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INTRO Graffiti. Una palabra un tanto gastada hoy en día. A cualquier cosa hecha con un spray se la llama graffiti, a cualquier cosa pintada en una pared se la llama graffiti, incluso a cualquier imagen con estética urbana, independientemente de su soporte, se la llama graffiti (por ejemplo un rótulo, una decoración en un bar o incluso a la portada de un disco). Pues bien, hace años, debajo de mi casa, había en una pared una frase en spray que decía “Puta Burgos” y eso no era un graffiti, era una pintada. Hace años también, en el antiguo cauce del río Esgueva, antes de su remodelación, a la altura de la plaza de las Batallas, tuve el placer de ver a un anciano realizando una pintura con brochas y pinceles en una de las paredes de los márgenes del río y eso no era un graffiti, era un mural. Así mismo, en numerosas ocasiones, he tenido por ocupación la rotulación y la decoración de distintos negocios comerciales que,
por comodidad, he realizado con aerosoles, pero no eran “graffitis”, eran precisamente eso, rótulos o decoraciones. Ahora bien, cerca de mi casa otra vez (¡Vaya! Cerca de mi casa pasan cosas muy interesantes) hay una zona de paredes con inscripciones y dibujos detrás de las cuales hay algo más que el insulto a un equipo de fútbol, o que un mural “bonito” pintado tranquilamente a plena luz del día a la cara de los transeúntes o que el encargo del rótulo de un negocio. Hay unas letras, a veces un personaje, a veces un icono... Lo cual identifico como una señal, como un símbolo, parece que pone algo... ¡Si! Un nombre, lo que me indica que detrás de esa pieza hay una persona, pero ¿quién? No parecen nombre corrientes parecen apodos, y ninguno de ellos coincide. También veo una técnica a la hora de hacer las formas de las letras, veo que todas son diferentes entre sí, aunque algunas tienen similitudes ¿quizás obras diferentes sean de una misma persona? Si, quizás. Quizás haga diferentes obras pero con algo característico en ellas, quizás esa persona busca un estilo o algo que la diferencie de los demás. También veo, a veces, las mismas
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inscripciones en obras totalmente diferentes... ¿Significa esto que son de la misma persona? O quizás... ¡Si! Eso es, quizás sea una inscripción que pongan varias personas... Ya lo tengo, ¡Un grupo! Quizás busquen ser más fuertes siendo varios componentes. Quizás estas personas estén unidas, aunque también veo algunas obras como tachadas o que hubiesen pintado encima, quizás se lleven mal unos con otros, o quizás... ¡Quién sabe que historias hay detrás de todo esto! En una de ellas pone: “Toy, no copies”, vaya... ¿Qué será eso? ¿Un código secreto? Todo esto tiene que significar algo. Algunas de estas obras tienen fuerza, sin duda y un proceso fruto de una evolución y una técnica, aunque todas tienen un carácter, no se como decirlo... Espontáneo. Como que hubiesen sido realizadas con rapidez. O bien podrían haberse pintado de noche, a juzgar por algunas zonas peor coloreadas que otras, pero ¿Por qué? ¿Tendrían permiso para hacerlas? Y el dueño de la pared... ¿Qué opinará de ellas? ¿Serán para el un regalo o una desgracia? De todos modos, algo así de elaborado tiene que tener una razón de causa. ¿Por qué sino iba alguien a arriesgarse a realizar
una obra elaborada durante un tiempo considerable, a plena noche y sin permiso y (esto es lo que más me cuesta entender) sin el beneficio de poder atribuirse la autoría de la obra en caso de que ésta fuese un buen trabajo? No parece encajar. Detrás de esto tiene que haber algo más, porque, ahora que recuerdo, este no es el único lugar de mi barrio en el que hay zonas enteras con este tipo de obras. Ni siquiera mi barrio es el único que tiene este tipo de zonas. Es más, si mal no recuerdo, en casi todas las ciudades en las que he estado hay multitud de zonas incluso más extensas que ésta. ¿Cómo puede ser que algo tan clandestino esté tan extendido? Verdaderamente detrás de todo esto tiene que haber algo. Ésto si que es graffiti.
PRÓLOGO Lo que se muestra a continuación se trata de un estudio en el que texto e imagen se complementan de forma que una explica a la otra. Vengo a hablar del graffiti, elemento compuesto por la fusión de texto e imagen en su aspecto superficial aunque también abordaré su aspecto interior, es decir, lo que hay detrás de esa materia pictórica, como por ejemplo su causa de producción, simbología, estilos... En primer lugar comenzando con sus antecedentes, integrantes, desarrollo, difusión, etc. Pasando posteriormente por varios de sus diferentes campos, intentando tocar algunas de sus vertientes más destacadas y tratando de encaminarlo hacia sus últimas tendencias como iconografía, cartelismo, intervenciones urbanas, diseño, ilustración... Símbolo de su proceso de adaptación a nuestros tiempos y a las nuevas tecnologías, aunque también veremos que esta cierta “integración” en el sistema y en la sociedad no deja de verse bajo la sombra de su esencia: La ilegalidad. He intentado enfocar el tema y estudiarlo desde varios puntos de vista, por ejemplo el de la escritura, tomándolo, por decirlo de alguna forma, como diseño gráfico. Esto nos llevará a una clasificación de diferentes formas de presentación de las
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letras y, inevitablemente, al nacimiento de lo que llamamos estilo. A lo largo del texto he querido establecer comparaciones entre el fenómeno del graffiti con otros acontecimientos contemporáneos de los que puede influenciarse y de los que debe diferenciarse. Quiero, ante todo y antes de empezar a hablar del tema, dejar bien clara la diferencia entre el desarrollo de una cultura como la del graffiti del fenómeno político-social de las pintadas urbanas, que si bien comparte alguna de sus características (como por ejemplo el hecho de que se desarrolle en la calle de manera ilícita, su afán por expresar algo, su anonimato...) nada tiene que ver con el género también artístico que conlleva el graffiti. Debemos, entonces, situarnos en una posición inicial de diferenciación entre “las pintadas” y lo que realmente es graffiti, tema que creo aún no sabe diferenciar la inmensa mayoría de la sociedad e incluso de algunos intelectuales como sociólogos o periodistas que han tratado el tema. Dentro de este ámbito de las comparaciones también quiero especificar la semejanza de este arte urbano y la publicidad y es que “el graffiti es publicidad” como dice El Tono en una entrevista. Su
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manera de llegar a la gente, el nuevo afán de utilización de iconos como elemento identificativo, utilizando el poder de pregnancia de la imagen frente al texto y algunas cosas más. Otro punto a dejar claro es mi inevitable visión introspectiva del fenómeno a tratar, a pesar del carácter subjetivo que pueda dar al texto como autor del mismo, se que ésto supone precisamente una ventaja a la hora de obtener información de experiencias personales (aparte de mi investigación) que de otra manera me hubiese resultado imposible de conseguir. He de decir que el hecho, para mí “normal”, de usar palabras propias de la jerga de la gente de este mundo y alrededores, me ha llevado a no entrecomillarlas, sino a utilizarlas de forma normal. Términos comowriting (graffiti), escritor (el que pinta graffiti), tag (firma), bombardear(pintar por todos los lados), toy (novato)... Se utilizarán a lo largo del texto de manera habitual y corriente. Testimonios, anécdotas, innovaciones, eventos, mercado, ingenio... Todo ésto rodea al graffiti, mundo de color, creatividad y diseño “La imaginación al poder ”. Comencemos...
