Don Bosco: un ejemplo siempre vigente
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Don Bosco
Don Bosco se hace presente a través de una cita de su autoría: "Hacer el bien a todos, hacer el bien siempre y nunca hacer daño a nadie". Me motiva a hacer una síntesis de una biografía de este piamontés “construido a sí mismo”, con la guía de la Virgen, quien le fue indicando el camino de su monumental obra. En las páginas de “Don Bosco, un sueño hecho realidad”, escrito por Domingo Agasso (Ediciones Paulinas, Serie: Testigos), encontré una perla que no puedo dejar pasar en esta hora, cuando la tecnología reclama por mentes claras para evitar “sucesos” dolorosos como los acaecidos en el sistema ferroviario. Se puede hablar de Don Bosco como santo y como estratega social. Tal vez sean dos formas de decir lo mismo, pero es para dirigir la mirada del creyente y del agnóstico sobre el inteligente desempeño de este hombre. Atrás en el tiempo quedaron los años de alumno de colegio salesiano y la perspectiva permite ver al 3
hombre y su contexto; ya no sólo el retrato catequístico de un sacerdote beatificado y canonizado, sino el relato del lugar donde vivió, el ambiente social, económico y político en el que desarrolló su obra. Y su fe y la fidelidad a su fe, que le dieron especial claridad a sus pensamientos, lo que la literatura del presente denomina “sentido estratégico”. Juan Melchor Bosco Occhiena, vivió entre 1815 y 1888. Coincide con el periodo de unificación italiana o el “resurgimiento italiano” (1815 - 1914). Don Bosco era un ciudadano del Reino de PiamonteCerdeña región que fue el trampolín para la unificación italiana en 1859-1861, después de unas guerras poco exitosas contra el imperio austriaco en 1820-1821 y 1848-1849. Demás está decir que la infancia de Juan fue durísima, mordido por la pobreza y por la temprana muerte de su padre. Asimismo, los grandes acontecimientos históricos quedan reverberando y se van propagando por los territorios como una onda en el agua. La Revolución Francesa, acaecida en 1789, fue sin dudas la usina de tantos movimientos sociales y políticos, en expansión por Europa y los territorios colonizados de América. La Revolución Industrial, claramente ubicable a partir 4
de 1750, en Inglaterra, también es un hito trascendente. Italia, a mediados del siglo XVIII era un mosaico de reinos y territorios ocupados por Francia y Austria. Al mismo tiempo, los italianos sostenían sangrientas luchas por el dominio de sendas fracciones de la península, al tiempo que llovían los reclamos por herencia, reales o fraguados, por parte de una muy decadente nobleza. Entrado ya el siglo XIX, las corrientes de pensamiento hicieron foco en la forma de concebir los sistemas sociales, cada vez más urbanos que campestres, debido a la destrucción de las tierras fértiles por las continuas guerras y al creciente desarrollo de la industria artesanal. Además de los combates entre potencias y revoluciones sociales, se dieron los cambios de gobierno: fue el fin de muchas monarquías incluida la pontificia. La concentración poblacional en las ciudades, fue cuna de tensiones entre los trabajadores y los propietarios de los recursos de producción. Eran tiempos muy complicados para el clero; demasiado tiempo pasó la iglesia católica “estacionada” en su modalidad catequística y nobiliaria, y eso la distanció de las reales necesidades 5
de su feligresía. Los bienes fueron confiscados y miles de sacerdotes fueron expulsados o encarcelados y hasta asesinados. Los gobiernos que se fueron formando durante “el resurgimiento” fueron explícitamente hostiles a la iglesia. Yendo al punto, hacia 1850, Don Bosco, consolida sus “oratorios”, escuelas – hogar para muchachos pobres, donde no sólo se enseña lo básico. El cura que supo fundar su orden sobre los preceptos de San Francisco de Sales –bondad y caridad, nunca violencia-, comprendió que los jóvenes necesitaban estar dotados con algún conocimiento que les permitiera ganarse la vida y dejar atrás el desamparo. Don Bosco observa su entorno y su tiempo, y escribe textos sencillos pero muy claros y específicos -lo que hoy podríamos denominar “manuales”- con el fin informar y orientar tanto a sus seguidores como al ciudadano en general, acerca de las innovaciones tecnológicas y su potencial para crear mejores condiciones de vida, individual y social. Las casas salesianas incorporaron áreas de artes y oficios para capacitar a los jóvenes en alguna técnica del momento y así facilitar su incorporación por los “talleres” –industrias a nivel artesanal y desperdigadas por la región norte de Italia-. La imprenta fue uno de 6
