Los dos hermanos gemelos Había una vez dos hermanos, uno rico y otro pobre. El rico era un orfebre y de frío corazón. El pobre se mantenía haciendo escobas, y era bueno y honorable. El pobre tenía dos niños, que eran hermanos gemelos y uno tan similar al otro, como dos gotas de agua. Los dos muchachos iban de acá para allá a la casa del rico, y a menudo conseguían algunas sobras para comer. Sucedió que una vez cuando el hombre pobre se internó en el bosque para traer broza, él vio a un ave que era completamente de oro y más hermosa que ninguna otra que él jamás había tenido oportunidad de encontrar. Él recogió una pequeña piedra y se la lanzó, y fue bastante afortunado para lograr golpearla, pero solamente una pluma de oro cayó, y el ave se fue volando. El hombre tomó la pluma y se la llevó a su hermano, que la miró y dijo, -"¡Esto es oro puro!"- y le dio mucho dinero por él. Al día siguiente el hombre pobre subió a un árbol de abedul, y estaba a punto de cortar un par de ramas cuando la misma ave salió volando, y cuando el hombre buscó más detenidamente, encontró un nido con un huevo dentro de él, el cual era de oro. Él llevó el huevo a su casa, y luego donde su hermano, que otra vez dijo, -"¡Esto es oro puro!"-, y le pagó lo que merecía. Por fin el orfebre se dijo, -"En efecto, me gustaría tener al ave para mí mismo."El hombre pobre entró en el bosque por tercera vez, y de nuevo vio al ave de oro sentada en el árbol, entonces él tomó una piedra y la derribó y la llevó a su hermano, que le dio un gran montón de oro por ella. -"Ahora ya puedo mejorar mi condición"-, pensó él, y se fue muy contento a su casa.
El orfebre era mañoso y astuto, y sabía muy bien cual tipo de ave era aquella. Llamó su esposa y le dijo, -"Ásame esta ave de oro, y ten cuidado que nada de ella se pierda. Tengo un gran antojo de comerla toda yo mismo."El ave, sin embargo, no era un ave común, sino de una clase tan maravillosa que quienquiera que comiera su corazón y su hígado encontraría cada mañana un pedazo de oro bajo su almohada. La mujer alistó al ave, la puso sobre el asador, y la dejó asarse. Pero resultó que cuando el ave estaba en el fuego, la mujer se vio obligada a salir de la cocina para hacer otro trabajo, y mientras tanto los dos niños del fabricante de escoba pobre llegaron, se colocaron junto al asador y le dieron vuelta un par de veces. En ese momento dos pequeños trozos del ave cayeron en la lata de goteo y uno de los muchachos dijo, -"Comamos estos dos pequeños trozos; tengo tanta hambre, y nadie los echará de menos."Entonces los dos comieron los pedazos, pero en eso la mujer entró en la cocina y vio que ellos comían algo y preguntó, -"¿Qué han estado comiendo ustedes?"-"Dos pequeños bocados que cayeron a la lata"- contestaron ellos. -"Deben haber sido el corazón y el hígado"-, dijo la mujer, completamente asustada. Y a fin de que su marido no pudiera notar su ausencia y se enojara, rápidamente mató un joven pollo, sacó su corazón y su hígado, los asó y los puso dentro del ave de oro. Cuando todo estuvo listo, ella lo llevó al orfebre, que consumió todo él solo, y no dejó nada de aquello. A la mañana siguiente, sin embargo, cuando él buscó bajo su almohada, esperando tener el pedazo de oro, no encontró ningún pedazo de oro que se suponía debía estar siempre allí. Los dos niños no sabían la gran fortuna que había llegado a sus dominios. A la mañana siguiente, cuándo ellos se levantaron, algo cayó traqueteando al suelo, y cuando lo recogieron vieron que eran ¡dos pedazos de oro! Entonces los llevaron a su padre, que se sorprendió y dijo,
