Abrir la puerta de la fe (Curso 2012-2013)
Si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: «Trasládate desde ahí hasta aquí», y se trasladaría. Nada os sería imposible. Mt 17,20
CENTRO SAN JUAN DE DIOS CIEMPOZUELOS Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE DIOS SERVICIO DE CATEQUESIS
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1. ABRIR LA PUERTA DE LA FE
Desde el 11 de octubre de 2012, al 24 de noviembre de 2013, el Papa Benedicto XVI nos invita a reflexionar y redescubrir la fe, convocándonos a través de ‘La puerta de la fe’ (porta fidei) a vivir el ‘AÑO DE LA FE’. Como vemos en la imagen, la puerta de la fe está siempre abierta y quien se atreve a cruzar el umbral se llena de alegría y entusiasmo; sólo se necesita, para el camino, que nos alimentemos con la Palabra de Dios y con el Pan de la vida, como nos dice Benedicto XVI en porta fidei. Este tiempo será propicio para que cada uno desde nuestra propia realidad y desde la comunión eclesial nos paremos para volver a descubrir el camino de la fe y poder resaltar el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. El Año de la Fe se propone, ante todo, sostener la fe de tantos creyentes que, en medio de la fatiga cotidiana, no cesan de confiar, con convicción y valentía, su existencia al Señor Jesús. Su testimonio, que no es noticia es el que permite a la Iglesia presentarse al mundo de hoy, como en pasado, con la fuerza de la fe y con el entusiasmo de los sencillos”, como nos dijo el arzobispo Fisichella. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Pero, antes de seguir avanzando en este proyecto, lo primero que debemos tener claro es qué es la fe; ya que, durante todo el curso, la fe será el eje transversal de nuestra dinámica. Decía J. H. Newman que la fe es según su naturaleza la aceptación de una verdad que nuestra razón no puede alcanzar; sencillamente y necesariamente en función de un testimonio. Vamos a intentar aterrizar; en el catecismo joven de la Iglesia católica, se define la fe como: saber y confiar. Tiene siete rasgos: 1. La fe es un puro don de Dios, que recibimos, si lo pedimos ardientemente. 2. La fe es la fuerza sobrenatural que nos es necesaria para obtener la salvación. 3. La fe exige la voluntad libre y el entendimiento lúcido del hombre cuando acepta la invitación divina. 4. La fe es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús. 5. La fe incompleta mientras no sea efectiva en el amor. 6. la fe aumenta si escuchamos con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio vivo con él. 7. la fe nos permite ya ahora gustar por adelantado la alegría del cielo. Muchos dicen que creer les parece poco, que quieren saber. Pero la palabra «creer» tiene dos significados diferentes: cuando un paracaidista pregunta al empleado del aeropuerto: «¿Está bien preparado el paracaídas?», y aquél le responde, indiferente: «Creo que sí», no será suficiente para él; esto quiere saberlo seguro. Pero si ha pedido a un amigo que le prepare el paracaídas, éste le contestará a misma pregunta: «Sí, lo he hecho personalmente. ¡Puedes confiar en mí!». Y el paracaidista replicará: «Te creo». Esta fe es mucho más que saber: es certeza. Y ésta es la fe que hizo que los mártires perseveraran hasta la muerte, ésta es la fe que aún hoy mantiene en pie a los cristianos perseguidos. Una fe que afecta a todo el hombre. Al comienzo del acto de fe hay con frecuencia una conmoción o una inquietud. El hombre experimenta que el mundo visible y el transcurso normal de las cosas no pueden ser todo. Se siente tocado por un Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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misterio. Sigue las pistas que le señalan la existencia de Dios y paulatinamente logra la confianza de dirigirse a Dios y finalmente de adherirse a él libremente. En el evangelio de san Juan leemos: «A Dios nadie le ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer» (Jn 1, 18). Por eso debemos creer en Jesús, el Hijo de Dios, si queremos saber qué nos quiere comunica Dios. Por eso creer es acoger a Jesús y jugarse toda la vida por él.
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2. EXPLICACIÓN DEL LOGO DEL AÑO DE LA FE
El logo del Año de la Fe consiste en una barca, imagen de la Iglesia, cuyo mástil es una cruz con las velas desplegadas y el trigrama de Cristo (IHS). El sol, en el fondo, recuerda la Eucaristía:
U n a b a r c a , im a g e n d e la I g le s ia
La Iglesia es descrita en múltiples ocasiones como la barca de Simón Pedro; con el empleo de esta imagen se dibuja el componente humano de la Iglesia y la voluntad de Cristo de entregar la navegación de su barca a las manos vicarias de Pedro y de los otros Apóstoles. Pero, una barca no es un fin en si misma. Nadie se sube en un barco para vivir en él. La embarcación es un medio para trasladarse de una a otra orilla. La Iglesia es el vehículo que lleva a los hombres de la orilla de este mundo a la orilla de la eternidad. Pedro toma el timón de la barca, dirigido por Jesús, inspirado por el Espíritu Santo, conduciendo a la Iglesia, hoy en día. La barca de Pedro sigue su curso en el mar de la historia, lentamente pero sin pararse, hacia todas las playas donde vive
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la humanidad. Todos los que estamos en la barca de Pedro y con Pedro tenemos el deber de participar en las faenas de pesca. Esta barca, aunque navega por el mar a veces sereno, a veces tempestuoso de la historia y del mundo al encuentro definitivo de su Señor, no se aparta de su misión en este mundo: evangelizar y ser instrumento de reconciliación de los hombres con Dios. La Iglesia, pues, se asemeja a una barca, desde cuya cubierta se ha de llevar a cabo la obra evangelizadora. Esta consistirá en acoger, en la cesta de la comunidad, a los hombres dispersos por las profundidades y por las superficies del agua. Los muchos milagros obrados por el Señor sobre el barco de S. Pedro muestran la importancia de este barco como imagen de la Iglesia fundada por el Señor. Desde la barca se arroja la amplia red, que tiene la misión de recoger a cuantos quieran incorporarse a la fe. En la Iglesia habrá sitio para cuantos se abran libremente a pertenecer a la comunidad de Jesucristo. Muchos de los seguidores de Jesús eran pescadores y sabían todo acerca de los barcos. Ellos sabían cómo identificar las tormentas y cómo mantener sus embarcaciones en buen estado. Este era un trabajo muy duro. Algunas personas piensan que ser miembro de la iglesia es como estar a bordo de un barco. Se tienen muchas responsabilidades y todo el mundo tiene que ayudarse unos a otros. A veces hay tormentas, otras veces se navega en un mar clamado. Y estamos siempre en movimiento, es como estar en un barco, navegando constantemente hasta llegar a la orilla.
M á s til, u n a c r u z c o n la s v e la s d e s p le g a d a s
El mástil de la embarcación de la iglesia es la santa cruz de Jesucristo. Cristo es quien gobierna la barca, si usamos el verbo gobernar con el sentido etimológico de «dirigir el rumbo» o de «manejar el timón». El mástil es la cruz; los dos timones son los dos Testamentos de la Revelación; la vela blanca es el Espíritu de Dios (San Hipólito de Roma). Cristo crucificado, simbolizado en la madera sujeta con clavos que compone el navío, es el experto timonel de la Iglesia. Con su donación completa, consigue dirigir la frágil barquilla al puerto del Reino, a pesar del
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temible oleaje de las ruindades humanas y de las deshumanizaciones terrenas.
Trigrama de Cristo (IHS)
Este símbolo IHS o JHS es muy famoso y se usa en multitud de lugares. Su significado es muy sencillo: es la abreviatura del nombre de Jesús. El monograma IHS aparece en los primeros siglos de nuestra era, a partir del nombre griego de Jesús: Ιησούς (en mayúsculas ΙΗΣΟΥΣ), del que sería abreviatura. Esta abreviatura es IHΣ, siendo sustituida la sigma final por la S, pero permaneciendo la eta griega, por su similitud con la H latina, y quedando como lo conocemos ahora. El olvido del origen del monograma dio lugar a etimologías populares, la más conocida es la de Iesus Hominum Salvator (Jesús salvador de los hombres).
E l s o l r e c u e r d a la E u c a r is tía
La Eucaristía es la fuente y culmen de la vida de todo cristiano. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da prenda de la vida eterna. La Eucaristía es memorial del sacrificio pascual del Señor; presencia viva y sustancial de Cristo en medio de nosotros; verdadero banquete de comunión; anticipación del Paraíso, que impulsa a transformar la propia vida, el mundo y la historia ¡La Eucaristía es misterio de fe! La fe es la que nos aúpa y nos levanta para vivir nuestra vida desde Dios, ver sus signos y su presencia. Con la fe vivimos nuestra vida con profundidad y de cara a la eternidad, de la que la eucaristía es ya un anticipo: “El que coma, tiene ya la vida eterna”. Sin la fe, la misa es algo lejano, aburrido, sin sentido, algo pasado que en nada nos concierne. La Eucaristía para algunos es un recuerdo simbólico de que Jesús nos ama... y no la presencia viva, sacramental de Cristo que renueva su sacrificio de amor para darnos vida eterna, y salvarnos aquí y ahora. Su salvación se hace presente y actual para cada uno de nosotros. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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3. ESQUEMA DE TRABAJO
MES
PUERTA
MOMENTO
Frase
Canción
Octubre
Fe
Año de la fe: La puerta de la fe siempre está abierta, es el mismo Jesús quien nos la abre: explicación del lema
Profundizar en el contenidote la fe
Fíate – Ixcis
Noviembre
Amistad
La amistad con Dios
Evangelio es decir amigo
Diciembre
Alegría
Preparándonos con fe y alegría para la fiesta
Alegrate – Ain Karen
Enero
Paz
Nuevo año: cruzar desde la paz hacia el 2013, un deseo de todos los hombres que sin Dios es inalcanzable.
La fe produce paz, que durará todo el año
Paz y más paz – Reflejos de luz
Febrero
Conversión
Cuaresma: la puerta de la conversión, Dios nos ofrece siempre una nueva oportunidad.
En Cuaresma, atrévete a pasar por la conversión
Si realmente queremos amar
Marzo
Hospitalidad
Abril
Vida
La hospitalidad, un medio privilegiado para la evangelización Dios nos regala el milagro de la vida
Mayo
Amor
Junio
Encuentro
San Juan de Dios y Semana Santa: los amigos que forman la familia hospitalaria están a nuestro lado al cruzar la puerta en semana santa. Pascua: la vida es la puerta que se abre con la resurrección, nos invita a vivir al máximo nuestra fe. María: cruzamos la puerta del amor de la mano de María, ella nos enseña como amar a Cristo y hacer que crezca nuestra fe como experiencia de ese amor. Corazón de Jesús: la puerta del encuentro que nos lleva al mismo Cristo, la fe hace más fuerte nuestra relación con Cristo.
Tiempo Ordinario: Dios nos abre la puerta de la amistad en este tiempo propicio para centrarnos en el Evangelio Adviento - Navidad: la alegría de ir cruzando la puerta para encontrarnos con Cristo que nace en nuestro Centro.
En la caridad – Jóvenes SJD La vida es Cristo – Maite López
María nos invita a vivir desde la fe, el amor y la esperanza
Si no tengo amor - Brotes de olivo
Nuestra fe crece desde el encuentro con el corazón de Jesús
Mi Dios y mi todo – Nico Montero
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4. DINÁMICA DE TRABAJO
Ahora comienza el curso, y empezamos con fe, luego llegará el adviento y la esperanza y la amistad con Jesús, después la alegría de la fiesta navideña, más tarde la cuaresma y la conversión, al fin la vida que nos da la resurrección... Tendremos momentos de frialdad y otros de más fe. Cuando lleguen los problemas rezaremos con más intensidad, si hay algún disgusto serio entonces nos volveremos a Dios con un "¿por qué?", o un "por favor" en el borde del corazón. Pero quizás en algún momento un pasaje del evangelio, una lectura inesperada, una homilía acertada, un testimonio sincero, una voz honesta, nos hagan sentir la presencia fascinante y sorprendente de Dios, su amor, su envío a este mundo, el sueño de la creación, la paz, la justicia, el evangelio; tal vez en el momento más inesperado podamos encontrarnos con Dios de un modo más vital, más provocador o más profundo. Que no nos falten ojos para ver, oídos para oír, y corazón que te busque, Señor, desde la hospitalidad, como nos enseñó San Juan de Dios. Pues, para este curso proponemos un itinerario hacia el encuentro con Jesús que iniciamos desde la fe, y que nos acompañará a lo largo de todo el curso, la puerta de la fe nos ayudará a abrir otras puertas hasta un encuentro que nos invita a la felicidad. El año de la fe ha de ser un tiempo en el que se nos den las claves principales para que verdaderamente nos podamos encontrar con Cristo; la puerta de la fe siempre está abierta, y desde que abrimos esta puerta, cada mes se nos invitará a abrir otras puertas, que se distinguirán por los valores que queremos vivir cada mes, estos valores estarán relacionados con el tiempo litúrgico, hasta que lleguemos a final de curso a abrir la puerta del encuentro, tras la cual nos encontraremos con el mismo Cristo que desde el principio ya salía a nuestro encuentro.
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La puerta que abramos (su correspondiente valor) la iremos trabajando con los evangelios dominicales; además, cada mes se pondrá una canción relacionada con el valor que nos ayude a situarnos, puede ponerse al empezar los grupos, previo a la Santa Misa, o en otras actividades que se considere. A modo de ejemplo: La primera puerta que nos encontramos en este itinerario es el de la fe:
A principios de mes se enviara una pequeña reflexión/oración (vitaminas para alegrar el mes) sobre el valor que se vaya a trabajar, esta también serviría para realizar unos carteles y utilizar como catequesis ambiental. Jesucristo siempre sale a nuestro encuentro, pero es imprescindible que nosotros le vayamos abriendo todas las puertas que nos ayuden a encontrarnos con Él.
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5. PROPUESTA MENSUAL
5.1. Octubre: Puerta de la FE
Profundizar en el contenido de la fe
Para profundizar y transmitir la fe, hay que considerar siempre de un modo nuevo el hecho, admirable, grandioso y sorprendente, que está en la base del cristianismo y que colma de felicidad al hombre: Dios se nos revela y se nos da ofreciéndonos la salvación y la felicidad plenas. Al revelar Dios su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en Cristo a favor de todos los hombres, somos invitados a acogerlo como el Dios que en Jesucristo nos muestra su misterio y su Plan de Salvación. Que Dios revele plenamente su designio, enviando al mundo a su Hijo amado y enviando a nuestros corazones al Espíritu Santo (cf. Gal 4,4-6) es la realidad fundante del cristianismo y de la fe. Por ello, la fe cristiana más que ser búsqueda de Dios por parte del hombre, consiste en el descubrimiento admirado de Dios que busca amorosamente al hombre para comunicarse con él e invitarlo a entrar en su compañía. De ahí que la experiencia de la fe cristiana -que queremos fortalecer y transmitir - es una gracia, una suerte, algo muy bueno. Pero esa gracia sólo la acoge el hombre desde la sencillez y la apertura de corazón. Como Jesús exclama, lleno del gozo del Espíritu Santo: «Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a gentes sencillas» (Lc 10,21). Para poder madurar y contagiar la fe cristiana, se nos invita a preguntarnos por nuestras actitudes fundamentales, si éstas facilitan o dificultan el encuentro con Dios en Cristo, y por nuestras obras. Para evangelizar a otros es imprescindible que nosotros mismos estemos siendo evangelizados constantemente. Especialmente hoy que nos encontramos en una situación en la que muchos bautizados,
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muchos practicantes e, incluso, los mismos que nos tenemos por cristianos: necesitamos cultivar a fondo una profunda experiencia religiosa de Jesucristo y de su mensaje de salvación, y redescubrir la perla valiosa del Reino de Dios con la consiguiente renuncia y desprendimiento de las demás cosas; necesitamos acrecentar nuestro afecto y vinculación a la Iglesia, como comunidad de salvación, en la que entramos en comunión con Jesucristo; necesitamos comprender mejor y vivir más coherentemente la integridad de la fe cristiana y superar parcialidades, polarizaciones y reduccionismos.
Canción mensual: Fíate – Ixcis (o el himno para el año de la fe)
5.2. Noviembre: Puerta de la AMISTAD
La amistad con Dios
La amistad supone una elección mutua. Los amigos se eligen libremente, no se imponen. Así sucede también con la relación entre Cristo y nosotros. Él nos eligió como sus amigos, libremente, desde siempre. «No me elegisteis vosotros a mi, sino yo a vosotros» (Jn 15,16). Pero nosotros debemos igualmente elegirlo a él, como amigo personal, para toda la vida, tanto en los momentos de felicidad, como en los momentos de vulnerabilidad. El cristiano es el que hace una opción consciente por Jesús como amigo, con todas sus consecuencias. Aún más, en esta mutua elección, Dios siempre toma la iniciativa. El nos amó primero, nos buscó, nos atrajo a él –a través de las circunstancias de nuestra vida- hasta llevarnos a descubrirlo y elegirlo. En este proceso, Dios no se impone. Nos deja libres para aceptar o no su amistad. En las obras de curación de Jesús, como en los casos del sordomudo o la resurrección de Lázaro, vemos cómo el Señor se conmueve y se hace cargo de la pena de la persona afligida, y lo primero que hace es pedir al Padre que haga valer su acción benéfica, esto es un rasgo de la amistad. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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De este modo, Jesús pone de manifiesto su relación singular con el Padre. E ilumina también la importancia de nuestra oración de petición, pues consiste ante todo en poner el caso confiadamente en manos de Dios, capaz de superar cualquier límite humano, testimoniando su presencia entre nosotros, conscientes de que, en cualquier caso, el don más precioso cuando lo invocamos es su amistad, su amor infinito por cada uno.
Canción mensual: Evangelio es decir amigo (desconozco el autor)
5.3. Diciembre: Puerta de la ALEGRÍA
Preparándonos con fe y alegría para la fiesta
Con el adviento comenzamos un nuevo ciclo litúrgico y un tiempo de preparación para celebrar la Navidad. Es un tiempo de espera gozosa y de alegría, de escucha atenta de la Palabra de Dios, que nos ofrece promesas de Libertad, de Justicia y de Fraternidad, todavía sin realizarse plenamente. Es también tiempo de vivir la Fe como esperanza activa y tiempo de sentir a Dios como fuente de paz y alegría plena para los hombres. En el tiempo de adviento nos preparamos para celebrar con toda intensidad y llenos de alegría, la venida del Señor: Dios ha venido a vivir nuestra misma vida Dios ha entrado en nuestra historia para abrirnos un camino de liberación Dios ha hecho suya nuestra flaqueza y nos ha hecho vida plena, vida divina. Durante este mes de diciembre vamos a tener tiempo para la alegría y:
Acoger la palabra de profetas que nos van a hablar de esperanza Abrirnos a Dios y hacer posible su venida Despertarnos de la somnolencia y hacer que madure nuestra fe Abrir nuestros ojos y nuestro corazón a la realidad de nuestro Centro y comprometernos en la tarea de hacer que los residentes vivan un alegre tiempo de adviento y navidad Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Prepararnos con fe y alegría para la fiesta en la que se produzca nuestro encuentro con Cristo que nace en medio de nosotros.
Canción mensual: Alegrate – Ain Karen
5.4. Enero: Puerta de la PAZ
La fe produce paz, que durará todo el año
Hemos dejado ya atrás un año más y nos disponemos a comenzar un año nuevo. En estos momentos nace casi espontáneamente en nosotros la reflexión. Tomamos conciencia más lúcida del tiempo, de esa curiosa realidad que vamos gastando sin tomarla demasiado en cuenta. Son momentos idóneos para realizar un balance del pasado y proyectar también nuestra mirada hacia el porvenir. Además, es significativo que desde el siglo IV, la Iglesia, después de celebrar solemnemente el nacimiento del Salvador, desee comenzar el año nuevo bajo la protección maternal de María, Madre del Salvador y Madre nuestra. Es bueno que, al comenzar un año nuevo, lo hagamos elevando nuestros ojos hacia María. Ella nos acompañará a lo largo de este itinerario con cuidado y ternura de madre. Ella cuidará nuestra fe y nuestra esperanza para vivir desde la paz. No sabemos lo que nos espera en el nuevo año, pero sabemos que nos espera Dios. No conocemos los problemas, conflictos, sufrimientos y soledades que pueden sacudir nuestro corazón, pero siempre podemos invocar a Dios. No sabemos qué pecados cometeremos y en qué errores caeremos, pero siempre podremos contar con su perdón. Que Dios y la buena Madre, nos ayuden a vivir un año de paz, también de paz espiritual. 14 Canción mensual: Paz y más paz – Reflejos de luz
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5.5. Febrero: Puerta de la CONVERSIÓN
En Cuaresma, atrévete a pasar por la conversión
La incorporación creciente al misterio de la Pascua de Cristo la expresa la liturgia cuaresmal en una palabra: conversión; pero parece que nadie se da por aludido, todos seguimos caminando tranquilos, sin cuestionarnos nuestra propia conducta. Naturalmente, la conversión es imposible cuando se la da ya por supuesta. Se diría que el catolicismo ha venido a ser, con frecuencia, una teoría vacía de exigencia práctica. Una religión cultural, incapaz de provocar una transformación y reorientación nueva de nuestra existencia. La palabra griega “metanoia” significa “cambio de mentalidad”. La latina “con-versio” viene a indicar lo mismo: “vuelta, cambio de dirección”. Que es lo que se ha traducido en latín “paenitere, paenitentia”, pero entendida en su sentido pleno de conversión total que es el que le viene dado en los textos cuaresmales: Que nuestra mentalidad mundana, lejana al evangelio, se convierta en mentalidad cristiana Que nuestros caminos de pecado, nuestra vida carnal y materialista, se dirijan ahora por los caminos de la gracia, una vida según el espíritu Que donde reinaba el egoísmo, cerrando las puertas a Dios y al prójimo, se inaugure una apertura de docilidad para con Dios y de amor práctico para con el prójimo: «convertíos a mí de todo corazón» (Joel 2,12)
Canción mensual: Si realmente queremos amar (desconozco el autor)
5.6. Marzo: Puerta de la HOSPITALIDAD
La hospitalidad, un medio privilegiado para la evangelización Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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En un mundo en el que el hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros, cree más en la experiencia que en la doctrina, en la vida y los hechos que en las teorías, la Orden se encuentra en una situación privilegiada para la evangelización y la inculturación de la fe. La cultura de la técnica, probablemente la más reacia a los valores cristianos, es también sensible al testimonio vivido del compromiso concreto por el hombre. El carisma de la Orden nos impele de lleno en este compromiso, dado que la promoción del hombre bajo todos los aspectos es nuestra misión: la curación del hombre enfermo, la acogida afectuosa de los crónicos,, la atención especial a los más débiles y a los más pobres o el acompañamiento a los que están viviendo sus últimos momentos. Solo la fidelidad al carisma hará posible la evangelización y la inculturación del mundo de la técnica en el que han de confrontarse la “cultura de la hospitalidad” y la nueva hospitalidad. Porque «donde no hay caridad no está Dios, aunque Dios en todo lugar está», este mes en el que celebramos la festividad de nuestro santo es una oportunidad para la evangelización, que sea Juan de Dios quien nos guíe a vivir una semana santa hospitalaria, inspirando gestos de hospitalidad que hagan a Dios sentirse acogido entre nosotros en su camino hacia la cruz.
Canción mensual: En la caridad – Jóvenes SJD
5.7. Abril: Puerta de la VIDA
Dios nos regala el milagro de la Vida
La resurrección y la vida eterna no están relacionadas sólo con el “después”, sino con un “ya ahora”. Se trata de la facilidad para vivir ya ahora con una profunda confianza, con una honda alegría por haber tropezado con el señorío de Dios, que se manifiesta en la resurrección. De ahí que las bienaventuranzas estén formuladas en presente: dichosos son los pobres, los mansos, los pacíficos, ya ahora son dichosos pues disfrutan de una libertad que nadie puede ni podrá Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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arrebatarles. En la vida de Dios, que conocemos por “resurrección”, se trata de la libertad respecto del miedo y la muerte. Por tanto, la solicitud de Dios por sus hijos tiene dos puntos de apoyo: la bienaventuranza en la vida visible ahora y la bienaventuranza en la vida invisible luego. «Buscáis a Jesús, el crucificado; ha resucitado, no está aquí». El crucificado no está siempre, no es un estado definitivo. El vive ahora entre nosotros con una forma nueva de presencia. «Os precede a Galilea. Allí lo veréis» Galilea es el lugar donde han comenzado a vivir con Jesús los primeros discípulos, donde han presenciado su vida, sus gestos, sus palabras. Allí, en esa cotidianidad vivida con Él, se les volverá a manifestar en las apariciones, con otra forma de presencia. Allí comenzará la reconstrucción de la comunidad y la misión universal. En lo cotidiano de la vida se nos invita a descubrir la presencia viva de Jesús en medio de nosotros. Dios nos regala el milagro de la vida: amor, alegría, belleza, esperanza,… y espera que nosotros seamos capaces de ver en todo ello los signos de su presencia.
Canción mensual: La vida es Cristo – Maite López
5.8. Mayo: Puerta del AMOR
María nos invita a vivir desde la fe, el amor y la esperanza
En su experiencia de mujer y de madre, María cree y crea vida para su hijo, su esposo, sus vecinos, los discípulos de Jesús…, para aquellos marginados a los que su hijo, como buen pastor, buscó y atrajo. Lo que el Evangelio nos narra de María, con independencia de su historicidad, es: La Visitación a su prima Isabel (echar una mano servicial y amorosamente reveladora) El nacimiento de Jesús (dar a luz la vida, acogida, dificultades, pobreza, amor y fe)
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Caná, como símbolo del Reino (amistad, fiesta, sensibilidad humana) Jesús en el templo (angustia, búsqueda, oscuridad) Presencia entre los seguidores de Jesús (oyente de la Palabra) Junto a la cruz (riesgo, dolor, muerte, entrega) Su tarea interna, según Lucas 2,19 es «conservar el recuerdo de todo, meditándolo en su corazón». El Señor se encarna, se hace hombre, en la experiencia de María, en aquel sí denso, real, que afecta a su cuerpo, a su fe, a su amor, a su trabajo. Y todo ello con Espíritu. El compromiso de María consiste en conocer y reconocer a Jesús. Creer a Dios en Él. «Algo tuyo vas a nombrarlo desde Dios. Tu amor lo llamará “hijo”; tu fe, “Jesús”»: experiencia de virginidad fecunda que transmite vida, valores, fe, testimonio. «Jesús será grande…, hijo del Altísimo»: profecía desmesurada que María creerá y vivirá desde el vaciamiento, desde la kenosis (Flp 2,5: «tomó la condición de esclavo»). María ofrece su persona a un Dios y a una tarea que va a consistir en amar y creer la historia como historia de salvación, aunque no lo parezca. En el relato de la Anunciación, es gracia gozosamente acogida creer en un Dios-Amor. En l a cruz, misterio de abandono e injusticia, esa fe no es fácil. María, oyente de la Palabra, cree y crea vida en su nombre. Se identifica con el pueblo de Israel en el Magníficat y reconoce a Dios todopoderoso, hacedor de obras grandes, misericordioso, subvertidor de valores (poderosos y humildes) La vida de María –como la de Jesús, explicada en el Evangelio- la podemos contemplar tejida de humanidad orante, amorosa, creyente.
Canción mensual: Si no tengo amor - Brotes de olivo
5.9. Junio: Puerta del ENCUENTRO
Nuestra fe crece desde el encuentro con Jesús
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La imagen de un Jesús repeinado, triunfante y frío ha vaciado una devoción que es síntesis de nuestra fe: la encarnación de un Dios implicado de tú a tú con la humanidad, que no observa pasivamente sino que se “remanga”, camina a nuestro lado, haciendo su corazón carne a la vera del sufriente. En ese horizonte nace el encuentro y brota una oración bellísima de liturgia cotidiana, que habla de un amor infinito, gratuito, sincero y de diario. Nos dicen de Dios que “ve con ojos de misericordia”, que tiene un corazón como el nuestro. ¿Qué tiene eso que ver con la misericordia? Hija del latín, es la unión de miser (viene a significar desdicha) y cor-cordis (corazón), y traduce la imagen del corazón cercano al sufrimiento, a la debilidad. Proyecta la capacidad para poner el corazón en medio de la desgracia ajena. Esto es mirar el sufrimiento cara a cara, con el centro dónde guardamos lo que amamos, lo que nos cautiva. Con el corazón. Entregarse por alguien; sostener al que llora; vivir con gratuidad; perdonar; comprometerse, construir... son formas de poner el corazón en juego, de practicar misericordia, de AMAR. Quizás esto nos ayude a dar sentido a la fiesta del Sagrado Corazón. Esta devoción invita a dejarse acompañar por Él; no buscar su lógica sino dejarnos descansar en ella, expresión de la plegaria que nuestras abuelas recogían en un murmullo:"Corazón de Jesús, en Vos confío"; supone confiarse a sus manos. Vivir día a día la Contemplación para alcanzar amor de San Ignacio. Ser conscientes de que somos infinitamente queridos, esperados, acompañados… y entonces, entender que el amor de verdad no supone conquista, sino entrega a los demás, supone lanzarse, apostar, abrazar, acoger… como el corazón de Jesús.
Canción mensual: Mi Dios y mi todo – Nico Montero
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Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
6. CARTA APOSTÓLICA PORTA FIDEI
Carta apostólica en forma de Motu propio Porta fidei del Sumo Pontífice Benedicto XVI con la que se convoca el Año de la fe 1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo –equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. 2. Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. En la homilía de la santa Misa de inicio del Pontificado decía: «La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud». Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado. Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas. 3. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). En efecto, la enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna» (Jn 6, 27). La pregunta planteada por los que lo escuchaban es también hoy la misma para nosotros: «¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (Jn 6, 28). Sabemos la respuesta de Jesús: «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado» (Jn 6, 29). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación. 4. A la luz de todo esto, he decidido convocar un Año de la fe. Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012, se celebrarán también los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por mi Predecesor, el beato Papa Juan Pablo II, con la intención de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985 como instrumento al servicio de la catequesis, realizándose mediante la colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia católica. Y precisamente he convocado la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe. No es la primera vez que la Iglesia está llamada a celebrar un Año de la fe. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio. Lo concibió como un momento solemne para que en toda la Iglesia se diese «una auténtica y sincera profesión de la misma fe»; además, quiso que ésta fuera confirmada de manera «individual y colectiva, libre y consciente, interior y exterior, humilde y franca». Pensaba que de esa manera toda la Iglesia podría adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla». Las grandes transformaciones que tuvieron lugar en aquel Año, hicieron que la necesidad de dicha celebración fuera todavía más evidente. Ésta concluyó con la Profesión de fe del Pueblo de Dios, para testimoniar cómo los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado. 5. En ciertos aspectos, mi Venerado Predecesor vio ese Año como una «consecuencia y exigencia postconciliar», consciente de las graves Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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dificultades del tiempo, sobre todo con respecto a la profesión de la fe verdadera y a su recta interpretación. He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza». Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia». 6. La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó. Precisamente el Concilio, en la Constitución dogmática Lumen gentium, afirmaba: «Mientras que Cristo, “santo, inocente, sin mancha” (Hb 7, 26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5, 21), sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2, 17), la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación. La Iglesia continúa su peregrinación “en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios”, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. 1 Co 11, 26). Se siente fortalecida con la fuerza del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz». En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida: «Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6, 4). Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección. En la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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esta vida. La «fe que actúa por el amor» (Ga 5, 6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12, 2; Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17). 7. «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo». El santo Obispo de Hipona tenía buenos motivos para expresarse de esta manera. Como sabemos, su vida fue una búsqueda continua de la belleza de la fe hasta que su corazón encontró descanso en Dios. Sus numerosos escritos, en los que explica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas personas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a la «puerta de la fe». Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios. 8. En esta feliz conmemoración, deseo invitar a los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe. Queremos celebrar este Año de manera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo. Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales
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antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo. 9. Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es «la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza». Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año. No por casualidad, los cristianos en los primeros siglos estaban obligados a aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en un sermón sobre la redditio symboli, la entrega del Credo, dice: «El símbolo del sacrosanto misterio que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor. […] Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón». 10. En este sentido, quisiera esbozar un camino que sea útil para comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios. En efecto, existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: «con el corazón se cree y con los labios se profesa» (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo. A este propósito, el ejemplo de Lidia es muy elocuente. Cuenta san Lucas que Pablo, mientras se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar el Evangelio a algunas mujeres; entre estas estaba Lidia y el «Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo» (Hch 16, 14). El sentido que encierra la expresión es importante. San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en
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profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios. Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso. La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: «“Creo”: Es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su bautismo. “Creemos”: Es la fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica de los creyentes. “Creo”, es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: “creo”, “creemos”». Como se puede ver, el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. El conocimiento de la fe introduce en la totalidad del misterio salvífico revelado por Dios. El asentimiento que se presta implica por tanto que, cuando se cree, se acepta libremente todo el misterio de la fe, ya que quien garantiza su verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer su misterio de amor. Por otra parte, no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre». Esta exigencia constituye una invitación permanente, inscrita indeleblemente en el corazón humano, a ponerse en camino para encontrar a Aquel que no buscaríamos si no hubiera ya venido. La fe nos invita y nos abre totalmente a este encuentro. 11. Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. En la Constitución apostólica Fidei Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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depositum, firmada precisamente al cumplirse el trigésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el beato Juan Pablo II escribía: «Este Catecismo es una contribución importantísima a la obra de renovación de la vida eclesial... Lo declaro como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial». Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. En efecto, en él se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los Maestros de teología a los Santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe. En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración. 12. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. Para ello, he invitado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios competentes de la Santa Sede, redacte una Nota con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes algunas indicaciones para vivir este Año de la fe de la manera más eficaz y apropiada, ayudándoles a creer y evangelizar. En efecto, la fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad. 13. A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos. Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación. Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38). En la visita a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él (cf. Lc 1, 46-55). Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cf. Lc 2, 6-7). Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes (cf. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con él hasta el Calvario (cf. Jn 19, 25-27). Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cf. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14; 2, 1-4). Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente y se realiza en su persona (cf. Lc 11, 20). Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas, dejándoles una nueva regla de vida por la que serían reconocidos como sus discípulos después de su muerte (cf. Jn 13, 34-35). Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) y, sin temor alguno, anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron testigos fieles. Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos (cf. Hch 2, 42-47). Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores. Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19). Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf. Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban. También nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia. 14. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes —que siempre atañen a los cristianos-, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe”» (St 2, 14-18). La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40): estas palabras suyas son una advertencia que no se ha de olvidar, y una invitación perenne a devolver ese amor con el que él cuida de nosotros. Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe, miramos Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1). 15. Llegados sus últimos días, el apóstol Pablo pidió al discípulo Timoteo que «buscara la fe» (cf. 2 Tm 2, 22) con la misma constancia de cuando era niño (cf. 2 Tm 3, 15). Escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la fe. Ella es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin. «Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero. Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P 1, 6-9). La vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y el sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar su voz consoladora. Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos de Cristo (cf. Col 1, 24), son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10). Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre. Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia. Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de octubre del año 2011, séptimo de mi Pontificado.
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7. Mensaje DOMUND 2012
Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones - Domund 2012 “Llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad” S. S. Benedicto XVI Queridos hermanos y hermanas: La celebración de la Jornada Misionera Mundial de este año adquiere un significado especial. La celebración del 50 aniversario del comienzo del Concilio Vaticano II, la apertura del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, contribuyen a reafirmar la voluntad de la Iglesia de comprometerse con más valor y celo en la misión ad gentes, para que el Evangelio llegue hasta los confines de la tierra. El Concilio Ecuménico Vaticano II, con la participación de tantos obispos de todos los rincones de la tierra, fue un signo brillante de la universalidad de la Iglesia, reuniendo por primera vez a tantos Padres Conciliares procedentes de Asia, África, Latinoamérica y Oceanía. Obispos misioneros y obispos autóctonos, pastores de comunidades dispersas entre poblaciones no cristianas, que han llevado a las sesiones del Concilio la imagen de una Iglesia presente en todos los continentes, y que eran intérpretes de las complejas realidades del entonces llamado “Tercer Mundo”. Ricos de una experiencia que tenían por ser pastores de Iglesias jóvenes y en vías de formación, animados por la pasión de la difusión del Reino de Dios, ellos contribuyeron significativamente a reafirmar la necesidad y la urgencia de la evangelización ad gentes, y de esta manera llevar al centro de la eclesiología la naturaleza misionera de la Iglesia. Eclesiología misionera Hoy esta visión no ha disminuido, sino que por el contrario, ha experimentado una fructífera reflexión teológica y pastoral, a la vez que vuelve con renovada urgencia, ya que ha aumentado enormemente el número de aquellos que aún no conocen a Cristo: “Los hombres que esperan a Cristo son todavía un número inmenso”, comentó el beato Juan Pablo II en su encíclica Redemptoris missio sobre la validez del mandato misionero, y agregaba: “No podemos permanecer tranquilos, pensando en los millones de hermanos y hermanas, redimidos también por la Sangre de Cristo, que viven sin conocer el amor de Dios” (n. 86). En la proclamación del Año de la Fe, también yo he dicho que Cristo “hoy como ayer, nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra” (Carta apostólica Porta fidei, 7); una proclamación que, como afirmó también el Siervo de Dios Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Pablo VI en su Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, “no constituye para la Iglesia algo de orden facultativo: está de por medio el deber que le incumbe, por mandato del Señor, con vista a que los hombres crean y se salven. Sí, este mensaje es necesario. Es único. De ningún modo podría ser reemplazado” (n. 5). Necesitamos por tanto retomar el mismo fervor apostólico de las primeras comunidades cristianas que, pequeñas e indefensas, fueron capaces de difundir el Evangelio en todo el mundo entonces conocido mediante su anuncio y testimonio. Así, no sorprende que el Concilio Vaticano II y el Magisterio posterior de la Iglesia insistan de modo especial en el mandamiento misionero que Cristo ha confiado a sus discípulos y que debe ser un compromiso de todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y laicos. El encargo de anunciar el Evangelio en todas las partes de la tierra pertenece principalmente a los Obispos, primeros responsables de la evangelización del mundo, ya sea como miembros del colegio episcopal, o como pastores de las iglesias particulares. Ellos, efectivamente, “han sido consagrados no sólo para una diócesis, sino para la salvación de todo el mundo” (Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, 63), “mensajeros de la fe, que llevan nuevos discípulos a Cristo” (Ad gentes, 20) y hacen “visible el espíritu y el celo misionero del Pueblo de Dios, para que toda la diócesis se haga misionera” (ibíd., 38). La prioridad de evangelizar Para un Pastor, pues, el mandato de predicar el Evangelio no se agota en la atención por la parte del Pueblo de Dios que se le ha confiado a su cuidado pastoral, o en el envío de algún sacerdote, laico o laica Fidei donum. Debe implicar todas las actividades de la iglesia local, todos sus sectores y, en resumidas cuentas, todo su ser y su trabajo. El Concilio Vaticano II lo ha indicado con claridad y el Magisterio posterior lo ha reiterado con vigor. Esto implica adecuar constantemente estilos de vida, planes pastorales y organizaciones diocesanas a esta dimensión fundamental de ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo que cambia de continuo. Y esto vale también tanto para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólicas, como para los Movimientos eclesiales: todos los componentes del gran mosaico de la Iglesia deben sentirse fuertemente interpelados por el mandamiento del Señor de predicar el Evangelio, de modo que Cristo sea anunciado por todas partes. Nosotros los Pastores, los religiosos, las religiosas y todos los fieles en Cristo, debemos seguir las huellas del apóstol Pablo, quien, “prisionero de Cristo para los gentiles” (Ef 3,1), ha trabajado, sufrido y luchado para llevar el Evangelio entre los paganos (Col 1,24-29), sin ahorrar energías, tiempo y medios para dar a conocer el Mensaje de Cristo.
