La CCF, que es una fundación sin ánimo de lucro que recauda un millón de dólares al año en donaciones, cría perros, los entrena y los regala a los ganaderos. El resultado es que muchos namibios han dejado de disparar a los gatopardos e incluso llevan al rancho de Marker –a 48 kilómetros de Otjiwarongo, al noroeste de Namibia–, los ejemplares que caen en sus cepos y los cachorros desamparados.