-"¿Como puede haber pasado?"Cuando al día siguiente otra vez encontraron otros dos pedazos de oro, y así diariamente, él fue donde su hermano y le contó la extraña historia. El orfebre inmediatamente supo como esto había venido a suceder, y que los niños habían comido el corazón y el hígado de la ave de oro, y a fin de vengarse, porque sintió envidia y dureza en su corazón, él dijo al padre, -"Tus niños están atrapados por el demonio, no tomes el oro, y no sufras por deshacerte de ellos para que no se queden más tiempo en tu casa, ya que él los tiene en su poder, y puede igualmente dañarte a ti. El padre le creyó y temió por el mal del demonio, y doloroso que fue para él, condujo a los gemelos adentro del bosque, y con un corazón triste los abandonó allí. Y ahora los dos niños corrieron en el bosque, y buscaron el camino a casa otra vez, pero no podían encontrarlo, y sólo se perdían cada vez más. Por fin se encontraron con un cazador, que les preguntó, -"¿De quien son ustedes?"-"Somos los hijos del pobre fabricante de escobas"-, respondieron ellos. Y además le dijeron que su padre no los tendría más tiempo en la casa porque un pedazo de oro aparecía está cada mañana bajo sus almohadas. -"Vengan", dijo el cazador, "eso no es tan malo, si al mismo tiempo ustedes se mantienen honestos y ocupados."Como al buen hombre le agradaron los niños, y no tenía ninguno propio, él los llevó a su casa y les dijo, -"Yo seré su padre, y los mantendré hasta que sean grandes."Pasó el tiempo y ellos aprendieron sobre la cacería, y el pedazo de oro que cada uno de ellos encontraba cuando despertaban, fue guardado para ellos por el buen hombre por si ellos debieran necesitarlo en el futuro. Cuando ellos ya estuvieron grandes, su padre adoptivo un día los llevó al bosque con él, y dijo, -"Hoy van ustedes a hacerme su tiro de fin de enseñanza, de modo que yo pueda liberarles de su aprendizaje, y llamarles verdaderos cazadores."-
Ellos fueron con él para estar al acecho y se estuvieron así por mucho rato, pero ninguna presa apareció. El cazador, sin embargo, miró hacia arriba y vio un grupo de gansos salvajes que llegaban volando en la forma de un triángulo, y dijo a uno de los jóvenes, -"Bájame de un tiro por vez, uno de cada esquina."Él lo hizo exitosamente, y así llevó a cabo su tiro de fin de enseñanza. Poco después un nuevo grupo vino volando fomando la figura de un dos, y el cazador pidió al otro joven también bajar uno de cada esquina, y su tiro de fin de enseñanza fue igualmente acertado. -"Ahora", dijo el padre adoptivo, "les confirmo el fin de su aprendizaje; ustedes son ya cazadores expertos."Luego los dos hermanos siguieron adelante juntos en el bosque, y se consultaban el uno con el otro planeando algo. Y por la tarde cuando ellos se habían sentado a la cena, dijeron a su padre adoptivo, -"No tocaremos el alimento, ni siquiera tomaremos un bocado, hasta que usted nos haya concedido una petición."-"¿Y cual, es su petición?"- preguntó el padre. Ellos contestaron, -"Hemos terminado ahora de aprender, y nosotros debemos ponernos a prueba en el mundo. Permítanos que nosotros nos marchemos y viajemos."Entonces dijo el anciano con júbilo, -"'Ustedes hablan como cazadores valientes; que su deseo sea también mi deseo; vayan adelante, todo irá bien con ustedes."-