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También hoy, la misión ad gentes debe ser el horizonte constante y el paradigma en todas las actividades eclesiales, porque la misma identidad de la Iglesia está constituida por la fe en el misterio de Dios, que se ha revelado en Cristo para traernos la salvación, y por la misión de testimoniarlo y anunciarlo al mundo, hasta que Él vuelva. Como Pablo, debemos dirigirnos hacia los que están lejos, aquellos que no conocen todavía a Cristo y no han experimentado aún la paternidad de Dios, con la conciencia de que “la cooperación misionera se debe ampliar hoy con nuevas formas para incluir no sólo la ayuda económica, sino también la participación directa en la evangelización” (Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, 82). La celebración del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización serán ocasiones propicias para un nuevo impulso de la cooperación misionera, sobre todo en esta segunda dimensión. La fe y el anuncio El afán de predicar a Cristo nos lleva a leer la historia para escudriñar los problemas, las aspiraciones y las esperanzas de la humanidad, que Cristo debe curar, purificar y llenar de su presencia. En efecto, su mensaje es siempre actual, se introduce en el corazón de la historia y es capaz de dar una respuesta a las inquietudes más profundas de cada ser humano. Por eso la Iglesia debe ser consciente, en todas sus partes, de que “el inmenso horizonte de la misión de la Iglesia, la complejidad de la situación actual, requieren hoy nuevas formas para poder comunicar eficazmente la Palabra de Dios” (Benedicto XVI, Exhort. apostólica postsinodal Verbum Domini, 97). Esto exige, ante todo, una renovada adhesión de fe personal y comunitaria en el Evangelio de Jesucristo, “en un momento de cambio profundo como el que la humanidad está viviendo” (Carta apostólica Porta fidei, 8). En efecto, uno de los obstáculos para el impulso de la evangelización es la crisis de fe, no sólo en el mundo occidental, sino en la mayoría de la humanidad que, no obstante, tiene hambre y sed de Dios y debe ser invitada y conducida al pan de vida y al agua viva, como la samaritana que llega al pozo de Jacob y conversa con Cristo. Como relata el evangelista Juan, la historia de esta mujer es particularmente significativa (cf. Jn 4,1-30): encuentra a Jesús que le pide de beber, luego le habla de una agua nueva, capaz de saciar la sed para siempre. La mujer al principio no entiende, se queda en el nivel material, pero el Señor la guía lentamente a emprender un camino de fe que la lleva a reconocerlo como el Mesías. A este respecto, dice san Agustín: “después de haber acogido en el corazón a Cristo Señor, ¿qué otra cosa hubiera podido hacer [esta mujer] si no dejar el cántaro y correr a anunciar la buena noticia?” (In Ioannis Ev., 15,30). El encuentro con Cristo como Persona viva, que colma la sed del corazón, no puede dejar de llevar al deseo de compartir con otros el gozo de esta presencia y de hacerla conocer, para que todos la puedan experimentar. Es necesario renovar el entusiasmo de comunicar la fe para promover una nueva Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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evangelización de las comunidades y de los países de antigua tradición cristiana, que están perdiendo la referencia de Dios, de forma que se pueda redescubrir la alegría de creer. La preocupación de evangelizar nunca debe quedar al margen de la actividad eclesial y de la vida personal del cristiano, sino que ha de caracterizarla de manera destacada, consciente de ser destinatario y, al mismo tiempo, misionero del Evangelio. El punto central del anuncio sigue siendo el mismo: el Kerigma de Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo, el Kerigma del amor de Dios, absoluto y total para cada hombre y para cada mujer, que culmina en el envío del Hijo eterno y unigénito, el Señor Jesús, quien no rehusó compartir la pobreza de nuestra naturaleza humana, amándola y rescatándola del pecado y de la muerte mediante el ofrecimiento de sí mismo en la cruz. En este designio de amor realizado en Cristo, la fe en Dios es ante todo un don y un misterio que hemos de acoger en el corazón y en la vida, y del cuál debemos estar siempre agradecidos al Señor. Pero la fe es un don que se nos dado para ser compartido; es un talento recibido para que dé fruto; es una luz que no debe quedar escondida, sino iluminar toda la casa. Es el don más importante que se nos ha dado en nuestra existencia y que no podemos guardarnos para nosotros mismos. El anuncio se transforma en caridad ¡Ay de mí si no evangelizase!, dice el apóstol Pablo (1 Co 9,16). Estas palabras resuenan con fuerza para cada cristiano y para cada comunidad cristiana en todos los continentes. También en las Iglesias en los territorios de misión, iglesias en su mayoría jóvenes, frecuentemente de reciente creación, el carácter misionero se ha hecho una dimensión connatural, incluso cuando ellas mismas aún necesitan misioneros. Muchos sacerdotes, religiosos y religiosas de todas partes del mundo, numerosos laicos y hasta familias enteras dejan sus países, sus comunidades locales y se van a otras iglesias para testimoniar y anunciar el Nombre de Cristo, en el cual la humanidad encuentra la salvación. Se trata de una expresión de profunda comunión, de un compartir y de una caridad entre las Iglesias, para que cada hombre pueda escuchar o volver a escuchar el anuncio que cura y, así, acercarse a los Sacramentos, fuente de la verdadera vida. Junto a este grande signo de fe que se transforma en caridad, recuerdo y agradezco a las Obras Misionales Pontificias, instrumento de cooperación en la misión universal de la Iglesia en el mundo. Por medio de sus actividades, el anuncio del Evangelio se convierte en una intervención de ayuda al prójimo, de justicia para los más pobres, de posibilidad de instrucción en los pueblos más recónditos, de asistencia médica en lugares remotos, de superación de la miseria, de rehabilitación de los marginados, de apoyo al desarrollo de los pueblos, de superación de las divisiones étnicas, de respeto por la vida en cada una de sus etapas. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Queridos hermanos y hermanas, invoco la efusión del Espíritu Santo sobre la obra de la evangelización ad gentes, y en particular sobre quienes trabajan en ella, para que la gracia de Dios la haga caminar más decididamente en la historia del mundo. Con el Beato John Henry Newman, quisiera implorar: “Acompaña, oh Señor, a tus misioneros en las tierras por evangelizar; pon las palabras justas en sus labios, haz fructífero su trabajo”. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia y Estrella de la Evangelización, acompañe a todos los misioneros del Evangelio. Vaticano, 6 de enero de 2012, Solemnidad de la Epifanía del Señor
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8. Vitaminas para alegrar el mes
FE Quiero creer. Porque, Señor, yo te he visto y quiero volver a ver, quiero creer. Tú que pusiste en las flores rocío y debajo miel, filtra en mis secas pupilas dos gotas frescas de fe. Quiero creer. Porque, Señor, yo te he visto y quiero volverte a ver creo en ti y quiero creer. Gerardo Diego
AMISTAD ¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? ¿qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno oscuras? ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¿qué extraño desvarío, si de mi ingratitud del hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el ángel me decía: “Alma, asómate ahora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía”! ¡Y cuántas, hermosura soberana: “Mañana le abriremos”, respondía, para lo mismo responder mañana! Lope de Vega
A L E G R ÍA Quiero cantar la vida que empieza, tararear las dudas que a veces me detienen, y convertir en música las lágrimas. Quiero hacer una balada de justicia y una samba Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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para pronunciar la paz en mil idiomas. Que el perdón se cante como una rumba y la esperanza se anuncie con tambor y trompeta. Que la fe tenga la letra de un bolero y tu historia, fascinante y única, sea un villancico para todo el año. José M. R. Olaizola
PAZ Danos, Señor, aquella Paz extraña que brota en plena lucha como una flor de fuego; que rompe en plena noche como un canto escondido; que llega en plena muerte como el beso esperado. Danos la Paz de los que andan siempre, desnudos de ventajas, vestidos por el viento de una esperanza núbil. Aquella Paz del pobre que ya ha vencido el miedo. Aquella Paz del libre que se aferra a la vida. La Paz que se comparte en igualdad fraterna como el agua y la Hostia. Pedro Casaldáliga
C O N V E R S IÓ N Señor! Cuando me encierro en mí, no existe nada: ni tu cielo y tus montes, tus vientos y tus mares; ni tu sol, ni la lluvia de estrellas. Ni existen los demás ni existes Tu, ni existo yo. A fuerza de pensarme, me destruyo. Y una oscura soledad me envuelve, y no veo nada y no oigo nada. Cúrame, Señor, cúrame por dentro, como a los ciegos, mudos y leprosos, que te presentaban. Yo me presento. Cúrame el corazón, de donde sale, lo que otros padecen y donde llevo mudo y reprimido el amor tuyo, que les debo. Despiértame, Señor, de este coma profundo, que es amarme por encima de todo. Que yo vuelva a ver (Lc 18, 41) a verte, a verles, a ver tus cosas a ver tu vida, a ver tus hijos.... Y que empiece a hablar, como los niños, -balbuceando-, las dos palabras más redondas de la vida: ¡PADRE NUESTRO! Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Ignacio Iglesias
H O S P IT A L ID A D Si el amor te escogiera y se dignara llegar hasta tu puerta y ser tu huésped ¡Cuidado con abrirle e invitarle, si quieres ser feliz como eras antes! Pues no entra solo: tras él vienen los ángeles de la niebla tu huésped solitario sueña con los fracasados y los desposeídos con los tristes y con el dolor infinito de la vida. Despertará en ti deseos que nunca podrás olvidar, te mostrará estrellas que nunca viste antes; te hará compartir, en adelante el peso de su tristeza divina sobre el mundo. ¡Listo fuiste al no abrirle! y, sin embargo, ¡qué pobre, si lo echaste de un portazo! S.R. Lysaght
V ID A Si tienes mil razones para vivir, si has dejado de sentirte solo, si te despiertas con ganas de cantar, si todo te habla -desde las piedras del camino a las estrellas del cielo, desde las luciérnagas que se arrastran a los peces, señores del mar-, si oyes los vientos y escuchas el silencios, ¡exulta! El amor camina contigo, es tu compañero, es tu hermano… Helder Camara
AMOR Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo, con tal de que tu voluntad se cumpla en mi y en todas tus criaturas. No deseo nada más Padre. Te encomiendo mi alma, te la entrego Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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con todo el amor de que soy capaz, porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida, con infinita confianza, porque tú eres mi Padre. Charles de Foucauld
ENCUENTRO Señor, si no estás aquí, ¿dónde te buscaré estando ausente? Si estás por doquier, ¿cómo no descubro tu presencia? Cierto es que habitas en una claridad inaccesible. Pero ¿dónde se halla esa inaccesible claridad? ¿Quién me conducirá hasta allí para verte en ella? Y luego, ¿con qué señales, bajo qué rasgos te buscaré? Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío; no conozco tu rostro… Enséñame a buscarte y muéstrame a quien te busca, porque no puedo ir en tu busca, a menos que Tú me enseñes, y no puedo encontrarte si Tú no te manifiestas. Deseando te buscaré, te desearé buscando, Amando te hallaré, y encontrándote te amaré. San Alselmo
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9. Reflexión semanal
9 .1 . O C T U B R E Canción: Fíate
Octubre Valor: FE
La fe nos une Desde la fe seguimos a Jesús La fe nos invita a evangelizar La fe nos sana
07 de octubre Domingo XXVII del T. Ordinario Evangelio: Marcos 10, 2-16 «Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre» Dinámica: La fe nos une a Dios La fe es una historia de búsqueda. De Dios y su verdad. De algo que dé sentido a lo que ocurre. De respuestas a las grandes preguntas, por el sentido de la vida, de la muerte, del dolor, del amor. En esa búsqueda no estamos solos. De hecho, nos apoyamos en lo que otras personas antes que nosotros vivieron, intuyeron y comprendieron. Desde ahí aprendemos, y seguimos tratando de aprehender una verdad que se va desplegando en el tiempo. Hoy quiero sentirme unido a toda esa cadena de buscadores de Dios que, desde el inicio de los tiempos, buscan... •
¿Hay algún personaje de la historia de la Iglesia, alguna figura que me resulte especialmente cercana? Vuelvo la vista hacia ellos y rezo con ellos.
14 de octubre Domingo XXVIII del T. Ordinario Evangelio: Marcos 10, 17-30 «Vende lo que tienes y sígueme» Dinámica: Desde la fe seguimos a Jesús Cada vida es única, diferente. Cada persona es un mundo. Y cada uno de nosotros somos un milagro. Cada uno tenemos la oportunidad de
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elegir: Qué queremos hacer. Cómo vivir. Qué valores sostener, y qué metas perseguir. No es fácil encontrar las respuestas, y la mayor parte del tiempo la viviremos en búsqueda, pero si es con fe, está bien intentarlo. Y si, siguiendo a Jesús, vamos encontrando nuestro propio camino, único, distinto, propio y genial, entonces, ¿qué más podemos pedir? •
¿Cómo quiero seguir a Jesús? ¿Qué camino he elegido hasta ahora?
21 de octubre Domingo XXIX del T. Ordinario. DOMUND (Ver el mensaje del Papa en el punto 7 del índice) Evangelio: Marcos 10, 35-45 «El Hijo del Hombre ha venido a dar su vida en rescate por todos» Dinámica: La fe nos invita a evangelizar La fe cristiana implica ponerse manos a la obra. Echar raíces en el amor lleva a vivir desde un amor real, concreto, encarnado y fecundo. Supone trabajar con y por otros. A veces otros serán quienes te ayuden. En algunas ocasiones seré yo quien ayude a los demás. Y muchas otras veces seremos, juntos, capaces de construir mucho… sanar heridas, alumbrar mundos nuevos, imaginar paraísos, desbaratar infiernos. Al juntar las manos y los brazos, al sumar las fuerzas, surge algo nuevo, diferente. En el encuentro hay una fecundidad mayor. En los proyectos así compartidos hacemos Reino. •
En mi historia, ¿con quiénes me he puesto manos a la obra? Pido hoy por los proyectos en los que estoy implicado.
28 de octubre Domingo XXX del T. Ordinario Evangelio: Marcos 10, 46-52 «Maestro que pueda ver» Dinámica: La fe nos sana Parece más claro que Dios me acompaña cuando la vida me sonríe. Entonces entiendo que Dios me cuida. Pero, ¿y cuándo estoy fastidiado? ¿Cuándo pierdo pie en la vida? Hay veces en que es casi imposible sentirle. Ni siquiera encuentro la paz suficiente para buscarle. En esos momentos quiero protestar, gritar, quejarme o reclamarle porque me parece que no está siendo tan infinitamente tierno ni protector como “prometió”. Entonces la oración se vuelve lamento o reproche. Pero voy aprendiendo a reconocer que ahí, en la tormenta, también me sigue Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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cuidando. Que Dios no es un Dios blandito para vidas mullidas, sino un Dios encarnado para vidas humanas, un Dios volcado en sus hijos frágiles. Que me hace fuerte en la debilidad, que a veces me alivia en rostros amigos, en bromas familiares o me da la esperanza suficiente para ir tirando –que no es poco. •
¿Qué pasa con Dios en esos momentos de ahogo, de enfermedad, de agobio o de tristeza?
9.2. NOVIEMBRE Canción: Evangelio es decir amigo
Noviembre
Queremos tener amistad con los bienaventurados Nuestra amistad crece en el amor Valor: AMISTAD Compartiendo llegamos a la amistad El Señor nos invita a la amistad Nuestra amistad se fortalece por su forma de ser
01 de noviembre Jueves solemnidad de todos los santos Evangelio: Mateo 51-12a «Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo» Dinámica: Queremos tener amistad con los bienaventurados Las bienaventuranzas que salieron de tu boca son auténticas realidades vivas en la gran asamblea de todos los santos que en su vida terrestre siguieron tus huellas y hoy celebramos. Mientras ellos ya han alcanzado la segunda parte, a mí me invitan a ser pobre, misericordioso, limpio de corazón, amante de la paz y de la justicia… hasta que, como los santos, sea bienaventurado plenamente. Merece la alegría vivir como vivieron para un día gozar con ellos en tu gloria; pero mientras tanto queremos mantener la amistad con los bienaventurados de hoy. •
¿Me identifico con los pobres, misericordiosos, limpios de corazón, amantes de la paz y la justicia?
04 de noviembre Domingo XXXI del T. Ordinario Evangelio: Marcos 12, 28b-34 «No estás lejos del reino de Dios» Dinámica: Nuestra amistad crece en el amor El amor a Dios no es un concepto filosófico, sino una actitud constante que ha de tener el creyente, reflejada en los acontecimientos de cada Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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día. Porque el que ama a Dios hace de esta relación una amistad, que se nota en el servicio, en la entrega a los demás. Y vive más pendiente de la voluntad de su Padre Dios, que de la suya propia. Esta amistad con Él será alimento cotidiano del que no podré prescindir. Los auténticos adoradores de Dios encuentran en Él la mejor razón para convertirse en amigos de la vida y desear que todos participen de una amistad tan gratificante. •
¿Vivo contento y feliz por la mistad que tengo con Dios, por el amor infinito que Dios me manifiesta?
11 de noviembre Domingo XXXII del T. Ordinario Evangelio: Marcos 12, 38-44 «Esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie» Dinámica: Compartiendo llegamos a la amistad Jesús nos advierte del comportamiento hipócrita de los escribas; fingen lo que no son. Cuando hay amistad nos comportamos de otra manera. La amistad que nace de la sinceridad de corazón, se entrega totalmente y no busca complacencia ni la de los demás. Esta actitud de Jesús es una invitación ir por la vida mirando más que viendo; escuchando más que oyendo todo lo que sucede a nuestro alrededor. Es preciso pararse y luego, con paz y con amor releer y orar cada acontecimiento. Transformar las simples apariencias de las cosas, personas y sucesos y al trasluz de todo, descubrir siempre el mensaje y la amistad de Dios. No hay amor allí donde no hay entrega generosa y donación desinteresada, amistad. •
¿Trato de hacer las cosas desde la amistad, con sencillez, sin desea ser alabado y elogiado por ello?
18 de noviembre Domingo XXXIII del T. Ordinario Evangelio: Marcos 13, 24-32 «Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos» Dinámica: El Señor nos invita a la amistad En la raíz de la existencia no reina la soledad, la enemistad, la crueldad o el caos; sino el misterio de un Dios que se nos revelado en Cristo como destino final de la humanidad. El amor, la amistad, serán algunos Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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distintivos en el camino de inaugurar el cielo nuevo y la tierra nueva, siempre con fe humilde. Con la comparación de la higuera, Jesús nos da una visión esperanzadora. Se puede edificar un mundo nuevo sobre las ruinas de la enemistad, del egoísmo y del pecado. Asumamos la vida con responsabilidad, con el amor y la amistad que Jesús nos invita a vivir. En Jesús, el amor triunfó y es más fuerte que la muerte. •
¿Soy consciente de que con mi vida, desde la amistad, debo colaborar a construir un mundo nuevo, más humano?
25 de noviembre Domingo XXXIV del T. Ordinario. JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO Evangelio: Juan 18, 33b-37 «Tú lo dices: Soy Rey» Dinámica: Nuestra amistad se fortalece, por tu forma de ser Con la festividad de Cristo Rey se cierra un ciclo litúrgico. Jesús inaugura un nuevo estilo de vida, una visión distinta de las cosas porque Él es lo nuevo que irrumpe en nombre de Dios en la historia humana. Su reinado no se parece en nada a la forma de gobernar de los reyes de la tierra. No está regido por la ambición, el prestigio o el poder triunfalista que deslumbra a los demás. No se impone por la fuerza sino por la verdad y el amor; por todo esto, nuestra amistad se fortalece, porque es testigo de la verdad, liberador de toda esclavitud,… y amigo que me acompaña en mi fragilidad. •
¿Le dejo a Jesús espacio en mi vida para fortalecer nuestra amistad?
9.3. DICIEMBRE Canción: Alégrate
Diciembre Valor: ALEGRÍA
Alegría por lo que está por venir Vivimos la alegría con María Inmaculada La alegría de ver la salvación de Dios La alegría de la espera La alegría de la visita La alegría de la fiesta La alegría del encuentro
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02 de diciembre Domingo I del T. Adviento Evangelio: Lucas 21, 25-28.34-36 «Se acerca vuestra liberación» Dinámica: Alegría por lo que está por venir El adviento ha llegado, estamos invitados a la esperanza, a la alegría, a levantar el ánimo,… la verdadera alegría brota de la satisfacción del deber cumplido, de la buena conducta. Por eso, Jesús, que nos quiere alegres y felices, que ha dado su vida para salvarnos y hacernos felices, nos advierte que tengamos cuidado y nos invita a la vigilancia. •
¿Qué hago para que en nuestro Centro se viva con esperanza y alegría?
08 de diciembre Sábado Solemnidad Concepción de Santa María Virgen
de
la
Inmaculada
Evangelio: Lucas 1, 26-38 «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» Dinámica: Vivimos la alegría con María Inmaculada La fiesta de la Inmaculada Concepción, nació en el corazón de la gente sencilla. Decirle a María, “llena de gracia” o “Inmaculada” es el mejor piropo. María es un Sí total a la Gracia, a la fe, a la alegría, a la entrega incondicional a Dios. María elegida para ser Madre de Dios ha inspirado a poetas, músicos y pintores. Es aclamada por ricos y pobres; sabios e ignorantes; buenos y pecadores porque… es TODA INMACULADA. •
¿Quién es María para mí?
09 de diciembre Domingo II del T. Adviento Evangelio: Lucas 3, 1-6 «Todos verán la salvación de Dios» Dinámica: La alegría de ver la salvación de Dios El deseo de Juan Bautista contiene un mensaje profundo: tenemos que nivelar nuestra vida conforme a lo que Dios quiere de nosotros, para que Jesús pueda nacer de nuevo, espiritualmente, en nuestro corazón. Cuando el mensaje anunciado por Juan Bautista, sea vivido por todos los cristianos del mundo y por todos los hombres de buena voluntad, entonces todos, llenos de alegría, veremos la salvación de Dios hecha realidad. •
¿Cómo va mi siembra de alegría y palabras de esperanza? Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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16 de diciembre Domingo III del T. Adviento Evangelio: Lucas 3, 10-18 «¿Qué hemos de hacer?» Dinámica: La alegría de la espera Esta semana la Palabra de Dios nos invita a descubrir la alegría de la aceptación serena y gozosa de lo que somos, lo que tenemos y lo que nos rodea. Vivir contentos y felices con nuestro yo en una sana autoestima y adaptarnos a las personas y entorno que nos rodea es un principio fundamental de felicidad. Es también la base de un estilo de vida cristiana. Por eso Juan el bautista insiste en ello en su predicación para preparar la venida de Jesús. •
¿Vivo cada día con la alegría de saber que Dios me ama y me quiere feliz?
23 de diciembre Domingo IV del T. Adviento Evangelio: Lucas 1, 39-45 «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» Dinámica: La alegría de la visita María se pone en camino para visitar a su prima Isabel, comunicarle la buena noticia de que el Masías va a llegar por ella y ayudar cuanto puede a su prima ya anciana. La visita de María es una manifestación de gozo y alegría, por eso María canta el Magníficat, es también un encuentro alegre humano y religioso de dos personas que sintonizan espiritualmente con la bendición de Dios. Ante la proximidad de la Navidad, abramos nuestro corazón a la alegría y con María, dejemos que nuestra vida se llene del Espíritu Santo. •
¿Se va a notar mi alegría ante la proximidad de la Navidad?
25 de diciembre Martes La Natividad del Señor Evangelio: Juan 1, 1-18 «La Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros» Dinámica: La alegría de la fiesta Jesús ha nacido; Jesús se ha hecho presencia humana entre nosotros. Es el Dios-Niño. Dios se acerca al hombre en Jesús. Jesús se acerca al hombre. El hombre tiene que acercarse a los otros hombres para darles Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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la BUENA NOTICIA: Dios habita entre nosotros. Dios busca nuestro amor y nuestra amistad y nos quiere alegres para celebrar la fiesta de su nacimiento. •
¿A qué te compromete el celebrar este Gran Acontecimiento?
30 de diciembre Domingo Fiesta De la Sagrada Familia Evangelio: Lucas 2, 41-52 «Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los doctores» Dinámica: La alegría del encuentro Ante el hijo perdido, María y José lo buscan sin descanso entre parientes y conocidos. La no hallarlo regresaron angustiados y lo encontraron en el templo, entonces, se llenaron de alegría. La Familia de Nazaret es el modelo admirable para todos los hogares; a pesar de la singularidad de este hijo y de estos padres, y tal vez por eso mismo, ellos pasaron por grandes dificultades: exilio, persecución, crisis de trabajo, emigración, lejanía de los parientes más cercanos. María y José, con serenidad y alegría, aceptan la voluntad del Padre, aunque no siempre entiendan. •
¿Qué crees que era lo que ayudaba a la Familia de Jesús a mantener la serenidad en medio de las dificultades?
9 .4 . E N E R O Canción: Paz y más paz
Enero
Valor: PAZ
María nos contagia su paz Colmarnos de la paz de Jesús Dios nos comunica su Espíritu de paz Tenemos “agua” de paz La paz de Dios está en nosotros
01 de enero Martes Solemnidad de Santa María. Madre de Dios Evangelio: Lucas 2, 16-21 «María meditaba todas estas cosas en su corazón. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús» Dinámica: María nos contagia su paz Hoy estrenamos un año, y nuestros grandes deseos son: Felicidad y Paz. Se abre nuestra agenda en blanco preparada para ir contemplando Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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sus páginas de Gracia, Servicio, Amor, Paz… Solos no lo haremos, por eso, hoy, fiesta de María, Madre de Dios, miramos a María, Madre de Jesús y Madre nuestra para pedirle su ayuda, porque queremos sentirnos contagiados, por su paz, su amor, su alegría… • •
¿Qué significa para ti la figura de María? ¿Estoy dispuesto a decir SÍ a Dios como un día lo hizo María?
06 de enero Domingo La epifanía del Señor Evangelio: Mateo 2, 1-12 «Venimos de Oriente para adorar al Rey» Dinámica: Colmarnos de la paz de Jesús Unos magos de Oriente, fueron iluminados por la estrella del Señor; rápidos se ponen en marcha, en búsqueda hacia Jesús, por los caminos de la fe. Dificultades no les faltaron pero ellos llegaron a Belén y adoraron a Jesús hecho Niño. ¡Valía la pena hacer ese largo viaje! Se dejan transformar por Jesús y regresan “llenos de paz y alegría”. También nosotros queremos como los Reyes Magos caminar hacia Jesús para colmarnos de su paz y transmitirla a los demás. •
¿Has pensado que también tú como un día lo hicieron los “Reyes Magos” puedes hacerte “regalo para los demás”?
13 de enero Domingo Bautismo del Señor Evangelio: Lucas 3, 15-16.21-22 «Después del bautismo de Jesús, el cielo se abrió» Dinámica: Dios nos comunica su Espíritu de paz En este texto, con un estilo lleno de simbolismo y cargado de significado, se nos dice lo que Jesús es: siempre fiel a su Padre. Jesús se dirige al Jordán para ser bautizado por Juan. Lucas nos lo presenta a través de tres símbolos: “El cielo se abre”, es decir, Dios viene a salvar a los hombres; “Bajó el Espíritu en forma de paloma”, es decir, Dios comunica su Espíritu de paz y da vida plena a Jesús; “La voz de Dios desde el cielo”, es decir, Dios nos da su Palabra para que la acojamos en su radicalidad. •
¿Te dejas conducir por el Espíritu de paz que está en los íntimo de tu ser?
20 de enero Domingo II del T. Ordinario
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Evangelio: Juan 2, 1-11 «En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos» Dinámica: Tenemos “agua” de paz Jesús nos da el Vino Bueno de la Vida, de la paz y de la alegría, pero nos lo da empleando el agua que nosotros llevamos, es decir, nuestras cosas: esfuerzo, amor, generosidad. Cuando ayudamos a los demás, ponemos el agua en sus jarras. Cuando sembramos la paz alrededor nuestro, ponemos agua en la jarras… y Jesús la convierte en el buen vino de la VIDA DE DIOS. •
Jesús, necesita nuestra “agua” para transformarnos en el buen vino que llene a todos de paz, de alegría y de auténtica vida ¿Qué haces con tu “agua”?
27 de enero Domingo III del T. Ordinario Evangelio: Lucas 1, 1-4; 4, 14-21 «Hoy se cumple la Escritura» Dinámica: La paz de Dios está en nosotros “El Espíritu del Señor está sobre mí porque Él me ha ungido” significa que el Espíritu de Dios, la Vida de Dios, su Fuerza y Amor, la Paz y la Alegría de Dios… todo lo que Dios es. Todo ello está en mí. •
¿Has experimentado en algún momento de dificultad la ayuda del Espíritu?
9 .5 . F E B R E R O Canción: Si realmente queremos amar
Febrero
Valor: CONVERSIÓN
A todos llega la conversión Tras la conversión seguimos a Jesús Del desierto volvemos convertidos La oración nos invita a la conversión
03 de febrero Domingo IV del T. Ordinario Evangelio: Lucas 4,21-30 «Jesús, como Elías y Eliseo, no es enviado sólo a los judíos» Dinámica: A todos llega la conversión Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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El problema entre Jesús y sus paisanos comienza cuando Jesús toma la palabra para señalar que a lo largo de la historia de salvación, la tierra donde nace un profeta no suele ser tierra de fe. Los profetas encontraron corazones abiertos a Dios justamente “en otro sitio”. De alguna forma, sus paisanos querían únicamente que Jesús hiciera milagros y ver cosas espectaculares, pero no confiaban en él. También nosotros hoy día queremos milagros, soluciones rápidas y eficaces pero nos negamos a convertirnos a poner nuestra colaboración, y sin embargo, la conversión puede llegar a todos. •
¿Suelo tener una actitud de agradecimiento y realizo detalles de conversión?
10 de febrero Domingo V del T. Ordinario Evangelio: Lucas 5,1-111, 1-4; 4, 14-21 «Dejándolo todo, lo siguieron» Dinámica: Tras la conversión seguimos a Jesús Con Jesús la Felicidad es segura y los resultados son siempre magníficos. Con Él todo lo podemos, Hoy Jesús nos vuelve a recordar que necesita nuestras pobres redes para que todos los hombres conozcan a Dios. Necesita pescadores de hombres para crear una nueva sociedad; pero hay un paso previo, y es convertir nuestros corazones, sólo desde aquí podremos seguir a Jesús. •
¿Reconoces con frecuencia tus errores, fallos y faltas? Sería una forma de empezar a convertir nuestros corazones
17 de febrero Domingo I del T. Cuaresma Evangelio: Lucas 4,1-13 «El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado» Dinámica: Del desierto volvemos convertidos La vida, la sociedad nos tiende trampas, nos muestra muchos dioses que nos atrapan y esclavizan, como la moda, las marcas, la televisión, la droga, etc.; miles de dioses que nos impiden ser nosotros, pensar y reflexionar. Jesús hoy nos invita a adorar sólo a Dios, a desprendernos de los que nos hace prisioneros y nos quita la libertad y dentro de nuestro corazón nos grita fuerte, descubre lo buenos que hay en ti, no te esclavices, conviértete, Dios te creó libre. •
¿Qué es lo que te impide realizar un proceso de conversión?
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24 de febrero Domingo II del T. Cuaresma Evangelio: Lucas 9,28b-36 «Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió» Dinámica: La oración nos invita a la conversión Jesús se transfigura mientras ora. Estoy seguro de que por poco orantes que seamos, tenemos experiencia de cómo nos “transfigura” la oración, es decir, las confidencias con Dios. En Dios encontramos la “chispa de la vida”, la “fuerza para caminar”. La intimidad con Dios es la que nos transforma. Nos esperan manifestaciones de Dios que ni nos podemos imaginar. Pero solo se darán si oramos, si vamos convirtiéndonos con la oración. Adormilados, nos perderemos la fiesta de ola manifestación de Dios. •
¿Qué me impide oír a Jesús para ir convirtiendo mi vida, en el día a día?
9.6. MARZO
Canción: En la caridad Marzo Valor: HOSPITALIDAD
Hacer crecer la hospitalidad Ser ejemplo de hospitalidad Desde la hospitalidad dar otra oportunidad Practicar la hospitalidad El amor se hace hospitalidad
03 de marzo Domingo III del T. Cuaresma Evangelio: Lucas 13,1-9 «Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera» Dinámica: Hacer crecer la hospitalidad La Palabra de esta semana, nos presenta la parábola de la higuera sin fruto, en ella, podemos ver la ternura de Dios, su misericordia. Nosotros, como la higuera, a veces no damos frutos buenos, pero Dios tiene paciencia con nosotros, nos da otra oportunidad, siempre está dispuesto a acogernos y practicar la hospitalidad con cada uno de nosotros. •
Dios me ha dado muchos valores, uno de ellos es la hospitalidad, ¿lo hago crecer? Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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10 de marzo Domingo IV del T. Cuaresma Evangelio: Lucas 15,1-3.11-32 «Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido» Dinámica: Ser ejemplo de hospitalidad En esta semana de Cuaresma, camino hacia la Pascua, nos encontramos con un bello pasaje del Evangelio: la parábola del hijo pródigo, un buen ejemplo de hospitalidad. Jesús nos muestra a Dios como a un Padre lleno de ternura, un Padre que se alegra de la vuelta de su hijo, no le recrimina lo malo que ha hecho; sólo le importa su regreso, recuperarlo. Él nos enseña que en el corazón de un cristiano no cabe ni la envidia ni el rencor, pero sí la hospitalidad y el amor. •
¿Me alegra sentirme hospitalario imitando a San Juan de Dios?
17 de marzo Domingo V del T. Cuaresma Evangelio: Juan 8,1-11 «El que esté sin pecado que tire la primera piedra» la hospitalidad dar otra Dinámica: Desde oportunidad Hoy la Palabra de Dios, nos muestra a Jesús lleno de ternura y misericordia para con los pecadores. La mujer adúltera según la Ley debía morir, pero para Jesús está por encima el amor, el perdón y aunque él no estaba de acuerdo con el pecado, con la que la mujer había hecho, tiene piedad de ella, la acoge, la perdona y le pide que no peque más. Jesús nos enseña a ser hospitalarios y dar siempre una oportunidad. •
¿Soy hospitalario incluso con los que no hacen las cosas bien, los acojo en lugar de juzgarlos?
24 de marzo Domingo Ramos Evangelio: Lucas 22,14—23,56 «He deseado ardientemente comer esta comida pascual con vosotros antes de padecer» Dinámica: Practicar la hospitalidad
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Algunos practicaron la hospitalidad, estaban preparados con los brazos abiertos, entre ramos y palmas, para dar la bienvenida a Jesús cuando entraba en Jerusalén. A los fariseos les molestaba esta expresión de entusiasmo y fervor popular. También hoy hay quien pretende hacer callar a los profetas buenos, y no dejan a los demás ser hospitalarios. •
¿Estoy dispuesto a ser hospitalario, independientemente de los que piensen los demás?
31 de marzo Domingo Resurrección Evangelio: Juan 20,1-9 «Él había de resucitar de muertos» Dinámica: El amor se hace hospitalidad
entre
los
Hoy es el día de los días, el Domingo de los domingos. María Magdalena es la encargada de recibir la noticia. Una mujer se convierte en apóstol de los apóstoles. La narración está llena d detalles. Hay una progresión que indica que nuestros ojos, ni siquiera los ojos del amor, son capaces de descubrir al resucitado. El Resucitado tiene que ser anunciado: él mismo se anuncia. Entonces, sí, el amor se hace receptivo. El amor se hace acogedor, se hace hospitalidad. •
¿Qué impide que mi amor se haga hospitalidad?
9 .7 . A B R IL Canción: La vida es Cristo
Abril
Valor: VIDA
Jesús es vida nueva ¡Es el Señor de la vida! Jesús da la vida, porque él es vida Amar es el estilo de vida de Jesús
07 de abril Domingo II de Pascua Evangelio: Juan 20, 19-31 «A los ocho días, se les apareció Jesús» Dinámica: Jesús es vida nueva Jesús separa los obstáculos que le ponemos los hombres. Se presenta en medio de ellos a pesar de que las puertas están cerradas. Jesús vence nuestro miedo. Nos ofrece su paz que es un signo de vida nueva de Jesús. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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¿Le cierro las puertas a Jesús? ¿Tengo miedo? ¿A qué?
14 de abril Domingo III de Pascua Evangelio: Juan 21,1-19 «Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio; lo mismo el pescado» Dinámica: ¡Es el Señor de la vida! En nombre de Jesús echaron las redes y la pesca fue abundante. Vencer el desánimo ante el fracaso confiando en Jesús, es la clave del éxito. Posteriormente los apóstoles reconocieron a Jesús y pudieron decir: ES EL SEÑOR. Nosotros si nos decidimos a tirar las redes en su nombre –esforzarnos en nuestra labor diaria- y a compartir el alimento que Jesús nos prepara, podremos también decir: ES EL SEÑOR RESUCITADO, el señor de la vida, quien nos ayuda. •
¿Creemos que Jesús viene en nuestra ayuda y confiamos en él?
21 de abril Domingo IV de Pascua Evangelio: Juan 10,27-30 «Yo doy la vida eterna a mis ovejas» Dinámica: Jesús da la vida, porque él es vida Jesús se define como buen pastor. La Parábola del Buen Pastor es una buena explicación de la Pascua. Jesús da la vida porque él es vida, y nos comunica la misma vida de Dios. Hay un mutuo conocimiento entre el Pastor y las ovejas: un mutuo reconocimiento en el amor. Seguirlo es una consecuencia de haberlo escuchado y la exigencia de poner en práctica su palabra. •
La vocación cristiana, la forma de seguir a Jesús es variada, ¿Cuál es tu forma de seguirlo?
28 de abril Domingo V de Pascua Evangelio: Juan 13,31-33a.34-35 «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros» Dinámica: Amar es el estilo de vida de Jesús
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Jesús está a punto de dejar este mundo y nos deja su testamento. Los cristianos queremos cumplir su deseo. Es para nosotros muy importante porque es la forma de ser fieles al amor que él nos tiene. El mandamiento del amor es siempre nuevo, porque cada día tenemos que estrenar un corazón generoso que se abre al amor de Jesús y al amor a los hermanos. •
¿Me siento responsable de hacer realidad el testamento de Jesús?
9.8. MAYO Canción: Si no tengo amor
Mayo
Valor: AMOR
El Espíritu, presencia de amor Ser testigos del amor Obra de amor, perdón y paz Dios es amor
05 de mayo Domingo VI de Pascua Evangelio: Juan 14, 23-29 «El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho» Dinámica: El Espíritu, presencia de amor Jesús se despide, pero nos promete su Espíritu que será quien nos enseñará todas las cosas. Es una presencia, la del Espíritu, que nos cuesta entender; es una presencia que tiene mucho de experiencia, de silencio y de amor. El Espíritu, sin que nosotros nos demos cuenta nos va haciendo entender todo lo que Jesús nos dijo. Siempre escuchamos a quien amamos. Amar a Jesús y escuchar su palabra son dos cosas que van unidas a otro amor, el amor del Padre de Jesús que nos promete vivir en nosotros. •
El amor de Jesús resucitado se me ofrece en la Eucaristía, ¿Qué hago para recibirla?
12 de mayo Solemnidad de la Ascensión del Señor Evangelio: Lucas 24,46-53 «Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo» Dinámica: Ser testigos del amor Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Jesús recuerda a los apóstoles que han vivido la experiencia de la Resurrección que han de anunciar a todos la necesidad de convertirse (cambiar). Nosotros también hemos recibido ese mensaje y hoy nos resuena otra vez: “convertíos”, “amad”, “perdonad”. Un testigo da razón de lo que ha visto y oído, los apóstoles han sido testigos de todo lo que Jesús ha dicho y hecho, por eso son invitados a tomar conciencia de ello y a explicarlo a los demás. •
Jesús nos pide que seamos sus testigos, que comprometamos. ¿Cómo te sientes ante esa invitación?
nos
19 de mayo Solemnidad de Pentecostés Evangelio: Juan 14,15-16.23b-26 «El Espíritu Santo os lo enseñará todo» Dinámica: Obra de amor, perdón y paz La celebración de la Pascua culmina con esta fiesta de Pentecostés. Han sido cincuenta días vividos con intensa fuerza, amor y alegría. Jesús nos comunica su Espíritu para que podamos vivir de forma permanente esta fiesta del amor, del perdón y la paz. Jesús sabe que ha sido enviado por Dios para que los hombres conozcamos bien quién es el Padre. Jesús no ha acabado su tarea, sino que nos ha dejado su Espíritu a nosotros para que continuemos su obra de amor, de perdón y de paz. •
¿Tengo en cuenta que el Espíritu que he recibido en el Bautismo me convierte en un enviado, es decir, un apóstol de Jesucristo?
