ESPACIO Y ARQUITECTURA

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TEMAS DE COMPOSICIÓN ARQUITECTÓNICA. ESPACIO Y LUGAR

Juan Calduch


Título: Temas de Composición Arquitectónica: Espacio y Lugar Autor: © Juan Calduch Fotos Portada: Escuela de Arquitectura de Alicante, (Dolores Alonso, arq.) fotos de la autora. I.S.B.N.: 84-8454-114-2 Depósito legal: A-1580-2001 Edita: Editorial Club Universitario www.ecu.fm Printed in Spain Imprime: Imprenta Gamma Telf.: 965 67 19 87 C/. Cottolengo, 25 - San Vicente (Alicante) www.gamma.fm gamma@gamma.fm

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El contenido de este libro corresponde a uno de los temas del curso de Composición II impartido en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Alacant. Es, por lo tanto, en ese contexto y para esa finalidad, como hay que entenderlo. A los alumnos de ese curso va dirigido y dedicado.


ÍNDICE 1.- INTRODUCCIÓN: ESPACIO Y ARQUITECTURA.............................. 7 2.- ¿QUÉ ES EL ESPACIO?........................................................................ 13 2.1.- La concepción ingenua del espacio. .............................................. 13 2.2.- Los diferentes espacios................................................................... 13 3.- EL CONCEPTO DE ESPACIO EN FILOSOFÍA .................................. 17 3.1.- Lao Tse y el taoismo. El concepto de ma en la cultura japonesa................................................................................................... 17 3.2.- La idea de espacio en la cultura occidental.................................. 20 3.2.1.- Platón y el tercer modo de existencia........................................ 21 3.2.2.- Aristóteles y la idea de lugar..................................................... 22 3.2.3.- Kant y el espacio como categoría a priori. ............................... 27 3.2.4.- Hegel y la relación entre espacio y lugar. ................................. 29 3.2.5.- Heidegger y el espacio existencial. ........................................... 30 4.- EL ESPACIO EN LAS CIENCIAS FISICO-MATEMÁTICAS............ 35 4.1.- El espacio matemático.................................................................... 35 4.1.1.- Euclides y la geometría. ............................................................ 35 4.1.2.- Descartes y las coordenadas espaciales..................................... 37 4.1.3.- Las geometrías no-euclideanas y los espacios de ndimensiones. ......................................................................................... 38 4.2.- El espacio físico............................................................................... 39 4.2.1.- La física de Aristóteles y el espacio real. .................................. 39 4.2.2.- La física clásica. ........................................................................ 40 4.2.2.1.- La extensio de Descartes. ................................................... 41 4.2.2.2.- Newton: el espacio absoluto y el espacio relativo.............. 41 4.2.3.- el espacio-tiempo en la teoría de la relatividad. ........................ 42 4.2.4.- Espacio físico e idea de espacio en arquitectura. Limitaciones. 45 5.- EL ESPACIO PSICOLÓGICO O EXISTENCIAL ................................ 51 5.1.- ¿Qué es la experiencia espacial? ................................................... 51

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5.2.- Características de los esquemas espaciales. ................................. 55 5.2.1.- Estructura básica del espacio psicológico: elementos............... 59 5.2.2.- Proceso de formación del espacio psicológico.......................... 60 5.2.3.- Niveles del espacio existencial.................................................. 62 6.- EL ESPACIO ESTÉTICO ...................................................................... 71 6.1.- La estética alemana de finales del s. XIX y el concepto de Raum........................................................................................................ 72 6.2.- El espacio en la teoría de la Einfühlung (empatía): Vischer, Lipps, Hildebrand. .................................................................. 74 6.3.- El espacio en la teoría de la Kunstwollen (voluntad artística): Schmarsow, Riegl, Wölfflin. .............................. 78 6.4.- La fusión espacio y masa: Brinckmann, Sörgel, Frey................. 81 7.- EL ESPACIO ARQUITECTÓNICO ...................................................... 85 7.1.- El espacio arquitectónico como geometría. .................................. 85 7.2.- El espacio arquitectónico como relación forma / masa. .............. 90 7.3.- El concepto de espacio / tiempo en arquitectura. ......................... 93 7.4.- El espacio arquitectónico como expresión del espacio existencial. ............................................................................................... 96 8.- CONCLUSIÓN. ...................................................................................... 99

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1.- INTRODUCCIÓN: ESPACIO Y ARQUITECTURA.