Con eso acordado, ellos comieron y bebieron alegremente juntos. Cuando el día designado vino, su padre adoptivo dio a cada uno de ellos una buena arma y un perro, y dejó que cada uno de ellos llevara tantos pedazos de oro de los que tenían guardados como quisieran. Entonces él los acompañó una parte del camino, y al momento de despedirse, él les dio un cuchillo brillante, y dijo, -"Si alguna vez ustedes se separan, peguen este cuchillo en un árbol en el lugar donde se separan, y cuando uno de ustedes regrese allí, va a ser capaz de ver como a su hermano ausente le está yendo, de modo que cuando el lado del cuchillo es girado en la dirección por la cual él se fue, se oxidará si él ha muerto, pero permanecerá brillante si él está vivo.' Los dos hermanos fueron todavía más lejos hacia adelante, y llegaron a un bosque que era tan grande que fue imposible para ellos salir de él en un día. Entonces pasaron la noche allí, y comieron lo que habían puesto en sus bolsas de caza. Anduvieron todo el segundo día igualmente, y todavía no salían. Cuando no tuvieron nada para comer, uno de ellos dijo, -"Debemos cazar algo para nosotros o sufriremos hambre,"- y cargó su arma, y miró alrededor él. Y cuando una vieja liebre vino corriendo hacia ellos, él puso su arma en su hombro, pero la liebre gritaba, -"Querido cazador, por favor déjeme vivir, y dos pequeñas liebres en mi lugar le daré"y saltó al instante en la espesura, y trajo dos jóvenes liebres. Pero las pequeñas criaturas jugaron tan alegremente, y eran tan bonitas, que los cazadores no podían encontrar modo en sus corazones para matarlas. Por lo tanto las llevaron con ellos, y las pequeñas liebres los seguían detrás. Poco después de esto, un zorro se presentó por delante; y ellos iban ya a pegarle un tiro, cuando el zorro gritó, -"Querido cazador, por favor déjeme vivir, y dos pequeños zorros en mi lugar le daré"-
Él también trajo dos pequeños zorros, y a los cazadores no les gustó matarlos tampoco, y los agregaron a las liebres para su compañía. Y todos ellos los siguieron detrás. No fue mucho después que un lobo saltó de la espesura y los cazadores se prepararon para pegarle un tiro, pero el lobo gritó, -"Querido cazador, por favor déjeme vivir, y dos pequeños lobos en mi lugar le daré"Los cazadores ponen a los dos lobos al lado de los otros animales, y todos siguieron detrás de ellos. Entonces un oso vino, quién quiso mantener su caminata, y gritó: -"Querido cazador, por favor déjeme vivir, y dos pequeños osos también en mi lugar le daré"Los dos osos jóvenes fueron añadidos a los demás, y había ya ocho de ellos. ¿Y quien llegó al fin? Un león vino, y sacudió su melena. Pero los cazadores no se dejaron ser asustados y apuntaron a él igualmente, pero el león también dijo, -"Querido cazador, por favor déjeme vivir, y dos pequeños leones también en mi lugar le daré"Y les trajo sus dos pequeños. Ahora los cazadores tenían a dos leones, dos osos, dos lobos, dos zorros, y dos liebres, quiénes los seguían y les servían. Mientras tanto su hambre no fue apaciguada por todo ello, y ellos dijeron a los zorros, -"Escuchen ustedes, compañeros astutos, provéanos de algo para comer. Ustedes son mañosos y sabios."Ellos contestaron, -"No lejos de aquí está un pueblo, del cual hemos traído ya muchas aves; le mostraremos el camino."Entonces ellos entraron al pueblo, y con el oro se compraron algo para comer, y le dieron alimento a sus animales, y luego siguieron adelante. Los zorros, sin embargo, sabían su camino muy bien sobre el distrito y donde estaban las granjas de aves y eran capaces de dirigir a los cazadores.
