MANUAL TEORICO PRACTICO DE PODAS EN ARBOLES URBANOS
REALIZADO POR_ARQ. NORBERTO IRIBARREN + ARQ. ALICIA SOCORRO. AGOSTO 2015 Se permite la libre distribuci贸n de copias de este manual.
PODA Se debe podar únicamente por motivos graves. La poda daña y debilita al árbol. Un árbol podado vive menos que uno sin podar. Por los cortes entran enfermedades y parásitos. Al podarlo, el árbol pierde parte de sus tejidos, pierde fuerza. Después brota fuerte para reconstruir lo antes posible lo perdido, pero está muy débil. Ningún árbol necesita poda, somos las personas quienes podemos tener motivos para podar.
MOTIVOS PARA PODAR - Las hojas tapan desagües y causan inundaciones (Plátano). En este caso, antes que caigan las hojas se cortan las “cañas” o estacas: ramas finas, casi siempre rectas, que llevan las hojas (las ramas más antiguas y gruesas no llevan hojas). Ver como podar. Pero es mejor plantar otras especies, o barrer la vereda o poner rejas especiales en los desagües. - Las ramas rozan cables / tapan lámparas Mejor que podar es plantar árboles que crecen poco - Las ramas obstaculizan la vereda o la calle. - Para que el árbol de más sombra y forme la copa más abajo (único caso en que se cortan las puntas de todas las ramas)
- Ramas muertas que pueden caerse y dañar algo o alguien. - Arboles torcidos, rotos y debilitados o desequilibrados que pueden caerse y dañar algo o alguien. - Para dar luz a otras plantas. - Las raíces levantan la vereda. En éste caso podar las raíces de más arriba (ver figura 11)
NO SON MOTIVO PARA PODAR -
Para no barrer la vereda. Para darle “más fuerza” al árbol (la poda quita fuerza) Porque sí, porque ¿Cómo no se va a podar?” Para que se vea la pared. NO SE DEBE PINTAR LAS CORTEZAS CON CAL: NO SIRVE PARA NADA Y AFEA AL ÁRBOL, ES UNA PÉRDIDA DE TIEMPO, DE CAL Y DE BELLEZA.
(1)
COMO PODAR Se debe podar lo menos posible, y tratando de que el corte sea lo mรกs vertical posible, para que la lluvia resbale y no se pudra.
MAL: HORIZONTAL
BIEN: VERTICAL
(2)
Siempre se debe tratar de sacar ramas enteras, al ras, sin dejar muñones o “percheros” porque éste seguramente permanecería muerto por mucho tiempo pudiendo servir para el ingreso de descomponedores de la madera.
(3)
Antes de cortar la rama, cortar la corteza del lado de abajo, para que la rama cortada, cuando cae, no arranque tiras de corteza del tronco.
(4)
Si no se puede cortar toda la rama, porque sería demasiado daño para el árbol, se debe cortar hasta menos de 5 cm. De distancia de la próxima ramificación.
(5)
Si las ramas a sacar son muy gruesas y pesadas, cortarlas a pedazos empezando por la punta, para que no hagan da単o cuando caen.
Las ramas muy gruesas y pesadas s贸lo deben cortarse si al 谩rbol le quedan varias otras RAMAS GRUESAS Y PESADAS:
Se puede porque quedan ramas importantes
No se puede porque las otras ramas son muy finas
(6)
Mantener el equilibrio del รกrbol: Igual o casi igual peso de todos lados, en lo posible.
BIEN
MAL: desequilibrado
DESDE ARRIBA
BIEN
MAL
(7)
No se trata de cortar todas las ramas finas, todas las puntas, sino de eliminar las ramas que molestan, desde su base. Se deben dejar las otras sin cortar; a menos que sea necesario para equilibrar el ĂĄrbol o para que dĂŠ mĂĄs sombra.
BIEN
(8)
Recordar que los รกrboles deben dar sombra a la vereda, andenes, etc.,
Si las ramas no molestan, se pueden dejar las que forman un techo.
NO cortar las ramas que forman techo. SI cortar las que molestan por ser muy bajas.