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El término graffiti es de procedencia italiana (“graffiare” o garabatear). Decir que su plural es el sustantivo graffiti, no graffitis, es decir, estaríamos hablando de los graffiti o, como se diría en castellano, los grafitos (letrero o dibujo trazado o garabateado en paredes u otras superficies de carácter popular y ocasional), aunque veremos que esta definición quedará invalidada varias veces a lo largo de este texto. Se tiene conocimiento de que ya los romanos “guarreaban” las paredes y los sitios públicos con profecías y protesta con un incontenible deseo de compartirlas con sus ciudadanos. Pero sabemos que tiene antecedentes más remotos aún en el tiempo. Escribir sobre los muros es un impulso tan antiguo como los indicios de racionalidad del ser humano: Los macedonios, los griegos o los antiguos egipcios con sus indescifrables jeroglíficos ya utilizaban esta superficie como soporte de su escritura y de su arte. Pero quizás el ejemplo más significativo y a la vez el más antiguo sea el de las pinturas rupestres realizadas en las paredes de las cuevas por el hombre primitivo. Las representaciones de animales, de escenas de
caza, etc. No tenían otro objetivo que el de satisfacer uno de los más ancestrales instintos del hombre: El de comunicarse. Hasta el siglo XIV la pared ha sido uno de los principales soportes de la producción artística (recuérdese la pintura mural). Sin embargo, en la actualidad, éste no es un espacio creativo libre, sino un espacio clausurado por el poder que históricamente se ha reservado su usufructo. Tanto es así que este fenómeno espontáneo ha llegado a interpretarse como una amenaza, una transgresión. Podría decirse que la ley ha prohibido el libre acceso al mayor lienzo del mundo y, precisamente por eso, éste se ha llenado de trazos incontrolables, extendiéndose a todo tipo de superficies. El muro y sus extensiones metonímicas (puertas, mobiliario urbano, vagones, autobuses...) pasan a ser el soporte de lo que venimos hablando: El graffiti. Una de sus muchas definiciones podría ser: “Acto de escribir (nombre) o representar (símbolo que nos identifique o con el que nos identificamos) en una superficie ajena”. Si lo miramos desde este punto de vista, casi todo el mundo habría hecho
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graffiti , por ejemplo las inscripciones en los árboles co una navaja (Jose x María), paredes (¡Ala Madrid!), pintadas en las mesas del colegio, frases en retretes públicos... y un largo etcétera. Ese gesto tan humano que deja nuestra huella, un “pedacito” de nosotros mismos tan personal, ese acto tan íntimo y a la vez tan público no deja de ser la exteorización de un sentimiento... Lo que curiosamente coincide con una de las definiciones del término arte. Pero... ¡Cuidado! Lo que hoy en día entendemos por graffiti y la fuerte personalidad que está cobrando nos adentrará en unos laberintos de creatividad y de posibilidades infinitas que más tarde veremos, y que nos harán darnos cuenta de que, aun siendo una cultura cronológicamente reciente (unos treinta años) se anula toda posibilidad de calificarla como una moda, puesto que trae a sus espaldas ya tres generaciones y la llegada de una cuarta. Además de la comercialización que hoy en día produce este fenómeno, los numerosos e importantes eventos, todas las publicaciones y sobre todo, ese espíritu urbano y esa siempre presente necesidad, hacen de ésta una cultura sólida, a pesar de estar en manos de gente
de la calle y precisamente sorprende que ante esta, digamos... “Integración”, siga conservando suespíritu ilegal. Es concretamente a finales de los sesenta cuando los concienciados activistas políticos y los no tan concienciados miembros de las gangs (las bandas callejeras) retoman este antiguo método de comunicación de escribir en los muros: Los primeros para hacer públicas sus protestas y los segundospara delimitar su territorio. Poco después en la ciudad norteamericana de Filadelfia el bombing(bombardear, acto de pintar el nombre por todas partes) sienta los primeros antecedentes del graffiti tal y como hoy lo conocemos: Bombardeo de jóvenes artistas de las paredes de la ciudad con su nombre o apodo con la finalidad de llamar la atención de la sociedad y de los medios. Pronto esto evolucionó y se trasladó a la parte sur del barrio neoyorkino del Bronx (SouthBronx), donde el arte del writing (escribir en paredes y vagones) toma la morfología definitiva de diálogo con la sociedad en general. Va a ser ahí, en Nueva York, donde se desarrolle plenamente esta cultura y evolucione hasta donde hoy la conocemos.
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A finales de los sesenta los adolescentes en la ciudad de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en las paredes de sus barrios, aunque en realidad utilizaban pseudónimos, creandose así una identidad propia en la calle. Estos chicos escribían para sus amigos o incluso para sus enemigos. Quizás el ejemplo más significativo y a la vez el más conocido por todos sea el de Taki 183, un chico de origen griego que a la edad de 17 años comenzó a poner su apodo. Su verdadero nombre era Demetrius (de ahí el diminutivo “Taki”) y 183 era la calle donde vivía (poner el nombre de la calle fue un elemento usado por muchos más escritores). Taki trabajaba como mensajero y viajaba constantemente en el metro de un lado a otro de la ciudad. En el trayecto estampaba su tag (firma) en todos los lados, dentro y fuera del vagón. El no lo consideraba como algo malo, de hecho respondía así a las preguntas que le formularon en una entrevista en elNew York Times: “Simplemente es algo que tengo que hacer. Trabajo, pago mis impuestos y no hago daño a nadie”. Estos actos le convirtieron en un héroe y poco después cientos de jóvenes empezaron a imitarle.
Algunos de los escritores también destacados de aquella época fueron: Frank 207, Chew 127, Julio 204, Bárbara 62... En principio no buscaban estilo, sólo querían aparecer por todos los lados. Es a partir de aquí cuando surgió el boom y cientos de adolescentes comenzaron a poner su nombre por toda la ciudad, haciéndose necesaria la creación de un estilo, tanto en la caligrafía, como en los métodos de ejecución o incluso los lugares utilizados para dicho fin. Por ejemplo, Soul 1, un escritor de la zona de Manhattan, se dedicó a escribir su nombre a media altura en los laterales de los edificios. Tracy 168 citaba: “Eran inalcanzables para el resto de los humanos. Parecía que podía volar”. También podríamos destacar la anécdota de Bama, cuyo deseo por superar a los demás en cuanto a emplazamiento de sus pintadas le llevó a intentar escribir su nombre en lo alto de una montaña situada en el norte del estado de Nueva York. Cual sería su sorpresa cuando al apartar los ramajes y limpiar la superficie vió que se le habían adelantado: “¡Mierda!”. Se lamentaba el muchacho. Un caso muy sonado fue el de Seen al pintar su nombre en letras gigantescas
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en el mismísimo letrero de la colina de Hollywood. En cuanto a la caligrafía, en principio se utilizaba una bastante legible, hasta la llegada a Nueva York de un graffitero de Filadelfia llamado Top Cat, quien afirmaba que todo lo que sabía sobre graffiti lo había aprendido en el legendario pan de maíz de Filadelfia. Escribía su nombre en letras finas y alargadas muy juntas. Eran difíciles de entender, pero precisamente esto las hacía destacar de las demás y llamaban la atención del resto, por lo que un gran número de escritores de Manhattan adoptaron su estilo y lo bautizaron como “Broadway Elegant”. Como contra, algunos escritores de Brooklyn inventaron su propio estilo, que consistía en letras más separadas adornadas con corazones, flechas, espirales... Y, por supuesto, el Bronx también tuvo su periodo de popularidad de estilo cuyo resultado era la mezcla de los dos anteriores. Aunque hay que decir que al final cada escritor optó por la creación de su propio estilo. Llegó un momento en el que el amasijo de firmas era tal, que surgió la necesidad de concentrarse en el tamaño y color de las letras, surgiendo así los primeros tags con “outline”
(filete o línea de borde) iniciados por Super Kool y que más tarde Phase 2 perfeccionó dando como resultado unas letras más gordas perfiladas y coloreadas: bubble letters o letras pompa. De aquí posteriormente nacieron los ya famosos throw up o vomitados, que como su nombre indica, son piezas espontáneas y de realización rápida. Otro tipo de letras son las block letters, perfectamente legibles similares a los rótulos. Pero el afán competitivo va más allá, y la obsesión por conseguir popularidad y respeto llega a una complejidad artística tal que las letras empiezan incluso a ser difíciles de entender, culminando así en el estilo más genuino del Bronx: Wild style o estilo salvaje. Ya a finales de los setenta, el graffiti alcanza sus cotas más altas con la incorporación de imágenes de la iconografía popular tales como personajes de cómic o dibujos animados, e incluso retratos y autorretratos en forma de caricatura (estas influencias se verán más adelante en un apartado especial). Con la incorporación de estas imágenes aparecen en escena las complejas master pieces (piezas maestras), que además de hacer distinguir a los grandes maestros de los principiantes, amplían de manera considerable el tamaño de las obras. La comunidad del writing arde de expresividad, y esto lleva a un estado de competitividad feroz que se traduce en el auge de las conocidas Guerras de estilo (Style Wars) para nada violentas. Esta competición desemboca en las alianzas entre escritores. Es un momento muy importante, puesto que nos encontramos ante el nacimiento de las crews (pandillas, grupos). Su objetivo es la de hacerse más fuertes y así conseguir el respeto de los demás. Hay que tener en cuenta de que el hecho de que haya más miembros de un mismo grupo poniendo el mismo nombre facilita el acto de “dejarse ver” (gettin’ up).
