1 Ferraté, Juan, Dinámica de la poesía, Barcelona, Seix Barral, 1968.
[42] BAUDELAIRE, POETA DIDÁCTICO Estas notas se escribieron para conmemorar los cien años de la primera edición de Les Fleurs du Mal (1857). En ellas expongo un punto de vista sobre lo que me parece constituir el centro de la creación de Baudelaire, apoyando mis afirmaciones con el análisis de algunos ejemplos. Para la descripción adecuada de la poesía de Baudelaire hay que partir, a mi entender, de dos ideas principales. Primero, en cuanto a su intención total, la poesía de Baudelaire es una poesía de carácter didáctico, en el sentido de que se orienta ante todo a la sacudida de la conciencia moral del lector. Segundo, en cuanto a los medios imaginativos puestos en obra para el logro de aquella intención, la poesía de Baudelaire se caracteriza, de una parte, por la constante excitación en el ánimo del lector, en formas muy variadas, de movimientos de atracción y repulsión simultáneos o sucesivos acerca de un mismo objeto o en el curso de un mismo poema; y, de otra parte, por la presentación de dichos movimientos como si acontecieran en gran parte y sobre todo en el ánimo del propio poeta, quien de esta manera resulta ejercer la función de contraste permanente de las tensiones presentes en el poema, de su acción y de sus efectos, y la de ejemplo vivo de cómo dichas tensiones se integran en cada caso en una unidad fáctica. Cabe añadir por último, aunque el desarrollo de este punto [43] queda fuera de mi propósito, que, en cuanto a sus recursos formales, la poesía de Baudelaire se caracteriza no sólo por la extremada concentración expresiva que ha sido con frecuencia señalada, sino sobre todo por el hecho de que, sobre los elementos contrastantes por atracción y repulsión, se impone una estructura verbal al propio tiempo clara y firme y líricamente muy sugestiva. En este doble carácter de la estructura verbal estriba el que la poesía de Baudelaire no se pierda ni en la vaga alucinación a que podía llevar su economía expresiva, ni en la seca armazón de paradojas a que podía dar lugar su intención moral. Voy a considerar aquí los dos primeros puntos, que son la parte principal de mi tesis. El carácter didáctico de la poesía de Baudelaire no es noción común. Incluso es posible que su afirmación tenga al pronto el aire de una impertinencia. Sin embargo, es, a mi juicio, el rasgo más importante de la poesía de Baudelaire. (No digo, como es natural, que sea el rasgo que confiere a ésta su importancia. La excelencia estética no es el objeto de la discusión presente.) Si no se destaca habitualmente dicha intención moral, es lo más normal, en cambio, que se recurra a Les Fleurs du Mal como fuente de primer orden para el conocimiento íntimo de Baudelaire. Debo decir que las noticias sobre la infelicidad de Charles Baudelaire, sobre sus presuntos vicios, sus fracasos y sus errores, sobre su temperamento y sobre sus ideas, y, en general, las consideraciones acerca del condicionamiento biográfico, psíquico e ideológico de su obra, no tienen, para mí, mayor interés. La poesía de Baudelaire ha sido estudiada en relación con su vida y como un elemento de ella, desde todos los puntos de vista. Sin embargo, como hecho moral, repito, la poesía de Baudelaire no me interesa. No me atrae de ninguna manera saber, por ejemplo, que Baudelaire escribió en uno de sus diarios que «la volupté unique et suprême de l’amour gît dans la certitude de faire le mal» [«la voluptuosidad única y suprema del amor yace en la certeza de hacer el mal»], aunque eso al parecer pudiera [44] servirme para una lectura más adecuada de la serie dedicada a Jeanne Duval. No me interesa críticamente nada de