En busca del turismo sostenible en áreas protegidas
El turismo, a diferencia de otras industrias extractivas, requiere hermosas áreas naturales, vida silvestre y naturaleza saludables y culturas auténticas. Por lo tanto, la capacidad del turismo para generar ingresos nacionales y empleos puede funcionar como importante incentivo para conservar y gestionar áreas naturales intactas más que modificarlas o destruirlas para producir otro tipo de productos.
Las Directrices que presentamos aquí tienen el propósito de ayudar a los planificadores y tomadores de decisiones, así como a los gestores de áreas protegidas y otros profesionales de la conservación, a que garanticen que el turismo en áreas protegidas sea apropiado, bien gestionado y respalde los objetivos de conservación.
Lo que queremos promover en áreas protegidas no es cualquier tipo de turismo, sino turismo sostenible que se define como «el turismo que tiene plenamente en cuenta los impactos económicos, sociales y ambientales, actuales y futuros, abordando las necesidades de los visitantes, el medio ambiente y las comunidades anfitrionas» (UNWTO & UNEP, 2005: 11–12).
Esta amplia visión de futuro de los posibles beneficios e impactos negativos del turismo tiene que estar fundamentada en un principio básico: para que el turismo en áreas protegidas sea sostenible debe, primero y sobre todo, contribuir a la conservación de la naturaleza a largo plazo, no por un rato o esporádicamente, y garantizar que la conservación no se vea comprometida por un uso de visitantes pobremente gestionado. Esto se sigue directamente de la definición básica de área protegida de la UICN:
Un espacio geográfico claramente definido, reconocido, dedicado y gestionado por medios legales y otros medios eficaces para lograr la conservación a largo plazo de la naturaleza y de los valores culturales y los servicios de los ecosistemas asociados (Dudley, 2008: 7; ver Recuadro
1.1 para definiciones adicionales de términos claves).
Teniendo en mente este principio fundamental, podemos especificar que el turismo sostenible en áreas protegidas, en todas sus fases, desde la definición de políticas hasta la planificación y la gestión, debe:
- Salvaguardar las características ambientales y/o culturales que atraen a los turistas manteniendo los procesos ecológicos esenciales y las propiedades estéticas y espirituales, ayudando a conservar el patrimonio natural y la diversidad
biológica;
- respetar los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales y su autenticidad sociocultural, conservar el patrimonio cultural vivo y construido y los valores tradicionales, y contribuir a la comprensión y tolerancia intercultural;
- garantizar operaciones económicas viables y de largo plazo, con distribución justa de los beneficios socioeconómicos para todos los titulares de los derechos y otros actores interesados afectados por el turismo. Esto debe incluir empleo estable y oportunidades de ingresos, así como servicios sociales para las comunidades anfitrionas, contribuyendo así al alivio de la pobreza;
- brindar oportunidades de experiencias significativas y de alta calidad para los visitantes que ayuden a construir un mayor sentido de cuidado por la naturaleza y las áreas protegidas.
1.2 El potencial del turismo sostenible en áreas protegidas
Estas experiencias pueden ser transformadoras para el crecimiento personal y el bienestar, al tiempo que incrementan la conciencia ambiental y la apropiación en el nivel local (Walker & Chapman, 2003). El turismo demanda contribuciones de muchos sectores económicos para funcionar eficazmente, y puede generar ingresos que apoyen las economías locales y nacionales. De esta forma, el turismo puede influir en las políticas públicas que inciden sobre el futuro de las áreas protegidas. En resumen, el turismo en áreas protegidas supone tanto oportunidades como desafíos.
1.3 Turismo en áreas protegidas en contextos internacionales
Para lograr un turismo exitoso, los gestores deben entender el contexto internacional más amplio. Una tendencia global dominante es la cooperación y coordinación internacional en la conservación de áreas protegidas. Esa tendencia está directamente expresada a través de una variedad de designaciones e iniciativas internacionales que han surgido desde la década de 1970. Estas iniciativas incluyen tratados vinculantes, como las convenciones de Patrimonio Mundial y Ramsar y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), así como esfuerzos voluntarios, como el Programa del Hombre y la Biosfera de la UNESCO y su red internacional de Reservas de Biosfera y la recientemente conformada Alianza de Áreas Clave para la Biodiversidad (IUCN, 2017c). Todas estas iniciativas establecen estándares para la conservación, junto con requisitos para monitorear y remediar donde sea necesario. Para lograr estas designaciones internacionales, las áreas protegidas candidatas deben cumplir esos estándares y también respetar las leyes correspondientes en todos los niveles. Todas estas iniciativas tienen que ver con el turismo.
Sitios de Patrimonio Mundial
El Convenio sobre Patrimonio Mundial es el mecanismo por excelencia en el ámbito mundial para el reconocimiento y la protección de los sitios de patrimonio naturales, culturales y mixtos. Este tratado, del que hacen parte 193 países, es supervisado por una Secretaría hospedada por la UNESCO y es gobernado por un Comité de Patrimonio Mundial. La UICN es uno de los tres órganos consultivos de la Convención del Patrimonio Mundial y asesora sobre la inscripción de propiedades naturales. La inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial, el honor más alto que se le puede otorgar a un área protegida, está reservado a lugares excepcionales que se considera que tienen ‘valor universal excepcional’. Los países con frecuencia promueven los sitios del Patrimonio Mundial como sus destinos turísticos más significativos; esto ha generado en muchos de estos sitios preocupaciones sobre la cantidad y el tipo de turismo que se está desarrollando. Al mismo tiempo, el turismo dirigido a los sitios del Patrimonio Mundial es una oportunidad de transmitir sus valores excepcionales a los visitantes.
Reservas de Biosfera
Las Reservas de Biosfera son áreas protegidas que hacen parte de una red mundial que, así como la de Patrimonio Mundial, también es supervisada por la UNESCO.
Geoparques Mundiales
Los Geoparques Mundiales conforman otro sistema, manejado por la UNESCO, para el reconocimiento de áreas protegidas. Un Geoparque Mundial «es un área geográfica unificada e individual donde se gestionan sitios y paisajes de importancia geológica internacional con un concepto holístico de protección, educación y desarrollo sostenible»
Sitios Ramsar
Los sitios Ramsar son humedales de importancia mundial designados bajo la Convención Ramsar sobre los Humedales.7
Redes regionales de áreas protegidas
Existen redes regionales de áreas protegidas en varias partes alrededor del mundo. Estas vinculan áreas protegidas a través de países vecinos dentro de una región geográfica específica. Algunos ejemplos son el sistema Natura 2000 de la Unión Europea y la red de Parques de Patrimonio de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).
Convenio sobre la Diversidad Biológica
El Convenio sobre la Diversidad Biológica, otro tratado internacional, no designa directamente áreas protegidas, pero tiene una influencia muy importante en la conservación mundial in situ a través de su Programa de trabajo sobre áreas protegidas, el cual «ofrece un marco aceptado mundialmente para crear sistemas de áreas
protegidas nacionales y regionales integrales, eficazmente gestionados y financiados sosteniblemente» alrededor del mundo.
1.4 Buenas prácticas para turismo en áreas protegidas: características fundamentales
• Se acoge al ‘triple balance’.
• Se adapta al contexto del área protegida.
• Reconoce que es importante ofrecer experiencias de alta calidad al visitante.
• Propende a la construcción de una ética de la conservación.
• Responde por impactos negativos tanto como por los beneficios.
• Respeta las necesidades especiales de las comunidades locales.