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BOICOT Esta época de esplendor no durará eternamente. En los primeros años de los ochenta, la MTA (Metropolitan Transit Authority) de Nueva York, comienza su encarnizada lucha contra el graffiti. Se denomina a los escritores como buffs (entusiastas) y se comienzan a tomar medidas tales como instalar nuevas vallas más sofisticadas en las cocheras de los vagones de metro, recubrir los vagones con pintura resistente, aumento de la vigilancia... Esto empieza a hacer flojear el graffiti de algún modo. Algunos escritores buscarán artimañas para seguir adelante en esta particular lucha. Otros buscarán otras alternativas, una de ellas es la de cruzar el Atlántico rumbo a Europa, dando a conocer esta subcultura en el viejo continente (este hecho es uno de los componentes de la posterior difusión de esta cultura en nuestro continente, aparte de otras, especialmente las favorecidas por los medios de comunicación). Aparte de la particular guerra con la MTA, aparece un nuevo personaje en el bando de los malos ejerciendo el papel de villano y contribuirá también al declibe de writting. Hablamos del crack que se adueña de la Gran Manzana y por si fuera poco esta droga letal no viene sola, sino que trae consigo todo lo que rodea a un mercado negro: Violencia y dinero. Es una época en la que un arma de fuego es algo al alcance de cualquiera, y esto, de algún modo, cambia la mentalidad y el espíritu de muchos. Pero esto no es todo, se empiezan a promulgar leyes restringiendo la venta de pintura a los jóvenes, se obliga a los vendedores a guardar la pintura bajo llave y se endurecen las penas contra los escritores de graffiti.La gota que colma el vaso es sin duda el hecho más perjudicial. No basta con tener a las autoridades en contra sino que la propia sociedad e incluso los medios de comunicación (a través en muchos casos de campañas políticas) empiezan a volverse contra ellos. Surgen brigadas e incluso asociaciones de vecinos antigraffiti que promueven campañas, carteles... Surgen anuncios en televisión y en la prensa intentando concienciar del mal que las pintadas
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producen en la sociedad. Todo esto hace a los escritores mucho más territoriales y agresivos. Este aparente declive no es otra cosa que una etapa de respiro de la inminente llegada de que se nos viene encima: un segundo boom.
HIP HOP A mitad de esta década de los ochenta nos encontramos ante un periodo que podríamos denominar como una fase de supervivencia. Cuando todo parece ya perdido con la MTA como dueña y señora de la situación y la Transit Police en plenitud de fuerzas, cuando los tags, throw ups y demás elementos empiezan a escasear de manera alarmante o bien están tan escondidos que nadie los ve, aparece el nuevo héroe de la película que rescatará al graffiti de esta oscura fosa. La explosión a mediados de los ochenta del movimiento Hip-Hop reaviva la llama de la neoyorkina cultura del writing. Esto anima de nuevo a los adolescentes. Todos quieren ser b-boys (seguidores del hip hop). Los writers acompañados ahora por losbreakers (bailarines de breakdance) y los Mc’s
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(cantantes de rap), están otra vez en el disparadero. Desde la Costa Oeste (California) llegan las noticias de la relativa facilidad para pintar trenes de mercancías, lo que animará a muchos escritores a coger sus latas (aunque muchos puristas neoyorkinos verán mal el graffiti en los mercancías). También fomenta la resurrección del writing de forma inconsciente el acto de que la MTA empiece a retirar vagones averiados (trash trains) a cocheras para chatarra en Brooklyn, lo que hace que los apasionados del metro vuelvan a la carga impulsados por la esperanza de revivir los viejos y mejores tiempos, o por el simple hecho de tener una foto con su pieza en un vagón de metro neoyorkino. Sea como sea el writing resurge de entre sus cenizas, aunque los viejos tiempos nunca volverán.
o incluso a un sólo escritor, páginas de la vieja escuela, páginas de graffiti en trenes, chats, foros y un largo etcétera.
EUROPA El movimiento europeo iniciado a mediados de los ochenta nos trae en principio al graffiti dentro del paquete HipHop, es decir, llega junto a otros dos elementos de este movimiento, en principio el break-dance y más tarde el rap, aunque con el tiempo éste tendrá su evolución propia dentro de esta cultura. Empiezan las giras de escritores americanos por Europa así como las de europeos por la meca del graffiti, donde este arte se va adueñando e instalándose en las calles, apropiandose de las paredes y las canchas de deporte de la ciudad, siguiendo esta costumbre en la actualidad: Piezas conmemorativas, homenajes a las víctimas del SIDA y de la violencia. A esto le sigue la proliferación de los fanzines de graffiti, que pasan de ser de fotocopias en blanco y negro a revistas a todo color e incluso a editarse como publicaciones desde el punto de vista legal y, como no, el último gran salto: El graffiti en Internet, donde infinidad de páginas recogen todo tipo de fotos y textos, reportajes, entrevistas a personajes, webs dedicadas a un sólo grupo
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Todo esto y mucho más (eventos, concursos, programas, los cada vez más frecuentes anuncios en televisión, festivales, portadas de discos...) expanden y consolidan este arte de la calle pese al esfuerzo inútil de las autoridades (siendo incluso a veces ellas promotoras y financiadoras de muchos de los eventos y/o actividades) llegando incluso hasta las galerías de arte o generar dinero a sus autores. Los cada vez más espacios cedidos para practicar este acto de manera legal fomentan por un lado el desarrollo e integración del fenómeno en la sociedad y la decepción e inconformismo de los más puristas por otro. Sólo decir que el arte del writing ha pasado, queramos o no, a formar parte de nuestras calles, nuestros barrios, nuestras ciudades... En definitiva, de nuestras vidas, en un mundo en el que el poder de la imagen está a la orden del día.
HISTRIA 2 Se podría denominar como un factor común en todos los escritores del metro el concepto de competición que existía por la búsqueda de captar la atención de los usuarios del metropolitano así como de los escritores rivales. Esto les llevó a desarrollar nuevos recursos que intentarán impresionar por su originalidad o por su cantidad para resaltar sobre el resto. de esta manera, el graffiti evolucionaría de manera inconsciente en poco tiempo. Tal fue el grado de intervención del graffiti en los vagones que hoy nadie puede relatar la historia del metro neoyorkino sin dedicar un capítulo a sus pintadas. Una vez más, como recurso narrativo, recurriré a impresiones de sus protagonistas. Qué mejor manera que reflejar los sentimientos de sus autores en un momento determinado, acercándonos a una visión subjetiva del los mismos que
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nos permita comprender mejor su afán por coseguir nuevas maneras de destacar sobre el resto. Voy a dividir en tres etapas el desarrollo del graffiti en el metro de Nueva York, atendiendo al espíritu y condicionantes del momento.
ETAPA DE GESTACION Esta es la etapa más primitiva del graffiti en el metro de Nueva York, su periodo de gestación, por decirlo de alguna forma. Cronológicamente coincide con finales de los años 60 hasta mediados de los 70. Hubo una gran evolución desde el uso de los primeros pinceles y rotuladores hasta la llegada de los aerosoles, mucho más rápido, limpios y, en definitiva, eficaces. Los primeros tags que se popularizaron fueron los de Taki 183 y otros escritores de época. Retomando un poco de historia recordaremos que el estilo de Top Cat (el Broadway Elegant) se implantó en otros escritores en la zona de Manhattan, lo que hizo que rápidamente surgieran estilos propios en Brooklyn y en el Bronx. Poco antes de mitad de los 70, nacieron innovaciones
por parte de Super Kool y Phase 2 que vieron la necesidad de hacer destacar sus tags entre el inmenso amasijo de firmas que llenaban el interior y el exterior de los vagones. Super Kool creó en 1972 el primer intento de “Obra Maestra” (Master Piece), que posteriormente se terminó llamando únicamente “Obra”(Piece). De la misma manera que los estilos de firma evolucionaban gracias a la aparición de nuevos rotuladores con nuevas puntas, los tags realizados con aerosol evolucionaron gracias a la llegada de válvulas de trazo grueso. Super Kool se dió cuenta de que intercambiando una válvula convencional de spray de pintura por otra del tipo de los sprays de espuma o almidón con una abertura mayor, el spray de pintura soltaba mayor cantidad de la misma, cubriendo mayor superficie en menor tiempo, dándoles además un aspecto aterciopelado, y ello con una sola pasada. Armado con un spray de pintura rosa con la válvula modificada y otro de pintura amarilla con válvula normal, Super Kool se introdujo en el apartadero de la calle 221 y pintó su nombre en grandes letras rosas perfiladas con una línea fina amarilla. La obra resultante
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estaba un tanto torcida y la forma de las letras era algo irregular, pero era la pieza más colorida y espectacular de las realizadas hasta el momento en el metro de Nueva York. Por su parte, Phase 2, un escritor del Bronx, fue el primero en desarrollar una auténtica “Obra Maestra”. Partiendo del diseño básico de la obra de Super Kool, escribió su nombre en letras inmensas, huecas, pero bien formadas, coloreadas y perfiladas, que bautizó con el nombre de “Letras Pompa” (Bubble Letters). De este estilo de letras creó posteriormente más variaciones abriendo además el camino a otros escritores que continuaron desarrollando las letras pompa. Phase 2 y SuperKool encendieron la mecha de la etapa que posteriormente estallaría en una Guerra de Estilos (Style Wars) gracias al paso que dieron en la evolución de los primitivos tags a letras personalizadas con cuerpo y forma. Cabe destacar, antes de meternos en el periodo de la Guerra de estilos, otro precedente en la evolución del graffiti fue la obra de Pistol 1, un escritor de Brooklyn, que pintó la primera pieza con letras tridimensionales (3D Letters). Ésta consistía en su nombre pintado en letras rojas y blancas y sólo parcialmente
perfiladas con una línea en determinadas zonas de la obra que le daban a la misma un aspecto tridimensional. El escritor Fred describía con las siguientes palabras la reacción de los demás escritores ante la obra tridimensional de pistol: “Vinieron a verla escritores de todas partes de la ciudad. Durante algún tiempo todo el mundo hablaba de ella porque todos querían hacer algo así, pero no se creían capaces. Pistol debió ensayarlo muchísimas veces en papel antes de conseguirlo”. Pasado algún tiempo otros escritores empezaron a intentarlo, y luego eran muchos los que las hacían, incluso las mejoraban dándoles su toque personal.