(9)
Si las raíces levantan la vereda, no es necesario sacar el árbol, es suficiente con podar las raíces de arriba, esto es más simple, cuesta menos y no destruye un árbol.
(10) No se deben podar los árboles de parques y plazas (salvo que tapen luces) porque su crecimiento no molesta: Sobra espacio para el crecimiento del árbol.
Introducción La poda de los árboles de las veredas es un tema que genera opiniones controvertidas. Consiste en la supresión total o parcial de partes de un árbol. Esta práctica, salvo cuando afecta ramas muertas, resulta un disturbio o agresión a la planta y como tal afecta su fisiología y al desarrollo en relación directa a la intensidad de la poda. Los árboles, naturalmente, no requieren ser podados. Dado que en las veredas de ciudades se requiere que los árboles guarden ciertas características (tronco libre de ramas, mínimos riesgos, etc.) es aceptado que en determinadas situaciones la poda es una necesidad. La poda es de indudable importancia cuando los árboles van a ser plantados en las áreas urbanas para seleccionar una rama líder y lograr una estructura resistente. Existe criterio formado de que, las heridas pequeñas causan menos daño al árbol que las grandes. Por este motivo, es importante realizar las eliminaciones de las ramas que deban ser extraídas tan anticipadamente como sea posible. La supresión de ramas y follaje debería limitarse al mínimo imprescindible. Cuando la rama cortada tiene un diámetro importante el árbol demorará mucho tiempo en cubrir la herida con el consiguiente riesgo de infecciones. Además, aunque no sea visible quedaran, en este sitio, incluidas anomalías que afectaran la resistencia del leño y aumentaran el riesgo futuro, de quebraduras.
Por ello, antes de adoptar la decisión se debería tomar en consideración la función, la especie y el estado del árbol, establecer cuál es el objetivo buscado previamente a la decisión conjuntamente con la consideración a las opciones y evaluar las posibles alternativas para escoger la mejor. La determinación debería responder a justificaciones racionales. Es necesario considerar, que los árboles son seres vivos y que en consecuencia están regidos por principios biológicos. Las podas reducen reservas del árbol (fotosintatos (1), almidones y azúcares solubles esencialmente). Para reestablecer su equilibrio el árbol requiere reservas. Los árboles empobrecidos en reservas son extremadamente débiles, más vulnerables que los demás a nuevas agresiones (contaminaciones, frío, sequía, salinidad, podas) y menos resistentes a los patógenos. Durante la primavera las plantas emplean reservas para el desarrollo de yemas, hojas, etc. por lo que éstas estarán bajas. En las especies bien compartimentadas (Arces, Robles, Hayas, Tilos, Plátanos) pueden ser suprimidas las ramas de un diámetro que llega hasta 10 cm, generalmente, sin problemas. Para las especies con escasa compartimentación (Castaño, Sauce, Abedules, Álamos Fresnos) lo ideal es no intervenir sobre las ramas de diámetro superior a 5 cm.
Las podas según su finalidad. Desde el punto de vista funcional las podas pueden ser clasificadas como: a. de formación Si bien por regla general las plantas se obtienen de viveros donde se las ha cuidado y “formado” es conveniente considerar la necesidad de ejercer alguna “corrección” aceptándose que inmediatamente de concluida la plantación y durante los primeros años siguientes se practique la llamada “poda de formación”. El primer año la poda de formación debería limitarse a mínimas intervenciones. El 2° y 3° año se procederá a la estructuración de la copa. Esto es: 1. Eliminación progresiva de las ramas inferiores hasta una altura mínima conocida como “refalado”. Con el fin de que las ramas no molesten, al tránsito peatonal ni vehicular, es conveniente que la copa se desarrolle a partir de 2,50 m, a contar desde el nivel de la vereda, y por regla general las plantas que se comercializan en el mercado presentan ramas a menor altura. Refaldados en años sucesivos permitirán gradualmente lograr una copa desarrollada a una altura adecuada. 2. Eliminación de eventuales doble tallos desarrollados en ángulo muy abierto o con corteza inclusa seleccionando el mejor posicionado y eliminando el restante. También se suprimirán aquellas ramas que se entrecrucen con otras, brotes indeseables, etc. La finalidad será lograr una