Una de las características más relevantes de la arquitectura moderna, y especialmente la contemporánea, hasta el extremo de que se ha considerado el aspecto clave que diferencia la arquitectura posterior al s. XVIII de toda la anterior, es la idea del espacio. Incluso se piensa que la materia prima con la que trabaja el arquitecto es, precisamente, el espacio. Si Vitruvio, y tras él toda la arquitectura clásica, definía la arquitectura como “el arte de construir”, Bruno Zevi, haciéndose eco de gran parte del pensamiento actual, definirá la arquitectura como “el arte del espacio”, llegando a decir, de un modo extremista, que allí donde no hay espacio no existe arquitectura, y por lo tanto, el Partenón de Atenas no se puede considerar arquitectura por carecer de espacio arquitectónico.1 A pesar de esto, no todos los arquitectos contemporáneos comparten esta idea. Bruno Taut escribía: “Uno tiene la ilusión de que la arquitectura es el arte del espacio (...) El espacio es una noción tan abstracta como el tiempo, aunque menos obvia, pero los músicos quedarían muy sorprendidos si a la música la llamáramos el arte del tiempo.”2 La extrañeza de Bruno Taut es comprensible porque tras esa identificación de la arquitectura con el espacio no existe un concepto claro y unívoco. De hecho, la idea del espacio, y sus diferentes interpretaciones, es uno de los temas fundamentales de toda la filosofía y uno de los principales temas de las ciencias: matemáticas, física, psicología, etc. Cada una de estas interpretaciones se ha filtrado al mundo de la estética y a las teorías arquitectónicas modernas, dando origen a distintas maneras de 1

ZEVI, Bruno, SABER VER LA ARQUITECTURA, Poseidón, Buenos Aires, 1958 (primera edición 1951). Escribe: “la arquitectura es como una gran estructura hueca en cuyo interior entra el hombre y alrededor de la cual se mueve.” Pág. 13. Según NORBERG-SCHULZ, Christian, EXISTENCIA, ESPACIO Y ARQUITECTURA, Blume, Barcelona, 1975, esta concepción es “una combinación del espacio de acción y del espacio euclidiano” pág. 136. 2 Citado por VAN DE VEN, Cornelis, EL ESPACIO EN ARQUITECTURA, Cátedra, Madrid, 1981, pág. 225.

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entender el espacio, a veces, contradictorias entre sí. Por lo tanto, cuando en la arquitectura moderna se habla del espacio, más que aludir a una idea clara y definida, se está mencionando una idea, cuanto menos confusa, que introduce más incógnitas que aclaraciones. En definitiva se está planteando un problema antes que aportando una explicación concluyente. No por casualidad la crítica de arquitectura más reciente suele evitar este concepto. Según Bruno Zevi: “... el carácter primordial de la arquitectura, el carácter por el que se distingue de las demás actividades artísticas, reside en su actuar por medio de un vocabulario tridimensional que involucra al hombre (...) La arquitectura (...) es como una gran escultura excavada, en cuyo interior el hombre penetra y camina (...) El espacio interno, aquel espacio que (...) no puede ser representado completamente en ninguna forma, ni aprehendido ni vivido, sino por experiencia directa, es el protagonista del hecho arquitectónico. (...) Las cuatro fachadas de una casa, de una iglesia, de un palacio, por bellas que sean, no constituyen mas que la caja en la que está comprendida la joya arquitectónica (...) En todo edificio, lo que contiene es la caja de muros, lo contenido es el espacio interno.”3 Para este autor, por lo tanto, el espacio arquitectónico es tridimensional y geométrico, interno respecto a un espacio exterior del que lo separa la caja de los muros y cerramientos, y que se experimenta mediante la vivencia directa que no puede ser sustituida por ningún otro modo de representación. El vacío o espacio interno es el protagonista de la arquitectura frente a lo tectónico de sus límites. Boullée por su parte escribía ya en el s. XVIII: “El hombre se mide bastante corrientemente en el espacio donde se encuentra.”4 Van de Ven5 comenta la cita anterior diciendo que ésta es, para el arquitecto, la manera de expresar artísticamente el concepto dual del espacio físico, 3 4

ZEVI, B., op. cit., pág. 13, 14, 15. Citado por VAN DE VEN, C., op. cit., pág. 84.

