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¡No más de lo mismo! La Investigación en Ambientes Virtuales de Aprendizaje –AVA: Otro reto para la Educación a Distancia

Elaboró: Sandra Milena Morales Mantilla Docente ECEDU CEAD Palmira

Introducción

La investigación es una sola, es la consigna que proclaman aquellos que de manera tímida se acercan al mundo de la Educación a Distancia; el propósito es claro, argumentan: investigamos para producir conocimiento, para explicar fenómenos, para comprender el mundo, para vivir mejor. En el terreno formativo, investigamos para aprender y para aprender a investigar; es decir, hacemos de la investigación una estrategia de enseñanza y una oportunidad de aprendizaje. La clave de la discusión radica en las formas de investigar; es decir, en los modos como se operacionaliza el ejercicio investigativo en el marco de la modalidad educativa. Si existen medios y mediaciones propias para la formación en Ambientes Virtuales, ¿podríamos hablar de lógicas propias para hacer investigación? Creemos que sí y, en este sentido, la Educación a Distancia en ambientes virtuales tendría que tomar una decisión importante: reproduce el modelo de investigación propio de la universidad tradicional o construye, en el marco de su modalidad, la estructura y los mecanismos para hacer investigación. El presente artículo indaga en torno a una pregunta central: ¿Cuál es el potencial de los ambientes virtuales de aprendizaje para el ejercicio investigativo?; de la misma manera formula una cuestión complementaria: ¿cómo incorporar la actividad investigativa en el diseño de mediaciones en AVA? La investigación una cuestión de doctos y doctores


La palabra investigación proviene del latín in (en) y vestigare (hallar, inquirir, indagar, seguir vestigios). De allí que se asuma coloquialmente la investigación como la actividad humana de averiguar determinada cosa. Si hablamos de la investigación como ejercicio académico de la Educación Superior, en el marco de la generación y divulgación de conocimiento, podemos entenderla al menos en dos sentidos: 1. Como actividad profesional del investigador; 2. Como estrategia didáctica propuesta por el docente-investigador. Como actividad profesional, el investigador dedica parte o toda su vida académica a investigar; como diría Zubiri, a propósito del tema: “investigar es dedicarse a la realidad verdadera. Dedicar significa mostrar algo (deik) con una fuerza especial (de). Y tratándose de la dedicación intelectual, esta fuerza consiste en configurar o conformar nuestra mente según la mostración de la realidad, y ofrecer lo que así se nos muestra a la consideración de los demás. Dedicación es hacer que la realidad verdadera configure nuestras mentes. Vivir intelectivamente según esta configuración es aquello en que consiste lo que se llama profesión. El investigador profesa la realidad verdadera” (Zubiri, 2005, 6). Dicho de otro modo, el investigador miembro de una comunidad académica universitaria se dedica profesionalmente a investigar sea por motivaciones personales y/o por compromiso con la generación de conocimiento. Por su parte, como estrategia didáctica la investigación se constituye en el ejercicio de docentesinvestigadores que perciben el beneficio de articular los procesos formativos con los investigativos e incorporan modelos alternativos para favorecer el aprendizaje. Barnett (2008) denomina a este como el Espacio pedagógico y curricular de dicha articulación, en la medida que se aumentan las posibilidades de los docentes para probar nuevas pedagogías y relaciones pedagógicas alternativas en beneficio de la formación integral de los estudiantes; además de permitir repensar, seleccionar e incluir nuevos objetos de aprendizaje, en razón a los productos de investigación.