estructura de ramas sólida, convenientemente distribuidas y equilibradas. Obviamente, se deberá procurar resguardar la forma de crecimiento natural de la especie en cuestión (monopodial o simpodial) sobre la base de las ramas que constituirán la estructura permanente del árbol. 3. Entresacado de ramas. Se realiza en situaciones en las que se desarrollan ramas con una distribución inconveniente ya sea por inserción o dirección que permite prever que, con su desarrollo, surgirán dificultades (como por ejemplo, que desarrollen muchas ramas en un sector o del mismo lado y pocas del otro) o mala distribución vertical. Se dejarán las ramas que formarán la estructura permanente del árbol procurando lograr la distribución y desarrollo equilibrado horizontal y vertical de las ramas a lo largo del tallo. b. De mantenimiento Resultan prácticas permanentes que tienen por cometido mantener el normal desarrollo del árbol (eliminación de ramas muertas, enfermas o heridas) nuevos brotes, ramas chuponas, control de densidad y distribución de ramas). c. Excepcionales Se trata de intervenciones de emergencia requeridas por enfermedades, accidentes o riesgo de accidente, por el desarrollo, incompatibilidad con obras realizadas, falta de estabilidad, etc. Son consideradas prácticas extremas que consisten en la supresión total o parcial de ramas. Cuando se suprime una parte importante del follaje, el árbol se debilita. Si se trata de un ejemplar viejo rebrotará débilmente o morirá.
“Podar un árbol senescente esperando rejuvenecerlo es ilusorio, los brotes producidos serán de entrada viejos, poco numerosos, florecerán rápidamente, tendrán un pequeño desarrollo y serán incapaces de sustituir las partes podadas” Drénou 1998/00) Si se trata de un árbol joven reaccionará activamente empleando sus reservas, debilitándose. Además, como es una reacción al desorden fisiológico causado, emite generalmente brotes, de la misma forma, obligando a nuevas intervenciones. Por ello, generalmente, se recomienda que, si fuese necesario extraer una parte significativa del follaje, no hacerlo en una vez sino parcialmente en varios años. Si el árbol ha sufrido mutilaciones cuantiosas y puede reaccionar, en general, lo hace del siguiente modo: “Una primera fase de reacción se caracteriza por un crecimiento atípico, sin dominancia apical (3). En esta fase el árbol restaura sus funciones vitales y sus capacidades de crecimiento disminuidas por la amputación. La segunda etapa, la fase de sustitución, comienza cuando el árbol llega a regular su funcionamiento según las leyes del crecimiento habitual de la especie. Esta restauración del crecimiento y de la dominancia apical se hace progresiva y escalonadamente en primer lugar a nivel de cada brote, y después entre las diferentes partes del árbol. A partir de ese momento, se establece una fuerte jerarquía entre los brotes”. Anteriormente indicamos que la conveniencia de realizar las podas oportunamente. Se desprende de ello que, si
se ha actuado debidamente, a tiempo, la necesidad de podar ramas gruesas será totalmente excepcional.
(1) Fotosintatos: Productos químicos resultantes de la fotosíntesis. (2) Corteza Inclusa: Es la presencia de láminas o masas de corteza total o parcialmente, comprendidas en el tejido leñoso. (3) Árbol senescente: Árbol que empieza a envejecer (4) La dominancia apical en el reino vegetal se refiere a una marcada tendencia a mostrar un mayor crecimiento en la punta (ápice) de cada rama principal o bien en la punta del tallo principal, mientras que las ramas secundarias muestran nulo o muy escaso crecimiento, entendiéndose así que hay un dominio en la capacidad para crecer por sobre las ramas laterales. El ápice es el extremo superior o punta de la hoja o fruto.
Bibliografía: - Barbetti, R. (1993). “Poda, Propagación por semillas, y las hojas que caen de los árboles”. Museo Argentino de Ciencias Naturales,
Sección protección ambiental y educación conservacionista. - Lell, J. (2006). Arbolado urbano: implantación y cuidados de árboles para veredas. Buenos Aires: Orientación Grafica Editora. - Leonardis, J. (1977). Libro del Árbol. Buenos Aires: Celulosa Argentina S.A.