18 SUKALDEAN
Martes 17.03.15 EL CORREO
Cuando los ojos engañan La diversión se cuela en la carta de los grandes restaurantes gracias a los trampantojos, platos que simulan lo que no son y que no saben a lo que parecen RINCÓN
GOURMET
KOLDO DOMÍNGUEZ
En twitter: @koldodominguez
X Qué percibes, de Iñaki Rodaballo. En apariencia son
unos percebes sobre una roca. En realidad, es un plato de foie micuit, que una vez metido en una manga pastelera se le da la forma del percebe. Se tiñe con carbón activo de bambú y la uña es almendra tostada. La ‘roca’ es un pan de maíz.
D
e trampa ante ojo. Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es». Así define el diccionario de la RAE el término trampantojo. Si cambian ese ‘engaña’ por un ‘juega’ o ‘divierte’ darán con la definición perfecta de las propuestas que muchos cocineros han introducido en sus restaurantes para ir un paso más allá en su relación con los clientes. En un momento en que cualquier chef es capaz de ofrecer en su carta excelentes preparaciones con buen
género y buen precio, es necesario ofrecer un extra al comensal, algo que amplíe la experiencia de comer un menú más allá de los sentidos del gusto y el olfato. Ahí es donde entran los trampantojos, recetas salidas de la imaginación de los cocineros que buscan «sorprender y divertir» al cliente. «Estos platos aportan frescura, novedad. Hay gente a la que, además de comer bien, le gusta que les des un toque de diversión, salirse un poco de la
norma», explica Iñaki Rodaballo, cocinero vitoriano que el pasado noviembre ganó el Concurso Nacional de Tapas de Valladolid con un trampantojo titulado ‘¡Qué percibes...!’. «La idea salió por el nombre: ‘percebes, qué percebes, qué percibes’. En un primer momento lo planteé como si fuera un postre de chocolate con bizcocho de aceite y helado de naranja. Pero luego ha evolucionado hacia un plato de foie micuit, que es de lo que están preparados esos supues-
tos percebes», detalla. El comensal recibe en la mesa lo que parece un plato de marisco, pero cuando lo mete en boca descubre el sabor a carne. Ilusión, magia. «La gente piensa ‘joder estos tíos, cómo le han dado vueltas a la cabeza’, y eso está muy bien», detalla el chef del Punk Bach madrileño. Diego Guerrero reniega de la etiqueta que alguno le endosa de ser el ‘rey del trampantojo’. Pero lo cierto es que el cocinero vitoriano ha creado a lo largo de su carrera alguna de las más espectaculares recetas que hacen ver lo que no son. «Yo hago una cocina que intenta ser divertida. Emocionar y provocar. Y recurro al trampantojo cuando me hace falta, como cualquier otra técnica. Lo que pasa es que ésta es la más espectacular y llamativa», detalla el responsable de DSTAgE, su nuevo restaurante en Madrid, abierto el pasado mes de julio y que ya cuenta con una estrella Michelin. «El tram-