Ahora ellos siguieron caminando por un rato, pero no encontraron situaciones en las cuales ellos podrían permanecer juntos, entonces dijeron, -"No hay nada más que nos motive a seguir juntos, debemos ahora separarnos."Entonces dividieron a los animales, de modo que cada uno de ellos tuviera a un león, un oso, un lobo, un zorro, y una liebre, y se despidieron el uno del otro, prometiéndose quererse el uno al otro como hermanos hasta su muerte, y pegaron el cuchillo que su padre adoptivo les había dado, en un árbol, después de lo cual uno fue hacia el Este, y el otro fue hacia el Oeste. Uno de ellos llegó con sus compañeros a una ciudad que estaba toda colgada con crespón negro. Él entró en una posada, y preguntó al posadero si él podría acomodar a sus animales. El posadero le dio un establo, donde había un agujero en la pared, y la liebre salió sigilosamente y se consiguió una col, y el zorro se tomó una gallina, y cuando ya la había devorado tomó también al gallo, pero el lobo, el oso, y el león no podían salir porque eran demasiado grandes. Entonces el posadero les dejó ir a un lugar donde una vaca yacía en ese momento en la hierba, de modo que ellos podrían comer hasta que estuvieran satisfechos. Y cuándo el cazador ya había atendido a sus animales, preguntó al posadero por qué la ciudad estaba así colgada con crespón negro. Dijo entonces el posadero, -"Porque la única hija de nuestro Rey debe morir mañana."El cazador preguntó si ella estaba enferma de muerte. -"¡No!", contestó el anfitrión, "¡ella está vigorosa y sana, sin embargo debe morir!"-"¿Cómo es eso?"- preguntó el cazador. 'Hay una colina alta en las afueras de la ciudad, en la cual mora un dragón al que cada año debe serle llevada una joven doncella, o él dejará al país entero hecho una basura. Pero ahora ya todas las doncellas le han sido dadas, y no hay ninguna otra excepto la hija del Rey, y no tiene ninguna piedad para ella; debe ser entregada a él, y eso debe ser hecho mañana."Preguntó el cazador, -"¿Por qué no han matado el dragón?"-
-"'Ah," contestó el posadero, "'tantos caballeros lo han intentado, pero eso les ha costado a todos ellos sus vidas. El Rey ha prometido que él que derrote al dragón tendrá a su hija por esposa, y gobernará igualmente el reino después de su propia muerte."El cazador no habló nada más sobre ello, pero a la mañana siguiente tomó a sus animales, y con ellos subió la colina del dragón. Una pequeña iglesia estaba de pie en lo alto de ella, y en el altar había tres tazas llenas, con la inscripción, "Quienquiera logre beber y vaciar las tazas se hará el hombre más fuerte en la tierra, y será capaz de manejar la espada que está sepultada antes del umbral de la puerta." El cazador no bebió, y salió en busca de la espada en la tierra, pero fue incapaz de moverla de su lugar. Entonces entró, bebió y vació las tazas, y ahora él era bastante fuerte para tomar la espada, y su mano podía manejarla fácilmente. Cuando llegó la hora en que la doncella debía ser entregada al dragón, el Rey, el mariscal, y los cortesanos la acompañaron. Desde lejos ella vio al cazador en la colina del dragón, y pensó que era el dragón que estaba allí esperándola, y no quiso acercarse a él, pero por fin, pensando en que por otra parte la ciudad entera podría ser destruida, fue obligada a hacer el miserable viaje. El Rey y los cortesanos volvieron a casa llenos de pena; el mariscal del Rey, sin embargo, debía quedarse en el sitio, y ver todo lo sucedido a una distancia prudente. Cuando la hija del Rey llegó a la cumbre de la colina, vio que no era el dragón quien estaba de pie allí, sino el cazador joven, que la consoló, y dijo que él la salvaría. La condujo dentro de la iglesia, y la cerró con llave. No pasó mucho rato antes de que el dragón de siete cabezas llegara allí con un rugido fuerte. Cuándo él percibió la presencia del cazador, quedó sorprendido y dijo, -"¿Que estás haciendo tú aquí en la colina?"El cazador contestó, -"Quiero luchar contigo."Y replicó el dragón,
