Llamados por tu Misericordia - Pbro. Nicolas Retes

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Llamados por tu Misericordia a… Cada año en el IV Domingo de Pascua celebramos con alegría a Jesús Buen Pastor. Es un acontecimiento especial para toda la Iglesia, ya que rezamos agradecidos por la riqueza de vocaciones que Dios nos ha regalado. El sábado anterior se palpita la previa joven, la Vigilia del Buen Pastor, que junto a la Pastoral Vocacional celebramos cada año en el Colegio Benito Nazar de nuestra ciudad de Buenos Aires. Concurren a la Vigilia de Oración por las Vocaciones, jóvenes de las distintas parroquias de la Arq. de Buenos Aires, de diócesis cercanas, colegios, facultades y movimientos, con el objetivo principal de agradecer y pedir a Jesús Buen Pastor por todas las vocaciones que tiene la Iglesia. Este año el lema que nos acompañó durante toda la Vigilia fue: “Llamados por tu Misericordia”. Después de presentar a las parroquias y movimientos se recordó las figuras del beato Cura Brochero y de Mamá Antula, como ejemplos concretos de misericordia en el contexto del Jubileo que estamos celebrando este año. Siendo conscientes de nuestras propias fragilidades y de la necesidad que tenemos de ejemplos que nos ayuden a escuchar el llamado de Dios compartimos, a través de un video, dos modelos de santidad de hermanos de nuestra tierra que no se olvidaron de los más pobres haciendo suyo ese llamado de Dios con una respuesta concreta a la Misericordia. Los animadores de la Vigilia: Melina, Gastón y Juan remarcaron que en medio de tantas alegrías superficiales y pasajeras hoy la invitación sigue siendo a descubrir una alegría desbordante y eterna; la alegría de saber que hay Alguien que confía tanto en nosotros que nos elige con su Misericordia. “Tal vez vos hoy en tu corazón todavía te estés preguntando para qué te eligió Jesús, qué es lo que quiere de vos… Por eso esta noche es una gran posibilidad para rezar juntos y pedirle a Jesús que nos ayude a ver con más claridad”. Se hizo presente en medio del gimnasio dónde se celebró la Vigilia, la imagen de la Virgen María, como signo de una mujer que respondió con su SÍ a la propuesta del


Señor. Por su cercanía con los que más sufren, María, nos enseña que significa ser “Llamados por tu Misericordia”. MISERICORDIA: es una palabra que recorre nuestros espacios donde compartimos la fe, pero buscamos integrarla aún más en nuestro corazón para que se traduzca en obras concretas. ¿Por qué? Nos recuerda el Papa Francisco que la Misericordia no es una palabra abstracta, sino un rostro para reconocer, contemplar, servir; es una persona a seguir: “Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona nos revela la Misericordia de Dios. Su Persona no es otra cosa sino Amor, un amor que se dona y ofrece gratuitamente. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la Misericordia”. “Misericordia significa ante todo curar las heridas… La misericordia auténtica se hace cargo de la persona, la escucha atentamente, se acerca con respeto y con verdad a su situación, y la acompaña en el camino de la reconciliación”. La Misericordia nos desinstala, nos hace volver a casa, donde Dios me espera, donde me hace comprender que la vida es para darla, que su perdón y amor son la fuerza para buscar la construcción del Reino. Los animadores invitaron a buscar en el propio corazón ese llamado, esa voz de Dios que nos dice dónde se lo puede encontrar, “¡a buscar sin miedo, a Aquel que nos puede transformar la vida!”. En el segundo bloque de la Vigilia del Buen Pastor se realizó una puesta en escena a cargo del grupo de teatro de la Parroquia Sagrada Eucaristía que buscó responder a la pregunta: ¿Qué es la Misericordia para vos? Llevando a todos los presentes a la conclusión que para conocerla hay que mirar al Padre. Se representó la Parábola del Padre Misericordioso (Lc 15, 11-32), sumándole creativamente una continuación de cómo responde el hijo menor al llamado misericordioso de su Padre. La Misericordia del Padre mueve al hijo menor a salir, a vivir, lo transforma en amor que desea donarse, es vocación de servicio. El amor del Padre hace “ver” al hijo,