ETAPA DE GUERRA DE ESTILOS Es la etapa comprendida entre mediados de los 70 y principios de los 80. Es un momento en el que el concepto de competición alcanza sus cotas más altas, produciéndose en este periodo obras de gran calidad. En este momento se introduce un nuevo concepto en el vocabulario del graffiti: “Maestro de estilo”. Anteriormente se habían otorgado títulos similares a otros escritores, pero sólo en base al número de firmas u obras que habían logrado pintar. Se produce entonces una dicotomía entre dos formas distintas de alcanzar la fama: ¿Cantidad o calidad? Ahora el estilo también pasa a ser un arma para destacar del resto aparte de la cantidad de firmas que un escritor fuese capaz de estampar. De ahí que la llamada guerra de estilos derive en un intento de innovación constante. Algunos escritores llegaron a cambiarse el nombre con la esperanza de que una nueva combinación de letras les inspirasen nuevos diseños. A lo largo de las líneas de todo el metropolitano, los escritores trataban de superarse unos a otros mediante el uso de colores y diseño de sus pintadas. A medida que se avanzaba técnicamente en la calidad de las obras, iba aumentando el tamaño de las mismas. Muchos escritores encontraban pequeño el espacio comprendido entre las ventanas y la parte inferior del tren y empezaron a extenderse por encima de éstas creando
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los conocidos “Top to bottom” (Piezas de arriba a abajo) que ocupaban desde la parte inferior del vagón hasta la superior del mismo. De igual manera se extendían en sentido longitudinal las llamadas “End to end” (Piezas de extremo a extremo), que ocupaban de un extremo del vagón a otro. Aron 155 describe de esta manera su reacción al ver por primera vez un Top to bottom: “Riff revolucionó el mundo del graffiti con el primer Top to bottom. Era muy bonito. De largo ocupaba como medio vagón y el nombre estaba pintado con letras amarillas con churretes rojos y sombras como si fueran grietas. Todo el mundo fue a verlas y no dejaban de hablar de ellas. Cuando yo la vi por primera vez iba con mi madre al juzgado, no lo pude resistir y me puse a dar saltos y a gritar. Ella me miró sin comprender nada”. La obras continuaron aumentando de tamaño y complejidad, hasta que, a finales del 73 se pintó el primer “Whole Car” o Vagón entero. Stan 153 recuerda así este acontecimiento: “Nada más aparecer, Flint 707 superó a todo el mundo. Hizo una obra en letras tridimensionales que ocupaba todo el lateral de un vagón, de arriba a abajo y de un extremoa otro. Estaban pintadas a rayas, como su fuera un caramelo, en color negro y plata con una lista azul y una nube en blanco. Como las letras eran en tres dimensiones daban la impresión de estar apoyadas sobre el vagón. Por entonces no se le había ocurrido a nadie pintar algo así. Para pintarlo tenías que colgarte del tren y podías caerte. Pero él lo hizo, y la gente se volvió loca después de aquello. Yo estaba allí cuando él empezó a pintar y le dije: No podrás, no hay manera de hacerlo. pero al día siguiente via toda aquella gente, hombres, mujeres y niños obserbando desde la valla de la cochera número tres. Me acerqué hacia ellos con Jace y él lo vió primero y se quedó parado. Y yo entonces le dije: ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que se ve? Y entonces me asomé por encima de la valla y no puedo describir lo que sentí al verlo. Era maravilloso. Parecía un cuadro colgado en el exterior del vagón y comprendí porqué toda aquella gente estaba allí mirándolo”. Los vagones enteros se generalizaron y, al mismo tiempo, fueron perfeccionándose con formas y dibujos complejos. a mediados de los 70, los mejores escritores de la ciudad se
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especializaron el la realización de obras de este tamaño que solían contener caricaturas, personajes de dibujos animados y la visión personal de los escritores con respecto a la vida en la ciudad. Llegó un momento en que algunos escritores dejaron de conformarse con el espacio que les propiciaba un solo vagón y empezaron a pintar “Married Couple” o “Gusanos” que equivalían a dos vagones enteros. Lee era uno de ellos: “Siempre he pensado que mi obra más conseguida fue La tierra es el infierno, el cielo es la vida, una pintada que ocupaba dos vagones enteros. El cielo es la vida estaba pintado con colores claros y suaves. Era mi visión personal del cielo. flores y montañas, el sol, una paloma, mariposas y Dios
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con las dos manos levantadas como si estuviera predicando. En el siguiente coche me disparé, le dije a la ciudad cuál era su verdadero aspecto. Había un soldado con una pistola, todo su cuerpo estaba pintado de verde, y a su lado había un mensaje que decíaDetened la guerra. Dibujé fábricas grises y sombras con grandes chimeneas. También dibujé a un hombre ahorcando a un perro para poner de relieve la crueldad con los animales. Y un tipo estrangulando a su chica. dibujé manchas de sangre y al presidente echando un discurso y a la gente mirándolo, detrás de él se veía una bandera americana, pero no eran la verdadera, y escribí al lado: Votadme y os daré todo lo que queréis yVota Nixon y todas esas cosas. También había misiles apuntando hacia el cielo, que estaba pintado oscuro y con sombras naranjas, como si estuviese ardiendo, y en él se leía La tierra es el infierno. Todo el vagón era muy oscuro. si volviera a pintar algo así lo haría más grande y más exagerado. Haría cinco vagones enteros con el cielo y otros cinco con
la Tierra y las malas cosas y pintaría ángeles tocando la trompeta y a Dios juzgando a los justos y a los pecadores”. Cuando parecía que la única regla a seguir por los escritores en el juego de la competición era la calidad de las obras, algunos escritores revolucionaron este concepto de competición añadiendo una nueva regla:La cantidad. Apareció entonces un nuevo término en el vocabulario del graffiti: “El rey de Línea”, título que se otorgaba al escritor que más obras realizaba en una misma línea de metro, sin importar la calidad, convirtiéndose así en el dueño absoluto de dicha línea. Así, para conseguir este fin, no importaban los medios y se hizo muy popular entre los escritores una nueva forma de graffiti totalmente diferente de la anterior, los “Throw Ups” o Vomitados (también llamados Potas). Hasta entonces este término se había usado para describir a las obras pobres en diseño y ejecución. Tuvo que ser el escritor In quien encontrara la manera de convertir estos defectos en algo positivo. En verano de 1975, según el testimonio de muchos escritores,
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In decidió recuperar el espíritu de competición apoyándose puramente en la cantidad de piezas que cada escritor realizara en los vagones de metro. In escogió este nombre porque era corto y fácil y no necesitaba mucha pintura para escribirlo cuantas veces quisiera. empezó a pintar su nombre en una versión chapucera y desigual de la Letra pompa. Al principio sólo pintaba su nombre una o dos veces en cada vagón, pero luego empezó a bombardear los trenes cubriendo vagones enteros con lo que él mismo denominaba “Mis vomitados”. Al principio los escritores no tenía a in en mucha consideración debido a la carencia total de estilo, pero cuando sus vomitados empezaron a contarse por miles, tuvieron que admitir que, con estilo o sin él, In era el que más se dejaba ver. A medida que la fama de In aumentaba, otros escritores empezaron a adoptar nombre de sólo dos letras y a pintar sus propios throw ups. Incluso Jester, uno de los escritores con más estilo del momento, cambió su nombre por el de DYpara realizar vomitados.
Algunos escritores combinaban ambas maneras de pintar, apareciendo a veces en forma de throw up y otras en formatos de mayor envergadura, difundiendo con los primeros su nombre y con los segundo demostrando su estilo. Los escritores especializados en Whole Cars como Lee o Bladecalificaban abiertamente los throw ups como “montones de basura” y se lamentaba de la popularidad que estabn alcanzando, ya que para ellos ésto constituía la muerte del graffiti. In celebró su throw up número 5.000 pintando un vagón entero de lo más espectacular cubierto de estrellas y colorido como un arco iris, como queriendo demostrar que también podía hacer obras mayores si se lo proponía. luego volvió a sus pálidos y churretosos vomitados y se dice que no paró hasta completar el numero 10.000. En ese momento, según Tracy 168, In fue declarado Rey de todas las líneas. stan 153 confirma esto mismo: “Consiguió lo que quería. era el rey de todo ¡Diez mil obras! No eran bonitas, pero la verdad es que aparecían en todas partes”. tras pintar un vagón entero con el que celebraba su vomitado 10.000 con letras en tres dimensiones, In se retiró. Cap fue otro de los escritores defensores de la cantidad pero actuando de una forma más drástica, ya que generalmente realizaba sus throw ups encima de la obra de otros escritores defensores de la calidad, por lo cual no obtuvo el respeto de la mayoría de los escritores como ocurrió con el caso de In. Esta competición entre calidad y cantidad continuó hasta principios de los 80, cuando el graffiti entra en una etapa crítica para su supervivencia.