26 de mayo Solemnidad de la Santísima Trinidad Evangelio: Juan 16,12-15 «Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará» Dinámica: Dios es amor El Espíritu Santo habla y actúa en nosotros, así podemos llegar a conocer cómo es ese Dios que novemos. Jesús nos lo mostró como un Padre lleno de amor. El Espíritu va haciendo, a lo largo del tiempo, en la Iglesia, lo que Jesús hizo cuando estaba en la tierra. Mantiene viva la presencia de Jesús entre nosotros. Nos habla en su nombre del amor de Dios Padre.
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¿Me esfuerzo en captar las instrucciones del Espíritu para seguir el camino del amor?
9 .9 . J U N IO Canción: Mi Dios y mi todo
Junio Valor: ENCUENTRO
Jesús sale Jesús sale Jesús sale Jesús sale su amor. Jesús sale seguirle.
a nuestro encuentro en al Eucaristía al encuentro de la persona que sufre a nuestro encuentro para perdonarnos. a nuestro encuentro para contagiarnos a nuestro encuentro y nos invita a
02 de junio Domingo Solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo Evangelio: Lucas 9,11b-17 «Comieron todos y se saciaron» Dinámica: Jesús sale a nuestro encuentro en al Eucaristía El día del Corpus es un día de gozo y esplendor para todos los cristianos. Jesús se pasea por nuestro Centro, nos visita y nos bendice. Todos debemos salir para adorarlo, darle gracias y pedirle por todas las necesidades del mundo. Es un día de fiesta que no podemos pasar por alto. Jesús en persona se acerca a nosotros, sale a nuestro encuentro. Debemos recibirle •
¿Vamos a misa para encontrarnos con Jesús en la Eucaristía?
09 de junio Domingo X del T. Ordinario Evangelio: Lucas 7,11-17 «¡Muchacho, a ti te digo, levántate!» Dinámica: Jesús sale al encuentro de la persona que sufre Jesús es alguien que vive con gozo profundo la vida de cada día. Su alegría tiene su raíz en la experiencia gozosa de Dios como padre acogedor y salvador de todos los hombres. Por eso, su alegría no es una anestesia que le impide ser sensible al dolor que le rodea, cuando Jesús ve a una madre llorando la muerte de su hijo único, no se escabulle Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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calladamente. Reacciona yendo al encuentro, acercándose a su dolor como hermano, amigo, sembrador de paz y de vida •
¿Salimos al encuentro acompañarlas?
de
las
personas
que
sufren
para
16 de junio Domingo XI del T. Ordinario Evangelio: Lucas 7,36-8,3 «Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor» Dinámica: Jesús sale a nuestro encuentro para perdonarnos. En Jesús se nos ha revelado que Dios no es destructor de la vida y la felicidad, sino Amor a la vida y Amor al hombre. Jesús está siempre del lado del hombre frente al mal que oprime, desintegra y deshumaniza. Por eso, siempre sale a nuestro encuentro para perdonar. Es un regalo poder escuchar en el fondo más íntimo de la propia conciencia las mismas palabras que Jesús dirigió a la pecadora: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz». La experiencia del perdón, ella sola sería capaz de mantener la esperanza en el mundo. •
¿Salimos al encuentro de nuestros compañeros cuando los hemos herido o nos han herido?
23 de junio Domingo XII del T. Ordinario Evangelio: Lucas 9,18-24 «Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho» Dinámica: Jesús sale a nuestro encuentro para contagiarnos su amor. Jesús, «el Mesías de Dios», nos coloca ante nuestra última verdad y se convierte para cada uno de nosotros en invitación gozosa al cambio, a la conversión constante, a la búsqueda humilde pero apasionada de un mundo mejor para todos. Jesús es lo más grande que tenemos los cristianos. Él sale a nuestro encuentro para infundir otro sentido y otro horizonte a nuestra vida. Viene a nuestro encuentro para contagiarnos otra lucidez y otra generosidad, otra energía y otro gozo. Porque puede comunicarnos otro amor, otra libertad y otro ser. •
¿Nos encontramos con Jesús para que nos enseñe a amar como Él? Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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30 de junio Domingo XIII del T. Ordinario Evangelio: Lucas 9,51-62 «Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré donde vayas» Dinámica: Jesús sale a nuestro encuentro y nos invita a seguirle. Jesús sale a nuestro encuentro y nos invita a seguirle. A veces pensamos que es difícil saber cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida. Y sin embargo, sabemos muy bien cuál es el estilo de vida hospitalario, sencillo, fraterno cercano a los pobres, que debemos reproducir día a día siguiendo a Jesús. Cuando el creyente se esfuerza por seguir a Jesús día a día, va experimentando de manera creciente que sin ese «seguir a Jesús», su vida sería menos vida, más inerte, más vacía y más sin sentido •
¿Nos esforzamos en seguir a Jesús?
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10. Anexos
Tiempo de Adviento Catequesis con motivo del día del enfermo Tiempo de Cuaresma San Juan de Dios Semana Santa Tiempo de Pascua Sacramento Unción de enfermos Orando con María en el mes de Mayo
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ADVIENTO 2012
“LA PUERTA DE LA ALEGRÍA”
SERVICIO DE CATEQUESIS CENTRO SAN JUAN DE DIOS CIEMPOZUELOS
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ADVIENTO – CICLO C “La puerta de la alegría” Centro San Juan de Dios - Ciempozuelos
INTRODUCCIÓN Dios desea una relación familiar y cercana con cada hombre y mujer que viene a este mundo. Para acabar de una vez con las incertidumbres, nos envió a su Hijo: Jesucristo. Él es la imagen perfecta de Dios. En ese niño que nace en la pobreza de Belén, nosotros vemos con claridad al Dios que se nos da a conocer. Dios tomó la iniciativa de comunicarse con nosotros. Ahora, ya es posible la respuesta: aceptar su oferta de vida feliz; acoger su presencia transformadora de nuestra vida; dejar espacio para que Él cure las heridas que llevamos y cambie nuestra manera de ver la vida. A esta experiencia de darle una respuesta y de comenzar a confiar en el Dios que se hace niño, la llamamos “fe”. 61 Que este tiempo de Adviento sea para ti y para tu familia un tiempo para descubrir la belleza de la fe, la belleza de confiar en este Dios que, sobre todo, desea que seas feliz, capaz de vivir desde la alegría. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
SIGNIFICADO DEL ADVIENTO Al celebrar la Iglesia el Adviento, te invita a meditar en la venida del Señor. Esta venida se nos presenta en tres dimensiones: •
Adviento Histórico: es la espera en que vivieron los pueblos que ansiaban la venida del Salvador. Va desde Adán hasta la encarnación, abarca todo el Antiguo Testamento.
•
Adviento Místico: es la preparación moral del hombre de hoy a la venida del Señor. Es un Adviento actual. Es tiempo propicio para la evangelización y la oración que dispone al hombre, como persona, y a la comunidad humana, como sociedad, a aceptar la salvación que viene del Señor. Jesús es el Señor que viene constantemente al hombre.
•
Adviento Escatológico: es la preparación a la llegada definitiva del Señor, al final de los tiempos, cuando vendrá para coronar definitivamente su obra redentora, dando a cada uno según sus obras. Esta celebración manifiesta cómo todo el tiempo gira alrededor de Cristo, el mismo ayer, hoy y siempre; Cristo el Señor del tiempo y de la Historia.
San Bernardo habla de tres venidas de Nuestro Señor: su venida que tuvo lugar ya en el nacimiento, su futura venida en la gloria y su venida espiritual, que pertenece al presente. De esta última dice: “Esta venida intermedia es como la senda por la que pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta es nuestro descanso y nuestro conduelo”.
ESQUEMA DEL ADVIENTO: LOS 4 DOMINGOS El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía. El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia (para los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote) durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia. El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor. Se puede hablar de dos partes del Adviento:
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Primera Parte: Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos.
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Segunda Parte: Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús. I DOMINGO ADVIENTO La historia: “… se acerca vuestra liberación” (Lc 21, 25-28. 34-36) «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre» El lugar: Jerusalén. En la explanada del templo En la explanada del gran Templo de Jerusalén. En medio de una muchedumbre que se agolpa para escuchar a Jesús. En el bullicio de una gran ciudad de las de antes y de las de ahora. La oración: Lo que pedimos Pedimos la gracia de no sucumbir a la desesperanza, de ser capaces de distinguir los pequeños y grandes signos del Reino en nuestra vida cotidiana. Los puntos para la oración Ver las personas: Vemos a Jesús enseñando a sus discípulos en el Templo. Los vemos también a ellos, amigos y seguidores de Jesús que escuchan sin entender del todo. Observamos a la muchedumbre que se acerca curiosa y algo temerosa. Nos vemos a nosotros mismos, a ti y a mí, inmersos en la escena, escuchando al maestro. Oír lo que dicen: Escuchamos las palabras proféticas que Jesús dirige a sus discípulos y a todos los que le escuchan: Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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o “Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas…” ¿No percibo estos signos cada día? o “Los hombres quedarán sin aliento por el miedo” ¿Acaso no vivimos tiempos de angustia ante la incertidumbre de futuro? ¿No es ese miedo el mismo que a veces me atenaza? o “Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza…” Acojo estas palabras, las hago propias, pido esa fuerza para no dejarme llevar por el desánimo… Mirar lo que hacen: Jesús enseña, anima, invita,…, nos pone delante de la realidad, la del mundo y la nuestra. Jesús nos invita a la esperanza. Los discípulos escuchan entre la ilusión y el miedo. La muchedumbre se debate entre el escepticismo y la confianza. ¿Y tú, cómo te sitúas, qué sentimiento experimentas: miedo, alegría, duda, serenidad? Reflexión personal Jesús habla de tribulación y de firmeza en la espera. ¿Qué dificultades encuentro en el día a día para hacerme cargo de mi realidad cotidiana? ¿Cómo alimento mi esperanza?
II DOMINGO ADVIENTO La historia: “Una voz grita en el desierto…” (Lc 3, 1-6) Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.» El lugar: La comarca del Jordán El río: Divide dos mundos: el de la civilización, lo conocido, y el desierto, lo ignoto, lo inexplorado. El Desierto: Lugar de silencio y sequedad. Lugar donde poco a poco, la distancia que separa nuestras ideas, nuestras ensoñaciones, de la realidad, se va disipando… La oración: Lo que pedimos Pedimos la gracia de seguir a Juan a lo largo de la comarca del Jordán, sin miedo a fundirnos con el silencio. Los puntos para la oración Ver las personas: Nos fijamos primero en Juan, que recorre aquellos parajes. No le distingue su buen vestir, ni siquiera le distingue sólo su palabra. Lo que de verdad Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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llama la atención es su determinación. Y tú y yo nos situamos con él, ¿pero quién es esa persona, tú y yo, que cruza la línea del desierto? Oír lo que dicen: o “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. ¿Qué significa preparar el camino? ¿Quién es ese Señor que viene? o “Que lo torcido se enderece…”. ¿Qué queda por enderezar en este mundo que me toca vivir? ¿Y en mi propia vida? Pido la gracia de descubrirlo. No lucho contra ello… Mirar lo que hacen: Juan camina por la comarca del Jordán, vive en el desierto, come de lo que le da la tierra y proclama el mensaje que le quema por dentro: “El Señor viene, ¡preparémonos!”. Tú y yo nos acercamos a la escena, intentamos seguirle, cruzamos ese límite que nos separa de lo conocido, escuchamos la palabra de Juan, dejamos que ella nos descubra la realidad de la Promesa... Reflexión personal El desierto nos invita a salir de nuestros propios “amores”, “quereres” e “intereses”. ¿Cómo vivo esa ruptura? ¿Me permite mi vida cotidiana tomar esa distancia? ¿Qué dificultades encuentro?
III DOMINGO ADVIENTO La historia: “Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego” (Lc 3, 10-18) «¿Entonces, qué hacemos?» Él contestó: «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.» Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué hacemos nosotros?» Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido.» Unos militares le preguntaron: «¿Qué hacemos nosotros?» Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.» El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego (…)» El lugar: La comunidad de Juan el Bautista al otro lado del Jordán El desierto se va convirtiendo en lugar de peregrinación. TODOS acuden con sus miedos y con sus esperanzas. La oración: Lo que pedimos Pedimos valentía para poner en manos de Juan las preguntas que nos atenazan. Pedimos la osadía de la conversión del día a día. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Los puntos para la oración Ver las personas: Juan es la figura que aglutina y convoca, pero miremos a nuestro alrededor, fijémonos en la cantidad de grupos y personas distintas que se acercan: publicanos, militares, fariseos, judíos de toda condición… Y tú y yo, con nuestras propias preguntas en el corazón… Oír lo que dicen o Escuchamos la pregunta que todos hacen: ¿Qué hacemos nosotros? La misma pregunta aglutinando mil realidades diversas. o Escuchamos la respuesta de Juan que plantea a cada cual su propio camino de conversión. o Nos escuchamos por dentro, preguntamos, oímos la respuesta… Mirar lo que hacen: Miramos a Juan dando salida a la pasión que le mueve: proclamar la urgencia de la conversión. Nos fijamos en todo el pueblo que acude necesitado de respuestas. ¿Y tú, cómo te acercas a Juan? Reflexión personal Juan habla de conversión, pide sacrificios que nos liberen de aquello que nos ata a nuestros propios egoísmos. ¿Qué actitudes encuentro en mí que me dificultan abrirme a ese cambio tan sanador y necesario en mi vida? ¿Lo afronto sólo? ¿Me reconozco necesitado?
IV DOMINGO ADVIENTO La historia: “..., ¡bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1, 39-45) En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito. «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» El lugar: Camino de Judá, a la casa de Isabel El camino de Nazaret a Judá. Subiendo la montaña… La casa de Isabel, que acoge a su pariente llena de alegría. La oración: Lo que pedimos
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Pedimos la gracia de compartir la alegría de dos mujeres bendecidas por el Dios de la vida. Los puntos para la oración Ver las personas: Dos mujeres: María e Isabel. Una, casi una niña. La otra, una mujer madura. María sale con la mirada encendida. Isabel, embarazada en su vejez, espera ilusionada. Nos colamos en la escena sin hacer ruido y contemplamos la alegría que impregna el ambiente. Hemos recorrido nuestro propio camino y lo compartimos. ¿Quién es esa persona, tú y yo, que llega a casa de Isabel después de esta peregrinación de adviento? Oír lo que dicen: o “¡Bendita tú entre las mujeres!”. Las palabras brotan de los labios de Isabel movidas por el Espíritu Santo. Nos dejamos contagiar por su alegría. o “(…) dichosa tú que has creído porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”. La fe de María posibilita la acción de Dios. Dejamos que su confianza nos mueva… Mirar lo que hacen: María se pone en camino en cuanto recibe la Buena Noticia. Marcha a las montañas a cuidar de su prima Isabel, a compartir la ilusión de sus mutuas esperas. Isabel espera, acoge y bendice a su prima. ¿Y tú, y yo? ¿Cómo vivo esa subida a Judá? ¿Qué sentimiento me invade al terminar este camino y acompañar la felicidad de la Promesa? Reflexión personal Llegamos al final del recorrido de Adviento. Despertar, silencio, conversión y Promesa. Cuatro semanas que nos han traído a las puertas de la Navidad. ¿Ha cambiado algo en nosotros? ¿A qué nos sentimos movidos? ¿Cómo acoger a ese niño Dios que nos viene ayer, hoy y siempre?
DINÁMICA PARA CADA DÍA. ORANDO CON SAN JUAN DE DIOS Para cada día del Adviento, proponemos una oración. El punto de partida es el Evangelio del día. A continuación presentamos una meditación para interiorizar la Palabra. La imagen invita al silencio y a la oración, y nos ayuda a hablar con el Padre. Y así, día tras día, te vas preparando cada vez mejor para acoger a Aquel que se hace cercano a ti. A lo largo de cada día de la semana, la experiencia de la Iglesia propone una lectura apropiada de textos de la Biblia. Estos textos de la Palabra de Dios fueron escritos hace mucho tiempo, pero son profundamente actuales. Todavía hoy siguen teniendo una gran fuerza. Son capaces, hoy y siempre, de cambiar nuestras vidas, porque han sido inspirados por Dios. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Desde aquí te ofrecemos: • • • • •
Una frase bíblica destacada. Piensa en ella. Fíjate. Te puede iluminar todo el día. Una meditación. Este texto relaciona la Palabra de Dios y tu vida de hoy. Una propuesta de oración. Con estas palabras o con otras; tú puedes dialogar con Dios; es un tiempo importante para ti. Una imagen simbólica (de Fano). Segmentos de las cartas de San Juan de Dios. Te pueden servir como vitaminas para el espíritu, y reflexionar cómo lo vivía San Juan de Dios y cómo lo vives tú.
02 DE DICIEMBRE → 1º DOMINGO DE ADVIENTO LUCAS 21,2521,25-28.3428.34-36 “…levantaos y alzad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación” Lo días son fríos. Las noches son largas y oscuras. La vida no es fácil. Todo nos empuja hacia el pesimismo. Desilusionados, parece que sólo podemos elegir entre la desesperación y la mentira. Entre vivir como si la vida no tuviese solución, y vivir consumiendo pequeños placeres fugitivos. Pero llega Jesús y dice que se acabó el tiempo de vivir encorvados, aplastados por la dureza de la vida. Él llega y nos invita a levantar la cabeza. Él nos trae la libertad para todo cuanto nos oprime. Él nos devuelve el ánimo y la esperanza. ¡Ahora, sí! ¡Finalmente! Señor, si Tú vienes a mi encuentro, por fin será posible que la vida tenga sentido. Que el miedo y la culpa desaparezcan. Que la esperanza no se vea limitada por la oscuridad. Si Tú vienes a mi encuentro, yo puedo levantar la cabeza y volver a sonreír. Puedo estar aalleeggrree. 68 SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Por otra parte viendo padecer a tantos pobres, hermanos y prójimos míos y con tantas necesidades, tanto corporales como espirituales, al no poder
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socorrerlos, quedo muy triste, pero a pesar de todo confío sólo en Jesucristo: estoy seguro que él me sacará de apuros, pues él conoce mi corazón»
03 DE DICIEMBRE → LUNES 1º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 8,58,5-11 “Di una sola palabra y mi siervo quedará sano” Esto es tener fe. El hombre y la mujer de fe, como el centurión, están convencidos de que solo la Palabra de Jesús basta para curar. Está bien que haya médicos, Seguridad Social, psicólogos, móviles, Facebook…, pero necesitamos a Jesús y su Palabra para tener una vida plena. Sólo Jesús nos puede curar nuestras limitaciones, la fragilidad de nuestro amor, los egoísmos que nos paralizan, los resentimientos que nos amargan día y noche. Dime tu Palabra, Jesús, y quedaré curado. Muéstrame tu rostro, y la luz volverá a mis ojos. Tócame con ternura con tus manos, y mi corazón se llenará de aalleeggrrííaa porque volverá a latir. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Por que habéis de saber, hermano mío, muy amado y muy querido en Cristo, que son tantos los pobres que aquí vienen, que yo mismo muchas veces quedo maravillado de cómo se pueden sustentar: pero Jesucristo lo provee todo y les da de comer.»
04 DE DICIEMBRE → MARTES 1º SEMANA DE ADVIENTO LUCAS 10, 2121-24 “Yo te alabo, Padre… porque escondes estas verdades a los sabios y las revelas a la gente sencilla” El Adviento es un tiempo de revelación. Jesús viene y nos muestra el rostro perfecto de Dios. A todos. Sin exigir prerrequisitos ni condiciones. En este Jesús, que habla con nosotros, que recorre nuestros caminos y que se pone de nuestro lado en la lucha para ser feliz, está la imagen perfecta de Dios. Y mirando a Jesús, comenzamos, finalmente, a percibir que Dios es amor. ¡Señor! Ayúdame a descubrir la verdad y la belleza de las cosas sencillas, la aalleeggrrííaa de la vida. Enséñame a tener un corazón abierto, capaz de acogerte, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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capaz de aceptar tu Evangelio. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Su principal cuidado ha de ser el rogar a Dios que les dé a todos, hijos e hijas, el estado de gracia.»
05 DE DICIEMBRE → MIÉRCOLES 1º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 15,2915,29-37 “Acudió a Jesús una gran multitud… en la que había cojos, lisiados, ciegos, mudos… Él los sanó” Cada uno de nosotros desea ser muy feliz, y que la vida sea plena. Y, sobre todo, cuando la fe es frágil, presentimos que Jesús tiene voluntad y poder para curarnos de todas las heridas interiores que llevamos encima. Me acerco a ti, Jesús. A mi lado, ¡tantos hombres y mujeres tenemos necesidad de que tú nos cures! He buscado muchos caminos, he probado muchas recetas. Pero hoy sé que solo tú me puedes devolver una esperanza que no desanima, un amor mayor que el egoísmo la aalleeggrrííaa para toda la vida. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Así que aquí se encuentran tullidos, mancos, leprosos, mudos, locos, paralíticos, tiñosos y otros muy viejos y muchos niños; y esto sin contar otros muchos, peregrinos y viandantes, que aquí acuden, a los cuales se les da fuego, agua y sal y vasijas para guisar de comer.»
06 DE DICIEMBRE → JUEVES 1º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 7,21.247,21.24-27 “La casa… no se derrumbó, porque estaba edificada sobre roca” Construir una vida feliz, de alta calidad, es como hacer una casa. Puedes construir en terreno frágil: las mentiras de la publicidad, el placer fácil, el consumo de bienes y las apariencias. Puedes renunciar a construir por miedo a fracasar. Lo que necesitamos, es un terreno que nos dé garantía de solidez; un terreno que no se hunda bajo nuestros pies. Estoy cansado de vivir en la apariencia y superficilidad. Dame energía para construir mi vida apoyándome en ti. Hazme entender que solamente anclado en ti mi vida resistirá a las tempestades, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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a las traiciones, a los desalientos. Sól anclado en ti podré vivir aalleeggrreem meennttee. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Dios que lo sabe y lo remedia todo nos socorra e ilumine.»
07 DE DICIEMBRE → VIERNES 1º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 9,279,27-31 “¡Creemos, Señor!” La tecnología, los medios de comunicación, la economía… son fuerzas muy poderosas. Pueden ser utilizadas para el bien o para el mal, para humanizar o para destruir. Incluso en su mejor utilización no consiguen dar respuesta a nuestros deseos más profundamente humanos: una vida llena de luz y amor; una vida curada de las heridas y los miedos con los que caminamos agobiados. ¿Podrá este Jesús dar esa respuesta? ¡Creo, Señor! Con una fe frágil… pero creo. Tú no eres un mito ni un personaje de los libros de historia. Tú eres el Hijo de Dios. Tú eres la luz de Dios que abre mis ojos a la belleza. Tú eres la ternura de Dios que me libera de mis miedos. Tú eres el fuego de Dios que serena y enardece el corazón Tú eres la aalleeggrrííaa que colma todo mi ser. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «De lo que estoy diciendo, por supuesto yo no sé nada, es Dios quien lo sabe todo. Quedaos con Dios y andad con Dios.»
08 DE DICIEMBRE → INMACULADA CONCEPCIÓN LUCAS 1,261,26-38 “El nombre de la Virgen era María” Los padres le habían dado el nombre de María. El ángel la llama “llena de gracia”. Ella se llama a sí misma “sierva del Señor”. En tu documento de identidad está el nombre que tus padres te dieron. ¿Con qué nombre te llama a ti Dios? ¿Qué nombre escoges para ti? En esta intimidad contigo, Señor Dios, voy descubriendo, como lo hizo María, que hacer tu voluntad no es alienación, ni pérdida de tiempo, ni esclavitud. Enséñame a vivir cada día Confiando en tu Evangelio de vida y aalleeggrrííaa.
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SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Queréis así seguir el ejemplo de nuestra Señora la Virgen María, siempre entera, que a pesar de ser la Madre de Dios, Reina de los ángeles y Señora del mundo, ocupaba todo el día en el trabajo.»
09 DE DICIEMBRE → 2º DOMINGO DE ADVIENTO LUCAS 3,13,1-6 “[Juan Bautista]… predicaba un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados” Si Dios deja de ser una idea vaga… si Él está cerca de nosotros… con su inmenso amor… el cambio de nuestro estilo de vida es posible. No necesitamos permanecer enganchados a las mentiras que nos imponen. Ya no estamos aprisionados por la vergüenza de nuestra culpa. En la fuerza de Dios viene a nuestro encuentro, es posible comenzar de nuevo. ¡Señor!, dame coraje para comenzar una vez más, para dejar atrás los pecados, los egoísmos y miedos. Abre mi corazón a tu eprdón, que sana y libera. Abre mi vida a tu vida en mí y llenala de aalleeggrrííaa. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Si considerásemos lo grande que es la misericordia de Dios, nunca dejaríamos de hacer el bien mientras pudiésemos, porque como el agua apaga el fuego, así la caridad borra el pecado.»
10 DE DICIEMBRE → LUNES 2º SEMANA DE ADVIENTO LUCAS 5,175,17-26 “…levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” Dios viene a nuestro encuentro, para permanecer a nuestro lado. No viene como un juez imparcial, ni como un observador neutro. Él, que es amor, viene por amor para traer amor. Y se pone de nuestra parte contra todo aquello que nos oprime, que nos impide el ser humanos, como: la indiferencia, los dolores, la injusticia, el pecado. Él viene, perdona el pecado, cura nuestra parálisis. Y nos devuelve la libertad y dignidad. ¡Levantame, Señor! Ampárame para que pueda permanecer de pie. Enséñame a usar los pies, para que pueda ir al encuentro de mis amigos. Devuelve a mi corazón la capacidad de amor, La capacidad de vivir desde la aalleeggrrííaa. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Nuestro Señor Jesucristo sabe mejor que nadie lo que ha de hacer con vuestros hijos e hijas; por tanto, todo lo que él hiciere lo habéis vos de aceptar y lo habéis de tener por bueno.»
11 DE DICIEMBRE → MARTES 2º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 18,1218,12-14 “Si un hombre tuviera cien ovejas y una se pierde…” Nuestro Dios no arregla la economía. No se dedica a hacer cuentas. Únicamente se preocupa de encontrar, recuperar la oveja perdida. Aunque Dios fuera “un mal gestor”, sin embargo, yo sé bien que, cuando me pierdo, él sale a buscarme. ¡Gracias, Jesús, Buen Pastor! Gracias por darme tu tiempo, por tu cuidado y por buscarme. Gracias por no descansar hasta que que vuelva a estar en tu brazos viviendo aalleeggrreem meennttee. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Aunque todo el mundo fuera nuestro, no nos haría en nada mejores ni nos contentaríamos por más que tuviésemos. Únicamente estará contento quien, despreciadas todas las cosas, ame sólo y por entero a Jesucristo.»
12 DE DICIEMBRE → MIÉRCOLES 2º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 11,2811,28-30 “Mi yugo es suave y mi carga ligera” Uno de los prejuicios que más aleja de la fe es la idea de que el cristianismo es una carga pesada, insoportable, que nos impide vivir con alegría. Jesús no se impone: sencillamente propone. Él invita a un estilo de vida hecho de fe, esperanza y amor. Él ofrece la energía, la fuerza, para vivir felizmente. Y para quien acepta esta invitación, la vida se vuelve suave y ligera. Quiero ir contigo, Señor. Quiero vivir de tu Palabra. Siento que tu verdad, y solmente tu verdad, traerá la paz, la serenidad, la aalleeggrrííaa y la confianza a mi vida.
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SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «¡Cuántas veces me ha sacado de apuros y me ha librado de las deudas, consolándome con su bendita limosna!»
13 DE DICIEMBRE → JUEVES 2º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 11,1111,11-15 “¡Quien tenga oídos, que oiga!” Oír no es una cuestión de acústica. Oímos muchas cosas que entran por un oído y salen por el otro. Las cosas importantes, tienen que oírse con el corazón. La propuesta de una vida feliz que Dios te hace, te exige una escucha atenta. ¡Señor!, ayúdame a hacer silencio dentro y fuera de mí. Dame fuerza para no distraerme con la disonancia de voces ruidosas que me rodean. Ayuda a mi corazón a escuchar lo que me quieres decir. Enséñame a dejar crecer dentro de mi las semillas de tu Palabra, eso me llenará de aalleeggrrííaa. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «No hallo mejor remedio ni mayor consuelo para cuando me encuentro atribulado que mirar y contemplar a Jesucristo»
14 DE DICIEMBRE → VIERNES 2º SEMANA DE ADVIENTO ISAÍAS 48,1748,17-19 “Yo soy el Señor, tu Dios, que te enseñó lo que es bueno para ti…” Cuando éramos pequeños, creíamos en todo lo que nos decían. Confiábamos en toda la gente. El tiempo, las desilusiones, las traiciones… mataron nuestra ingenuidad, y nos enseñaron a ser confiados. ¿Cuándo comenzamos a desconfiar de Dios? ¿Cuándo a tener miedo de que Él nos engañe y nos robe la felicidad a la que tenemos derecho? ¿Cuándo a pensar que la Palabra de Dios es una carga opresiva? ¡Señor Dios, aumenta mi fe! Ayúdame a confiar en tu presencia en mi vida. Ayúdame a acoger tus mandamientos. Ayúdame a percibir que yo soy importante para ti. Ayúdame a vivir la aalleeggrrííaa de la vida.
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SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Bueno será enmendarnos a tiempo y no hacer como los que dicen una y otra vez: “mañana”, “mañana”, y nunca empiezan»
15 DE DICIEMBRE → SÁBADO 2º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 17,1017,10-13 “Pero yo os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron…” En aquel tiempo, todos esperaban al Mesías Salvador. Pero cuando llegó su mensajero, Juan el Bautista, casi nadie lo acogió. Hoy, todos buscan caminos de felicidad y propuestas para mejorar la calidad de vida, pero, por una razón o por otra, muchos no quieren ver en Jesús la realización de las promesas de Dios. ¿Por qué este rechazo de las señales de Dios? ¡Señor, Dios de la luz! Ayúdame a ver tus señales. Hazme ver el universo como tu creación, como señal de tu bondad constante. Hazme ver a tu Iglesia como tu cuerpo, comunidad de hombres y mujeres apasionados por tu y por tu causa, que, entre pecado y virtud, entre aalleeggrrííaass y tristezas, se muestra presente la humnanidad de hoy. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Estad segura de que él os consolará, pues aunque ahora tengáis que pasar trabajos, al final os servirán de mayor felicidad y gloria.»
16 DE DICIEMBRE → 3º DOMINGO DE ADVIENTO LUCAS 3,103,10-18 “…preguntaban a Juan Bautista: ¿qué debemos hacer?” Si Dios viene a morar entre nosotros… y si la luz va a vencer a la oscuridad… Entonces… es el momento de buscar nuevas formas de vivir. Es el momento de cambiar la comodidad egoísta, por la comunión fraterna. La resignación, por la esperanza activa. Los conflictos mal resueltos, por el perdón generoso. Tú estás abierto, Señor. Y ya comienza a sentirse la fuerza de la vida nueva que tu me has trazado. Tú ne indicas un nuevo estilo de vida, en sintonía con tu Evangelio de amor Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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tú me das coraje para intentarlo. Tu eres la fuerza que siempre está aalleeggrraannddoo mi vida.. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «La fe, que nos lleva a creer todo lo que cree y profesa la Santa Madre Iglesia, y a guardar sus mandamientos, poniéndolos por obra.»
17 DE DICIEMBRE → LUNES 3º SEMANA DE ADVIENTO SALMO 72 “En los días del Señor, nacerá la justicia y la paz para siempre” Cuando éramos pequeños, nos dijeron que la Navidad era el día del “cumpleaños” del niño Jesús. Es verdad. Pero es mucho más que eso. Con el nacimiento de Jesús, Dios comienza a habitar entre nosotros. Y comienza a “contagiarnos” con su anhelo de justicia y de paz para todos. Ven, Señor, a nuestra tierra y a nuestra historia. Ven y libranos del pecado y de la injusticia. Ven y conviértenos al mundo nuevo de justicia, de paz y de aalleeggrrííaa que tú inauguraste. Ven, y abre nuestras manos para compartir con generosidad. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Con la justicia quiero decir que hay que ser justo, dando a cada uno lo que le pertenece»
18 DE DICIEMBRE → MARTES 3º SEMANA DE ADVIENTO MATEO 1,181,18-25 “…y se llamará Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” Jesús en hebreo, significa “Dios salva”. Es un nombre acertado. Porque nuestro Dios es un Dios que salva. Rescata de las aguas peligrosas al que está en peligro de ahogarse. Salva de la maldad al perseguido. Salva de su pecado al egoísta. Salva de las mentiras a los consumistas. Salva a todos. Buenos y malos, ricos y pobres. Porque esta es la “debilidad” de Dios: querer que todos vivimos y seamos felices. Quiero alabarte y agradecerte, Jesús, lo que a lo largo de mi vida he experimentado: que es verdad lo que indica tu nombre. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Tú eres, realmente, el Dios que salva. Agradecido por tantas veces como me has salvado, me has dado tu mano, me has devuelto el sentido y la orientación, me has llenado de aalleeggrrííaa, me has dejado que llorara sobre tu hombro, me has mostrado una luz en medio de la noche oscura. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Tened siempre caridad, porque donde no hay caridad no hay Dios, aunque Dios en todo lugar está»
19 DE DICIEMBRE → MIÉRCOLES 3º SEMANA DE ADVIENTO LUCAS 1,51,5-25 “Muchos se alegrarán en su nacimiento” A veces, la vida es frustrante como la del matrimonio de: Isabel y Zacarías. Vivían una vida honrada, una relación armoniosa…, pero u tanto marcada por el deseo de un hijo que nunca llegó. Y, de repente, Dios promete lo imposible. Que los sueños olvidados se hagan realidad. Que contra toda esperanza, van a tener un hijo en su vejez. Para esta casa el nacimiento de Juan Bautista fue una señal poderosa de la ternura de Dios. ¿Será que Dios no tiene hoy poder y amor para hacer real los sueños que tú albergas en el corazón? Señor, cuando tú entras en mi vida llega la aalleeggrrííaa. Tú vienes y la vida crece. Tú llegas y las promesas se hacen realidad. Pero me alegra, sobre todo, Descubrir que yo soy importante para ti. Lo mismo con mi pecado que con mi fe vacilante. Tu quieres verme feliz. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Aquí tenéis la puerta siempre abierta: me gustaría que vinieseis dispuesto a mejorar cada día.»
20 DE DICIEMBRE → JUEVES JUEVES 3º SEMANA DE ADVIENTO LUCAS 1,261,26-38 “Alégrate, llena de gracia. El Señor está contigo” Llegan estos días antes de la Navidad y todo el mundo quiere desear felicidad. El estar alegre se convierte en una obligación. Porque se dice: “todo va a marchar bien”. El Evangelio te invita a estar alegre incluso cuando las cosas no marchan bien. Cuando los sueños no se realizan. Cuando los proyectos marchan a la deriva. Sin embargo… alégrate. No por decreto. No por mantener las apariencias. Sino porque el Señor está contigo. Si te sientes solo, alégrate: el Señor está contigo, cerca de ti. Si tienes miedo, alégrate: el Señor está contigo, te acompaña. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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En esta Navidad no quiero una aalleeggrrííaa ficticia, engañosa. No quiero ser feliz por comer turrón y pasteles. No quiero regalos de la gente que no me ama. Esta Navidad solo quiero un regalo para ser feliz: que tú estés presente en mi vida. Siempre. De día y de noche. Cuando esté animado y también cuando tenga miedo. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Y puesto que todos tendemos al mismo fin, aunque cada uno va por su camino, según el beneplácito de Dios y la vocación recibida, bueno será que nos ayudemos los unos a los otros.»
21 DE DICIEMBRE → VIERNES 3º SEMANA DE ADVIENTO LUCAS 1,391,39-45 “Bendita tú eres entre las mujeres…” En este largo diálogo que desde siempre Dios tiene con la humanidad, María de Nazaret es un bello modelo. Ella sabía poner toda su confianza en Dios. Sin pasividad ni miedo, ella descubrió que Dios es una presencia real en la vida de cada día. Que Dios es una presencia que hace bien a la vida. Señor, quiero aprender a confiar en ti como lo hizo María de Nazaret. Como Ella, quiero acogerte en mi vida. Como Ella, voy a vivir cada experiencia como un don que viene de ti. Y al vivir así en tu presencia, voy aprendiendo a entregarme a aquellos a los que amo, y esto me llena de aalleeggrrííaa. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «así que necesitamos vivir siempre alerta, ya que no sabemos la hora en que llamarán a la puerta de nuestra alma»
22 DE DICIEMBRE → SÁBADO 3º SEMANA DE ADVIENTO LUCAS 1,461,46-56 “Entonces María dijo: «Mi alma glorifica al Señor»” Es una situación de incomprensión, María reconoce que Dios es grande y maravilloso. Es un Dios que hace cosas excepcionales, que llena la vida de belleza y sentido. Siempre a favor del que menos lo esperaba. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Al llegar la Navidad, te pido, Dios de la luz, que me enseñes a leer tus palabras escritas en mi historia. Que enseñes a leer Las señales que dejaste en mi vida. Que me enseñes a leer cómo encontrar la aalleeggrrííaa. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Que en esta vida cuitada el buen vivir es la llave de aquel que salvarse sabe que lo otro todo es nada»
23 DE DICIEMBRE → 4º DOMINGO DE ADVIENTO MIQUEAS5,1MIQUEAS5,1-4A “él será la paz” La paz, en la Biblia, es sinónimo de felicidad de vida en plenitud. Es mucho más que ausencia de guerra o de conflictos. Jesús que llega es la paz. Él viene a dar sentido, abundancia, esperanza. Él trae todo aquello que deseamos para ser felices. Él viene a ofrecernos mucho más de lo que podemos imaginar. ¡Ven, Principe de la paz! Ven a traer justicia a nuestro mundo dignidad a los pobres que solo en ti esperan. Ven a socorrer a quien no tiene amparo. Ven a defender la vida de los aprimidos, Ven a colmarnos de aalleeggrrííaa. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Con eso estáis practicando las obras de misericordia, ya que procuráis la comida y el vestido a todos los que ahí se encuentran, tanto a viejos como a jóvenes»
24 DE DICIEMBRE → LUNES 4º SEMANA DE ADVIENTO LUCAS 1,671,67-79 “…para iluminar a los que viven en tinieblas… y dirigir nuestros pasos por el camino de la paz” El anciano Zacarías recupera la voz y canta las maravillas de Dios. Él, y todos los hombres y mujeres que celebran el nacimiento del Salvador, se alegran con la llegada del Mesías de Dios. Dios va a entrar decididamente en escena en nuestro mundo. Y va a Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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traer luz a toda la oscuridad que se esconde en nuestros corazones. Y va a enseñarnos el camino de la paz, de la justicia, de la alegría, de la vida abundante. La estrella luminosa que eres tú, Señor, ilumine mi vida. Tu presencia amorosa me llene de aalleeggrrííaa. Tu nacimiento me inspire a darme más a los otros, Tu nacimiento sea el naciemiento de “un yo” más generosa y verdadero. SSaan n JJuuaan n ddee D Diiooss: «Esforcémonos todos, por amor del Señor, y no nos dejemos vencer de nuestros enemigos… Sobre todo, tened siempre caridad, pues ella es la madre de todas las virtudes»
UN ALTO EN EL CAMINO EN MEDIO DEL ADVIENTO
Con muy poquito puedes encender el fuego de tu hogar y esperar, así, la llegada de Jesús. En el corazón del Adviento puedes entrar en el silencio de tu corazón para recordar algunas verdades esenciales, que alimenten tu esperanza. El Adviento e un tiempo de gracia en el que puedes recuperar tu identidad para evangelizar la nueva cultura que respiras. Cualquiera de estos pensamientos puede ayudarte para alimentar los deseos de tu corazón: Dios te ama tal cual eres. Dios te conoce. Frente a la dictadura del relativismo, en la que todo da igual, ésta es la verdad que puedes llevar siempre en tu memoria. Tu biografía ha comenzado en el
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corazón de Dios. De Él parte la iniciativa de llamarte, suya es la capacidad que te ha dado de responderle. Estás envuelto en la gracia. Dios viene a decirte su amor, un amor cariñoso, cercano. Aunque te sorprenda y te parezca increíble, Dios está prendado de tu belleza y comparte contigo sus riquezas. Tiene para ti designios de salvación. ¿Dónde podrás escuchar una declaración de amor tan fascinante? A pesar de tus infidelidades, Dios mantiene su promesa de amarte. Jesús es el rostro de la misericordia. Si te dejas atraer por Él, te llevará al desierto y te hablará al corazón. Tu vida puede encontrarse con la buena nueva del Evangelio. Hoy tienes la oportunidad de experimentar su amor y de dejarte amar. Solo el amor es digno de fe. Lo mejor del ser humano es el amor. El que no ama no tiene ni idea de Dios. Hoy puedes aportar tu granito de arena a la nueva civilización del amor. Si te preguntas por qué se ha fijado en ti, no encontrarás ora respuesta que la de la gratuidad. Uno por uno, todos hemos nacido de esa fuente. “Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura”. Si te parecen difíciles estas cosas, el Espíritu vendrá en tu ayuda. Te susurrará en la intimidad, te guiará hacia la plenitud de la verdad, te convertirá en cantor de amor en medio de la vida. Ora en las encrucijadas del camino, para que no te dejes abatir por el mal, ora en un diálogo amoroso con quien tanto te ama. Intercede por otros. Y si brota en tu interior el deseo de estar en la presencia del Amigo, ya estás orando, ya estás amando. Y Dios se goza en tu amor. Estrena una mirada de bondad hacia todo lo creado, perdona de corazón a quienes te han hecho mal, ponte en medio para servir desde tus dones, colabora con todos los que quieren tender puentes entre las orillas alejadas. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Vive el gozo de tener hermanos y hermanas con quienes puedas indignarte ante la injusticia, con quienes enciendas la lámpara para esperar a Jesús, con quienes prepares los manteles y las cítaras para celebrar su llegada.