lo descoloca, ya no puede seguir viviendo de ese modo. Se pregunta el hijo cuantos hermanos están fuera… todo este planteo desemboca en las obras de misericordia. Desde la experiencia de la Misericordia el hijo escucha el llamado de su Padre. La escucha del llamado nos abrió el paso al momento de adoración final de la Vigilia, dónde contemplando a Jesús Eucaristía, cada año agradecemos y pedimos por todas las vocaciones de la Iglesia. Se remarcó que el llamado misericordioso de Dios nos lleva a preguntarnos: ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Cuál es su sueño para mi vida hoy? ¿Cómo y en dónde nos pide que le entreguemos nuestra vida sirviendo? Participaron de la Vigilia del Buen Pastor de éste Año de la Misericordia más de 800 jóvenes. Se los invitó a través de la clásica parábola del Padre Misericordioso a dejarse enamorar por esa atracción que ejerce el Padre sobre todo aquel que escucha su llamado. Ese llamado de Amor que rompe con la lógica de los esquemas humanos y que nace, crece, se alimenta y se sostiene en la Iglesia. Con el equipo de Pastoral Vocacional tuvimos muy presente el Mensaje nro 53 del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (La Iglesia Madre de Vocaciones): “Conversión y Vocación son como las dos caras de una sola moneda, se implican mutuamente a lo largo de la vida del discípulo misionero”. Escuchar la voz de Dios que nos ama, nos llama, nos regala una misión (vocación) es la propuesta para los jóvenes de cada tiempo, que no se agota en una Vigilia. Excede todo plan o proyecto pastoral. Lo vocacional atraviesa las distintas pastorales de la Iglesia, nos habla del sentido de la vida (esa sal, ese gusto) por el cual todos los días obramos respondiendo al llamado de quien nos miró con Misericordia, con un amor único, especial y personal. La Vigilia del Buen Pastor es un espacio privilegiado para trabajar lo vocacional, pero es muy importante la pos-vigilia. Estoy convencido que no alcanza con una Vigilia, no alcanza con un equipo de Pastoral Vocacional, no alcanza con grupos de discernimiento, retiros, misiones del Buen Pastor por las distintas comunidades, Mes Vocacional, Ferias ExpoCarisma, etc.


Sin duda, todo eso suma y es muy necesario que esté presente en nuestra querida Arquidiócesis de Bs As, pero es clave que cada agente pastoral (catequista, misionero, consagrado, sacerdote, obispo) escuchemos como comunidad ese llamado del Buen Pastor a trabajar en equipo y activamente: para contagiar la cultura vocacional en el mundo de hoy (esto es vocacionalizar todas las pastorales de la Iglesia). Se trata de tener siempre presente en las distintas pastorales que realizamos, en las pequeñas o grandes acciones pastorales de cada día, ese llamado de Dios. Es introducir a tiempo y a destiempo, de modo implícito y muchas veces explícito el tan conocido: ¿Qué quiere Dios de mí? Es preguntarnos: A este que Dios puso delante de mí, seguro que le pide algo también, forma parte de nuestra misión ayudarlo a encontrar su camino, a que descubra que le pide Dios, la vida de cada hijo vale y tiene sentido, ayudarlo a que descubra ese sentido es parte de nuestra misión. ¿Hay crisis de vocaciones? Dios siempre sigue llamando y lo hace en todos lados, cuándo, cómo y dónde quiere. El problema no está en Dios. El desafío hoy es renovar la conciencia vocacional, reconocer que todos los agentes pastorales estamos llamados a trabajar por las vocaciones; seguir cuidando y acompañando a nuestras queridas familias que hoy tienen muchos de sus vínculos heridos y fragmentados (“la cuna de las vocaciones está herida” nos dirá Cencini). Renovemos nuestra vocación de servicio a Dios y a nuestra querida Iglesia abriendo las puertas de nuestros corazones, parroquias, colegios, hospitales, universidades e instituciones para que en ellos siga resonando la mirada y la voz del Buen Pastor que nos invita una vez más a dejarlo todo por Amor.

Pbro. Nicolás Retes. Arq. Buenos Aires.


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