ETAPA DE SUPERVIVENCIA Casi todas las piezas se realizaban en las diferentes cocheras de metro repartidas por la ciudad. Los escritores escalaban los muros, se colaban por las alambradas o saltaban las verjas. también accedían por los apartaderos subterráneos descendiendo a las vías por los andenes o caminando por la plataforma que cubre el carril conductor hasta llegar a los trenes estacionados.
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Los escritores podían acceder a estos lugares con relativa facilidad, hasta que en 1980 el ayuntamiento de Nueva York, ayudado por la transit Police Departament, decidieron con esta manera de expresión incrementando la vigilancia y los métodos de seguridad (muros más altos, dobles alambradas, perros, etc) en cocheras y apartaderos. No contentos con esto, ese mismo año, y con motivo del 75 aniversario de la MTA, también se incrementó el control y mantenimiento de trenes, que eran inmediatamente lavados y repintados. Todo esto hizo disminuir en cierto modo las pintadas en el metro, aunque no conseguían acabar con ellas definitivamente. el futuro del graffiti era incierto, pero estos no eran los últimos problemas. Los fabricantes de pintura hicieron un spray de válvula fija desapareciendo así los pulverizadores gruesos, éstos según Caz: “haría que el graffiti retrocediera a su primera etapa, antes de que aparecieran las grandes pintadas”. Otra opinión más optimista era la de Fred que afirmaba: “Los escritores encontrarán otras posibilidades, la tecnología juega un papel importantísimo. Sería dificil hacer throw ups y obras maestras o cualquier otra cosa salvo firmas con un spary fino, pero también se pueden cambiar los estilos. Los escritores siempre pueden inventarse otros nuevos que se adapten a los materiales de los que disponen... Tu espera y verás. El graffiti volverá a surgir otra vez”.
HISTORIA 3 En esta sección hablaré de los inicios del graffiti en España, limitándome brevemente al movimiento de graffiti autóctono en el Madrid de los 80 (el Madrid de La Movida), pero sobre todo me he centrado en el relato sobre, quizás, el personaje más representativo de la época: Muelle. Muelle se impuso en el Madrid de los años ochenta sólo por su apodo convertido en rúbrica, una firma donde no había demasiados propósitos artísticos. La espiral terminada en punta de flecha que hacía de vector a la lectura bajo las letras, no era apropiadamente un
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dibujo, sino un recurso caligráfico bastante elemental. A la larga, no tuvo mucha fortuna en aquello de colocar su creación (en realidad su nombre), tener un galerista, probar con otros soportes. Soñaba Muelle con derechos de autor, con tener un buen local y mejores instrumentos para ensayar con sus colegas del grupo de rock donde tocaba; soñaba con poder hacer en una imprenta de verdad aquellas pegatinas que esmeradamente coloreaba a mano , y soñaba buscando incansablemente el muro limpio que se viera bien al pasar (como su última obra importante: la firma a seis colores en la M-30, ya borrada). Sus cálculos en las estaciones del metro le crearon enemigos, tanto entre el funcionario del metropolitano como entre los propios chicos del grafito, pues había quien iba detrás para emborronar la obra o algún imitador, que siempre detectaba. Lo que Muelle no previó jamás es que su firma se iba a quedar como parte de una geografía de la que se participa sin conciencia y con mucha prisa. La firma de Muelle se
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ve pero no se mira. Con algo de buena voluntad, algo habrá de conservar, que hoy, arrancar trozos de muro pintarrajeados y guardarlos, tras lo de Berlín, no resulta nada raro. El que tenga un Muelle que lo cuide. Ya no habrá más. Juan Carlos Argüello, Muelle, murió a los 29 años víctima de un cáncer. El profeta de los grafiteros castizos, que adornó el Madrid de la segunda mitad de los ochenta con su peculiar marca, alumbró a toda una pléyade de guerreros del aerosol que usaban los muros de la ciudad para expresar una actitud y una ética distintas a las convencionales. Ahora, después de miles de pintadas, la herencia mural de Muelle es escasa. Pero el concejal de cultura está dispuesto a exhibir alguna de sus obras si recibe solicitudes para ello. Sería un homenaje póstumo al artista callejero que dió bastante trabajo a otro servicio municipal, el de Limpiezas. Un empleado de ese departamento se refería al artista callejero como “ése que puso de moda el guarrear la ciudad”. Muelle había dejado de actuar en 1993,al considerar que su “mensaje” estaba ya “agotado”. Casi todas sus huellas y las de sus epígonos han sido borradas
por bayetas municipales, y sus retoños pintan garabatos inspirados en las nuevas culturas de baile. Muelle se hizo, literalmente, un nombre en las calles del Madrid de la movida. A partir de 1984 difundió su mote (que arrancaba desde la escuela, por haberse hecho una bicicleta con un muelle gigante de amortiguador) por el perfil estético de la ciudad, a través de miles de pintadas. Primero en el barrio de Campamento, donde vivía. Después por toda la Villa y Corte, e incluso por toda España. Casi siempre con nocturnidad. Al principio sus obras eran meras firmas. Posteriormente empezó a sombrearlas con colores o con dimensiones de profundidad, que le aproximaban a la estética del grafito neoyorquino. Los años de práctica también le proporcionaron unos sólidos principios éticos. Muelle fue seleccionando sus lienzos, concentrándose en superficies muy visibles, tapias de solares o vallas publicitarias(por las que sentía predilección, ya que consideraba su “mensaje” como un antídoto contra el bombardeo de imágenes que nos invade). Evitaba lugares de interés cultural o natural. Le preocupaba, incluso, el hecho de que los aerosoles que usaba se cargaran la capa de ozono.
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Lo suyo, como él mismo decía, era una historia carismática, democracia cultural en movimiento, corte de mangas al sistema. Voluntad de expresión de un chaval de barrio con ganas de dejar impronta, tanto plástica como sonora (aporrear los parches de su batería era su otra pasión). No admitía bromas al respecto: en diciembre de 1985 Muelle registró su logotipo en la propiedad industrial, y nunca permitió que su nombre quedara ligado a marca o establecimiento alguno. El dinero para el maletín repleto de rotuladores y aerosoles salía de su bolsillo. Incluso llegó a poner pleitos a un par de agencias de publicidad, acusándolas de haber plagiado parte de su logo. Hasta llegó a denunciar, en junio de 1988,al mismísimo ayuntamiento de Madrid, con ocasión de una ilustración en la revista Villa de Madrid que reproducía su marca. Y es que con el consistorio no parecía llevarse bien. En 1987 fue sorprendido mientras plasmaba su rúbrica sobre el pedestal de la estatua al oso y el madroño, pocas horas después del emplazamiento definitivo de ella en la entonces recién remodelada Plaza del Sol. Multado con 2500 pesetas, Muelle defendió ardorosamente, como
un moderno Veronés la validez de su arte callejero ante los tribunales. La repercusión de su hazaña le valió para salir en los periódicos, en una de las pocas veces en que relajó su reacia actitud hacia los medios de comunicación. Un año más tarde, cuando operarios municipales limpiaban la estatua de la Cibeles, todas las cubiertas del andamiaje que rodeaba la estatua aparecieron firmadas por él. Su actividad transcurrió al margen de las instituciones. Pero éstas son las únicas que pueden preservar lo que queda de su obra (después de haber destruido la mayoría), como el enorme logo en rojo que saluda a la Red de San Luis, varios metros por encima de la acera, a la altura del número 32 de la calle de la Montera. Es una de las pocas pintadas de Muelle que aún existen en la ciudad. El concejal de cultura deja abierta la puerta a la conservación de alguna pieza. Pero no es el único protagonista. Muelle también viajó con su arte fuera de Madrid y allá por donde anduvo no se recató en dejar huella. La huella del aerosol.
