S a r a s w a t i MA Quiénes somos Somos un grupo de jóvenes y adultos de distintos orígenes e historias que nos hemos juntado para la elaboración de proyectos artístico-solidarios. Nuestro objetivo es crear puentes interculturales y enriquecer el conocimiento de los más jóvenes utilizando cuentos como medio para que conozcan vidas ejemplares e inspiradoras. Cómo trabajamos Trabajamos inspirados en personajes reales que han realizado un aporte constructivo a la humanidad y con personajes mitológicos de diversas tradiciones y culturas ricos en aportes simbólicos. Todo nuestro equipo trabaja ad honorem en apoyo y colaboración de ONG o Agrupaciones Solidarias sin fines de lucro. Libro de Cuento 32 pp. 20 x 25 cm. Año 2011
Francisco nació en Asís, un pueblo en el centro de Italia, en el año 1182, siglo xII. Como a tantos otros jóvenes conocidos nuestros, Francisco renegaba del estudio y del esfuerzo del trabajo, sólo pensaba cómo gastar el dinero en compañía de sus amigos. Su padre comerciante y su madre de origen noble, tenían una buena posición económica.
Estalló la guerra entre Perugia y Asís cuando Francisco sólo tenía 20 años. Fue tomado prisionero en el campo de batalla y estuvo preso durante un año, aunque esos días tan difíciles no lograron mitigar su alegría . Salió de prisión y cayó gravemente enfermo pero al recuperarse, ya con fuerzas suficientes, decidió ir a combatir al sur de Italia con la certeza del triunfo.
Un día, caminando con su costosa armadura y un hermoso manto se encontró con un caballero vestido con harapos, entonces…sin pensarlo dos veces…decidió cambiar sus ricos vestidos por los del hombre pobre.
Cayó enfermo nuevamente antes de llegar al campo de batalla y fue en ese momento cuando escuchó una voz que le decía “Sígueme”. Francisco entendió que esa era la voz de su alma.
En otra ocasión, paseando a caballo por la llanura de Asís, encontró a un leproso cuyas llagas lo aterrorizaron , pero…en vez de huir, se acercó al pobre hombre que le tendía la mano en busca de una limosna y superando su repulsa, se le acercó y le dio un beso. ¡Aquella experiencia cambió su vida para siempre! Comenzó a visitar y a servir a los enfermos en los hospitales, a veces, les regalaba sus vestidos y otras el dinero que llevaba.
Al tiempo, mientras oraba en la iglesia de San Damián, le pareció que el crucifijo repetía tres veces: “Francisco, repara mi casa…,ya ves que está en ruinas.” Es así que salió inmediatamente de la iglesia y fue a la casa de su padre, tomó una buena cantidad de vestidos de la tienda y los vendió junto con su caballo, luego llevó el dinero recaudado al sacerdote encargado de la iglesia, pero éste se negó a aceptarlo. Entonces, el joven, depositó el dinero en el alféizar de la ventana y pidió permiso para vivir allí. Al enterarse su padre de los hechos, fue indignado a la iglesia pero Francisco se había ocultado muy bien.
Después de unos días de oración y ayuno, tomó la decisión de entrar en el pueblo pero estaba tan mal vestido y desfigurado que la gente se burlaba como si fuera un loco. Su papá sin lograr entender la conducta de su hijo, muy desconcertado y confundido, lo llevó a su casa y muy furioso lo golpeó, encerrándolo en una habitación con grillos en los pies.Su mamá, aprovechando que su esposo había salido de viaje, lo puso en libertad y Francisco volvió a la iglesia de San Damián. Al regresar su padre fue a buscarlo y lo amenazó con quitarle la herencia si es que no volvía a su casa, pero la respuesta de Francisco fue que el dinero le pertenecía a Dios y a los pobres. Es así que lo obligó a ir ante el obispo quién le dijo que Dios no deseaba que su Iglesia gozara de bienes injustamente adquiridos. El joven Francisco decidió devolverle el dinero a su padre y agregó: “Los vestidos que llevo puestos también pertenecen a mi padre. Tengo que devolvérselos”.
Fue entonces cuando el obispo le regaló un vestido viejo de labrador, se lo puso rápidamente y con una tiza le marcó la señal de la cruz.Así vestido se fue a pedir limosna por Asís, donde todos lo habían conocido rico. Tuvo que soportar burlas y desprecio, sin embargo logró juntar el dinero suficiente para arreglar la Iglesia.
Él y los albaùiles se esforzaron y trabajaron mucho para repararla.
Una vez que terminó la obra se trasladó a una capillita llamada Porciúncula, dónde fijó su residencia y desde allí empezó a transmitir sus enseñanzas basadas en el amor, el servicio y la vida simple.
Al poco tiempo ya tenía varios seguidores y algunos querían hacerse sus discípulos. Cuando el grupo contaba con 12 miembros, Francisco redactó una breve regla de la orden: “Consejos para alcanzar la perfección”.
Al terminar de escribirla, todos juntos se fueron a Roma a pedirle al Papa que los aprobara como orden religiosa. El viaje fue largo, caminaban y cantaban llenos de felicidad y confianza. En el Vaticano recibieron la aprobaci贸n y de regreso en As铆s vivieron con alegr铆a y llenos de inspiraci贸n divina.