los ejes del desarrollo de la enseñanza técnica, tanto en su faceta editorial como mecánica: las máquinas fueron fabricadas y mantenidas por alumnos e instructores. Pero la revolución industrial no llegó a la región de manera ordenada y eficiente. Más bien fue tomada en trozos, de acuerdo a las conveniencias de cada artesano local y de acuerdo a las “tradiciones” familiares en el modo de “fabricar”. Don Bosco, muy atento al entorno, se da cuenta de que se hace muy complejo “generar un recurso humano eficaz” para ubicar en esa Torre de Babel que era el sector de la producción fabril en cuanto a métodos y normas de producción. Con la paciencia que deriva de la fe y siguiendo las indicaciones que la Virgen le diera en sus sueños de adolescente, Don Bosco tiene la claridad mental para redactar unos pequeños libros detallando las ventajas de incorporar el Sistema Métrico Decimal y el Sistema de Pesos con el kilogramo por unidad de mensura, recientemente adoptados en Francia y con rápida expansión por Europa; y los distribuye y explica personalmente entre los artesanos de la región. Con esto, Don Bosco sienta las bases para que se desarrolle un sistema de producción con posibilidades 7
de integración entre talleres, lo cual deriva en la especificidad de la producción y la mejora en la calidad de las piezas producidas. Recordemos que todo esto tenía lugar en un territorio cruzado por fuertes tensiones derivadas de un contexto internacional en transformación y los anhelos locales de consolidarse como nación con real dominio sobre su geografía. Al mismo tiempo, la dirigencia política del resurgimiento tenía a la iglesia como un enemigo y se sucedieron confiscaciones y derogaciones de permisos para ejercer el sacerdocio. “Si bien Don Bosco era un sacerdote diocesano, comienza a desarrollar la idea de una comunidad religiosa que pudiera continuar su misión. Pero semejante plan era contraproducente en una época en la que se agudizaba la lucha entre el poder del Estado y de la Iglesia. En 1855 Urban Ratazzi, un gobernador declarado anticlerical, hizo aprobar una ley en la cual suprimía 35 órdenes religiosas, cerraba 334 casas religiosas, dispersaba 5.456 sacerdotes y religiosos y los privaba de sus derechos civiles. Por otro lado, el Estado exigía el derecho de elegir al obispo. Lo más sorprendente es que fue el mismo Ratazzi quien aconsejó a Don Bosco cómo fundar su Congregación de tal manera que no se enfrentara con la legislación 8
civil, otro elemento de la vida extraordinara de este sacerdote. Su consejo fue que formara una sociedad clerical, una asociación de ciudadanos libres que en lo religioso dependiera de la Iglesia, y en lo social fueran libres ciudadanos. Es por esta razón que la Congregación Salesiana ideada por Don Bosco tiene elementos que no entran en conflicto con la sociedad civil y que serían claves en la expansión del carisma en los cinco continentes y a lo largo de las décadas siguientes. Es por ello que el nombre oficial de los salesianos es «Sociedad de San Francisco de Sales». Don Bosco evitó por ejemplo llamar a los laicos consagrados como Fray o Hermano para llamarlos simplemente «Señor» y no les puso hábito distintivo, mientras en la organización de la autoridad religiosa no llamó a los superiores como prior, Provincial o Superior General, sino Director, Inspector y Rector Mayor y no hablaba de Convento y Provincia, sino de Casa e Inspectoría, entre muchas otras particularidades que son términos civiles más que religiosos” (Wikipedia). ------------------------------ o ------------------------------
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Como ex alumno de la Obra de Don Bosco, sé cómo es estar al lado de un sacerdote formado en esta orden. Ellos nos conocen de inmediato y nosotros los vamos conociendo con el tiempo y al egresar sentimos que no ha sido suficiente el tiempo compartido porque el respeto en el trato deja la puerta abierta a la amistad. La vida nos empuja en quién sabe qué derroteros, pero el ex alumno salesiano sale muy bien equipado para el camino. Esa forma de educar, con respeto, bondad, constancia y claridad es uno de los principios en la pedagogía creada por San Juan Bosco. Considero que no ha sido casual la cita a Don Bosco justo en la semana del 9 al 15 de junio y menos aún que mi ojo fuese a ese párrafo de entre miles en una página de internet. Pero más allá del sentimiento personal –que es de agradecimiento a mis maestros salesianos- no tengo dudas de que el ejemplo de ese hombre del Piamonte y del “resurgimiento” de una nación es un ejemplo siempre vivo y estimulante para imitar. Su mentalidad preclara, sin dudas, está en el sustrato de la fuerza productiva del norte de Italia y de todos aquellos lugares donde la Obra de Don Bosco llegó con su mensaje. Hoy son centro de mis preocupaciones la tremenda concentración urbana que se registra en y alrededor de 10
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo cual genera problemas de “hacinamiento”, por lo menos lo que se percibe desde un enfoque cultural del fenómeno social. Y al mismo tiempo, es muy preocupante el futuro –un presente continuo desde hace tres décadasde los jóvenes; la problemática compleja de su inserción, ya no sólo al mundo laboral, sino al mundo de los adultos.
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Norberto Valdesogo T茅cnico Sup. En Gesti贸n Cultural 15.06.2013
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