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Educación
Por José Antonio Ortega Ayala
El 2020 ha sido un año complicado. Más de un millón de muertes en el mundo, recesión económica y cambios radicales en la manera en la que convivimos con otras personas han distinguido esta “nueva normalidad”. Pero, ¿qué pasa hoy con la educación en nuestro país? las opiniones son variadas y cada una de ellas marcada por sus propias experiencias. He escuchado muchos comentarios al respecto como “(la pandemia) es una oportunidad para usar nuevas tecnologías”, pero también “aquí no llega el internet”. Cada quien habla de cómo le fue en la feria y todas esas visiones reflejan una realidad y, lamentablemente, un México marcado por la desigualdad social. Hace unos meses la SEP “presumió” ante el G20 el programa “Aprende en casa II” como una estrategia que llega al 94% de las familias mexicanas y beneficia a 30 millones de estudiantes, números por demás impresionantes, pero ¿son reales? ¿de verdad esta estrategia es tan efectiva?, no tengo la respuesta, pero me atrevo a afirmar que la SEP tampoco. En México la mayoría de las personas se ganan la vida en el día a día y la fuerza laboral de las familias incluye a niñas, niños y adolescentes.
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También vivimos en una cultura en donde podemos estar mucho tiempo frente al televisor pero no dos horas observando temas de historia, matemáticas y español. Vivimos en un país en donde los padres de familia experimentan estrés, preocupación y hasta resignación al fracaso escolar de sus hijos ante la nueva modalidad educativa y por supuesto vivimos en un país en el que los docentes se la pasan ideando estrategias, frustrándose al no obtener resultados, realizando cursos y tomando conferencias, haciendo papeleo y sin dejar de lado que a su vez muchos también son madres y padres de familia. ¿Está mal entonces la forma en que el gobierno mexicano ha intervenido para afrontar la pandemia en materia de educación? Desde mi particular punto de vista creo que no o por lo menos no del todo. Es digno de reconocer las estrategias y los recursos que ha dispuesto el gobierno para afrontar los retos educativos como los libros de texto y las clases en televisión y radio abierta, pero no son suficientes. ¿Cuál es el problema entonces? la respuesta es simple, aunque no fácil: La educación no requiere políticas educativas aisladas y buenas intenciones, sino forma parte de un todo en el que se entrelaza la economía, seguridad, alimentación, el bienestar familiar y otros muchos aspectos, y si bien es cierto que no hay recurso que alcance para solucionar todas las necesidades de un país, se trata de ir avanzando, quizás poco a poco, pero siempre con congruencia y sobre todo con plena conciencia de la realidad. Ojalá y pronto la forma de construir nuestro sistema educativo sea a partir de valorar resultados reales y no de apariencias, la educación lo necesita, México lo necesita. “Siéntate bien que no estás en tu casa”, palabras típicas de un día de clases; me pregunto qué hará un alumno cuando el profesor le diga: “a la próxima te saco del salón”.