O idos en el rincรณn M. B. Brozon Ilustraciones de Valeria
Gallo
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INSTITUTO TEPEYAC CAMPUS COACALCO 2018-2019 PRIMARIA2 NOMBRE: MATERIA:
MAURO URBAN SOLANQ
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OÍDOS EN EL RINCÓN
O idos en el rincón
D. R. ©del texto: Mónica B. Brozon, 2016
M. B. Brozan
D. R. ©de las ilustraciones: Valeria Gallo, 2018
Ilustraciones de
Valeria Gallo
D. R. © Editorial Santillana, S. A. de C. V., 2018 Av. Río Mixcoac 274, piso 4, Col. Acacias
03240, México, Ciudad de México Primera edición: abril de 2018 ISBN: 978-607-01-3762-4
Impreso en México Esta obra se término de imprimir en abril del 2018 en Tecnología en Impresión Profesional S.A. de C.V. Av. Presidente Plutarco Elias Calles Col. Barrio los Reyes Del. Iztacalco C.P. 08620 CDMX Reservados todos los derechos conforme a la ley. El contenido y los diseños íntegros de este libro se encuentran protegidos por las Leyes de Propiedad Intelectual. La adquisición de esta obra autoriza únicamente su uso de forma particular y con carácter doméstico. Queda prohibida su reproducción, transformación, distribución y/o transmisión, ya sea de forma total o parcial, a través de cualquier forma y/o cualquier medio conocido o por conocer, con fines distintos al autorizado.
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mi ma�t:®hl:. S<fl ]��m;� S@lliedlla?I, • . cortt e mi ·ua ----,d!ijo Vale y rse. :ttio g;u�dito. : Su mam� ex¡piresó un 'Jlaah" acompañad!c:t . de Jn€cli© sus:¡piErn y salió d�l ruartto. Ella • peiDsa;ba q_u€ bs niñ�s de �a edéld de Valeda : (y t�s die cuaiquie!IS edad, par� ser francos) : • de� ian hacelf ami :t:ad con otras niñas, • no-con araña.s solitarias (\Ue viv:cen en �as esQ:ui!imas de l()s cuartos. 8:=)}E$
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de Valeri,._ sabia Qlil� Soledad no las miga'fS d� Pilllfll GJ;Ue Valeria. a la\r«n;;a die. ID� comida �
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de la recámafa llen·a de telarañas: Pero sospechaba q.ltili� pcn;a Valeria �ería una . gran tragedii qj]ll\i>e t:®mara la escoba y se deshiciera cl.@lfjo[@dad para que ese • pedazo de te�bQ qued ra limpio. De niod� que decidió a,€jar a la araña en paz. •
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Pero también había cosas que la mamá de Valeria no sabía. Por ejemplo, no se enteró de qué sucedió la noche cuando empezó esa amistad. Valeria no podía dormir por culpa de un mosco que zumbaba tan fuerte que parecía como si quisiera·metérsele en las orejas. Intentó taparse con la almohada, pero siguió escuchándolo, y cuando dejaba de hacerlo, sentía sus patitas en los brazos y tenía que sacudirlos para evitar que la .PICara. ,-, 1 r 1 . t '1 ' .. ... "' ...
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Encendió la luz y lo buscó con los ojos encogidos hasta que lo encontró parado en la pared; pero estaba muy arriba, en un lugar fuera de su alcance. Entonces fue a despertar a Pablo, su hermano mayor, cuya función, en teoría, debía ser ayudar a su hermana a deshacerse del mosco. Pero en lugar de eso, él sólo le gruñó un "No me molestes" todo adormilado, la corrió de su cuarto y volvió a taparse la cara con la almohada.
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No esperaba, claro está, que sus palabras
alcanzaran los oíd�s de la araña, en caso de que lo� tuviera. Pero aun así, como estaba tan desesperada, a manera de súplica le dijo: -Araña: por favor cómete a e-se mosco. Ándale, ándale. ¡ Ap�gó la luz y se cubrió de riuevo la cara con la.almoliada. Tal vez el mosco se salió por la ventana. O a lo-mejor se fue.a molestar a l'ablo. Quizá, simplemente, se durmió. Lo cierto es que Valeria ya no escuc11ó el zumbido,
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y esa llOChe de sue¡i.o que tanto necesitaba \
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sólo P.Udo agradecérsela a la araqa, que a • •
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partir de ese momento se Uamaría SoleS:ad. •
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Al día siguiente en la escuela, ni Marijó, ni Roberto, ni la maestra, ni siquiera el señor Chucho (que arreglaba1os desperfectos de la escuela y que debía de estar bien familiarizado con historias de arañas), pudieron responder a la pregunta de si las arañas tienen oídos o no. Los que parecían no tenerlos, claro, eran los interrogados, quienes, uno a uno, miraron a Valeria como si estuviera loca. ·
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mam e Vale ia tampoco era muy buena ni para el asu to de la.. � ll-raña�ü � . ? .J tr> No pareoo & ara� spon;q a 1as ) y..,.eguntas. 9. scuc'har la de Valeria. Bueno, tal vez �ra ella no era ta 1mpor; te sa�� si la;"'J€' D , ""'añ�f:ienen ídos o no, y en ese momento estaba muy concentrada batiend� lara e o-� h1l.vo P,Y-a ca� cala�as. ? '
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durmió con una sonrisa tranquila \ y sin zumbido de mosco. Y se
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Al día siguiente se alegró un poco más cuando la encontró en su telaraña, porque tenía algo que contarle.' Algo más importante que lo del estuche. -¿Qué crees? -comenzó,
� le pareció
notar que la telaraña se movía un poco, como si Soledad se preparara para poner atención-. Nicolás, el niño nuevo que llegó apenas hace como dos semanas y se t
sienta en la banca de al lado, me dijo que él sabía que yo Ji(o había agarrado el estuche. No me dijo por qué y, como a mí me dio un chorro de pena, sólo le dije "Ah, bueno" y me salí del salón. Valeria calló un momento y se quedó muy pensativa. -Sí, ya sé por qué me dio pena, porque desde que llegó me gustaron sus ojos que son un poco verdes y cuando se ríe se le hacen unos hoyitos bien chistosos en los cachetes Valeria calló de nuevo y sonrió un poco. 24
silencio, concluyó-. Sí, es cierto, igual es
arriba cada vez que le haces una pregunta",
una colección muy boba. Mejor voy a tirar
pensó, pues la pregunta de las palomitas
los que tengo guardados.