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absoluto y relativo, establecido por Newton al que Boullée admiraba profundamente. El hombre como medida del espacio es la forma de relacionar el espacio absoluto con el relativo. Louis Kahn, también citado por Van de Ven, escribe: “La arquitectura es la estudiada construcción de espacios. La continua renovación de la arquitectura proviene de la evolución de los conceptos de espacio.”6 O sea, construir espacios, en plural, es el objetivo de la arquitectura para este arquitecto. Y su evolución está vinculada a la evolución de este concepto. Por lo tanto, estamos de nuevo muy cerca de la idea física de espacio relativo. Una aproximación distinta encontramos entre los teóricos alemanes de finales del s. XIX. Entre ellos, Riegl escribe: “La arquitectura es, sin duda, un arte utilitario y su cometido siempre ha consistido en realidad en la formación de espacios limitados en el interior de los cuales se ofrecía a los hombres la posibilidad de moverse libremente (...) El objetivo de la arquitectura se divide en dos partes (...) la creación del espacio (... cerrado...) como tal y la creación de los límites de dicho espacio.”7 O sea, aunque es una idea próxima a Zevi y en cierta medida similar a Kahn, Riegl no limita la arquitectura a la creación de espacios, en plural, sino que otorga el mismo protagonismo a la formación de los límites (la caja de Zevi) que permite construir esos espacios. Por su parte, Henri Focillon al referirse a la arquitectura escribe:

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Ibídem, pág. 84. Citado por VAN DE VEN, C., op. cit., pág. 11. 7 Citado por PETETTA, Luciano, HISTORIA DE LA ARQUITECTURA (ANTOLOGÍA CRÍTICA), Celeste, Madrid, 1997, pág.71. 6

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“Así pues, por su esencia y por su destino, este arte se desenvuelve en un espacio verdadero, aquel en el que nuestro cuerpo actúa.”8 Esta, por lo tanto, considerando el espacio como la materia prima de la arquitectura, pero no lo identifica con la arquitectura como tal. Además, un ‘espacio real’ que recuerda el concepto de la física, frente a los ‘espacios ficticios’ del dibujo, la pintura o la fotografía. Y sigue: “Pero, quizás, es en la masa interna donde reside la originalidad profunda de la arquitectura como tal. Al dar una forma definida al espacio hueco, crea verdaderamente su universo propio.”9 Por lo tanto, masa interna y espacio hueco como los dos polos entre los que gira la arquitectura para este autor. Más adelante añade: “El privilegio único de la arquitectura sobre las demás artes (...) no es el de resguardar un vacío y rodearlo de garantías, sino el de construir un mundo interior donde el espacio y la luz se miden siguiendo las leyes de una geometría, una mecánica y una óptica que necesariamente están implicadas en el orden natural pero en las que la naturaleza no interviene.”10 O sea, la arquitectura construye un mundo interno con espacio y luz, los dos materiales que la arquitectura encuentra en la naturaleza, aplicando precisamente las mismas leyes naturales de la física. Aunque, tanto materiales como leyes se encuentran en la realidad, pertenecen al mundo natural y no son meras ficciones como ocurre en otras artes, es la manipulación que de ellos hace el arquitecto lo que los convierte en arte. Si bien todas estas ideas (geometría, mecánica, óptica, orden natural) ya existían en las teorías clásicas renacentistas, lo que este autor introduce es que esas ideas no se aplican a la masa y el volumen como establecían las teorías clásicas, sino al espacio hueco interno, a la masa interna, a la luz.

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FOCILLON, Henri, LA VIDA DE LAS FORMAS Y ELOGIO DE LA MANO, Xarait, Madrid, 1983, (1ª edición francesa 1943), pág. 25. 9 Ibídem, pág. 27. 10 Ibídem, pág. 27.

