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RED ROOM

muñeca. Incrédulos de los supuestos sucesos, los monjes aceptaron y, al cabo de poco tiempo, tomaron como tarea habitual cortarle el cabello. Hasta el día de hoy, la muñeca continúa estando en el templo, y es visitada por miles de curiosos que gustan de comprobar con sus propios ojos a la tenebrosa muñeca.

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