se la había hecho esa mañana a su amiga
De nuevo, al terminar su conversación, Valeria sintió como si hubiera puesto su
hizo los ojos para arriba y dijo ''Ash", como
alma a dieta, como si las cosas que tenía
si pensara que esa pregunta era muy tonta.
que decir y que nadie había estado dispuesto
Como si no supiera que las niñas de seis
a escuchar, fueran kilos que habían dejado
años, al igual que todas las personas,
de pesarle.
tienen derecho a hacer preguntas tontas
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Marijó, y ella, en vez de contestarle algo,
"Mejor tener de amiga una araña que te escuche y no una niña que hace los ojos para
de vez en cuando. Al día siguiente, fue.Va1eria quien se ,
acercó a Nicolás.
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Valeria sonrió y S@ quedaron en silencio un momento. ..:.:.:_oye.. .
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Valeda pensó umJ ¡poco ant@s
de ha� rle una pregunta que 1€ había. ¡,.
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rondado por la cabeza desde hacía días y que no le había hecho la noche anterior a Soledad porque pensó que ella no iba a poder contestarle-. ¿Verdad que un fantasma no puede agarrarte? se llevó la mano a la barbilla. Claramente había tomado en serio su pregunta. Valeria explicó un poco más: -Ellos atraviesan las paredes y las
nada.
Aunque quisieran, no podrían agarrarte. Nicolás asintió y afirmó convencido: -Pero tú tampoco a ellos. -No, pues no. Y así siguieron platicando de fantasmas,
comidas favoritas y mascotas originale�. V?leria le prometió a Nicolás que un día lo invitaría a comer a su casa y le presentaría a su araña. Esa misma tarde, al entrar a su ..cuarto después de comer, 1piró hacia el techo y dijo: 30
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Nicolás la miró con los ojos �ncogidos y
cosas, o sea que están hechos de
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-Te traje unas miguitas aunque ya sé que no te las comes. Miró con un poco más de atención y notó que, en efecto, ahí estaba Soledad, pero se veía distinta. Tenía las patas encogidas, encogidas. Valeria suspiró. Creía saber de lo que se trataba. Fue por una escoba y, subida en el librero, desprendió con cuidado la telaraña del techo y la puso bajol�'luz de la lámpara de su buró. Soledad no se movía. Regresó a dejar la escoba y buscó la caja de cerillos que siempre estaba junto a la estufa. Vació los pocos que le quedaban y puso ahí a Soledad. Suspiró de nuevo y, sin querer, dejó salir un par de lagrimitas. Al día siguiente, lo primero que hizo al llegar a la escuela fue buscar a Nicolás y enseñarle la caja de cerillos. 33
'-Te dije qu,e te iba a presentar a Soledad, y aquí está..., sólo que ya se murió. -Uy
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respondió él-al tomar la caja y
mirar a la araña ahí dentro hecha bolita. -¿Ahora con quién voy a platicar en las tardes? -refunfuñó Valeria. En ese momento entró la maestra y los chicos se sentaron en sus lugares. Un rato después, Nicolás puso la caja de cerillos en la banca de Valeria. Ella la abrió de nuevo y vio un papelito junto a la araña. En él estaba escrito el teléfono de Nicolás y abajo sólo dos palabras: "Pues conmigo". Lo miró. Nicolás s.onreía, y cuando movió las cejas de arriba abajo, le contagió una sonrisa que casi se le convierte en carcajada.
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Aquí acaba este libro escrito, ilustrado, diseñado, e1�ta:do, impreso por personas que aman los libros. Aquí acaba este libro que tú has leído,
el libro que ya eres ..
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Oídos en el rincón M. B. J3rozon Ilustraciones de Valeria Gallo
Ésta es la historia de una amistad peculiar, urta que surgió una noche de insomnio provocado por el zumbido insistente de un mosquito: la amistad entre Valeria, una niña de seis años, y Soledad, una pequeña araña que vive en uno de los rincones de su recámara.
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