EL TIRABUZON OMNIPRESENTE En Madrid, la mole del depósito de agua que se alza siniestro y gris a la altura de Plaza de Castilla sigue intacto. Todavía no ha sucumbido a los sprays de Muelle. Pero la osadía de algunos seres alcanza cotas insospechadas y cualquier día los madrileños madrugadores pasarán ante la estructura de hormigón y pensarán que aún no se han despertado. Porque un día cualquiera del invierno que se avecina descubrirán en ese portento de la fealdad ingenieril un toque de color, una “M” realizada con un “looping” y una rúbrica en forma de tirabuzón terminado en una flecha. Ese día se habría cumplido el que según afirman es el sueño de Muelle. Arrepentido de anteriores y lacónicas manifestaciones a la prensa, celoso de su propia imagen hasta el punto de desear ser un nuevo caballero inexistente, como el de Italo Calvino, Muelle no quiere que su presencia salga del plano en que se manifiesta su firma, sobre las tres dimensiones de los seres humanos y se personalice. Los recortes de prensa, la policía, los juzgados
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y el ministerio de Industria, donde ha quedado registrado el nombre para evitar posibles pirateos comerciales, aseguran que tras esa firma colorida y omnipresente se esconde un tal Juan Carlos Argüello, residente en el barrio madrileño de Campamento. Pero Muelle quiere seguir siendo el caballero inexistente; ha cambiado la armadura por una chupa de colores, el alazán por una Vespino petardeante y ya no es un hidalgo “de adarga en astillero” sino de spray en mano. De niño empezó a ser conocido por los chicos del barrio como Muelle el día en que, según cuenta la leyenda, completó una bicicleta completamente destartalada con un inmenso muelle recogido no se sabe en qué oscuro vertedero. Ahora empieza a ser tan emblemático en Madrid como el oso y el madroño. Precisamente, una pintada en el pedestal de este monumento provocó el descubrimiento de que tras aquella firma fantasma había una persona concreta. Fue un desafío para Muelle, un cebo para que el sereno de la zona se le echara encima y avisara con su walkitalkie a sus compañeros: “trincado al Muelle”. Siete de ellos acudieron para ver al que hasta entonces no había sido más que una sombra fugaz que dejaba a su paso una estela de color; haciendo caso omiso de unas calles que a esa hora están plagadas de prostitutas y borrachos que salen de algunos de los templos de la posmodernidad, navajeros y yonkis sosegados ,los serenos rodearon a Muelle; estaban entonces, según testigos presenciales, como si en una operacióm milimétricamente planeada hubieran capturado al enemigo público número uno. Este no fue el único encuentro con los guardianes de la ley. Su primera detención se había producido cuando un guarda jurado lo pescó estampando su firma en un cartel publicitario del metro. El juez le puso una multa de 2500 pesetas, una primera multa a la que se fueron sucediendo otras hasta las 12000 pesetas, canjeables por dos días de cárcel, que pagó el mes pasado. En otra ocasión, una noche, se hallaba realizando una pintada en la zona de Embajadores. Notó-cuenta un amigo indiscreto-que había sido controlado por un Nissan de la policía. Saltó a la moto y, callejeando, intentó una huída desesperada. Desembocó
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en una avenida y...¡Maldición: un semáforo en rojo! Su respeto por las normas de circulación lo puso en manos de la poli. -¿Eres tú el que estabas haciendo la pintada? -¿Qué pintada? -¡Hombre, un listillo! -Sí, era yo. -¿Tú eres el Muelle? -Sí,¿por qué? -¿Te importaría firmarnos un autógrafo? Con su popularidad han crecido los amigos apócrifos y, cuentan, él se divierte tirando de la lengua a la gente que inventa leyendas ,inexistentes amistades y supuestas correrías nocturnas spray en mano. No ha faltado quien atribuyó las pintadas a una agresiva e imaginativa campaña publicitaria orquestada por una multinacional; quien aseguró que obedecían a las herméticas maniobras de infiltración de una secta, quien aducía saber de buena tinta que en realidad se trataba del lanzamiento de un nuevo colchón de muelles indeformables. Lo cierto es que una conocida fábrica de colchones llegó a ofrecer cinco millones de pesetas por la marca, oferta que fue
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rechazada por el grafitero para estupefacción de su madre y orgullo de sus seguidores. No siempre que Muelle se ha visto envuelto en asuntos judiciales ha sido en calidad de denunciado. Según afirma un incondicional de Muelle, un concejal de distrito pone auténtica saña en el borrado de las rúbricas, llegando los servicios de limpieza enviados por él a respetar otras pintadas realizadas junto a las mismas. En otras ocasiones, los “limpias” del ayuntamiento pasan de todo y respetan sus pintadas. Paradójicamente, nuestro héroe ha llegado a denunciar el uso indebido de su marca en la revista Villa de Madrid, editada por el ayuntamiento. También denunció el plagio de su rúbrica en el lanzamiento publicitario de un coche, pero para alguien que se gasta su escaso presupuesto en rotuladores y sprays resulta oneroso interponer una demanda penal. El ayuntamiento de Parla llegó a pedirle que impartiera un cursillo de pintadas a los chicos de la localidad para que aprendieran a canalizar sus ímpetus pictóricos sin destrozar el entorno. Y es que Muelle, después de casi una década de aprendizaje práctico, está orgulloso de su respeto ciudadano: sólo pinta en aquellos lugares baldíos, paredes abandonadas, tristes vallas
de obras, en los que su impronta no daña monumentos o da un toque decorativo al paisaje urbano. En su casa, además de haber desesperado a su madre por el furor con que decora las paredes, realiza los bocetos y pruebas de color que tiznarán la ciudad; es lógico: una pintada polícroma puede llegar a costarle 5000 pesetas (hablamos de los tiempos de los Novelty y de los “Duplix”, ojo, la gente de la vieja escuela sabe lo que costaban esos botes en aquella época). A sus veinticinco años se ha convertido en un famoso desconocido; su casa se llena de niños de los rincones más variados de Madrid que le piden una rúbrica en la camiseta o que convierta sus nombres en un graffiti. Deseoso de mantenerse en el anonimato y, a la vez, comunicarse, ha abierto un apartado de correos, el #####, al que mandan caricaturas, firmas con logos, y cartas de amas de casa, niños y profesores. Cuentan que se siente feliz con lo que él llama su “carisma” y sólo le preocupa que puedan confundirlo con uno de esos “niñatos” que pintan en cualquier superficie. (Extraído de un artículo de 1991)
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LOS AUTOCTONOS DE MADRID Los llamados flecheros madrileños reperesentan a un colectivo de jóvenes graffiteros madrileños de la época de los 80 que desarrollaron un estilo de graffiti autóctono, desligado por completo del original movimiento de graffiti neoyorkino tal y como hoy lo conocemos. El término flecheros viene de la inclusión de flechas en sus firmas. Estos tags surgen de forma espontánea y natural, sin referencia alguna al graffiti importado desde los EEUU, siendo el pionero en nuestro país Muelle a principios de los 80 y seguido por otra serie de escritores símbolos de una época como Rafita, Max 501, Blek “La Rata”, Glub, Remebe, Tifón, Josesa Punk... Con una filosofía de graffiti definida, en parámetros generales, por un respeto a los monumentos y lugares artísticos y por el emplazamiento arriesgado de sus pintadas, generalmente en céntricas calles o autopistas. Se caracterizaban, además, por el hecho de engordar su firma añadiéndole bordes, brillos y sombras para hacerla destacar. Ésto le confería un estilo
específico y una gran personalidad a la insignia de cada uno. Un dato importante a destacar es, como ya se ha dicho, la desvinculación de estos graffiteros con el graffiti proveniente de EEUU (el cual ya llegó a Europa dentro del paquete Hip Hop). Nos encontrábamos así con que muchos de estos graffiteros eras heavies, rockeros o símplemente no pertenecían a ninguna tribu urbana, en contra de lo que pasaría en la llegada de la segunda oleada de graffiteros a principio de los 90, donde este movimiento estaba más ligado al rap y en general al movimiento Hip Hop.
