Cumbayá
Por: Lorena Ballesteros
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esde la Plaza de Cumbayá, como si de un polo magnético se tratase, atrae la mirada una colorida casa patrimonial esquinera, cuya fachada se ha respetado para evidenciar un estilo arquitectónico de nostálgicos años, que hoy se funde con colores vivos transportándola a un ecléctico presente.
Una puerta de rejas blanca es el ingreso al mundo de fantasía del nuevo restaurante de La Boca del Lobo. La paleta de colores en su esplendor, combinada con distintos materiales, conviven en armonía creando inimaginables mezclas que parecerían dispares para el común de los mortales, y que de una extraña manera dan resultados fantásticos, que sitúan a la vanguardia decorativa esta propuesta.
En plena Plaza de Cumbayá atrae la mirada una colorida casa patrimonial esquinera que hoy se funde con colores vivos de un ecléctico presente
Estilos de antaño encuentran su lugar en espacios modernos, creados con detalles neoclásicos que se combinan con materiales puros, representativos del modernismo actual. El mobiliario de estilo barroco habita en medio de múltiples colores rematados por expresivos murales en las paredes. Una casa coqueta marca su personalidad con vanidad estética, variedad gastronómica en sus platos, encanto en sus bebidas, y una elocuente presencia que parecería hablar por sí sola. La Boca del Lobo es un espacio con duende, que atrae a más de uno de los visitantes de la Plaza de Cumbayá.
La Boca del Lobo
Deleite sensorial Por: Irene Ycaza Arteta
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La Boca del Lobo se ubica en medio de los tradicionales locales de la Plaza de Cumbayá, parece ser el hijo rebelde e irreverente que ha llegado a poner color y sazón a esta zona diez variedades de piscos, y un montón de cocteles de reciente creación, que no estaban en la carta antigua del restaurante de la Plaza Fosch, se ofrecen para refrescar a sus visitantes. No faltan los platos estrella de La Boca del Lobo, como los Champiñones Grueyere rellenos con queso crema y jerez bañados en vino blanco; o un Lomo Alfonso hecho de finas rodajas de lomo de cerdo a la plancha con salsa de jerez y vino tinto, acompañado con portobellos asados, morrones salteados al romero, yuquitas a la parmesana con rúcula, ajos tostados y vinagreta.
La entrada de paredes azul vibrante con piso de piedra antigua pone en alerta a todos los sentidos. El olor de la comida gourmet con toques de reminiscencia francesa invade el ambiente, mientras la música moderna combina ritmos chill out y se confunde con las risas de los comensales, el ir y venir de meseros y bar tenders, la alegría y la familiaridad de los asistentes dan magia en el día a día de este gastro-bar. En un costado se crea un ambiente un poco más acogedor. Sus paredes amarillas se contraponen al frío de la madera pura, no tratada, sobre la que está un mesón de granito contemporáneo que da cabida a la barra, y la convirtien en el centro y alma del local. Los espejos de diferentes tamaños, bañados en pan de oro se encuentra en otra pared e invita a los más conservadores a sentarse en un espacio diáfano, donde la luz que entra por las ventanillas del techo logra un delicado juego de sol y sombra que contrasta sobre el piso de piedra. Cierra este ambiente una pared verde limón, en la que reposa el dibujo de un árbol que parecería surgir de la fuente de agua ubicada a su pie en el interior del local. Espacios más psicodélicos se encuentran hacia el otro extremo del restaurante. El enorme espejo que cubre una pared sirve de referencia para una sala blanca de corte moderno, que se ubica en su frente. A nuestro paso se materializan distintos rincones, cada uno con su detalle específico, e invitan nuestro andar al son de la música que llena cada rincón. La Boca del Lobo se ubica en medio de los tradicionales locales de la Plaza de Cumbayá, y parece ser el hijo rebelde e irreverente que ha llegado a poner color y sazón a esta zona. Cada uno de los platos es protagonista de una experiencia única, más aún cuando se lo acompaña con una de las extravagantes y deliciosas bebidas que el menú de la barra ofrece a sus visitantes. Ocho variedades de mojitos,
