseo de las 3 Culturas y el Parque Sur Gral. Manuel Belgrano. Estos son lugares de alta relevancia a nivel simbólico, con una fuerte presencia de símbolos que requieren procesos de decodificación. Estos espacios se rodean de edificios institucionales y son concentradores de actividades, lugares de eventualidades significativas (#NiUnaMenos) y de congregación de colectivos sociales. Son espacios públicos con un alto nivel de caracterización, en donde conviven lenguajes arquitectónicos heterogéneos. A nivel perceptivo, se advierte una fuerte voluntad de especialización y especificación, es decir, existe la idea de dejar sentado y claro los nombres propios de los lugares y sus historias. En este sentido es un espacio altamente estriado, un espacio de la pura determinación. •350 a 1040m: Por calle 9 de Julio hasta calle Mendoza: Se advierte un tejido consolidado, compacto, de carácter residencial. Se observan edificios de carácter histórico o de lenguaje historicista refuncionalizados. La actividad comercial se alterna con el uso residencial y también con la presencia esporádica de edificios en propiedad horizontal, los cuales aumentan hacia la zona de boulevares. Se presencian organismos de representación social e institucional (Gremios, asociaciones civiles, S.A, Palacio Municipal). El lenguaje historicista otorga una cierta caracterización al barrio; son morfologías a las que se le atribuyen significados determinados (también coexisten lenguajes contemporáneos). En el sector se aprecia un alto nivel de definición en los espacios públicos. Estos se encuentran delimitados, zonificados, y
en los mismos se ubican bustos y esculturas conmemorativas que pautan y determinan la experiencia. También existen espacios culturales (como el Foro Cultural U.N.L). Se advierte un tráfico denso y mucha circulación peatonal. 1040 a 1395m: Por calle Mendoza hasta calle Rivadavia: En el sector se recorren la Plaza del Soldado, la Plaza San Martín y la Peatonal San Martín, etc. Se avanza hacia un cierto estado “caótico” del espacio público (fuerte presencia de carteles, monumentos, cables, árboles, personas, etc.), es decir, se percibe una “contaminación” visual. El espacio público comienza a definirse como un “lienzo” en donde la sociedad plasma de manera variable sus demandas sociales. En este sentido, hablamos del espacio público como lugares con un alto nivel de visibilidad, por ende es el indicado para dejar asentadas este tipo de manifestaciones. No podemos considerar al espacio público sino como el condensador de una serie de tensiones, siempre disimiles y en desigualdad de oportunidades, que intentan hacer visibles y legítimos sus reclamos. Por otro lado, la presencia de bustos, esculturas y monumentos con una fuerte codificación simbólica relacionan a los usuarios con el espacio desde la contemplación y la interpretación. En este sentido, son espacios de segregación ya que se requiere un nivel de conocimiento y de instrucción para su “correcta” decodificación, como el monumento a San Martin en la plaza que lleva su nombre: son espacios monumentales.
• 1395 a 2556m: Por calle Rivadavia hasta Bvd. Gálvez: Sobre calle Rivadavia se advierte una fuerte presencia del transporte público y del tráfico en general. En el sector se cuentan grandes espacios públicos como la Plaza Colón, el Nuevo Parque Alberdi, la Plazoleta Blandengues y la Plazoleta Naval Argentina, los cuales parecen trabajar como sistemas de espacios públicos y como expansiones de edificios institucionales (Liceo Municipal). pag.82
Se experimenta hasta el momento una continuidad en el recorrido, en donde se observan espacios altamente caracterizados, determinados y monumentalizados. En este sentido, el espacio estriado, el de la ciudad sedentaria, es altamente restrictivo ya que las apropiaciones de lo público por parte de los usuarios coexisten con carteles que pautan y delimitan las actividades y los comportamientos. Son espacios de obediencia, “guionados”, marcados, ritmados. Son espacios públicos zonificados, tanto por uso como por horarios. La demanda social sigue haciéndose presente: Lo público es exponente de lo visible y de lo múltiple.
• 2556 a 3180m: Por calle Pedro Vitori hasta calle Juan del Campillo: Nos adentramos en una etapa de transición dentro del recorrido. En el sector se aprecian espacios, infraestructuras y objetos relacionados a la estética del ferrocarril. La Fábrica Cultural “Molino Franchino” aparece como una gran calle semicubierta. Sin embargo, las vallas que restringen el acceso en determinados horarios dificulta su apropiación, y la inexistencia de bancos u algún otro tipo de mobiliario urbano lo hace un lugar de paso más que de permanencia. Sobre calle Pedro Vitori existe un corredor verde por donde pasa el nuevo ferrocarril urbano. Por esto mismo se advierten objetos pertenecientes a otro período histórico que hoy se encuentran resignificados y que son asociables a una cierta “estética” del tren. Hay una intervención importante sobre el espacio público (parquizado, arborizado, ciclovías, iluminación, equipamientos, etc.). El espacio público continúa apareciendo bajo condiciones de fuerte determinación. Se advierten plazoletas identificadas claramente, como la Plazoleta “Héroes Santafesinos”, que indaga en la potencialidad del E.P de definirse como nodo de producción de sentido y cohesión social. Esta producción no puede definirse o construirse únicamente por el acceso “físico” a espacios públicos de calidad, sino también en la manera en que los usuarios se relacioTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
nan con ese espacio. Respecto a esto, si en las primeras instancias del recorrido se advertían espacios de contemplación y evocación, gradualmente vamos accediendo a espacios de comprensión, memoria y participación. La memoria opera en el espacio público como sintetizador de formas, usos y significados y genera símbolos comprensibles para la sociedad. Se continua una lógica de lo público como sitios de alta visibilidad: lo público es el lugar para aparecer.
• 3180 a 3753m: Por calle Juan del Campillo hasta Av. Aristóbulo del Valle: Se experimenta un quiebre en el recorrido. Es una etapa de transición, se advierte un cambio en el orden de lo perceptivo y las sensaciones subjetivas de lo urbano (del “ruido”, caos, tráfico del centro hacia lo tranquilo del barrio residencial). Se aprecia un cambio evidente en el tejido urbano (residencias de 1 o 2 niveles, comercios de mediana a baja escala). También, alejarse de la zona de Boulevares va permitiendo la aparición de lotes con una mayor superficie en donde se instalan depósitos y negocios mayoristas. Se observan comercios “residenciales” (talleres, almacenes, etc.) de carácter más “informal”. • 3753 a 4794m: Av. Aristóbulo del Valle hasta Puente Negro: Es una etapa del recorrido de gran extensión y linealidad. La avenida tiene la tipología de calzada a dos manos con canteros centrales. En estos se ubican quioscos y paradas de transporte público. Es una avenida con una gran fricción vehicular. El tejido se compone de edificios de baja densidad con algunas excepciones y usos relacionados al comercio minorista y “barrial”. Encontramos el Parque Jardín Ex-Botánico, de una gran extensión y con abundante arborización. Sin embargo, en él se observa una escasa apropiación, y al momento del recorrido se encuentra personal municipal realizando tareas de mantenimiento. Aparece lo público como generador Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
de actividades “en torno de...” (por ejemplo, se observa un “carribar” ubicado en los extremos del parque, al igual que las paradas del transporte público). Hay poca iluminación, lo que dificulta la apropiación durante los períodos nocturnos. Se sigue percibiendo la calle como soporte por excelencia para plasmar las demandas sociales, principalmente el reclamo de justicia. En el sector se ubican entidades educativas: son centralidades, instituciones con jurisdicciones, tienen su “territorio”. Los espacios públicos suelen oficiar como expansiones de estas entidades.
• 4794 a 5275m: Desvío por calle A. Delgado hacia Parque Federal: Se arriba al Parque Federal, el cual cuenta con una extensión muy importante, de escala urbana. Es una referencia de la ciudad, un gran espacio abierto. Las apropiaciones que se dan en torno a él son múltiples, extensivas y se complementan con el edificio de “La Redonda”. El diseño y la refuncionalización del parque siguen ciertas “tendencias” en el diseño urbano a nivel nacional e internacional, en donde se reutilizan infraestructuras que han quedado en desuso para re apropiarlas, refuncionalizarlas y ofrecerlas como espacios públicos a la comunidad en su conjunto. Llegados a esta instancia, podemos establecer una diferenciación con los espacios públicos que se advertían al principio del recorrido. La ciudad sedentaria genera espacios de alta pertinencia simbólica y codificación, lugares “cargados de historia”. A medida que nos alejamos de los centros consolidados, los espacios se hacen más flexibles y, en este caso, utilizan edificios e instalaciones cuya configuración remite a procesos anteriores que hoy aparecen resignificados. Este no es un espacio de contemplación u admiración, sino de pura apropiación, en donde predomina el vacío antes que el lleno. En este sentido, el Parque Federal se entiende como un espacio de gran extensión que se presta para actividades de variada índole. Los límites se vuelven difusos, a excepción de la presenpag.83
cia de las nuevas torres de vivienda (PRO.CRE.AR) que circundan el parque y establecen nuevos límites en el paisaje urbano.
• 5275 a 7736m: Continuación de recorrido por Av. Aristóbulo del Valle hasta Estanislao Zeballos: Atravesar la ciudad desde su centro histórico consolidado hacia las periferias no supone un itinerario homogéneo. Por el contrario, existen 2 conceptos claves que se ponen en discusión cuando se realiza la práctica del andar por la ciudad: La continuidad y la cohesión. Este fragmento del recorrido es demostrativo de estas cuestiones, ya que las áreas de nueva centralidad (como el “Centro comercial a cielo abierto Aristóbulo del Valle”) aparecen como “focos” de intensidades urbanas, como “islas” cuya especialización fomentan dinámicas de transformación en el tejido. En este caso, se percibe nuevamente un fuerte foco de actividad comercial, con grandes comercios de marcas reconocidas y con las principales casas de electrodomésticos del país (también bancos y comercios gastronómicos). El Puente Negro hoy aparece transformado en paseo peatonal y desemboca en un parque de reciente restauración como lo es el “W. Escalante”. Se comienzan a encontrar parques de dimensiones más extensas, antes que plazas y plazoletas como se advertían en una primera etapa del recorrido. Los espacios públicos cuentan con equipamientos en buen estado y libres de mayores problemas con los residuos. En el norte de la ciudad son numerosos los “corredores verdes” que siguen antiguas trazas del ferrocarril y que hoy se encuentran reutilizados como parques lineales. • 7736 a 9191m: Por calle Estanislao Zeballos hasta Fdo. Zuviría - Por Fdo. Zuviría hasta Av. Gorriti: Se experimenta un nuevo quiebre en el recorrido. De una zona con altos niveles de intensidad en el uso comercial se pasa a un sector que combina la tipología de vi-
vienda con comercio o taller de baja densidad con uno o dos niveles como máximo. Comienza a percibirse el horizonte como elemento de configuración del paisaje urbano. Se observa un deterioro importante en el mantenimiento de las calles y una presencia cada vez más visible de residuos y de focos de desechos. En la Plaza “Dr. Reynaldo Vanossi”, de gran extensión, predomina el vacío. Se perciben relativamente fácil las fachadas de las viviendas que ofician como límite del espacio público. A nivel perceptivo, la sensación es la de haber pasado una brecha entre ciudad consolidada y la periferia. Grandes loteos permiten la aparición en el tejido de importantes almacenes, mayoristas, depósitos, etc. Los barrios de vivienda social comienzan a cobrar un papel protagónico en la configuración del paisaje urbano y los carteles de obras del municipio son una constante. En este sentido, las periferias suponen, entonces, sectores de la ciudad en donde lo que está en disputa es la “territorialidad”. Existe una contraposición de intereses que se manifiesta en el espacio público. La relación liso-estriado comienza a revertirse: progresivamente se aprecia una fuga que posiciona a lo liso, a lo nómade, a lo indeterminado en el rol protagónico. La operación consiste, de este modo, en surcar los territorios de la indeterminación para que, de esta manera, se produzca el sentido. Esta es la principal diferencia con la ciudad histórica, cuyos recorridos están prestablecidos y cargados de significados prexistentes y consensuados.
• 9191 a 10518m: Por Av. Gorriti hasta Av. Peñaloza: La Av. Gorriti corre en sentido Oeste-Este y, de cierto modo, establece un cierto “límite” a la ciudad. La misma está rodeada de barrios residenciales de baja densidad y de viviendas sociales construidas por el estado. La Dir. de Vivienda de la Provincia ha realizado numerosos plantes habitacionales en el sector. Se cuestionan dos aspectos
principales de estos grandes planes de vivienda unifamiliar: Su articulación con la trama de la ciudad y el rol del espacio público. Este último aparece como remanente, como manzanas vacías que no han sido “llenadas” con viviendas, sin mayor tipo de reparo en su configuración como espacio para la vida pública. Destaca el Parque Norte, un espacio de una gran dimensión (más de 250.000m2) que, sin embargo, no es apropiado intensamente por la comunidad. También se encuentra un establecimiento educativo y numerosos talleres frentistas con la avenida que desarrollan su actividad comercial. La sensación es la de estar ubicados en un borde, en un verdadero límite urbano.
• 10518 a 14793m: Por Av. Peñaloza hasta complejo habitacional “Altos de Noguera”: Avanzar desde Av. Peñaloza hacia el extremo norte de la ciudad resulta una verdadera experiencia de adentrarse en los confines del ejido urbano y experimentar y comprobar algunos conceptos desarrollados en esta investigación. La entropía de las periferias, los “puntos calientes, la ciudad “archipiélago”, la ciudad “nómade”, etc.; son conceptos que remiten a una condición de lo urbano que no puede comprenderse ni estudiarse en su totalidad desde una perspectiva del urbanismo “tradicional”. Avanzar sobre una conceptualización y una interpretación acerca de las dinámicas de la ciudad como expulsora de energías “entrópicas”, supone trascender la mirada que hace foco en el deterioro, en los residuos y en el abandono y marginalidad de estos sectores urbanos. Resulta necesario incorporar metodologías que basen su legitimidad en lo perceptivo y en lo sensorial, en la vivencia y la experiencia de lo público a partir de la práctica del recorrido. A lo largo de la avenida Peñaloza (ya una simple calle de tierra en estas instancias) pueden advertirse grandes extensiones de naturaleza y algunos depósitos de mápag.84
quinas de construcción. La baja densidad es evidente, y la amplitud visual es coherente con la sensación de estar en un espacio de transición, entre el fin de la ciudad y el comienzo del campo, el “Sahel”. La percepción es la de estar en un cambio de temporalidad, estar en el espacio del puro devenir, en donde todo “es...” pero a la vez puede “dejar de serlo...” en cualquier momento. En este sentido, el espacio de la ciudad nómada es más dinámico ya que no comunica o sugiere una estabilidad, sino que, por el contrario, parece expresar lo contingente de unas configuraciones que pueden fugar, mutar, transformarse en cualquier momento. Si en un principio afirmábamos que el espacio de la ciudad sedentaria era altamente determinado y caracterizado, en esta etapa del recorrido se advierte una espacialidad conformada por un lenguaje arquitectónico sumamente descaracterizado: Formas, usos y significados no suponen unidades coherentes y no generan imágenes de la ciudad que puedan ser interpretadas fácilmente (Por ejemplo, hay viviendas sociales que son convertidas en negocios en donde su caracterización formal es, únicamente, algún cartel que indique que allí se ubica un comercio o un taller). El complejo habitacional “Altos de Noguera” cuenta con una plaza central sobre la que se ubica un centro de salud, una garita de transporte público y un playón deportivo. Este último será la principal intervención municipal en materia de espacio público en el norte de la ciudad.
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3.4.4. b) Recorrido Linea 5 • 0 a 259m: Inicio de recorrido: En los primeros metros del recorrido se advierten numerosos espacios públicos que actúan como un sistema. Encontramos las plazas Aramburu y Alemania, que se continúan con el circuito aeróbico del Parque del Sur “Manuel Belgrano” . Es una zona de reciente valorización inmobiliaria, por lo que la configuración de los límites de los E.P se da por la convivencia entre viviendas de baja densidad y edificios en propiedad horizontal. Son espacios públicos consolidados y con una alta intensidad de usos, en diversos días y horarios. En este sentido, la ciudad sedentaria describe e imprime una topología precisa, por determinada, que permite una identificación y, sobre todo, una caracterización del espacio urbano. Perceptivamente se aprecian una gran cantidad de señales y carteles (que restringen e indican cómo deben ser las conductas en los E.P), una gran cantidad y variedad de árboles y vegetación, y una serie de mojones (a la manera de K. Lynch) que articulan y configuran un determinado paisaje urbano, como el faro que se observa en frente del Anfiteatro. Esta característica de lo estriado, es decir, ser espacios de determinaciones tanto espaciales como de uso, deja menos margen para las variaciones de lo que se supone que deba acontecer o aparecer en la experiencia de lo público: Apropiaciones “inapropiadas” hacen su irrupción y se perciben rápidamente como conductas indebidas o indeseadas por los vecinos y la comunidad. Se advierten con relativa facilidad diversos focos de residuos, vandalización o deterioros en las infraestructuras, o bien, indigentes durmiendo en los bancos de las plazas. • 259 a 507m: Calle 9 de Julio hasta calle 3 de Febrero: La Plaza “Cd. Del Rosario” es un espacio en buen
estado, con un buen nivel de equipamientos y se percibe como un espacio de alta determinación y de memoria. Al respecto, bustos conmemorativos, placas y esculturas le otorgan al espacio público la capacidad de definirse como foco de conmemoración para la comunidad. Se aprecian características similares a los E.P nombrados anteriormente. Los edificios institucionales (Centro Cívico, Penitenciaría de Mujeres, Anfiteatro Parque del Sur) ofician como los límites reconocibles de los espacios abiertos, actuando estos últimos como expansiones de los mismos. También, el espacio público se concibe como soporte para la demanda social, como lugar de alta visibilidad que permite plasmar los reclamos de un conjunto significativo de la sociedad. En este sentido, un mural de fuerte presencia (dimensiones, cromatismo y contenido), llama poderosamente la atención y deja apreciar al espacio público como lugar de alta visibilidad, sumamente propicio para plasmar las demandas más significativas de la sociedad. Así, el E.P oficia como concentrador de usos, como “punto de encuentro”, tal cual explica un cartel.
• 507 a 1259m: Desvío por calle San Martín hasta Juan de Garay: Se avanza por calle San Martín, recorriendo la semipeatonal San Martin, la plazoleta “2 de Abril” y la plaza “Fgta. Sarmiento”, en frente del teatro municipal “1° de Mayo”. Se experimenta la sensación de estar situado en un espacio altamente determinado, pero también altamente restrictivo. Lo estriado deviene en estructuras pautadas, tanto en el plano físico como también en las conductas y actividades que se llevan a cabo en el espacio. La misma configuración de las plazas y plazoletas es indicativa de usos específicos (zonas para sentarse, zonas para transitar, zona para permanecer, zonas de juegos, etc.). Los bustos y placas conmemorativas son una constante en esta primera etapa del pag.86
recorrido, y configuran topologías definidas que pautan y determinan la experiencia de lo público. Recorrer el centro histórico de la ciudad es también experimentar su dimensión simbólica. Los mojones del “Camino de la Constitución” intentan resaltar esta característica de los centros consolidados, en una operación que intenta asociar formas con significados específicos. Al igual que se señaló en las instancias previas del recorrido, los actos de vandalismo, grafitis y murales llaman rápidamente la atención, al concebirse como actividades “incívicas” y que atentan contra el patrimonio público. Esto, como veremos más adelante, es una diferencia notable respectos de los últimos tramos del recorrido.
• 1259 a 3070m: Hacia Plaza “Los Constituyentes” y desvío hacia Plazoleta “Esteban Maradona”: Se prosigue por calle 9 de Julio y se van tomando desvíos hacia los espacios públicos próximos. Primero se arriba a la plaza de Los Constituyentes. En ella se percibe abundante vegetación, caminos no pavimentados y cubiertos con piedras, numerosos bancos y luminarias, fuentes y estatuas, un pequeño anfiteatro, varios edificios de departamentos y, por último, la Iglesia de Los Agustinos Recoleta, que actúa a modo de hito en el sector. La plaza es, a su vez, un claro ejemplo de cómo la sociedad (individualmente o colectivamente), le va imprimiendo al espacio público diversos usos que no son, necesariamente, los planteados o sugeridos. La plaza, actualmente y en diversos horarios del día, se ve sumamente apropiada por diversos colectivos sociales que la emplean como un espacio para la práctica de deportes, en especial, de rutinas aeróbicas. También vemos ejemplos de cómo el espacio público actúa no solo como condensador de demandas sociales, sino también de todo un debate (político, económico, social) que surge principalmente desde los medios de Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
comunicación, para instalarse luego en la sociedad de diversas maneras, siendo una de ellas en forma de afiche o pintada en los alrededores de los espacios públicos. Las negociaciones del actual gobierno con los holdouts o “fondos buitres” tuvo importantes repercusiones mediáticas, pero también impactó sobre la sociedad, y esta misma traslada dicho acontecimiento en forma de manifestación sobre el espacio público. En nuestra propia experiencia del recorrido, la pintada política es uno de los factores percibidos que no se rige por bordes, por zonas o por clase, sino que es una constante a lo largo de todo el trayecto. Llegando hacia la plazoleta “Esteban Maradona” (importante médico rural durante el S. XX), encontramos las mismas manifestaciones políticas. En un muro se lee: “Macri al gobierno, Clarin al poder - Cristina es pueblo”. No es la intención del trabajo reflexionar acerca de las tensiones entre los distintos partidos políticos; si lo es la importancia y la frecuencia con la que este tipo de manifestación aparecen en la experiencia de lo público, siendo muchas veces traducciones directas de lo que se habla o se trata en los medios de comunicación. En la plazoleta también se advierte una fuerte presencia de automóviles, circunstancia que se da en los días hábiles. Los fines de semana, el lugar se transforma en una feria de alimentos, apreciándose la potencialidad del E.P como lugar de múltiples usos y de transformación.