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Los ejemplos podrían multiplicarse. Pero lo que ahora quería señalar, para introducir este tema es: La definición de la arquitectura como el arte del espacio, o de crear espacios, ha tenido un peso relevante en nuestro actual concepto, aunque no todos los arquitectos lo han considerado así. El mismo concepto de espacio dista mucho de ser evidente e idéntico para todos los arquitectos y teóricos que se han ocupado de este tema. De hecho, los enfoques distintos que predominan en unos u otros, debido a la influencia recibida de la física, la geometría, la filosofía o la psicología, hace que surjan conceptos divergentes e incluso contradictorios del concepto de espacio arquitectónico. Por lo tanto, parece que deberemos ocuparnos, en primer lugar, en entender y acotar la idea de espacio en general, antes de centrarnos en la del espacio arquitectónico.

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2.- ¿QUÉ ES EL ESPACIO?

La primera dificultad con la que nos topamos es la evidencia que todo el mundo parece tener del espacio, como si fuera algo que no necesita mayor indagación o comprobación. Parece como si el espacio, al igual que el tiempo, son cosas dadas que no precisan definirse. Hay, por lo tanto, una concepción ingenua del espacio que es necesario aclarar. 2.1.- La concepción ingenua del espacio. Espontáneamente consideramos el espacio como algo previo a las cosas que se encuentran en él. A diferencia de las ideas o pensamientos, los objetos se ubican en el espacio como los libros en una estantería. Rudolf Arnheim escribe: “Espontáneamente (...) el espacio se experimenta como el don que precede a los objetos en él, como el medio en el que toda cosa asume su lugar.”11 Bajo esta postura, el espacio es como el vacío que hay entre las cosas, susceptible de extenderse uniformemente igual en todas las direcciones. Vivimos ocupando espacio, nos movemos en él y nos lo imaginamos como un contenedor neutro, siempre igual, uniforme. Como un receptáculo que está ahí esperando ser ocupado por algo. 2.2.- Los diferentes espacios. En esta concepción ingenua se entrelazan diferentes maneras de afrontar la idea del espacio. Por un lado, es el espacio pragmático, escenario de las acciones humanas, de nuestra actividad, que nos envuelve y donde nos movemos. Se despliega a nuestro entorno, y por lo tanto es egocéntrico. Cambia continuamente a medida que nosotros nos desplazamos. Ésta es la

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ARNHEIM, Rudolf, LA FORMA VISUAL DE LA ARQUITECTURA, Gustavo Gili, Barcelona, 1978 (1ª edición inglesa 1975), pág. 13.

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concepción más inmediata desarrollada por las culturas primitivas o por los niños en su proceso de aprendizaje. Junto a esta idea, está la del espacio de la percepción inmediata. Se despliega en un campo mayor que abarca nuestro campo de visión, y aunque es de características similares al anterior, no se limita al mundo de la acción sino que incluye también el campo abarcado por nuestra visión. Un ciego es capaz de captar el espacio pragmático pero no el perceptivo inmediato. Ambos espacios, el pragmático y el perceptivo, están incluidos en un espacio existencial. Es un espacio creado a partir de esquemas mentales que el hombre se forma dando origen a una imagen estable del ambiente que le rodea. Las acciones y el campo de visión cambia continuamente, pero somos capaces de encajarlos y situarlos en un esquema mental estable. El aprendizaje y formación de estos esquemas mentales estables es una de las principales tareas del proceso educativo infantil. Existe un nivel más genérico que corresponde a un espacio cognoscitivo del mundo físico. Es una idea de espacio universal, único, donde todos los seres físicos encuentran su lugar. Es un espacio físico general, donde estrellas, planetas, etc. sean o no visibles o experimentables directamente, tienen cabida. Por el contrario, los entes espirituales (Dios, las almas, los ángeles, los espíritus), no están en ese espacio. Uno de los problemas de todas las teologías es precisamente la constatación de que los seres no materiales no tienen cabida en este espacio. Están en otro lugar distinto a ese espacio físico. Aún podemos considerar un espacio meramente abstracto, matemático, de puras relaciones lógicas, capaz incluso de desarrollarse en múltiples dimensiones que no se pueden imaginar con los medios del espacio físico tridimensional. La geometría euclidiana se encontraría a caballo entre el espacio cognoscitivo físico y el espacio abstracto-matemático. En una esfera distinta, el hombre se apropia de su espacio inmediato, dando origen a un espacio existencial cargado para él de sentido y significado, reconocible, sobre el que se asienta y considera como propio. Ese espacio concreto que cada uno lo dota de un significado personal, es algo que podríamos llamar espacio estético en la medida que está grávido de nuestras experiencias personales y sobre el que volcamos nuestros sentimientos y sensibilidad.