-"Muchos caballeros han dejado sus vidas aquí, habré hecho pronto un final de ti también,"- y él expulsó fuego por sus siete mandíbulas. El fuego debía haber encendido la hierba seca, y el cazador debía haber sido asfixiado con el calor y el humo, pero los animales vinieron corriendo y pisotearon el fuego. Entonces el dragón se precipitó sobre el cazador, pero él agitó su espada hasta que silbara por el aire, y cortó tres de sus cabezas al dragón. Entonces el dragón se puso furioso, y se elevó en el aire, y escupió llamas de fuego sobre el cazador, y estuvo a punto de caer sobre él, pero el cazador una vez más sacó su espada, y otra vez cortó otras tres de sus cabezas. El monstruo se puso débil y se derrumbó, sin embargo aún era capaz de precipitarse sobre el cazador, pero él, con su última fuerza le cortó su cola, y cuando el dragón ya no podía luchar más, llamó a sus animales para que lo rasgaran en pedazos. Cuando la lucha terminó, el cazador abrió la iglesia, y encontró la hija del Rey yaciendo en el suelo, pues ella había perdido sus sentidos con angustia y terror durante la lucha. Él la sacó, y cuando volvió a su consciencia, y abrió sus ojos, él le mostró al dragón todo cortado en pedazos, y le dijo que ella sería entregada a salvo. Ella se alegró mucho y dijo, -"Ahora pronto serás mi marido más querido, como mi padre lo ha prometido a quien matara al dragón."Ahí mismo ella se quitó su collar de coral, y lo dividió entre los animales a fin de recompensarlos, y el león recibió el broche de oro. Su pañuelo, sin embargo, en que estaba su nombre, se lo dio al cazador, que fue y cortó las lenguas de las siete cabezas del dragón, las envolvió en el pañuelo, y las conservó con cuidado. Hecho eso, como él estaba tan débil y cansado por el fuego y la batalla, dijo a la doncella, -"Estamos tanto débiles como cansados, mejor dormiremos un rato."Entonces ella dijo, -"Sí, es justo"-, y ellos posaron en la tierra, y el cazador dijo al león,
-"Tu harás guardia, para que nadie nos sorprenda en nuestro sueño,"- y ambos se durmieron. El león posó al lado de ellos para vigilar, pero también estaba tan cansado con la lucha, que llamó al oso y le dijo, -"Quédate cerca de mí, debo dormir un poco; si algo viene, me despiertas."-
Entonces el oso se acomodó al lado de el león, pero él también estaba cansado, y llamó al lobo y le dijo, -"Ponte cerca de mí, debo dormir un poco, pero si algo viene, despiértame"Entonces el lobo se posó cerca del oso, pero él estaba cansado igualmente, y llamó el zorro y le dijo, -"Quédate cerca de mí, debo dormir un poco; si algo viene, despiértame"Entonces el zorro quedó al lado de él, pero él también estaba cansado, y llamó a la liebre y le dijo, -"Ponte cerca de mí, debo dormir un poco, y si algo se ve venir, despiértame"Entonces la liebre se sentó cerca de él, pero la pobre liebre estaba cansada también, y no tenía a nadie más a quien pedir para que vigilara, y se durmió. Y ahora la hija del Rey, el cazador, el león, el oso, el lobo, el zorro, y la liebre, dormían todos un sueño reparador. El mariscal, sin embargo, quién debía mirar a una distancia, tomó coraje cuando él no vio al dragón irse volando con la doncella, y viendo que toda la colina estaba tranquila, la subió. Allí estaba el dragón cortado y tallado en pedazos sobre la tierra, y no lejos de él estaban la hija del Rey y un cazador con sus animales, y todos ellos hundidos en un sueño profundo. Pero como el mariscal era malo y sin moral, sacó de su bolso un polvo mágico que había obtenido de un brujo, y colocando un poco en la nariz del cazador, lo