• 3070 a 4092m: Por calle Obispo Gelabert hacia Av. Freyre y Lopez y Planes - Desvío hacia Parque “Juan de Garay”: Se prosigue por el recorrido pautado hasta que se arriba al nodo vehicular entre Av. Freyre, Av. Lopez y Planes y Bvd. Pellegrini. Primero se toma el desvío hacia el parque Juan de Garay, el espacio verde de mayores dimensiones de la ciudad. Situados dentro del mismo la percepción es la de encontrarse en un verdadero pulmón verde, en donde la abundante vegetación y la extensión del sector hace que los límites sean de Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
difícil reconocimiento. En el parque se encuentran gran variedad de usos. En el momento y con un simple paneo, pudieron advertirse situaciones de todo tipo, ya sean personas permaneciendo, practicando deporte o circulando, como niños pescando, corriendo o jugando al fútbol. A su vez, el parque es sede de organismos institucionales tales como el centro de educación vial de la municipalidad, como también de la iglesia San Pedro y sus dependencias. El sector cambia radicalmente su “espíritu” de lugar integrador hacia los horarios vespertinos. El parque Juan de Garay es un gran borde entre la ciudad formal y la informal, entre la ciudad consolidada y la villa, y muchas veces ha sido estigmatizado como un sitio de alto riesgo por su entorno circundante. Esta estigmatización del espacio público se produce con el amparo de hechos concretos de inseguridad, prostitución y drogadicción; pero también esa situación es exacerbada continuamente por los medios de comunicación, tal como afirma Gabriel Kessler en su trabajo ““La inseguridad y la seguridad ciudadana en América Latina”: “En este período, las letras de molde y las imágenes televisivas van construyendo la idea de un país peligroso donde el individuo no está seguro ni en el espacio público ni en el privado” (Kessler, 2012:24). Es decir, los medios fomentan en la sociedad la noción o la idea de que ciertos sitios son de alto riesgo para su integridad física. De este modo, la percepción y la experiencia sobre el parque Garay se instala siempre en el medio de una tensión entre términos duales: Día - noche, seguro - inseguro, ciudad-villa, etc. Si se prosigue hacia el nodo de Av Freyre, Bvd. Pellegrini y Av. Lopez y Planes, se encuentran una serie de espacios públicos que, al margen de su proximidad, no llegan a configurarse como sistemas, sino como espacios separados. Encontramos los canteros centrales de Av. Freyre, el recientemente inaugurado paseo “Ana María Acevedo”, y la plazoleta Fernando Santi, una suerte de espacio remanente entre avenidas que hoy se encuentra
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sumamente vandalizado y apropiado casi exclusivamente por los simpatizantes del Club Atlético Unión. Llama la atención la configuración del denominado paseo “Ana María Acevedo”. El mismo es un espacio abierto ubicado hacia el este del hospital J.B Iturraspe, y con su nombre conmemora a la mujer de 19 años que murió tras la decisión del cuerpo médico del Hospital de no practicarle un aborto no punible. Más allá de la polémica por el caso, el mismo es un ejemplo de cómo el espacio público se relaciona directamente con las instituciones que lo rodean. Así, un caso que sucede dentro del hospital, sale al conocimiento popular mediante los medios de comunicación y se exterioriza instalándose en el espacio público. Se continúa percibiendo al mismo como lugar de alta visibilidad y, muchas veces, como una expresión casi directa de la agenda mediática.
• 4092 a 4897m: Por Av. Lopez y Planes: Si tuviésemos que marcar una suerte de quiebre o de punto de inflexión en lo que refiere a lo perceptivo del recorrido sería en este punto, y esto resulta entendible y coherente ya que corresponde al instante en que se deja atrás la ciudad “entre boulevares” y se prosigue en dirección hacia el norte. Seguramente, uno de los mayores cambios perceptivos se deba al ancho de la avenida que hace que los bordes queden más lejanos y se experimente la sensación de estar en un lugar más abierto, no tan compacto y denso como el centro de la ciudad. A su vez, estos bordes son de escasa altura y refuerzan aún más esta apertura visual, más dispersa. El tejido a los costados de la avenida alterna entre residencias de 1 o 2 niveles y comercios de pequeña y mediana escala. Pasando calle Iturraspe encontramos diversos galpones, bancos y concesionarias, es decir, comercios de mayor porte. Se advierte una plazoleta y una pequeña plaza durante el transcurso de esta etapa. La primera es la plazoleta “Ángela Peralta Pino”, un espacio de dimensiones pequeñas ubicado en esquina y que contiene dos escultu-
ras conmemorativas: una es un busto de Eva Duarte en “homenaje a la abanderada de los humildes”, y la otra es una escultura de una madre con su hijo que homenajea la maternidad. Se advierte un grafiti de importantes dimensiones en uno de los límites. También se encuentra muy próxima la plaza “Jorge Conti”, un espacio lineal en donde se ha seguido la lógica que se repite en otros sectores de la ciudad de incorporar espacios públicos en aquellos sitios remanentes por donde pasaban las vías del ferrocarril. También aquí se observa un busto que conmemora a Vicente López y Planes. Es en esta serie de espacios, fragmentados y esporádicos, en donde el E.P encuentra la mayor dificultad para establecer lugares significativos, esto es, topologías definidas que generen totalidades coherentes de F, U y S. En estos sitios, los significados son asignados, y se intenta dotar de una cierta memoria y simbolismo a meros sitios remanentes que la sociedad no puede incorporar en su imaginario. Se considera que las plazoletas y los pequeños espacios son lugares que pueden disparar operaciones capaces de generar pequeños micro-escenarios de intensidad pública, micro-regeneraciones urbanas, generando procesos de apropiación intensos e interactivos, pero solo si se asumen desde la idea de escenarios flexibles. En ellos, la indeterminación es un factor a favor y no en contra y fomenta los episodios y los acontecimientos inesperados y emergentes, ya no desde la idea de generar e instalar en ellos una cierta temporalidad histórica y una asociación a determinados significados simbólicos.
• 4897 a 7313m: Por Fray Calletano Rodriguez hacia Av. Blas Parera: Se continua por un paisaje urbano relativamente homogéneo, en donde comercios de escala pequeña y media y residencias en baja densidad son la constante que caracteriza al tejido. Sobre el cruce entre la calle Fray Calletano Rodriguez y la Av. Blas Parera se sitúa la plaza “Isabel la Católica”. En ella se observa una suerte de escultura con mástiles. La operación se
repite metros más adelante en donde los mástiles aparecen ahora como si fuesen las notas de un pentagrama de metal que se dibuja sobre el suelo. Los límites de este gran espacio público son: Por un lado, el Cementerio Municipal, con una fuerte carga simbólica tanto en su uso como en su lenguaje academicista; por otro las diversas marmolerías que se emplazan estratégicamente en los alrededores del cementerio, y por último una cuadra de residencias en baja densidad. La plaza no resulta similar a las observadas en las primeras etapas del recorrido. Aparece como una gran extensión de territorio, con una explanada de importantes dimensiones que, originalmente, se concibió como una zona de estacionamiento para albergar los automóviles de las personas que acuden al cementerio, sobre todo en los fines de semana. Sin embargo, hoy en día esa apropiación no se ha dado, y la explanada funciona de manera más propicia como playón deportivo. Incluso numerosos equipos deportivos (de fútbol y de hockey) acuden regularmente a la plaza para realizar sus trabajos de entrenamiento. Esto es un ejemplo claro de lo que se refería anteriormente: la condición de indeterminación de algunos sitios no debe confundirse necesariamente con una debilidad. Si se observa el caso, a la plaza se la concibe como un gran sitio de apropiación para practicar deportes y recrearse, producto de su gran explanada concebida originalmente para otro uso, y no desde los significados que intenta evocar mediante sus esculturas.
• 7313 a 9806m: Se continua por Av. Blas Parera hasta Av. Beruti: Siguiendo con el recorrido, pasando el hipódromo, se observa la obra del “MetroFe”, que consiste en una reorganización de la avenida para destinar los carriles centrales exclusivamente al transporte público urbano e interurbano. El proyecto de remodelación incluye también garitas para pasajeros, nuevas luminarias, ensanche de calzada, señalización, nuevos semáforos, ciclovías y cámaras de seguridad, etc. pag.88
El sector de la avenida en cuestión es de carácter casi puramente comercial. Negocios de pequeña y mediana escala (de escala barrial) conviven con grandes comercios de importantes cadenas nacionales. Hacia el oeste se encuentran barrios que se consideran de alto riesgo en materia de seguridad (barrio Sarmiento, Loyola Este, Juventud y Progreso), es decir, sitios de la ciudad que en el imaginario común están considerados como peligrosos. Hacia el este, la sensación de inseguridad cambia, y encontramos barrios como San Martin, Las Flores, etc. que no se perciben tan riesgosos como los del oeste. En este sentido, la Av. Blas Parera aparece como un borde que divide situaciones urbanas disimiles e, incluso, contrarias. El tema de la sensación de la inseguridad fue abordado en una reciente encuesta correspondiente al año 2013, en la que el Dr. Maximiliano Sozzo brindó extensas estadísticas acerca de la percepción de la inseguridad y del delito en la ciudad de Santa Fe. Contraria a la estigmatización que padecen los barrios del centro oeste y noroeste de nuestra ciudad, la encuesta arrojó que, dentro de esos distritos, la inseguridad no es uno de los temas de principal preocupación, si bien es cierto que la mayor cantidad de situaciones delictivas se produjeron en dichos barrios. Lejos de introducirnos en cuestiones estadísticas, muy bien detalladas en el informe al que se hace referencia, se considera importante la temática que ronda al delito y a la inseguridad, sobre todo por su influencia en el espacio público y en los imaginarios que se generan en torno a él como lugares de peligro, sensación muchas veces fomentada por miradas sensacionalistas en los medios de comunicación. Recuperar la noción del E.P como sitio de encuentro con aquel que es diferente y no peligroso es fundamental para avanzar hacia una arquitectura de la acción social, hacia un sistema de espacios públicos que, lejos de limitar situaciones, las produzca y las multiplique. Por otro lado, durante el recorrido por la avenida se observan numerosos puestos de locales ambulantes, alguTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
nos improvisados con un mostrador y otros que emplean automóviles o camionetas para vender sus productos. Este tipo de situaciones, que en la ciudad sedentaria pasan a ser rápidamente percibidas como indeseables o incívicas y desatan el actuar de las fuerzas de seguridad casi de inmediato, en la ciudad que se acerca hacia las periferias nómades pasa a ser una cuestión corriente y que configura una determinada espacialidad urbana signada por la fuerte actividad en la calle.
• 9806 a 10364m: Por Av. Beruti hasta Av. Hugo Wast: El recorrido prosigue adentrándose hacia el noroeste de la ciudad. En el mismo y en primera instancia, llama notablemente la atención la escala del nuevo hospital Iturraspe. Su volumetría se implanta sobre el fondo del predio, liberando toda una zona destinada para espacio público sobre la Av. Blas Parera. Los barrios de vivienda social comienzan a ser una constante en el paisaje urbano, algunos con viviendas más diversificadas, como el barrio U.P.C.N sobre Bvd. French, y otros con operaciones de forma más homogénea, como los pertenecientes al plan federal y a la Dirección de Vivienda de la provincia de Santa Fe. También en el sector se percibe fuertemente la penitenciaría de Las Flores, la cual con sus muros de gran altura y torres de vigilancia tiene un gran protagonismo en la imagen del sector. La percepción cambia también por cuestiones inherentes a las infraestructuras y al estado actual de los barrios. Calles de tierra, focos de residuos, pastizales y quemas de basura rápidamente cobran protagonismo y configuran toda una experiencia de lo público muy diferente de la ciudad consolidada. Los comercios también cambian su escala y se promocionan mediante cartelerías pintadas a mano. Situados en esta instancia interesa, principalmente, estudiar los desplazamientos entre formas, usos y significados, que ya no determinan unidades correspondientes entre ellas, sino que se difuminan en topologías no Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
precisas: espacios sin jerarquía, sin centralidades definidas, que progresivamente van pasando de espacios de determinación hacia los de indeterminación.
• 10364 a 12874m: Desde Av. Hugo Wast, por Av. 12 de Octube hasta calle Cnel. Loza: Hacia el final del recorrido, que culmina en la garita donde la línea de colectivo 5 hace su parada, la noción del paisaje urbano, de la espacialidad urbana, difícilmente pueda compararse con aquella del inicio de la transurbancia. La percepción del espacio y su experimentación son metodologías que aportan y ayudan a hacer comprensibles determinadas dinámicas muy complejas que tienen como resultado estos grandes espacios urbanos de indeterminación que generan incertidumbres epistemológicas. En primer lugar, es importante mencionar que la experiencia del recorrido urbano a la manera de deriva tiene una fuerte impronta subjetiva, por ende es hermenéutica y relativa. Esto que, en primera instancia, parece una debilidad metodológica, en realidad pone al proyectista en contacto directo con la experiencia viva del espacio de modo que, sumado al participacionismo y a los diagnósticos urbanísticos tradicionales, se puedan generar instrumentos lo suficientemente complejos y flexibles como para abordar las periferias entrópicas de la ciudad. Esto implica que el estudio de un sector urbano se hace mediante la acción y no la contemplación, el espacio se experimenta y se vive. Por otro lado, se intenta trascender la postura reduccionista de que los problemas de los sectores marginales de la ciudad están exclusivamente relacionados con el deterioro, el abandono y sus habitantes. Las periferias son lugares de intensidad urbana, en ella se llevan a cabo los procesos de metabolismo de la ciudad, son estratos y bordes porosos entre ciudad y campo y, como toda transición, es inestable. En esto radica la principal diferencia entre la ciudad estriada, y la ciudad lisa; entre la ciudad sedentaria y la ciudad pag.89
nómade: La primera pertenece a lo determinado, y así es la percepción del espacio. La sensación es la de estar en puntos “fríos”, de difícil modificación y en donde la acumulación de significados históricos y simbólicos se plasman en el espacio público de modo que generan espacios no solo de sentido, sino de jerarquía y de centralidad. Por el contrario, las periferias son lugares “calientes”, lugares en donde la percepción es la de estar en sitios dinámicos, terrain vague, en donde existen elementos en un continuo estado de agitación que difícilmente perduren de manera tal de que produzcan asociaciones estables entre formas, usos y significados. A lo largo del sector se advierten numerosos espacios “libres”, grandes sectores que no responden a ninguna taxonomía, y que son apropiados de forma variable (como lugar de paso, de permanencia, para jugar al fútbol, etc.). Estos no necesariamente son terrenos fiscales sin intervenir, sino que muchas veces son terrenos privados o loteos que, a pesar de su condición indeterminada, son surcados y atravesados permanentemente por los ciudadanos. De este modo, vemos cómo los espacios se siguen apropiando y habitando, solo que responden a otros modos de habitar, más erráticos y contingentes. En este sentido, el ciudadano de las periferias es un sujeto “táctico”, un sujeto que atraviesa y surca los espacios de manera errática, no prevista, que muchas veces tiene que lidiar con inundaciones, quemas de basura u otro obstáculo que no le permiten imprimirle al espacio una topografía precisa. Comprender estos modos de habitar la ciudad, sin duda, conduce a replantear nuestras concepciones a la hora del diseño de los espacios públicos en dichos contextos. Los caminos y líneas de acción que se pueden proyectar desde tal interrogantes son inabarcables, aunque en su génesis pueden reducirse a un interrogante clave: ¿Estriar lo liso o potenciarlo como un nuevo modo de habitar y pensar la ciudad?.
4. Hacia un esquema metodológico para la intervención proyectual en el espacio público
4.5.6. Menhires antes que mojones
• 4.1. Introducción y conclusiones parciales hasta el momento • 4.2. El proyecto y los nuevos escenarios: proyecto, obra, método • 4.3. Arquitectura débil y arquitectura del acontecimiento • 4.4. Tácticas • 4.5. Configuraciones morfológicas para el acontecimiento
4.6. Acciones • • 4.7. El diagrama como dispositivo de acción – DAIAUSI
4.
4.5.1. Mallas y circuitos antes que grillas 4.5.2. Nudos antes que nodos 4.5.3. Topografías – geomorfismos 4.5.4. Suelos y resaltes antes que mobiliarios urbanos 4.5.5. Matrices tridimensionales y moires
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Tesis 2015 Espacio PĂşblico Arias. Barzan. Collados
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4.1. Introducción y conclusiones parciales La investigación ha transcurrido sobre la base de determinadas conceptualizaciones referidas al espacio público y sus dinámicas en distintos estratos de la “ciudad escindida”. Se desarrolló, hasta el momento, la instancia de problematización. En el presente capítulo se avanzará hacia la etapa de proposición, no sin antes retomar y sintetizar las conclusiones parciales obtenidas del trabajo de recorrido a modo de transurbancia. Se detallan, a continuación, los principales lineamientos a los que se han arribado desde el Capítulo I hasta el III: •La problemática de la ciudad que se escinde tiene sus raíces en procesos de escala global referidos al sistema político/económico/financiero imperante. •En ese sentido, la globalización desencadena procesos que en los contextos latinoamericanos adquieren matices particulares. •Esos matices están signados por las tensiones entre lo global y lo local y por la resistencia que oponen los Estados–nación. •El fenómeno global va de la mano con el sistema capitalista neoliberal que fomenta el consumismo y la circulación de bienes y servicios. •Lo global se manifiesta físicamente en la ciudad de múltiples maneras: como enclaves autosuficientes, como concentraciones de sedes de grandes corporaciones, como proliferación de franquicias multinacionales, como megaoperaciones urbanas que reflejan lo que se da en llamar la “festivalización de la política”, etcétera.
•El sistema capitalista tiene como objetivo fundamental la construcción de un nuevo sujeto –un antisujeto, en el sentido de que no está sujetado a nada. •En oposición a construcciones de la modernidad como el sujeto crítico y el sujeto neurótico, surge el antisujeto esquizofrénico como individuo que no entabla relaciones estables con ningún centro. •La dilución y los desplazamientos en los centros de producción de sentido repercuten sobre la noción de la moral en tanto normas implícitas y explícitas que rigen y determinan el comportamiento y las prácticas sociales. •Como resultado, al antisujeto experimenta una suerte de vacío existencial que es ocupado por el sometimiento al sistema capitalista y al consumo hedonista de bienes y servicios. •Dicho “adiestramiento” es sutil, aunque en casos extremos puede adoptar formas de coacción. •El sujeto esquizo se encuentra abierto a las conexiones con los flujos del capitalismo neoliberal global. •Ante tal contexto, se dificulta establecer o imaginar prácticas sociales convergentes; por el contrario, ciertos sectores de la sociedad tienden al aislamiento y a las prácticas egocéntricas que tienen su correlato en la ciudad. •Estos desplazamientos de los centros también son experimentados por la disciplina. Observar y entender una sociedad que tiende a la escisión antes que a la unión pone en jaque ciertos preceptos del proyecto arquitectónico/urbanístico en tanto instrumento concebido en el seno de la modernidad.
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•Como si fuese poco, las prácticas urbanísticas exacerban esta escisión y la trasladan al orden de lo físico. •Los problemas del urbanismo como segregador antes que articulador se deben en gran medida a que sus objetivos no están puestos en la articulación social y en la disminución de la marginalidad. •Desde la disciplina se legitiman ciertas prácticas que tienden a la urbanización difusa y al uso extensivo e insostenible del suelo (como las urbanizaciones en barrios cerrados o los barrios de vivienda social de baja densidad), en detrimento de la idea de ciudad compacta y densa. •Por ende, toda posición respecto de las líneas de acción que se toman implica una voluntad política. Ya sea que se convalide el sistema capitalista imperante o se lo omita, se toma un posicionamiento político. •Aun si el urbanismo y la planificación encontraran líneas de acción coincidentes con un “urbanismo ciudadano” orientado hacia fines de alcance social, no es posible resolver el conflicto social producto de la marginalidad en nuestras ciudades pura y exclusivamente desde lo disciplinar. Nuestros esfuerzos deben estar orientados a favorecer y atenuar las dificultades en el acceso al espacio público, pero siempre desde una mirada multidisciplinar. •La ciudad es el espacio de la diferencia y del conflicto. En este sentido, se encuentran en ella lógicas e intereses contrapuestos. Se debe tomar conciencia de que, difícilmente, una determinada postura o línea de acción dará respuesta favorable a toda la sociedad en su conjunto. La “lucha de clases”, aún hoy, se hace presente.