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Personalmente, el mini Filet Mignon Duquesa sigue siendo mi predilecto: tres filetes de lomo envueltos con tocino en salsa de vino y champiñones, acompañados con papa duquesa y queso ricota a las finas hierbas. Y para quienes prefieren pescado, el Salmón Ishpingo es digno de recomendación, un filete de salmón a la plancha macerado en Ishpingo, servido con salsa de vino blanco y crema, acompañado de papas fritas a la francesa. Sin duda, otro de los favoritos que ha hecho historia entre los comensales del lugar. La Boca del Lobo de Cumbayá abrió sus puertas hace alrededor de un mes, y es el resultado de una estratégica sociedad entre los dueños de la franquicia, Jorge Marcos y Ricky Luque; con el Grupo 180, expertos en crear experiencias sensoriales para llenar de alma a un local. Esta aventura la inició el Grupo 180 con la adquisición de una casa grande en las calles Manabí y García Moreno, en Cumbayá, donde antiguamente funcionaba un bar. “La ubicación fue importante, porque teníamos otro lugar más pequeño en esta misma zona, pero que no servía de estructura para el concepto de La Boca del Lobo”, aseguran. Una vez adquirido el lugar idóneo, con el tamaño adecuado para un gran proyecto, se comunicaron con Ricky Luque y Jorge Marcos, a quienes propusieron formar una sociedad en la que cada uno aportaría con sus fortalezas para dar paso a un emprendimiento que promete exitosos resultados. Un lugar privilegiado, una propuesta con personalidad, gastronomía de alto reconocimiento y un nombre que tiene forjado un camino, fueron las claves para realizar esta inversión. El Grupo 180 tenía muy claro que no podía haber mejor esquina en Cumbayá que la elegida, y que aun creando el ambiente perfecto, el secreto para atraer clientes sería la categoría de los alimentos. Experiencias pasadas habían dejado esa lección,
Cada uno de los platos es protagonista de una experiencia única, más aún cuando se lo acompaña con una de las extravagantes y deliciosas bebidas que el menú de la barra ofrece a sus visitantes
Si bien es temprano para predecir el futuro, nos aventuramos a anticipar que La Boca del Lobo también hará historia y dejará escritas unas páginas en el recuerdo de quienes lo visitan
pues si bien el entorno y la decoración son importantes, el tema gastronómico se había convertido en su Talón de Aquiles. Todo se reduce a las experiencias, comenta Christian Valdivieso, Gerente de Mercadeo de Grupo 180. “Lo nuestro es hacer que la gente pase un momento increíble, sabemos hacerlo, pero para que la experiencia sea completa necesitábamos de socios que sean expertos en comida,” asegura. “Un lugar que cuente con asesoramiento gastronómico de expertos no se convertirá en un dolor de cabeza para sus dueños”. La conjunción de capacidades dio paso a esta nueva sociedad que inmediatamente vio el potencial que tendría esta estratégica ubicación. Una vez negociado, lo primero fue el diseño del espacio. Los socios trabajaron de la mano en la decoración, la obtención de los materiales y la creación de ese singular carácter que, si bien renueva la personalidad que tuvo el local de la Plaza Fosch, lo hace de una manera distinta, sin alejarse mucho de conceptos básicos. “La franquicia ha sido muy organizada”, comenta Christian. “Han habido detallitos que se han pulido en el camino y las cosas están resultando perfectas”. La Boca del Lobo abrió sus puertas pocos días antes de San Valentín. Desde entonces todo ha sido éxito en este nuevo gastro-bar. El ambiente indiscutiblemente invita a la gente a disfrutar de su gastronomía y a vivir horas entre amigos en varios ambientes creados para divertirse y pasar un momento único. Además, la cocina está abier-
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ta hasta la una de la mañana, y el bar atiende mientras haya invitados presentes. “Esto es lo que buscábamos cuando lo imaginamos”, cuenta Christian. “Un trago te puedes tomar en cualquier lugar, desde en una covacha en la playa al pie del mar hasta en el penthouse de un hotel súper sofisticado. Pero el espacio místico que ofrece La Boca del Lobo, eso no lo encuentras en ningún lado. Es como una casita de muñecas que ha sido adaptada para pasar excelentes momentos. Hay colores que parece que no van a combinar, pero los elementos están tan bien posicionados que todo funciona y se crea una armonía psicodélica que genera un ambiente distinto a cualquier otro lugar en la Plaza de Cumbayá”. Basta mirar hacia la calle Manabí y García Moreno, en diagonal al Parque de Cumbayá, para sentirse atraído por sensaciones especiales. Sin lugar a dudas, la puerta de reja blanca invita a ser atravesada para descubrir la magia de su interior. Viernes y sábado se atiende desde las 12H30 hasta las 17H00, y desde las 18H30 hasta las 02H00. Entre semana, de martes a jueves, las puertas se abren al caer el sol, desde las 18H30 hasta la media noche. Si bien es temprano para predecir el futuro, nos aventuramos a anticipar que este nuevo local de La Boca del Lobo también hará historia y dejará escritas unas cuantas páginas en el recuerdo de quienes lo visitan. Una experiencia de este estilo es, ciertamente, inolvidable.