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Este espacio expresivo o estético creado por el hombre para sí mismo, está en relación con todos los anteriores tipos de espacio que hemos mencionado. En resumen: partiendo de una concepción ingenua o inmediata del espacio, hemos podido diferenciar hasta seis categorías superpuestas y entrelazadas de la idea de espacio: pragmático, perceptivo, existencial, físico, matemático y expresivo. Sólo profundizando en todos estos diferentes modos de entender el espacio podremos profundizar y comprender qué queremos decir cuando hablamos de espacio arquitectónico y de la arquitectura como el arte del espacio.

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3.- EL CONCEPTO DE ESPACIO EN FILOSOFÍA

Una primera aproximación será a través del pensamiento filosófico que es el que ha reflexionado con mayor profundidad y constancia sobre el espacio, y que, en definitiva, es el que está marcando nuestra idea. Pero antes de entrar a analizar de un modo sucinto el pensamiento occidental que es nuestra referencia más inmediata, me parece pertinente hacer una aproximación a la filosofía oriental, clave, por ejemplo de la arquitectura japonesa tan de moda en la actualidad, y con frecuencia tan mal comprendida e interpretada, por aplicarle claves explicativas que no le corresponden. 3.1.- Lao Tse y el taoismo. El concepto de ma en la cultura japonesa. El filósofo chino Lao-Tsé escribió: “Reunimos treinta radios y lo llamamos rueda, Pero es en el espacio donde no hay nada de lo que depende la utilidad de la rueda. Giramos el barro para hacer un jarro, Pero es en el espacio donde no hay nada de lo que depende la utilidad del jarro. Abrimos puertas y ventanas para hacer una casa, y es en el espacio donde no hay nada de lo que depende la utilidad de la casa. Por lo tanto, tal como nos aprovechamos de lo que es, deberíamos reconocer la utilidad de lo que no es.”12 Lao-Tsé está hablando de lo que no es, del vacío y su necesidad para la utilidad de las cosas: el vacío del jarro, el vacío del muro en puertas y ventanas. No pretendo entrar a analizar el taoísmo, sino sólo recordar algunas ideas básicas para comprender su concepto de espacio. Este pensamiento se basa en la idea del cambio perpetuo. Nada permanece y todo es relativo. La realidad es efímera, cambiante, está siempre rehaciéndose, porque su esencia es precisamente estar inacabada siempre. El cambio se produce siempre entre dos polos que son opuestos pero, a la 12

Citado por ARNHEIM, R., op. cit., pág. 77.

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vez, cada uno de ellos contiene la semilla de su contrario, de aquí que siempre se esté oscilando de uno al otro. Realmente no se oponen sino que se complementan y cada uno de ellos necesita siempre a su contrario: el yin y el yang, el hombre y la mujer, el jarro y el vacío, el muro y el hueco. El espacio vacío, no es, como puede ser para nosotros, lo que hay entre las cosas, sino que es el complemento y lo opuesto a las cosas. Y es precisamente este espacio vacío, complemento y polo opuesto a las cosas, el que juega un papel clave para su utilidad. Si las cosas son el ser, lo que las hace útiles es, precisamente, el no-ser, el vacío, el espacio vacío. Cuando en el arte occidental el artista expresa el vacío, esta indicando la ausencia de algo. El vacío se entiende como carencia, como ausencia. Por el contrario, en el arte oriental el espacio vacío no es la ausencia sino la plenitud de algo, porque ese vacío es lo que contiene, da sentido y utilidad a las cosas: la rueda, el jarro, el muro. Esta idea de espacio vacío como principio activo entre las cosas, y no como carencia o ausencia, nos aproxima al concepto japonés de espacio como ‘ma’, algo así como un lugar subjetivo. Se cuenta que los arquitectos japoneses tradicionales cuando tenían que levantar un edificio, se iban al lugar elegido con su juego de té, y permanecían en él todo el día. Precisamente, intentaban captar ese vacío, esa ausencia de la casa, como el principio activo necesario para su creación. El no-ser del lugar, el espacio vacío, era el principio activo que inspiraba al arquitecto el ser-obra-edificio. Según Günter Nitschke: “El acentuado carácter temporal de la conciencia de lugar japonesa es probablemente la razón de su conciencia de un cambio constante o viceversa.”13 Es decir, el espacio carece de cualidad en sí mismo, sólo la adquiere en relación con lo que sucede, es decir, con el tiempo, con las cosas que ocurren en un momento determinado. Esta vinculación del espacio y el tiempo, de un lugar en un momento determinado, tal como el individuo lo capta, es lo que se denomina el “ma”. El ideograma para escribir en japonés esta palabra son dos puertas entreabiertas por donde se filtra un rayo de luna. Por lo tanto, 13