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El graffiti, en cuanto a influencias se refiere, es un modo de expresión artístico indicativo de un estilo de vida urbano. Sus más directas influencias vienen dadas, pues, por otras expresiones culturales de la calle como puedan ser el rap o el break dance, de hecho es bastante estrecha la relación de estos tres elementos, aunque no siempre. Además de la morfología en la escritura y en los estilos de letra de los tags, los throw-ups, wildstyles, etc. El graffiti toma prestados diversos elementos de la iconografía popular como el cómic o los cartoons (dibujos animados). De hecho, la primera y la más destacada influencia viene determinada por el trabajo de Vaughn Bodé (continuado por su hijo Mark Bodé), quienes fueron de los primeros artistas del cómic underground de la década de los sesenta y los creadores de personajes como: Deadbone, Junkwafel, Cheech Wizard o Belinda Bloom. Hoy en día no se puede hablar de la historia del graffiti sin mencionar a Bodé, quien fue objeto de homenajes y dedicaciones por parte de algunos escritores, por ejemplo Kel 129 o Dondi, o incluso su trabajo llegó a hacerse referencia en un tema del legendario grupo de Hip Hop Beastie Boys. Los personajes de Bodé sirvieron como complemento para las piezas de muchos escritores del antiguo metro neoyorkino, aunque hoy en día se sigue haciendo tributo a este artista underground de gran popularidad en la década de los sesenta asociado al movimiento hippie o en los noventa al hip hop. Como anécdota podríamos contar que destaca el cierto contenido erótico de los cómics de Bodé (sobre todo en los de la serie Erotica, plagados de mujeres desnudas) y que, precisamente, ésta es una de las principales razones de que los escritores tuvieran acceso a ellos. En los principios de gestación de la cultura la mayoría de los chicos que comenzaron a pintar tenían una media de unos catorce o quince años de edad, con lo que eran demasiado pequeños para consumir este tipo de revistas por lo que la casi todos ellos las tomaban “prestadas” de sus hermanos mayores. La simple curiosidad de adolescente por el erotismo se convirtió (de manera indirecta) en una de las principales fuentes de inspiración de este arte, inspiración que incluso hoy todavía
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perdura. Efectivamente, seguimos viendo a Cheech y a Junkwafel en las piezas de muchos autores contemporáneos inspirados a su vez en los de primer generación. También en sus inicios tuvo especial popularidad entre los escritores la figura del Santo (The Saint), un icono perteneciente a unas novelas basadas en una serie televisiva de carácter popular, que llegaba a reducirse tan esquemáticamente que parecía un monigote infantil o un pictograma. En el graffiti también se perciben ecos publicitarios muy fuertes, especialmente de los grandes carteles de los comercios urbanos y de las grandes marcas. Graffiti y publicidad van en ocasiones estrechamente ligados, y es que, como dice El Tono,“el graffiti es publicidad, y en publicidad si no intentas aparecer por todos los lados, no existes”. También son usados en este arte personajes populares de cómic o cine,textos o citas famosas, iconos universales como el símbolo de la paz... La razón puede ser doble: Simplemente el autor se identifica con la imagen representada o la representa precisamente para llamar la atención de los observadores que reconocen la imagen de una forma inmediata. También, aparte de elementos publicitarios, el graffiti llega a imitar logotipos de marcas o empresas reconocidas adaptándolos al nombre de su autor (método similar al utilizado por el Pop Art, que más que una limitación creativa supone un recurso innovador e ingenioso de reintrepretación). Aunque lo más común es representar personajes carismáticos entre el público adolescente, generalmente superhéroes como Spiderman, Batman, Superman... U otros más populares como Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape o las más actuales Supernenas. También podríamos destacar la representación de personajes históricos, estrellas del cine o de la música (esto depende de los gustos personales del realizador). También se representan ideologías, mensajes y hasta temas de actualidad de interés social como la droga, la liberación animal y hasta catástrofes humanas como la de las Torres Gemelas o la guerra de Irak, que ya han sido objeto de temática en algunas piezas y murales. En Francia fue muy frecuente durante algún tiempo las frases en piezas de escritores arremetiendo contra Chiraq y las pruebas nucleares. Otra influencia directa sobre el graffiti es la del tatuaje (puerta
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de salida para muchos escritores) y que de manera recíproca influye en el estilo de las piezas de muchos. Esto se ve sobre todo en la representación de tribales, simetrías, o personajes y elementos típicos del tatuaje como corazones, puñales... Siempre en colores vivos y planos que tanto caracterizan a los tattos. Como no, el arte influye también de manera directa en muchas de las obras. Se ha representado desde las míticas sopas Campbell de Warhol pasando pon una reinterpretación del Guernica de Picasso o incluso el arte fantástico de Rodney Matthews también ha recibido su homenaje. Aparte de estilos pictóricos o escultóricos, se ha llegado a representar, total o parcialmente, obras de arte tanto clásico como moderno, así obras de Leonardo da Vinci, Dalí, Van Gogh, Lienchestein o Giacometti entre otros, son acompañadas de piezas de escritores con un estilo de graffiti genuino. Como anécdota podría comentar -ya que parece algo casi obligatorio al hablar de graffiti en relación con el arte- es la atribución que se les a dado a personajes del mundo del arte neoyorkino de los 80 de escritores de graffiti. Hablo de Jean Michelle Basquiat y de
Keith Haring. El primero, bajo el psudónimo de Samo parece ser (hasta donde he podido saber yo) que si que llegó a escribir su nombre en las paredes y en el metro. Pero queda totalmente fuera de lugar que fuese un hito y mucho menos un escritor activo en la época. De hecho, no he conseguido localizar ni una sola firma u obra suya fuera de otro formato que no fuese un lienzo o similar. Haring, por su parte, nunca se consideró un escritor de graffiti. Sin embargo, si se ha constatado que éste dibujaba en los carteles de las estaciones de metro (no en los vagones) iconos y símbolos típicos de su obra gráfica. Por último se podría mencionar la influencia que recibe el graffiti de disciplinas más actuales como el diseño gráfico, la ilustración o la estética de la nueva corriente conocida como Street art. Así, no es raro encontrarnos, aparte de temáticas con alguna de estas estéticas, piezas individuales de escritores en las que se perciben ecos de estas disciplinas, perdiéndose cada vez más la identidad, en algunos casos, del original diseño de letras y colorido típicas del graffiti tradicional. No es raro, pues, encontrarnos con motivos geométricos y formas poligonales, obras a sólo dos colores, recursos tipográficos,
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etc. En obras de escritores en las que lo que se supone es el factor principal del graffiti, el nombre del autor, se pierde en ocasiones de manera total o parcial. También podemos encontrarno con murales en los que la existencia de letras con morfología del graffiti es nula, llenando sin embargo el espacio con la representación de personajes o fondos realistas. O también podemos encontrarnos con una integración de carteles o plantillas representando personajes, siluetas, tipografías o logotipos componiendo un mural de caracter urbano. Algunos son partidarios de estos avances, de estas nuevas tendencias calificadas como la evolución del graffiti, otros no lo ven así y piensan que estas manifestaciones poco tienen que ver con el fenómeno del writing neoyorkino. Hay quien expresa abiertamente que lo que hace no lo califica explícitamente como graffiti, no sabiendo situarlo entre una obra de arte moderno o una de arte callejero. Hay quien incluso cobra dinero por pintar, la polémica y el debate sigue abierto... Muchas de las cosas que vemos hoy en día que se nos presentan como tal ¿son realmente graffiti?
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Se sabe que los primeros utensilios para dibujar en los vagones de metro eran en principio pinceles y pintura hasta el descubrimiento del spray (aerosol). Empecemos por establecer un orden arbitrario para poder hacer una clasificación, por ejemplo rotuladores y aerosoles (puesto que son los más importantes) y luego otros métodos.
ROTULADORES En un principio valía cualquier cosa. Por ejemplo, en el Nueva York antiguo, Pray utilizaba una llave con la que rasgaba su nombre en los metales pintados (más tarde se descubriría que Pray era una venerable anciana que se dedicaba a poner su nombre al más puro estilo writer). Los primeros marcadores eran de un tamaño pequeño, el tradicional Edding 2000 de unos pocos milímetros de grosor y punta redonda es un buen ejemplo hasta que se instaló con éxito el Pilot de punta cuadrada de 1x1 cm. Fue muy utilizado por los escritores. Algunos querían ir más allá e incluso se
fabricaban sus propios rotuladores utilizando envases de pegamento con sistema de muelle (lo que hoy se conoce como camaleones), botes de pegamento de barra vaciados y con una punta casera acoplada. Generalmente se usaba la esponja de los borradores de las pizarras del colegio (eso sí, sin estrenar, puesto que si estuvieran usados, las partículas de tiza podrían obstruir el paso de la tinta). Incluso se llegaban a rellenar recipientes de Canfort para zapatos. El repuesto preferido solía ser laca de bombilla, un material bastante económico y viable además de disponer varios colores. El inconveniente es su poca resistencia al sol, dejando los tags prácticamente invisibles después de varios días. Con el tiempo los rotuladores caseros han dado paso a otros más sofisticados. Aparte de rotuladores de tinta aparecen rotuladores de témpera, con lo que ahora, aparte de haber más colores, los que hay son cubrientes, es decir, existen colores claros aptos para escribir en superficies oscuras, lo que hizo que se ampliasen el número de superficies susceptibles de ser atacadas.
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Generalmente se los llama Posca, debido a que la marca más extendida se llama así. Llevan un sistema de muelle y bola mezcladora debido a que los materiales que contiene son más espesos que la tinta y hay que asegurar la fluidez. No sólo varió la tinta sino también el grosor de los rotuladores. Desde el camaleón de 1,5x1 cm de punta, pasando por el 20mm de 2x1cm y llegando hasta un linterna de 3x1cm, lo que da más vistosidad y mayor tamaño a las firmas. Pero la escala sigue subiendo y nos encontramos con el Ultra Wide o espátula, que aumenta el ancho a 4cm (aunque es más fino y más estrecho, de ahí el nombre de espátula y que parezca un desodorante). Haze, un viejo escritor noyorkino, se especializó en su uso. Por si esto fuera poco el último invento del mercado ha desencadenado en el Biggie, llevando la punta a un grosor de 5x1cm, casi el doble que la revolucionaria linterna. Desde el punto de vista comercial la cosa acaba aquí, pero en ansia de los escritores en su búsqueda del “todavía más” les lleva a sacarse a la calle una esponja y humedecerla con tinta. El resultado es de imaginar: Trazos tan grandes como el tamaño de la esponja. Y, sin
duda, el último grito: Derramar directamente la tinta del bote sobre la superficie ¿Es este el grado extremo? No, por si fuera poco ya no basta con el tamaño o la cantidad de tinta derramada sino que ahora se busca que ésta sea indeleble. Hacia el 98 nos llega desde Italia la temeraria tinta Inferno originaria para tintar zapatos y pieles que pasa a sustituir a la tradicional Industrial (más negra pero más fácil de eliminar) que hasta el momento se había estado usando en España. Los escritores cargan sus rotuladores con esta tinta, cuya principal característica es la de su poder de penetración en los poros de las superficies más pulidas, haciendo en algunos casos imposible la eliminación total de la pintada, tornando su original color negro en un gris de un tono bastante oscuro después de un duro frotado incluso con los más fuertes disolventes. No contentos con el ya debastador poder de la tinta milanesa, los escritores le añaden “pluses” a la sustancia, como por ejemplo el aceite negro residual de los motores de coche, o una especie de bolas que se desacen convirtiéndose en un polvo negro que fomenta el agarre de la tinta a la superficie. Todo ésto, especialmente la tinta Inferno, trae de cabeza, por un lado a los dueños de los comercios que demandan una solución al problema, y por otro pone en jaque a las autoridades, una vez más.