puso en estado de coma, o sea un sueño profundo del cual no había modo de que despertara, y agarró a la doncella en sus brazos, y la llevó abajo de la colina. Entonces ella despertó y quedó aterrorizada, pero el mariscal dijo, -"Estás en mis manos, tienes que decir que fui yo quien mató al dragón."-"No puedo hacer eso," contestó ella, "fueron un cazador con sus animales quienes lo hicieron."Entonces él sacó su espada, y amenazó con matarla si ella no le obedecía, y entonces la obligó a que lo prometiera. Y así él la llevó donde el Rey, que no sabía contenerse de la alegría cuando una vez más miró a su querida hija con vida, y que él creía que había sido despedazada por el monstruo. El mariscal le dijo, -"He matado al dragón, y regresado a la doncella y salvado al reino entero también, por lo tanto la exijo como mi esposa, como fue prometido. El Rey dijo a la doncella, -"¿Eso qué él dice es verdadero?"-"Ah, sí,"' contestó ella, "en efecto debe ser verdadero, pero no consentiré para celebrar la boda sino hasta el final de un año y un día,"- ya que ella pensó que durante aquel tiempo ella debería oír algo de su querido cazador. Los animales, sin embargo, todavía yacían durmiendo al lado de su amo, quien estaba en coma, en la colina del dragón, y allí llegó un gran abejorro y se posó en la nariz de la liebre, pero la liebre lo quitó con su pata, y continuó durmiendo. El abejorro vino un segunda vez, pero la liebre otra vez lo quitó frotando su nariz y volvió a dormir. Entonces vino por tercera vez, y picó su nariz de modo que él despertara. Tan pronto como la liebre estaba despierta, despertó al zorro, y el zorro al lobo, y el lobo al oso, y el oso al león. Y cuándo el león despertó y vio que la doncella no estaba, y su amo tan dormido que no despertaba, comenzó a rugir terriblemente y gritaba, -"¿Quién ha hecho esto? Oso, ¿Por qué no me despertaste?"El oso preguntó al lobo, -"¿Por qué no me despertaste?"-
Y el lobo al zorro, ¿Por qué no me despertaste?"Y el zorro a la liebre, ¿Por qué no me despertaste?"La pobre liebre sola no sabía que respuesta hacer, y la culpa recayó sobre ella. Entonces ya iban ellos a caer sobre ella, pero les suplicó diciendo, -"No me maten, despertaré a nuestro amo a la vida otra vez."Sé de una montaña en la cual una raíz crece que, cuando colocada en la boca de alguien, lo cura de toda enfermedad y de toda herida. Pero la montaña está a doscientas horas de aquí. El león entonces dijo, -"En cuatro-y-veinte horas debes haber corrido hasta allá y regresado, y haber traído la raíz contigo."Obedeciendo, la liebre saltó, y en cuatro-y-veinte horas estuvo de vuelta, y trajo la raíz con ella. El león puso la cabeza del cazador en la mejor posición, y la liebre colocó la raíz en su boca, e inmediatamente empezó a moverse lentamente, y sus ojos se abrieron, y la vida, completamente despierto, volvió a él. Entonces el cazador se alarmó cuando no vio a la doncella, y pensó, -"Ella debe haberse marchado mientras yo dormía, a fin de deshacerme de mí."Al mediodía, cuando él iba a comer algo, preguntó a los animales lo que le había pasado en su sueño. Entonces el león le dijo que ellos, también, se habían dormido todos del cansancio, y al despertar, lo habían encontrado sumido en coma, o sueño profundo, y que la liebre había traído la raíz curadora. El cazador, sin embargo, estaba triste en su corazón, y viajó por el mundo, e hizo su baile de animales ante la gente. Y sucedió que exactamente al final de un año él volvió a la misma ciudad donde él había librado a la hija del Rey del dragón, y esta vez la ciudad estaba alegremente decorada con tela roja. Entonces él preguntó al posadero,
-"¿Qué significa todo eso?", "el año pasado la ciudad estaba toda colgada con crespón negro, ¿qué significa la tela roja hoy?"-