NUESTRA PREPARACIÓN Nuestra preparación no tiene que ser sólo litúrgica, sino también espiritual y moral. Llama a la conversión del corazón y a la renovación de vida. El Adviento es el tiempo favorable para emprender un cambio del corazón y para dar un nuevo y decisivo paso en nuestro caminar espiritual, es conversión como preparación por la espera de Jesús. En Cristo, el Hijo eterno, Dios ha aparecido entre nosotros en forma humana, e intenta entrar en lo más íntimo de nuestras vidas, a fin de compartir su vida con nosotros y compartir la alegría. Él está a la puerta y llama, pero jamás forzará la entrada. La puerta que da acceso a nuestros corazones sólo puede ser abierta desde dentro por nosotros mismos.
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CATEQUESIS CON MOTIVO DEL DÍA DEL ENFERMO 2013: TEMA: EL BUEN SAMARITANO LEMA: ANDA Y HAZ TÚ LO MISMO (11 de Febrero de 2013) SEMANA DEL 4 AL 8 DE FEBRERO
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MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI CON OCASIÓN DE LA XXI JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO (11 de febrero de 2013) «Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10,37) Queridos hermanos y hermanas: 1. El 11 de febrero de 2013, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, en el Santuario mariano de Altötting, se celebrará solemnemente la XXI Jornada Mundial del Enfermo. Esta Jornada representa para todos los enfermos, agentes sanitarios, fieles cristianos y para todas la personas de buena voluntad, «un momento fuerte de oración, participación y ofrecimiento del sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como de invitación a todos para que reconozcan en el rostro del hermano enfermo el santo rostro de Cristo que, sufriendo, muriendo y resucitando, realizó la salvación de la humanidad» (Juan Pablo II, Carta por la que se instituía la Jornada Mundial del Enfermo, 13 mayo 1992, 3). En esta ocasión, me siento especialmente cercano a cada uno de vosotros, queridos enfermos, que, en los centros de salud y de asistencia, o también en casa, vivís un difícil momento de prueba a causa de la enfermedad y el sufrimiento. Que lleguen a todos las palabras llenas de aliento pronunciadas por los Padres del Concilio Ecuménico Vaticano II: «No estáis… ni abandonados ni inútiles; sois los llamados por Cristo, su viva y transparente imagen» (Mensaje a los enfermos, a todos los que sufren). 2. Para acompañaros en la peregrinación espiritual que desde Lourdes, lugar y símbolo de esperanza y gracia, nos conduce hacia el Santuario de Altötting, quisiera proponer a vuestra consideración la figura emblemática del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37). La parábola evangélica narrada por san Lucas forma parte de una serie de imágenes y narraciones extraídas de la vida cotidiana, con las que Jesús nos enseña el amor profundo de Dios por todo ser humano, especialmente cuando experimenta la enfermedad y el dolor. Pero además, con las palabras finales de la parábola del Buen Samaritano, «Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10,37), el Señor nos señala cuál es la actitud que todo discípulo suyo ha de tener hacia los demás, especialmente hacia los que están necesitados de atención. Se trata por tanto de extraer del amor infinito de Dios, a través de una intensa relación con él en la oración, la fuerza para vivir cada día como el Buen Samaritano, con una atención concreta hacia quien está herido en el cuerpo y el espíritu, hacia quien pide ayuda, aunque sea un desconocido y no tenga recursos. Esto no sólo vale para los agentes pastorales y sanitarios, sino para todos, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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también para el mismo enfermo, que puede vivir su propia condición en una perspectiva de fe: «Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito» (Enc. Spe salvi, 37). 3. Varios Padres de la Iglesia han visto en la figura del Buen Samaritano al mismo Jesús, y en el hombre caído en manos de los ladrones a Adán, a la humanidad perdida y herida por el propio pecado (cf. Orígenes, Homilía sobre el Evangelio de Lucas XXXIV, 1-9; Ambrosio,Comentario al Evangelio de san Lucas, 71-84; Agustín, Sermón 171). Jesús es el Hijo de Dios, que hace presente el amor del Padre, amor fiel, eterno, sin barreras ni límites. Pero Jesús es también aquel que «se despoja» de su «vestidura divina», que se rebaja de su «condición» divina, para asumir la forma humana (Flp 2,6-8) y acercarse al dolor del hombre, hasta bajar a los infiernos, como recitamos en el Credo, y llevar esperanza y luz. Él no retiene con avidez el ser igual a Dios (cf. Flp 6,6), sino que se inclina, lleno de misericordia, sobre el abismo del sufrimiento humano, para derramar el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. 4. El Año de la fe que estamos viviendo constituye una ocasión propicia para intensificar la diaconía de la caridad en nuestras comunidades eclesiales, para ser cada uno buen samaritano del otro, del que está a nuestro lado. En este sentido, y para que nos sirvan de ejemplo y de estímulo, quisiera llamar la atención sobre algunas de las muchas figuras que en la historia de la Iglesia han ayudado a las personas enfermas a valorar el sufrimiento desde el punto de vista humano y espiritual. Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, «experta en la scientia amoris» (Juan Pablo II, Carta ap. Novo Millennio ineunte, 42), supo vivir «en profunda unión a la Pasión de Jesús» la enfermedad que «la llevaría a la muerte en medio de grandes sufrimientos» (Audiencia general, 6 abril 2011). El venerable Luigi Novarese, del que muchos conservan todavía hoy un vivo recuerdo, advirtió de manera particular en el ejercicio de su ministerio la importancia de la oración por y con los enfermos y los que sufren, a los que acompañaba con frecuencia a los santuarios marianos, de modo especial a la gruta de Lourdes. Movido por la caridad hacia el prójimo, Raúl Follereau dedicó su vida al cuidado de las personas afectadas por el morbo de Hansen, hasta en los lugares más remotos del planeta, promoviendo entre otras cosas la Jornada Mundial contra la lepra. La beata Teresa de Calcuta comenzaba siempre el día encontrando a Jesús en la Eucaristía, saliendo después por las calles con el rosario en la mano para encontrar y servir al Señor presente en los que sufren, especialmente en los que «no son queridos, ni amados, ni atendidos». También santa Ana Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Schäffer de Mindelstetten supo unir de modo ejemplar sus propios sufrimientos a los de Cristo: «La habitación de la enferma se transformó en una celda conventual, y el sufrimiento en servicio misionero… Fortificada por la comunión cotidiana se convirtió en una intercesora infatigable en la oración, y un espejo del amor de Dios para muchas personas en búsqueda de consejo» (Homilía para la canonización, 21 octubre 2012). En el evangelio destaca la figura de la Bienaventurada Virgen María, que siguió al Hijo sufriente hasta el supremo sacrifico en el Gólgota. No perdió nunca la esperanza en la victoria de Dios sobre el mal, el dolor y la muerte, y supo acoger con el mismo abrazo de fe y amor al Hijo de Dios nacido en la gruta de Belén y muerto en la cruz. Su firme confianza en la potencia divina se vio iluminada por la resurrección de Cristo, que ofrece esperanza a quien se encuentra en el sufrimiento y renueva la certeza de la cercanía y el consuelo del Señor. 5. Quisiera por último dirigir una palabra de profundo reconocimiento y de ánimo a las instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, a las diócesis, las comunidades cristianas, las asociaciones de agentes sanitarios y de voluntarios. Que en todos crezca la conciencia de que «en la aceptación amorosa y generosa de toda vida humana, sobre todo si es débil o enferma, la Iglesia vive hoy un momento fundamental de su misión» (Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodalChristifideles laici, 38). Confío esta XXI Jornada Mundial del Enfermo a la intercesión de la Santísima Virgen María de las Gracias, venerada en Altötting, para que acompañe siempre a la humanidad que sufre, en búsqueda de alivio y de firme esperanza, que ayude a todos los que participan en el apostolado de la misericordia a ser buenos samaritanos para sus hermanos y hermanas que padecen la enfermedad y el sufrimiento, a la vez que imparto de todo corazón la Bendición Apostólica. Vaticano, 2 de enero de 2013 Benedictus PP XVI
OBJETIVO PRINCIPALES: 1. RECORDAR, EN EL AÑO DE LA FE, LA DICONÍA DE LA CARIDAD 2. VALORAR Y DIFUNDIR LAS GRANDES APORTACIONES PASTORALES DEL DIA DEL ENFERMO. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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3. EVALUAR LA REPERCUSION DEL DIA DEL ENFERMO EN LAS COMUNIDADES CRISTIANAS, EN LA ATENCION SANITARIA Y EN LA SOCIEDAD. 4. DAR UN IMPULSO A LA CELEBRACION DEL DIA DEL ENFERMO, COMO MEDIO PARA RENOVAR LA ACCIONJ EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA EN EL MUNDO DE LA SALUD.
DESTINATARIOS DE LA CAMPAÑA • • •
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Los enfermos y sus familias. Las instituciones sanitarias y sociosanitarias, especialmente las de la Iglesia. La jerarquía de la Iglesia, los Organismos de promoción y decisión pastoral y las Instituciones docentes de la Iglesia en el campo de la Pastoral. Los servicios de asistencia religiosa de los hospitales. Las comunidades cristianas y equipos de pastoral de la salud. Las congregaciones religiosas sanitarias. Las comunidades de vida contemplativa. Los Profesionales de la Salud La sociedad en general.
DESARROLLO DE LAS CATEQUESIS1: Presentarles al Evangelio de Jesús como principal, fuente de salud. Ver y vivir a Jesús como Jesús buen samaritano (Lc 10,37) Recordadles que Jesús viene para todos, y nos invita a hacer lo mismo que el buen samaritano. Es importante transmitirles el mensaje: Jesús no quiere la enfermedad y prueba de ello es que a lo largo de toda la 1 Podéis escoger los temas que vosotros veáis más adecuados para
vuestros catecúmenos. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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humanidad ha elegido personas que se han dedicado y seguirán prestando su labor a sanar y cuidar a los enfermos.
Temas que podemos elegir: 1) Hacerles ver que existen muchas personas que están en sus casas solas o tiradas por las calles, sin ser atendidos por nadie. Por eso debemos dar gracias a Dios por contar con una “Casa Hospital” y por contar con personas que nos cuidan. 2) San Juan de Dios es modelo de Buen Samaritano. La salud ofrecida por Cristo afecta a todo hombre (sano o enfermo) e incluye todas las dimensiones de la persona. 3) La Iglesia, en su totalidad, debe ser comunidad que cura. Sanar es una tarea encomendada originalmente a la comunidad cristiana. Los enfermos pueden ayudar a los sanos a revisar constantemente la escala de valores, a comprender que la belleza y la fuerza física no lo son todo, que lo esencial no es el tener. 4) Curar y orar. La enfermedad es una situación dura y angustiosa y que puede provocar reacciones diversas.
Los evangelios muestran la atención que Jesús dedica a los enfermos. No sólo enseña también cura: Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo (Mt 4,23). Los discípulos son enviados a hacer lo mismo que Jesús: Id y Proclamad que el Reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios (Mt 10,7-8). En cumplimiento del mandato de Jesús, los discípulos ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban (Mc 6,13). 88
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MATERIAL PARA LAFORMACIÓN DEL CATEQUIASTA2 Apuntes de reflexión teológica “Anda y haz tú lo mismo” (Lc. 10,37) Algunas veces Jesús dice: “Permaneced” (cf. Jn 15,4.7.9), otras dice: “Id” (cf. Mt 28,19). Son dos movimientos que se reclaman mutuamente, pero no de la misma manera: el primero es fundamento y premisa necesaria del segundo. Aquí Jesús dice: “Anda”. En efecto, para encontrarse con el otro en la “visitación” o en la oferta del propio sufrimiento «en favor de la Iglesia» y de la humanidad entera, hay que “salir de la propia tierra”, es necesario andar, hay que desplazarse. Andar es ir hacia el otro, en la dirección del otro. Y para ir ante todo hay que dirigir la mirada. Si no se acepta mirar al otro tal como es, en la condición en que se encuentra, la relación no se inicia y no se convierte nunca en comunicación e intercambio. Por eso dice el Señor: “No apartes del indigente tu mirada…” (Tb 4,7; Sir 4,4). Una vez que se acepta dirigir la mirada, el otro se hace presente y adquiere consistencia en nosotros. Es un primer paso hacia una comunión más plena. Con la aceptación del mirar al otro comienza la superación del “extraño” y el otro pasa a ocupar un sitio en nosotros y, entonces empezamos a entender “dónde está” el otro y, por tanto podemos llevar a cabo el siguiente acto de libertad, de ir en dirección hacia él. En el caso de que se reprima la primera mirada, no habrá ya nada a continuación, no habrá seguimiento. “Y haz tú lo mismo”
89 2 Os dejo un material formativo que os puede ser útil para trabajar la
campaña del enfermo 2013 Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
Jesús emplea el “tú” con el doctor de la Ley porque es precisamente su “yo” el que está en entredicho, no es meramente un principio teórico general. Está en entredicho su persona, su subjetividad personal, y está comprometida esa manera particular que es el obrar: “haz tú también”. En cada “hacer”, pero de manera particular en este, está en cuestión la identidad personal, la verdad del ser persona. La de quien cree que se puede ser uno mismo independientemente de la comunión con el otro y con los demás, es mera ilusión: es jugar consigo mismo antes incluso que con el otro. Una traducción del mandamiento del Antiguo Testamento dice así: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (cf. Lv 19,18). Por tanto, en virtud de la común pertenencia original de los hombres, de todos los hombres, el actuar según el verdadero bien (eleos) para con el otro, contribuye a reconstituir la propia identidad. Al aproximarse al otro mi “yo” se vuelve un “tú” para el otro, y de este modo viene a ser con más verdad “yo”. Porque se trata de la verdad de mi ser y del otro. “Anda y haz tú también”. ¿Pero cuál es el contenido de este actuar? El relato que precede nos lo ilustra. Ante todo “se le acercó” porque es a partir del acto de aproximarse por lo que el otro se convierte en prójimo. Después echa aceite para aliviar sus heridas, el vino para purificarlas, y las venda. El aliviar, el curar y el vendar indican que la medida del actuar se define por la necesidad del otro, y resulta adecuada en la medida en que se ajusta a lo que el otro necesita. Pero el actuar está entremezclado, como entremezclada está la indigencia del otro, por lo que se hace necesario levantarlo, luego llevar no solamente sus bultos, sino también cargar con su peso, conducirlo a una posada y gastar, lo primero tiempo y luego dinero, estando dispuestos a gastar aún más. “Haz tú lo mismo”. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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El término que resume todo esto y que está vinculado al “hacer” es el término “misericordia” (eleos): “haz también tú misericordia”, en la doble adecuación a la misericordia que ya ha sido puesta en práctica, y a la misericordia que el otro, en su situación concreta, requiere ahora. Este poner en práctica la proximidad, que quiere decir hacer presente y operativa la misericordia, no es el origen, no está aquí el origen de la misericordia, no se trata de una gratuidad absoluta. Encontramos expresada esta verdad en el Diálogo de la Divina Providencia de Santa Catalina de Siena, cuando el Señor dice: el hombre no puede amarme con un amor gratuito, porque todo lo que él es lo ha recibido de Mí. Podría decirse: ya se ha empleado en él misericordia, esto es amor. Entonces yo, dice el Señor, considero como un amor gratuito empleado en Mí, el que lleváis a vuestro prójimo. La pregunta de la que todo había partido, termina en la invitación de Jesús: “Anda y haz tú lo mismo”, era una pregunta sobre la vida (Lc 10,25): «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?», esto es, la vida verdadera. Y Jesús le dice: “Haz esto y vivirás”. En el “hacer” al que Jesús invita al doctor de la Ley está implicada la vida de varias maneras. El dar espacio al otro en sí mismo es introducirlo en un espacio de comunión, y el espacio de comunión es un espacio de vida. El dedicar tiempo, cuidado, fuerza y dinero, es dar vida, hacer de manera que la propia fuerza de vida del otro sea motivo de vida para aquel que en esa circunstancia carece de ella. Por tanto la invitación de Jesús a que nos acerquemos y a la misericordia es una invitación a dar, a donar vida. La misericordia y la vida se reclaman la una a la otra. La misericordia es una cuestión de vida. De hecho, no hay amor más grande que “dar la vida” (Jn 15,13). También desde el punto de vista de quien yace en la necesidad y en el sufrimiento, el convertir en ofrenda el dolor es una ofrenda de vida.
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Desde este punto de vista, se debe revisar también el significado de acompañar al sufrimiento del otro como un hacerse prójimos en la ocasión más grande que hay de cercanía, de tal manera que la ofrenda de la vida del otro sea posible en virtud de nuestra ofrenda a él. De este modo la vida incrementa la vida. El amor, de por sí, requiere la vida: “Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma”, es decir, con toda tu vida.
Apuntes de reflexión para los enfermos, sus familias y para los agentes sanitarios Con la Carta Apostólica Salvifici doloris, publicada el 11 de febrero de 1984, Conmemoración Litúrgica de la Bienaventurada Virgen de Lourdes, el Beato Juan Pablo II se propuso iluminar la dura realidad del sufrimiento con la luz del Evangelio, para ayudar a descubrir su sentido salvífico. Pero, como afirma decididamente el Papa, “para poder percibir la verdadera respuesta al «por qué» del sufrimiento, tenemos que dirigir nuestra mirada a la Revelación del amor divino, fuente última del sentido de todo lo que existe” (nº 13). ¿Cuál es, entonces, el camino espiritual de la persona cristiana enferma en el que puede ser ayudado por una cercanía humana? La actitud frente a la enfermedad y el sufrimiento se caracteriza por dos momentos: la lucha contra sus causas y consecuencias físicas y, al mismo tiempo, un camino de aceptación de la situación. El primer momento puede caracterizarse por el dolor físico de la enfermedad, al que se pueden añadir el dolor físico del tratamiento y los sufrimientos que pueden derivarse del proceso asistencial (espera de los resultados de las pruebas y de eventuales terapias, retrasos, etc.) Pero también el segundo momento puede ser igualmente doloroso, marcado por la sensación de no haber merecido tal situación y por la dificultad de ver, al menos en un primer momento, la bondad del Señor. Es un camino que se basa no sólo en las fuerzas humanas, porque Cristo viene al encuentro del hombre enfermo: «A medida que el hombre toma su cruz, uniéndose Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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espiritualmente a la Cruz de Cristo, se revela ante él el sentido salvífico del sufrimiento» (Juan Pablo II, Carta Ap. Salvifici doloris, nº 26). La asistencia cobra entonces una dimensión mucho más amplia: se trata, a nivel psicológico, de instaurar una relación interpersonal con una persona que atraviesa un momento difícil en su vida; a nivel espiritual, de realizar un encuentro profundo con una persona, y es preciso crecer en la propia “humanidad” para encontrarse con la “humanidad” del otro; a nivel asistencial, de ofrecer al enfermo un servicio, como testimonio de ese amor de Dios del cual el agente sanitario, si es creyente, quiere ser un instrumento; a nivel religioso, de una relación de comunión de fe con la cercanía del agente pastoral. La ayuda más valiosa que se puede dar a los otros es “estar”. Sin la capacidad de estar presente ante quien sufre, ninguna de las otras formas de apoyo puede realizarse. Cuando realmente uno está presente ante alguien que sufre, se participa de su dolor. La persona amiga, que es capaz de permanecer en silencio, juntos en un momento de confusión o de desesperación, en una hora de luto o de pesar, sin pretender saber, cuidar, curar, sino viviendo la cercanía como testimonio del amor de Dios, es quien de verdad está cuidando. Esta capacidad de cuidar, propia también del agente pastoral, del familiar y del voluntario, fue expresada ya por San Agustín: “Yo no sé cómo sucede que cuando un miembro sufre, su dolor se vuelve más ligero si los demás miembros sufren con él. Y el alivio de este dolor no se deriva de una distribución común de los mismos males, sino del consuelo que se experimenta en la caridad de los otros” (Cartas 99,2). Ésta es la actitud fundamental. No se trata, por tanto, de la abundancia de palabras y consejos, sino de la disponibilidad para la escucha. Si el hecho de oír se desarrolla y se acaba a nivel fisiológico de la función auditiva, el escuchar es el acto espiritual que hace percibir no sólo las palabras sino también los pensamientos, el estado de ánimo, el significado personal y más escondido del mensaje que se transmite. Al silencio Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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interior, necesario para escuchar, debe unirse también un lenguaje verbal que debe limitarse a acompañar al relato. Una relación de comunicación que está hecha también de silencio; es más, las pausas de silencio caracterizan los encuentros entre personas que se comunican a nivel profundo. Y Dios habla precisamente en el silencio, es su pastoral divina. En fin, el objetivo de la curación física del paciente no puede ser la única finalidad de la actividad asistencial, porque ésta con frecuencia es inalcanzable: baste pensar en las personas discapacitadas, en las personas ancianas con patologías crónicas, en las personas en la fase terminal de la enfermedad. Si además no queda ninguna posibilidad de que el cuerpo vuelva a estar mejor, o incluso si se está frente a la muerte, se puede tener confianza en una curación. Es necesario, claro está, postular un concepto más realista de curación que, además, ofrece siempre la posibilidad de tener un objetivo terapéutico. Objetivo siempre posible, si se entiende la curación como la capacidad de una persona para no dejarse aplastar por la situación vital, de modo que tenga el valor, la fe, la fuerza de permanecer “dueña” de la situación y de saberla gestionar, en lo humanamente posible. Si el cuerpo puede ir en declive, el espíritu puede crecer. En efecto, por curación se debe entender más correctamente la posibilidad de ayudar a un enfermo crónico, a una persona afectada por una discapacidad, a un moribundo, a tratar de aceptar su situación vital, y a trascender la enfermedad y la salud, y afirmar en actitud de ofrecimiento: “Por esto estoy contento de los sufrimientos que soporto por vosotros y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24). Una persona que ya no es sólo objeto de una preocupación pastoral, sino sujeto de ella. Por otra parte, “en el programa mesiánico de Cristo, que es a la vez el programa del Reino de Dios, el sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor hacia el prójimo, para transformar toda la civilización en la “civilización del amor”. En este amor el significado salvífico del sufrimiento se realiza totalmente y alcanza su dimensión definitiva” (Carta Ap. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Salvifici doloris, nº 30), de modo que el Beato Juan Pablo II podía concluir afirmando que «Cristo al mismo tiempo ha enseñado al hombre a hacer bien con el sufrimiento y a hacer el bien a quien sufre».
Apuntes para la oración Jesús nos invita en su Evangelio a dos movimientos que parecen contradecirse, pero que en realidad responden al núcleo más profundo del ser creyentes: “Permaneced en mí” y “Anda y haz tú lo mismo”. “Permanecer” en su amor responde a la exigencia de detenerse, de contemplar, de absorber el amor; “Anda” pon en juego todas las energías reforzadas en la fuente. Sin el permanecer, el “Anda” puede derivar en eficientismo, en activismo no alumbrado por el fuego de la caridad. “La fe que actúa por el amor se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción, que cambia toda la vida del hombre” (Benedicto XVI, Carta Ap. Porta fidei, nº 5) “Permaneced en mí y yo en vosotros. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.” (Jn 15,4.7.9.). Reflexión «Es hermoso permanecer unos momentos con Él y, recostados sobre su pecho como el discípulo amado, ser tocados por el amor infinito de su corazón. Permaneced en mí como yo en vosotros. Esta reciprocidad es el fundamento mismo, el alma de la vida cristiana. Realizada en nosotros por el Espíritu Santo, nos abre, a través de Cristo y en Cristo, a la contemplación del rostro del Padre». (Beato Juan Pablo II). Meditemos y recemos el Salmo 136 Dad gracias al Señor porque es bueno: porque es eterna su misericordia. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Dad gracias al Dios de los dioses: porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor de los señores: porque es eterna su misericordia. Sólo él hizo grandes maravillas: porque es eterna su misericordia. Él hizo sabiamente los pueblos: porque es eterna su misericordia. Él hizo sabiamente los cielos: porque es eterna su misericordia. Haz tú lo mismo. En todo “hacer”, pero particularmente en éste, está en juego la identidad personal y la verdad del ser persona. Cuando me aproximo al otro, mi propio “yo” resulta un “tú” para el otro; y de este modo es con más verdad “yo”. Así es como surge la verdad de mi ser y la del otro. ¿Qué hace? Se le acerca. ¿Qué hace? Empieza una nueva manera de obtener la vida eterna. ¿Qué debo hacer para obtener la vida eterna, es decir, la vida verdadera?, y Jesús responde: “Haz esto y vivirás”. Oremos y digamos: Haznos fuertes, Señor. Señor, en la escuela del Buen Samaritano, enséñanos a aliviar, a vendar y a cuidar las heridas del cuerpo y del espíritu, y que nuestra cercanía respete siempre a quien sufre, respete siempre la dignidad del otro; oremos. Señor, me siento abandonado y solo en el camino, envíame buenos samaritanos que sean un apoyo en mi dolor, para que descubramos juntos el valor de la vida, oremos. Señor, danos unos ojos atentos y un corazón sensible, para que nos demos cuenta de las verdaderas necesidades de los hermanos, y que en ese mutuo mirarnos percibamos que el yo y el tú se funden en un “nosotros”, rico en promesas de vida, oremos. Señor Jesús, que nos has dicho que no hay amor más grande que el de dar la propia vida, nosotros sufrimos y Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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hacemos ofrendas por nuestros hermanos, ayúdanos a intercambiarnos la vida, en una donación recíproca que tiene en ti la fuente, oremos.
Hacerse prójimo Señor, aumenta en nosotros la fe como raíz de todo amor verdadero al hombre. ¿Cómo podemos dar testimonio de tu amor? Tú nos has hablado de un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó y que fue asaltado por unos malhechores. Señor, ese hombre nos está llamando. Ayúdanos a no quedarnos entre las paredes del Cenáculo. Jerusalén es la ciudad de la Cena, de la Pascua, de Pentecostés. Por eso nos empuja hacia fuera para ser el prójimo de cada hombre en el camino de Jericó. (Carlo Maria Martini)
ORACIÓN DE LA CAMPAÑA DEL ENFERMO 2013 Jesús, Buen Samaritano, que viviste aliviando el sufrimiento de quienes encontrabas en el camino, como expresión de la misericordia del Padre. Nuestro mundo arde en deseos de eternidad, pero el camino de la vida es largo y tortuoso: hay violencia, desgracia y desesperanza. Nuestro mundo sufre. Ayúdanos a bajar a lo profundo del corazón, donde habitan las carencias y se descubren las necesidades, donde se escucha el grito del dolor, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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la voz de quien sufre y necesita. Danos entraĂąas de misericordia, para que no demos rodeos ante los que sufren y sepamos caminar con los ojos del corazĂłn abiertos para ayudar a quienes nos necesitan. Haznos, SeĂąor, buenos samaritanos para que el mundo descubra en nuestra vida el rostro misericordioso del Padre.
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TIEMPO DE CUARESMA CICLO C
Ă rea de Catequesis Centro San Juan de Dios Ciempozuelos Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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TIEMPO DE CUARESMA 2013 CICLO C
ÁREA DE CATEQUESIS CENTRO SAN JUAN DE DIOS CIEMPOZUELOS El tiempo de Cuaresma va desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor exclusive, y está ordenado a la preparación de la Pascua. La liturgia cuaresmal prepara para la celebración del misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo tanto a los catecúmenos, haciéndolos pasar por los diversos grados de la iniciación cristiana, como a los fieles que recuerdan su llegada a ser cristianos completos por medio del bautismo, la confirmación y la eucaristía, y hacen penitencia, buscando una conversión cada vez más perfecta, por medio de la escucha más frecuente de la Palabra de Dios, la frecuencia de los sacramentos, la oración, las privaciones voluntarias de las que son ejemplo el ayuno y la abstinencia, y la limosna u otras obras de ayuda mutua que manifiestan el desprendimiento de los bienes materiales y la renuncia al egoísmo. La penitencia del tiempo cuaresmal no debe ser sólo interna e individual, sino también externa y social, por lo que los obispos de cada región pueden adaptar y recomendar a todos los fieles estas prácticas comunitarias que han de estimular a otras más personales. «Sin embargo –como dispuso el Concilio Vaticano II- ha de tenerse como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes el viernes de la pasión y muerte del Señor y aún extenderse, según las circunstancias, al Sábado Santo, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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para que de este modo se llegue al gozo del domingo de Resurrección, con elevación y apertura de espíritu».
1.- CUARESMA, TIEMPO DE BÚSQUEDA Y ENCUENTRO El tiempo litúrgico de Cuaresma antecede a la Pascua y la prepara. Es un tiempo rico en simbologías y tradiciones bíblicas. El número cuarenta aparece repetidas veces en la Biblia y muchas de ellas relacionadas con tiempos de prueba y preparación del pueblo o de alguno de los personajes bíblicos más importantes. Los cuarenta días de preparación de la Cuaresma recuerdan en forma inmediata al tiempo de preparación de Jesús en el desierto, previo al comienzo de su misión, pero también podemos reconocer muchos elementos comunes a otras experiencias de "cuarentena" bíblicas. Un recorrido por algunas de ellas nos brindará elementos para la reflexión en este tiempo tan importante para revisar nuestra fidelidad al Dios de la Vida. • • • • • •
Cuarenta días… duró el diluvio (Gén. 7, 17) Cuatrocientos años… debería vivir esclavo el pueblo de Dios en Egipto (Gén. 15, 13) Cuarenta años… peregrinó el pueblo en el desierto antes de entrar en la Tierra Prometida (Dt. 1, 1-3) Cuarenta días… pasó Moisés en la montaña durante su encuentro con Dios (Ex. 24, 18) Cuarenta días… pasó Elías en el desierto antes de su encuentro con Dios (1 Re. 19, 8) Cuarenta días… se preparó Jesús en el desierto antes de comenzar su misión (Mc. 1, 12-13)
La "cuarentena" como tiempo bíblico está asociado a la prueba y la renovación. Es el tiempo en el que Dios actúa para suscitar el arrepentimiento y la búsqueda de sus caminos, como vemos en las citas del diluvio, la referencia a la esclavitud en Egipto y los años errantes del pueblo rumbo a la Tierra prometida. Es tiempo propicio para la revisión de vida y la búsqueda de la fidelidad. Es tiempo de crisis en la que Dios parece distante, lejano y callado. Pero también es tiempo de preparación, novedad y encuentro. Como lo vemos en los tres testimonios bíblicos de Moisés, Elías y Jesús. Es tiempo de fortalecimiento interior, discernimiento afanoso de la voluntad de Dios, acrisolamiento para llevar a cabo su misión. Tiempo de encuentro en el cual Dios se hace próximo, cercano, se re-vela (se pone al descubierto) para darse a conocer y para pronunciar su Palabra (que está asociada a una vocación y una misión para el oyente-interlocutor). La cuaresma, que recoge la riquísima tradición bíblica de la preparación, es un tiempo para la búsqueda y el encuentro. Nos ofrece la posibilidad de un largo retiro espiritual que nos encamina en los pasos de Jesús y nos invita a compartir su misión de dar la vida. Cuaresma es tiempo de discernimiento interior para morir a todo aquello que nos aleja de Dios y de los demás, que nos impide abrazar su voluntad y construirla en nuestras vidas.
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Cuaresma es tiempo de purificación, que nos recuerda la tentación del egoísmo, del poder, de la riqueza, del individualismo, de la indiferencia… que lentamente carcomen y corroen nuestra fidelidad al Reino. Cuaresma es tiempo de solidaridad activa, pues el Dios de la Vida no quiere sacrificios sino solidaridad, vida y bienes compartidos, entrega y compromiso por la Justicia, como nos lo recuerda el hermoso texto de Isaías 58, 1-14, que leemos en la liturgia de la Primera Semana de este tiempo. Tiempo de búsqueda y encuentro. Para morir a nuestro pecado, personal y colectivo, para morir a todo lo que pone escollos, desvía o derrumba el proyecto solidario del Reino por el cual Jesús dio la vida y resucitó.
2.- MEDIOS PARA VIVR LA CUARESMA Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal. Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38). Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno. La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento. De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados". Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana" (Juan Pablo II).
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Entonces, Cómo vivir la cuaresma: 2.1.- Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome. Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo. 2.2.- Luchando por cambiar. Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir. 2.3.- Haciendo sacrificios. La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio. 2.4.- Haciendo oración. Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.
3.- CONVERSIÓN: REVISAR, DISCERNIR, CAMBIAR Y VIVIR.
103 "El Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva" Mc. 1,15 Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
El seguimiento de Jesús comienza por la conversión. El Señor nos pide que dejemos nuestra manera de vivir para creer en lo que nos propone el Evangelio y cambiar de vida. La conversión está en la médula del mensaje evangélico. Implica un cambio de camino, de mentalidad, de forma de vivir, de pensar, de creer, de amar. Para vivir la conversión a la que nos invita Jesús en su Evangelio son necesarios cuatro pasos: 3.1.- Revisar la propia vida y la vida social que nos rodea: • ¿Cuáles son los valores que mueven nuestra vida? • ¿Cuáles son los valores que me propone la sociedad? • ¿Qué situaciones hay en mi vida, en la sociedad que me rodea, que no tienen nada que ver con lo que Jesús propone? 3.2.- Discernir por dónde pasa el Evangelio en estos días. • ¿Por qué existen situaciones en mi vida que me alejan de Dios? ¿Por qué existen situaciones en la sociedad que producen injusticia, egoísmo, violencia y exclusión? • ¿Cómo vivir para ser fieles al mensaje de Jesús? 3.3.- Cambiar lo que nos aleja de Jesús y lo que impide que la sociedad se construya según los valores del Reino. • ¿Qué debo cambiar en mi vida para vivir según el modelo que nos transmite Jesús? • ¿Cuáles son las cosas a cambiar para que en la sociedad se construya el Reino de Dios? 3.4.- Vivir el cambio que se descubre en la oración, la reflexión compartida, el discernimiento comunitario. Dejar que los hechos ocupen el lugar de las palabras. Cambiar con gestos, con actitudes, con decisiones que impliquen cosas concretas. Vida nueva. Los textos bíblicos de Cuaresma nos introducen en la verdadera espiritualidad que Dios nos invita a seguir, y para vivir esa espiritualidad debemos cambiar el corazón e intentar escuchar la voz de Dios.
4.- AYUNO Y ABSTINENCIA El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad. Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana. 4.1.- ¿Por qué el Ayuno? Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a Dios. El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como "actitud consumista". Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las características de la civilización occidental. El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La civilización se mide entonces según la cantidad y La calidad de las cosas que están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre. Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para satisfacer los sentidos, la excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación de sensaciones cada vez mayor. El hombre de hoy debe abstenerse de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse a sí mismo: No. No es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo.
5.- LAS LECTURAS DE LA CUARESMA La cuidadosa selección de la palabra de Dios en Cuaresma ofrece con claridad la pedagogía de la Iglesia en este tiempo 5.1.- Leccionario ferial Desde el Miércoles de Ceniza hasta el sábado del tercer domingo de Cuaresma, las perícopas evangélicas proponen el camino del cristiano. Prevalecen los temas: De la oración Del combate espiritual De la caridad fraterna Del itinerario del seguimiento Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Del anuncio de la pasión Desde el lunes de la cuarta semana hasta el sábado de la quinta, se propone el camino de Cristo hacia la Pascua a través del evangelio de Juan. 5.2.- Leccionario dominical - El ciclo dominical A, el tema es «El camino bautismal de la Iglesia». - El ciclo dominical B, el tema es «La glorificación de Cristo». - El ciclo dominical C, el tema es «La llamada a la conversión y el perdón». Primeras lecturas Las lecturas del Antiguo Testamento se refieren a la historia de la salvación, que es uno de los temas propios de la catequesis cuaresmal. Cada año hay una serie de textos que presentan los principales momentos de la esta historia, desde el principio hasta la promesa de la nueva alianza. Segundas lecturas Las lecturas del apóstol se han escogido de manera que tengan relación con las lecturas del evangelio y del Antiguo Testamento y haya, en lo posible, una adecuada conexión entre las mismas. El evangelio Las lecturas del evangelio están distribuidas de la siguiente manera: en los domingos primero y segundo, se conservan las narraciones de las tentaciones y de la transfiguración del Señor, aunque leídas según los tres sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). En los tres domingos siguientes, se han recuperado, para el año A, los evangelios de la samaritana, del ciego de nacimiento y de la resurrección de Lázaro; estos evangelios, por ser de gran importancia en relación con la iniciación cristiana, pueden leerse también en los años B y C, sobre todo cuando hay catecúmenos. Sin embargo, en los años B y C hay también otros textos, a saber: en el año B, unos de san Juan sobre la futura glorificación de Cristo por su cruz y resurrección; en el año C, unos de san Lucas sobre la conversión. Concretamente para este año, que estamos en el ciclo C. los Evangelios son: Domingo 1º Domingo 2º Domingo 3º Domingo 4º Domingo 5º
Tentación (Lucas 4,1-13) Transfiguración (Lucas 9,28b-36) El llamamiento a la conversión (Lucas 13,1-9) El hijo pródigo (Lucas 15, 1-3.11-32) La mujer adúltera (Juan 8,1-11)
6.- MIERCOLES DE CENIZA Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte. La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia. Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo. 6.1.- Tradición En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fué simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación. Hoy en día en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo. Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza. 6.2.- Significado simbólico de la Ceniza La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es le que sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejopara dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo. Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.