Algunos lectores podrían preguntarse: ¿cuál es el propósito de establecer esta diferenciación? La respuesta es sencilla, la investigación es tan propia del investigador profesional; es decir, de aquella persona que hace de la investigación su ocupación y dedicación, como del docenteinvestigador y sus estudiantes que de manera articulada y sistemática indagan y dan respuesta a unos objetos específicos de conocimiento. La imagen del investigador de bata, gafas, laboratorio, solitario, genio incomprendido, se recrea en la imagen de equipos de trabajos (redes de conocimiento) articulados en torno a un proyecto. La articulación formación-investigación un dilema a enfrentar Indagar en el potencial de los ambientes virtuales de aprendizaje para la investigación exige, en un primer momento, reflexionar en torno a las posibilidades de articulación de la formación y la investigación. Existen al menos tres razones que justificación dicha articulación (Scott, 2008): 1. Los académicos necesitan estar comprometidos con su disciplina para ser profesores eficaces; es decir, un docente-investigador se constituye en un modelo académico a seguir como intelectual activo en la sociedad del conocimiento; de la misma manera, el docente-investigador está en capacidad de actualizar los contenidos de formación, dinamizar procesos de construcción de conocimiento e imprimir una dinámica de aprendizaje basada en la indagación. 2. La articulación formación-investigación genera el desarrollo de nuevas prácticas y la implementación de estrategias de aprendizaje específicas; el aprendizaje por proyectos, el aprendizaje basado en problemas, la divulgación del conocimiento a través de la participación en eventos, publicaciones y diseños de sitios web, entre otras, son algunas de las posibilidades. 3.

La articulación

formación-investigación tiene un impacto decisivo en la denominada sociedad del conocimiento en la medida que cada individuo se convierte en un actor inteligente, productor y divulgador del conocimiento generado.


En el mismo sentido, un estudio realizado por Vidal y Quintanilla (2000), en el marco de la Educación Superior Española, concluye la importante transferencia que existe entre los procesos investigativos y formativos, a saber: 1. La actividad investigadora lleva a la mejora de la enseñanza (pero no viceversa), los académicos no pueden ser buenos sin hacer investigación, aunque un buen investigador puede ser un pésimo docente. 2. Algunas de las infraestructuras conseguidas a través de proyectos de investigación también se utilizan en actividades de enseñanza. 3. Las actividades de investigación contribuyen a poner al día al currículum, afectando de forma positiva a los cursos especializados. 4. Si los cursos se relacionan con el perfil investigador del profesorado, la relación es favorable; aspectos que nos llevan sin duda a evidenciar el potencial de la articulación de las dos acciones. Sin embargo no puede negarse que otros investigadores en el tema de la relación de beneficio mutuo entre la formación y la investigación como Brew y Boud (1995) y Coate (2001) argumentan que los beneficios de tal articulación presentan una gran solidez retórica, pero muy poca documentación empírica que permita desvelar la naturaleza de la misma. A todas luces no es garantía que los buenos docentes se conviertan en buenos investigadores o viceversa, como tampoco que los estudiantes que participen en estos procesos formativos sean en el futuro investigadores profesionales. Pero lo que sí podría anticiparse es que articular la investigación con los procesos formativos contribuye a consolidar una cultura en la que la investigación, la docencia, la proyección social, el desarrollo comunitario y los procesos de aprendizaje pueden complementarse. Evidenciar esta tesis a través de la sistematización y la documentación empírica será otro de los retos de la llamada investigación educativa. La investigación en Ambientes Virtuales de Aprendizaje – AVA – La Educación a Distancia estereotipada por años bajo el prejuicio: la universidad a distancia no investiga, invalida hoy por hoy, con la experiencia de las grandes universidades a distancia del


mundo, dicho juicio. De la misma manera, el potencial de los ambientes virtuales de aprendizaje para favorecer procesos investigativos se evidencia en elementos como:  El AVA favorece la conformación de redes de conocimiento.  El carácter de la mediación que posibilita un AVA favorece la construcción de competencias investigativas y la generación de conocimiento. Antes de avanzar en el desarrollo de estas dos cuestiones, vale la pena preguntarse: ¿Cuáles son las principales dificultades que enfrenta el ejercicio investigativo articulado a los procesos de formación en la modalidad de Educación a Distancia? ¿Cómo hacer incluyentes y eficaces los procesos investigativos en Educación a Distancia? ¿Qué medios y mediaciones favorecen el fortalecimiento de los procesos investigativos en el marco de la modalidad a distancia? Investigar en Educación a Distancia pareciera ser tan complicado como investigar en la educación presencial: los pocos recursos1, la distribución de tiempo del docente destinada en su gran mayoría a la los procesos formativos y académico-administrativos, la falta de apoyo institucional a los grupos de investigación,2 la preferencia institucional por algunas disciplinas y tipos de proyectos, los pocos estímulos para los investigadores, entre otras, parecen ser dificultades recurrentes en las distintas Instituciones de Educación Superior; obviamente existen importantes diferencias, que en últimas marcan la diferencia en el liderazgo académico de los investigadores de acuerdo con la Institución a la que pertenecen. Los grandes grupos de investigación, con importante productividad y prestigio, en la mayoría de los casos, se han