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•Todos estos factores son condicionantes que afectan directamente a la praxis disciplinar y que ponen en crisis ciertos preceptos, en particular relativos al análisis y la práctica urbanística. El proyecto no puede pretender dirigirse a un público total, a una comunidad homogénea, ya que es esta misma la que también se encuentra escindida y fragmentada.
•Esta crisis se hace más evidente aún en lo que definimos como territorios indeterminados de la ciudad. Estos producen dispersiones de formas, usos y significados antes que centralizaciones o territorializaciones. •Lo que se pone en cuestionamiento es la idea de la ciudad como totalidad, como sistema de lugares que producen topologías precisas y discernibles. •Ante tal incertidumbre, se requieren nuevos instrumentos metodológicos para comenzar a estudiar una realidad que se descompone, se desarticula y se escapa de rígidas taxonomías.
•Se propone, entonces, el recorrido urbano a la manera de deriva o transurbancia, lo que supone adentrarse y surcar los territorios nómades de la ciudad. •A tales fines, el trabajo de campo se orienta a adquirir experiencias sobre lo público; se intenta que la investigación base su legitimidad conceptual y su pertinencia metodológica sobre una experiencia psicofísica del espacio, colocando al saber en un lugar no jerárquico y llevándolo al campo mismo. •Debido a esto, el trabajo consistió en mapear los espacios públicos de la ciudad, tomando al mapa como cartografías de tramas abiertas, móviles, que Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
conjugan elementos físicos, actores sociales y acontecimientos.
•No se debe confundir mapas con meras cartografías descriptivas. El mapeo sobre la experiencia de lo público adquiere diferentes formas de representarse: como lista de elementos agenciados, como collage o esquemas de intensidades, como mapeo termopúblico, etcétera. •Se orientó la investigación hacia la indagación de conceptos que puedan dar cuenta de lógicas complejas que hoy en día se dan en la ciudad contemporánea en general, y en Santa Fe en particular. •Lo nómade y lo sedentario, lo liso y lo estriado, lo determinado y lo indeterminado son conceptos que esclarecen y ayudan a entender ciertas dinámicas de la ciudad en tanto productora de paisajes entrópicos. •La ciudad concebida como totalidad y como topología continua genera estructuras en forma de árbol. Es más interesante indagar acerca de la posibilidad de que el hecho urbano se defina desde rizomas parcialmente segmentados y estratificados, que son desestabilizados mediante líneas de fuga que los redireccionan y los reordenan.
•Para comenzar a estudiar la ciudad, el colectivo (transporte público) resultó ser altamente práctico y de suma pertinencia metodológica. En él se transitan líneas, vectores que atraviesan la ciudad y permiten apreciar, al menos por momentos, las instancias de pliegues y repliegues entre la ciudad nómade y la ciudad sedentaria. pag.93
•Es posible establecer, a partir de análisis cuantitativos, relaciones entre estos datos numéricos y conceptos como nomadismo o indeterminación. •Si se realizan mapeos “termopúblicos” en donde los sitios de más “calor” corresponderían a los espacios públicos con mayor intensidad de uso, se vería que la capacidad de estos mismos de volverse un sistema estaría determinada por la posibilidad de articularse con otros espacios mediante la proximidad y las actividades. •Por el contrario, en las grandes periferias, el espacio público no se define como sistema sino como “constelaciones” de espaciados y pequeños fragmentos apropiados por su entorno más inmediato. •Realizar cartografías a modo de listas de elementos heterogéneos moviliza a intentar reterritorializar los vínculos y las relaciones entre los mismos. •Se distingue entre relaciones más estables, que tienden a permanecer, y aquellas más inestables, que pueden darse o no y que generan desestabilizaciones y líneas de fuga; a veces producen dinamismo y en otras ocasiones son decididamente perjudiciales. •Establecer estos registros resulta pertinente a la hora de leer la “letra chica” de la ciudad, de adentrarse en los intersticios de las grandes infraestructuras y sistemas de movilidad que caracterizan el hecho urbano. •Como resultado se obtiene la reconstrucción cartográfica de un recorrido de transurbancia y no la representación de un espacio.
•Las intensidades que se perciben en el recorrido
•El espacio de la ciudad sedentaria es escenario de
ayudan a establecer otro tipo de mapas, orientados a detectar elementos que sobresalen a la percepción, desnaturalizarlos de su soporte y reconstruirlos en mapas móviles tipo collage. Se logran así mapas que, como el tráiler de una película, reproducen una experiencia sobre el espacio sin representarlo textualmente.
fuertes disputas políticas y de demandas sociales (en especial la demanda de “justicia” o “seguridad”). Se considera al espacio público como el condensador de una serie de tensiones, siempre disimiles y en desigualdad de oportunidades, que intentan hacer visibles y legítimos sus reclamos.
•Estas intensidades, reunidas en un dispositivo cartográfico, permiten indagar acerca de las conceptualizaciones que se plantean más arriba.
•La “pintada política” es uno de los factores percibidos que no se rige por bordes, por zonas o por clase, sino que es una constante a lo largo de todo el recorrido.
•Los espacios públicos en la ciudad consolidada son de alta relevancia simbólica. La presencia de bustos, esculturas y monumentos con una fuerte codificación simbólica relacionan a los usuarios con el espacio desde la contemplación y la interpretación.
•En algunos momentos, el espacio público y las demandas que en él se plasman y se visibilizan parecieran ser una traducción casi directa de la agenda de los medios de comunicación.
•En este sentido, son espacios de segregación ya que se requiere un nivel de conocimiento y de instrucción para su “correcta” decodificación. •En el sur de la ciudad, los espacios públicos pueden actuar como sistemas en tanto se encuentran próximos unos de otros y generan continuidad en las actividades (como el sistema de plazas y circuitos en el Parque del Sur). •Son espacios de pura determinación, de especificación y con un alto nivel de caracterización. •Por esto último, entran en crisis cuando se advierten prácticas no “deseadas” o que se apartan de lo establecido.
•El espacio estriado, el de la ciudad sedentaria, es altamente restrictivo ya que las apropiaciones de lo público por parte de los usuarios coexisten con carteles que pautan y delimitan las actividades y los comportamientos. Son espacios de obediencia, “guionados”, marcados, ritmados y zonificados. •Se advierten sitios (como la Plazoleta “Héroes Santafesinos”) que indagan en la potencialidad del espacio público de definirse como nodo de producción de sentido, de cohesión social y de memoria. Esta producción no puede definirse o construirse únicamente por el acceso “físico” a espacios públicos de calidad, sino también en la manera en que los usuarios se relacionan con ellos. •A medida que nos alejamos de los centros consolidados, los espacios se hacen más flexibles y se advierten edificios e infraestructuras cuya configuración remite a procesos anteriores que hoy aparecen resigpag.94
nificados, como el caso del Parque Federal. Este último no es un espacio de contemplación u admiración sino de pura apropiación, en donde predomina el vacío antes que el lleno.
•La experiencia de la transurbancia desde el centro a la periferia difícilmente suponga un itinerario en donde se asista progresiva y gradualmente al paso entre nómade y sedentario, liso y estriado, determinado e indeterminado; por el contrario, explorar vectores de recorrido es experimentar altibajos, zonas de nueva centralidad y repliegues entre dichas conceptualizaciones. •Resulta muy interesante la reutilización de la traza del ferrocarril como paseos o “corredores” verdes. Se debe indagar en la posibilidad y potencialidad de los mismos de definirse como articuladores de grandes áreas de la ciudad. •A medida que nos adentramos en la periferia, los comercios adoptan la característica de la “vivienda-taller” o la “vivienda-comercio” de baja densidad (1 o 2 niveles). •El horizonte como elemento que configura el paisaje urbano comienza a percibirse cuando la ciudad se dispersa y se hace discontinua. •La venta ambulante y las prácticas emergentes e inesperadas, que en la ciudad sedentaria pasarían a ser rápidamente percibidas como indeseables o como muestras de incivismo, en la ciudad que se acerca hacia las periferias nómades pasa a ser una cuestión corriente y que configura una determinada espacialidad urbana signada por la fuerte actividad en la calle. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
•Los barrios de vivienda social comienzan a cobrar
•Las periferias son lugares de intensidad urbana, se
un papel protagónico en la configuración del paisaje urbano.
llevan a cabo los procesos de metabolismo de la ciudad, son estratos y bordes porosos entre ciudad y campo y, como toda transición, son inestables.
•En los espacios de indeterminación, la relación liso-estriado comienza a revertirse: progresivamente se aprecia una fuga que posiciona a lo liso, a lo nómade en el rol protagónico. •El mismo acto de andar en los territorios de la indeterminación, en los territorios vagos o áreas vacantes, es lo que produce la significación. Ésta es la principal diferencia con la ciudad histórica, cuyos recorridos están preestablecidos y cargados de significados preexistentes. •De los numerosos planes habitacionales en el sector se cuestionan dos aspectos principales: su articulación con la trama de la ciudad y el rol del espacio público. Este último se concibe como vacíos, como manzanas que no fueron “rellenadas” con viviendas. •Hacia el final de los recorridos, la percepción es la de estar en un cambio de temporalidad, en el espacio del puro devenir, en donde todo “es...” pero a la vez puede “dejar de serlo...”. •El espacio de la ciudad nómada es dinámico e inestable ya que no comunica o sugiere una estabilidad; por el contrario, parece expresar lo contingente de unas configuraciones que pueden fugar, mutar, transformarse en cualquier momento.
•Si el espacio de la ciudad sedentaria era altamente determinado y caracterizado, en estas instancias del recorrido se advierte una espacialidad conformada por un lenguaje arquitectónico sumamente “descaracterizado”. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
El escenario que se ha estado intentando reconstruir a lo largo de esta investigación entra en crisis con la concepción del proyecto como instrumento técnico/racional tal cual lo concibió la modernidad y como se lo emplea actualmente. Los desplazamientos en centros estables de certidumbre metodológica ponen a la herramienta proyectual en una suerte de inconsistencia; ya no puede pretender dirigirse a una sociedad homogénea sino que la misma parece disiparse en múltiples direcciones, muchas veces contrapuestas, en donde la acción y la apropiación de la ciudad se han vuelto operaciones tácticas, movilizadas por intereses particulares de antisujetos esquizos. Concebir la ciudad como la posibilidad de una totalidad entra en crisis con ciertas dinámicas basadas en especulaciones y movimientos de agentes privados que protegen sus propios beneficios y no tienen el interés puesto en lo público. El proyecto como instrumento se debilita cuando debe venir a responder requerimientos actuales que no son los mismos para los cuales fue concebido. Pensar en términos de análisis-diagnóstico/propuesta-respuesta implica concebir al proyecto como una práctica técnica asociada a ciertas condiciones socioproductivas y socioculturales determinadas, por estables, y que le confieren horizontes de plena certidumbre. Hoy, como se ha analizado, los desplazamientos en esas estructuras posicionan al proyecto como metodología positiva (en el sentido de que su accionar llevará progresivamente a estadios de bienestar superior y altamente pertinentes para la sociedad) en jaque, y el mismo tiende a diluirse en prácticas efímeras, en meras operaciones de forma, en obras que se pretenden totalizantes y
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en otras formas de aparición. Ante tal contexto que, al principio, pareciera tener el efecto de paralizar los imaginarios y librarse a una suerte de nihilismo epistemológico que refutaría y desarticularía cualquier alternativa potable, algunos autores abren vías de exploración, siempre reconociendo lo contingente y relativo de sus propuestas respecto de un escenario que cada vez se torna más complejo.
4.2. El proyecto y los nuevos escenarios: proyecto, obra, método. Julio Arroyo plantea revisar el andamiaje metodológico que aquí se pone en cuestión desde los corrimientos entre las nociones de proyecto, obra y método. Este análisis ha resultado sumamente sugerente a la hora de articularlos con otros posicionamientos o propuestas que también se analizan en este capítulo. En el contexto que se delinea, el proyecto se resiente como el proceso mediante el cual una subjetividad tiene la capacidad de sintetizar y articular formas, usos y significados, ofreciendo imágenes de la ciudad altamente pertinentes desde todas sus dimensiones (morfológica, social, simbólica). Hoy en día, proyectar invita a pensar en el sentido de la oportunidad, más aún en los territorios de urbanidad emergente que se tratan en esta investigación, en donde la temporalidad no sugiere una estabilidad sino la sensación de que todo puede cambiar en algún momento. De este modo, el proyecto resulta: …más afín con la construcción de un discurso en desarrollo que con un texto concluso (…). En otro sentido, el proyecto atempera su voluntad de construir una síntesis y se asume como una proposición de carácter hipotético antes que aseverativo, se constituye como un enunciado que en el acto de su comunicación provoca el acontecimiento. (Arroyo, 2011:44) El proyecto debe asumirse como contingente de unas condiciones de producción difusas y difíciles de determinar; no debe, sin embargo, librarse a prácticas egocéntricas, individualistas o desprovistas de cualquier intención superadora. Plantear el objetivo de la cohesión social implica reconocerla como el “faro guía”; y para su consecución la arquitectura y el urbanismo recorrerán
múltiples y divergentes líneas de acción, siendo tarea de los profesionales “timonear” hacia estos dispersos horizontes de certidumbre. Por esto último, el método para llevar a cabo estas búsquedas que hacen de la inconsistencia coyuntural una “virtud”, que la asumen y no la simplifican, debería ser abductivo antes que deductivo. Lógicas simplificadoras y lineales llevarían a una reducción de variables complejas que deben ser contempladas. No se habla de volver al empirismo, es decir, a operaciones ingenuas de “prueba” y “error”, sino de considerar lo metodológico como estratégico y táctico, como acciones concretas orientadas a captar momentos de intensidad, focos de acontecimientos, posibilidades de fijación dentro del caos. Lógicas abiertas, en términos de Manuel Gausa, capaces de evolucionar, de redireccionarse durante el proceso, susceptibles de conectarse con otros campos.
numentos’ sino que, como nuevos ‘iconos-interface’, se dispondrían ‘infiltrados’-‘insertados’ o ‘injertados’ – en una relación de resintonía entre lugar y metalugar” (Gausa, 2010:450). Este tipo de consideraciones, que intentan tomar al proyecto como un dispositivo táctico, reactivo, que actúa estratégicamente en coyunturas inestables, encuentran su eco en otras concepciones de la arquitectura como las que propone Ignasi Sola-Morales: la arquitectura débil y la arquitectura del acontecimiento.
La obra, en términos tradicionales, se define como la expresión matérica de un proceso. En ella quedan sintetizados tanto la voluntad de diseño del proyectista como los significados que se le atribuyen producto de su materialidad. Es decir, la obra como entidad tangible condensa la dimensión simbólica de determinados paradigmas de época. En este sentido es representativa, es una síntesis de significados compartidos por una sociedad. En el nuevo contexto, “la obra no puede sino emanciparse del compromiso con la representación simbólica de valores y significados. (…) La obra no evoca, sino que provoca sentidos por la fuerza de su materialidad significante” (Arroyo, 2011:44). De este modo, la obra es incompleta, y en su “incompletitud” es donde radica la potencialidad de volverse texto en desarrollo, inacabado, que se reconfigurará cada vez que los usos y prácticas sociales la actualicen. La obra deviene en dispositivo abierto a la interpretación y al “juego” de la significación; “dispositivo-icono’ que no se impondría como los viejos ‘iconos-mo-
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4.3. Arquitectura débil y arquitectura del acontecimiento. Se propone, entonces, pensar el proyecto como un enunciado incompleto hipotético y abierto; el método como un proceso abductivo que busca el sentido de la oportunidad y la posibilidad; y la obra como entidad física que mediante la fuerza de su materialidad se dispone al juego de la significación. Dichos desplazamientos en estas categorías inherentes a la práctica de la arquitectura y el urbanismo parecen encontrar ecos en otras conceptualizaciones que diversos autores han o vienen realizando. Ignasi Sola-Morales, en “Diferencias: Topografía de la arquitectura contemporánea, plantea la idea de una arquitectura débil”. Débil en el sentido que reconoce su fragilidad y la manera en que se presenta: Esto es, intensamente, como puntos de cruce, como instantes de fijación, como cúmulos de experiencias: “La arquitectura contemporánea se encuentra con la necesidad de construir sobre el aire, de construir sobre el vacío, con la necesidad de proponer para cada paso, simultáneamente el objeto y su fundamento” (Solá Morales, 1996:67). La experiencia, en coincidencia con los lineamientos del presente trabajo, posee un rol fundamental a la hora de avanzar hacia búsquedas y exploraciones de líneas de acción emergentes, en especial para los territorios de la ciudad que se han venido estudiando. Ante la imposibilidad de la obra contemporánea de alcanzar el valor de paradigma, lo que más intensamente se presenta es la fuerza de una materialidad provocadora de sentido: Las experiencias estéticas son, de alguna manera, el modelo más sólido, más fuerte de, valga la paradoja, Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
una construcción “débil” de la verdad de lo real, y por tanto adquieren una posición privilegiada en el sistema de referencias y valores de la cultura contemporánea. (69) Se reivindica la experiencia como aquello en donde comienza cualquier tipo de conocimiento, el instante mismo en que se produce la toma de contacto y la relación entre usuario y espacio. Es decir, el término débil hace pensar en que el fundamento de la nueva arquitectura no se dará ni desde le evocación de significados pasados ni mediante la reapropiación de arquetipos inmutables, como tampoco desde la develación del genius loci de un lugar o, en definitiva, de ninguna manera que pretenda convertirse en un sistema desde el cual pueda deducirse la organización de toda la realidad. Por el contrario, el fundamento estará dado por la intensidad de la experiencia y por los usos y prácticas sociales que posibilite. La obra se vuelve débil en ese sentido, en cuanto ya no se ancla a centros de producción de sentido trascendentales sino en lo frágil e intenso de su configuración. Debido a esto es necesario recuperar la noción de temporalidad, es decir, la centralidad de la noción del tiempo relativo a la experiencia. Durante los distintos períodos históricos de la disciplina, esta acepción del tiempo fue variando. En la Edad Clásica podía estar reducido a cero o, en todo caso, ser un tiempo pautado, es decir, tenía principio y orden. Con los Maestros de la arquitectura moderna, el tiempo pasó a ser un factor que podía ser controlado, a la manera de un encadenamiento de acciones y de espacios guionados. En cualquiera de los dos casos, es decir, centralidad o encadenamientos, el tiempo era cronométrico, controlable, en coincidencia con un racionalismo que convertía al mundo mismo en megasoporte susceptible de ser medido y mesurado.
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El tiempo de la experiencia contemporánea es diverso, tal cual se pudo observar durante los recorridos. Transitar vectores de fuga desde el centro hacia las periferias de nuestras ciudades es experimentar no solo espacialidades diferentes sino temporalidades distintas. Los paisajes entrópicos se dejan ver como escenarios sumamente volátiles que comunican una cierta inestabilidad. Por el contrario, el tiempo en el casco histórico, en el espacio sedentario, se ha detenido, o al menos la agitación de sus “partículas” es mucho menor. La temporalidad de la arquitectura débil es la del acontecimiento: “un azaroso instante que, guiado sobre todo por la casualidad, se produce en un lugar y en un momento imprevisible” (77). La temporalidad del acontecimiento, entonces, es una de las características con las que Solá Morales define la expresión “arquitectura débil”. La misma estará signada también por la noción de pliegue. Se ha tratado, en el Capítulo II, la cuestión relativa a la subjetividad y la objetividad. Se concluyó que, a fin de cuentas, los lugares desde los cuales hoy en día se critican ciertas prácticas subjetivas no son sino espacios conformados desde otras subjetividades, y que hoy en día hablan y emiten juicios desde una posición considerada objetiva. Si se afirmaba que la experiencia contemporánea supone temporalidades diversas, la conjunción entre objetivo y subjetivo sólo se da durante instantes de pliegue: La realidad aparece como un continuo en el cual el tiempo del sujeto y el tiempo de los objetos exteriores están circulando en una misma cinta sin fin y donde el encuentro entre lo objetivo y lo subjetivo sólo se produce cuando esa realidad continua se pliega en un desajuste de su propia continuidad. (78) Para ello, el recorrido a modo de transurbancia resultó ser una herramienta muy interesante para abordar estas dinámicas y estados de la ciudad contemporánea.