NITSCHKE, Günter, “MA. El sentido japonés de ‘lugar’ tal como se refleja en la confirmación espacial de la arquitectura y el diseño urbano tradicional y moderno” en AA. VV. JAPÓN. UNA NUEVA PERSPECTIVA, Cuadernos Summa-Nueva Visión, nº 26-27, junio, 1969, pág. 48-50.

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este ideograma recoge una experiencia subjetiva vinculada a un lugar y un momento concretos. Este signo adquirió una connotación espacial además de una connotación temporal, de acuerdo con la lógica oriental que señala que tiempo y espacio se confunden. A ambos, tiempo y espacio, no se les considera entidades exteriores fijas, sino interiores y subjetivas, y por lo tanto, flexibles y cambiantes. Ambos, tiempo y espacio, son considerados “ku”, es decir, vacíos, carentes de ser y naturaleza propia, sin existencia real. Desde este pensamiento, el espacio no se entiende jamás como un factor físico. “Ma” por lo tanto, es lugar en la medida que allí ocurren cosas en un momento determinado. Todas estas interrelaciones cruzadas entre espacio, lugar, tiempo, vacío, etc. que se maclan en la idea de “ma” se recogen en estas frases taoistas: “La forma (como objeto de tres dimensiones) no es diferente del lugar; el lugar no es diferente de la forma; la forma es este lugar y el lugar es esta forma. La no-forma (el espacio de tres dimensiones) no es diferente del lugar; el lugar no es diferente de la no-forma; la no-forma es este lugar y este lugar es esta no-forma. El lugar (“ma”) no es diferente del vacío; el vacío no es diferente del lugar; el lugar es este vacío y el vacío es este lugar.”14 “Ma” por lo tanto, no es algo creado mediante la composición de elementos u objetos, tal como podamos pensar en occidente del espacio arquitectónico, por ejemplo. Es lo que sucede en la conciencia de un ser humano que experimenta esos elementos u objetos. Es algo similar a lo que nosotros llamaríamos el espacio de la experiencia. O mejor aún, la experiencia espacial. Una experiencia que sólo existe en la medida que se da en un momento. Una experiencia espacial y temporal a la vez. Tras la filosofía existencialista, e influida por ella, la teoría arquitectónica occidental ha elaborado una idea de espacio próxima a este concepto de “ma”. Es lo que llamamos entorno en el sentido de algo concreto en un momento dado, que se puede destruir o desaparecer. Hans Robert Jauss relaciona toda una serie de ideas en torno a estos conceptos. Escribe: “La palabra griega pereichon significa ‘lo que rodea’. Es la imagen de que el cosmos está rodeado de un pneuma que es un espacio bien temperado en el que se mueven los átomos o que –como en la física Aristotélica- el espacio del mundo ha de ser pensado como un 14

Ibídem, pág. 45.