7.- DOMINGOS DE CUARESMA La cuidadosa selección de la palabra de Dios en Cuaresma ofrece con claridad la pedagogía de la Iglesia en este tiempo 7.1.- I Domingo de Cuaresma EVANGELIO LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”.» Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.» Jesús le contestó: «Está escrito: “Al señor, tu Dios, adorarás y al solo darás culto”» Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."» Jesús le contestó: «Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.» Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión. Palabra del Señor El Espíritu lo fue llevando por el desierto (Lc 4,1-13)
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Una posible división del texto ⇒ Lc 4, 1-2: Jesús lleno del Espíritu Santo pasa del Jordán al desierto ⇒ Lc 4, 3-4: Aparición del diablo y primera tentación; afirmación de Jesús en su fidelidad al proyecto del Padre ⇒ Lc 4, 5-7: 2ª Tentación: el poder y la gloria. Fidelidad de Jesús al Señorío de Dios ⇒ Lc 4, 9-13: 3ª Tentación: utilización del poder de Dios a favor del propio prestigio. Confianza de Jesús en el Padre. ⇒ Lc 4, 13: Marcha del diablo. Notas para profundizar en el texto. 1. La mención del Espíritu y la del Jordán, al comienzo del capítulo cuarto de Lc, pone las tentaciones en estrecha conexión con el bautismo. Las tentaciones descubren, por contraste, las opciones centrales del compromiso de Jesús: adhesión al señorío del Padre, entrega humilde hasta darlo todo y servicio como modo de estar en la vida; Él, es fiel a ellas hasta el final. El enemigo, el diablo, personifica la oposición al plan salvador de Dios e intenta desviar a Jesús hacia un mesianismo diferente. Los cuarenta días en el desierto, son memoria para Israel, de los cuarenta años que el pueblo anduvo por el desierto hasta llegar a la tierra prometida; parecen representar ahora la actividad de Jesús, un nuevo éxodo que guía el Espíritu y que culminará en su muerte (9, 31). Lucas no utiliza el término religioso “ayuno” sino la expresión neutra “estuvo sin comer… sintió hambre”, parece ser esta una forma de expresar su absoluta fidelidad a los hombres y también al Padre, su alimento será la entrega total (22, 8. 15). 2. En la primera tentación el tentador desafía a Jesús “si eres hijo de Dios” (4, 3), hace alusión a la voz del cielo (3, 22). La pretensión del tentador es que utilice su poder para calmar el hambre, es decir, para renunciar a su entrega, evitando la muerte. La respuesta de Jesús confirma su mirada, no es pan obtenido del esfuerzo el único que da vida al hombre (vida física, Dt 8, 3), es sobre todo el pan que se entrega (alusión a la eucaristía, 22, 19), el don de la propia persona, el que da vida nueva y definitiva. La segunda tentación, presentada como una visión (4, 5-6), el tentador presenta a Jesús el mundo, el ámbito del reinado de Dios (Sal 2, 8 ss), paradójicamente no es Dios sino el diablo quien confiere el poder (contra Dn 4, 14; Jr 27, 5; Sab 6, 3; Job 36, 7). La tentación le ofrece el imperio universal; quiere que Jesús se erija en Mesías político y dominador (4, 6) y la condición es la de reconocer como dios (“si te postras y me adoras”) al enemigo del hombre, renegando del verdadero Dios (4, 7). Jesús responde con una vieja convicción sustentada en el Deuteronomio: la ambición de dominio y gloria equivale a la idolatría (Dt 6, 13). La salvación se efectuará por el servicio y la entrega, no por el dominio (9, 25). La tentación tercera, está situada en Jerusalén, en el templo; allí arranca el último episodio de la infancia (2, 41-46) y también el éxodo de su misión mesiánica que culminará en la muerte (9, 31). Con las expresiones de la Escritura, el diablo incita a Jesús a poner a prueba irresponsablemente la fidelidad de Dios; la respuesta de Jesús es que no es posible dudar de la fidelidad del Padre (4, 12), “no tentarás al Señor tu Dios” (Cf Is 7, 12; Dt 6, 16). Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Las tres tentaciones son representación simbólica del camino difícil de la fidelidad al Padre que recorrió Jesús (4, 13), superando todas las tentaciones que encontró a lo largo de la vida. La tensión entre tentación y fidelidad culminará en el Monte de los Olivos, también los discípulos la sufrirán (22, 40. 46). El final del texto describe la retirada del diablo “por un tiempo”, luego volverá a la carga (cf 22, 3. 31) 3. Jesús como todo hombre afronta la tentación, pero la novedad absoluta de su respuesta está en el amor: Él amaba al Padre, con un amor que ninguna otra criatura humana habría podido superar, ese amor es el que garantiza a Jesús que no cederá en la tentación, si bien no le facilita el sufrimiento y la búsqueda. Para Jesús el triunfo definitivo sobre la tentación fue la muerte, una muerte por amor al Padre y a todos los hombres (23, 46). La tentación no ha sido eliminada y está presente en nuestras vidas de creyentes, pero en Jesús se nos ha abierto un nuevo camino: el del amor y la fidelidad. Con Él estamos llamados a atravesar la tentación, haciendo de nuestra travesía un camino pascual, donde prevalecerá sólo y en exclusiva, el amor. 4. La fuerza del pecado que nos angustia y acorrala es vencida por la Palabra. Ella sostuvo a Jesús. Su victoria es bien humilde y se manifestada en el anuncio del Evangelio, el que recibimos y anunciamos; consumada en la Cruz, a la que todo creyente encamina sus pasos siguiendo a Jesús; y avalada por la fe cierta en su resurrección que acrecienta nuestra esperanza. 5. “Restituir al Señor, con las obras el espíritu que hemos recibido de las divinas letras”... (Adm 7, 3-4) Para el Hermano de Asís es idolatría y camino de pecado que los menores se apropien de bienes (1R 2, 5-8), de cargos (Adm 4), o “del espíritu de las divinas palabras” (Adm 7, 3) sin restituir al Altísimo con las obras, toda gloria y acción de gracias. Sólo una vida que camina en la libertad del amor, será capaz de desapropiación, de entregarlo todo en silencio y con obras, restituyendo la alabanza llena de frutos de justicia al que obra todo bien en todos. Orar con el texto
Jesús lleno del Espíritu Santo volvió del Jordán Durante cuarenta días el Espíritu lo fue llevando por el desierto Mientras tanto era tentado por el diablo Todo aquel tiempo estuvo sin comer y al final sintió hambre Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan No sólo de pan vive el hombre Después…le mostró en un instante todos los reinos del mundo Te daré el poder y la gloria de todo eso si te arrodillas ante mi Al Señor tu Dios adorarás, a él sólo darás culto Lo llevó a Jerusalén al alero del templo Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo… “encargará a sus ángeles que cuiden de ti” No tentarás al Señor tu Dios El demonio se marchó hasta otra ocasión Oración final.
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Padre, tú que has amado tanto al mundo, hasta el extremo de habernos entregado a tu Hijo amado para que todos los hombres sean salvos por la fe en él, concédenos la fortaleza de profesar siempre la memoria de tu salvación y la esperanza de que todos los hombres participen de ella; derrama sobre todos tu Espíritu de Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
amor, único medio posible para romper todas las cadenas de este mundo. A ti, Padre bueno, dirigimos siempre nuestra alabanza en el nombre de Jesús y sostenidos por tu Espíritu Santo. Amén. 7.2.- II Domingo de Cuaresma LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar. Y mientras oraba. El aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron con gloria, hablan de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaban silencio y, por el momento no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor Una Palabra que quema (Lc 9,28-36)
Posible división del texto ⇒ ⇒ ⇒ ⇒ ⇒
Lucas 9,28: El momento de crisis Lucas 9,29: El cambio producido en la oración Lucas 9,30-31: La aparición de dos hombres y su conversación con Jesús Lucas 9,32-34: La reacción de los discípulos Lucas 9,35-36: La voz del Padre
Notas para profundizar en el texto 1. En los dos capítulos precedentes del Evangelio de Lucas (séptimo y octavo), se impone la novedad traída por Jesús a todos los pueblos y crecen las tensiones entre el Nuevo y el Antiguo Testamento (Lc 9, 22; Mc 8, 31 rechazo de las autoridades). Al final, Jesús se da cuenta que ninguno había entendido su propuesta y mucho menos su persona (Mt 16, 22; Mc 8, 32 escándalo de un Mesías sufriente). La gente pensaba que fuese como Juan el Bautista, Elías o cualquiera de los Profetas (Lc 9,18-19). Los discípulos lo aceptaban como el Mesías, pero como un Mesías glorioso, según la propaganda del gobierno y de la religión oficial del Templo (Lc 9,20-21). Jesús trató de explicar a los discípulos que el camino recorrido por los profetas era un camino de sufrimiento, por el papel asumido en la defensa Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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de los pobres, y el discípulo podía ser tal, sólo si tomaba su cruz (Lc 9,22-26). Pero no aceptaron ni acogieron su propuesta, estaban lejos de aquellos planteamientos. En este contexto de crisis, es cuando sucede la Transfiguración. En los años treinta la experiencia de la Transfiguración tuvo un significado muy importante en la vida de Jesús y de los discípulos. Les ayudó a superar la crisis de fe y a cambiar los propios ideales respecto al Mesías. En los años ochenta, época en la que escribe Lucas para sus comunidades cristianas de Grecia, el significado de la Transfiguración se intensificó y se propagó. A la luz de la resurrección de Jesús y de la expansión de la Buena Nueva entre los paganos en casi todos los países, desde la Palestina hasta Italia, la experiencia de la Transfiguración comenzaba a ser vista como una confirmación de la fe de las Comunidades Cristianas en Jesús, Hijo de Dios. Los dos significados están presentes en la descripción e interpretación de la Transfiguración, en el evangelio de Lucas. 2. En el evangelio de Lucas existe una semejanza muy grande entre la Transfiguración (Lc 9,28-36) y la escena de la Agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos (Lc 22,39-46). Se puede percibir lo siguiente: en los dos episodios, Jesús sube a una Montaña para orar y lleva consigo a sus tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan. En las dos ocasiones, Jesús cambia de aspecto y se transfigura delante de ellos: glorioso en la Transfiguración, sudando sangre en el Huerto de los Olivos. Las dos veces aparecen figuras celestiales para confortarlo, Moisés y Elías y un ángel del cielo. Y tanto en la Transfiguración como en el Huerto, los discípulos duermen, se muestran extraños al hecho y parece que no entienden nada. Al final de los dos episodios, Jesús se reúne de nuevo con sus discípulos. Sin duda alguna, Lucas tuvo la intención de acentuar la semejanza de estos tres episodios. ¿Cuál sería? Meditando y orando llegaremos a entender el significado que supera las palabras, y a percibir la intención de su autor. El Espíritu Santo nos guiará. 3. La Transfiguración se narra en los tres evangelios: Mt 17,1-9; Mc 9,2-8 y Lc 9,28-36. Aviso de que este episodio recogía un mensaje muy importante. Como hemos dicho, se trató de una ayuda muy grande para Jesús, para sus discípulos y para las primeras comunidades. Confirmó a Jesús en su misión como Mesías-Siervo. Ayudó a los discípulos a superar la crisis que la cruz y el sufrimiento les causaba. Llevaba a las comunidades a profundizar en su fe en Jesús, Hijo de Dios, Aquél que reveló el Padre y que se convirtió en la nueva clave para interpretar la Ley y los Profetas. La Transfiguración continúa siendo una ayuda para superar las crisis que el sufrimiento y la cruz nos producen hoy. Los discípulos soñolientos son el espejo de todos nosotros. La voz del Padre se dirige a ellos, como a nosotros: “¡Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle!” 4. En aquel ambiente glorioso que envuelve a los presentes, Jesús es el que resplandece con el fulgor del Padre, por su obediencia, por su entrega sin reservas y el Padre se hace visible en el Hijo cuya palabra tiene autoridad: “¡escuchadlo!” Cuando los fulgores de la transfiguración se apaguen, quedará sólo Jesús (v. 36), porque para quien ha gustado algo de la gloria del Mesías Señor y ha quedado prendado del deseo de conocerle y entrar en el misterio de su persona, todas las demás luces y resplandores de este mundo se vuelven insignificantes y pierden intensidad. Del silencio fecundo de los que estuvieron con Él en el monte, vivimos los que vamos siendo transformados en imagen velada de Cristo entre los hombres. Una tarea callada de mediación entre los hombres, sembrando de esperanza el futuro de todo semejante. La contemplación de la gloria de Dios en el rostro trasfigurado de Jesús alienta nuestro camino al encuentro con su cruz, el camino de la pascua. 5. “A fin de que iluminados interiormente, y encendidos por el fuego del Espíritu Santo, podamos seguir las huellas de tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo”… (CtaO 50-52) Francisco sabe que cada Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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uno de nosotros somos Pedro y los discípulos y sin la experiencia del fuego purificador del Espíritu Santo, en nosotros sólo habrá miedo, intereses ocultos y pasos egocéntricos. Francisco al escribir a toda la Orden, advierte que sólo el Espíritu Santo nos puede conducir hacia una fe de entrega purificada que acepte el misterio de la cruz como camino pascual: comunión con el hermano con el que se confrontan mis opciones de creyente y de menor. Orar con el texto:
Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña para orar Mientras oraba el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos Dos hombres conversaban con Él: eran Moisés y Elías Hablaban de su muerte que iba a consumar en Jerusalén Pedro con sus compañeros se caían de sueño y espabilándose vieron su gloria Pedro dijo a Jesús: Maestro, que hermoso es estar aquí… Una nube los cubrió Se asustaron al entrar en la nube Una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo Oración conclusiva.
Señor Jesús, ilumínanos siempre con tu Palabra y con el don de tu persona entregada. Enséñanos siempre a esperarte. Amén 7.3.- III Domingo de Cuaresma LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS En una ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús le contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?” Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”.» Palabra del Señor La paciencia de Dios (Lc 13,1-9)
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Una división del texto para ayudarnos en su lectura: ⇒ ⇒ ⇒ ⇒
Lucas 13,1: La gente da a Jesús la noticia de la masacre de los Galileos Lucas 13,2-3: Jesús comenta la masacre y extrae una lección para la gente Lucas 13,4-5: Para reforzar su pensamiento Jesús comenta otro hecho Lucas 13,6-9: La parábola de la higuera que no daba fruto
Notas para profundizar el texto. 1. Lucas escribe su Evangelio alrededor del año 85 para los cristianos de la comunidad de Grecia. En general, sigue la narración de Marcos. Consulta también otros libros y tiene acceso a otras fuentes: testimonios oculares y ministros de la Palabra (Lc 1,2) Todo este material que no tiene un paralelo en Marcos, Lucas lo organiza de forma estratégica para su proyecto catequético: Jesús hace un largo viaje de desde la Galilea hasta Jerusalén. La descripción de este viaje: 9,51 hasta 19,28 ocupa una tercera parte de su evangelio. A lo largo de estos capítulos, el evangelista presenta a Jesús de camino diciendo raramente dónde se encuentra pero dando a entender claramente que va de viaje y que su objetivo es llegar a Jerusalén, donde morirá según todo lo anunciado por los profetas (Lc 9,51.53.57; 10,1.38; 11,1; 13,22.33; 14,25; 17,11; 18,31.35; 19,1-11.28). Después de que Jesús está ya cerca de Jerusalén, Lucas continúa hablando de un camino hacia el centro (Lc 19,29.41.45; 20,1). Poco antes del comienzo del viaje, con ocasión de la Transfiguración, junto a Moisés y Elías sobre la cima del Monte, el ir a Jerusalén es considerado como un éxodo de Jesús (Lc 9,31) como su subida al cielo (Lc 9,51). En el AT, Moisés había guiado el primer éxodo liberando al pueblo que vivió la opresión del Faraón (Éx 3,10-12) y el profeta Elías había subido al cielo terminada su misión (2 Re 2,11). Jesús es el nuevo Moisés, que viene a liberar al pueblo de la opresión de la Ley. El nuevo Elías que viene a preparar la llegada del Reino. 2. La descripción del largo viaje de Jesús a Jerusalén no es sólo un elemento literario para introducir el material propio de Lucas. Refleja también el largo y doloroso viaje que las comunidades de Grecia estaban haciendo en los años ochenta, tiene presente la situación cotidiana de sus vidas: no era fácil pasar de un mundo rural de Palestina al mundo cosmopolita de la cultura griega en las periferias de las grandes ciudades de Asia y Europa. Este pasaje estaba marcado por una fuerte tensión entre los cristianos venidos del Judaísmo y los venidos de otras culturas. La descripción del largo viaje hacia Jerusalén refleja, de hecho, el doloroso proceso de conversión que las personas ligadas al Judaísmo debían hacer: salir del mundo de la observancia de la Ley que les acusaba y les condenaba por ir a otro mundo de gratuidad del amor de Dios entre todos los pueblos, por la certeza de que en Cristo todos los pueblos se funden en uno solo delante de Dios; salir del mundo cerrado de la raza hacia el territorio universal de la humanidad. Es también nuestro camino a lo largo de nuestra vida. 3. La gente recuerda a Jesús la masacre de los Galileos, comenta los hechos que suceden y busca un comentario que influya en la opinión pública. Relatan los hechos de la masacre de algunos Galileos, cuya sangre había mezclado Pilatos con las de sus víctimas. Probablemente se trata de un asesinato cometido sobre el Monte Garizín, que continuaba siendo un centro de peregrinación y donde la gente solía ofrecer sacrificios. El hecho confirma la ferocidad de algunos gobernantes romanos en Palestina que provocaban la sensibilidad religiosa de los judíos mediante acciones irracionales de este tipo.
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Después Jesús pronuncia la parábola de la higuera que no da fruto. No sabemos si Jesús contó esta parábola inmediatamente después del comentario que hizo de la masacre y la caída de la torre de Siloé. Probablemente fue Lucas quien la colocó en este lugar insinuando alguna relación entre el comentario de los hechos y la parábola de la higuera. Lucas no dice en qué consiste esta relación, nos deja que la descubramos nosotros. Quizás en continuidad con su discurso anterior nos está hablando del Dueño de la viña y de la higuera, Dios. Identifica la higuera con el pueblo y a Jesús con el viñador. El dueño de la viña se ha cansado de buscar frutos en la higuera sin encontrarlos. Decide talar el árbol. Así será reemplazado por un árbol que dé fruto. El pueblo escogido no estaba dando el fruto que Dios esperaba. El Padre quiere dar la Buena Noticia a los paganos, ellos responderán quizás. Jesús, el viñador, pide que se deje a la higuera viva un poco más. Aumentará sus esfuerzos para obtener el cambio y la conversión. Más adelante en el Evangelio, Jesús reconoce que el duplicar los esfuerzos no ha dado resultado. Ellos no se convertirán. Jesús lamenta la falta de conversión y llora sobre la ciudad de Jerusalén (Lc 19,41-44). 4. Ante el problema del mal, Jesús se explica con una parábola que describe la intercesión como último instrumento terapéutico contra el mal ajeno. La parábola tiene dos caras: la escatológica que muestra al Padre que sale a recoger el fruto bueno de su hacienda y lucha contra la esterilidad del mal que encuentra; la otra cara es la cristológica que muestra al Hijo dispuesto a todo para que la obra del Padre no fracase. En su empeño llegará hasta la muerte. La “viña” en el AT era Israel, pero ahora lo es la humanidad entera; la “higuera” es la Iglesia. Ante la esterilidad de ésta, Jesús ha cavado anticipadamente su sepultura y se ha ofrecido como abono a fin de que nosotros demos frutos de amor, aunque para ello siga él esperando un año y otro. 5. Sobre los que aman al Señor con todo el corazón…se posará sobre ellos el Espíritu del Señor (cf. 1CtaF 1-6) El camino de la penitencia que Francisco propone en sus escritos, está siempre en sintonía con el deseo y la adhesión del creyente para vivir en la llamada del Señor que es obediencia de fe que da frutos. Desde un estar en la vida en dinámica de peregrinos y caminantes, siempre sostenidos por el amor paciente e incondicional del Buen Pastor que primero se entregó por todos y sigue esperando a todos. Orar con el texto
Se presentaron algunos a contar a Jesús Le contaban lo de los galileos cuya sangre vertió Pilatos con la de los sacrificios Jesús les dijo: ¿pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás?... Si no os convertís todos pereceréis lo mismo Les dijo una parábola Uno tenía una higuera plantada en su viña Fue a buscar fruto y no lo encontró Dijo a viñador: tres años llevo viniendo a buscar fruto en la higuera y no lo encuentro Córtala. ¿Para qué va a ocupar sitio en balde? Señor, déjala todavía este año Yo cavaré alrededor y le echaré estiércol a ver si da fruto Si no, al año que viene la cortarás 115
Oración final
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Señor Jesús, gracias por sembrar en nosotros tu Palabra. Fecunda tú nuestros deseos de buscarte y de hacer tesoro del bien y la vida que siembras en nosotros para que los podamos hacer fructificar en favor de nuestros hermanos. Amén 7.4.- IV Domingo de Cuaresma LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos. «Ese acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna" El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo: "Cuantos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: "Padre he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”: Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo, ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó que pasaba. Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." El se indignó y se negaba a entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tu estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado."» Palabra del Señor Lo vio y se conmovió… (Lc 15, 1-3.11-32)
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Partes claves del texto: ⇒ Lc 15, 1-3 Los publicanos y pecadores se acercan a Jesús; los fariseos murmuran de Él ⇒ Lc 15, 11-14 Primera parte de la parábola. Un padre tenía dos hijos… ⇒ Lc 15, 15- 21 El camino del hijo menor. ⇒ Lc 15, 22-24 La acogida del padre y el restablecimiento del hijo que regresó ⇒ Lc 15, 25-30 El camino del hijo mayor ⇒ Lc 15, 31-32 La comprensión y llamada del padre a una relación nueva Notas para profundizar el texto. 1. Esta parábola del “hijo pródigo”, ilumina este rostro del Dios Padre misericordioso. Por esto, algunos se refieren a esta narración como “la parábola del Padre pródigo en la misericordia y el perdón”. El pasaje evangélico forma parte de una cadena de tres parábolas sobre la misericordia, con un preámbulo que nos hace contemplar a “todos los publicanos y pecadores” que se acercan a Jesús para escucharlo (Lc 15,1). Éstos se reflejan en el hijo menor, que entra dentro de sí y comienza a reflexionar sobre su condición y sobre lo que ha perdido yéndose fuera de la casa de su padre (Lc 15,17-20). Lucas pone de relieve una imagen de Dios, ya revelada en el Antiguo Testamento (Ex 34,6), pero que desgraciadamente parece que haya sido olvidada por los escribas y fariseos que hacían hincapié en la imagen de un Dios “que castiga la culpa de los padres en los hijos” (Ex 34,7). Los fariseos y los escribas, en efecto, presumían de ser justos a los ojos de Dios, porque no quebrantaban la ley de Dios. Jesús critica esta conducta con su enseñanza y con su modo de obrar. Él, el “justo” de Dios (1Pt 3,18), “recibe a los pecadores y come con ellos” (Lc 15,2). Piénsese en la parábola del publicano que vuelve a casa desde el templo justificado, a diferencia del fariseo que se ensoberbeció delante de Dios juzgando a su prójimo (Lc 18, 9-14). Jesús nos hace ver que el pensar y el obrar de Dios son muy diversos del pensar y obrar humanos. Dios es diverso, y su trascendencia se manifiesta en la misericordia que perdona las culpas. 2. A la misericordia del padre que “se le conmueven las entrañas” (Lc 15,20), se contrapone la conducta severa del hijo mayor, que no acepta a su hermano como tal, sino que en el diálogo con el padre lo define “este hijo tuyo que ha malgastado todos sus bienes con prostitutas” (Lc 15,30). Aquí se entrevé la conducta de los escribas y de los fariseos que “murmuraban: éste recibe a los pecadores y come con ellos…”. Ellos no se mezclan con los “pecadores” considerados inmundos, sino que se distancian de ellos. La conducta de Jesús es totalmente diversa y es escandalosa a sus ojos. A Él le gusta entretenerse con los pecadores y alguna vez hasta se invita por su cuenta a visitar sus casas y comer con ellos. (Lc 19, 1-10). La murmuración de los escribas y fariseos impide la escucha de la Palabra. Muy sugestivo es el contraste entre los dos hermanos. El menor, reconoce su miseria y su culpa, regresa a casa diciendo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de llamarme hijo tuyo” (Lc 15, 18-19,21). El mayor, nos muestra una postura de arrogancia, no sólo con respecto a su hermano, sino hasta con su padre. Sus reproches contrastan mucho con la dulzura del padre que saliendo de la casa, va a su encuentro a “rogarle” que entre en casa. El padre se comporta de igual manera con sus dos hijos, y va al encuentro de ellos para hacerlos entrar en la casa (Lc 15, 20, 28). Es la imagen de Dios Padre que nos invita a la conversión, a volver a Él: “Vuelve, Israel apóstata, dice el Señor. No te mostraré mi rostro indignado, porque yo soy misericordioso, dice el Señor. Reconoce, pues, tu maldad, pues contra tu Dios has Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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pecado dispersando tus caminos hacia los extraños, bajo todo árbol frondoso y desoyendo mi voz. Oráculo del Señor. Volved, hijos rebeldes – dice el Señor – porque yo soy vuestro Señor" (Jer 3, 12 -14). 3. Nos sentiremos identificados con los dos hijos de la parábola, por la ambigüedad que vivimos en nuestra relación con Dios: con el pequeño que abusa del amor generoso y con el mayor que necesita comprar y asegurar el amor con sus méritos. El tiempo cuaresmal conduce una vez más nuestras vidas al escándalo de la misericordia, donde lo más importante es que nos sintamos agradecidos, liberados, regenerados por el amor incondicional del Padre. Nadie podrá privarnos de la fiesta de su gracia, ni siquiera el recuerdo de nuestros pecados. 4. Cada parábola de Jesús es un aldabonazo al corazón del hombre. En cada una de ellas el Padre sale al encuentro del hombre errabundo, que parece no saber dónde ir, para festejar con él el regreso a su casa. Dios, como Padre que es, quiere a todos en torno suyo, compartiendo todo lo suyo. Lo más suyo es Jesús, que salió un día con la fortuna del Padre, la vida eterna, para entregársela a los hombres en prenda de su amor por ellos. El Padre está de fiesta porque el Hijo ha regresado a casa trayendo consigo a todos los hijos perdidos que estaban muertos. Recordemos nuestra llegada en la fe a la casa del Padre con Jesús. Es memoria de todo ello anticipado ya en nuestro bautismo, y es memoria anticipada de la Parusía celebrada en la Eucaristía. Que cuando sigan llegando hermanos nuestros, que estaban muertos y perdidos, como lo estuvimos nosotros también, nuestro corazón salte de alegría al unísono con el del Padre y entremos con ellos en su fiesta perdurable. 5. “Guárdense los hermanos de turbarse o airarse por el pecado de otro hermano…” (cf. 1R 5, 7). Reconocemos el alma fina y evangélica del hermano Francisco cuando propone y protege lo que para él es el corazón del evangelio: la fraternidad siempre haciéndose. El amor sin juicio y la solicitud maternal entre los hermanos y para con toda humana criatura, son para él caminos privilegiados para el seguimiento cada día más verdadero del Señor. Orar con el texto:
Se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle Los fariseos y los letrados murmuraban…ése acoge a los pecadores y come con ellos El hijo menor, juntando lo suyo emigró a un país lejano Recapacitando se dijo…me pondré en camino a donde está mi Padre Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió, echándose a correr se le echó al cuello y se puso a besarlo Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado Él se indignó y se negaba a entrar Deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado Oración conclusiva.
Padre, llénanos del gozo de la fiesta de tu Reino en la que somos acogidos por lo que somos: hijos tuyos. Que la confianza en el amor que nos tienes, sostenga siempre nuestra vida y haga igualmente digna a nuestros ojos la vida de nuestros hermanos. Por Jesucristo tu Hijo en quien hemos conocido tu bondad y tu misericordia. Amén 7.5.- V Domingo de Cuaresma Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN En aquel tiempo, Jesús se retiró al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adulteras: tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo, y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y se quedó solo Jesús y la mujer en medio de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?» Ella le contestó «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda y adelante no peques más.» Palabra del Señor “¡Tampoco yo te condeno!” (Jn 8, 1-11)
Una división del texto para ayudarnos en su lectura ⇒ ⇒ ⇒ ⇒ ⇒
Jn 8, 1-2: Jesús se dirige al templo para enseñar a la gente Jn 8, 3-6a: Los adversarios le provocan Jn 8, 6b: La reacción de Jesús; escribe en la tierra Jn 8, 7-8: Segunda provocación, y la misma reacción de Jesús Jn 8, 9-11: Epílogo final y envío
Notas para profundizar el texto. 1. Notables exegetas dicen que el Evangelio de Juan ha sido escrito poco a poco. A través del tiempo, hasta finales del siglo primero, los miembros de las comunidades juánicas, en Asia Menor, recordaban y añadían detalles a los hechos de la vida de Jesús. Uno de estos hechos, al que se han ido añadido detalles, parece ser el episodio de la mujer que está a punto de ser lapidada (Jn 8,1-11). Poco antes del pasaje que tenemos entre manos, Jesús había dicho: “¡Si alguno tienen sed, que venga a mí y beba!” (Jn 7,37). Esta declaración provoca muchas discusiones (Jn 7,40-53). Los fariseos llegan hasta ridiculizar a la gente, considerándola ignorante por el hecho de creer en Jesús. Nicodemo reacciona y dice: “Nuestra Ley ¿juzga quizás a alguien sin primero haberlo escuchado y saber qué hace?” (Jn 7, 51-52). Después de nuestro texto encontramos una nueva declaración de Jesús: “¡Yo soy la luz del mundo!” (Jn 8,12), que provoca una discusión con los judíos. Entre estas dos afirmaciones, con sus subsiguientes discusiones, viene colocado el episodio de la mujer que Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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la ley hubiera condenado, pero que es perdonada por Jesús. (Jn 8,1-11). Este contexto anterior y posterior sugiere el hecho de que el episodio ha sido inserto para aclarar que Jesús, luz del mundo, ilumina la vida de las personas y aplica la ley mejor que los fariseos. 2. La mujer adúltera no es el objetivo de los que la condenan sino Jesús. Él es el verdadero condenado de los Escribas y Fariseos. A Él es a quien en realidad quieren lapidar por blasfemo, según su forma de interpretar la ley (v. 59). El texto es una mezcla entre discusión y narración que concluye con una sentencia. En esta trama, emerge el conflicto central entre Jesús con su forma de estar y de actuar en medio del pueblo y los representantes oficiales del judaísmo que lo denuncian. Va creciendo un duro enfrentamiento entre Jesús que acoge y perdona a los pecadores llevándoles a vivir una nueva relación con el Padre y los que se atienen ciegamente a la letra deformada de la ley. Manifestar el perdón incondicional del Padre, le costará a Jesús la vida. Jesús es el Hijo que con su vida entregada da “el agua viva” del Espíritu de Dios que es amor, es perdón para el sediento… para el que vaga errante (Jn 7, 38). Jesús escribe en el suelo de Judea “con el dedo” un nuevo y misterioso Código sustituyendo el viejo Documento del Sinaí que recibiera Moisés en tablas de piedra: es el paso de la ley a la gracia… “tampoco yo te condeno”. 3. El oficio de la Ley, y de sus secuaces, es condenar y matar al pecador. La misión de Jesús es juzgar al hombre en su realidad de pecado, no para condenarlo sino para ofrecerle la justificación de Dios. Tal misericordia mereció la muerte de Jesús; y de una y otra vivimos nosotros la tarea de la gracia recibida. Todos hemos sido acusadores de los demás, con lo que sólo buscábamos comprometer la misericordia de Dios como injusta. Pero al serlo, precisamente, todos nos asimilamos a la adúltera; no hemos sido condenados sino agraciados con el perdón como gracia recibida y tarea. 4. “Ayuden espiritualmente, como mejor puedan, al que pecó…” (1R 5, 7-8). El difícil ejercicio de la discreción y la comprensión es el que Francisco pide a los hermanos como camino de verdadera fraternidad, recordando que quienes necesitan médico no son los “sanos sino los enfermos” (Mt 19,12; Mc 2, 17). La turbación por el pecado del hermano, en vez del compromiso por estar cerca y acompañarlo abriéndole nuevos caminos, es obra del maligno (1R 5, 7); para Francisco, la acusación sin rescate no tiene cabida en la fraternidad. El rescate del hermano es el único camino que construye y cimienta una verdadera familia de hermanos que tiene forma de cruz. Orar con el texto
Jesús se retiró al monte de los Olivos y al amanecer se presentó de nuevo en el Templo Todo el pueblo acudía a Él y Él sentándose les enseñaba Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio Jesús inclinándose escribía con el dedo en el suelo El que esté sin pecado que le tire la primera piedra Mujer, ¿ninguno te ha condenado?... tampoco yo te condeno, anda y no peques más Oración final
A ti, Padre, nos dirigimos suplicantes en el nombre de Jesús. Traemos a tu memoria rica en piedad y misericordia a todos los reos pendientes de las leyes humanas. Mira con piedad y clemencia a los terroristas, a los asesinos, a los maridos que degüellan a sus mujeres, a los violadores, a los pandilleros, a los atracadores. Escucha el llanto de los huérfanos, de los Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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drogadictos, de los sentenciados por el sida que no tienen acceso a los medicamentos, de los niños prostituidos para disfrute de los pudientes occidentales, de los que llegan en pateras y cayucos, de los emigrantes explotados. Hazte presente en los corredores de la muerte, en los campos de fusilamiento, en los enclaves de los atentados asesinos, en las dilapidaciones de mujeres víctimas de los pecados de hombres, en las vidas de las niñas que son mutiladas genitalmente. Cambia el corazón de los jueces, de los legisladores, de los miembros de la policía, de los funcionarios de prisiones. Transforma el afán de venganza de la gente en deseo de tu justicia; la rabia ciega ante el dolor producido por el terrorismo, en fortaleza de vida; la inmadurez de soñar un mundo sin dolor, en el realismo evangélico de la Cruz. Padre, todos somos deudores de tu misericordia; haznos también testigos de tu amor desbordado por todos los hombres. Te elevamos nuestra súplica en alabanza de tu gloria para siempre. Amén.
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SAN JUAN DE DIOS 8 de marzo de 2013
Ă rea de Catequesis Centro San Juan de Dios Ciempozuelos 122
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S A N J U A N D E D IO S 8 de Marzo de 2013 Ya hemos empezado el Tiempo de Cuaresma, Tiempo de Conversión; y en medio de esta realidad nos encontramos nuevamente con la figura de San Juan de Dios, verdadero ejemplo de lo que es vivir desde el ayuno, la limosna y la oración, actitudes características de este tiempo cuaresmal. 1.- OBJETIVO GENERAL Recordarles que el 8 de Marzo, celebramos la Fiesta de nuestro Santo Patrón y sobre todo cercano a nosotros SAN JUAN DE DIOS, alguien muy importante para todos los que formamos parte de la Familia Hospitalaria (Residentes, Trabajadores, Hermanos, Voluntarios, Familiares y Colaboradores) y para todas las casas que componen la Orden Hospitalaria y en general para el mundo entero, por ser un hombre que a lo largo de toda su vida hizo realidad el que ahora hablemos de HOSPITALIDAD, transmitiendo desde la caridad, amor, cercanía, comprensión,… sobre todo a las personas necesitadas, y todo esto lo relacionaremos con el Año de la Fe.
2.- FORMACION PARA CATEQUISTAS3
2.1 Reflexión personal entorno a la figura de Juan de Dios, como modelo e imitador de los gestos y palabras de Jesús 123 3
Espero que os ayude para que podáis compartir con vuestros catecúmenos quién es para vosotros San Juan de Dios, Su Vida y su Mensaje
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Cuando uno se adentra en la vida de Juan de Dios, se tiene que sentir delicadamente cautivado por su transparencia evangélica: ya
que
evoca los
sentimientos, gestos, intenciones y sobre todo, la entrega total de Cristo; en el servicio de los enfermos y en la acogida a los desheredados de este mundo. Juan de Dios manifiesta a lo largo de da su vida que ha encarnado los rasgos que reflejan la bondad de Jesús hacia los sencillos y que ha asimilado la lección de amor que el Maestro dictó en su vida y en sus palabras. Sus
motivaciones
son
profundamente
evangélicas.
Podemos
resumir
su
espiritualidad diciendo que: "Vivió en plenitud el mandamiento nuevo", teniendo una visión claramente Cristocéntrica. Con la fuerza y la audacia de la Fe, ungido por el espíritu con el carisma de la caridad, Juan de Dios fue un innovador decidido. Juan de Dios presenta el amor a Dios y al prójimo como mandamiento único que comprende a todos los demás. El amor ha de encarnarse, hacerse gesto, obra, palabra por eso presta todas sus energías en orden a ayudar eficazmente a personas concretas en necesidades concretas. De las pocas cartas que Juan de Dios nos ha dejado se desprende su actitud básica:
"Vivir en una entrega total y desinteresada a sus hermanos y prójimos, para imitar la bondad y misericordia de Dios que nos ha anunciado antes" Juan de Dios realiza una síntesis perfecta del amor en sus dos orientaciones y manifestaciones: AMOR A DIOS Y AMOR AL PRÓJIMO. Su actitud fundamental se basa en la experiencia de que Dios le ama y ese amor se ha de expresar en el amor al prójimo. 124 Para Juan de Dios son los pobres, enfermos, necesitados y marginados de su época, quienes le interesan de verdad, ellos son sus preferidos. Su preocupación y necesidad no es otra que los pobres, enfermos y marginados. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
"Que son tantos los pobres que aquí vienen, que yo muchas veces me asombro cómo se pueden sustentar..." (GL) "Tan pobres y maltratados los vi que me quebraron el corazón" (DS) Juan de Dios, a partir de la conversión comienza a entender la "Kénosis" de Cristo, el vaciamiento de Cristo para "hacerse uno de tantos". La hospitalidad es consecuencia del vaciamiento interior que se manifiesta en quedarse sin nada que dar, excepto un corazón abierto, vacío de todo apego, de toda sombra de egoísmo, para que en él quepan las angustias y las esperanzas de todos los hombres. Ser y hacer, experiencia profunda y manifestación externa llegan a ser uno. Juan de Dios a lo largo de toda su vida hace por Dios todo lo necesario para que el Reino sea cada vez más claro entre los hombres. Él hace por Jesucristo, una opción preferencial por los más pobres de la sociedad. Juan de Dios entra en la ciudad de Granada, identificándose con los más pobres de entre los pobres. Desde esta experiencia de pobreza intenta levantar al hombre que junto a él está postrado en su misma situación. Juan de Dios quiere vivir la actitud de Jesús en su entrega a los pobres "hacerse uno de tantos". El se pone a la altura de sus hermanos y prójimos para entablar un dialogo de amor que se explícita en el servicio y la entrega personal para remediar las necesidades. La Encarnación de Jesucristo en el mundo, Juan de Dios la actualiza, rebajándose y haciéndose uno de tantos, tomando la forma de pobre, enfermo mental, para levantar a los que estaban en la pobreza, la enfermedad, el abandono (Flp 2). El amor compasivo de Juan es consecuencia de su Fe, la asistencia a los pobres que acoge en su hospital, a las prostitutas a las que intente reinsertar, a los niños abandonados en su portal, a todos los que a él acuden es una manera de hablarnos de Dios. La suya, su carisma.
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Es en el hombre dolorido de las calles, en los pobres dementes del hospital donde descubre los rasgos de Cristo en el que cree apasionadamente. Para Juan de Dios el hospital es el nuevo Templo de Dios, y él lo llama casa de Dios. Juan de Dios cree que el hombre es el nuevo Templo de Dios y a él se entrega con un culto razonable, cree en el Dios del hombre o mejor dicho en el Dios que habita en el templo del hombre. Esto es el fundamento de su caridad y en esto debe consistir nuestra entrega al necesitado: acoger, cuidar, mimar y comprometernos con el hombre. La hospitalidad y la acogida a quien lo necesite, incluso con peligro de la propia vida.