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Para nadie es un secreto que en Colombia la inversión en investigación es muy baja, está alrededor del 0.16% del PIB, según los datos aportados por el Observatorio de la Universidad Colombiana. Queda la esperanza de alcanzar una inversión del 0.5% (que aún se aleja del ideal del 1%) en razón al Acto Legislativo que reformó el artículo 361 de la Constitución, que destina el 10 por ciento de las regalías, es decir, los aportes por la explotación pública y privada de los recursos naturales no renovables (oro, petróleo, carbón...), a financiar proyectos de investigación departamentales y municipales. 2 De acuerdo con más datos del Observatorio de la Universidad Colombiana, el 42% de instituciones de educación superior (123) oficialmente registradas en el Snies aparecen con ningún grupo de investigación en Colciencias.


consolidado en universidades que cuentan con políticas decididas de apoyo a la investigación y a la formación de investigadores.3 Por otra parte, en la universidad del siglo XXI afectada por los procesos de globalización, las políticas neoliberales, el énfasis en la producción de conocimiento que se pueda rentar, vender o utilizar para producir bienes o servicios, resulta casi un lujo dedicarse a investigar. Aquel que pueda hacerlo también estará en la obligación de plantearse objetos de conocimiento que respondan a necesidades de sus contextos de actuación, de gran impacto para el desarrollo disciplinar y social, sin perder de vista, claro está, los intereses del sector productivo. El espacio del saber4 en el que los académicos pueden satisfacer sus propios intereses investigativos, por el gusto de saber y generar nuevos conocimientos, se esfuma cada vez con más fuerza de la investigación en la Universidad; con esta afirmación no se quiere decir que la pertinencia de los objetos de investigación, la responsabilidad social de la misma, la oportunidad de contribuir al desarrollo de las comunidades y a la mejora de la calidad de vida no sean factores preponderantes del impacto de la investigación; el interés de la afirmación se centra en la necesidad de destacar que la primera motivación de un investigador, siguiendo a Zubirí, es su amor por el conocimiento y su constante preocupación por profesar la realidad verdadera en sus ejercicios investigativos; dicho de otro modo, solo se puede investigar honestamente en aquellos temas y contenidos que sean de interés para el investigador. Además de las dificultades comunes, la investigación en la educación superior a distancia debe vencer la barrera del espacio y el tiempo; es decir, el hecho de tener a los estudiantes ubicados a lo largo de un país (del mundo en algunos casos), y el carácter asincrónico que generalmente 3

De acuerdo con el Ranking Iberoamericano de Instituciones de Investigación, las tres universidades en Colombia que más investigan son en su orden: Universidad Nacional, Universidad del Valle, Universidad de Antioquia. 4 Barnett (2008) identifica tres espacios desde los cuales puede indagarse la relación formación-investigación: espacio pedagógico y curricular, espacio del saber, espacio intelectual y discursivo. A lo largo del texto se irán ampliando cada uno de ellos.


caracteriza al encuentro formativo. Aspectos ignorados por algunos docentes-investigadores al propiciar procesos investigativos solo para aquellos estudiantes que se encuentran cerca y que cuentan con tiempos coincidentes. La figura del Semillero de investigación, que permite la participación de estudiantes en la gestión de proyectos, a la vez que se forman como nuevos investigadores, bajo la asesoría de un investigador formado, con reuniones periódicas, generalmente presenciales, se constituye en una oportunidad de participación para unos y en la mayor forma de exclusión para otros. ¿Qué alternativas podrían plantearse? En ocasiones se recurre a los encuentros de semillero de investigación por espacios sincrónicos; tal es el caso de reuniones por skype, por webconference, entre otras5, que de todas maneras exigen una disposición de tiempo en simultáneo. ¿Y para los que no la tienen, pero se interesan en la investigación, qué se les puede ofrecer? ¿Cómo hacer para que la investigación no sea exclusivamente para aquellos que de manera complementaria a su formación deciden participar en proyectos6? El Ambiente Virtual de Aprendizaje escenario para la articulación formación-investigación El Ambiente Virtual de Aprendizaje – AVA- se define como un “contexto integrado, integral y holístico para la gestión de aprendizaje, compuesto por un conjunto de entornos de interacción e interactividad sincrónica y asincrónica, que permite a los actores educativos aumentar el uso flexible de estrategias y recursos didácticos, lo cual permite optimizar los recursos educativos (entre los cuales se encuentra también el tiempo de estudio) y mejorar los resultados, el trabajo académico individual y colaborativo de los estudiantes” (PAPS, versión 3.0 pág. 32). Es decir, el

