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a nada es lo que era. Me acuerdo yo, chaval, de los tiempos en los que el imperio egipcio era el paradigma del esplendor. Tiempos en los que, cada vez que alguien nombraba a su faraón, casi había que ponerse de rodillas como señal de respeto. Sin embargo mira ahora, cada vez que Jerjes abre la boca, parece que el sol no volverá a iluminar el Nilo. Y eso que, entre tú y yo, este Jerjes no llega ni a la altura de los talones de su padre, Darío I. Ese sí que era un rey de reyes.
¿Sabes que hay quienes dicen que, en realidad, Egipto ya ha capitulado frente al imperio Persa? Yo creo que no, aún hay sangre de guerreros en nuestra civilización, y estoy seguro de que tarde o temprano encontraremos aliados para pararle los pies a ese megalómano. Esta mañana, ojeando el periódico, antes de hacer el sudoku, he leído que la flota ateniense se ha hecho al mar para defender el Mediterráneo, algo en lo que tiene mucha experiencia, así que parece que el mar está a salvo.
Por otra parte, me ha llegado un mail sobre una recogida de firmas para presionar al faraón a que reconozca que Esparta es un aliado vital en los tiempos que se avecinan. Mala cosa, chico, esto de que sea el pueblo el que tenga que organizarse para estas cosas. En mis tiempos, los mensajes cortos sólo se utilizaban para quedar con alguien o para decir que habías llegado bien a casa. Y las recogidas de firmas eran para conseguir que tu equipo de fútbol no bajara a segunda B, por no haber pagado algunos impuestos. Los espartanos, chico, eso sí que es un pueblo de guerreros. Cuando tú y tus amigos estáis haciendo botellón, ellos están entrenando, en el giman-
sio, haciendo pesas, musculación, pilates, gymjazz y todo lo que se espera de un hombre de guerra. Si, vale, es verdad que son un poco salvajes y que tiran montaña abajo a los bebés que no reúnen las mejores condiciones. Yo, una vez, viendo un partido en el bar, discutí con uno de ellos y casi me rompe una botella en la cabeza. Menos mal que sus amigos se lo llevaron a la calle para que le diera un poco el aire y se le pasa-
ra la borrachera, porque seguro que había bebido mucho aquella tarde. ¿Te he contado alguna vez que yo conocí a Pausanias? Fue hace ya unos años, en un curso de verano de la universidad. Participó en una charlacoloquio en la que me pude colar. No era su mejor momento, acababa de ser elegido por Leónidas como uno de sus hom-
Un buen control de tu flota es imprescindible si pretentes salir victorioso de las batallas en las que participes.
Haz que tu forja produzca tantas armas como necesiten tus ejércitos.
bres de confianza y, la verdad, se le subió un poco a la cabeza. Recuerdo unas declaraciones suyas en un programa del corazón en las que decía que Esparta sería, en unos pocos años y para la eternidad, el imperio que dominaría la Tierra. De todos modos, como fue cuando lo relacionaban con aquella modelo, creo que su popularidad fue flor de un día, y que tras emitir un comunicado a los medios en el que lo desmentía, dejó de salir en la prensa rosa y en la tele. ¿Tú qué papel has tomado en la guerra, chico? Yo no te voy a decir qué es lo que tienes que hacer, pero deberías cortarte esos pelos, dejar de escuchar música alta día y noche, y alistarte en el ejército. Egipto te necesita ahora que eres joven y fuerte.
Las dunas son un lugar excelente para preparar una buena emboscada.
El asedio a una ciudad o fortaleza siempre es mucho más sencillo si cuentas con unas cuantas catapultas.
Vaya, todos esos barcos están a punto de llegar, y no tienen cara de amigos.
Tu campamento no debe dormir. Somételo siempre a activ dad para que tus hombres estén listos para el combate.
El transporte de tropas en barco t facilita la movilidad de tu ejército.
Evita llevar a cabo asedios con pocos hombres, o las de fensas acabarán con ellos en muy poco tiempo.
Planifica detalladamente los desembarcos para minimizar las pérdidas.
Tarde o temprano te enfrentarás batallas en campo abierto.
Por cierto, ¿tienes Messenger? Yo suelo emplear el de mis nietos. Ellos son soldados, aunque por ahora no han sido movilizados. Dicen que, con suerte, si al final el reino decide colaborar con Esparta, puede que sean movilizados para un punto estratégico: las Termopilas. Lo he buscado en la Wikipedia y no he encontrado nada, pero ellos dicen que es el talón de Aquiles de la ruta de los persas hacia occidente. Google Earth todavía no tiene imágenes en alta resolución del lugar, pero tiene pinta
de que debe ser un paso angosto en el que las tropas tendrán que pasar en estrecha formación. Pero no me fío mucho, la verdad. La gente en la calle aún no confía en los espartanos. Hay incluso quienes piensan que en un futuro entraremos en guerra con ellos. Fíjate tú, muchacho, . una guerra entre Egipto y Esparta, ¿a quién se le ocurrirán estas cosas? Oye, oye, ¿me has escuchado o estabas con el iPod mientras hablaba?