2.2 Escuchamos a San Juan de Dios a través de fragmentos de su testamento4 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra Señora, la Virgen María, siempre entera. Dios delante, sobre todas las cosas del mundo. Amén Jesús. Yo, Juan de Dios, el menor hermano de todos, que deseo la salvación de todos como la mía, os escribo a vosotros, mis hermanos y prójimos que me habéis acompañado hasta el lecho de mi última enfermedad, para invitaros a dar gracias a nuestro Señor Jesucristo por haberme amado con tanta misericordia, y porque me ha concedido servirle en sus hijos enfermos y menesterosos –aunque no le he servido tanto como debiera ---. Me dirijo a vosotros, que deseáis que todos los hombres vivan y se amen como hermanos; que os esforzáis para que todos reciban alimento y vestido, sean atendidos decorosa y humanamente en su enfermedad y, tantas veces, defendéis los derechos de quienes son despreciados y encerrados porque son faltos de juicio, piensan o creen de manera diferente a lo común de la gente, o porque la vida les ha puesto en situaciones límite de existencia, para bendeciros en nombre de nuestro Señor Jesucristo, a quien servís y defendéis cuando servís y defendéis a vuestros prójimos. Salgo al encuentro con Dios mi Señor; pobre y desnudo como vine a este mundo, con el dolor de haberle ofendido tantas veces y el gozo de haberme sentido 4
Texto extraído del libro “Y Dios se hizo hermano” de Valentín Riesco.
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perdonado otras tantas por él. Me duele no haber descubierto antes el amor con que Dios arropó siempre mi vida, para dedicarme con pasión de enamorado a amarlo en sus hijos, mis hermanos y prójimos. Por eso, una vez más, pongo mi vida en su corazón y confío en su infinita compasión y misericordia que me recibirá en su casa, ahora que, cansado de tanto caminar; vuelvo a él. Mi corazón acoge a cada enfermo que se encuentra en mi hospital, y a tantos como sufren en sus casas o en las calles del mundo. Ellos son mi mayor consuelo en esta hora, y a ellos me uno cuando pongo mi vida en las manos de mi Señor y Creador, seguro de que interceden por mí ante él y de que lo poco que hice por ellos Dios lo tiene escrito en el libro de la vida como hecho a él mismo. Ellos son mi herencia. No tengo otra riqueza que legar a mis hermanos, y me consuela saber que van a velar por ellos con más caridad y abnegación de la que yo fui capaz de servirles. A quienes me acompañáis os dejo como herencia y pongo ante vuestros ojos el dolor y abandono en que se encuentran tantos prójimos y hermanos vuestros. Os invito a contemplar con misericordia: A los pobre faltos de juicio que deambulan por vuestras calles o están encerrados en centros donde no se les trata con el cariño y dignidad que se merecen. A los ancianos y enfermos crónicos muchos de ellos abandonados en sus casas y otros asistidos en los hospitales sin la veneración y ternura que merecen. A las víctimas de accidentes o de enfermedades que los han dejado materialmente crucificados en una cama o en la silla de ruedas: la ciencia y la técnica han sido capaces de mantenerlos en vida, pero necesitan descubrir que su existencia tiene sentido. A las prostitutas, los drogadictos, los enfermos de SIDA, a quienes muchos miran con desprecio e indiferencia y son acreedores de tanta comprensión y amor.
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Ellos son la herencia que os dejo. Podría alargar indefinidamente la lista, si quisiera poner ante vosotros todo el sufrimiento que existe en el mundo. Por eso os invito a que tengáis bien abiertos los ojos y dejéis que entre en vuestro corazón la situación de tantos hombres, mujeres y niños que viven de manera infrahumana, no tienen posibilidades de ser tratados dignamente si enferman, mueren por falta de alimentos, o yacen inmensamente solos en los hospitales muy sofisticados. Sé por experiencia lo que significa comprometerse en el servicio a los demás: a veces llega incluso a quitar el sueño. Pero a pesar de todo, os confieso que repetiría de nuevo cuanto he hecho, y que he recibido más consuelos en su servicio de los que nadie puede suponer: ellos han humanizado mi vida, me han ayudado a valorar los dones recibidos y me han descubierto la gran capacidad de amor que Dios ha puesto en mi corazón. Hermanos muy amados queridos en Cristo Jesús, con toda humildad y sencillez os invito a amar a nuestro Señor Jesucristo sobre todas las cosas del mundo, pues por mucho que lo améis mucho más os ama él. Tened siempre caridad con el prójimo, pues donde no hay caridad no hay Dios, aunque Dios en todo lugar está. Si mi vida ha despertado en vosotros sentimientos de amor a Dios y al prójimo, os invito a dar gracias a nuestro Señor Jesucristo por su infinita misericordia y a continuar la obra de amor que con tanta confianza en la providencia de Dios inicié yo un día en la ciudad de Granada. Yo, Juan de Dios, si Dios quisiere muriendo....
2.3 San Juan de Dios en el Año de la Fe En el número 14 de la Carta Apostólica Porta fidei, el papa Benedicto XVI nos dice: «El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes —que siempre atañen a los cristianos—, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y
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yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe”» (St 2, 14-18). La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40): estas palabras suyas son una advertencia que no se ha de olvidar, y una invitación perenne a devolver ese amor con el que él cuida de nosotros. Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1).» Pues ya veis, esto es precisamente lo que vivía ya San Juan de Dios; lo comprobamos en el siguiente texto extraído Del libro "Camino de Hospitalidad al estilo de San Juan de Dios": «La caridad de Juan fue muy creativa. Lo muestra bien a las claras una de las descripciones de su hospital: Siendo esta casa de carácter general, se reciben en ella generalmente de todas enfermedades y suerte de gente, así que aquí hay tullidos, mancos, leprosos, mudos, locos, paralíticos, tiñosos y otros muy viejos y muchos niños y, sin estos, otros muchos peregrinos y viandantes que aquí se allegan. Lo había demostrado con su modo de pedir, que convirtió en apostolado, recordando a quien daba que el primer bien de la limosna recae sobre él mismo. Juan de Dios no excluyó a nadie de su amor sin límites. Un amor que, tanto cuando se centraba en los pobres como en los ricos, tenía su origen en el amor de Jesucristo y a Jesucristo, en quien a todos amó como hermanos y hermanas. Su estilo de hospitalidad era acoger y servir al enfermo como a hermano y prójimo. Su principal cuidado era consolar de palabra y proveer de lo necesario a los pacientes: por la mañana, antes que saliese de casa...y a la noche, cuando se acogía a casa, por cansado que viniese, nunca se recogía sin primero visitar a todos los enfermos, uno a uno, y preguntarles cómo les había ido, y cómo estaban y qué habían
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menester, y con muy amorosas palabras los consolaba en lo espiritual y temporal. Amar al Señor en los pobres y enfermos le daba un gozo que no podía disimular.» Bien conocida es su frase: «Tened siempre Caridad»
2.4 Reflexión final Ojalá que en este Año de la Fe, nosotros descubramos la verdad profunda del evangelio, que Juan de Dios intuyó y vivió en plenitud: que el encuentro con Dios pasa por el encuentro con los hermanos, que la única manera de responder al inmenso amor de Dios es amar y servir a los pobres, a los que sufren, a los que no cuentan. La vida de Juan de Dios se debe convertir hoy para nosotros, sus seguidores y para vosotros en especial catequistas que tenéis el privilegio de estar al lado de los preferidos de Juan de Dios, en interpelación y llamada exigente a vivir des del el amor y para el amor. Acojamos, pues con humildad, esta llamada.
3.- PARA EL DESARROLLO DE LAS CATEQUESIS Podemos abrir un pequeño diálogo, preguntándoles a ellos: ¿Quien fue San Juan de Dios? ¿Qué hizo a lo largo de su vida? ¿Qué es lo que hizo de importante en su vida? ¿Por qué es importante para todos nosotros? Nota: Me gustaría saber las respuestas. Os ruego que las adjuntéis a la Hoja de Evaluación y me la entreguéis una vez acabada esta Catequesis.
Nos podemos ayudar bien sea con diapositivas o simplemente leyendo trozos seleccionados previamente por vosotros acerca de la Vida y Obra de San Juan de Dios.
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Los grupos que tengan posibilidad, pueden hacer un mural recortando los cómics pequeños, no importa el que rompáis algunos de ellos para este cometido: VIDA Y OBRA DE SAN JUAN DE DIOS.
4.- CONTENIDOS A TRANSMITIR Juan de Dios: Figura entrañable para todos nosotros. Juan de Dios: Fue amigo de los enfermos y de los más pobres. Juan de Dios: Se desvivió por ellos. Juan de Dios: Vivió con ellos, junto a ellos y como ellos. Juan de Dios: Fue un cristiano que se tomó en serió el mandamiento nuevo de Jesús: AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO.
HOY, SU VIDA Y SU PREOCUPACIÓN POR LOS ENFERMOS Y NECESITADOS SE CONTINUA EN LA ORDEN RELIGIOSA QUE LLEVA SU NOMBRE: LOS HERMANOS DE SAN JUAN DE DIOS.
5.- CONCLUSION FINAL DE LAS DOS CATEQUESIS SAN JUAN DE DIOS, EL HOMBRE QUE LLEVO A SU MÁXIMA RADICALIDAD EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO.
Hacerles ver que ellos fueron y siguen siendo el centro y máxima preocupación de los Hermanos de San Juan de Dios. Y que hoy día, con los hermanos hay un gran número de personas (voluntarios, bienhechores, trabajadores), que empapados con el estilo propio de San Juan de Dios, tienen su máximo interés en haceros más felices, compartiendo su tiempo con vosotros.
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SEMANA SANTA
CICLO C 2013
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SEMANA SANTA 2013 SERVICIO DE CATEQUESIS
INTRODUCCIÓN La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por ello, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da comienzo el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (Viernes de Dolores) y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección. La fecha de la celebración es variable (entre marzo y abril según el año). La Semana Santa va precedida por la Cuaresma, que finaliza en la Semana de Pasión donde se celebra la eucaristía en el Jueves Santo, se conmemora la Crucifixión de Jesús el Viernes Santo y la Resurrección en la Vigilia Pascual durante la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección. Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión. Los días más importantes de la Semana Santa son los formados por el llamado Triduo Pascual: La introducción al Triduo (el Jueves Santo y el Viernes Santo), en el que se conmemora la muerte de Cristo; Sábado Santo, en el que se conmemora a Cristo en el sepulcro, y el Domingo de Pascua de la Resurrección. El Triduo Pascual se conforma de la siguiente manera: DÍA
SIGNO
CELEBRAMOS
RITO
JUEVES
La cena (proemio)
Pascua ritual
VIERNES
La cruz
Inmolación de Cristo
SÁBADO
El sepulcro
Reposo de Cristo
In Cena Domine Celebración de la pasión Oficio de lectura
DOMINGO
Sepulcro vacío
Resurrección de Cristo
Vigilia pascual
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DOMINGO DE RAMOS: JESÚS HUMILDE Y PACÍFICO
AMBIENTACIÓN El éxito y el prestigio personal son dos valores muy buscados hoy por todos. Deseamos que nos admiren nuestros amigos y que nos valoren en nuestras casas. Deseamos, o mejor necesitamos, ser los mejores en nuestros trabajos para mantenernos en ellos... Está bien que busquemos nuestra realización personal y que desarrollemos al máximo nuestras capacidades pero el problema está en descubrir desde dónde estamos dispuestos a realizar todo eso. ¿Para que nos admiren los demás tenemos que estar por encima de ellos? FORMACIÓN Se conoce como Domingo de Ramos al domingo en el cual se conmemora la entrada mesiánica de Jesús de Nazaret en Jerusalén para dar inicio así a su Pasión y Muerte en la Cruz. Dicho domingo da inicio a la Semana Santa. La liturgia del Domingo de Ramos es una de las más intensas de la Semana Santa y del año litúrgico que junto con las del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección forman las celebraciones centrales del año. El Domingo de Ramos es un día alegre y triste a la vez. La liturgia del Domingo de Ramos comienza con la bendición de las palmas y ramas de olivo. Los sacerdotes entran en procesión (la cual suele ser más larga que lo habitual) a celebrar la Misa. El color de éste día es el rojo, que representa a Jesús como rey en su entrada triunfal en Jerusalén (el rojo es color de reyes) y la Pasión del Señor (el rojo es el color de la sangre), celebrándose ambas en éste día. Al comienzo de la celebración, el sacerdote viste de procesional (con capa pluvial roja), despojándose de ella al llegar al altar y colocándose la casulla roja, vestimenta propia de la Eucaristía. Se da la bienvenida y se lee el Evangelio de la entrada triunfal en Jerusalén. A continuación se bendicen Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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las palmas y ramas de olivo que llevan en sus manos los fieles. Una vez se han bendecido las palmas y ramos de olivo, comienza la procesión de ramos, procesión litúrgica que forma parte de la liturgia del Domingo de Ramos, y que rememora la entrada triunfal del Señor en la ciudad de Jerusalén tal y como lo relatan los Evangelios. Cuando la procesión llega al templo, se recibe a la gente que viene en procesión cantando, como hicieron los niños de Jerusalén cuando Jesús entró en la ciudad aquel primer Domingo de Ramos para celebrar la Pascua, en un ambiente de gran alegría. Una vez llegan los sacerdotes, que suelen ir al final de la procesión, continua la misa. A partir de aquí la temática cambia y se pasa de una celebración gloriosa (bendición y procesión de ramos) a la misa de Pasión. Aquí es donde cambia la alegría por el dolor y la tristeza. El sacerdote celebrante hace la oración que finaliza la primera parte de la celebración. A continuación se leen las lecturas correspondientes al Domingo de Ramos, todas ellas, tanto las dos lecturas como el salmo, enfocadas a la Pasión del Señor. El Evangelio que se lee éste día es la Pasión del Señor, que se suele leer dramatizado, para darle más énfasis por tres personas. El sacerdote hará de Jesús, otra persona hará de sanedrín leyendo el resto de personajes que aparecen y un tercero hará el papel de cronista. Una vez se llega al momento de la crucifixión de Jesús todos los que estén sentados deben ponerse en pie al igual que los que han permanecido de pie durante toda la lectura de la Pasión y cuando se llega al momento de la muerte del Señor, todos los fieles, incluidos sacerdotes y lectores se arrodillan en silencio. La misa se desarrolla con una homilía más breve de lo habitual, debido a lo extenso del Evangelio. El resto de la misa se celebra con normalidad, destacando que se nota una mayor solemnidad durante la liturgia eucarística, prueba de que la Semana Santa ha comenzado. Al finalizar la misa, los sacerdotes nos invitan a que descansemos durante los tres día próximos (Lunes, Martes y Miércoles Santo) y que nos preparemos para celebrar el triduo pascual, y nos recuerdan que acabamos de entrar en los días claves de la liturgia cristiana. ESCUCHAMOS LA PALABRA: Lucas 19, 28-40. En aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos diciéndoles: Id a la aldea de enfrente; al entrar encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo desatáis?", contestadle: "El Señor lo necesita". Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron: ¿Por qué desatáis el borrico? Ellos contestaron: El Señor lo necesita. Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos. Y, cuando se acercaba ya la bajada del Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo: ¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en lo alto! Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él replicó: Os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras. REFLEXIONAMOS: Jesús fue tentado con el éxito y el poder fácil pero no quiso vivir así. Su tarea se orientó desde otros valores: la humildad, el servicio, la paz. Hoy, muy cercana ya su pasión, vemos cómo entra en Jerusalén: en un burro y aclamado por gente sencilla. Los reyes o los que iban a ser proclamados reyes hacían su entrada en las ciudades en caballos, en los mejores caballos, con tropas de soldados y acompañados por las personas más importantes. Jesús prefiere otras formas. No pide un caballo, porque a caballo iban los guerreros y Él había venido a sembrar la paz. Pide un burro, un humilde burro porque se presenta como humilde portador de la paz. Su éxito es un éxito de paz y de humildad. Así había sido toda su vida. Así se acercó y se sigue acercando hoy a todos. ORAMOS: Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Donde haya odio, que yo ponga amor. Donde haya ofensas, que yo ponga perdón. Donde haya discordia, que yo ponga unión. Donde haya error, que yo ponga verdad. Donde haya duda, que yo ponga fe. Donde haya desesperanza, que yo ponga esperanza. Donde haya tinieblas, que yo ponga luz. Donde haya tristeza, que yo ponga alegría. Haz que yo no busque tanto el ser consolado como el consolar, el ser comprendido como el comprender, el ser amado como el amar. Porque dando es como se recibe. Olvidándose de sí mismo es como se encuentra a sí mismo. Perdonando es como se obtiene perdón. Muriendo es como se resucita para la vida eterna.
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JUEVES POR LA TARDE: CRISTO ME AMÓ Y SE ENTREGÓ POR MÍ
AMBIENTACIÓN Un día como éste, hace dos mil años, Jesús se entregó por mí, nosotros hoy, lo recordamos y celebramos con amor. No puede pasar desapercibido para un cristiano este día del Jueves Santo; hay en él, recuerdos imborrables que nos enseñan e interrogan. Se le llama el Día de la caridad, por el gran amor de Jesús, Él, nos pide amor hacia los demás. Recordamos también la institución de la Eucaristía, el gran regalo de Jesús al hombre. En este día, Jesús también nos quiere enseñar el valor de la humildad con el gesto del lavatorio de pies. En un día como éste, no hay lugar para el egoísmo, la soberbia, la mentira, el desamor: hoy es un día de donación, oración y amor. FORMACIÓN Debemos decir que aunque propiamente dicho el Triduo se compone de tres días exactos (viernes, sábado y domingo) este tiene su inicio el jueves santo con la misa conocida como “In Cena Domine” o mejor dicho la cena del Señor. Siendo de esta forma un prólogo sacramental, puesto que nos introduce de forma ritual en lo que Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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será el único misterio pascual. Esto es así incluso desde el punto de vista histórico, ya que Cristo celebra la Pascua con sus discípulos antes de entregarse Él en la cruz. El jueves santo por la tarde se le conoce también como Proemio. Los momentos más importantes de la celebración del jueves santo son los siguientes: ∗ ∗ ∗ ∗ ∗
Liturgia de la Palabra. Lavatorio de los pies. Liturgia Eucarística. Traslado del Santísimo sacramento. Desnudación del altar, hecha en silencio una vez terminada la celebración.
Es de importancia subrayar que es en esta celebración la única ocasión en la que se sugiere de qué se debe predicar: “el sacerdocio ministerial”, “la Eucaristía” y del “amor fraterno” o como se le conoce comúnmente del “sacramento del amor”. De la misma forma debemos recordar que es el jueves en la mañana (aún en Cuaresma) en que se celebra la “Misa Crismal”, celebración en la cual se bendicen los óleos (Santo crisma, óleo de los catecúmenos y óleo de los enfermos) que se utilizarán durante todo el año. Igualmente en este día todos los sacerdotes asistentes renuevan las promesas que el día de su ordenación hicieron ante su obispo; por lo que también es el día de los Presbíteros. MIRAMOS LA REALIDAD: ¿Cuál es la esencia de la vida? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Para qué estoy yo aquí? ¿Para disfrutar? ¿Para hacer que otros disfruten y sean felices? ¿Para aprovecharme de los demás? ¿Para servirlos? ¿Para pasar de todo? ¿Para implicarme en la construcción de una sociedad mejor? ¿Para solucionar mis problemas? ¿Para descubrir con otros la solución de los problemas que a todos nos influyen?... Muchas preguntas, ¿verdad? Muchas y difíciles de contestar. ESCUCHAMOS LA PALABRA: Juan 13, 1-15. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando. ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo, que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándolos con la toalla que se había ceñido. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?» Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dijo: «No rne lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo». Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». REFLEXIONAMOS: Jesús es AMOR. Jesús habría respondido a todas las cuestiones anteriores desde el AMOR. Amó a los enfermos, a los niños, a los pobres, a los pecadores, a los discípulos, a los incrédulos, al Padre, ... a todos. Y “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo lo amó hasta el extremo”. Aquella noche amaba hasta el extremo y entonces “se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en una jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos...”. Era el signo del amor hecho servicio, entrega a los demás, entrega hasta la humillación,... En el lugar donde los otros evangelistas sitúan el relato de la cena – tomó pan ... tomó vino...- Juan coloca este signo de servicio: el lavatorio de los pies. ¿Por qué? Porque es lo mismo. “Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros... esta es mi sangre que se derrama por vosotros” eran las palabras de la entrega. Lavar los pies era el gesto de la misma entrega. Aquella primera Eucaristía nos enseña que todas las Eucaristías tendrían que ser recuerdo de aquella entrega. Pero no sólo recuerdo, en cada Eucaristía Jesús continúa dándose, partiéndose, sirviéndonos por amor. ¿Y qué nos toca a nosotros? “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?... Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros también vosotros lo hagáis”. Está claro ¿no? ¿Soy consciente del amor de Jesús hacia nosotros, hacia mí? ¿Valoro su entrega? ¿Valoro cada Eucaristía? ¿Podrías ser el sentido de mi vida el amor hecho servicio humilde a los demás? ORAMOS: Nos resbalan las palabras, decimos cosas que no sentimos; decimos lo que nos han enseñado. Pero repetir los gestos sin pronunciar palabras, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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eso, Señor, es otra cosa. Unos no tomamos la toalla para lavar, otros no nos dejamos lavar, y todos andamos manchados de egoísmo, abandonados a nuestra propia dureza de corazón. -Si no te dejas lavar, no tienes nada que ver conmigo. -Entonces no sólo los pies, sino todo el cuerpo. ¿Adónde queremos ir, sin dejarnos lavar? ¿Dónde queremos encontrar el agua viva que regenera y da vida? ¿Qué hacemos con nuestras manos paralizadas? Son manos para sanar, son manos para lavar a otros, son manos para dar la mano, y están mano sobre mano... Señor, enséñanos a ser servidores de los otros, como Tú lo has sido. Sólo se salva lo que se entrega. Sólo da vida lo que se entierra. Sólo ama el que se entrega y sirve a los demás hasta el extremo. DECÁLOGO DEL AMOR 1. La razón debe guiar tu corazón. Es toda la persona la que ama, y ésta debe ser asesorada siempre por la razón. El amor ciego nunca fue duradero ni verdadero. 2. Amarás sin buscar utilidad. El amor exige una maduración afectiva, por la cual el deseo de poseer al otro se sustituye por el deseo de darse al amigo o persona amada. 3. No confundirás amar con egoísmo. El egoísmo usa de las personas como si fueran «objetos, cosas», esclavizándolas y manipulándolas. El amor sólo piensa en el bien y en la realización del amigo y de la persona amada. 4. El amor te ayudará a superar las dificultades. Con el amor y por el amor, “sentirás la alegría de vivir” fuerza potenciadora para conseguir las más difíciles metas. A este respecto son bonitas las palabras de Goethe: «La alegría y el amor son las dos alas para las grandes empresas». 5. El amor te exigirá disponibilidad. Vulgarmente podríamos decir que el amor esclaviza, pero es la única esclavitud que gratifica, personaliza y forja felicidad. 6. No olvides que el amor es un arte. En todo arte éstos son los tres pasos necesarios para aprenderlo: dominio de la teoría, dominio de la práctica y considerarlo como algo fundamental en tu vida. Lo más difícil es «aprender a amar», aunque algunos consideran «el aprendizaje del amor» tan fácil como hacer una quiniela.
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7. Descubrirás que el amor humano no es un juego barato. No sería auténtico amor porque te despersonaliza y pone tensiones en tu corazón. 8. Con el amor construirás una convivencia fraterna. El amor exige salir de ti mismo y de tus egoísmos, para desembocar en un sabroso altruismo o donación sin reservas al prójimo. 9. Dios es el manantial de tu amor. San Juan nos dice que Dios es amor y germen de todo amor: «El amor es Dios». (1 Jn. 4, 7). 10. El amor es fuente de vida. Con tu amor darás sentido a las personas con las cuales convivas y, el día de mañana, será tu felicidad.
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VIERNES: JESÚS MUERE POR MÍ
AMBIENTACIÓN Hoy es Viernes Santo, está todo centrado en la Cruz del Señor. Los cristianos estamos de luto, muere un amigo; Jesús. Y muere por nosotros, por nuestros pecados y egoísmos. Esta muerte de Jesús hace más de dos mil años, se renueva cada día cuando hay injusticias, asesinatos, secuestros, es decir siempre que el hombre es dañado física o moralmente. Es un día de oración, de encuentro con Dios, de reflexionar sobre nuestras actitudes. FORMACIÓN Este día la Iglesia hace experiencia de la muerte del Señor, por lo que se trata de un día de tristeza, puesto que nos encontramos contemplando su muerte. Por la tarde tenemos la celebración de “los oficios de la Pasión” o “adoración de la santa cruz”, siendo esta la celebración propiamente dicha del viernes santo. En esta celebración se hace lectura de la Pasión del Señor según san Juan, en la cual según su teología Cristo en la cruz es elevado y exaltado, siendo este su trono desde el cual reina; situación por la cual nosotros adoramos la Cruz. La celebración se encuentra compuesta de la siguiente forma: ∗ Liturgia de la Palabra (la procesión de entrada se realiza en silencio y al llegar al altar los celebrantes se postran en silencio). Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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∗ Adoración de la cruz. ∗ Comunión Eucarística (no hay Eucaristía). MIRAMOS LA REALIDAD: ¡Cuántas situaciones de cruz en nuestro mundo! La cruz del hambre de millones de personas, la cruz de la impotencia de las víctimas de un terremoto, la cruz de la opresión de tantos trabajadores, la cruz de la enfermedad que tarde o temprano nos toca, la cruz del que desea llegar a un mundo mejor y se queda en las aguas del estrecho, la cruz de la soledad del transeúnte, la cruz de la madre que no sabe cómo va a llegar a final de mes, la cruz del que se montó a lomos del “caballo” y no puede bajar, la cruz de la intolerancia que tantos viven por el terrorismo o la xenofobia, la cruz de los ancianos sin compañía, la cruz del joven en paro, la cruz del que vive la traición de un amigo, la cruz del que no encuentra sentido para su vida, ... La cruz es parte de nuestra vida y de nuestra realidad. ESCUCHAMOS LA PALABRA: Juan 18,1-19,42. Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno» Les dijo Jesús: «Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: «¿A quién buscáis?» Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno». Jesús contestó: «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?» Llevaron a Jesús ante Anás y Caifás La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Él dijo: «No lo soy». Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo». Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?» Jesús respondió: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?» Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?» Él lo negó, diciendo: «No lo soy». Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: «¿No te he visto yo con él en el huerto?» Pedro volvió a negar, y en seguida cantó un gallo. Mi reino no es de este mundo Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato fuera, adonde estaban ellos, y dijo: «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?» Le contestaron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y juzgadio según vuestra ley». Los judíos le dijeron: «No estamos autorizados para dar muerte a nadie». Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». Pilato le dijo: «Y, ¿qué es la verdad?» Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?» Volvieron a gritar: «A ése no, a Barrabás». El tal Barrabás era un bandido. ¡Salve, rey de los judíos! ¡crucifícalo! Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!» Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa». Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «Aquí lo tenéis». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él». Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios». Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?» Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?» Jesús le contestó: «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor». Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César». Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó fuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera; crucifícalo!» Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?» Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Lo crucificaron, y con él a otros dos
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Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: "El rey de los judios", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"». Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está». Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Y al punto salió sangre y agua Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron». Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. REFLEXIONAMOS: Jesús había hecho una opción por vivir desde el amor hecho servicio humilde a los demás. Esta era la semilla que traía para hacer florecer un Reino nuevo. Y su final la cruz. La cruz como consecuencia de su amor comprometido. ¿Había fracasado? Parece que triunfó el mal, parece que venció el egoísmo. Le negaron, le traicionaron, le vendieron, le quedaron solo. Y encima Dios no habla, el voz del Padre que había dicho en su bautismo y en la transfiguración en aquel monte: “Este es mi Hijo”, guarda silencio. ¿Qué ha pasado? Jesús sabe integrar su muerte en el sentido de su vida: un Dios-hombre para los demás hasta el final. ¿Cuáles son tus cruces? ¿Qué sentido le das a tus momentos de sufrimiento? ¿Tu compromiso te ha acarreado alguna cruz? ¿Te acercas al sufrimiento de los demás? ¿Cómo? ORAMOS: Ha retumbado el grito del Hijo de Dios: «Padre, ¿por qué me has abandonado?», y toda la tierra se ha estremecido. Ya podemos callarnos, como calla el Hijo en el silencio de la muerte. Sobran las palabras y los comentarios. Sólo es posible la espera. Sólo la esperanza da fuerzas para vivir. Hoy no podernos vivir de palabras. Hoy sólo podemos vivir esperando el fruto de la Palabra. Danos silencio interior, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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danos silencio de corazón, para vivir esperando lo que Tú quieres. Danos silencio, para entender lo que no podremos entender jamás. Danos silencio de corazón, para que tu Espíritu remueva nuestro espíritu. Danos silencio profundo, para morir a tantas palabras vacías, que son excusas, como las del día de la primera caída. Danos silencio, para caer en la cuenta de lo que hemos hecho. Danos, Señor, silencio, para que podamos vivir la novedad que está detrás de la noche.
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SÁBADO: LA IGLESIA EN ORACIÓN JUNTO A MARÍA
AMBIENTACIÓN El Señor está ausente, ha ocultado su rostro; la Iglesia permanece en silencio en oración junto al sepulcro de Jesús. Hoy, en las iglesias no se celebra la Eucaristía porque el Señor no está, tampoco se proclama la Palabra de Dios. La Iglesia se siente vacía con esa sensación de soledad que se experimenta cuando un ser querido ha muerto. Pero dentro del vacío, del dolor, hay un signo de esperanza, Jesús resucitará. Él lo había prometido. Por eso hoy, estamos en oración junto a María y esperamos que la palabra de Jesús se cumpla. Él vencerá a la muerte, resucitará. FORMACIÓN Es el día de Cristo sepultado. La Iglesia recomienda el ayuno y el reposo junto al sepulcro de Cristo muerto, esperando su resurrección. Así también, sugiere el rezo de la “Liturgia de las Horas”. Este día no tiene propiamente una celebración comunitaria.
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VIGILIA PASCUAL: CRISTO VIVE, HA RESUCITADO
AMBIENTACIÓN La noticia es esta: CRISTO VIVE, HA RESUCITADO. ¡ALELUYA! Pascua es tanta fiesta que no cabe en un día ni en dos. Necesita una semana de semanas (50 días = pentecostés) porque es la fiesta de las fiestas. FORMACIÓN Es el centro del Triduo puesto que se celebramos la alegre y triunfante resurrección de nuestro salvador. Al celebrarse en la noche, esta hace referencia a la condición vigilante que debe tener el cristiano ante la constante expectativa de la venida del Señor. Las lecturas nos permiten realizar un recorrido por la “Historia de Salvación” del pueblo de Israel, hasta llagar al culmen de la misma: Cristo. La celebración bautismal nos invita a: en cuanto a los hijos de la Iglesia y parte de la misma a vivir lo que esto significa, pues con el bautismo hemos participado de la muerte y resurrección del Señor. El simbolismo central de la vigilia se encuentra en que esta es la noche iluminada, una noche vencida por el día. La celebración está distribuida de la siguiente forma: Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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∗ Lucernario o celebración de la luz. ∗ Liturgia de la Palabra. ∗ Celebración bautismal (si no hay bautizos se realiza la renovación de las promesas bautismales). ∗ Celebración de la Eucaristía. Debemos tener presente que aunque la vigilia se realiza en sábado por la noche, en realidad el día litúrgico en que se está es en domingo, puesto que toda solemnidad inicia la víspera del propio día. Esto se conoce como primeras vísperas y dan inicio de las 4:00 pm en adelante. MIRAMOS LA REALIDAD: Hay mucha gente que se lamenta de lo negativo de la vida, que se lamentan y se quedan ahí, ¿qué podemos hacer nosotros? Se preguntan si esto no tiene solución. ¡No! La película de nuestras vidas y de la historia tiene un final feliz. Las cruces están presentes pero la vida y el amor también. Y con la vida y el amor muchos han ido haciendo que poco a poco la oscuridad fuera dejando paso a la luz. Nosotros necesitamos esa fuerza de amor y de vida, hoy podemos sentirla como energía que da sentido a nuestros trabajos y a nuestros compromisos porque Jesús HA RESUCITADO. ESCUCHAMOS LA PALABRA: Lucas 24, 1-12. El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y entrando no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: "El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar"». Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los demás. María Magdalena, Juana y María la de Santiago, y sus compañeras, contaban esto a los Apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido. 151 REFLEXIONAMOS: No terminó la historia de Jesús en la cruz, no venció el fracaso, ni el desamor. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. “HA RESUCITADO”. Jesús Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
HA RESUCITADO. Está vivo para estarlo siempre. Está vivo para dar siempre vida. Está vivo para que nosotros vivamos y demos vida. Su entrega por amor no cayó en el vacío. Nuestras entregas por amor a los demás, aunque nos acarreen cruces, tampoco serán inútiles. Merece la pena luchar para tener vida y para que otros la tengan. Merece la pena empeñarse por hacer un mundo mejor. Merece la pena seguir a este Señor Resucitado porque Él ha vencido. Si estamos convencidos de esto hoy podemos renovar nuestros compromisos de fe, de bautismo. Hoy podemos decir: Señor, quiero seguir siendo de los tuyos. Quiero seguirte porque tu amor entregado es el mejor camino para vivir y ser feliz. Señor, hoy quiero ser una persona nueva. ORAMOS: Es maravilloso lo que has hecho, Señor Jesucristo; para mí ha sido una verdadera sorpresa. Mi alma está entusiasmada con tu resurrección. No ceso de sonreír contigo y de compartir las sonrisas de tus amigos. ¡Has ganado, Señor, sabemos que has ganado! Has triunfado sobre todo lo peor que hemos hecho, entre todos y cada uno por separado. Has aplastado el poder de las tinieblas y la muerte para caminar en paz, otra vez en nuestra carne, y ya para siempre. Ven a mí, gran Señor de la Vida, como llegas hasta todos tus amigos. Envíame a consolar a los que sufren junto a mí. Ven, y envía a tus amigos a este mundo cotidiano, para que, llenos de esperanza, luchemos por el Reino de Dios.
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S e r v ic io d e C a te q u e s is
2013 Ciclo C
TIEMPO DE PASCUA
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TIEMPO PASCUAL EN EL AÑO DE LA FE “ENCONTRAR AL RESUCITADO Y CONSTATAR QUE LA MUERTE HA SIDO DERROTADA CREA UNA ENORME SENSACIÓN DE GOZO Y FIESTA” Estimados/as Catequistas:
¡Que en este Año de la Fe, la Alegríía de Cristo Resucitado este con todos vosotros! Con esta Felicitación os quiero saludar y entregaros la catequesis para este tiempo Pascual. Si los anteriores tiempos litúrgicos eran importantes para todos los cristianos, el Tiempo Pascual es el culmen de todos ellos, sobre todo en este año de la fe, en el que el amor de Cristo llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Que la fuerza de Cristo Resucitado inunde nuestro corazón de alegría y nos infunda la capacidad de regeneración y renovación. Todo empieza a ser nuevo a partir de la Resurrección. Todo huele a primavera a partir de la Pascua. Todo lo viejo ya pasó, queda atrás, en la cruz de Jesucristo. Ahora toca lo nievo, “los panes ázimos de la sinceridad y de la verdad” panes del amor y la solidaridad, los panes limpios de la justicia y libertad, los panes recientes del servicio y de la acogida, los panes de la misericordia y de la ternura. Como los apóstoles sois enviados a proclamar el Evangelio a todo el mundo y en especial vosotros a los más preferidos de Dios, que son nuestros enfermos; que este Año de la fe suscite en todos vosotros la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza.
¡ÁNIMO Y FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN EN ESTE AÑO DE LA FE! Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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FORMACIÓN PARA CATEQUISTAS 1. INTRODUCCIÓN Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo. A saber: ∗ Da inicio el “Domingo de Resurrección” en la mañana. ∗ Está compuesta por 50 días exactos. ∗ La primera semana de la misma se le llama “Octava de Pascua” la cual se celebra como una gran solemnidad, como si toda la semana fuera como un gran domingo. ∗ A los 40 días de la misma se celebra la solemnidad de la “Ascensión del Señor”. Con posibilidad de ser trasladada al domingo siguiente. ∗ Se encuentra conformada por “siete” semanas y “ocho” domingos. ∗ Concluye con la Solemnidad de Pentecostés. Linealmente se encuentra conformada de la siguiente manera, a saber:
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El término Pentecostés o Cincuentena no designa solamente a la fiesta que cierra el tiempo pascual, sino originariamente a todo ese periodo litúrgico en que se conmemora la obra de Dios a partir de la creación del mundo y de la humanidad, pasando por la acción liberadora del Éxodo israelita y culminando en el Misterio Pascual de Jesucristo crucificado y resucitado. Es, sobre todo, el tiempo del Espíritu Santo, don de Cristo exaltado a la derecha del Padre, que obró el prodigio de la nueva creación que tuvo su comienzo en la glorificación del cuerpo del Señor y prosiguió en el nacimiento de la Iglesia, cuyos primeros pasos recogen los Hechos de los Apóstoles que se leen todos los días como primera lectura. La acción del Espíritu prosigue en la Iglesia dándole y perfeccionando nuevos hijos, sobre todo en este tiempo especialmente «sacramental», de primeras comuniones y confesiones, y también de unciones de enfermos – como las que se realizan en nuestro centro San Juan de Dios de Ciempozuelos-, manteniendo la tensión escatológica en la Iglesia que, como Esposa de Cristo, ansía pasar de esta Pascua a la eterna y que, junto con el mismo Espíritu clama: «¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22,17.20)
2. MARÍA, EN EL TIEMPO PASCUAL No faltan motivos para recordar a María en el tiempo de Pascua. La espiritualidad de estos días tiene que estar marcada por su presencia y su ejemplo. La Virgen participa de la Pascua del Hijo, en la alegría de su Resurrección, y como Mujer nueva que ha vivido, como ningún otro, junto al Hombre nuevo, el misterio pascual. La liturgia presenta una colección de Misas de la Virgen María, pues, la Iglesia reconoce en la Virgen el modelo de su maternidad y se da cuenta de que en la Madre de Cristo tiene un modelo y una ayuda en el encargo de proclamar el evangelio que Cristo le encomendó después de resucitar de entre los muertos. El mes de mayo no debería desvirtuar las claves espirituales de María en la Pascua, sino que tiene que mostrarse la potencia de la Pascua de Cristo y el don del Espíritu operante en María
3. YA NO HAY LUGAR PARA… La Pascua es la gran fiesta cristiana, la madre de todas las fiestas, es decir: LA FIESTA. Sin la Pascua nada podríamos celebrar. Podríamos sí admirar la vida de Cristo, pero nada más. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Hay que intentar que la Pascua no sea una fiesta de calendario, un rito, sino un talante, un espíritu, una manera de ser y de vivir. Quiere decir que no basta creer que Cristo es la Vida, sino que hemos de esforzarnos para que Cristo viva en nosotros, “vida nuestra”. Y esto quiere decir, entre otras cosa que: Ya no hay lugar para la tristeza. Cristo, nuestra vida, te sonríe. Habrá si, todavía sufrimiento y pasión, pero ahora se puede poner luz y consuelo en el sufrimiento. Eso es la Pascua. Sé tú también sonrisa de Cristo para los demás. Ya no hay lugar para la desesperanza. Cristo nuestra vida, te ilumina y te sostiene. Ya no hay lugar para la soledad. Cristo nuestra vida te acompaña. Pregunta a Jesús: ¿Dónde está tu casa? ¿dónde vives? Y él te contestará que vive en el alma del creyente, en aquel que lo busca y lo desea, en aquel que lucha por curar a un enfermo o superar una esclavitud. Aunque todos te abandonen, nunca te sientas sólo. Incluso aunque tú olvidaras a Cristo, él no te olvida. Ya no hay lugar para la muerte. Cristo nuestra vida, resucita en ti: Es verdad que la muerte nos rodea, que para de conseguir sus victorias: ahí están las violencias de la guerra o el terrorismo, el hambre, los accidentes, aborto, vicios, enfermedades. ¡Cuanta muerte, Dios mío! ¡Cristo ha resucitado y nos ofrece semillas de inmortalidad! Todas las muertes pueden ser redimidas, superadas y resucitadas. Esa es la Pascua. Nosotros tenemos que esparcir la semilla de Cristo, sembrar la vida, luchando contra la muerte, ser testigos de la resurrección. Durante los cincuenta días, la Iglesia celebra con especial énfasis la victoria de Cristo resucitado. Los cristianos queremos que la noticia de la resurrección nos entre por los sentidos. Con Cristo resucitado, todo empieza de nuevo: Si antes se vivía para morir, ahora se muere para vivir y se vive para más vivir. Si antes el amor era por un tiempo, lo más hasta la muerte, ahora el amor puede ser definitivo, porque es más fuerte que la muerte. Si antes el trabajo era un afán fatigoso, casi un castigo, ahora el trabajo será gratificante, instrumento para crecer, para crear y convivir, una bendición.