Por otro lado, la arquitectura débil es siempre decorativa. No en el sentido peyorativo que el Movimiento Moderno le asignó al término, sino lo decorativo como aquello que no es esencial, “algo que realza, enriquece, hace soportable la realidad, sin la pretensión de imponerse, de ser central” (79). Es decorativa en tanto no capta el centro de la atención, se repliega a una función “secundaria”. En este sentido, la arquitectura débil es escenario y no objeto, es una plataforma en donde el acontecimiento es posible. Es una suerte de soporte flexible, “decorativo”, que pone el énfasis en las actividades y usos que permite antes que en mostrarse como protagonista. En este sentido, los playones deportivos que se encuentran en los barrios más apartados del centro son por excelencia decorativos. Los mismos se conforman de una gran “plancha” de cemento; son intervenciones mínimas que, a pesar de la precariedad de su diseño, posibilitan un sinfín de actividades, siendo fuertemente apropiadas por parte de la comunidad. Por último, dice el autor, la arquitectura débil es eminentemente monumental. No la monumentalidad entendida como en el clasicismo. El monumento era la fuerza de unas expresiones destinadas a conservar el tiempo y el orden del espacio. Eran fuertemente evocadoras de significados; en este sentido eran impositivas, eran colocadas por un poder. Aquí no interesa ni la geometría grandilocuente ni lo simbólico, sino la capacidad de los monumentos de permanecer en el recuerdo.
La arquitectura, entonces, debe estar enfocada en lo intenso del acontecimiento y de las actividades que produce; conjugando espacialidad y prácticas la obra adquiere la capacidad de “resonar”, de permanecer en la memoria a partir de su voluntad interactiva con el usuario, antes que hacerlo desde posiciones jerárquicas e impositivas. Diversas temporalidades, precariedad del acontecimiento, instantes de pliegue, cualidad decorativa, y monumentalidad son los factores con los cuales Sola-Morales caracteriza la arquitectura débil. Ésta parece estar avanzando en una dirección muy interesante de explorar. Pensar en una arquitectura del acontecimiento invita a trascender el nihilismo o la posición pesimista de que ya nada puede hacerse ante el caos intempestivo de la realidad actual. Aún es posible configurar lugares intensos de apropiación: Desde mil lugares distintos sigue siendo posible la producción del lugar. No como el desvelamiento de algo permanentemente existente sino como la producción de un acontecimiento. El lugar contemporáneo ha de ser un cruce de caminos que el arquitecto tiene el talento de aprehender. No es un suelo, la fidelidad a unas imágenes, la fuerza de la topografía o de la memoria arqueológica. Es más bien una fundación coyuntural, un ritual del tiempo y en el tiempo, capaz de fijar un punto de intensidad propia en el caos universal de nuestra civilización metropolitana. (124)
La idea de monumento que quiero traer a colación es aquella que podemos encontrar en un objeto arquitectónico que, siendo ciertamente una apertura, una ventana a una realidad más intensa, al mismo tiempo su representación se produce como un vestigio, como el aleteo de la música de la campana que queda después de sonar. (81)
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4.4. Tácticas Se propone, de este modo, avanzar hacia esta sugerente idea de la arquitectura del acontecimiento que, para los territorios indeterminados de la ciudad, resulta sumamente útil y pertinente. Allí, la producción del sentido no puede darse desde presiones existentes, ya que la ciudad dis-tópica genera dispersiones de formas, usos y significados; por ende, el proyecto no tiene mayores premisas sobre las cuales sujetarse. Precisamente, pensar en una arquitectura del acontecimiento habla de generar momentos de intensidad, basándose en lo interactivo y en las prácticas y no tanto en cuestiones contextuales que, en estos lugares, pueden ser ambiguas o volátiles.
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Para dicho fin, el proyecto debe recurrir a nuevas formas de intervención, “tácticas” de infiltración que permitan generar esos puntos de fijación y generar transformaciones positivas. Se sintetizan a continuación determinadas estrategias que se han detectado en intervenciones urbanísticas contemporáneas. Este reconocimiento es parcial y orientativo, susceptible de ser completado continuamente: •Injertar: el injerto se entiende no solo como mecanismo proyectual de hibridación/combinación, sino como revitalización conceptual, como alimentación mutua entre dos organismos. Sería una transferencia de energía, un punto de cruce, la introducción de algo externo para reactivar un territorio.
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01. Ecosistema Urbano, “Eco Boulevard” Vallecas, Madrid, España – El injerto aparece aquí como la irrupción de un artefacto con el objetivo de reconfigurar el lugar. Es un mecanismo de hibridación y combinación proyectual (2004) 02. Ecosistema Urbano, “Eco Boulevard” Vallecas, Madrid, España – “Árbol artificial”, corte (2004)
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•Solapar: habla de colocar o sobreponer una cosa sobre otra cubriéndola parcialmente. Sería una irrupción menos “violenta” que el injerto, en tanto el solapamiento está destinado a retener una porción de lo existente (es una yuxtaposición parcial).
05. Aula de Arquitectura Social AAS UCAM, Concurso “Iniciativas ciudadanas europeas”, Murcia, España – El deslizamiento como intervención efímera, como el aprovechamiento de un instante y una oportunidad. En el ejemplo se propone aprovechar un vacío urbano como lugar de encuentro y de proyecciones audiovisuales (2014)
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•Deslizar: arrastrar algo con suavidad por una superficie. Es decir que la intervención atenúa al mínimo posible su presencia, a tal punto de intervenir de manera nómade, al estilo del land-art, es decir, con unos trazos que, con el tiempo, desaparecen. Estaríamos situados en el campo del happenyng o el ready-made. 03. Arq. Paulo Gastón Flores, Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Centro Metropolitano de Diseño, Buenos Aires, Argentina – El solapamiento como yuxtaposición parcial. La nueva intervención se articula con una prexistencia sin anularla totalmente. Axonometría de implantación del proyecto (2010)
06. Aula de Arquitectura Social AAS UCAM, Concurso “Iniciativas ciudadanas europeas”, Bruselas, Bélgica – Se aprovecha un lote sin construir entre medianeras para incorporar una “biblioteca urbana” (2014)
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•Superponer: en el sentido de colocar algo sobre otra cosa. Se requiere de una preexistencia, al igual que el injerto, pero implica un apilamiento, un crecimiento en sentido vertical. En el campo de las acciones puede aparecer relacionado con la superposición o la mixtura de actividades y usos.
04. Arq. Paulo Gastón Flores, Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Centro Metropolitano de Diseño, Buenos Aires, Argentina – Fachada principal (2010)
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07. Ecosistema Urbano, “City Splash!: Vienna Waterfront Reactivation”, Viena, Austria – La superposición aparece como la posibilidad de “apilar” usos y actividades, como crecimientos verticales y acumulativos. Se propone una serie de intervenciones multiuso para reactivar el frente costero de la ciudad de Viena (2015)
08. Ecosistema Urbano, “City Splash!: Vienna Waterfront Reactivation”, Viena, Austria – Vista esquemática del conjunto. En la misma se aprecia la mixtura y el “apilamiento” de usos y programas (2015)
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•Complementar: cosa o cualidad que se añade a otra para hacerla íntegra o perfecta. Estaría signado por la capacidad de la intervención de penetrar e influir en una situación preexistente que sea susceptible de ser mejorada, evolucionada, “perfeccionada”.
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09. Enric Miralles, Renovación del mercado de Santa Caterina, Barcelona, España – El complemento como anexo para “perfeccionar” una situación prexistente. La gran cubierta sinuosa recalifica el espacio ya densamente apropiado del mercado de Santa Caterina, imprimiendo nuevas dinámicas en el lugar (2004)
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•Conectar: poner en comunicación dos cosas. En las intervenciones urbanísticas, y referidas al espacio público, esta operación difícilmente se produzca, ya que habla de poner en contacto dos elementos sin la necesidad de incorporar un tercer elemento físico.
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•Enlazar: a diferencia de conectar, el enlace hace referencia a algo que se agrega para comunicar dos cosas. Lleva implícito la necesidad de que exista un elemento (físico) que produzca el vínculo.
10. •Reactivar: en tanto supone que se vuelva a poner en funcionamiento un mecanismo. La intervención vuelca sus esfuerzos en que se vuelvan a producir procesos inactivos. Englobaría otras estrategias como reciclar, reapropiar, resignificar.
12. Mario Corea Aiello, La Redonda, Gobierno de la Provincia de Santa Fe, Santa Fe, Argentina – La intervención se encuentra destinada a reactivar puntos estratégicos, como el edificio hemiciclo en el Parque Federal. Fotografía interior durante muestra para niños (2011) 13. Mario Corea Aiello, La Redonda, Gobierno de la Provincia de Santa Fe, Santa Fe, Argentina – Perspectiva exterior del edificio (2011)
12. 10. Medellín, E.D.U (Empresa de Desarrollo Urbano), Escaleras eléctricas Comuna 13, Medellín, Colombia – El enlace como tercer elemento que se añade para conectar dos situaciones o lugares. Las escaleras resuelven y articulan los desniveles en el barrio de la comuna 13, haciéndolo más accesible. Perspectiva general (2011)
De este modo, solapar, deslizar, enlazar, injertar, etc., son términos más pertinentes a la hora de pensar las intervenciones arquitectónicas/urbanísticas desde una perspectiva débil. Son tácticas que permiten imaginar una arquitectura de la acción, que no necesariamente irrumpen violentamente en un contexto desconociendo cualquier tipo de preexistencia. Por el contrario, intentan operar en territorios de indeterminación desde una perspectiva estratégica, reconociendo pero a la vez proponiendo.
11. Alcaldía de Medellín, E.D.U (Empresa de Desarrollo Urbano), Escaleras eléctricas Comuna 13, Medellín, Colombia – Intensa apropiación de las escaleras por parte de los ciudadanos (2011) Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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4.5. Configuraciones Morfológicas para el acontecimiento Se ha caracterizado a la arquitectura sobre la que se pretende avanzar como débil en el sentido en que entiende el término Sola Morales. Se afirmaba, entonces, que una arquitectura que se centre en la producción de situaciones debía atemperar su rol como protagonista para pasar de ser objeto a ser escenario. En las intervenciones sobre el espacio público, entendiendo este último como lugar de accesibilidad y de encuentro, conviene revisar algunos términos que hablan de los elementos físicos que configuran la propuesta; revisarlos con el objetivo de redirigir el sentido del proyecto hacia los objetivos que se han venido planteando, es decir, reposicionar a la intervención arquitectónico/ urbanística como una herramienta de cohesión social.
4.5.1. Mallas y circuitos antes que grillas La noción de grilla se encuentra relacionada con otras instancias y con otras condiciones de producción de la arquitectura, más cercana al movimiento moderno y racionalista. En cierto modo, la Modernidad convirtió al mundo en una suerte de grilla, en una gran superficie que podía ser medida y controlada. Por ende, pensar en este término lleva implícito una cierta rigidez, una inamovilidad que admite casi nulos desplazamientos de la estructura. En la ciudad y en el urbanismo, la grilla se asocia a cuestiones de infraestructuras, tramas regulares de movilidad, zonificación, etc. Como se observa, son acepciones que se desplazan de lo que aquí se quiere construir como arquitectura del acontecimiento, en tanto esta última supone y requiere una
cierta flexibilidad que las grillas ortogonales concebidas desde el Movimiento Moderno no se encontrarían en condiciones de permitir. Resulta más pertinente pensar en mallas y circuitos:
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Denominaríamos a su vez mallas, mallazos o mallados flexibles a aquellos dispositivos concebidos como virtuales “circuitos trenzados” de movimientos: circuitos abiertos cuyos “recorridos” (es decir, los de los propios procesos de organización –y ocupación– espacial que los definirían) trazarían o surcarían virtuales matrices “entrelazadas” y “entrecruzadas”. (Gausa, 2010:469) Es decir, geometrías de red pero más flexibles, en donde los elementos principales (fibras y huecos) se disponen sobre el espacio de manera irregular, generando alteraciones y propiciando una ductilidad mayor. Sería una estructura deformable, definida desde circuitos irregulares de ocupación elástica que pueden ser físicos o virtuales. Los huecos se conciben como reguladores de espacios; no como zooning, sino como disposiciones abiertas susceptibles de intercambiarse y fusionarse mediante los surcos, que antes que vías de circulación se tomarían como canalizadores u orientadores de flujos. La malla permitiría, entonces, altos grados de hibridación entre usos, programas, actividades:
14. MVRDV, Market and Civic Offices, Pau, Francia – Perspectiva interior de nivel de mercado (2014)
la isotropía homogénea de la retícula moderna cedería, entonces, ante la definición más elástica de la ‘malla’ contemporánea como agenciamiento flexible en el que no solo conexiones y separaciones sino, también, ocupaciones y espaciamientos, concentraciones o dilataciones, tenderían a desplazarse, deformarse o deslizarse, unos respecto a los otros, e incluso a solaparse, ovillarse y/o (re) plegarse, unos sobre otros. (477)
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14. 15. MVRDV, Market and Civic Offices, Pau, Francia – Proyecto para mercado y oficinas, la cubierta se define como una malla de dimensiones variables que “envuelve” el edificio generando distintas espacialidades (2014) Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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17,18,19. Ruy Othake, Transporte urbano elevado de ómnibus, San Pablo, Brasil – Distintas estaciones de transporte público elevado. Las mismas articulan una compleja red infraestructural, definiéndose como nudos que concentran una gran densidad e intensidad de actividades (2007)
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4.5.3. Topografías - geomorfismos
16. MVRDV, Market and Civic Offices, Pau, Francia – Perspectiva exterior, nivel de acceso (2014)
Con topografías se refiere a movimientos de pliegue que definirían suelos de naturaleza casi geográfica. Este tipo de movimientos que refieren a procesos naturales en los lugares de indeterminación (en el “sahel”, donde ciudad y naturaleza se funden) son interesantes y sugerentes. Se trataría de una cierta antropologización de lo natural, es decir, de retomar las trayectorias intempestivas de la naturaleza y redefinirlas para su apropiación. En una arquitectura que se plantea como decorativa (esto es, como escenario, como un medio para…), antes que niveles o pisos, resulta más sugerente pensar en plataformas, mesetas, desniveles, es decir, topografías que permitan una gran flexibilidad y que posibiliten y se acomoden a prácticas sociales emergentes e inesperadas. En este tipo de configuraciones, el suelo pasa a ser protagonista y soporte de toda una serie de operaciones: ondas, rasgaduras, surcos, resaltes, quiebres, pliegues, deformaciones, etcétera.
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4.5.2. Nudos antes que nodos La noción de nodo puede tener el efecto de remitir a sitios determinados de la ciudad, lugares de concentración simbólica, de usos y de flujos. Son lugares jerárquicos en tanto suponen y generan centralidades y jurisdicciones, o territorialidades. Por ende, son estables y adquieren ese “estatus” a partir de definirse como lugares de “legibilidad”, que son inmutables. Referido a la idea de malla, resulta más pertinente y movilizador pensar en nudos. Esto es, nudos trenzados como enlaces entre flujos y elementos heterogéneos. Nudos como instantes de enroscamiento, como bucles que condensan y, a su vez, redireccionan trayectorias divergentes. Los nudos favorecerían enlaces (acuerdos) diversos entre escenarios, programas y movilidad. Se ve, entonces, que surcos o canales, huecos y nudos son los elementos que definirían la espacialidad de la malla.
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Dichos movimientos definirían suelos y (o) enclaves de naturaleza cuasi geográfica desarrollados como plataformas o mesetas programáticas: bandejas o resaltes que exacerbarían su condición de piel o de corteza elástica (de membrana). (…) Se trataría de virtuales “geografías” manipuladas que remitirían a la propia naturaleza “vacante” y “deslizante” de los espacios libres intersticiales y, en último término, a
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la definición última de “paisaje” como “fondo”, como “escenario” y como “construcción” a un tiempo: “paisajes, pues, dentro de otros paisajes”. (479)
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Se ha analizado que, en los sitios de la periferia entrópica, lo natural y la ciudad constituyen espacialidades emergentes que poco tienen que ver con las imágenes que genera la ciudad sedentaria. Estudiar un nuevo tipo de “contrato” entre ciudad y naturaleza aparece como una idea sumamente movilizadora, en especial en los territorios de la indeterminación, los terrain vague y las áreas vacantes: topografía operativa sobre paisaje anfitrión. 20,21. Arqs. Iván Castañeda, Alejandro Cohen, Cristian Nanzer,Inés Saal, Juan Salassa, Santiago Tissot, Centro Cultural Córdoba, Córdoba, Argentina – Fotografías exteriores, en las mismas se observa cómo los movimientos de pliegue, ondulaciones y relieves del terreno generan los espacios para la apropiación (2014)
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4.5.4. Suelos y resaltes antes que mobiliarios urbanos
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La adopción de unos respecto de otros aquí quizás no sería tan radical. Actualmente, el diseño en mobiliarios urbanos ofrece resultados a veces muy interesantes de abordar, en especial en lo referido a bancos y luminarias. Sin embargo, pensar en una arquitectura de la acción lleva a considerar más pertinentes aquellas morfologías topográficas que en los mismos pliegues y repliegues de su configuración van sugiriendo los usos. El lugar para sentarse se señala, se induce pero no se determina. Interesan aquí aquellas operaciones de forma en donde, desde el relieve del suelo, desde sus “accidentes geográficos”, se desprenden superficies susceptibles de ser apropiadas de manera diversa. Estaríamos hablando de geografías construidas y manipuladas, destinadas a establecer este nuevo contrato con la naturaleza, no preservándola celosamente o, por el contrario, negándola, sino “resonando” con ella, reformulándola y reincorporándola.
22,23. Flores & Prats, Museo de los Molinos, Palma de Mallorca, España – Fotografías exteriores del espacio público en torno al museo. El mismo suelo y la misma materialidad, se repliegan de tal manera de generar bancos y lugares para permanecer (1997)
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4.5.5. Matrices tridimensionales y moires Se hace referencia con “matrices tridimensionales” a aquellas exploraciones relacionadas con los conceptos que Yona Friedman definía en los años 50 como Spatial Cities o arquitecturas móviles. Los dibujos y croquis de Friedman dejan ver intrincados armazones tridimensionales que alojan en sus cavidades volúmenes dispuestos de manera dispersa y cambiante. “Paisajes reversibles, llaves ‘temporales’ entre campo y ciudad, infraestructuras ‘espaciales’ enfocadas desde la tridimensionalidad” (Gausa, 2010:639). Gausa plantea la necesidad de avanzar sobre estos dispositivos y evolucionarlos; trascender y reemplazar la idea de la retícula homogénea y regular por un tipo de estructura más contingente, susceptible de favorecer superposiciones y entrecruzamientos. A su vez, se definiría moires como aquella voluntad de superponer y entrelazar tramas de distinta naturaleza sin que unas anulen a otras; se trata de superposiciones que apelan a configurar nuevas espacialidades. El efecto moiré es el resultado de un mecanismo por naturaleza combinatorio (sea a base de campos, tramas, matrices): el interés de tales efectos es el de una acción destinada a producir resultados inesperados. Nuevas geometrías. Nuevas narraciones. (647)
sobre el territorio nómade ocupando vacancias de manera cambiante, generando intersticios y mixtura de usos, escenarios reconfigurables y dinámicos, en plena coincidencia con lo que se pretende explorar y ensayar como una arquitectura de la acción, débil, del acontecimiento. Los recursos limitados actuarían como movilizadores de creativas soluciones para conseguir espacialidades de malla y de matrices tridimensionales con el objetivo de proponer escenarios para la vida urbana de naturaleza siempre variable.
24.
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4.5.6. Menhires antes que mojones Careri, en Walkscapes, desarrolla el concepto de menhir y lo relaciona con el errabundeo nómade. El término significa, literalmente, “piedra larga” y se erigió como la primera transformación física del paisaje durante el período neolítico; una antropologización de lo natural, experiencia que sería retomada por el land-art. De este modo, el menhir resulta de una piedra de gran sección posicionada de manera vertical, a 90°. En esta operación tan simple de transformación es en donde radica toda su potencialidad. Es un elemento artificial que modifica las relaciones del mismo con el entorno circundante, pero también las relaciones con los usuarios. El menhir, dice Careri, tenía una gran cantidad de interpretaciones, desde religiosas hasta orientativas y conmemorativas. Incluso, en muchos de ellos se descubrieron símbolos que remontan a primitivas formas de escritura. Se define entonces por ser simbólico, descriptivo y conmemorativo. Por ende, es interactivo en el sentido de que no se relaciona con el usuario desde una posición jerárquica, como su tamaño y la verticalidad de su erección harían suponer, sino que se brinda para ser apropiado y redefinido. Es muy interesante pensar en que, si se quiere avanzar hacia una arquitectura débil, del acontecimiento, de la acción, del andar, pensar en menhires antes que en hitos o mojones resulta más acorde a estos objetivos. Esta suerte de monolito basará su pertinencia en los espacios nómades de las periferias en la medida en que no se defina como lugar de centralidad o de referencia inamovible sino como “orientador” de flujos, interactivo y relacional, sumamente apropiable. En este sentido, los menhires se vuelven iconos (iconos-interface), textos incompletos que se disponen sobre el territorio a la espera de que en el acto de su aprehensión se produzca el acto de la significación.