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Estas formas de comunicación válidas y pertinentes en algunos casos también resultan insuficientes ante la diversidad de personas y situaciones. 6 Dejo constancia que no me refiero aquí a la formación investigativa como tal, pues este es un propósito de formación en casi todos los programas. Me refiero directamente a ejercicios investigativos en el marco de un proyecto de alto impacto, a la llamada “investigación propiamente dicha” que también es válida y posible en el marco de la articulación formación-investigación.


AVA se constituye en el escenario que permite la acción mediada para articular la investigación con los procesos formativos. En el caso concreto de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia en la que se ha optado por la construcción de currículos articulados en torno a problemas, se aumenta las posibilidades de articulación. Dicho de otro modo, el carácter problémico y problematizador de los currículos exige dispositivos pedagógicos y didácticos para su operacionalización. El presente documento propone la articulación de la formación-investigación en Ambientes Virtuales, haciendo de la comunidad de aprendizaje de un curso o de una red académica, una comunidad de investigación, donde la potencia del proyecto sea quien determine la calidad del ejercicio investigativo. De la misma manera defiende el aprendizaje basado en la indagación como una estrategia para la construcción de entornos en AVA que promuevan el ejercicio investigativo articulado a los procesos formativos. De la comunidad de aprendizaje a la comunidad de investigación “Una comunidad de aprendizaje, desde la perspectiva educativa, se compone de profesores y estudiantes que interactúan con el objetivo de facilitar construir y validar la comprensión, y de desarrollar capacidades que conduzcan a continuar la formación en el futuro” (Garrison, Anderson, pág. 44). En este sentido, la comunidad de aprendizaje está conformada por actores que a través de experiencias de interacción logran una fusión de la comprensión individual del mundo con los conocimientos socialmente compartidos; es decir, la comunidad de aprendizaje refiere a ese espacio de intercambio comunicativo entre los actores educativos y el conocimiento con el fin de significar y construir aprendizajes. ¿De quién es la responsabilidad de construir esta comunidad? ¿De los estudiantes que se suponen autónomos en su proceso de aprendizaje, con una alta motivación o de los mediadores quienes han diseñado las propuestas de aprendizaje? Sin lugar a dudas el éxito de la comunidad de


aprendizaje está en la capacidad del mediador para crear entornos de aprendizaje que motiven a los estudiantes y promuevan el desarrollo de actividades constructivas (Garrison, Anderson, pág. 44) y, de la misma manera, del estudiante quien se asume como actor del proceso formativo y, en interacción, con su equipo de trabajo, autogestiona su aprendizaje. Una comunidad de investigación, por su parte, tendría como propósito la generación de nuevo conocimiento en un campo disciplinar, interdisciplinar o transdisciplinar, producido en un entorno colaborativo en el marco de un proyecto de investigación ubicado a la vanguardia del conocimiento y que da respuesta a la solución de problemas sociales, sobre los cuales las respectivas disciplinas y profesiones están en la obligación de pronunciarse. Colciencias define un proyecto de investigación como: un conjunto articulado y coherente de actividades orientadas a alcanzar uno o varios objetos relacionados con la generación, adaptación o aplicación creativa de conocimiento. Para ello se sigue una metodología definida que prevé al logro de determinados resultados bajo condiciones limitadas de recursos y tiempo especificados en un presupuesto y en un cronograma. La comunidad de investigación actúa en el marco de un proyecto articulado, en este caso, a un curso o cursos con el fin de generar, adaptar o aplicar conocimiento y producir aprendizaje situado, contextualizado y significativo. Los estudiantes, en esta comunidad pasan de ser aprendices a ser investigadores en formación; el doble proceso que se realiza al hacer del proyecto un pretexto de aprendizaje a la vez que se indaga en objetos de conocimiento, promueve la construcción de competencias investigativas y una mayor comprensión del significado de los contenidos en el aprendizaje mismo y para la generación de nuevos desarrollos. Desde esta lógica, los estudiantes de un curso o cursos que participan en el proyecto de investigación se constituyen en un semillero. La pregunta central sería: ¿es este un ejercicio de investigación formativa? ¿Podría pensarse en que los estudiantes con sus docentes en el marco de