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contenedor en el que cualquier objeto tiene su topos, su lugar natural. La antigua significación básica de ‘lo que rodea’ vuelve a la física moderna de un medio ambiente que enmarca todo ser en su medio físico de un modo protector”15 Por lo tanto, el concepto oriental de “ma” se aproxima a esta idea nuestra de espacio experimentado como entorno donde cada cosa ocupa su sitio. Como medio ambiente de la propia experiencia. En la arquitectura oriental, el gusto por la asimetría (que transmite la idea de algo inestable, en proceso de cambio, que no ha alcanzado aun su total equilibrio) es un claro símbolo de lo eternamente cambiante que se refleja en la relación entre el hombre y su mundo. La superficie de la casa de té (cuatro tatamis y medio) simboliza lo incompleto, lo asimétrico, lo que cambia y se transforma, el yin-yang, el movimiento incesante. El vacío, los espacios ambiguos (ni dentro ni fuera: el engawa o espacios grises), aluden a esa capacidad activa de las no-cosas. En resumen: en el pensamiento de Lao-Tsé el vacío es un principio activo entre las cosas, un principio que, precisamente, es lo que las hace útiles. Ese vacío activo es la clave del concepto de “ma” que se interpreta como el vacío experimentado en un sitio y un momento precisos. Por lo tanto, no es un vacío como un espacio sin cosas en el que la ausencia se concibe como una carencia de algo, sino, por el contrario, es el vacío como fase cambiante donde no-ser y ser (cosas) son aspectos complementarios. “Ma” como espacio-vacío concreto y experimentado, donde tiempo y lugar (como noser) se concretan en una situación específica (como ser). Algo que, en cierta medida, está próximo a nuestra idea de entorno como medio ambiente. El medio ambiente no es un espacio abstracto, sino que se da en un lugar y un momento concretos, aunque puede desaparecer y ser destruido en el momento siguiente. 3.2.- La idea de espacio en la cultura occidental. Hecha esta aproximación a la idea oriental de espacio, vamos ahora a centrarnos en como se ha ido perfilando este concepto en nuestra tradición cultural.

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JAUSS, Hans Robert, LAS TRANSFORMACIONES DE LO MODERNO. ESTUDIOS SOBRE LAS ETAPAS DE LA MODERNIDAD ESTÉTICA, Visor, Madrid, 1995 (1ª edición alemana 1989), pág. 128.

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3.2.1.- Platón y el tercer modo de existencia. En su diálogo Timeo o de la naturaleza, Platón enuncia su concepto de espacio, o mejor, tal como él lo llama, de lugar. En la primera parte de este escrito habla del mundo de las ideas para centrarse después en el mundo de los objetos visibles que él lo denomina “todo lo que nace”. Junto a estas dos especies de seres existentes (las ideas y todo lo que nace) añade que hay: “Una tercera clase (... de ser o existir...) que resulta oscura y difícil. ¿Qué propiedades hay que suponer que posee ella naturalmente? Ante todo hay que asignarle una propiedad de este tipo: ella es el soporte y como la nodriza de todo nacimiento o generación” Y más adelante aclara: “finalmente, existe siempre un tercer género, el del lugar: no puede morir y brinda un sitio a todos los objetos que nacen. Él mismo no es perceptible mas que gracias a una especie de razonamiento híbrido que no va de ninguna manera acompañado de la sensación: apenas si se puede creer en ello.”16 En resumen, para Platón existen tres clases de seres: “...lo que nace o es engendrado (..las cosas...) aquello en que esto es engendrado (...el espacio...) y aquello a cuya semejanza se desarrolla lo engendrado (... la ideas, lo absoluto...).”17 La nodriza como lo llama Platón, el lugar que recibe y acoge todo lo que nace, no puede tener la misma naturaleza que aquello que recibe o acoge. Es algo que no puede ser percibido por los sentidos tal como podemos percibir las cosas. Sólo podemos percibirlo gracias a la razón. Es además algo que no muere ni cambia, como le ocurre a todo lo que nace. En consecuencia, esa nodriza, ese lugar sería algo así como un ser que existe de manera inmutable, conocido sólo por la mente o la razón, que sirve de soporte a todas las cosas (al mundo físico), pero no al mundo de las ideas. A continuación Platón establece que todo lo que nace (todas las cosas físicas) formado por los cuatro elementos, es de naturaleza geométrica, o sea, tiene extensión mensurable, siguiendo en este aspecto las doctrinas 16

PLATÓN, OBRAS COMPLETAS, “Timeo o de la naturaleza”, Aguilar, Madrid, 1969 (2ª edición), pág. 1146, 1147. 17 Ibídem, pág. 1148.

