El grafeno es un compuesto formado por el elemento fundamental para la vida, el carbono, organizado formando láminas de paneles hexagonales de carbono, una estructura plana de tan sólo un átomo de espesor.
Las láminas de grafeno se pueden obtener a partir del grafito que podemos encontrar en las minas de nuestros lápices, simplemente separándolas.
El grafito está formado por varias láminas de grafeno superpuestas y unidas por enlaces débiles, una vez que las separamos obtenemos un material con unas propiedades, cuando menos, sorprendentes. En esta estructura de carbono observamos la dureza de otras de las llamadas formas alotrópicas del carbono como el diamante, combinadas con una gran conductividad eléctrica como en la otra forma más habitual.
Aplicaciones del grafeno Ahora es posible imaginar baterías con una duración mucho mayor, microchips que disipen mejor el calor podría llevar a ordenadores más potentes, pantallas con una resolución mayor. Al ser un material ligero y transparente se ha usado como recubrimiento de superficies, dotándolas de este modo con conductividad eléctrica, estudiando su aplicación en ventanas, que funcionen a su vez como paneles solares ultraligeros y semitransparentes.
Uno de los primeras industrias en interesarse en el grafeno ha sido la de la telefonía móvil, entre ellos el gigante Samsung, que ha mostrado ya algunos prototipos de móviles con una estructura flexible. Entre otras innovaciones muestran baterías con una duración mucho mayor, también flexibles, y con recubrimientos en las pantallas que sería capaces de captar energía solar para darle una mayor duración.