Paraíso Repentino

HÉCTOR DELGADO

PARAÍSO REPENTINO

Publicado en conjunto con la exposición Paraíso Repentino de Héctor Delgado.

Galería El Borde, Centro de la Imagen, Lima-Perú Del 22 de abril al 23 de mayo de 2014

Un Dios que cuenta los minutos y el céntimo, un Dios desesperado, sensual y gruñón como un puerco. Un puerco con alas de oro que cae en todas partes, panza arriba, deseoso de caricias. Es él, nuestro dueño. ¡Besémonos!

Louis-Ferdinand Céline , Viaje al fin de la noche

ST, 21.2 x 28.1 cm.

en el país de la técnica, la visión de la realidad inmediata se ha convertido en una flor imposible Walter Benjamin

En sus reflexiones acerca de la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Walter Benjamin llama la atención sobre el carácter de las imágenes técnicamente producidas, troceadas en partes que se juntan de acuerdo con una nueva ley. Al escribir esto, Benjamin tiene en mente las imágenes cinematográficas –ha comparado, líneas antes, al camarógrafo con un cirujano, por oposición al pintor, al que concibe más como un mago o curandero–, pero lo que busca explicar es la relación que las nuevas imágenes establecen entre el hombre y la naturaleza.

Una relación –es más, un cambio indeleble operado por la modernidad– en la que la producción técnica de la imagen convierte a la naturaleza en un objeto sobre el cual se opera, como lo hace el bisturí del cirujano con el cuerpo del paciente, en vez de tratarla como a un sujeto con el cual se dialoga o a quien se busca sugestionar.

La genealogía del fotomontaje es compleja y diversa, e involucra fuentes e intenciones estéticas tan distintas como las que van de los experimentos iniciales de Oscar Gustav Rejlander y Henry Peach Robinson en el siglo XIX a los afiches y portadas de discos del punk de fines de los años setenta del siglo pasado. Y pasa, entre otros, por los collages de Picasso y Braque, los montajes dadaístas, el surrealismo, el trabajo de los constructivistas y algunas obras del pop, como el emblemático Just what is it that makes today’s homes so different, so appealing? de Richard Hamilton.

Pero, hijo de la misma matriz de la que habla Benjamin, el fotomontaje no puede escapar a su naturaleza quirúrgica. Es más, la redobla, pues construye su visión no a partir de la toma directa, sino a partir de imágenes ya producidas antes. Como un cirujano que interviene sobre la cicatriz de una operación anterior.

Como en todo terreno que se atraviesa y explora, en el del fotomontaje hay sendas que se van dibujando con el tiempo. Como se comprueba en el trabajo de Héctor Delgado, una de ellas es, ciertamente, el uso de fotografías publicadas en medios masivos de comunicación –como la revista Life, en este caso– para componer visiones que, pudiendo ser desde alegorías hasta ensoñaciones, entrañan una subversión del contenido y los valores de las imágenes originales. Pero qué se recorta, cómo se lo monta y con qué intenciones son opciones que el artista puede encaminar en una serie muy amplia de sentidos. En Paraíso repentino, en que el fotomontaje se ejerce casi como una operación correctiva, descubrimos un alegato mordaz –aunque no exento de cierta melancolía– contra la idea del American dream como modelo para la sociedad contemporánea.

Carlo Trivelli

ST, 11.9 x 15 cm.

ST, 10.3 x 15.4 cm.

ST, 25.2 x 15.2 cm.

(Collage/no: en la cara del imperio) El senador diputado ha instalado su curul en el prado, un gran señor del estado se ha posado a la orilla del lago. Develado el carácter fantástico de la familia real se procede a la reescritura de la historia oficial.

Las perspectivas son traicioneras, la ocupación es temporal. Nunca olvidaremos la revolución industrial, las tardes en el club. ¿Quién decidió llenar el cielo de muertos?

Miro al cielo y culpo al gobierno. Dios está aquí abajo con nosotros, dios es del pueblo.

Los magnates definen nuestro futuro escribiendo sus nombres en los árboles, ellos pusieron la explosión en el cielo, el polvo y el fuego. Como una procesión, nosotros llevamos el fuego por dentro.

La revista Life nos trae recuerdos de hoy, de la vida social del orden mundial, las primeras sonrisas fingidas, un chocolate Princesa derritiéndose en el bolsillo de la reina de Inglaterra. Bien vestidos, impresentables, cuántas invasiones intraterrestres en nombre del progreso, esto es lo que nos pasó por encima, la cortina de humo que cada día se corre sobre nosotros. El elefante blanco del hombre blanco, los sueños abusivos que golpean a los sueños pequeños. Los que dirigen el mundo, los sospechosos de siempre.

Héctor recorta a los impuestos, con la facilidad con que se descomponen sus discursos y las hojas en la ruta. Juzga y ejecuta a funcionarios públicos, administrativos y judiciales con sus materiales. Con humor y destreza infringe cortes trasversales a un imperio de cabezas intercambiables.

El mundo que habitamos es una construcción ajena. Es buen ejercicio desordenarlo y descomponerlo, redistribuirlo hasta hacerlo nuestro.

Tilsa Otta

ST, 14.6 x 21.8 cm.

ST, 26.3 x 23.8 cm.

ST, 21.2 x 28.1 cm.

Héctor Delgado Jiménez Lima, 1986 www.sinicio.com