un proceso formativo estuvieran haciendo investigación propiamente dicha? Colciencias define la investigación formativa como la actividad vinculada en la cotidianidad de la práctica pedagógica y desde el enfoque curricular, orientada a estructurar actitudes y habilidades investigativas en los estudiantes de un programa, lo cual se facilita desde la construcción de ensayos, análisis de problemas, estudios de caso, y desde el mismo proceso pedagógico de trabajo dentro y fuera del aula, potenciando la estrategia metodológica que ofrece la política de créditos académicos, esto es, trabajo académico presencial, con seguimiento tutorial y trabajo independiente del estudiante. Por su parte, Colciencias relaciona la investigación propiamente dicha, con proyectos formales, que desarrollan los docentes desde líneas de investigación claramente definidas, donde los estudiantes se pueden vincular como coinvestigadores o como asistentes de investigación, dentro de grupos de investigación. A nuestro juicio, el carácter formativo del proyecto de investigación como estrategia de aprendizaje no riñe con la posibilidad de participar en un proyecto formal propuesto por un docente (y por qué no con los estudiantes) articulado a una línea de investigación y a un grupo. He allí la responsabilidad del mediador: saber precisar los alcances del proyecto de acuerdo con el nivel de formación y los tiempos establecidos en el proceso formativo. Conclusiones El presente artículo

propuso responder dos preguntas claves: ¿Cuál es el potencial de los

ambientes virtuales de aprendizaje para el ejercicio investigativo? y, ¿cómo incorporar la actividad investigativa en el diseño de mediaciones en AVA?, al respecto se concluye: Los ambientes virtuales de aprendizaje favorecen la construcción de comunidades de investigación, entendidas éstas como un grupo de estudiantes de un curso o cursos que articulados en un proyecto de investigación debidamente formulado y articulado a las líneas de un grupo gestionan, producen y/o aplican de manera creativa el conocimiento.


De la misma manera, se aboga por la posibilidad de desdibujar la fuerte línea existente en la actualidad en relación a la denominada investigación formativa y la investigación propiamente dicha. El diseño de mediaciones en AVA para favorecer el aprendizaje y la construcción de conocimiento requiere de un dispositivo pedagógico y didáctico que la posibilite; estrategias de aprendizaje propios del aprendizaje por indagación tales como el Aprendizaje basado en proyectos, resultan eficaces.

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Barnett, R. (2008) Para una transformación de la universidad. Nuevas relaciones entre investigación, saber y docencia. Barcelona. Editorial Octaedro.

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Brew. A. y Boud, D. (1995) “Teaching and research: establishing the vital link with learning”, en Higher Education, N°. 29, pp. 261-273.

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Coate, K., Barnett, R. y Williams, G. (2001) “Relationships between teaching and research in higher education in England” en, Higher Education Quaterly, N° 55, pp. 158174.

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Scott, P. (2008) “¿Divergencia o convergencia? Las relaciones entre docencia e investigación en la educación superior de masas”, en, Barnett, R. (2008) Para una transformación de la universidad. Nuevas relaciones entre investigación, saber y docencia. Barcelona. Editorial Octaedro.

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Herrera, G. (2011) Proyecto Académico Pedagógico Solidario, UNAD.

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VIDAL, J.; QUINTANILLA, M.A. (2000). «The teaching and research relationships within institutional evaluation». Higher Education, 40, p. 221-229.


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