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En Pascua queda el mundo viejo con sus guardias y sus sepulcros, con sus violencias y sus cruces, con sus poderes y sus esclavos, con sus mentiras y sus temores. En Pascua estamos llamados a ser, sencillamente, testigos de la Resurrección de Jesucristo. Tenemos que demostrar que Cristo vive y que en nosotros es donde vive. Ser testigos de Cristo es oponerse a cuanto signifique corrupción y pecado. Combatir la opresión, la injusticia, la violencia y cuanto nos esclaviza. En la resurrección se cumple aquellos de que los “últimos serán primeros”: las mujeres son las primeras testigos de la resurrección. Quien nos abre de los sepulcros: no es la fuerza humana, es el espíritu de Dios el que abre los sepulcros y hace correr las piedras. Sólo hace falta fe.
4. SENTIDO TEOLÓGICO DE LA PASCUA Como hemos visto la comunidad cristiana desde sus orígenes ha venido celebrando el misterio de la resurrección del Señor, en lo que podemos llamar “dos ciclos”: uno la semana, con momento fuerte en el domingo y el otro el año litúrgico, con momento central en la Pascua. El primero lo encontramos desde los orígenes de la Iglesia misma; mientras que el segundo se ha configurado a través de la historia, incluso hoy se encuentra abierto a cambios. Podemos individuar a grandes rasgos tres elementos de los cuales se hace experiencia al celebrar la Pascua anual, a saber: −
Pascua como “pasión” “paso”: se trata de hacer experiencia de la pasión dolorosa del Señor, en la cual ha asumido el dolor humano y nos ha pasado a una vida nueva. De manera que asuntos nosotros en Cristo, ya que en la encarnación la humanidad entera se ha convertido en “una” en Él (en Cristo encontramos “dos naturalezas” una “única persona”), por lo que en el momento en que Cristo muere y resucita no se trata de un hecho personal, individual, sino que, en Él se encuentra toda la humanidad “recreada”. Es un acontecimiento “cósmico”, en donde, como decíamos al inicio, por la “pasión” del Señor “hemos pasado” a una vida nueva.
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Pascua como “recapitulación”: esto es vivir los acontecimientos Pascuales como el fin del “plan de Dios” para con la humanidad, el culmen de la “economía divina” (del griego “ekocos” = casa y “nomos” = ley, o sea la leyes de la casa o mejor dicho el proyecto de Dios para con su obra creada). Puesto que celebrar la Pascua es celebrar lo que Dios desde toda la eternidad había pensado.
−
Pascua como “Parusía”: es la segunda venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, en la cual todos resucitaremos con nuestro cuerpo, al igual que el Señor, que resucitó en cuerpo y ha ascendido a los cielos. Por lo que participar de los misterios pascuales es volver nuestra mirada a la vida en Dios, que de forma plena tendremos en la parusía, y desde ya degustamos en la medida en que nos unimos al evangelio, vivamos y celebremos la Pascua.
Es de suma importancia el comprender los misterios de nuestra redención, para así poderlos celebrar de forma consiente y verdadera en la Pascua anual, de esta manera año a año podemos renovar y tomar fuerzas para nuestro caminar, y así poder crecer en la compresión del misterio.
5. EXPERIENCIA DE RESURRECCIÓN La conversión pascual de los discípulos tiene un carácter de resurrección. El encuentro con el resucitado es para aquellos hombres y mujeres una gracia que “resucita” su fe y reanima toda su vida. Es el encuentro con el resucitado el que transforma a estos hombres, los reanima, los llena de alegría y paz verdadera, los libera del miedo y la cobardía, les abre horizontes nuevos y los impulsa a una misión evangelizadora. La experiencia pascual hemos de entenderla como una “resurrección”. San Pablo entiende la vida cristiana como un “morir al pecado” que nos deshumaniza y un “resucitar a una vida nueva”, la vida de Cristo resucitado, que llena de su energía vital a quienes a Él se adhieren, “a fin de que, igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Rm 6,4). Vivir la experiencia pascual ha de ser para nosotros acoger el Espíritu del Resucitado, escuchar sus palabras, que son “espíritu y vida” (Jn 6,63), y experimentar en nosotros la fuerza que Cristo posee de “resucitar lo muerto”. Entramos en la dinámica de la resurrección cuando, enraizados en Cristo, vamos liberando en nosotros las fuerzas de la vida, luchando Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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contra todo lo que nos deshumaniza, nos bloquea y nos mata como hombres y como creyentes. Vivir la dinámica de la resurrección es vivir creciendo. Acrecentando nuestra capacidad creativa, intensificando nuestro amor, generando vida, estimulando todas nuestras posibilidades, abriéndonos con confianza al futuro, orientando nuestra existencia por los caminos de la hospitalidad, de la entrega generosa, del amor fecundo, de la solidaridad generadora de justicia. Se trata de entender y vivir la existencia cristiana como un “proceso de resurrección”, superando cobardías, perezas, desgastes y cansancios que nos podrían encerrar en la muerte, instalándonos en un egoísmo estéril y decadente, una utilización parasitaria de los otros o una indiferencia y apatía total ante la vida. La adhesión a Cristo resucitado introduce una dinámica de crecimiento en la vida cristiana. La carta a la Efesios lo resume así: “Siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hacia Aquél que es la cabeza, Cristo” (Ef 4,15). No se trata solamente del crecimiento individual del creyente, sino del crecimiento de toda la Iglesia, “el crecimiento del Cuerpo para su edificación en el amor” (Ef 4,16). Así lo afirma también la carta a los Colosenses: “Unidos a la Cabeza, de la cual todo el Cuerpo… recibe nutrición y cohesión, para realizar su crecimiento en Dios” (Col 2,19). Este crecimiento no consiste en un incremento en número, extensión, poder, sabiduría, prestigio. Se trata de “revestirse del Hombre Nuevo, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef 4,24). “Revestirse del Kyrios Jesucristo” (Rm 13,14). Crecer en el Resucitado. La experiencia pascual que tal vez necesitamos, en este año de la fe, consiste precisamente en descubrir que la fe no es simplemente algo que se posee, sino una vida que crece en nosotros; que la moral cristiana no se reduce a cumplir unos preceptos, sino que es seguimiento fiel de Cristo y expansión de toda nuestra persona habitada por el Espíritu del Señor. Vivimos la experiencia pascual cuando pasamos de “tener fe”, a dejarnos transformar por la presencia vivificadora del Resucitado.
6. LA PASCUA COMPROMETE A LA CARIDAD Y el primer eco práctico de la “nueva vida” pascual es la caridad con el hermano. El que vive su Pascua no puede cerrarse al hermano. El mismo impulso que le une al Señor Resucitado, le hace abrirse a la realidad de los demás. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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“Nosotros sabemos hermanos que hemos pasado de la muerte a la vida porqué amamos a los hermanos” (Juan 3,14). La Pascua no nos puede dejar tranquilos. Nos debe lanzar a mejorarlo todo: nuestra vida personal, el bienestar de la humanidad, la transformación de la sociedad, la vida en nuestro Centro. Si Cristo inauguró los tiempos nuevos, los cristianos no debemos descansar hasta que en este mundo triunfen los valores del Señor Resucitado: la libertad, el amor, la justicia, el gozo de la salvación; o sea, hasta que la pascua se cumpla en toda la creación.
7. EL RESUCITADO ENTREGÓ SU ESPÍRITU Después de la muerte de Jesucristo, sus discípulos quedaron desalentados y abatidos, víctimas de una fuerte experiencia de fracaso. Pero la historia de Jesús no termina con su muerte. Comienza de nuevo con su Resurrección. El disperso y fracasado grupo de los discípulos se reúne y, por la fe en Jesús y la esperanza en su vuelta, se convierte en una comunidad. El Espíritu de Jesucristo garantiza su presencia hasta el final de los tiempos: «Yo le pediré al Padre que les de otro abogado que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. No os dejaré huérfanos, volveré» (Jn 14,16-18). Es así como cincuenta días después de la Resurrección, Jesús cumplió su promesa, precisamente el día de Pentecostés y con la venida del Espíritu Santo, los apóstoles comienzan a dar testimonio del Maestro sin ningún temor. Una demostración evidente de esta venida son los siete Dones del Espíritu Santo, disposiciones permanentes o capacidades que Dios concede y que hacen a la persona dócil y dispuesta a seguir los impulsos del mismo Espíritu. Los Dones pertenecen en plenitud a Jesús, el Mesías, quien los comunica a sus discípulos por la fe, la oración y los sacramentos. Dentro del pueblo cristiano se ha llamado al Espíritu Santo el Dios "desconocido", porque son muy pocos los que se han percatado de su presencia. El día de Pentecostés es el día del pregón oficial de apertura de la Iglesia a todos los hombres sin distinción de fronteras, de razas, de lenguas, de religión o de cultura. Es el día de la "catolicidad": la salvación puesta al servicio de todos los hombres. Pero esto es un tema conocido de todos. Por eso hoy prefiero detenerme en otro tema "desconocido" o al menos olvidado por muchos: me refiero a los dones del Espíritu Santo. Estos se pueden dividir en dos grupos: los dones intelectuales de inteligencia, ciencia, sabiduría y consejo, los cuatro al servicio de la inteligencia Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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del hombre; los dones afectivos de piedad, fortaleza y temor, auxiliares de la voluntad para asegurar el ejercicio perfecto de nuestras tendencias y apetitos. Los siete Dones que nos ayudan a vivir más intensamente nuestra vida de fe son: •
El don de entendimiento o inteligencia: al servicio de la mente humana. Este don nos hace entrar en las profundidades de Dios, nos da el sentido divino. Por medio de él, el hombre llega a penetrar el sentido de la Palabra de Dios contenida en la Revelación divina y no sólo nos da luz para comprender la Sagrada Escritura, sino que imparte a todos los hijos de Dios, según las necesidades de salud espiritual, el sentido de todas las lenguas que nos hablan de él: enseñanzas del magisterio eclesiástico, frases oídas al azar en nuestra existencia cotidiana, por la calle, por la radio, por la televisión... Este don nos descubre el sentido profundo de los misterios de Dios a través de las figuras y símbolos de la liturgia y entabla un diálogo perpetuo entre Dios y el alma y va descubriendo la verdad hasta el momento de ver a Dios "cara a cara".
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El don de ciencia: como manifestación de la creación. El don de ciencia nos comunica la mirada de Dios sobre todas sus obras como fuente única de todas las bellezas del universo. La creciente inmensidad del cosmos que nos descubre la ciencia moderna y sus espacios infinitos nos revela la sabiduría, la bondad y el poder sin límites de Dios nuestro Padre. El don de ciencia es la fuerza por la que nos sentimos atraídos hacia el bien y por la que sentimos repugnancia hacia el mal; nos dirige hacia lo bueno y nos aparta de lo malo; nos enseña cómo servirse de las creaturas y cómo apartarse de ellas; emite un juicio infalible sobre los verdaderos y falsos valores y no se deja deslumbrar por el brillo efímero de las cosas de este mundo.
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El don de sabiduría: la cima más alta del pensamiento cristiano. Todos los pueblos y culturas poseen su tipo de sabiduría, según las características propias de cada pueblo y cada civilización. El don de sabiduría organiza todo el saber revelado, analiza la Palabra de Dios y estudia cada uno de los misterios cristianos, los cuales junta en una síntesis orgánica en la que todas las verdades hallan su sitio y se conexionan armoniosamente. Es la sabiduría que "Dios revela a Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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los pequeños" una sabiduría amorosa, de orden supracientífico. Mediante ella el hombre se connaturaliza con Dios en todos los planos del ser, del conocimiento, del amor, de la acción y del gozo. Bajo su luz la mirada del cristiano permanece fija en Dios, abarcando en su campo visual las verdades eternas y las contingencias de la historia. •
El don de consejo: guía hacia Dios. El don de consejo tiene precisamente por fin dirigir nuestros actos conforme al plan eterno con que Dios gobierna el mundo. Nos permite entrar a formar parte de los designios de la Providencia, todavía entre las oscuridades de la fe, pero con todo el impulso de nuestro amor y con toda libertad. Siendo fieles a las inspiraciones del Espíritu de consejo, nos identificamos en cada uno de nuestros actos con la voluntad de Dios, regla suprema de toda perfección. "Yo te haré saber y te enseñaré el camino que debes seguir; seré tu consejero, y estarán mis ojos sobre ti" (Sal.32,2).
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El don de piedad: regulador de la actitud del hombre con Dios y con el prójimo. El don de piedad nos impele a imprimir a todas nuestras relaciones con Dios y con el prójimo ese sentido filial y fraterno que debe regular las relaciones de los hijos de una misma familia y nos comunica el Espíritu de la familia de Dios. El don de piedad nos muestra una oración de alabanza y petición; sentimientos admirativos y de adoración en presencia de la infinita grandeza de Dios; confidencias íntimas, en las que se exponen con sencillez a su Padre celestial sus alegrías, sus dificultades, sus angustias, sus tristezas, sus miserias, sus esperanzas... todo un mundo en el que se desenvuelve el ser humano.
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El don de fortaleza: fuerza y fundamento de la vida cristiana. En una religión fundada por un Crucificado y que comenzó a implantarse a través de tres siglos de persecuciones y martirios, el don de fortaleza juega un papel esencial. En todo cristiano debe darse un alma de apóstol y de mártir. En la conducta diaria de muchos católicos brilla por su ausencia la audacia y la magnanimidad necesarias para las grandes empresas. El don de fortaleza presenta dos tipos diferentes de comportamiento: el heroísmo de lo pequeño y el de lo grande. El heroísmo de lo pequeño despliega su fuerza en la fidelidad absoluta a las más humildes tareas cotidianas, a los más minúsculos deberes, lejos de todo raquitismo espiritual, con la Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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regia libertad del amor. El heroísmo de lo pequeño lleva al heroísmo de lo grande, que resplandece en las grandes empresas de los que ponen su vida al servicio de Dios. •
El don de temor de Dios: una actitud religiosa fundamental. El don de temor comunica al ser humano la convicción de que Dios es infinitamente grande y el sentido de lo sagrado y señala además la dependencia de toda creatura respecto al Creador. El don de temor no es un temor mundano fuente de incontables capitulaciones por respeto humano, ambición y sensualidad, ni tampoco un temor servil sobre el que se basa su forma de actuar, pero sí tiene cierta semejanza con el temor filial: un temor a enturbiar las relaciones entre padre e hijo. El don de temor nos orienta hacia Dios, bien supremo, para considerarle como Causa vengadora del pecado que ofende a la majestad de Dios. Se trata, pues, de un sentimiento muy fuerte que nos inspira un odio al pecado y nos impulsa a alejarnos de él.
En el ejercicio de los dones del Espíritu Santo, el hombre piensa, se mueve y actúa a la manera de Dios.
8. LOS DOMINGOS DEL TIEMPO PASCUAL El tiempo de Pascua es litúrgica y teológicamente el tiempo por excelencia de la celebración pascual del Resucitado, el tiempo del Espíritu y, en consecuencia, el tiempo de la Iglesia como nuevo pueblo de Dios. Se canta el Aleluya pascual, y los temas propuestos en el leccionario dominical hacen referencia a la Resurrección de Cristo, a saber: Domingo Domingo Domingo Domingo Domingo Domingo Domingo Señor Domingo Iglesia
de Pascua: Pedro y Juan encuentran el sepulcro vacío II: Las apariciones de la tarde de Pascua III: Las apariciones en la orilla del lago de Genesaret IV: Jesús conoce a sus ovejas (El buen pastor) V: El sermón de la cena Jn. 13,31-35 VI: El sermón de la cena Jn. 14,23-29 VII: La oración sacerdotal Jn. 17,20-26 Ascensión del VIII: Pentecostés, la efusión del Espíritu Santo sobre la
Los ocho domingos de Pascua tienen una temática paralela en los tres ciclos de lecturas, las oraciones fijas ayudan a conservar la unidad del mensaje de cada día. Hasta ejercer domingo de Pascua, las lecturas del Evangelio relatan las apariciones de Cristo resucitado. El cuarto domingo trae en los tres ciclos pasajes sucesivos del capítulo 10 de san Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Juan sobre el Buen Pastor, y en el quinto, sexto y séptimo se han seleccionado fragmentos del discurso de despedida y de la «plegaria sacerdotal» de Jesús en la conclusión de la Última Cena, palabras de adiós y de promesa del Espíritu Santo que la liturgia saca de su contexto para incluirlas en el esquema del evangelio de san Lucas, que muestra un tiempo de cuarenta días, hasta la Ascensión del Señor, en el que Cristo instruye a los apóstoles, y de cincuenta días hasta la venida del Espíritu. En el Evangelio según san Juan el don del Paráclito tenía lugar el mismo día de Pascua; por eso, cuando el domingo de Pentecostés se vuelve a leer ese pasaje joanneo, por una parte se le sitúa fuera de su lugar original, pero por otra se presenta todo el tiempo de Pascua como un solo «día». Respecto de las lecturas apostólicas, en el ciclo C se lee el libro del Apocalipsis. Estos textos resultan adecuados para animar la fe alegre y la firme esperanza que son propias de este tiempo. Si vemos las primeras lecturas, estas se toman del libro de los Hechos de los Apóstoles de modo paralelo y `regresivo, de modo que todos los años se recuerde el testimonio y el desarrollo de la Iglesia primitiva. El orden litúrgico, sin embargo, no sigue exactamente la secuencia de los Hechos, pues según san Lucas los discursos de Pedro y los primeros pasos de la Iglesia tuvieron lugar después de Pentecostés.
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I CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 25 AL 29 DE MARZO DE 2013 DOMINGO 1º del Tiempo Pascual
DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
INTRODUCCIÓN Este día termina el Triduo Pascual. Las oraciones de la Misa insisten en pedir la participación plena en las gracias del Misterio de Cristo: la renovación por el Espíritu y la resurrección final. La primera lectura proclama el «kerigma» o solemne anuncio de la resurrección de Cristo hecho por Pedro el día de Pentecostés, las dos lecturas de san Pablo, a elegir, se refieren al misterio de la Pascua que ha de ser vivido en la Iglesia por medio de la Iniciación cristiana y la novedad de conducta consiguiente. La lectura evangélica se toma de san Juan y narra el hallazgo del sepulcro vacío, pero también puede proclamar en su lugar uno de los evangelios propuestos para la Vigilia pascual. Cuando se celebra la Misa vespertina se puede leer la aparición de Jesús a los dos discípulos en el camino de Meaux, que san Lucas sitúa en el atardecer de este mismo día. El gozo pascual se manifiesta en el canto repetido del aleluya y, sobre todo, en el salmo responsorial 117, el himno pascual que Cristo y los apóstoles cantaron al terminar la cena, Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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conforme al rito judío, y que los cristianos hacemos nuestro aplicándolo a Cristo, «piedra desechada por los arquitectos» en la Pasión, pero que por su resurrección de entre los muertos ha llegado a ser «la piedra angular». LECTURAS DEL DOMINGO † Hechos 10, 34ª.37-43: «Nosotros hemos comido y bebido con él después de su resurrección» † Colosenses 3,1-4: «Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo» † Juan 20,1-9: «Él había de resucitar de entre los muertos» El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor REFLEXI Ó N «Corrían los dos juntos (Pedro y Juan)…» La carrera de Pedro y Juan hacia el sepulcro expresa la intensidad de este día. Hoy es el día en que estalla la alegría: Jesús está vivo; resucitó de verdad. Pedro y Juan corren de prisa: sienten que ha llegado el tiempo en el que las promesas se hicieron realidad. ¡Hoy la muerte ha sido derrotada para siempre! Hoy es el día en el que me uno a Pedro y a Juan, corriendo hacia el sepulcro. Hoy es el día en que encuentro a Jesús vivo; en el que compruebo la victoria de la vida y de la alegría. PARA LA VI D A No terminó la historia de Jesús en la cruz, no venció el fracaso, ni el desamor. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. “HA RESUCITADO”. Jesús HA RESUCITADO. Está vivo para estarlo siempre. Está vivo para dar siempre vida. Está vivo para que nosotros vivamos y demos vida. Su entrega por amor no cayó en el vacío. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Nuestras entregas por amor a los demás, aunque nos acarreen cruces, tampoco serán inútiles. Merece la pena luchar para tener vida y para que otros la tengan. Merece la pena empeñarse por hacer un mundo mejor. Merece la pena seguir a este Señor Resucitado porque Él ha vencido. Si estamos convencidos de esto hoy podemos renovar nuestros compromisos de fe, de bautismo. Hoy podemos decir: Señor, quiero seguir siendo de los tuyos. Quiero seguirte porque tu amor entregado es el mejor camino para vivir y ser feliz. Señor, hoy quiero ser una persona nueva. ORACI ÓN Dame, Señor, unos ojos y un corazón nuevos para comprender bien los signos de tu presencia, de tu bondad, de tu amor. Dame valor para correr hasta ti; para conseguir una vida más llena de alegría. Dame la capacidad de ver y de creer.
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II CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 1 AL 5 DE ABRIL DE 2013 DOMINGO 2º del Tiempo Pascual
SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA (Domingo de Tomás)
INTRODUCCIÓN Lo que da personalidad a este domingo es la reiterada aparición de Jesús al cumplirse los ocho días de la Pascua, teniendo entonces lugar la duda y la confirmación de la fe del apóstol Tomás. La institución del primer día de la semana como Día del Señor (eso quiere decir «domingo») en sustitución del venerable sábado tuvo lugar a causa de estos encuentros con el Resucitado. Por eso la misma existencia del domingo cristiano, dejándose atrás la legislación del Antiguo Testamento, es una de las principales pruebas de la veracidad de la resurrección y de la manifestación de Jesucristo a sus discípulos elegidos. La importancia de lo anteriormente dicho se refuerza al leerse todos los años el mismo pasaje de san Juan donde se relatan aquellos hechos. Ahora somos nosotros quienes recibimos la felicitación del Señor: «Dichosos los que crean sin haber visto». La primera lectura de cada ciclo describe la novedad de vida que se manifestaba en la primitiva Iglesia de Jerusalén, animada por una verdadera comunión de vida y por las numerosas conversiones que recibía. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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LECTURAS DEL DOMINGO † Hechos 5,12-16: «Crecía el número de los creyentes» † Apocalipsis 1,9-11a.12-13.17-19: «Estaba muerto, y ya ves, vino por los siglos de los siglos» † Juan 20,19-31: «A los ocho días, se les apareció Jesús» Al anochece de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»Jesús le dijo: «¿Por qué me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre. Palabra del Señor REFLEXI Ó N «Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor» El primer día de la semana, el domingo, los discípulos se reúnen y Jesús se les acerca. Lo mismo acontece hoy también. Jesús viene y trae su paz. Viene, incluso con las puertas cerradas. Viene a dar la paz aunque estemos llenos de dudas y egoísmos. Él se acerca siempre a los que viven en comunión. Y siempre trae gozo y entusiasmo. PARA LA VI D A Como podemos comprobar no somos originales ni en las dudas, ni en la incredulidad, ni el los miedos. “Estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos”. Nosotros, a veces, también nos cerramos en nuestros grupos, o en nuestras propias vidas y nos guardamos para nosotros el ser creyentes porque tenemos miedo. Miedo Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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a que nos critiquen, miedo a que nos exijan más que a los demás, miedo a que se rían de nosotros, miedo a ser diferentes al resto de los jóvenes, miedo a comprometernos de verdad, ... “Y en esto entró Jesús”. Él se cuela aún con las puertas cerradas, y hoy se sigue colando en nosotros a pesar de nuestros miedos, de nuestras justificaciones y nos toca el corazón y no nos deja en paz. No nos deja en paz y nos dice: “Paz a vosotros”, porque ante nuestra paz de estar tranquilitos sin complicarnos la vida Él nos ofrece una paz nueva, distinta, la paz de estar satisfechos con nosotros mismos porque le tenemos a Él. Tomás no estaba y no creyó a sus compañeros. Tuvo que tener su experiencia, una experiencia personal de encuentro con Jesús Resucitado. Tú y yo somos muchas veces como Tomás. No creemos. Nos falta experimentar, sentir personalmente al Señor. Ser persona nueva es superar nuestros miedos, y nuestras dudas para experimentar la cercanía de Jesús. ORACI ÓN Señor mío y Dios mío, ven, incluso cuando mis puertas estén cerradas. Ven a traer la paz y la alegría a mi vida. Abre mi corazón a tu esperanza.
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III CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 8 AL 12 DE ABRIL DE 2013 DOMINGO 3º del Tiempo Pascual
TERCER DOMINGO DE PASCUA (Domingo de las apariciones)
INTRODUCCIÓN Las tres apariciones de Jesús resucitado, que se leen en el Evangelio según los tres ciclos de este domingo, tienen de común el marco de una comida; no es de extrañar, pues, que Pedro diera testimonio de que «Comimos y bebimos con él después de que resucitase de entre los muertos» (Hech 10,41). Tanto en el camino de Emaús (ciclo A), como en la inmediata aparición en el cenáculo (ciclo B) y en la orilla del mar de Galilea (ciclo C), Jesús habla y parte el pan; de modo que comienza a presidir, como lo hace ahora de modo invisible, la asamblea eclesial con sus dos partes de la liturgia de la Palabra y de la Eucaristía. En estas apariciones se destaca también que la Pasión y la Resurrección ocurrieron conforme a las antiguas Escrituras, que los apóstoles comienzan a comprender como referidas a Cristo; por eso los cristianos, que recibimos el don del Espíritu con el conocimiento de las sagradas Escrituras, veneramos y leemos «todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos» porque habla de Cristo y nos ayuda a comprenderlo mejor. Las segundas lecturas se refieren a la muerte de Cristo como sacrificio pascual y propiciatorio por los pecados del mundo, siendo Jesús el Cordero inmaculado prescrito en la ley de Moisés, designado por Juan el Bautista, y cuya inmolación abolió cualquier otro sacrificio futuro. Con el libro de los Hechos proclamamos en la asamblea el «kerigma» o Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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solemne anuncio de la resurrección hecho por Pedro y los demás apóstoles. Recibir este pregón hace nacer en la Iglesia esa alegría espiritual y profunda que tiene como motivo la victoria de Cristo y haber recobrado nosotros la adopción filial, con la esperanza de resucitar también gloriosamente. LECTURAS DEL DOMINGO † Hechos 5,27b-32.40b-41: «Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo» † Apocalipsis 5,11-14: «Digno es el cordero degollado de recibir el poder y la alabanza» † Juan 21,1-19: «Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio; lo mismo el pescado» En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» Ellos contestaban: «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: «No» Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaba de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. REFLEXI Ó N «Vosotros sois los testigos de estas cosas» ¿Quién es el que hoy anuncia las palabras hermosas de Jesús? ¿Quién cura los corazones heridos? ¿Quién se atreve a perdonar? ¿Quién Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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devuelve la esperanza a los desanimados? Jesús cuenta contigo, y con tantos otros, para ser su testigo hoy. Él te dice ¡sígueme! Es una palabra fuerte, una orden y una invitación. Una invitación que te hace Jesús. Confía, entrégate a Aquel que dio la vida por amor y ahora vive para siempre. ¡síguelo! Y tus lágrimas se volverán alegría. PARA LA VI D A Se habían ido a pescar y nada. Aquella noche no cogieron nada. Habían fracasado en su tarea y eso que eran profesionales de la pesca. Noche, oscuridad, fracaso, dificultades, como ves lo nuestro no es nuevo. Pero alguien les dice: “Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis”. ¿Otra vez? ¡Mil veces la hemos echado esta noche! pudieron ellos responder. Pero confían en aquella voz. Y ¡sorpresa! multitud de peces. ¿Magia? No, confianza. Confianza en aquella palabra que les indica que actúen una vez más. “Y aquel discípulo que Jesús tanto quería (se refiere a Juan) le dice a Pedro: Es el Señor.” Juan supo descubrir quién era. Reconoció que aquello era obra de Jesús. Se dio cuenta de su presencia. En nuestros momentos de cansancio, cuando no vemos las cosas claras, cuando tenemos dudas, el Señor se puede hacer presente pero hay que detectarlo. Hay que saber verlo y hay que tener el coraje suficiente como para confiar en Él. No seremos personas nuevas si no potenciamos la confianza en Jesús Resucitado y si no sabemos descubrirlo cerca de nuestras vidas. ORACI ÓN Gracias, Señor, por contar conmigo. Tú, mejor que yo y que todos, conoces mi fragilidad, mis pasos vacilantes, la dificultad para comprometerme. A pesar de todo, insistes en contar conmigo…; sé que, gracias a tu fuerza, podré dar testimonio de ti, a pesar de mi pobreza y fragilidad. Seguirte, Jesús, es dejarme consolar por el Espíritu de Dios. Es abrir mi corazón a la esperanza yal gozo que solo Tú puedes dar.
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IV CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 15 AL 19 DE ABRIL DE 2013 DOMINGO 4º del Tiempo Pascual
CUARTO DOMINGO DE PASCUA (Domingo del Buen Pastor)
INTRODUCCIÓN «El Señor es mi pastor, nada me falta», «Dad gracias al Señor porque es bueno», «Somos su pueblo y ovejas de su rebaño» son frases de los salmos responsoriales de este domingo orientado al título de Cristo como Buen Pastor. Por su éxodo pascual Jesús es el que ha cruzado las fronteras de la muerte y puede conducirnos a través de ellas a la vida eterna; así en el Evangelio A dice «Yo soy la puerta de las ovejas: quien entre por mí se salvará». En los ciclo B (que es el que celebramos este año 2012) y en el ciclo C se sigue leyendo el mismo capítulo 10 de san Juan donde Jesús se define a sí mismo como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, que escuchan su voz y le siguen. Nosotros somos ahora el débil rebaño del Hijo de Dios (Oración colecta) que recibe de su Pastor el agua, la unción y la mesa donde somos iniciados como hijos adoptivos del Padre celestial, por eso pedimos hoy que toda la Iglesia, y dentro de ella quienes ejercen por vocación de Cristo su ministerio pastoral, tenga parte en la admirable victoria del Resucitado. LECTURAS DEL DOMINGO Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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† Hechos 13,14.43-52: «Nos dedicamos a los gentiles» † Apocalipsis 7,9.14b-17: «El cordero será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas» † Juan 10,27-30: «Yo doy la vida eterna a mis ovejas» En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.» Palabra del Señor. REFLEXI Ó N «Yo soy el buen pastor. Conozco a mis ovejas y ellas me conocen.» Conocemos la voz del Señor Jesús. Su voz no se confunde con la de los mercenarios y vendedores de ilusiones. Él viene para amarnos y no para aprovecharse de nosotros. Él no viene para vender, sino para darse. PARA LA VI D A Jesús se ve a sí mismo como un buen pastor, como el que cuida a sus ovejas porque las quiere y desea lo mejor para ellas. “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna”. Cambiemos los términos. Jesús nos conoce, nos conoce a cada uno y nos quiere, sabe de nosotros más que nosotros mismos porque vino y sigue estando “para nosotros”, toda su vida fue “para nosotros”, su presencia hoy sigue siendo “para nosotros”. Aquellos de nosotros que escuchemos su voz y le sigamos tendremos vida eterna, es decir, seremos felices ahora y siempre, porque Él desea nuestra felicidad. Vale. Sabemos que nos quiere y que desea nuestra felicidad pero para recibirla tenemos que estar dispuestos a escuchar su voz, su palabra, lo que cada día tiene que decirnos. Si pretendemos ir a nuestra bola sin escucharle estaremos escuchando en el fondo a otros “pastores” que posiblemente más que desear nuestra felicidad desean la suya propia. ¿Acaso no escuchamos y seguimos, con todo lo libres que queremos ser, las modas que nos dictan otros? Para muestra el “fenómeno patinete” de las navidades pasadas. Si crees que Jesús Resucitado quiere tu felicidad escucha su voz que te habla en otras personas, en su Palabra, en el grupo, en el fondo de ti mismo, en lo que te sucede en la vida, en la Eucaristía,... Escucha. Y si no lo entiendes demasiado bien busca ayuda. En tu grupo o en alguien que te acompañe en la fe. Cuando hayas escuchado tendrás que decidir si quieres seguirle o si pasas de Él. Tú verás. No podemos ser personas nuevas si no estamos dispuestos a tener una relación de intimidad con Jesús Resucitado. No podemos ser personas nuevas si no estamos dispuestos a escucharle y a seguirle. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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ORACI ÓN Quiero aprender a reconocer tu voz. Quiero confiar toda mi vida en tu Palabra. Tú, Jesús, que eres mi buen pastor, condúceme por senderos de vida. Tú me pides que tenga en cuenta tu Palabra que me revela el rostro auténtico de Dios y la verdad sobre mí mismo. Tú me pides que acepte tu perdón que sana las heridas y cambia mi corazón.
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V CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 22 AL 26 DE ABRIL DE 2013 DOMINGO 5º del Tiempo Pascual
QUINTO DOMINGO DE PASCUA (Domingo de los ministerios)
INTRODUCCIÓN La gracia pascual del Espíritu Santo hizo fecunda a la Iglesia primitiva, lo mismo en conversiones que en nuevos ministerios o servicios, que iban naciendo en su seno a medida que crecía y su actividad se iba haciendo más compleja y expansiva. De este modo se superó el grupo inicial de los doce apóstoles y de los discípulos directos de Cristo al asociarse primero un grupo de hombres de cultura griega, los llamados «siete diáconos» (en la primera lectura del ciclo A) y misioneros como Bernabé y Pablo, llamado este último al apostolado mediante una especial aparición de Jesús (en la primera lectura del ciclo B), que dilataban las fronteras de la Iglesia e iban instituyendo ministros (en la primera lectura del ciclo C) mediante la oración y la imposición de las manos. Toda la jerarquía de la Iglesia viene, pues de los apóstoles mediante el sacramento del orden, y, por aquéllos, de Cristo. En el Evangelio de los tres ciclos se comienza la lectura de pasajes escogidos del «discurso de despedida» tras la Última Cena, donde Jesús instruye a los discípulos en la esencia de la vida cristiana, la unión íntima con él (alegoría de la vid, en el ciclo B), y en la ley fundamental para sus seguidores, que no es otra que él mismo como camino, verdad y vida (en el ciclo A), y amar como él amó (en el ciclo C). Este es el camino de la «libertad verdadera» que nos ha de llevar a conseguir la herencia eterna. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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LECTURAS DEL DOMINGO † Hechos 14,21b-27: «Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos» † Apocalipsis 21,1-5a: «Dios enjugará las lágrimas de sus ojos» † Juan 13,31-33a.34-35: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros» Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado con él.» (Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.) Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os améis unos a otros. Palabra del Señor. REFLEXI Ó N «Permanecer en mí y yo permaneceré en vosotros.» Permanecer con Jesús es elegir su compañía. Darse tiempo para asimilar su Palabra. Es ser honesto en el diálogo con él. Es madurar nuestros deseos más profundos y auténticos, en la confianza de que él estará siempre de nuestra parte. PARA LA VI D A Era la última cena. Ya Jesús había lavado los pies a los discípulos, ya Judas se había marchado. El signo del servicio se había realizado, el que no entraba en aquellos planteamientos se había marchado y Jesús comienza un largo coloquio con sus discípulos. Tiene que decirles cosas muy importantes y comienza por lo fundamental: quiere darles de manera clara una orden, un mandato. “Que os améis unos a otros como yo os he amado”. Casi nada. ¿Cómo vivir ahora al margen de los demás? ¿Cómo mantener ahora con los demás relaciones personales competitivas, interesadas o utilitarias? “Que os améis”, que os améis entre vosotros. ¿Por qué diría eso Jesús? ¿No hay que amar a todos? Sí, es cierto que hay que amar a todos, pero Jesús les pide que primero se amen entre ellos, porque si no se aman entre sí sus seguidores difícilmente podrán amar a los demás. ¡Ah! Y otra cosa: Por ese amor entre ellos los demás les identificarán. No por rezar muchos sabrán que son cristianos, no por dar muchas limosnas, no por saber mucho de Jesús, no por ir a muchas reuniones, no por cantar en el coro, no por ir a misa, no por llevar una cruz en el pecho, ... Les reconocerán como discípulos suyos porque se amen entre ellos. Porque formen una auténtica comunidad de amor. Aquellas palabras nos las aplicamos a nosotros y descubrimos que no podemos ser personas nuevas si entre nosotros, en nuestro grupo, en nuestra parroquia, en nuestro Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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movimiento no nos queremos de verdad. Seremos personas nuevas si desde el amor y el cariño construimos con otros cristianos auténticas comunidades ya que entonces los que nos miran descubrirán que merece la pena creer en Jesús. ORACI ÓN Quiero quedarme contigo, Señor Jesús. Quiero permanecer en tu amor. Quiero abrir la vida y el corazón al amor incondicional que me ofreces. A un amor que supera todo. Hasta mi infidelidad. Quiero orar como santa Teresa de Jesús: nada te turbe, nada te espante; quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta.
