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Karma: ¿Pensamiento mágico o realidad?

Karma: ¿Pensamiento mágico o realidad?

Por Daniela González

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La idea del karma proviene de las culturas hinduista, budista, el jainismo y el espiritismo. La etimología de la palabra es tomada del sánscrito (lengua clásica de los eruditos indios) y significa “acción”. Sin embargo, en el budismo se refieren a ella como “la ley de causalidad” y es un concepto filosófico que alude a la reacción de las acciones de las personas.

Como posible relación científica, el karma sería el equivalente a la ley de Newton, la cual dice que cada acción conlleva una reacción proporcional. Así, en la vida como en la física, estamos regidos por una relación causa-efecto.

Las religiones orientales tienen la creencia de que si te va bien o te va mal en esta vida es por el comportamiento que tuviste en una vida anterior. Según estas religiones, las personas son libres de actuar como quieran pero deben atenerse a las consecuencias.

Se considera que las religiones que creen en el karma son llamadas también dhármicas, esto quiere decir “ley” o “realidad”. El dharma caracteriza la naturaleza interior del ser humano y reconoce que existe una Ley Divina y unos principios morales que deben de ser reconocidos y obedecidos para lograr el camino hacia la perfección y la felicidad en esta vida y en la próxima.

Comúnmente solemos decirle karma a las consecuencias de nuestras acciones o que existe el karma bueno y el malo, pero aquí hay una diferencia:

Podría decirse que el dharma es la consecuencia buena, y se concluye que si un individuo se comporta de acuerdo a su religión y principios morales, su consecuencia será positiva, es por ello que puede recibir una recompensa en el presente. Mientras que el karma es la consecuencia negativa de las acciones, pues tarde o temprano se pagará por todo lo que se hizo.

Existen 10 leyes del karma o dharma que podrían compararse con los mandamientos de la religión católica. Más allá de leyes y mandamientos, cada religión tiene normas morales para tratar de formar una sociedad equilibrada y así trascender y sentirnos bien con nosotros mismos.

1. Ley esencial

Se basa en el principio de acción-reacción (causa-efecto), es decir, toda acción que realicemos en nuestra vida diaria o que ejerzamos hacia otras personas nos será devuelta. Esta ley guarda relación con “la ley de oro” en la cultura occidental, aquel precepto que se basa en tratar a los demás como uno quiere ser tratado.

2. Ley de generatividad

La ley de la generatividad o de la creación, considera que todos los seres humanos formamos parte de la existencia y cada uno de nosotros generamos energía positiva o negativa dependiendo de nuestros actos.

3. Ley de la humildad

Debemos aceptar todo aquello que nos suceda sin quejarnos, pues centrarse únicamente en lo malo de la vida nos aleja de la humildad, uno de los valores esenciales en la vida. Este valor también hace referencia a que no por tener más bienes materiales que otros, eres más valioso que ellos.

4. Ley de la responsabilidad

El hecho de tener libre albedrío para dirigir nuestra vida implica que podemos equivocarnos o que las cosas puedan ir mal. En estos supuestos debemos considerar la responsabilidad que tenemos en ello y cambiar nuestras acciones.

5. Ley de desarrollo

La quinta de las leyes del karma concibe el desarrollo como una característica esencial para progresar en la vida, pues quedarse estancado en una actitud no ayuda a mejorar.

6. Ley de focalización

El conocimiento no se obtiene de golpe sino que es necesario centrarse en lo esencial de manera progresiva para ir avanzando. La paciencia es una virtud muy importante en las religiones dhármicas.

7. Ley de la generosidad

Ser generoso es una de las maneras para llegar a la felicidad y a la iluminación. Este principio guarda una estrecha relación con la primera de las leyes del karma. Algunas personas están seguras de que entre más das, más recibes.

8. Ley del presente

Vivir en el pasado es relacionado con un carácter depresivo y vivir en el futuro genera ansiedad. Es necesario estar centrado en el presente para llevar una vida tranquila y equilibrada.

9. Ley del cambio

Si queremos resultados positivos en nuestra vida debemos saber llevar a cabo los cambios necesarios y mover todo aquello que los dificulta.

10. Ley de la inspiración

Es necesario para llevar una vida equilibrada y plena valorar las cosas en su justa medida y reconocer el esfuerzo que requiere conseguir nuestros logros. El karma premia a los que persisten y a los que se esfuerzan.

El karma es, antes que todo, una reacción, un acto de origen mental. Si aplastas una hormiga por descuido, eso no es karma, aun cuando el acto tiene consecuencias terribles para la pequeña víctima. En cambio, si veo la hormiga y conscientemente pongo mi pie encima para matarla, eso es karma. La vida se torna, entonces, un boomerang donde, si buscas perjudicar a alguien, acabarás por ser tú el dañado. Esto no debe asociarse a una idea divina. El karma es una ley universal de causalidad relacionada con todos los seres con conciencia. No tiene nada que ver con la religión.

Así pues, la ley del karma nada tiene que ver con la existencia de dioses invisibles encargados de hacerla cumplir. Y, puesto que el budismo no es pesimista ni optimista, tampoco debe asociarse a la fatalidad o a la dicha divina, sino a una inercia natural.

Si realmente concientizamos estas diez leyes, tal vez la mayoría de nosotros (si no es que todos) deberíamos ponerlas en práctica para hacernos la vida un poco más fácil, tranquila y justa.

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