AEROSOLES Pero sin duda, la técnica por excelencia del graffiti es el aerosol, el spray. Las razones son su convencionalismo, sus abundantes colores ya mezclados, su relativa limpieza, su fácil uso... Aunque todas estas ventajas de las que hoy gozan sus usuarios no son otra cosa que el fruto de la evolución de los primeros propelentes técnicamente muy pobres. Aunque nos ceñiremos más en concreto al caso español, cabe mencionar algunas de las marcas que se usaban en los inicios del writing en Nueva York por su importancia: Los genuinos Krylon, los Rust-Oleum o los Red-Devil son los más destacados entre muchos otros (Lucas, Broma, Utilac, etc).
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En España a mediados de los ochenta destacaba la marca Novelty, que podían encontrarse en tiendas de barrio, droguerías, etc. Los botes se presentaban en envases de 200 ml y 400 ml. A pesar de su gran capacidad cubriente la gama de colores era muy escasa, por lo que también se comenzó a utilizar la marca Duplix, pintura especial para coche, que ya se encontraba en grandes almacenes y tiendas especializadas, aunque esta pintura era más acuosa y cubría peor, puesto que estaba pensada para retoques y no para grandes superficies. Otra marca a destacar era Pictex, una pintura muy cubriente, tanto que se obstruían con facilidad. Su precio era muy económico lo que provocaba grandes colas en el Rastro de Madrid los Domingos por la mañana (desde las 6:30-7:00) puesto que era el único sitio donde se vendían. A pricipios de los noventa la mítica Spray Color era mejorada por Felton Spray, llegando a ampliarse aún más la gama, pero todavía era insuficiente. Esto, una vez más, tocó la fibra sensible de los escritores sacando a relucir su ingenio creativo. Se
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inventó la manera de mezclar los colores pasando la pintura de un spray a otro ¿El método? El gas de uno de los botes se calentaba y el del otro se enfriaba. Luego se le quitaba a los dos difusores el punto por el que salía la pintura y en los nuevos orificios se introducían los dos extremos de un tubo de tinta gastado de un bolígrafo Bic. Se insertaban cada boquilla en el correspondiente bote, se presionaba a la vez y el bote con aire caliente llevaba la pintura al otro consiguiendo que se mezclasen los dos y obteniendo un tercero. Había una manera similar que consistía en inyectar pintura directamente a un bote, habiendo sido éste previamente congelado para evitar que se escapase el gas o la transfusión directa de un bote a otro mediante un trozo de tubo de Bic. Hacia el 92 surge en Barcelona un cambio importante cuando dos escritores (Moockie y Kapi) abren Game Over, la primera tienda en nuestro país especializada en graffiti. Se dedicaron a la venta de Felton Spray y posteriormente empezamos a oír la marca Montana, que es la líder actual. En cuanto a los difusores nos encontramos con dos tipos de boquillas o caps: Macho y hembra. Las primeras en la parte inferior tienen un tubito que entra en la válvula del bote hembra. Las segundas al contrario, tienen en la parte inferior un hueco en el que entra el tubo del bote macho. A su vez las boquillas, independientemente de que sean macho o hembra, tienen diferentes característica en cuanto al tipo de trazo que realicen (finos o gruesos, limpios o difusos, redondos o direccionables...). Nos encontramos entonces con los Fat cap (boquillas de trazo grueso) que sueltan más cantidad de pintura, son capaces de hacer un trazo con un grosor de 20 centímetros, por lo que son idóneos para rellenar grandes superficies. Por otro lado están los Skinny cap (boquillas de trazo fino) que sueltan menos cantidad de pintura permitiendo trazos de varios milímetros, ideales para detalles. Las skinny han pasado a sustituir el viejo truco de meter una aguja en el punto difusor para obstruirlo y reducir el grosor del trazo. Otro elemento diferenciador de boquillas es el hecho de que tengan falda (siendo más ancha y cómoda para el dedo) o no. Actualmente existen las llamadas crestas (boquillas con
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falda pero de cabeza estrecha) con una forma hergonómica que se adapta perfectamente al dedo de su usuario. Hoy en día los botes más destacados y utilizados a nivel mundial son los de la marca española Montana. La razón es que está concienciada de que los consumidores más habituales de spray son los escritores de graffiti y ésto le ha llevado a hacer mejoras tanto en la calidad de la pintura, como en el diseño de los botes, accesorios, productos... Siempre encaminándolos en este campo. Podrían destacarse otras marcas a nivel europeo como Felton, CRC, Sparvar, Belton, Molotov...
OTROS MÉTODOS Por último mencionar otros elementos alternativos a estos dos como los rayadores (piedras o bujías) para cristales, destornilladores para chapas, rodillo y brochas con pintura plástica, ácidos que corroen el cristal de manera permanente o incluso tizas, velas... Llegando hasta la más tolerante de las nuevas tendencias: Las pegatinas, carteles y demás intervenciones urbanas que veremos con detalle más adelante.
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medio mundo con sus carteles, apareciendo en video clips, películas, videojuegos... http://www.obeygiant.com/
WEBS Art crimes Amplio portal de graffiti donde pueden verse piezas y murales de escritores y crews de todo el planeta. Destaca el amplio menú de secciones de ciudades estadounidenses de las que poco se conoce. http://www.graffiti.org/ Cerebros líquidos Página de este colectivo entre cuyos miembros se encuentran los autores de esta historia del graffiti. Se muestran trabajos en diferentes disciplinas, graffiti, diseño, ilustración, demostraciones y exposiciones así como su fanzine. http://www.cerebrosliquidos.com/ Seen Página personal de este mítico escritor de graffiti neoyorkino de los años 70 que sigue activo hoy en día. También incluye trabajos de tatuaje realizados por él. htpp://www.seenworld.com Subway out laws Mucho graffiti old school en trenes y pared catalogados por secciones: tags, throw ups, outlines, entrevistas... http://www.subwayoutlaws.com/ Kent Página personal de este escritor de graffiti alemán con un diseño muy trabajado y numerosas secciones: Muros, bocetos... http://www.klarkkent.de/
Can 2 Página personal de este escritor alemán. Con un original y cuidado diseño nos presenta sus piezas, murales, etc. También dispone de tienda on line con diseños personalizados. http://www.can2.de/ Bates y Great Página compartida por estos dos míticos artistas de graffiti de Dinamarca con secciones separadas de piezas, bocetos , descargas y diseños exclusivos. http://www.greatbates.com/ Positivos Portal de Hip Hop en general, aunque con mucho graffiti, entrevistas, exhibiciones, artículos... En español. http://www.positivos.com/ Urban discipline Página que recoge el trabajo de esta exposición colectiva de escritores de graffiti y sus trabajos en otras disciplinas como diseño, ilustración, arte... Escritores de todos los rincones del planeta, con muchas página personales de muchos de ellos. http://www.urbandiscipline.de/ Graffiti old school Madrid Página con algo de historia del graffiti en Madrid. Incluye entrevistas y fotos de tags, muros, metros... http://www.iespana.es/madridoldschool/ Obey Giant Página de este artista de Los Ángeles que ha inundado
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Aerovicio Graffiti de los años 90 en Barcelona, Dae, Wem y Ceo... http://aerovicio.atwebpages.com/
LIBROS -Barcelona 1000 graffitis. Rosa Puig Torres (2005). Gustavo Gili. -Subway Art. Martha Cooper y Henry Chalfant. Thames & Hudson. -Spray Can Art. Henry Chalfant y James Prigoff. Thames & Hudson. -Los Graffiti (edición en castellano). Craig Castleman. Hermann Blume. -Style: Writing from the underground. Stampa Alternativa/ IGTimes. -The Art of Gettin’ over. Stephen Powers. St. Martin Press. -Madrid graffiti. Fernando Figueroa y Felipe Gálvez. Megamultimedia. -Futura. Andrew Holmes & James Lavelle. Booth-Clibborn Editions. -Graffiti Art. Schwarzkopf & Schwarzkopf.