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VI CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 29 DE ABRIL AL 3 DE MAYO DE 2013 DOMINGO 6º del Tiempo Pascual
SEXTO DOMINGO DE PASCUA (Domingo de la expansión misionera)
INTRODUCCIÓN Las primeras lecturas muestran cómo las seculares fronteras del antiguo Pueblo de Dios caían bajo la acción del Espíritu Santo, que no sólo perfeccionaba la Iniciación Cristiana de los conversos samaritanos (en el ciclo A), sino que se adelanta al bautismo cuando Pedro vacilaba en admitir a los paganos en la Iglesia (en el ciclo B). El llamado «Concilio de Jerusalén» rompió definitivamente con las normas rituales de la antigua Ley, posibilitando a los gentiles el libre acceso a la Iglesia sin hacerse antes israelitas por la circuncisión. La asamblea fue consciente entonces en actuar con la asistencia del Espíritu Santo que garantizaba la infalibilidad del magisterio solemne de la Iglesia: «Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponernos más cargas que las indispensables» (ciclo C) La nueva vida en el Espíritu se caracteriza por una mansedumbre y una no-violencia activa, razonada y confesante (2ª lectura del ciclo A), por una imitación del amor de Dios manifestado en Cristo, porque Dios es «ágape», caridad creadora y benéfica, que se adelanta al amor ajeno (en el evangelio del ciclo B). La nueva Ciudad de Dios que muestra el Apocalipsis se está ya construyendo en la Iglesia, edificada sobre el Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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fundamento de los apóstoles, siendo toda ella un templo iluminado por la gloria de Cristo sacrificado y resucitado, el Cordero de Dios (2ª lectura del ciclo C). Jesús continúa declarando en el Evangelio lo que ha de ser la realidad profunda de la Iglesia, cuya actividad estará animada por el Espíritu consolador, llamado en auxilio, abogado, defensor e intercesor, pues todo esto significa el término griego paráclito utilizado en el Evangelio. Al seguir la ley del amor se establece una relación personal con la Santísima Trinidad (en el evangelio del ciclo A) y de amistad íntima con Cristo (en el evangelio del ciclo B) que alcanza a ser una verdadera inhabilitación de Dios en el cristiano (en el evangelio del ciclo C). Cristo se despide de los suyos antes de iniciar su Éxodo por la Pasión y la Ascensión, pero es para volver con el don pascual del Espíritu y permaneces así en su Iglesia. LECTURAS DEL DOMINGO † Hechos 15,1-2.22-29: «Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables» † Apocalipsis 21,10-14.22-23: «Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo» † Juan 14,23-29: «El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho» En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi Palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es la mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy: No os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cunado suceda, sigáis creyendo.» Palabra del Señor. REFLEXI Ó N «Quien guarda mis mandamientos y los cumple, ese realmente me ama.» Jesús no busca tu aplauso. Ni palabras bonitas de adhesión. No se contenta con tu declaración de fe ortodoxa. Jesús quiere lo esencial: un amor que diga palabras hermosas, bellas oraciones y solemnes Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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liturgias. Un amorque sea adhesión concreta a su voluntad, a su Palabra, a sus mandamientos. PARA LA VI D A Seguimos, como el domingo pasado, en el coloquio de Jesús con los suyos en la última cena. Él sabe que muchas de las cosas que ha pretendido mostrarles lo las han entendido. Necesitarán refuerzo, clases particulares, una academia,... necesitarán al Espíritu Santo que será el que les irá recordando todo. El Espíritu de Dios dentro de ellos les empujará para que todo lo vivido con Jesús no tenga los resultados de un examen mal preparado. Los miedos, las cobardías quedarán atrás porque estarán llenos de Dios. Con esa fuerza dentro ¿a qué van a temer? Se sentirán en paz con ellos mismos, felices, auténticos. Las dificultades vendrán pero no podrán con ellos, los cansancios aparecerán pero les harán caer. “Mi paz os dejo, mi paz os doy”. Todos queremos ser felices, sentir paz en nosotros mismos, y en eso empeñamos nuestra vida, todo lo que hacemos lo hacemos por eso pero cuando lo hacemos al margen de Dios, llenamos nuestro corazón de relaciones, de tareas, de proyectos, de esfuerzos, de cosas, de experiencias,... que no terminan de llenarnos, que nos quedan vacíos, que no nos dan paz. Ser personas nuevas es sentirnos felices, satisfechos con nosotros mismos porque nos hemos dejado llenar por la fuerza del Espíritu de Dios. ORACI ÓN Ser tu amigo no es fácil. Seguir tus mandamientos es exigente. Tú me pides algo imposible: que siga fielmente tus caminos; que lleve con coraje la cruz, en tu compañía. Que ame a mis hermanos como tú me enseñaste. Ayúdame, Señor, a hacer coincidir mis pasos con los tuyos; a hacer de tu Palabra la lámpara que ilumina mi camino, que oriente mis decisiones, que sustenta mi alegría que me ayuda a distinguir el bien del mal. ¡Tu compañía me ofrece lo imposible!
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VII CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 06 AL 10 DE MAYO DE 2013 DOMINGO de la Ascensión del Señor
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
INTRODUCCIÓN Esta solemnidad ha sido transferida al domingo 7º de Pascua en muchos lugares desde su día originario, el jueves de la sexta semana de Pascua, cuando se cumplen cuarenta días después de la Resurrección, conforme al relato de san Lucas en su evangelio y en los Hechos de los Apóstoles; pero sigue conservando el simbolismo de la cuarentena: como el Pueblo de Dios anduvo cuarenta años en su Éxodo de Egipto para llegar a la tierra prometida, así Jesús cumple su éxodo pascual en cuarenta días de apariciones y enseñanzas hasta ir al Padre. La Ascensión es un momento más del único Misterio Pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo, y expresa sobre todo la dimensión de exaltación y glorificación de la naturaleza humana de Jesús como contrapunto a la humillación padecida en el suplicio y la muerte. La primera lectura es la misma todos los años y aporta el relato más completo del misterio que hoy se celebra; en ella está también el anuncio del acontecimiento final de la Pascua: el don del Espíritu Santo Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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que se celebrará al cumplirse la cincuentena pascual. La lectura fija de san Pablo extiende la gracia del misterio de la Ascensión a la Iglesia, cuerpo de Cristo, y a cada cristiano llamado a participar en la gloria de su Señor, lo que proclamaban en forma de acción de gracias los dos prefacios de la solemnidad. Cada ciclo se lee el episodio de la Ascensión en uno de los evangelios sinópticos, destacando en los dos primeros (en Mateo y Marcos) la misión que Jesús encomendó a sus discípulos al despedirse: anunciar y realizar la salvación por medio de la Palabra y los sacramentos; mientras que en la lectura de Lucas se resalta el cumplimiento de las profecías en Cristo y la espera del Espíritu, conforme al esquema propio de este evangelista. Este es un día que nos enseña a comprender y vivir el misterio litúrgico, proclamando un momento de la existencia de Cristo y participando por la Eucaristía en El, «en quien nuestra naturaleza humana ha sido tan extraordinariamente enaltecida que participa de su misma gloria». LECTURAS DEL DOMINGO † Hechos 1,1-11: «Se elevó a la vista de ellos» † Efesios 1,17-23: «Lo sentó a su derecha en el cielo» † Lucas 24,46-53: «Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo» En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto. Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo). Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios. Palabra del Señor. REFLEXI Ó N «El Señor Jesús […] fue elevado al Cielo» Hoy es un buen día para contemplar el cielo. Y ver lo invisible, más allá del cielo azul y de las nubes blancas. Hoy es el día en que se confirma el sueño de Jesús. Dios resucitó a Jesús y lo sentó a su derecha. Dios se compromete definitivamente con las palabras y los gestos de Jesús de Nazaret. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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PARA LA VI D A Jesús finaliza su trayecto. Ha cumplido su tarea y se va. “Y mientras los bendecía, se separó de ellos”. ¡Ya está bien de caminar agarraditos de la mano! ¡Ya está bien del bla, bla, bla en los grupos! Es el momento de actuar, de comprometernos, de caminar con autonomía. Llegó la hora de los discípulos. A ellos les toca ser testigos de todo lo vivido con el Maestro. Celebrar la ascensión de Jesús significa ser conscientes que nos toca mover ficha, que ha llegado la hora de pringarnos, de hacer algo porque Él terminó su obra y ahora está pendiente la nuestra. Ya hemos aprendido a ser lo que Jesús nos ha dicho que seamos y lo que ha demostrado ser y realizar a favor nuestro. Tras renovar nuestros compromisos de bautismo hemos ido descubriendo cómo ser personas nuevas, jóvenes con un estilo distinto en medio del mundo que nos rodea. Tenemos ahora un año por delante en el que nos vamos a demostrar a nosotros mismos si somos personas nuevas de verdad en la medida en que seamos capaces de actuar transformando desde el Evangelio nuestras propias actitudes y los ambientes en los que nos movemos, en la medida en que nos comprometamos y demos testimonio de Aquel en el que creemos. ORACI ÓN Hoy quiero alabarte, Señor. Hoy tu amor supera todas las contradicciones. Subes al Padre y sigues con nosotros aquí en la tierra. Tú nos mandas por el mundo a anunciar tu amor y tu amor nos acompaña en cada paso. Tú nos haces ver las cosas de la tierra a la luz de las cosas del cielo.
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VIII CATEQUESIS DEL TIEMPO DE PASCUA 2013 SEMANA DEL 13 AL 17 DE MAYO DE 2013 DOMINGO de Pentecostés
DOMINGO DE PENTECOSTÉS
INTRODUCCIÓN Como en el caso de la Pascua, esta solemnidad confiere sentido cristiano a una antigua fiesta israelita, la «de las semanas», que se celebraba siete semanas después de la primera ofrenda de cebada, y que posteriormente incluyó el recuerdo de la llegada al Sinaí, con la entrega de la Ley entre manifestaciones prodigiosas de truenos, viento huracanado y fuego. Las tradiciones posteriores fueron detallándolas hasta llegar a una descripción semejante a la empleada por san Lucas para relatar el momento capital de la historia de la Iglesia: la primera predicación pública de Cristo hecha por Pedro y los demás apóstoles en Jerusalén bajo la influencia del Espíritu Santo prometido por el Resucitado y entregado como nueva Ley de los cristianos. Esta fiesta clausura el tiempo pascual, la cincuentena de días o Pentecostés que forman una sola jornada festiva, «el día en que actuó el Señor»; como lo muestra el evangelio de san Juan que hoy se proclama y que relata la entrega del Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Espíritu por Cristo en el mismo día de su Resurrección. La lectura de los Hechos de los Apóstoles es continuación de la de la Ascensión y narra el acontecimiento que hoy se celebra, mientras que la segunda lectura explica los efectos unificadores del Espíritu Santo en la Iglesia, haciendo superar las diferencias de toda clase entre los creyentes y animando la actividad de la comunidad. Por la invocación del Espíritu cada Eucaristía es un Pentecostés renovado, por eso pedimos que el Paráclito, consuelo, maestro y abogado, «nos haga comprender la realidad misteriosa de este sacrificio y nos lleve al conocimiento pleno de toda verdad revelada». LECTURAS DEL DOMINGO † Hechos 2,1-11: «Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar» † Romanos 8,8-17: «Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios» † Juan 14,15-16.23b-26: «El Espíritu Santo os lo enseñará todo» En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os de otro defensor, que esté siempre con vosotros. El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sin del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.» Palabra del Señor. REFLEXI Ó N «Cuando llegue el Paráclito, dará testimonio de mí.» El Espíritu que animaba a Jesús se ha ofrecido a la Iglesia. Y también a ti. Él nos ampara cuando luchamos por vivir a la manera de Jesús. Él nos enseña a vivir en comunión, respetando la diferencia. Él nos estimula a la verdadera libertad. Él nos sugiere los nuevos caminos que llevan a la felicidad. PARA LA VI D A Cincuenta días después de Pascua “se llenaron todos de Espíritu Santo”. Jesús lo había prometido: les enviaría el Espíritu Santo. Poco habían hecho los discípulos hasta ese momento. Pero ahora la persona divina que es fruto del amor entre Dios Padre y Dios Hijo irrumpe en sus vidas como fuego que les empuja a comprometerse por un mundo mejor. A partir de ese momento ya no pueden estar escondidos y los Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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que les ven y les oyen se preguntan sorprendidos: “¿No son galileos todos esos que están hablando?”. Y las lenguas distintas entienden el mismo mensaje, el mensaje de las “maravillas de Dios”. Aquellos pobres hombres han sido transformados por la fuerza del Espíritu. Ya nada es imposible. También nosotros tenemos el Espíritu de Jesús y Él es el que va a hacer posible que vayamos, poco a poco, transformando nuestra realidad y vayamos caminando cada día junto a otros empeñándonos en la construcción de un mundo de hermanos, de un mundo nuevo. Ser persona nueva es dejar que el Espíritu me empuje a construir un mundo nuevo. ORACI ÓN Ven, Espíritu consolador, ven a incendiar nuestras vidas. Quema todo lo que nos impide seguir a Jesús. Quema toda nuestra mezquindad, quema todo lo que nos ata, quema todos los miedos y las envidias. Calma nuestro corazón con un coraje nuevo, con una generosidad sin límites, con un amor siempre creativo.
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SACRAMENTO UNCIÓN DE ENFERMOS
SERVICIO DE CATEQUESIS CENTRO SAN JUAN DE DIOS CIEMPOZUELOS
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CATEQUESIS 2013 UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
INTRODUCCIÓN La Unción de los enfermos es el sacramento específico de la enfermedad y no de la muerte. De acuerdo con la doctrina del Concilio Vaticano II, el Rito de la Unción está concebido y dispuesto para tal situación. Las oraciones, conforme a la genuina Tradición, están orientadas hacia la salud y restablecimiento del enfermo. La Unción es sacramento de enfermos y sacramento de Vida, expresión ritual de la acción liberadora de Cristo que invita y al mismo tiempo ayuda al enfermo a participar en ella. La lucha por la salud no agota el sentido de la unción. Sacramento de Vida en tal situación, debe ayudar a vivir la enfermedad conforme al sentido de la fe; lo cual es bien distinto de ayudar a bien morir. El enfermo ha de ver la Unción no la garantía de un milagro, sino la fuente de una esperanza.
TEOLOGÍA DEL SACRAMENTO La unción asume el combate del hombre por la vida y salvación total. No es un sacramento para la pasividad sino para la actividad, no es un signo para el abandono sino para la lucha. Este aspecto ha sido olvidado con frecuencia, porque se ha unido con parcialidad al ministerio de Cristo con los enfermos. Cristo viene a luchar contra el mal, la enfermedad y la muerte. Lo hace no desde fuera del dolor sin dentro el mismo: asumiendo nuestras angustias, sufriendo nuestros sufrimientos, participando de nuestra debilidad, muriendo nuestra muerte. Obrando así, Cristo invierte el sentido destructor del dolor y lo hace fuente de salvación, pone en la enfermedad un Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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germen de vida y de salud inmarchitables, hace del negativo un positivo, convierte el gesto de dolor en amor que redime. La Iglesia es continuadora de Cristo en la lucha contra la enfermedad. El cumplimiento de esta tarea no es un ejercicio de caridad paternalista, es un deber que entra de lleno en su misión, si quiere ser también para los enfermos "sacramento de salvación". Este principio es recordado en el ritual de enfermos, cuando dice que la Iglesia es consciente de que, como Cuerpo de Cristo, cuando un miembro padece, todos padecen...Por tanto, así como Cristo luchó contra la enfermedad y sus causas (poder del mal, pecado), de igual manera la Iglesia está obligada a proseguir esta lucha, de modo que desaparezcan las causa pecaminosas que en muchos casos producen la enfermedad (abuso de libertad, injusticias, falsa alimentación, escasa atención sanitaria, desordenes morales, patologías ambientales, guerras...) y se pongan los medios necesarios para la sanación de quienes por causas naturales están enfermos. La unción es signo del combate por la Vida en perspectiva de la victoria final. La unción debe ser entendida como proclamación celebrativa de una esperanza de salvación plena. La unción de los enfermos sostiene y anima, afianza la voluntad de vivir, tanto corporal como espiritualmente desde la fe en Cristo y en la solidaridad de la Iglesia. Para comprender el sentido final de esta lucha en enfermo necesita la unción, de la gracia de Dios, de la fortaleza de Cristo, contra todo desánimo y tentación.
SACRAMENTO DE ENFERMOS Y NO MORIBUNDOS (DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA)
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Uno de los cambios fundamentales en la comprensión y en la práctica del sacramento es su inserción en la vida del cristiano en un momento concreto, como es la hora de la enfermedad. El uso lo había reservado frecuentemente a los moribundos. De ahí su nombre de Extremaunción. El Concilio Vaticano II y la Constitución apostólica de Pablo VI, que promulga el nuevo Ritual Romano, devuelven este sacramento a sus primeros destinatarios, los enfermos. (LG 11). Y en la constitución sobre la Sagrada Liturgia dice: «La extremaunción, que también, y mejor, puede llamarse unción de enfermos, no sólo es el sacramento de quienes se encuentran en los últimos momentos de su vida. Por tanto, el tiempo oportuno para recibirlo comienza cuando el cristiano ya empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o por vejez» (SC 73). La enfermedad y la ancianidad es una de las situaciones críticas de la vida en que el cristiano necesita una ayuda especial del Señor y de la comunidad cristiana para poderla vivir humanamente y desde el evangelio. (RU 5). Vivir humanamente la enfermedad, la ancianidad y la muerte no es fácil. Vivir la fe en ellas, tampoco.
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«¡Qué difícil –escribe el P. Congar- es poner en práctica la fe y la esperanza (en la enfermedad) cuando sólo están ellas, cuando el pan de cada día se nos ha quedado duro, sin nada de mantequilla ni de mermelada! Lo difícil es esperar y creer cuando no se tiene nada. Un día las cosas se llenarán de luz.» El enfermo cristiano, requiere, junto a la normal atención médica, la presencia fraternal de la comunidad, la oración común, la luz de la palabra de Dios, la presencia del Señor y de su Espíritu, el sacramento de la Unción para ⇒ afrontar su enfermedad –y la ancianidad- con realismo y asumirla con paz con todas sus consecuencias; ⇒ recuperar la comunicación con los demás y acrecentarla; ⇒ mantener la serenidad, la paz y la esperanza; ⇒ comprender que, en el peor de los supuestos, no va hacia la nada; ⇒ descubrir el amor de Dios que le ilumina con su Palabra y le robustece con su Fuerza; ⇒ descubrir ahí la presencia de Jesús, que sigue sanando, cargando con nuestras enfermedades y dolencias; ⇒ descubrir una nueva posibilidad de ser útil, evangelizar desde la enfermedad.
SACRAMENTO DEL ENCUENTRO CON EL SEÑOR RESUCITADO, MÉDICO Y PACIENTE (DIMENSIÓN CRISTOLÓGICA) La Unción, como el resto de los sacramentos, es un encuentro privilegiado del creyente con el Señor resucitado, con el Cristo Médico y Paciente que aparece en los Evangelios. Hoy, Jesús el Señor, por su Espíritu y gracias a un gesto sensible y visible de la Iglesia—la Unción y la oración de fe—, está junto a cada enfermo, como compañero de viaje que comparte su existencia, la ilumina y la llena de sentido, asume y estimula su deseo de curarse dándole una significación más profunda, le infunde aliento, coraje y paciencia en la lucha por su curación, le consuela en la angustia y robustece en la inseguridad, le ayuda a sobreponerse ante la situación irremediable y a asumirla con entereza, despierta su confianza en el Padre y renueva su capacidad de seguir amando a Dios y a sus hermanos aun en medio del dolor. Jesús le comunica la gracia del Espíritu Santo, el don por excelencia con el cual el hombre entero es: ayudado en su salud, confortado con la confianza en Dios, robustecido contra las tentaciones del enemigo y la angustia de la muerte, de tal forma que pueda: no sólo soportar sus males con fortaleza, sino luchar contra ellos e, incluso, conseguir la salud, si conviene para su salvación espiritual; asimismo le concede, si es necesario, el perdón de los pecados y la plenitud de la penitencia cristiana (RU 6). La gracia primera de este sacramento es una gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez (Catecismo de la Iglesia Católica 1520) El sacramento de la Unción celebra este encuentro sanador del enfermo con Cristo resucitado, Médico y Paciente. La sanación-curación que aporta no es la simple restitución del equilibrio biológico anterior a la enfermedad, ni una vuelta al tipo de existencia anterior, sino una vida nueva, una visión nueva y más profunda de sí mismo, del mundo, de las relaciones con los demás, de la existencia, de los valores y de Dios. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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La gracia propia del mismo consiste en acoger en sí a Cristo médico. Sin embargo, Cristo no es médico al estilo de mundo. Para curarnos, Él no permanece fuera del sufrimiento padecido; lo alivia viniendo a habitar en quien está afectado por la enfermedad, para llevarla consigo y vivirla junto con el enfermo. La presencia de Cristo consigue romper el aislamiento que causa el dolor. El hombre ya no está solo con su desdicha, sino conformado a Cristo que se ofrece al Padre, como miembro sufriente de Cristo y participando, en Él, al nacimiento de la nueva creación. (Benedicto XVI)
LOS EFECTOS DEL SACRAMENTO Un don particular del Espíritu Santo. La gracia primera de este sacramento es una gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez. Esta gracia es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente tentación de desaliento y de angustia ante la muerte (cf Hb 2, 15). Esta asistencia del Señor por la fuerza de su Espíritu quiere conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad de Dios. Además, "si hubiera cometido pecados, le serán perdonados" La unión a la Pasión de Cristo. Por la gracia de este sacramento, el enfermo recibe la fuerza y el don de unirse más íntimamente a la Pasión de Cristo: en cierta manera es consagrado para dar fruto por su configuración con la Pasión redentora del Salvador. El sufrimiento, secuela del pecado original, recibe un sentido nuevo, viene a ser participación en la obra salvífica de Jesús. Una gracia eclesial. Los enfermos que reciben este sacramento, "uniéndose libremente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyen al bien del Pueblo de Dios" (LG 11). Cuando celebra este sacramento, la Iglesia, en la comunión de los santos, intercede por el bien del enfermo. Y el enfermo, a su vez, por la gracia de este sacramento, contribuye a la santificación de la Iglesia y al bien de todos los hombres por los que la Iglesia sufre y se ofrece, por Cristo, a Dios Padre. Una preparación para el último tránsito. Si el sacramento de la Unción, de los enfermos es concedido a todos los que sufren enfermedades y dolencias graves, lo es con mayor razón "a los que están a punto de salir de esta vida", de manera que se la ha llamado también "sacramentum exeuntium" ("sacramento de los que parten"). La Unción de los enfermos acaba por conformamos con la muerte y resurrección de Cristo, como el Bautismo había comenzado a hacerlo. Es la última de las sagradas unciones que jalonan toda la vida cristiana; la del Bautismo había sellado en nosotros la vida nueva; la de la Confirmación nos había fortalecido para el combate de esta vida. Esta última unción ofrece al término de nuestra vida terrena un escudo para defenderse en los últimos combates y entrar en la Casa del Padre.
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INVITACIÓN AL ENFERMO PARA UNA MISIÓN: EVANGELIZAR DESDE SU SITUACIÓN El sacramento de la Unción inserta al enfermo, como enfermo, en el misterio pascual de Cristo, del que ya participa como bautizado, y le confía la misión de evangelizar desde la enfermedad en la comunidad cristiana y en el mundo. 1. El enfermo evangeliza siendo un testigo que nos ayuda a ser realistas en un mundo que vive de apariencias, de espaldas a la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, porque nos recuerda que somos frágiles, limitados, mortales, pero con un caudal de energías ocultas muy considerables. Nos ayuda a experimentar la necesidad que tenemos de ser salvados. 2. El enfermo evangeliza siendo testigo que enseña a relativizar los valores, que hacen al hombre inhumano, y a descubrir lo que importa verdaderamente. Pone en crisis valores que hoy están muy cotizados, como la eficacia a toda costa, la ambición de dinero, de poder y de éxito, el ansia de tener y de consumir, la belleza externa, etc. 3. El enfermo evangeliza siendo testigo que nos llama a vivir y recuperar los valores fundamentales del Evangelio: la gratuidad de la existencia, vivirla como don y realizarla como entrega, la fuerza del amor, desinstalarse y andar ligeros de equipaje como peregrinos, la entereza en la hora de la prueba. 4. El enfermo evangeliza invitando, desde su postración, a la solidaridad humana, al amor servicial y sacrificado y a la reivindicación de sus derechos. El enfermo, necesitado de atención, es para la comunidad cristiana el eco del Evangelio: que llama a ser sensibles ante la necesidad del otro, a conmoverse ante la desgracia del prójimo, a ser misericordioso; que llama a solidarizarse con el enfermo y da la oportunidad y la posibilidad de ser prójimo. Ante la pregunta que tantas veces se hacen los sanos: ¿quién es mi prójimo?, el enfermo responde: El prójimo eres tú para mí, si me atiendes (Lc 10,25-37); que llama al amor desinteresado. El enfermo nos da la oportunidad de entregarnos sin esperar nada a cambio. 5. El enfermo evangeliza, mostrando el rostro de Jesús y lo más original y llamativo del Dios cristiano: un Dios sufriente que comparte por amor hasta el fondo el dolor del hombre, y así le salva. 6. El enfermo evangeliza cuando es testigo vivo, de que es posible mantener la esperanza, la paz serena e incuso la alegría; ser fiel al Dios que es siempre fiel; luchar contra la enfermedad, asumirla con amor, y madurar humana y cristianamente» «Tengo la sensación –escribe D. Fernando Sebastián- de que durante este tiempo no he estado "fuera de servicio". Sino que el Señor ha querido que aprendiera a servir de otra manera, desde la debilidad, con la oración y el sufrimiento, reconociendo efectivamente el valor de su gracia y la superioridad de los demás. En Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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los días de enfermedad se siente más cerca la presencia de Dios que nos consuela y fortalece, resultan más claras aquellas palabras de Pablo: "Te basta mi gracia". "La fuerza de Dios se manifiesta en nuestra debilidad"… Mi experiencia se ha visto reforzada por la enfermedad y muerte de dos amigos y hermanos muy cercanos, los Obispos Conget y Osés. Ellos han llegado hasta el fondo de la experiencia y han entrado por la puerta estrecha de la muerte hasta el encuentro glorioso con el Dios del Amor y de la Vida. Los demás hemos aprendido de ellos a morir y a vivir cerca de este Dios que nos espera con paciencia y misericordia. Nosotros somos débiles, pero viviremos y triunfaremos por la fuerza de Dios desplegada en Cristo. El está con nosotros hasta el final de los tiempos.»
LA UNCIÓN Y LA VIDA El sacramento de la Unción es un signo que expresa, celebra y compromete la solidaridad eclesial con el enfermo. Como los demás sacramentos, la Unción no es un gesto aislado y esporádico de la Iglesia con el enfermo. Es un gesto que comienza en la vida, celebra la vida y termina en la vida. La Unción comienza en la vida La verdadera liturgia de la Iglesia con los enfermos no espera a la celebración; comienza con la vida, hecha servicio. La Iglesia, a ejemplo de Jesús el Señor y siguiendo su mandato, cuida y asiste con solicitud a los enfermos, se interesa por sus problemas, les acompaña en su soledad, lucha por sus derechos, ora por ellos, les ayuda a vivir su situación en la fe. Esta solidaridad con los enfermos es uno de los signos privilegiados que Cristo ha confiado a su Iglesia para manifestar la llegada del Reino; un signo más expresivo hoy en un mundo como el nuestro, que olvida o margina a los enfermos; un signo que, por ello, autentifica a la Iglesia y hace creíble la buena noticia de que el Evangelio es anunciado a los pobres. Durante mi convalecencia –escribe el Cardenal Bernardín- las noches me resultaban particularmente largas, un tiempo en que salían a la superficie varios temores. A veces me sorprendía llorando, cosa que raramente había hecho antes… En aquellos momentos sombríos, aparte de la fe y la confianza en el Señor, me sostenía constantemente la conciencia de que miles de personas estaban orando por mí. La Unción celebra la vida La comunidad cristiana culmina y celebra litúrgicamente, en la Unción, su solicitud, sus cuidados y desvelos por los enfermos, su presencia fraternal junto a ellos. La expresa por el ministro que la preside, signo de la presencia de la misma Iglesia; con la oración de fe y el gesto de ungir con el óleo al enfermo; con la participación activa del enfermo que manifiesta su experiencia y su fe y contribuye así a la edificación de la Iglesia; con la presencia y la participación activa de la comunidad cristiana tanto en la preparación como en la celebración de la Unción, porque los conoce y quiere vivir este acontecimiento con ellos y porque como ellos se sabe limitada y necesitada de la ayuda del Señor. El enfermo puede así percibir que no está solo y sentirse confortado con el respaldo de la comunidad. 196 La Unción continúa en la vida La Unción envía, compromete y da fuerzas a la comunidad cristiana que la celebra para mostrar con su comportamiento lo que ha celebrado en el sacramento; que el enfermo no Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
está solo, dejado de la mano de Dios; que Cristo está a su lado como compañero de camino; que no va hacia la nada; que tiene un lugar y un papel en la comunidad y en el mundo; que nada ni nadie podrá apartarle del amor de Dios manifestado en Cristo... Sería una mentira y una hipocresía hablarle al enfermo de que Dios no le abandona y tenerle abandonado nosotros; decir a los enfermos que tienen una misión en la comunidad y no permitirles en la realidad desempeñarla, etc. El sacramento de la Unción confía a la comunidad cristiana la tarea y la responsabilidad de sanar, con la fuerza del Espíritu, al enfermo y al que se cree sano: dando sentido a sus vidas; dinamizando el potencial de salud que hay en ellos; despertando la fe y el amor que son una fuente de salud; creando espacios en los que el enfermo se sienta acogido, escuchado y querido como él es; fomentando una vida comunitaria en la que las relaciones sean saludables y no insanas... El sacramento recuerda a la comunidad que la tarea de sanar le conduce a cargar con las enfermedades y dolencias de sus miembros enfermos.
MATERIA, FORMA, MINISTRO Y SUJETO Solamente los sacerdotes o los obispos pueden ser ministros de este sacramento. Esto queda claro en el texto de Santiago y los Concilios de Florencia y de Trento lo definieron de tal manera, interpretando dicho texto. Únicamente ellos lo pueden aplicar, utilizando el óleo bendecido por el Obispo, o en caso de necesidad por el mismo presbítero en el momento de administrarlo. Es deber de los presbíteros instruir a los fieles sobre las ventajas de recibir el sacramento y que los ayuden a prepararse para recibirlo con las debidas disposiciones. El sujeto de la Unción de los Enfermos es cualquier fiel que habiendo llegado al uso de razón, comienza a estar en peligro por enfermedad o vejez (cf. Catecismo de Juan Pablo II, número 1514). El sujeto –como en todos los sacramentos- debe de estar bautizado, tener uso de razón, pues hasta entonces no es capaz de cometer pecados personales, razón por la cual no se le administra a niños menores de siete años. Además, debe tener la intención de recibirlo y manifestarla. Cuando enfermo ya no posee la facultad para expresarlo, pero mientras estuvo en pleno uso de razón, lo manifestó aunque fuera de manera implícita, si se puede administrar. Es decir, aquél que antes de perder sus facultades llevó una vida de práctica cristiana, se presupone que lo desea, pues no hay nada que indique lo contrario. Sin embargo, no se debe administrar en el caso de quien vive en un estado de pecado grave habitual, o a quienes lo han rechazado explícitamente antes de perder la conciencia. En caso de duda se administra “bajo condición”, su eficacia estará sujeta a las disposiciones del sujeto. 197 Para administrarlo no hace falta que el peligro de muerte sea grave y seguro, lo que si es necesario es que se deba a una enfermedad o vejez. En ocasiones es conveniente que se reciba antes de una operación que implique un gran riesgo para la vida de una persona. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
En el supuesto de que haya duda sobre si el enfermo vive o no, se administra el sacramento “bajo condición”, anteponiendo las palabras “Si vives…” Resumiendo, las características propias de la administración sacramental son las siguientes: • • • •
Materia: Es la unción del óleo consagrado Forma: Son las palabras del sacerdote: "Por esta santa Unción, y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad" Ministro: Sacerdotes u Obispos Sujeto: El fiel, que afronta el peligro de la muerte por enfermedad grave o por vejez.
La única condición propia el Sacramento es que el sujeto haya solicitado su administración, explícita o implícitamente en caso de pérdida de conciencia o de sus facultades. Siendo así, puede administrarse. No debe administrarse a personas ajenas a la Iglesia católica o aquellas de vida en estado de pecado habitual. En caso de duda podrá administrase “bajo condición” de las intenciones del sujeto antes de caer en inconsciencia o antes de perder sus facultades. Ahora, corresponde a los sacerdotes y laicos comprender y enseñar a los fieles de las ventajas de recibir este Sacramento en condiciones de enfermedad grave, que le permita a los fieles “dar frutos abundantes” a través de la convalecencia, el dolor y el sufrimiento a causa de enfermedad. Es importante reiterar que este Sacramento puede administrarse aún cuando el peligro de muerte no sea inminente y solo una posibilidad remota, como lo podría ser el someterse a una operación quirúrgica.
DIMENSIÓN COMUNITARIA DEL SACRAMENTO Este sacramento, como los demás, tiene un carácter comunitario que, en la medida de lo posible, debe manifestarse en su celebración. La enfermedad de uno de sus miembros presenta a la comunidad eclesial una de las grandes ocasiones para manifestarse como comunidad de amor. Durante la enfermedad los lazos que vinculan a unos y otros no sólo no se rompen, sino que adquieren un sentido nuevo y una nueva forma: "cuando un miembro sufre, todos sufren con él" (1 Co 12, 26). En ciertos casos, será factible la presencia de algunos miembros de la comunidad; en otros muchos, la comunidad se verá reducida a la presencia de la familia; incluso no faltarán ocasiones en las que se hallarán solos el ministro y el enfermo, en cuyo caso se hará comprender a este último que allí mismo está la Iglesia (Cfr. RU 33; 57d; 74). La comunidad cristiana hará comprender al enfermo que no es un peso, que no es un fracasado, que no está solo, que no va hacia la nada, que Dios no le castiga, que Dios le perdona, que será liberado, que no hay nada que le pueda apartar del amor de Dios y de Cristo (Cfr. Rm 8, 31-35). 198
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ORANDO CON MARÍA EN EL MES DE MAYO
Semana del 6 al 10 de mayo de 2013
María, tú estuviste cerca de tu Hijo Jesús siempre… María, tú nos precedes en el camino, Llevas encendida la antorcha de la fe… Concédenos acercarnos a Él, Que su palabra nos haga salir de nuestra tierra, Que su aliento nos acompañe en el camino. Abre nuestros oídos para oír a Jesús Que nos invita a seguir sus pisadas.
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Buscar un tiempo en el día de hoy para estar solo… y haciendo silencio, ponerme a la escucha de Jesús… Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
Semana del 13 al 17 de mayo de 2013
Dios nos eligió como a María para mostrarnos unos a otros el rostro del amor de Dios. Somos el vocabulario de Dios; palabras vivas para dar voz a la bondad de Dios con nuestra propia bondad, para dar voz a la compasión, la ternura, la solicitud y la fidelidad de Dios como María…
Cuida tu mundo interior. No dejes que entre lo que pueda manchar la morada de Dios, la casa de María. Experimenta que al igual que a María, Dios te llama a vivir y manifestar su amor en el mundo, y el verdadero amor, el de Dios, siempre tiende a darse, es activo. El amor termina en obra, en hecho, en detalle cotidiano, pequeño, casi insignificante... Trabaja “lo pequeño” no des cosas… sino ofrécete a ti mismo... en tiempo, en energías, en ganas, en vida. Pon al otro en primer lugar… esto no te quita valor a ti… sino que te hace valiosa…
Semana del 20 al 24 de mayo de 2013
Tú eres, María, presencia de amor entre el cielo y la tierra. Manifiesta tu ternura maternal en nuestras vidas. Enséñanos el camino del amor que supera todo límite. María, tú has vivido, sufrido y gozado como nosotros. Tú has pasado por el trance de la muerte y gozas ya de la alegría de la resurrección. Te pedimos que aumentes la fe, la esperanza y el amor de todos los que caminamos hacia Dios. Amén. Abrir la puerta de la fe | Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
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Busca señales del triunfo del bien sobre el mal, de la verdad sobre la mentira, de la paz sobre la guerra, de la justicia sobre la injusticia… ofrece tu aportación y alégrate
Semana del 27 al 31 de mayo de 2013
Como María: Felices aquellos que encuentran sentido a cada minuto. Felices los que son capaces de asombrarse ante una flor. Felices los que arriesgan todo y se quedan con el amor. Felices los que se mantienen alegres con lo que tienen. Felices los que luchan por la paz, la justicia y la fraternidad. Feliz quien tiene un corazón libre para ver a Dios y a los hermanos cada mañana.
Mirar siempre un poco más allá, un poco más lejos, y dejarnos sorprender, inquietar, emocionar, cautivar o sobrecoger por aquello que siempre nos renueva. Abandona tu pasividad y comprométete a favor de la vida.
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11. Bibliografía
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Biblia de Jerusalén Buenas noticias. J. A. Pagola Carta de identidad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios Cuaresma. Sugerencias y materiales. Centre de Pastoral Litúrgica Nuevo misal del Vaticano II Ponte en camino a la luz de la Palabra. Equipo pastoral vicenciana YOUCAT Catecismo joven de la Iglesia católica Unificación personal y experiencia cristiana. J. A. García-Monge es.scribd.com/norkarisso historial.pastoralsj.org pastoralsanitaria.blogspot.com www.diocesismalaga.es www.omp.es www.vatican.va www.vivirfi.org
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INDICE
Pag Abrir la puerta de la fe…….………………………………………………….02 Explicación del Logo del ‘Año de la fe’……….……………………………05 Esquema de trabajo…………………………………………………………..08 Dinámica de trabajo…………………………………………………………..09 Propuesta mensual……………………………………………………………11 5.1. Octubre: Puerta de la fe ………………………………………….….11 5.2. Noviembre: Puerta de la amistad….…..…………………………..12 5.3. Diciembre: Puerta de la alegría….…….…………………………..13 5.4. Enero: Puerta de la paz…………………….….……………………..14 5.5. Febrero: Puerta de la conversión ……….…………………………15 5.6. Marzo: Puerta de la hospitalidad……….……………..…………..15 5.7. Abril: Puerta de la vida…………………………..….………………..16 5.8. Mayo: Puerta del amor……………….……………………………….17 5.9. Junio: Puerta del encuentro………………..………………………18 6. Carta apostólica Porta fidei…….……………………………………………20 7. Mensaje Domund 2012…….………………………………………………...30 8. Vitaminas para alegrar el mes………………………………………………35 9. Reflexión semanal (Liturgia dominical).……………………………….….39 9.1. Octubre: Puerta de la fe ………………………………………….….39 9.2. Noviembre: Puerta de la amistad .…..………..…………………..41 9.3. Diciembre: Puerta de la alegría .…….……..……………………..43 9.4. Enero: Puerta de la paz ………………..….….……………………..46 9.5. Febrero: Puerta de la conversión ……….…………………………48 9.6. Marzo: Puerta de la hospitalidad……….……………..…………..50 9.7. Abril: Puerta de la vida…………………………..….………………..52 9.8. Mayo: Puerta del amor……………….……………………………….54 9.9. Junio: Puerta del encuentro………………..………………………56 10. Anexos (formación)…………………………………………………………….59 ⇒ Adviento 2012: La puerta de la alegría…………..…………………60 Introducción………………………………………………………………61 Significado del Adviento…………..……………………………………62 Esquema del Adviento: los 4 Domingo……………………………..62 Dinámica para cada día. Orando con san Juan de Dios……….67 Un alto en el camino en medio del Adviento…………………….80 Nuestra preparación…………………………………………………….82 ⇒ Catequesis con motivo del ‘Día del enfermo’………………………83 ⇒ Tiempo de Cuaresma ……………………………………….………..99 Cuaresma, tiempo de búsqueda y encuentro……………………101 Medios para vivir la Cuaresma…………….……………………….102 Conversión: revisar, discernir, cambiar y vivir………………….103 Ayuno y abstinencia…………………………………………………..104 Las lecturas de la Cuaresma………………………………………..105 Miércoles de Ceniza……………………………………………………106 1. 2. 3. 4. 5.
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Domingos de Cuaresma………………………………………………108 ⇒ San Juan de Dios ……………………………….…………………… 122 ⇒ Semana Santa ………………………………………………………….132 Introducción.…………………………….……………………………..133 Domingo de Ramos: Jesús humilde y pacífico……...…………..134 Jueves Santo: Cristo me amó y se entregó por mí……………..137 Viernes: Jesús muere por mí…………………………………..……142 Sábado: La Iglesia en oración junto a María..…………………149 Vigilia Pascual: Cristo vive, ha resucitado……………….………150 ⇒ Tiempo de Pascua……………………………………….……………..153 Tiempo Pascual en el Año de la Fe ………………………………..154 Formación para catequistas ………………………………………..155 1. Introducción …………………………………………………...155 2. María, en el tiempo pascual ………………………………..156 3. Ya no hay lugar para… ………………………………………156 4. Sentido teológico de la Pascua …………………………….158 5. Experiencia de Resurrección ……………………………….159 6. La Pascua compromete la caridad ………………………...160 7. El resucitado entregó su espíritu (dones del Espíritu).161 8. Los Domingos del tiempo pascual …………………………164 I Catequesis: Domingo de pascua de resurrección..……………166 II Catequesis: Segundo Domingo de Pascua..……………………169 III Catequesis: Tercer Domingo de Pascua.………………………172 IV Catequesis: Cuarto Domingo de Pascua.……………………..175 V Catequesis: Quinto Domingo de Pascua ………………………178 VI Catequesis: Sexto Domingo de Pascua.……………………….181 VII Catequesis: La Ascensión del Señor ………………………….184 VIII Catequesis: Domingo Pentecostés.……………………………187 ⇒ Sacramento Unción de Enfermos .........................................190 ⇒ Orando con María ................................................................199 11. Bibliografía.……………………………………..……………..…..………..202
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