Se advierte que los planteos de Gausa muy posiblemente se encuentren orientados (quizás no conscientemente) hacia complejas operaciones de forma que, en la mayoría de las veces, quedan supeditadas a prácticas efímeras y hedonistas de estudios de arquitectura de renombre que se alejan de los objetivos de alcance social planteados en la presente investigación. Sin embargo, matrices tridimensionales podrían disponerse Tesis 2015 Espacio Público
24,25. Yona Friedman, Matrices Tridimensionales en Spatial City (1965)
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4.6. Acciones Si se investigan foros, blogs y páginas de estudios de arquitectura se encontrarán, en lo referido al espacio público, numerosas acciones concretas. Interesa en este apartado rescatar, a modo de punteo, aquellas intervenciones que se encontrarían en coincidencia con los lineamientos del trabajo y con la construcción teórico-práctica que se intenta definir como arquitectura del acontecimiento. Se estaría hablando de pautas definidas, de acciones que retroalimenten y se conjuguen con los dispositivos y las tácticas, generando espacialidades de intensa apropiación y reconfiguración.
•Mercados urbanos:
26.
Es posible advertir numerosas intervenciones en donde la reactivación (ver apartado 4.4) se lleva a cabo mediante la generación de sitios en el espacio público destinados a contener comercios locales (o barriales). Se hace hincapié en la actividad comercial por su capacidad de lograr la confluencia de personas en un mismo espacio físico. Esta operación aparece de formas diversas, como pequeños puestos de artesanos, ferias, “trueques”, locales de slow food, etcétera.
•Prioridad peatonal sobre la vehicular: Pareciera existir un consenso bastante marcado en la idea de que los espacios públicos deben posibilitar y fomentar circuitos y vías de tránsito peatonal alejadas o, al menos, resguardadas de la fricción vehicular. Es posible observar propuestas integrales que proponen el tratamiento de la calzada como vías “mandapeatón”, atenuando la presencia del automóvil con muy diversas estrategias (diseño de la vereda, restricción de estacionamiento, macetas o elementos físicos que acortan las calzadas, etc.). También el tratamiento en las esquinas, demarcación de sendas y señalización aparecen como las vías de acción más comunes para intentar reducir los riesgos en la circulación.
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26,27. National Association of City Transportation Officials (N.A.C.T.O), 6 principios para diseñar intersecciones más seguras para los transeúntes.
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33. 28,29. Plaza Las 4 Vías, Santa Fe, Argentina – La plaza durante los días de semana y durante la actividad de feria.
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30,31. Plaza Pueyrredón, Santa Fe, Argentina – El espacio reconfigurable de la plaza los días de semana y durante la instalación de la feria de los artesanos. •Vegetación: La vegetación como acción sobre los espacios públicos resulta fundamental y no requiere de mayores explicaciones. Sin embargo, se advierten algunas formas de intervención que usan el verde y la arborización de formas creativas.
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32,33. Espacio Colectivo, OPUS, anteproyecto concurso Corredor Verde de la ciudad de Cali, Cali, Colombia – Mediante la implementación de un gran corredor verde se pretende articular distintos puntos de la ciudad e incorporarlos a una suerte de red infraestructural de vegetación y espacios públicos (2015)
•Equipamiento urbano: Se advierte también en muchas propuestas, mobiliarios e infraestructuras urbanas que intentan trascender su mera apropiación como bancos o luminarias. Equipamiento flexible, multiuso, apropiable de diversas maneras parece ser una de las alternativas más potables si se desean generar espacios altamente interactivos y dinámicos.
34,35. LMN Architects & cia., Mobiliario urbano PopUp!, Seattle, EE.UU – Mobiliarios de uso flexible, los “sets” se componen de distintas piezas susceptibles de ser cambiadas y articuladas de manera diversa (2014)
36.
•Creación de plataformas y escenarios: Destinados a potenciar y fomentar eventos especiales en el ámbito urbano, como espectáculos, conmemoraciones, reuniones barriales, abrazos simbólicos, etc. Se relacionan fuertemente con la perspectiva débil que se intenta impulsar desde esta investigación, en el sentido de ser un “medio para…”. Plataformas y escenarios de variadas dimensiones y materialidades se articularían en el espacio público para favorecer múltiples apropiaciones por parte de los usuarios.
34. 37.
35.
36. ESARQ-UIC, Workshop “#UrbanMaking”, Barcelona, España – Taller de diseño en donde distintos equipos de estudiantes propusieron y construyeron alternativas para el mobiliario urbano de la ciudad. En la imagen se aprecia una suerte de gradas móviles para ubicar en lugares de aparcamiento (2015)
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37. Arqs. Sebastián López y Ángela Carvajal, Trabajo de investigación en base a prácticas emergentes vinculadas a la danza en torno del Centro Cultural Gabriela Mistral, Santiago, Chile – Los autores explican “El GAM ha sido un detonador de cultura y no solo de agentes pasivos de observación, también ha creado agentes activos en su espacio público, abriendo por lo tanto la brecha del centro cultural como un espacio abierto a la comunidad, de carácter multidisciplinar, reconociendo en gran medida la heterogeneidad social”
38.
•Arte urbano: Se ha dicho que el espacio público es el lugar para aparecer y ser visto. Por ende, condensa el cúmulo de costumbres, tradiciones y expresiones de la sociedad, incluido el arte. El arte urbano adquiere numerosas formas de aparición, como: happenings u objetos ready-made, performances, murales, graffittis, proyecciones, etc. Algunas intervenciones avanzan sobre las fachadas de los edificios circundantes, generan momentos de intensidad visual y dotan al espacio de un fuerte dinamismo. Resulta importante que las propuestas de diseño de los espacios públicos posibiliten y fomenten este tipo de prácticas eventuales.
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40. Grupo 20.26, Mural sobre fachadas en la calle 26, Bogotá, Colombia – Proyecto ganador de una beca para intervenciones artísticas urbanas (2012)
39.
•Movilidad sostenible:
38. Lateral arquitectura & diseño, Cristián Fernández Arquitectos, Centro Cultural Gabriela Mistral, Santiago, Chile – Fotografía exterior de un concierto montado en uno de los escenarios públicos que el G.A.M ofrece a la comunidad (2008)
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Son numerosas las intervenciones que hacen hincapié en el tema de la movilidad y en reemplazar cada vez más el automóvil particular por medios de movilidad más sostenibles. Así, se encuentran alternativas diversas, como ocupar dársenas de estacionamiento para recuperarlas como espacios públicos, ubicar puntos de alquiler de bicicletas, demarcar bicisendas y carriles exclusivos, etcétera. 39. Grupo Vértigo Graffitti, “El beso de los invisibles”, Bogotá, Colombia – De los autores: “Para nosotros era importante hacer un llamado a la reflexión y a la humanidad a través de la obra escogida, mostrar la Bogotá invisible” (2014)
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41.
41. Estacionamiento para bicicletas en Houten, Holanda
•Diseño luminotécnico: Cuando se trasciende la idea de la iluminación como mero espectáculo, la misma ofrece alternativas creativas para configurar espacios públicos dinámicos y cambiantes. La iluminación, junto con el diseño de las luminarias, ayuda a definir espacialidades variables que cambian de naturaleza e interactúan con el usuario.
42.
43.
42. Boston Höweler + Yoon Architecture, “Swing Time”, Boston, EE.UU – Propuesta de intervención sobre el espacio público articulando mobiliario e infraestructura urbana con iluminación (2014)
43. Alcaldía de San Pablo, “Parklets”, San Pablo, Brasil – Ejemplo de aprovechamiento de pequeños espacios urbanos para generar instantes de pura apropiación.
•Microrregeneraciones: Se ha analizado, en el trabajo de transurbancia, cómo pequeños remanentes o vacíos urbanos eran tomados y diseñados como plazoletas en donde se introducían bustos y esculturas que intentaban conmemorar o recuperar significados del pasado. Antes que intentar dotar a un pequeño espacio urbano de significados que no le son consustanciales, es más interesante avanzar hacia lo que se conoce como “microrregeneraciones”. Es decir, intervenir en lugares de dimensiones reducidas para potenciar la apropiación y generar microescenarios de reactivación urbana. Desde esta perspectiva, el espacio se toma como una oportunidad de producir acontecimientos imprevistos y variables. Existen intervenciones que se orientan hacia detectar estos intersticios y definirlos como puntos de encuentro e interacción.
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•Regeneración de infraestructuras obsoletas: La ciudad es un complejo dispendio de temporalidades. En ella conviven elementos que remontan hacia otras épocas y que hoy se encuentran resignificados o en desuso. A escala global, es posible observar diversas intervenciones que reformulan y reconfiguran infraestructuras obsoletas para que vuelvan a ser apropiables. En la ciudad de Santa Fe se advierten numerosas intervenciones de este tipo y resultan altamente pertinentes siempre y cuando se orienten hacia reformular estos antiguos “iconos” para convertirlos en poderosos dispositivos para la acción.
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•Mixtura de usos y actividades:
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44. Mario Corea Aiello, Gobierno de la provincia de Santa Fe, El Molino Fábrica Cultural, Santa Fe, Argentina – Imagen de inauguración de la recuperación del viejo molino Franchino (2010) Fuente: Diario El Litoral •Interacción digital: La interacción con el mundo digital es algo que, hoy en día, debe poder pensarse como algo que iguala y articula y no como algo que es propio de un determinado sector. La tecnología debe ser puesta al servicio de los ciudadanos haciendo hincapié en sus virtudes y en el acceso a la información. Por eso ya no puede ser pensada como medios que solo un sector de la sociedad está en condiciones de adquirir. En el espacio público, en la arquitectura de la acción y del acontecimiento, intensos instantes de apropiación, mixtura de actividades, escenarios reconfigurables, etc., se articulan y se complementan con acceso a Internet gratuito, con pantallas interactivas, con proyecciones sobre fachadas, con efectos sonoros. Lo digital es un aliciente de unos espacios públicos que estarían caracterizados por la interacción no solamente con la gente sino con el medio. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
45.
Pensar en espacios públicos que sean focos intensos de acontecimientos lleva implícita la idea de que deben poder facilitar una gran flexibilidad en su uso. Así, se debe dar prioridad a albergar una amalgama diversa de actividades: gastronómicas, recreativas, lúdicas, comerciales, educativas, eventuales; todas deben convivir y encontrar su representación para crear entornos que sean concentradores de personas y acontecimientos.
45. Jaume Plensa, “The Crown Fountain”, Chicago, EE.UU – Obra interactiva de arte y video/escultura situada en el Millenium Park en la ciudad de Chicago. A su vez, la obra es un claro ejemplo de la interacción que los usuarios del espacio público pueden entablar con el agua (2004)
46.
•Interacción con el agua: La interacción con el agua debe poder pensarse en contextos en donde no suponga un uso indiscriminado del recurso. Si se está en condiciones de afirmar que la utilización es mesurada, el agua puede posibilitar escenarios muy interesantes y favorecer importantes instantes de apropiación e interacción. Son ejemplos de esto las fuentes dinámicas, las aguas danzantes, etc.
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46. Bernard Tschumi, Parque “La Villette”, París, Francia – Fotografía del parque en los exteriores de la sala de proyección “la Géode”. El parque en si conjuga una gran densidad e intensidad de actividades, ya sean recreativas, gastronómicas, incluso deportivas (1982)
•Espacios semicubiertos: Se hace referencia a aquellos dispositivos que, con diversas geometrías, articulan y generan espacialidades de reparo para los usuarios. Estos elementos juegan con la sombra y la luz y resultan sumamente necesarios por las inclemencias climáticas en las que se sitúa el trabajo.
49.
48.
47.
50. 48. Paradas de transporte público en Curitiba, Brasil. •Equipamiento deportivo:
47. Paulo Mendes da Rocha, Plaza del Patriarca, San Pablo, Brasil – El gran semicubierto no se define solamente como una mera operación de forma, sino que actúa como cualificador del espacio y reparo para los usuarios (2002) •Acciones sobre transporte público: Junto con los medios de movilidad sostenible, el transporte público es una herramienta fundamental para fomentar la accesibilidad a los espacios públicos. De hecho, si se quiere pensar en un sistema de espacios, se debe considerar la problemática del transporte para dicha articulación. Paradas, garitas, señalización e información sobre las calles son insumos básicos y necesarios que, en muchas zonas de la ciudad, no se encuentran presentes.
Se ha destacado y observado, durante el trabajo de transurbancia, que la actividad deportiva es una de las principales a medida que se accede a las periferias de la ciudad. El deporte es un medio de integración sumamente importante y que tiene la capacidad de fomentar valores e ideales éticos y morales. Por eso el deporte debe tomarse como una herramienta de articulación social que se posibilite desde los ámbitos públicos que ofrezcan infraestructuras, campos de juego demarcados, equipamiento y demás. 49,50. AP Tailandia y CJ Work, “La inusual cancha de fútbol”, Bangkok, Tailandia – Fotografías aéreas de las distintas intervenciones del proyecto llevado a cabo en el barrio Khlong Toei en Bangkok. La densidad y la irregularidad del tejido llevó a pensar en creativas soluciones para poder llevar la actividad deportiva a los ciudadanos (2016)
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Todas las mencionadas son algunas de las acciones que el grupo considera interesante explorar para avanzar hacia el tipo de intervenciones que desde esta investigación se busca impulsar. Las mismas se articularán con tácticas de infiltración y con dispositivos morfológicos que permitan pensar espacios públicos de calidad, dinámicos y flexibles, sumamente aptos y pertinentes para los territorios nómades de la indeterminación.
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4.7. El diagrama como dispositivo de acción - DAIAUSI En el presente trabajo se han atravesado distintas instancias. En la primera parte se delineó un contexto que exige revisiones en el proyecto como herramienta disciplinar. Para ello se propusieron conceptos que se verificaron mediante la acción de la transurbancia, lo que derivó en reconstrucciones a modo de “mapas móviles”. De esa experiencia se obtuvieron significativas conclusiones que se detallan en el apartado 4.1. y que, se cree, convalidan dichos conceptos y demuestran su pertinencia para dar cuenta de determinadas lógicas y dinámicas de la ciudad que se escinde. Salvada la primera instancia de problematización, se avanzó hacia la de proposición. Para ello se comenzó este capítulo retomando nociones de autores que intentan abrir alternativas respecto de los desplazamientos del proyecto en la condición contemporánea. También se reunieron líneas de acción que pueden estar en coincidencia con este término sobre el cual se quiere avanzar, que es la arquitectura del acontecimiento. Resta, entonces, conjugar todos estos lineamientos en una suerte de dispositivo táctico, operacional y relacional. Lo que se propone, de este modo, es un diagrama. La idea de diagrama, como aquí se la concibe, tiene sus orígenes en las teorías posestructuralistas. Sobre la base de estos lineamientos de índole filosófica, algunos arquitectos han retomado esta noción y la han trasladado al campo disciplinar. Manuel Gausa en “OPEN: Espacio, Tiempo, Información, refiere al diagrama como un dispositivo”:
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operativo, estratégico y táctico: trayectoria relacional, reactiva y reactivadora (…) destinada a evolucionar en el espacio vehiculando –y vinculando– informaciones sincrónicas e induciendo –generando y produciendo– relaciones y movimientos de intercambio entre energías, usos, programas, acontecimientos. (2010:21) Es un dispositivo altamente gráfico y que muestra relaciones entre elementos heterogéneos. Por ello, debido a la densidad y diversidad de información y conceptos que se han ido recopilando, el diagrama resulta una herramienta sumamente práctica para conjugar, sin simplificar, distintas acepciones que interesa tener en cuenta a la hora de generar instrumentos para la acción en sitios de urbanidad emergente. El diagrama es sintético, mas no en el sentido que simplifica o reduce. Tiene el carácter de ser “seminal”, es un núcleo duro operativo que, paradójicamente, facilita altos grados de flexibilidad y se encuentra destinado a evolucionar y a adquirir diversas trayectorias de reconstrucción. Esa “semilla”, ese “código genético” que posee cualquier diagrama y que las diversas líneas de acción toman y redireccionan, en nuestro caso estaría determinada por el objetivo último e invariable de generar una ciudad accesible para todos, es decir, en pos de la igualdad y la cohesión social. Se observará que el diagrama que se propone aúna numerosas estrategias y tácticas de intervención, pero no debe perderse de vista que el mismo viene a responder (aunque sea de la forma más flexible posible) una solicitación determinada. Gausa afirma que el diagrama, en tanto dispositivo estratégico, siempre tiene “trayectorias de consenso”, esto es, horizontes de certidumbre a los cuales retornar. Es isomórfico en el sentido de que, a pesar de su flexibilidad y de las trayectorias que se puedan tomar, siempre está destinado a conservar información. Esta invariable, en nuestro caso, estará determinada por la persecución del
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objetivo de generar espacios de integración, de apropiación y de uso, espacios que democraticen el acceso a lo público mediante la producción de acontecimientos. Se presenta entonces el diagrama realizado para el grupo, denominado D.A.I.A.U.S.I (Diagrama abierto de intervención arquitectónico urbanística en situaciones de indeterminación).
Como se explicó anteriormente, el diagrama intenta vincular, tomando al espacio público como herramienta de cohesión y articulación social, tácticas de infiltración, acciones y configuraciones morfológicas para el acontecimiento. Esa articulación podrá ser sumamente variable y encontrar distintos niveles de integración y gradientes, pero siempre con el objetivo de generar propuestas de espacios públicos inclusivos y accesibles (1). A su vez, el diagrama se desagrega y especifica las acciones, las tácticas y las configuraciones morfológicas y permite explorar líneas de acción en coincidencia con los objetivos. Diversas trayectorias podrán tomarse en este sentido, articulando y conjugando distintas operaciones sobre el espacio público (2). Pero también resulta interesante analizar si este agrupamiento de variables responde a operaciones de formas, de usos o de significados. De este modo, esta tríada discurre por las diferentes alternativas; algunas responderán más directamente a determinadas operaciones, pero otras (como el menhir) se definen por conjugar en una misma variable las dimensiones física, social y simbólica, que son las más interesantes de explorar proyectualmente. De este modo, el diagrama debería ser flexible en su empleo, ya sea para el análisis de proyectos y obras existentes como para imaginar posibles líneas de acción y alternativas proyectuales. En los capítulos finales, se empleará el dispositivo confeccionado para analizar antecedentes de obras y proyectos urbano/ arquitectónicos, como así también para la generación de intervenciones en el espacio urbano recorrido.
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5. Análisis de antecedentes mediante estrategias de diagrama • 5.1. Introducción • 5.2. Eco.Sistema Urbano - Plan Maestro para el Centro Histórico de Asunción, Paraguay • 5.3. Flores & Prats – Plaza Nicaragua, Barcelona, España • 5.4. Eco.Sistema Urbano – Eco Boulevard Vallecas, Madrid, España • 5.5. Juan Herreros Arquitectos – Communication Hut, Gwangju, Corea del Sur • 5.6. Alcaldía de Medellín – Escaleras eléctricas de la comuna 13, Medellín, Colombia • 5.7. Ariel Jacubovich / Oficina de Arquitectura - Estación Kosteki-Santillán, Avellaneda, Argentina
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5.1. Introducción El presente capítulo indaga sobre las posibilidades que ofrecen los diagramas de viabilizar análisis de proyectos y de obras construidas. Se verán, a continuación, proyectos arquitectónicos y urbanísticos que, se considera, se encuentran en plena coincidencia con los objetivos de esta investigación de avanzar hacia una arquitectura desde una perspectiva débil, favoreciendo y potenciando los acontecimientos y las prácticas sociales diversas, y siempre tomando al espacio público como una herramienta que acerque sectores postergados, que incluya y que sea accesible.
democratice el acceso a espacios públicos de calidad en sitios de urbanidad emergente, que atenúe o favorezca la disminución de brechas, entre otras consideraciones. Se explica, a continuación, la relevancia de cada antecedente analizado para los propósitos de la investigación, y se verá la pertinencia de dispositivos diagramáticos para analizar variables y los modos en que las mismas se relacionan.