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pitagóricas. Pero de esta aseveración Platón no concluye que la nodriza, el lugar que acoge a las cosas físicas, sea también de naturaleza geométrica. En ausencia de los objetos (lo que nace) se puede deducir que el lugar, el espacio, la nodriza, seguiría existiendo como un recipiente vacío e ilimitado, puesto que tiene una existencia que es diferente a la de las cosas y a la de las ideas (a lo que nace y a lo absoluto). En definitiva, según Platón el espacio, el lugar, es algo que existe independientemente de las cosas a las que sirve de receptáculo, y al margen de las ideas (los seres absolutos), que además no cambia, ni muere, ni se degrada, ni se corrompe, y que sólo podemos percibirlo o conocerlo por medio de la razón y no por los sentidos. 3.2.2.- Aristóteles y la idea de lugar. La idea de espacio, o mejor de lugar (topos) en Aristóteles forma parte de su concepción realista del mundo, donde lo que le interesa es el conocimiento de la realidad. En consecuencia, intentará, por una parte, refutar la teoría de las tres clases de existencia de Platón (las ideas o lo absoluto, las cosas o lo que nace y el espacio o lugar donde las cosas encuentran su sitio). Por otra, su concepto se engarza con su concepción cosmológica y física del mundo. Refutando a Platón, Aristóteles escribe: “... los seres que existen como tales están en alguna parte, pues el no-ser no está en ninguna parte.”18 Si para Platón el lugar existe pero como algo distinto a todos los seres, y por lo tanto, como algo vacío donde las cosas encuentran su acomodo, para Aristóteles los que admiten la existencia del vacío, que él rechaza porque de lo contrario sería necesario admitir la existencia del infinito cosa que para Aristóteles va en contra de la razón, deberían admitir que: “el vacío no es más que una extensión en la que no se encuentra ningún cuerpo sensible.”19 Pero esto, lo que lógicamente significa, es que el lugar o espacio tendría prioridad sobre todo lo existente puesto que es 18 19

ARISTÓTELES, FÍSICA (LIBRO IV), (208 a, 27-31). Ibídem, (213 a, 19)

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condición necesaria a la existencia de los otros seres. “El poder del lugar es prodigioso y anterior a todo, pues aquello sin lo cual ninguna otra cosa existe y que existe sin las otras cosas es prioritario necesariamente; en efecto, el lugar no es suprimido cuando lo que está en él es destruido” según las ideas de Platón. 20 Enunciada así la postura de Platón, la refutación de Aristóteles es: • • • •

Si los seres tienen naturaleza geométrica (tres dimensiones), entonces el lugar también deberá tener naturaleza geométrica (tres dimensiones). Un cuerpo, un volumen ocupará un lugar de tres dimensiones. Y una superficie ocupará un lugar superficial de dos dimensiones. Y por la misma razón, un punto ocupará un lugar puntual. De aquí, para Aristóteles se deduce que:

“no podemos establecer ninguna diferencia entre el punto y el lugar del punto; por lo tanto, si para el punto el lugar no es diferente a la cosa, tampoco lo será en las otras cosas y el lugar no es nada independientemente de cada una de ellas.”21 O sea, niega la existencia de la tercera categoría, como defendía Platón. Añade además la crítica de esa postura que ya había planteado Zenon: “Si todo ser está en un lugar, está claro que habrá igualmente un lugar del lugar y esto lleva al infinito.” La conclusión para Aristóteles es: “se ve pues que no sólo sobre la esencia, sino también sobre la existencia del lugar es necesario plantearse una discusión crítica.”22 De este modo Aristóteles rechaza la existencia del espacio por encima o al margen de las cosas, tal como la entendía Platón, y como frecuentemente se interpreta desde una postura ingenua. Refuta igualmente la posibilidad de un vacío que puede existir al margen de las cosas, puesto que el lugar se vincula a las cosas que existen, y por lo tanto un lugar sin cosas no tiene sentido. Cuando una cosa deja un lugar, otra viene a ocuparlo. Y el filósofo pone el ejemplo del aire que viene a ocupar el vacío que deja el vino cuando se vierte de la jarra. No hay un vacío entre el vino que abandona la jarra y el 20

Ibídem, (208 b, 209 a, 1). Ibídem, (209, a, 7-12). 22 Ibídem, (209 a, 24) y (209 a, 30). 21

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