Para dicho fin, nos valemos del diagrama construido en el capítulo IV. Este, al igual que todos los diagramas, es un dispositivo táctico y relacional. Esto implica una doble función, en el sentido de que al mismo tiempo que permite relacionar variables heterogéneas, también permite imaginar líneas de acción y proyectarse hacia el futuro o, valga la redundancia, proyectarse hacia el “proyecto”. La versatilidad y la flexibilidad que estos dispositivos permitirían no deben recaer, sin embargo, en proposiciones puramente hipotéticas, nihilistas, que al ser tan dispersas terminarían recorriendo caminos errantes y sin ningún tipo de anclaje metodológico. Por el contrario, y como se explicó anteriormente, el diagrama es isomórfico en la medida en que se encuentra destinado a retener información de carácter germinal. Esta misma se localiza en una suerte de núcleo operativo que las distintas líneas de fuga del diagrama retoman, multiplican, evolucionan o redireccionan en múltiples trayectorias. En este caso, esa suerte de invariable estaría dada por los objetivos que se han venido construyendo a lo largo de la investigación: avanzar hacia un urbanismo “ciudadano” en los términos de Jordi Borja, accesible, que
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5.2 - Eco.Sistema Urbano - Plan Maestro para el Centro Histórico de Asunción OBRA: Plan Maestro para el Centro Histórico de Asunción UBICACIÓN: Asunción, Paraguay PROYECTO: Eco Sistema Urbano – Concurso Internacional 1er. Premio AÑO DE PROYECTO: 2014 RELEVANCIA: El proyecto surge de un concurso internacional de ideas para el centro histórico de la ciudad de Asunción. La presente es la propuesta ganadora cuya potencialidad reside, al margen de la resolución formal y funcional, en las estrategias de gestión que los proyectistas proponen para llevar a cabo el desarrollo del master plan. Se plantea un cronograma flexible, en donde la ciudad es tomada como “un organismo manifiestamente complejo, mutante y con múltiples capas y vínculos entre ellas. Cualquier acción modifica las condiciones preestablecidas y puede generar procesos nuevos que no estaban registrados ni contemplados. Por ello pensamos que no es acertado, ni siquiera completamente factible, analizar o diseñar directrices para varias décadas en un único momento.” El proyecto se estructura en 10 acciones proyectuales orientadas a revitalizar, refuncionalizar y reestructurar el centro histórico de la ciudad. En lo referido a tácticas de infiltración, se busca intervenir desde distintas líneas de acción apuntando a reactivar procesos y a enlazar zonas. Para este fin, resulta interesante a los efectos de la investigación observar cómo se toman los “corredores públicos”. En el proyecto los hay de dos tipos: Corredores lineales “verdes” que articulan granTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
des espacios públicos (parques, plazas, etc.) y corredores lineales “cívicos” que, mediante la configuración de la calle y su fisonomía, articulan circuitos históricos y simbólicos, itinerarios de carácter cívico que articulan espacios y edificios institucionales. En este sentido, la propuesta trabajaría estrictamente desde una topología definida y trataría de exacerbarla, de ponerla de manifiesto y resaltarla. Si bien el plan es de gran escala y abarca una zona de alta determinación histórica, interesa la forma en que complejas operaciones sobre la ciudad se articulan con intervenciones de pequeña escala. Se observa cómo la calle es escenario de transformaciones “rápidas” (proyecciones sobre edificios, reciclaje, reducción de ruido, apropiación de plazas de aparcamiento, exposiciones urbanas, miniparques, etc.). En la propuesta se definen lineamientos a largo plazo y se ejercita el pensamiento diagramático como sistema mediante el cual integrar y conjugar operaciones de diversa naturaleza y escala. LINKS DE INTERÉS: http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/626007/ ecosistema-urbano-nos-presenta-la-propuesta-ganadora-del-plan-cha-en-asuncion h t t p : // e co s i s te ma u rb a no . com / p or t fol io / ma ster-plan-for-the-revitalization-of-the-historic-downtown-of-asuncion/
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Diseño Luminotécnico
ACCIONES
Eventos Urbanos
Interacción con el Agua
quipami pamiento am o Transporte EEquipam Deportivo De eportivo epo vo Interactividad Público Digital
Espacios spaci s Semicubiertos Semicubier mi u ie os Miccro Micro Regeneraciones eraciones ra racio
Movilidad Sostenible
Vegetación Merccadoss Mercados y Ferias er
FORMAS
Dimensión Física Urbis Fáctico
Equipamiento Urbano Arte y Ar Creatividad reaativ
Derechos ciudadanos
Prioridad Peatonal
Cohesión Social Recupe Recuperación ecuppeer de Infraestructuras aesst cturas
Dimensión Social Civitas Empirico
Mixtura de Usos
TTerritorios ma Puntos Nómades “Calientes” Calientes entes”
USOS
“Sahel” hel” Terrain e rain Vague gu
DESLIZAR SLI LIIZAR LIZ
Objetivos
ESPACIO PÚBLICO
Inddet Indet e mina minación i ación ció
Accesibilidad MAA MATRICES Y MOIR MOIRES IRE
NUDOS
Condiciones
Vacíos a Urbanos
CONF. MORFOLÓGICAS
TOPOGRAFÍAS Y GEOMORFISMOS SUELOS Y RESALTES
Pais Paisajes ÁÁreas e Entrópicos Vacantes
“MENHIRES ENH HIR H HI IRESS”
SUPERPONER
INJERRTAR
Urbanismo Alternativo
MALLAS Y MALL CIRCUITOS RCU UITO UITOS
S SOLAP AR AR CONECT ONECTAR TA
SIGNIFICADOS
COMPL COMPLEMENT OMPLE LEMENTAR LEM T REACTIVAR
TÁCTICAS
Dimensión Simbólica Polis Mental
ENLAZAR
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02. Ecosistema Urbano, Plan Maestro para el centro histórico de Asunción, Paraguay –Planta general de la intervención. En las referencias se advierte cómo se articulan los distintos tipos de corredores (verdes y cívicos) como también otras acciones, como los “catalizadores” urbanos (2014)
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03,04. Ecosistema Urbano, Plan Maestro para el centro histórico de Asunción, Paraguay – La propuesta se complementa con imágenes a nivel peatón que muestran las distintas acciones sobre el espacio público con una estética de collage (2014)
5.3 - Flores & Prats – Plaza Nicaragua OBRA: Plaza Nicaragua UBICACIÓN: Montcada i Reixac, Barcelona, España. PROYECTO: Flores & Prats – Encargo por Montcada & Reixac City Council AÑO DE CONSTRUCCIÓN: 2006 RELEVANCIA: Proyecto de una plaza de mediana escala en un barrio de las afueras de Barcelona, relacionado a una próxima estación de tren. La resolución formal ahonda en geometrías irregulares que, de cierto modo, expresan y posibilitan itinerarios de flujos libres antes que demarcaciones precisas de funciones. Los recorridos que parecen “grabarse” en el terreno responden a movimientos en zigzag, debido al reducido tamaño de la plaza, con lo cual se incrementa y diversifican estos itinerarios. Importa aquí, sin embargo, la revisión y la concepción que tiene el estudio Flores & Prats de las instancias del proyecto. El mismo refleja muy bien la noción del diseño como una reacción antes que como una acción, ya que los diseños del estudio parecen ser más la liberación de fuerzas y energías contenidas que se diseminan en recorridos diversos que una acción de planificación precisa. Es un impulso ante un estímulo, impredecible. Los mismos arquitectos insisten con la representación gráfica a mano de los geometrales descriptivos del proyecto, y trabajan con abundantes maquetas y representaciones parciales en diversas instancias.
a dar cabida a la idea del proyecto como una reacción, una continua exploración que a cada estímulo le asigna una respuesta espontánea, para de este modo poner el énfasis en la experiencia intensa que supone pensar una arquitectura de espacialidad mutable, dinámica, que da respuestas de una forma mucho menos pretenciosa y más sugerente. Además, también resulta pertinente el proyecto en cuestión porque es concebido como “nexo” entre dos zonas: el barrio en sí (de carácter residencial) y un parque con equipamientos comunitarios, además de vincular estos espacios con la propia estación de tren. En ese sentido, coincide con la línea de la investigación, en tanto se intenta tomar al espacio público como un vehículo para amenizar, atenuar y ayudar a disminuir desigualdades y asimetrías en la ciudad. Se disponen complejas operaciones de forma orientadas hacia posibilitar prácticas sociales emergentes no planificadas mediante el diseño de topografías, es decir, movimientos de pliegue en el terreno de tipo geomórficos. El mismo suelo es el que va configurando la espacialidad. La arquitectura, entonces, adquiere una marcada voluntad de sugerir usos y no limitarlos o zonificarlos. LINKS DE INTERÉS: https://www.facebook.com/FloresPrats/?fref=ts http://www.floresprats.com/archive/plaza_nicaragua/
Es interesante considerar la idea de que el proyecto como método moderno lineal, en el que a un problema le corresponde una solución capaz de ser prevista y contemplada en todas sus variantes, pueda comenzar
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Diseño Luminotécnico
ACCIONES
Eventos Urbanos M Mixtura de U Usos Equipamiento E quipami pa a m o Transporte Interactividad Interactivid erac Deportivo De ep vo epo Público Di Digital
Interacción acción c con ell Agua Aguaa Espacios spaci s Semicubiertos Semicubier mi u ie os Miccro Micro roo Regenerac erracio raaciones ciones
Movilidad Sostenible So Soste Sos
Vegetación Merccadoss Mercados y Ferias er
Dimensión Física Urbis Fáctico
Equipamiento Urbano Ar y Arte Creatividad reaativ
Derechos ciudadanos
Prioridad Peatonal
Cohesión Social Recupe Recuperación ecuppeer de Infraestructuras aesst cturas
Dimensión Social Civitas Empirico
FORMAS
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06. Flores & Prats, Plaza Nicaragua, Barcelona, España – Vista de la implantación. La plaza se define como un nexo entre la trama urbana y la estación próxima de tren (Google 2016)
08.
07,08. Flores & Prats, Plaza Nicaragua, Barcelona, España – Se observa el diseño del terreno de la plaza como relieves y movimientos de suelo, geomorfismos que posibilitan prácticas sociales y se disponen para ser asociados de diversas maneras. (2006)
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5.4 - Eco.Sistema Urbano – Eco Boulevard Vallecas OBRA: Eco Boulevard de Vallecas UBICACIÓN: Madrid, España PROYECTO: Eco Sistema Urbano – Encargo de la Municipalidad de Madrid AÑO DE CONSTRUCCIÓN: 2007 RELEVANCIA: El proyecto se desarrolla a lo largo del Boulevard Vallecas en Madrid, y consta de 3 pabellones multiuso que generan múltiples actividades. Estos poseen un diseño y una tecnología que los hacen sustentables desde el punto de vista climático. Los autores definen estas estructuras como “árboles artificiales”, como “prótesis” socio-climáticas urbanas, y las mismas se instalan en sitios donde la actividad pública en general es escasa, proveyendo a su vez de condiciones climáticas sustentables, eficientes energéticamente y autoabastecidas. Son estructuras livianas, autodesmontables, recubiertas por un “muro verde” de vegetación, con sistemas de refrigeración autosuficientes, paneles fotovoltaicos, y demás prestaciones bioclimáticas. A su vez, cuentan con pantallas para proyecciones y, por su forma cilíndrica, albergan espacios para recreación y otras actividades. Los pabellones se relacionan entre sí por medio de un boulevard arborizado, una suerte de corredor verde, en donde aparecen estos “dispositivos socio-sustentables” que generan actividades variadas. La propuesta es interesante desde el punto de vista climático y, a su vez, genera una reapropiación de lo público en un lugar donde tal cuestión era inexistente. La obra se localiza en un sitio de urbanidad emergente, en la periferia del Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
sur-este de la ciudad de Madrid, una zona de reciente urbanización y que coincidiría con aquellos “puntos calientes” de la ciudad o “paisajes entrópicos”. Allí, formas, usos y significados no establecen unidades estables y el proyecto no tiene mayores presiones desde donde sustentar y validar su accionar. En este contexto, esta suerte de artefactos, que se encontrarían actuando como “menhires” (efímeros puntos de fijación en el territorio nómade), exploran la capacidad del “injerto” como dispositivo revitalizador, como elemento que irrumpe y, mediante la fuerza de esa irrupción, genera reconfiguraciones en el lugar. Resulta interesante explorar las potencialidades de las estructuras livianas o desmontables, su capacidad de reaparición en diversos sitios, su estética efímera, que habla más de un momento de intensidad, de la experiencia de un acontecimiento, antes que de la permanencia y contundencia de lo pétreo o lo macizo. Se avanza hacia articular, reunir, “atar”, achicar brechas sociales con el espacio público en contextos de alta volatilidad social, de altas incertidumbres y de corrientes epistemológicas que sitúan al proyecto en contextos de caos, de multiplicidad y de flexibilidad. Esto implica barajar y explorar alternativas proyectuales que se definan más desde lo intenso de la experiencia, de la vivencia y de la interactividad, antes que desde la monumentalización de objetos arquitectónicos en el espacio urbano. Como se ve en el diagrama, estos “árboles artificiales” suponen una gran cantidad y diversidad de acciones sobre el espacio público, como generar espacios semicubiertos, favorecer la prioridad peatonal, acercar espacios culturales, facilitar la interacción con lo digital, etc. LINKS DE INTERÉS: http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/624474/ eco-boulevard-de-vallecas-ecosistema-urbano http://ecosistemaurbano.com/portfolio/eco-boulevard/
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10. Perspectiva aérea de la zona de Vallecas, en Madrid. Se observa en rojo la implantación de la propuesta del “Eco-Boulevard”, en un contexto periférico y de constante cambio
11,12. Eco.Sistema Urbano, Eco Boulevard Vallecas, Madrid, España – Imágenes de uno de los “árboles artificiales” diseñados para la propuesta. Los mismos exploran la noción del injerto como instrumento revitalizador, un gran dispositivo interactivo destinado a albergar múltiples funciones (2007) Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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5.5 - Juan Herreros Arquitectos – Communication Hut OBRA: Communication Hut UBICACIÓN: Gwangju, Corea del Sur PROYECTO: Juan Herreros Arquitectos – Encargo por invitación AÑO DE CONSTRUCCIÓN: 2011 RELEVANCIA: Interesante y poco convencional propuesta para un espacio público de dimensiones reducidas (el equivalente a una plazoleta) en Corea del Sur. La escala reducida permite el planteo de una suerte de “dispositivo interactivo” que, con su geometría irregular, abarca y recorre un pequeño espacio urbano remanente. Esta suerte de espacio intersticial se toma como un soporte neutro desde el cual se “desprenden” volúmenes que sugieren usos indeterminados pero convencionales, “simulando una serie de bancos, mesas o altares urbanos” (memoria de los autores). La particularidad surge de una “cinta” sinuosa, volumétrica, que en su interior alberga distintas funciones (wi-fi, proyección de sonidos, proyección de luz, etc.). Una “pieza ingrávida que ilumina, calienta, informa, emite sonidos y olores mientras describe un trazado lineal”.
la investigación se considera la posibilidad de generar ciertos “artefactos” interactivos, que ya no son monumentos estancos de representatividad cívica, sino que, por el contrario, son efímeras instalaciones urbanas que aparecen en el espacio público como manifestaciones interactivas, etéreas, electrónicas, intensas, lumínicas, etc. Avanzar hacia una arquitectura del acontecimiento implica priorizar la intensidad y la densidad de la experiencia; de la experiencia del instante, tal y como afirma Sola Morales, en donde la monumentalidad ya no se define por su inmutable naturaleza, sino por la capacidad de permanecer en el recuerdo. Menhires antes que monumentos, puntos de fijación y orientación dispuestos para la significación. LINKS DE INTERÉS: http://estudioherreros.com/project/communication-hut/
Pensar en el espacio público y su rol (o posibilidades) como articulador social, como atenuante de brechas, exige, en los tiempos que corren, incorporar al mismo la noción de interactividad. Se trataría de un espacio no concebido desde su propia mismidad o desde sus propios atributos, sino desde su capacidad para hacer participar al usuario, involucrar actores y actividades. En
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14,15. Juan Herreros Arquitectos, Communication Hut, Gwangju, Corea del Sur – Planta y axonometrías de implantación. Se observa la estrategia de la propuesta de intervenir en pequeños vacíos urbanos que parecieran carecer de potencialidad para transformarse en espacios públicos significativos (2011)
16.
16,17. : Juan Herreros Arquitectos, Communication Hut, Gwangju, Corea del Sur – Imágenes de la “cinta” interactiva y los cambios que se producen mediante la iluminación durante el día y la noche (2011)
17.
15.
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5.6 - Alcaldía de Medellín – Escaleras eléctricas de la comuna 13 OBRA: Escaleras eléctricas Comuna 13 UBICACIÓN: Medellín, Colombia. PROYECTO: Alcaldía de Medellín - EJECUCIÓN: E.D.U (Empresa de Desarrollo Urbano) AÑO DE CONSTRUCCIÓN: 2011 RELEVANCIA: El proyecto es una respuesta a una demanda concreta y formal de los ciudadanos de la comuna 13 (barrios 20 de Julio y Las Independencias 1 y 2) en Medellín. Los mismos se encontraban en una situación apremiante en lo que refería a la movilidad vertical que sus barrios requieren ya que se encuentran instalados en las laderas de los montes circundantes. Para dar respuesta a esta problemática, se plantean escaleras mecánicas que recorren lo alto de las laderas, intercaladas con espacios de recreación, administrativos, y de diversos usos complementarios para la comunidad. Como se advierte en las imágenes, este sistema de movilidad peatonal cumple efectivamente su propósito, al tiempo que fomenta el encuentro entre los vecinos y da respuesta a otro tipo de necesidades que no eran las que, necesariamente, debía venir a responder. Es una propuesta integral, ya que se acompañó la ejecución misma de la obra con talleres para capacitar a los vecinos (en especial los niños) acerca de los riesgos de tomar a las escaleras mecánicas como un juego y su correcto modo de uso. Aquí se plantea una cuestión que fue tratada en el capítulo 2. Se debe reconocer que la arquitectura y el urbanismo, por sí solos y actuando independientemente, no Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
tienen la capacidad de modificar y solucionar situaciones sumamente conflictivas relativas a la marginalidad y la pobreza. Esto último concierne a una gran multiplicidad de actores trabajando a distintos niveles de manera interdisciplinar. Si realmente se considera que la arquitectura es capaz de transformar profunda y determinantemente el contexto socioeconómico para, de este modo, dar solución al problema de la desigualdad social, evidentemente se deberían revisar los alcances y las pretensiones. Si, por el contrario, se adopta la posición de considerar a la arquitectura y al proyecto urbano como facilitadores, potenciadores, “amenizadores” de estas brechas arraigadas en lo profundo de la sociedad, las posibilidades se disparan, y las intervenciones pasan a ser múltiples. Se cree que la iniciativa de ayudar a suavizar ciertas “asperezas” entre las distintas zonas o barrios de la ciudad debe comenzar, ineludiblemente, por la intervención en aquellos lugares donde la escasez y la marginalidad se hacen presentes (entre muchas otras cosas). El ejemplo, entonces, es válido, no solo por su ingeniosa resolución formal o de “diseño”, sino porque da una respuesta concreta a una demanda formalizada: dificultades en la movilidad. LINKS DE INTERÉS: h t t p : // w w w . p l a t a f o r m a u r b a n a . c l / a r c h i ve/2014/04/21/cinco-novedosas-soluciones-publicas-de-movilidad-urbana/ http://www.terminalesmedellin.com/index.php?option=com_projects_news_featured&Categoryid=14&Itemid=375 https://www.facebook.com/escalerasdela13
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19,20,21. Alcaldía de Medellín, Escaleras eléctricas de la comuna 13, Medellín, Colombia – Distintas perspectivas de la intervención. Las escaleras recorren la topografía del lugar y se articulan mediante centros de información y capacitación (2011)
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5.7 - Ariel Jacubovich / Oficina de Arquitectura - Estación “Kosteki-Santillán” OBRA: Estación Kosteki Santillán UBICACIÓN: Avellaneda, Buenos Aires, Argentina PROYECTO: Ariel Jacubovich / Oficina de arquitectura – Anteproyecto AÑO DE PROYECTO: 2011 RELEVANCIA: El proyecto reside en una reapropiación de la estación de tren de la localidad de Avellaneda, en el conurbano bonaerense. La misma, mediante resolución del Congreso de la Nación, cambió su nombre en el año 2013 a “Estación Kosteki Santillán”, en memoria de los jóvenes asesinados durante una represión de manifestantes en Junio de 2002. Esta ley que cambiaba el nombre de la estación alentó la aparición de proyectos para su refuncionalización y modificación. El presente es un anteproyecto de Ariel Jacubovich y se basa en articular los 3 edificios circundantes con el predio (estos son el edificio de la estación de tren, el centro comunitario y el edificio de la municipalidad) mediante el espacio público, una plaza que actuaría como “catalizador” y punto de encuentro y memoria. La propuesta es integral en el sentido de que contempla una gran cantidad de acciones sobre el predio y el espacio público. Entre ellas se cuentan la adecuación de la plaza y la incorporación de un anfiteatro, espacios y talleres para actividades artísticas y culturales en general, un centro comunitario con comedor y demás dependencias, servicios públicos, aulas universitarias, oficinas, etc. Todo esto en relación con la estación de tren, por
lo que estaríamos en presencia de un novedoso centro multiuso de gran intensidad, un “nudo” de actividades y flujos de personas. La renovación es total también en el sentido del tratamiento de la estética y del diseño del conjunto en general. Distintos carteles e impresiones sobre las fachadas parecen estar destinados a mantener vivo un recuerdo significativo de la historia argentina reciente. Pero también el proyecto es de interés ya que se considera que es un claro ejemplo de cómo el proyecto de arquitectura puede intervenir principalmente desde lo simbólico, desde los significados. Abundan, en la actualidad, complejas operaciones de formas que desde la imposición de artefactos extraños pretenden validar sus propuestas. No tan comunes son las arquitecturas que intentan operar desde la reconfiguración de usos y prácticas sociales. Aún en menor medida se encuentran este tipo de operaciones, en donde se interviene desde lo simbólico pero no bajo la idea de la monumentalización. Es decir, el proyecto no intenta poner de manifiesto un recuerdo mediante la incorporación de un monumento que evoque significados pasados y que deba ser contemplado. Aquí se conjuga memoria e interacción, evocar los recuerdos pero desde una perspectiva participativa, mediante talleres, actividades culturales, reuniones cívicas en el anfiteatro, orientados hacia conmemorar un pasado pero con proyecciones hacia el futuro. En definitiva, el proyecto es valioso porque intenta conjugar, en un gran centro multipropósito, usos y memoria ciudadana. LINKS DE INTERÉS: http://www.arieljacubovich.com.ar/trabajo.php?t=30
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23. Ariel Jacubovich / Oficina de Arquitectura, Estación “Kosteki-Santillán”, Avellaneda, Buenos Aires – Distintas imágenes de la propuesta. Entre ellas se observan el anfiteatro de reunión cívica y la fachada con sus modificaciones. Ejemplo de intervención desde lo simbólico (2011)
24. Distintas imágenes del conflicto del año 2002 que, mediante la represión de las fuerzas de seguridad, terminó con el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. El congreso de la nación impulsó una ley en 2013 para que la estación de tren de Avellaneda lleve los nombres de los difuntos.
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6. Exploraciones proyectuales: • 6.1 – Introducción y definición del sitio 6.1.1 - El Noroeste Santafesino – Definiendo el sitio de intervención 6.1.2 - Esquema de espacios públicos consolidados y no consolidados
• 6.2 – El Menhir como estrategia de intervención en la ciudad de la indeterminación 6.2.1 – El Menhir y las formas, los usos y los significados 6.2.2 - La arquitectura y el Menhir – Puntos de encuentro y desencuentro 6.2.3 - Menhires Urbanos
6.2.3.a – Menhir Urbano - pequeña escala 6.2.3.b – Menhir Urbano – mediana escala 6.2.3.c – Menhir Urbano – gran escala
•
6.3 – Desarrollo de propuestas en base a D.A.I.A.U.S.I 6.3.1 – Espacio de intervención 1 6.3.2 – Espacio de intervención 2 6.3.3 – Espacio de intervención 3 6.3.4 – Espacio de intervención 4 6.3.5 – Espacio de intervención 5 6.3.6 – Espacio de intervención 6
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6.1 – Introducción y definición del sitio: En la segunda parte del trabajo hemos volcado nuestros esfuerzos hacia intentar construir herramientas metodológicas que puedan ser de utilidad a la hora de adentrarse en el análisis y reconocimiento de la ciudad que se escinde y que escapa de estabilidades. Para eso, nos hemos valido, básicamente, del recorrido a modo de transurbancia y de estrategias de diagrama. En el capítulo IV se ha definido un dispositivo táctico y relacional con el fin de operar en las circunstancias urbanas que se han venido planteando en las distintas instancias del trabajo. En el capítulo V se demostró la versatilidad y la conveniencia que este tipo de herramientas suponen para analizar proyectos urbanos y de arquitectura que estarían en coincidencia con los objetivos de la investigación. Pero, como se afirmó anteriormente, el diagrama es un instrumento que, al mismo tiempo que permite aproximarse a un contexto determinado, también permite imaginar líneas de acción. En el presente capítulo, se avanzará y se explorarán las alternativas que permiten estos dispositivos abiertos, flexibles y dinámicos, y se desarrollará una propuesta integral para uno de los sectores del recorrido.
6.1.1 – El Noroeste Santafesino – Definiendo el sitio de intervención: Para el desarrollo de la estrategia de intervención mediante herramientas diagramáticas, el grupo se centró en la última etapa del recorrido que corresponde a la
línea 5 de transporte público. La selección del lugar surge de todo el análisis realizado en el capítulo 3. En el mismo, se advertía que las periferias de la ciudad de Santa Fe son ejemplificativas de toda una serie de conceptos que hablan de una cierta urbanidad emergente y de características sumamente disímiles con las lógicas y dinámicas de la ciudad consolidada. El último tramo del recorrido, que avanza hacia el extremo noroeste de la ciudad, (barrios San Ignacio de Loyola, Yapeyú Oeste, Norte Unido entre otros) resulta sumamente pertinente para explorar alternativas proyectuales que basen su accionar en la producción de acontecimientos y prácticas sociales emergentes. Toda la propuesta en general que en este capítulo se detalla se encuentra orientada hacia estos objetivos, ensayando y comprobando las posibilidades que tienen el proyecto y el diseño de los espacios públicos de definirse como herramientas de cohesión social y accesibilidad. Para vislumbrar con mayor claridad los desplazamientos que se producen desde la ciudad sedentaria hacia la ciudad nómade, resulta útil y pertinente indagar las características de los espacios públicos que se encuentran en cada una de las etapas del recorrido. Veremos entonces, en líneas generales, que a medida que nos alejamos del centro consolidado de la ciudad, los espacios pasan a ser menos determinados en su función; son meros remanentes o vacíos que son apropiados de manera errática por los usuarios del barrio. Esta situación, que a priori podría parecer una dificultad o un obstáculo, en realidad pone de manifiesto una condición compleja, pero a la vez interesante, e invita a pensar en el diseño de espacios ya no como lugares que generen topologías definidas y acabadas, sino explorar las posibilidades que existen de plantear sistemas de espacios públicos de carácter nómade, efímero, rizomático, flexibles y reconfigurables.
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A continuación, se detalla cada etapa del recorrido junto con consideraciones respecto de los espacios públicos detectados en cada una de ellas, indagando acerca de las relaciones entre los mismos y si responden a espacios consolidados o son vacíos urbanos indeterminados.
6.1.2 – Esquema de espacios públicos consolidados y no consolidados ETAPA 1: El recorrido deja entrever, en una primera instancia, una suerte de “articulación” o “retroalimentación” entre los distintos espacios abiertos que se aprecian en el sector urbano. Se encuentran gran variedad de usos (deportivos, culturales, recreativos y comerciales, etc.) y de tipologías (plazas, plazoletas, parques, avenidas con cantero central, etc.). También espacios públicos consolidados y con altos grados de determinación (nombre propio, delimitaciones concretas, bustos y placas conmemorativas, etc.). La topología se “dibuja” como una serie de espacios determinados que adquieren relevancia y que se relacionan entre sí generando recorridos e itinerarios. Debido a esto, los vínculos e interconexiones que pueden establecer estos espacios remiten a la idea de un sistema jerárquico, en donde lugares con una alta valoración histórica generan centralidades, es decir, una territorialidad. El sistema tiene una estructura en donde formas, usos y significados se amalgaman generando imágenes conocidas por la sociedad. Este sistema de centralidades sólo puede funcionar debido a que la ciudad sedentaria genera topologías continuas, definidas, que son difícilmente transformables y en donde los recorridos están pautados previamente. Como se analizó, este sistema responde a una estructura de árbol, ya que existen niveles de jerarquía que pautan o Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
“estrían” el espacio urbano. Las plazas fundacionales, los edificios históricos y las sedes institucionales actúan como condensadores de significados y valores que son propios de una sociedad y que, se supone, deben ser compartidos por la misma en su conjunto. Por esto mismo, los espacios libres indeterminados en relación a los espacios consolidados son mínimos: la ciudad sedentaria rehúye de incertidumbres. ETAPA 2: Avanzando por Av. López y Planes, dejando atrás la ciudad “entre boulevares”, la percepción cambia. A simple vista, podemos observar una presencia mayor de espacios libres, la mayor parte de ellos ligados a los remanentes urbanos que ha dejado la traza del ferrocarril. Algunos de esos remanentes, actualmente, se encuentran recuperados como plazoletas lineales (Plazoleta “Jorge Conti”), mientras que en otros perdura su indeterminación. También la trama urbana comienza a amoldarse o subordinarse a estas “irregularidades” que las vías de tren generan en la ciudad. Sin embargo, es posible afirmar que existen espacios que generan centralidades, como el parque Juan de Garay. El mismo tiene un rol protagónico en el sector, lo cual se verifica no solo en su gran superficie, sino también en la intensidad de usos (sede institucional, deportiva, etc.) y en su infraestructura. A medida que nos alejamos de Av. Freyre y Bvd. Pellegrini, las relaciones que pueden establecer los espacios públicos consolidados entre sí se vuelven más inestables e inciertas. ETAPA 3: Respecto a las instancias anteriores, es fácilmente apreciable tanto una mayor superficie de espacios libres indeterminados como así también una menor cantidad de espacios públicos consolidados. Incluso estos últimos no cuentan con las mismas infraestructuras de los espacios públicos del casco histórico y se definen como pequeños fragmentos remanentes en los cuales Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
se ubican juegos infantiles o algún mobiliario. Una tipología que crece en cantidad a medida que nos alejamos de la ciudad histórica es el playón deportivo, es decir, canchas polideportivas de cemento abiertas a la comunidad en las cuales se advierte una importante intensidad de uso. Estos espacios, en los cuales resulta sencillo apreciar un cierto carácter provisional, difícilmente puedan establecer relaciones estables entre sí, ya que su misma concepción parece estar definiéndolos como sitios efímeros, momentáneos. ETAPA 4: En la última etapa del recorrido, los espacios libres indeterminados revierten totalmente la proporción respecto de los espacios públicos consolidados, y pasan a ser una constante en la configuración del paisaje urbano. Importantes extensiones de tierras (terrenos loteados sin edificar, terrenos fiscales, áreas vacantes, etc.) aparecen y generan dinámicas diferentes de recorrido y apropiación, mucho más relacionadas a la forma nómade de habitar la ciudad, generando recorridos erráticos, variables y contingentes. Si en un principio se afirmaba que el espacio público tenía una estructura de jerarquías e itinerarios preestablecidos, aquí la lógica se invierte, y del espacio de la pura determinación se pasa al de la indeterminación. En esta instancia hablamos de una topología de la discontinuidad, de una dis-topía, en donde formas, usos y significados no se acoplan formando unidades definidas y compartidas por la sociedad. Producir el sentido en los lugares de la indeterminación resulta el desafío y la objeción clave que se le hace al proyecto como instrumento generador de intervenciones arquitectónicas urbanísticas. Sin embargo, así como la coyuntura de la periferia genera interrogantes e inquietudes, también abre la puerta a la exploración y a la experimentación proyectual. Intervenir en los espacios de la incertidumbre, en donde las jerarquías y las relaciones preestablecidas no se encuen-
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tran presentes, puede ser provechoso en el sentido de explorar otras alternativas. En estas mismas, el carácter de los vínculos que podrían establecerse ya no se articularía en base a estructuras jerárquicas, sino a partir de experiencias corporales del espacio, de intensidades urbanas, de acontecimientos, de recorridos variables y erráticos, y no ya desde una topología definida. La periferia, la ciudad nómade o de las fuerzas entrópicas es propicia para esta exploración. Existe en ella una gran variedad y cantidad de espacios libres. Estos se definen como espacios remanentes, inapropiados, pero con vocación de “públicos”, con límites imprecisos y variables, que diariamente son surcados de manera errática.
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6.2 – El Menhir como estrategia de intervención en la ciudad de la indeterminación
potencialidad. En este sentido, fueron uno de los objetos más sencillos pero a la vez más densos de significados, y esta circunstancia se dio, principalmente, por las diferentes apropiaciones que los mismos posibilitaban.
6.2.1 – El Menhir y las formas, los usos y los significados Como se anticipó en el apartado 4.7, D.A.I.A.U.S.I permite establecer si las acciones, las tácticas o las configuraciones morfológicas responden, en mayor o menor medida, a operaciones físicas (formas), a operaciones relacionadas con las prácticas o actividades (usos), o a operaciones que actúan desde lo simbólico (significados). El Menhir, en los términos en que lo concibe Careri en “Walkscapes” y como se analizó en el apartado 4.5.6, recorre y abarca esta tríada en su totalidad. Por este motivo es que, dentro de la amplia gama de posibilidades que permite el diagrama, el trabajo indagará acerca de las posibilidades de intervención del Menhir en la ciudad de la indeterminación y de las fuerzas entrópicas. Esto no implica que no se puedan recorrer el resto de las variables y relaciones que el diagrama realizado permite, sino que, a fines de la investigación y ante la incapacidad de tiempo y recursos para explorarlas todas, la propuesta indagará, primeramente, en el Menhir por esta particularidad de que conjuga, en una sola operación, formas, usos y significados. Los Menhires aparecen por primera vez en la era neolítica y se definen como la primera transformación artificial del paisaje. Antes de ellos, la demarcación del mundo se daba por el simple acto del andar, por una huella que dejaba trazos que con el tiempo desaparecían. En la simple operación de hincar una piedra de grandes proporciones en la tierra es en donde radica toda su
Los distintos estudios relativos al megalitismo de la edad de piedra, en general, y del menhir, en particular, establecen que los distintos usos que estas piedras verticales favorecían eran sumamente variados. Eran transformaciones físicas, pero también se usaron como puntos de rituales religiosos, o bien, como formas de dejar sentadas rudimentarias anotaciones sobre el entorno circundante, ya que en las mismas piedras fueron encontrados distintos símbolos y grabados. Por ende, estos monolitos no se basaban en la contemplación, como tampoco su único uso era el de ser una referencia para los viajeros nómades, sino que eran un dispositivo altamente interactivo con el usuario. Además, es importante resaltar no solo la relación que los menhires establecían con las personas, sino la relación de los mismos con el territorio. Eran demarcaciones, puntos de fijación en un universo nómade, eran puntos de encuentro entre distintas poblaciones. Los estudios afirman que, para el levantamiento de semejantes piedras, era necesario la colaboración de miles de personas, para lo cual, si se tiene en cuenta que los pueblos de la época no superaban las 300 o 400 personas, se requería la participación de numerosas tribus. Por ende, el sitio de emplazamiento debía ser equidistante entre los distintos poblados, definiéndose como lugares comunes de encuentro. Es importante destacar, entonces, que el menhir no era solamente objeto, sino que también era espacio. El monolito vertical no solo favorece la apropiación sobre sí mismo, sino que, en la medida en que era escenario de rituales y festividades, generaba un espacio en torno de...
09. Menhir de Champ Dolent, uno de los más importantes de Francia. Se encuentra en la región administrativa de Bretaña, a unos 2km. de la comuna de Dol-de-Bretagne.
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10. Alineamientos de Menhires en Carnac, en la región administrativa de Bretaña, Francia.
6.2.2 – La arquitectura y el Menhir – Puntos de encuentro y desencuentro Si se tiene en cuenta que una de las características principales del Menhir era la de desencadenar actividades variadas en torno a él y que, seguramente, muchas habrán sido inesperadas, la arquitectura a lo largo de su historia encontrará puntos en común con tal cuestión. Algunas relaciones más o menos directas, o con mayor o menor grado de coincidencia, pueden encontrarse en diferentes tipos de intervenciones y proyectos. El Menhir, como se vio, no sólo se definía como punto de referencia, sino que la disposición de varios de ellos en el territorio incorporaba la noción del tiempo. Y este último no respondía al tiempo estanco y detenido, sino a la temporalidad del desplazamiento. Estos monolitos no implicaban solamente un punto de anclaje: el Menhir es, irremediablemente, el recorrido. Las Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
vanguardias del siglo XX fueron pioneras en relacionar e incorporar la variable del tiempo. Algunas, incluso, construyeron su estética en base al tiempo, la velocidad y el movimiento como el futurismo. El constructivismo ruso, con influencia directa del futurismo italiano, parecía interesado en la generación de grandes estructuras que representaran los nuevos paradigmas comprometidos con la realidad social. Sin embargo, diversos ejemplos como la torre Tatlin (Monumento a la Tercera Internacional), el pabellón soviético para la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industrias Modernas en París o la Tribuna de Lenin, no parecen trascender la temporalidad del monumento en tanto obra de contemplación, que detiene el tiempo. Los valores y significados que estas construcciones evocan, más etéreas y livianas que las del clasicismo, son los que cambian, pero la idea de que el monumento está ahí para ser visto y contemplado no varía. En definitiva, la tribuna de Lenin se encuentra reservada para Lenin, o para la revolución. No es una estructura que se relacione con el usuario, sino que se encuentra reservada para determinados ideales y significados inmutables.
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11. Vladimir Tatlin, proyecto del Monumento a la Tercera Internacional para ser ubicado en Petrogrado (San Petersburgo), Rusia – La escultura, en sí, es contenedora de todo un cúmulo de ideología política. En este sentido, es un monumento que condensa en sí la idea de la revolución que avanza constantemente (simbolizado con el espiral en dirección ascendente) (1919)
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12. Konstantín Mélnikov, concurso para el pabellón de la URSS en la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales Modernas, París – Distintas perspectivas del proyecto (construido y no construido) (1925)
13. Lázar Márkovich Lisitski (El Lisitski), “Tribuna de Lenin” – Una propuesta de una torre en diagonal destinada al discurso del líder ruso y también con fines propagandísticos. La torre se reserva su podio para Lenin (1930)
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La temporalidad del Movimiento Moderno dista mucho de asemejarse a la temporalidad del Menhir. Una es pautada y ritmada; la otra es la del puro devenir. Una construye itinerario fijos, precisos, legitimados bajo la ergonomía, la zonificación y la especificación de las funciones; la otra discurre por el territorio nómade generando trayectorias diversas y cambiantes. Esta noción del tiempo cambia profundamente con las críticas hacia el racionalismo durante la segunda mitad del siglo XX. El agotamiento del proyecto moderno, sobre todo su mirada universalizadora y homogeneizadora, hicieron virar la atención desde lo inmutable y eterno hacia lo particular y singular: el lugar. Sin embargo, el tiempo del lugar, del genius loci, no necesariamente implica un tiempo del recorrido. El lugar es particular, en cada caso diferente, aprehensible mediante la fenomenología, pero no deja de ser determinado. Pareciera, en este instante, que la noción de “Hito” construída por Kevyn Lynch en los años 50’ y 60’ se asemejaría y tendría varios puntos de encuentro con el Menhir. Esto no necesariamente es así. Comparten entre si cierta noción respecto de la verticalidad y la referencia, pero los hitos actúan bajo contextos de fuerte determinación (los lugares de las ciudades) mientras que los menhires discurren por el territorio nómade. Entre estos no existen recorridos delimitados y se sitúan en una suerte de soporte neutro. Los hitos articulan topologías definidas; funcionarían, de esta manera, como remates de itinerarios prefijados, como el plan de Sixto V para Roma.
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14. Plan del Papa Sixto V para Roma llevado a cabo en el siglo XVI – Los distintos hitos articulan una serie de vías sumamente definidas que generan itinerarios determinados.
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15. Bernard Tschumi, Parque “La Villette”, París Francia – Axonometría multicapa de la propuesta. A diferencia de los hitos, el espacio entre las folies es un gran extensión indeterminada. (1982)
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16. Bernard Tschumi, Parque “La Villette”, París Francia – Fotografía de una de las folies. En la actualidad, muchas de ellas han perdido su “vocación” nómade y fueron reutilizadas con funciones específicas.
Sin embargo, no resultan estrictamente necesarias complejas operaciones de forma y, por ende, importantes inversiones sobre el espacio público para ofrecer dispositivos relacionales e interactivos como los menhires. En el capítulo 3, con la implementación del ejercicio de la transurbancia, se llegó a la conclusión de que, en el norte de la ciudad, una de las intervenciones por parte del estado más recurrentes en lo que refiere al espacio público son los playones deportivos. Estos mismos, al contrario de lo que se podría pensar debido a su simplicidad, son importantes focos de producción de acontecimientos. Constituyen centralidades sumamente intensas de usos y apropiaciones. Además, son fuertes generadores de espacio. La espacialidad del playón hace referencia a que no solo genera actividades que se desprenden de su “objetualidad” (deportes que se puedan practicar en el cemento), sino que muchas veces generan lugares en torno a ellos. En muchas de
Al contrario de los hitos, el tiempo del recorrido es errático y relativo, más en coincidencia con los conceptos y modelos que las teorías posestructuralistas intentaron construir. Bernard Tshcumi en el parque de La Villette, avanza sobre la idea de una arquitectura de la indeterminación. Las folies aparecen a la manera de menhires dispuestos sobre un gran soporte neutro que, antes que anclar actividades, favorecen la aparición de actividades indefinidas. En su indeterminación es en donde radica la capacidad de ofrecerse al público como soportes de prácticas emergentes y de definirse como dispositivos que los usuarios actualizan de diversos modos. Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
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estas intervenciones se han detectado pintadas que, de cierto modo, establecen una territorialidad, por lo que el plano de lo simbólico también se encuentra operando. Vemos entonces que son operaciones de forma (una gran platea de hormigón), de usos (prácticas de deporte variados) y de significados (en tanto suponen un espacio de encuentro y de disputas territoriales).
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17. Uno de los playones deportivos advertidos durante el recorrido. El mismo se ubica en calles Beruti y Cafferata.
6.2.3 – Menhires Urbanos: En el apartado 6.3 se desarrollará la propuesta integral para el sector de intervención. En ella, se evaluará la capacidad de ciertos espacios públicos libres de convertirse en centralidades de producción de acontecimientos y se realizará una estrategia en base al diagrama para cada uno de ellos. Sin embargo, toda esta serie de espacios públicos se articulará mediante la presencia de Menhires Urbanos, dispositivos dispuestos sobre la ciudad de la indeterminación y que tendrían el objetivo de generar sinergias y recorridos variables entre los mismos. La idea reside en intervenir en un espacio de la ciudad en donde la temporalidad no es la de la ciudad sedentaria, sino que las trayectorias son diversas y muchos territorios son surcados diariamente de manera más relacionada al recorrido nómade.
A continuación, se detallan algunas alternativas de cómo podrían materializarse e implantarse estos Menhires Urbanos de distintas escalas en el sector a intervenir.
Entonces, a modo de ensayo y exploración, lo que se retoma del Menhir es el concepto: Un dispositivo interactivo, que es apropiable, que no solo es objeto sino que también es espacio, que se materializa a partir de una estética efímera y liviana, que intenta ser punto de encuentro, que es punto de orientación pero no de limitación o restricción, que moviliza flujos dispersos antes que demarca senderos, etc. Estos “monolitos interactivos” aparecerán en el escenario nómade de manera variable. Su materialización debe posibilitar la reconfiguración de los mismos, cambiarlos, modificarlos en base a fechas especiales y conmemorativas. Deben soportar el peso de las personas y prestarse para ser apropiados mediante nociones como “subirse”, “treparse”, “acostarse”, etc. Deben ser de carácter efímero. No monumentos estancos del espacio estriado, sino estructuras livianas.
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“6.2.3.a – Menhir Urbano - pequeña escala”
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6.2.3.b – Menhir Urbano – mediana escala:
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6.3 – Desarrollo de propuestas en base a D.A.I.A.U.S.I A modo de exploraciones proyectuales se presentan, a continuación, las aproximaciones realizadas en diferentes espacios encontrados en el sector, sobre el final del trayecto de la línea 5 de transporte público. A lo largo del recorrido se seleccionaron 6 espacios libres y de posible apropiación con el objetivo de ensayar y comprobar estrategias de proyectos que posibiliten prácticas emergentes e indaguen en la capacidad del espacio público como herramienta de articulación social. Todos estos sitios presentan características disimiles, pero comparten esta cierta condición indeterminada que se reitera en todo el sector urbano en cuestión. Se buscó intervenir espacios libres de características diferentes, tanto físicas o morfológicas como también desde el punto de vista de las prácticas. Algunos terrenos eran, prácticamente, vacíos urbanos sin ningún tipo de intervención; en otros se advertía alguna obra mínima de infraestructura pública o de apropiaciones privadas informales. Veremos, para cada caso, la situación preexistente y hacia dónde se considera que se debería avanzar con el proyecto. Se observan y se marcan, a su vez, muchos otros terrenos con iguales potencialidades de ser explorados proyectualmente en las inmediaciones de los seleccionados, pero que no son parte explícita de intervenciones arquitectónicas / urbanísticas en la investigación. Con esto se quiere dejar de manifiesto que la propuesta, si bien abarca un número considerable de espacios públicos a reconfigurar, intenta ser viral. Es decir, se busca generar intervenciones sobre el espacio, alternativas y “débiles”, Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
que tengan el efecto de generar sinergias y ramificaciones en su entorno próximo. El procedimiento de exploración consistió en estudiar cada uno de los espacios mediante la utilización de D.A.I.A.U.S.I., estableciendo los mismos objetivos conceptuales en todos ellos, pero a través de distintas tácticas de aproximación mediante las cuales se fueron definiendo las configuraciones morfológicas que debían efectuarse y que se completarían con diversas acciones puntuales para las distintas funciones de cada uno de ellos. Lo que se realiza, de este modo, es una exploración y una construcción diagramática para cada uno de los espacios seleccionados, en donde pueden repetirse acciones o configuraciones morfológicas, pero nunca se genera una operación idéntica a otra. El diagrama opera para cada terreno en particular, generando distintas asociaciones entre variables y diversas propuestas que persiguen los objetivos trazados desde un primer momento por el grupo de trabajo. El resultado de estas operaciones son intervenciones de carácter abierto, nómade, efímero, “débil”, alternativo, en las que se propician diferentes actividades y se potencian diversos usos para los residentes del sector. Se proponen escenarios reconfigurables, dispositivos para la acción, arquitectura que posibilite y fomente la producción de acontecimientos.
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Conclusiones: Conclusiones respecto del problema inicial: Si se retoma el problema inicial, disparador de la presente investigación y luego de realizado el trabajo aquí presentado, es posible efectuar algunas apreciaciones finales respecto del mismo. Se comenzó sosteniendo que el problema principal reside en las desigualdades, discontinuidades y contradicciones que se manifiestan notoriamente en los distintos ámbitos que conforman el espacio público en las ciudades latinoamericanas, en general, y de Santa Fe, en particular. También se afirmaba que dicho espacio público no termina de cumplir su rol como integrador social, como herramienta de cohesión social y no siempre se evidencia esta característica del “dominio público”. Exponemos algunas consideraciones que se fueron generando a lo largo del proceso de trabajo que tienen que ver con lo desarrollado y se relacionan con los alcances y posibilidades que encuentra la arquitectura y el urbanismo en torno a dar respuesta a dicha situación problemática que, a su vez, se enmarca en un contexto de suma complejidad. Al principio de esta investigación, hablábamos sobre la relación de la situación problemática con la definición de ciudad en torno a los conceptos griegos urbis (la ciudad como hecho físico), civitas (la ciudad como producción cultural y social) y polis (la ciudad entendida como ámbito de las relaciones de poder). Las discontinuidades del espacio público, relativas a la urbis, remiten casi directamente a la dimensión física de la ciudad, y forman parte del campo de mayor injerencia directa por parte de lo disciplinar específico. Por ende, la cuestión de las modificaciones y trans-
formaciones en el orden de lo físico (o de las formas) es uno de los campos en donde la arquitectura y el urbanismo encuentran posibilidades más directas de intervención que busquen “solucionar” una determinada situación conflictiva. Pero como se ha analizado, no es posible concebir al problema de manera desagregada. Si se busca trascender el enfoque de una perspectiva que, solamente, “une” fragmentos de ciudad, se debe avanzar en la idea de conjugar la dimensión física con la social y la simbólica. A su vez, formas, usos y significados, en el contexto analizado, no suponen simples variables que el profesional articula generando unidades coherentes de imagen y de sentido. Al contrario, es necesario reconocer una situación contemporánea en donde las estabilidades se escapan, diluyen por líneas de fuga multidireccionales que estarían en coincidencia con una sociedad que no avanza hacia objetivos comunes compartidos en su totalidad. Las desigualdades, relativas a la civitas, dentro del campo de lo social, económico y cultural exceden cualquier operación técnica de la disciplina. Como se sostiene en el capítulo 2, las posibilidades de las intervenciones proyectuales no pueden revertir por si solas procesos económicos y sociales que logren equilibrar la balanza para revertir la desigualdad en nuestras ciudades. Sin embargo, es necesario que la arquitectura asuma la participación y el compromiso en la conformación de dichas ciudades. Por ende, no puede o no debería convalidar un sistema en cuya génesis reside la desigualdad y el predominio de unos sobre otros. Lo mismo sucede con las contradicciones, relativas al concepto de polis, que refieren al complejo entramado de intereses y disputas que constituyen las sociedades que habitan y moldean las ciudades. Como se
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explicó en el capítulo 1, hoy asistimos a una compleja escisión de la sociedad que ya no reside, simplemente, en la división de las “clases” tradicionales. La ciudad hoy es un escenario de conflictos y de intereses contrapuestos. Las buenas prácticas ciudadanas, que basan su accionar en la igualdad y la ciudadanía, colisionan con las agorafobias más repudiables, con el aislamiento y con el “miedo” a lo público, muchas veces exacerbado desde miradas sensacionalistas. Luego del recorrido realizado, el grupo se encuentra con la posibilidad de afirmar que el rol que se le asigna al espacio público en esta investigación nunca podrá concretarse en su plenitud si, en primera instancia, no se resuelven una infinidad de factores sociales, culturales, económicos y políticos que exceden a los alcances propiamente disciplinares. Sin embargo, si se asume ese rol y se toma como “faro” guía, como un horizonte de certidumbre que estaría implícito en cualquier intervención, las posibilidades se disparan. Entendemos aquí que dicho compromiso con lo social también excede a la disciplina, ya que debe hacerse extensivo a todos y cada uno de los individuos o grupos de trabajo responsables de imaginar y desarrollar el futuro de nuestras ciudades. Es necesario que desde nuestro lugar se entienda la importancia de un compromiso para revertir lógicas inherentes a un sistema que, también a través de su arquitectura y sus ciudades, segrega y margina a un sector de su población, generando así las condiciones de desigualdad que imposibilitan el cumplimiento de los objetivos deseados en los ámbitos de la ciudad. Conclusiones de la hipótesis y los objetivos: Durante el desarrollo de la hipótesis lo que se planteó fue que, si se asume una perspectiva conceptual que Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
abandone la idea de ciudad como una totalidad y se reconoce la escisión de la misma, se podría redirigir el sentido del proyecto arquitectónico urbanístico. Mediante la determinación de realizar un cambio de enfoque, de filtro o de perspectiva sobre el análisis proyectual para intervenir en espacios públicos, se llegó a lo que se considera una alternativa viable, dentro de las tantas posibles, para pensar de manera distinta el modo en el que se intervienen los espacios libres de nuestras ciudades. De esta manera, el grupo considera que se han conseguido resultados positivos a la hora de intentar redireccionar la metodología proyectual hacia un enfoque alternativo. Redirigirlo en muchos sentidos pero, principalmente, con la intención de fomentar nuevas vías de apropiación y uso en los espacios públicos. Al reconocer que nos situamos en un contexto complejo, en donde se intentan revertir profundas desigualdades que exceden la capacidad de la arquitectura y el urbanismo, lo que se buscó fue la posibilidad de “abrir puertas”, ofrecer caminos que propicien y generen las condiciones para el surgimiento de nuevas prácticas sociales, interactivas, inesperadas, cambiantes. De este modo, mediante lo intenso de la apropiación y de generar espacios de participación, se podría intentar reducir las brechas sociales, los bordes internos de la ciudad, las periferias postergadas, que constituyen la principal deuda de nuestras ciudades para con la sociedad. Con respecto a los objetivos, se definieron generales y particulares. En lo relativo a los generales, que hablan de indagar, en la dinámica del espacio público, la escisión entre el orden físico, social y cultural de la ciudad de Santa Fe como caso de ciudad latinoamericana, se supo desde un principio que, si se quiere avanzar hacia esa investigación y reconociendo un contexto a nivel global y local sumamente volátil, no es posiTesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
ble salir al encuentro de la experiencia de lo público con categorías fijas y criterios de simple clasificación. Adentrarse en esta escisión requiere del esfuerzo de generar nuevas metodologías, lógicas abiertas que permitan comprender complejos procesos de la ciudad contemporánea. Así, se vio cómo ciertas nociones como la de pliegues, estratos, “sahel”, ciudad nómade, ciudad sedentaria, sistemas rizoma, paisajes entrópicos, pueden ser comprendidas y analizadas mediante el recorrido a modo de transurbancia, es decir, del recorrido como acto estético, como función simbólica que mediante su propia implementación genera el acto de significación. Retomar la noción de la experiencia de lo público, situarse en la indeterminación de las urbanidades emergentes y difusas, incorporar la noción de la percepción, las sensaciones, los olores, entre otros factores, son cuestiones que el recorrido permite articular. A su vez, se comprobó que la transurbancia es un instrumento metodológico sumamente pertinente a la hora de generar registros gráficos sobre la ciudad. Se dijo, entonces, que antes que mapas fijos de la ciudad, lo que se intenta es la construcción de mapas “móviles”, de distintos dispositivos gráficos que puedan conjugar, en una misma operación, la dimensión física, social y simbólica o cultural. Llegados a esta instancia, la pregunta clave que surgió una vez finalizado el trabajo de campo se encuentra relacionada a las posibilidades o los caminos que el proyecto podría seguir para intervenir en la ciudad de la indeterminación: ¿Hay que estriar lo liso o potenciarlo? Es decir, las propuestas de diseño de espacios públicos en la ciudad nómade, ¿deben ser “resueltos” emulando las lógicas de la ciudad sedentaria, generando sistemas jerárquicos de centralidades y pautando los recorridos, esto es, demarcando? O, por el contrario, ¿existe un cierto carácter de indeterminación que puede ser
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puesto de manifiesto para ofrecer alternativas de una arquitectura nómade, pensada para la acción y para la interacción, es decir, para la producción de acontecimientos? De este modo, recorridos una y otra vez estos itinerarios, reconocidos los conceptos y obtenidas diversas conclusiones sobre el trabajo de campo, se procedió a desarrollar un esquema metodológico de aproximación que contemple el concepto de ciudad escindida y los desplazamientos que este supone en la forma de entender y pensar el proyecto de los espacios públicos en la ciudad de Santa Fe. Más que un esquema, lo que propusimos es un diagrama (D.A.I.A.U.S.I), un dispositivo táctico y relacional, isomórfico y evolutivo, abierto y flexible, que conjuga variables heterogéneas y las pone en relación. En el mismo conviven tácticas de infiltración, configuraciones morfológicas para el acontecimiento y acciones sobre el espacio público. El grupo ha manifestado conformidad con respecto a la cantidad de variables y los distintos modos de articulación de unas con otras, demostrando la versatilidad del diagrama como instrumento de intervención abierto, dinámico, sumamente pertinente para los territorios de la indeterminación. Esta herramienta resultó el insumo principal de la parte propositiva de la investigación. Se empleó el mismo para el análisis de proyectos urbanos y de arquitectura que, se consideró, se encuentran en plena coincidencia con los objetivos del trabajo de avanzar hacia una arquitectura de la acción y que fomente la articulación social. Mediante el “filtrado” de estos proyectos por D.A.I.A.U.S.I se pudieron obtener conclusiones acerca de cómo operan, no solo desde el punto de vista de la resolución formal, sino también qué rol juegan los usos y los significados. Mediante el diagrama también fue posible avanzar
hacia una propuesta integral para el sector de intervención. En el mismo, se aprovecharon los espacios públicos y espacios libres para intervenir desde la perspectiva de una arquitectura “débil”, es decir, una arquitectura que es escenario antes que objeto, que es un medio para…Para la consecución de este objetivo, se trató en el capítulo 6 la pertinencia de los Menhires como estrategia de intervención en la ciudad nómade. Los mismos aparecen, en distintas escalas, en todos los terrenos, y se articulan con otros equipamientos e infraestructuras destinadas a hacer proliferar acontecimientos y eventualidades. Como resultado se obtuvieron, consideramos, interesantes propuestas que, al estar “generadas” desde un dispositivo táctico que contempla variables en coincidencia con objetivos de alcance social, podrían generar interesantes espacios de apropiación, admitiendo gran diversidad de usos y propiciando el encuentro. Los resultados en este tipo de tesis proyectuales, por razones obvias, son relativos. En tanto la arquitectura no accede a su materialización, siempre quedaremos en el plano de lo conjetural. Sin embargo, poder proponer y definir las herramientas y los objetivos fue un logro muy importante y deja al grupo de trabajo sumamente satisfecho por los objetivos planteados y los resultados alcanzados. Horizonte de potencialidades – Gestión y proyecciones: Se considera que los resultados de este trabajo reúnen ciertas condiciones para ser retomados con mayor profundidad en distintos ámbitos de experimentación y aplicación. La posibilidad que brinda la herramienta desarrollada y el concepto de intervenir a través de lógicas abiertas que propicien el surgimiento de prácticas emergentes pueden constituir una estrategia viable a la hora de pensar alternativas de gestión para
el beneficio de los usuarios de los espacios públicos ubicados en los contextos analizados. Se contempla la posibilidad de trasladar este tipo de herramientas hacia ámbitos que puedan realizar una real apropiación de las mismas. En primer lugar, el estado en su rol de administrador y regulador y en sus distintas jurisdicciones (nacional, provincial, municipal) se beneficiaría de contar con este tipo de estrategias para intervenir en las periferias de la ciudad. Se podrían conformar equipos interdisciplinares con agentes de distintas secretarías que se encargarían de hacer los relevamientos, los recorridos, encuestas y entrevistas con los vecinos, es decir, una primera etapa de recolección de información en las líneas que propone la investigación. De esta manera, las propuestas se llevarían a cabo en etapas, diferenciando entre infraestructuras y equipamientos permanentes, no permanentes o eventuales, etc. Pero no solo el estado estaría en condiciones de llevar a cabo estos proyectos. Dentro del ámbito académico, de la Universidad y de la Secretaría de Extensión como así también mediante el voluntariado de la UNL, se podrían conformar los mismos equipos con participantes de diversas facultades (F.H.U.C, F.A.D.U, F.I.C.H, etc.) e intervenir conjuntamente con el estado. También podrían involucrarse las asociaciones vecinales u organizaciones no gubernamentales. Dentro de la Facultad de Arquitectura, diversas materias como el módulo de Diseño Paramétrico, ya han comenzado a construir novedosas operaciones formales que se instalan en las inmediaciones de la ciudad universitaria. Estas construcciones podrían definirse como creativos equipamientos y mobiliarios urbanos que complementen las intervenciones en los sitios más postergados de la ciudad.
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Lo que se quiere decir, en definitiva, es que los resultados obtenidos en la tesis tienen una expresa vocación de salir a la calle, a la ciudad, y tienen oportunidades reales de materializarse. Mediante la conformación de estos equipos, trabajando interdisciplinariamente y en distintos niveles, se podrían generar intervenciones más o menos efímeras en el espacio público y de manera casi permanente. Tanto los ámbitos públicos, académicos, de organizaciones no gubernamentales como también los mismos residentes de un sector de la ciudad podrían ser destinatarios que usufructúen este tipo de alternativas para, al mismo tiempo, ejercer sus derechos ciudadanos. Cierre: Redirigir el sentido del proyecto arquitectónico urbanístico, asumiendo la complejidad que representa su escisión y no simplificándola, puede generar el desarrollo de nuevas perspectivas y metodologías alternativas para el estudio y la intervención de los espacios públicos en el contexto de nuestras ciudades. En el presente trabajo se ha logrado desarrollar una de estas metodologías, dentro de las infinitas que pueden considerarse posibles si se consigue entender los procesos como inacabados y en continua transformación. Favorecer emergencias a través de dispositivos y herramientas alternativos puede ser, entonces, un camino posible hacia los cambios necesarios en la concepción misma de los espacios públicos en contextos de indeterminación física, social y simbólica. Tanto las formas de aproximación, estudio y evaluación como las de proposición e intervención en este trabajo resultan de un proceso de deconstrucción de ciertas objetividades establecidas en la formación Tesis 2015 Espacio Público Arias. Barzan. Collados
profesional. Dicho proceso intenta cuestionar o interrogar de manera constructiva a las metodologías de intervención en los espacios públicos de las ciudades latinoamericanas, donde se presentan condiciones como las que se describen en los capítulos 1 y 2. Se considera que en las exploraciones alternativas en las intervenciones de los espacios públicos debe primar la intención de “abrir puertas” hacia una integración de los sectores sociales marginados, ofrecer la posibilidad de apropiarse de espacios públicos de calidad, inclusivos e interactivos con el usuario. Las herramientas aquí desarrolladas pretenden poder ponerse a disposición de los usuarios para favorecer y fomentar las oportunidades y potencialidades de cada espacio socialmente apropiable de la ciudad. La forma en que se “narra” este trabajo de investigación se encuentra en coincidencia con las metodologías que aquí se intentan implementar. Los resultados a los cuales se ha arribado difícilmente sean los esperados desde un inicio. La experiencia de lo público tiene mucho de esto. Salir a la calle, al encuentro de la ciudad, es siempre una sensación distinta. Ser partícipes de una universidad pública implica un posicionamiento en donde el profesional no actúa desde espacios de poder aislados, sino que realiza su labor en pleno contacto con el medio sociocultural.
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